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Lucinda Williams rock & roll

ESTOY NERVIOSO, lo reconozco. Tú también lo estarías si fueras a entrevistar a alguien del que te sabes alguno de sus discos casi al dedillo, tanto es así que cuando, más tarde, converso con Lucinda Williams, no puedo reprimirme y me pongo a cantarle el inicio de “Car Wheels On A Gravel Road” después de que ella me hubiera contestado que el sitio en el que le gusta escribir sus canciones es “sentada en su cocina”. Entonces ocurre, me la imagino allí, en Macon, con Loretta (Lynn) cantando en la radio mientras en la cocina huele a café, huevos y beicon, y me pongo a cantar como un estúpido... Pero el miedo ya se ha evaporado, Lucinda Williams no puede ser más encantadora, una gran señora del Sur, sentada en el salón de su casa de Nashville. Tom Overby, su marido y mánager (así se refiere a él todo el rato), es el que me pasa con ella.

Williams está presentando su nuevo disco, “Stories From A Rock N Roll Heart”, que ya hace el decimoquinto de su carrera y es una barbaridad rock sobre el propio rock, sobre recibir la llamada cuando eres joven –como le sucedió a ella a los doce años tras escuchar el “Highway 61 Revisited” (65) de Bob Dylan, su disco favorito de todos los tiempos (el mío también, por si hubiera a quien le interese)–, sobre reunir a la banda y corazones rock & roll, pero también sobre su reverso oscuro, sobre los caídos y las dependencias.

“STORIES FROM A ROCK N ROLL Heart” es un disco en el que cuenta con colaboraciones de lujo como la del mismísimo Bruce Springsteen que hace su aparición, junto a su mujer Patty Scialfa, en un par de temas, “New York Comeback” y “Rock & Roll Heart”. “Todo sucedió porque en el disco colabora Jesse Malin que vive en Nueva York y conoce a

Bruce y nos dijo ‘Creo que puedo traer a Bruce para que cante en alguna canción’ y lo consiguió. Es realmente increíble”. También aparecen artistas más jóvenes, como Angel Olsen o Margo Price, sobre las que Lucinda ha ejercido la misma influencia que Loretta Lynn o Patsy Cline en su obra, algo que considera “fabuloso aunque también una lección de humildad”. Y es que Williams suena como una persona humilde y no como lo que es, una de las figuras más importantes de eso que se vino en llamar Americana y que ella insiste que no es más que “música demasiado rock para los puristas country y demasiado country para los obsesos del rock”. En esta ocasión, la balanza gira hacia el rock, con canciones como “Let’s Get The Band Back Together” entre las más directas de su carrera. Por cierto, cuando le pregunto a qué banda le gustaría ver reunida no lo duda, me contesta que “mi primera banda, la que tuve cuando llegué

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