Plena Salud Edición 3

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Alergias y asma en el embarazo

A un respiro de ser una mamá feliz… La tercera parte de las embarazadas asmáticas mejorarán de su padecimiento; otra tercera parte empeorará y el tercio restante mantendrá sin cambios su enfermedad durante el tiempo de la gestación

Los medicamentos para la alergia y el asma están clasificados de acuerdo al riesgo que representan durante el embarazo

Dr. Rodolfo Espinoza Vizcaíno, Alergólogo pediatra erodolfo@rtn.uson.mx

L

a noticia de un embarazo deseado es siempre una grata emoción. Sin embargo, para un grupo importante de mujeres puede ser el inicio de un proceso complicado y hasta riesgoso. Trataremos aquí de las que padecen alergia y, muy especialmente, asma bronquial. Mujeres que pensaron que su asma había desaparecido o, peor aún, que ni siquiera re­cuerdan haberla padecido y sólo conocen por referencia de sus padres el haber sufrido es­tos cuadros en la infancia, se encuentran de repente con que la enfermedad volvió al embarazarse. Lo mismo se puede decir de las que padecen alergia respiratoria o ri­ nitis alérgica, aunque esto es menos frecuente. Y es que las alergias respiratorias se comportan durante el embarazo según la “Ley del treinta y tres por ciento”. Esto quiere decir que, a grandes rasgos, la ter­cera parte de las embarazadas asmáticas mejorarán de su asma durante el embarazo, otra tercera parte empeorará y el tercio restante mantendrá sin cambios su enfermedad durante el tiempo que dura la gestación. Lo mismo aplica para otras alergias.

Temores fundados e infundados

El temor más recurrente en esta condición es, como es lógico suponer, el uso de medicamentos que pudieran poner en riesgo al bebé en formación. Desa­fortunadamente, se cae en extremos innecesarios y hasta peligrosos, especialmente por las madres primerizas. La mujer que requiere un medicamento para el control de su asma porque ésta se ha exacerbado, no le hace ningún favor a su hijo evitando usar­lo por temor a afectarlo. De hecho, puede hacerle más daño por no utilizarlo. Debemos siempre partir de que el bienestar de la madre gestante es, en general, el bienestar del bebé. En consecuencia, los medicamentos indicados por el especialista deben utilizarse durante el embarazo cuando son necesarios. Al igual que con cualquier tratamiento, el riesgo más elevado de efectos indeseables se encuentra durante los primeros tres meses de embarazo y, de ahí en adelante, va disminuyendo conforme avanzamos hacia el parto.

Clasificación de medicamentos

Los medicamentos para la alergia y el asma se encuentran clasificados de acuerdo al riesgo que representan durante el embarazo. La clasificación que empleamos es, generalmente, la de la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), por ser la más extensa y divulgada, además de comprender la mayor parte de los medicamentos que utilizamos en México. En esta clasificación, existen categorías de la A a la D, además de la categoría X en la que

El temor más recurrente en esta condición es, como es lógico suponer, el uso de medicamentos que pudieran poner en riesgo al bebé en formación.

se incluyen sólo medicamentos que por ningún motivo deben administrarse durante el embarazo. Por el contrario, en la A están los que se pueden administrar libremente, sin riesgo para la mamá ni el bebé. Muy pocos están en esta categoría.

Alergias y antialérgicos

Para el control de la alergia, durante el segundo y tercer trimestre se pueden utilizar prácticamente todos los antihistamínicos comerciales de que disponemos en México. Sin embargo, es la loratadina la que ha demostrado mayor seguridad y la más recomendable durante las primeras semanas de gestación. Es el único antialérgico en la categoría B durante el primer trimestre y se puede usar tanto en rinitis alérgicas (alergia nasal) como en casos de comezón, urticaria o dermatitis, así como las ronchas ocasionadas por las molestas picaduras de insectos cuando son insoportables. Los disparadores nasales de esteroides son casi inofensivos y se pueden usar con cierta libertad durante el segundo y tercer trimestres, especialmente si la alergia no se controla con antihistamínicos orales. Pero si su uso es indispensable durante el primer trimestre, el más recomendado es la Budesonida, especialmente por sus demostradas seguridad y eficacia en miles de casos en Suecia. Los disparos nasales de cromoglicato de sodio para la alergia son inofensivos. Sin embargo, este medicamento es cada vez más difícil de encontrar en nuestro medio.

El riesgo más elevado de efectos indeseables se encuentra durante los primeros tres meses de embarazo; de ahí en adelante, todo puede ser felicidad.

Asma y a antiasmáticos

Para las mujeres asmáticas que al embarazarse cursan con agravamiento de sus síntomas, las

noticias también son buenas. La mayor parte de los medicamentos de control se pueden administrar durante el embarazo con un riesgo insignificante. Nos referimos básicamente a los medicamentos en aerosol (spray) ya que éstos actúan directamente en los bronquios y pulmones sin entrar al torrente sanguíneo, evitando así el riesgo de efectos indeseables en el bebé. El broncodilatador ideal durante el embarazo, la terbutalina, no existe en México como aerosol. Pero el salbutamol (albuterol) se puede usar sin mayor riesgo. Aunque su uso puede producir un poco de taquicardia y temblores, el no utilizarlo cuando la madre lo requiere puede resultar en periodos de hipoxia (falta de oxígeno) en el niño que dañen sus sistema nervioso en formación o, francamente, poner en peligro el embarazo. La hipoxia es un riesgo que ninguna madre debe asumir cuando padece asma. Los preventivos en aerosol que contamos en México también son seguros en el segundo y tercer trimestres. Pero si las recaídas son al inicio del embarazo, nuevamente es la Budesonida la primera opción, por su seguridad demostrada (categoría B). Los esteroides orales se deben emplear solamente cuando los aerosoles han sido insuficientes para controlar el asma y el deterioro de la embarazada es notorio. Ciclos cortos han demostrado ser eficaces y evitan los daños mayores que la hipoxia produciría. Las mujeres que se encuentran en tratamiento con vacunas para alergia y se embarazan, pueden continuarlas, pero sin incrementar las concentraciones, como normalmente se hace. Si tenían programado vacunarse pero aún no lo hacen al momento de embarazarse, lo ideal es posponer este tratamiento (incluso las pruebas de alergia) para cuando el embarazo haya concluido. Finalmente, el factor más importante para li­brar exitosamente esta aventura, es la información especializada y oportuna que la madre recibirá de sus médicos especialistas de confianza. Idealmente, un equipo de ginecólogo y alergólogo en estrecha comunicación. Dr. Rodolfo Espinoza Vizcaíno. Alergólogo pediatra. Presidente del Colegio Mexicano de Pediatras Alergólogos. Vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Alergia. e-mail: erodolfo@rtn.uson.mx


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