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EL JARDIN DE LOS SABORES

Guía ultrabreve para ofrecer y solicitar empleo

El mundo del empleo en la hostelería está en una fase de gran dinamismo. Si hay muchos empleadores que necesitan recursos humanos y trabajadores que quieren trabajar… ¿por qué no se hace mejor?

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La profesionalidad de una empresa y la de un trabajador se demuestra en cualquiera de sus actos. La búsqueda activa, eficaz y profesional de empleo es algo que intentamos inculcar a nuestros alumnos. Para ello, les ayudamos a crear currículums que reflejen sus rasgos y actitudes, su personalidad y sus aspiraciones. Documentos que demuestren cuidado y atención: bien redactados, adecuadamente presentados. Que sean conscientes de que los detalles también importan: sin faltas de ortografía, con coherencia gramatical, con una foto adecuada, con un buen diseño gráfico. Luego viene el contenido. Mis alumnos/as de primero me dicen: ¡Si no tengo experiencia! Y yo intento explicarles que en una empresa se valora más la actitud que el saber hacer, puesto que este último al final se adquiere y lo primero, la actitud, la voluntad para comportarse u obrar de una manera determinada, esto… esto es algo más complejo, conductual y profundo; mucho más que saber picar una cebolla. Desde hace un tiempo, por cuestiones organizativas del departamento en el que trabajo, me dedico a gestionar las ofertas de empleo que llegan a la Escuela de Hostelería del IES Miralbueno. Lo primero que he de decir es que este año ha habido una avalancha de empresas que necesitaban trabajadores. Incluso mucho antes del verano. Imagino que las previsiones se hacían realidad en los libros de reservas y esto ha tirado del empleo. La necesidad de encontrar personal y que éste responda a las expectativas es un elemento acuciante para cualquier empresa: que les voy a contar que no sepan. Y es todavía mucho más para una compañía que se dedique a la hostelería y el turismo, sectores económicos en los que el factor humano es decisivo. Por esta misma razón, resulta difícil de entender que el responsable de una empresa no sea cuidadoso en el proceso de solicitar un/a candidato/a para un puesto de trabajo. En fin, ya sabemos lo que pasa en una pequeña empresa. La persona que cocina, la que piensa en el cambio de menús, la que negocia con proveedores, la que controla facturas, la que busca y mide la satisfacción del cliente… es la misma que la que realiza las ofertas de empleo. Yo, por supuesto, me hago cargo de esto cuando leo un mail o un whatsapp de este tipo. Sin embargo, la persona que escribe la oferta de trabajo debería tener presente varios asuntos. El primero y fundamental: es imprescindible dedicar un tiempo determinado -el necesario; el que cada uno requiera- para explicar bien lo que se necesita. A veces me encuentro con comunicaciones tan lacónicas que resultan extremadamente difíciles de dirigir a alguien. “Necesito cocinero”. Bueno, bien; es un buen inicio. Pero si no se detalla nada más; ni horario, ni funciones, ni días libres, ni condiciones, ni sueldo, ni tipo de empresa… ¿cómo competir con ofertas que sí que incluyen este tipo de informaciones? Por otra parte, cada empresa es dueña de establecer las condiciones laborales que crea oportunas; faltaría más. No obstante, la coyuntura a la hora de contratar es decisiva y por mucho que uno quiera, hay ofertas que están destinadas al fracaso si no se adecúan al mundo real. Ejemplo: bar de Pamplona buscaba camareros para San Fermín. Primeros días, jornadas de 12 horas. Sueldo según convenio. ¿Vds. creen que encontrarían a alguien de este planeta dispuesto a aceptar semejantes condiciones?