JUNIO 2019 Nº273 mondosonoro.com
MONDO
SUR
FOTO: DAVID PÉREZ MARÍN
40º ANIVERSARIO DE “LA LEYENDA DEL TIEMPO”
Una obra monumental Este mes recogemos el guante que nos lanza el Festival Monkey Weekend y nos unimos al homenaje que un grupo de artistas harán el 15 de junio en el Pto. de Santa María a La Leyenda del Tiempo (1979). Cuarenta años cumple aquella obra que encabezó el Camarón más visionario y rompedor, un incunable de la música popular.
Q
uizás el primer pacto que firmó el flamenco con el rock, fue en el cruce de caminos donde se encontraron Sabicas y Joe Beck con “Rock Encounter”, álbum grabado en 1966 y publicado en 1970. Poco después, estrenada la década de los setenta, el cantaor y guitarrista Manuel Molina, hizo tándem con los también sevillanos Smash, convirtiéndose en pioneros patrios y, además, junto a grupos indispensables como Nuevos Tiempos y Gong, abriendo la puerta de todo el rock andaluz que estaba por venir y que abanderaron
bandas como Triana, Alameda o Veneno, entre muchas otras. Manuel dio junto a Lole un paso más personal en su propuesta, siendo clave y parte de la chispa que encendería el viaje revolucionario que quiso iniciar Camarón, y dando el pistoletazo de salida posterior a los Nuevos Flamencos, que comenzarían a fusionar sin temor las raíces. De Pata Negra, a Ketama o Ray Heredia. Previamente, Camarón forjó su leyenda junto a Paco de Lucía, con el que grabó entre 1969 y 1977 nueve discos que ya contenían la pureza y la revolución in-
terna que sólo los genios pueden crear y equilibrar, con la naturalidad de su propio respirar. Otra figura hermana que ya andaba rompiendo moldes en una personalísima carrera, aunando también el respeto por la tradición y la innovación, fue Enrique Morente, abrazando y dándole voz a los poetas como nadie antes lo había hecho. Con estos aires de libertad dentro y fuera del flamenco, en una sociedad efervescente con ganas de recuperar el tiempo perdido, Camarón llamó al productor Ricardo Pachón y le dijo que había escuchado el disco de Lole y Ma-
nuel (que Pachón había producido), y que quería hacer algo diferente a todo lo anterior. Dicho y hecho. Camarón se corta la coleta de “de La Isla” y desde la icónica foto de portada (Mario Pacheco), fumando y con barba a lo Rock Star, extiende los límites del flamenco y arriesga más que nadie, unificando todos los intentos anteriores de transgresión en diez temas que crean una novedosa imagen y una revolucionaria filosofía flamenca. Rodeado de amigos y músicos de primer nivel, entrelazó con una creatividad arrolladora poemas de Lorca, el “Viejo mundo” de Omar Khayyám o el “Volando voy” de Veneno, dándoles vida propia con su voz y una nueva instrumentación que haría tambalearse al género. Entre palmas y zapateos, con Tomatito como nuevo compañero de batallas, más las indispensables seis cuerdas de Raimundo y el buen hacer de Kiko Veneno y Pachón, el latido eléctrico del grupo Alameda, con una sorprendente batería, bajo y guitarra eléctrica, salpicado por la psicodelia de los teclados de los Marinelli y los ritmos brasileños y cubanos de las percusiones de Rubem Dantas y Tito Duarte, sin olvidar la flauta de Jorge Pardo o el sitar de Gualberto García en esa desgarradora “Nana del caballo grande” que cierra la obra. (SIGUE EN LA PÁGINA 2)