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Semana Laudato Si’ en el

La fe que recibimos, más que una elección nuestra, es respuesta a un llamado amoroso y gratuito del Señor. Dios se da a conocer a todos; cuando nos abrimos para conocerlo, lo amamos; y cuando lo amamos, lo proclamamos y compartimos a los demás el don gratuito de su amor. Ser enviados como misioneros implica vivir esta experiencia; salimos más allá de nosotros mismos, abrimos nuestros horizontes para ir y compartir lo que hemos visto y oído en nuestras vidas por el amor mismo de Dios encarnado en Jesucristo.

Una vida que comunicar

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Finalmente, en tercer lugar es necesario aún enviar a misioneros porque el mensaje mismo de Jesucristo habla y propone una forma de vida para todas las culturas. Es decir, la Buena Nueva que presenta Jesús no se encierra para una sola cultura o un solo grupo social, ni siquiera para un solo individuo, sino que el mensaje del amor de Dios habla a todo corazón humano que busca con sinceridad la verdad, y se encarna en cualquier cultura humana. En el corazón de todo hombre, en toda cultura y todo tiempo, está inscrita la necesidad de ser salvado; es decir, experimentar la plenitud de la vida en la victoria sobre el pecado, la enfermedad y la muerte. Un misionero enviado más allá de su propia tierra, cultura y lengua es llamado a proponer, por su testimonio, un estilo de vida que ofrece la comunicación de la divinidad que transforma y genera vida, y vida en abundancia. Por lo tanto, un misionero no tiene un producto que vender o al cual hacer proselitismo, sino una vida que comunicar: Dios, su vida divina, su amor misericordioso, su santidad. Querido lector, si te encuentras en un proceso de discernimiento vocacional (de manera particular para la Misión extranjera) e identificas que este proceso parte de un encuentro personal que has confirmado en Cristo, quien te invita salir de ti mismo para compartir a los demás la vida que has recibido en su nombre, no lo dudes, ¡Él te está llamando!, ¡responde con generosidad!

Semana Laudato Si’ en el seminario

Redacción Almas.

Del 16 al 25 de mayo de este año tuvo lugar la Semana Laudato Si’, con la cual se coronó el Año Especial Laudato Si’ (24 de mayo de 2020 a 24 de mayo de 2021), un año dedicado a celebrar la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común.

La semana de clausura del año especial se propuso como un momento de reflexión sobre los progresos que la Iglesia ha tenido hacia la conversión ecológica y sobre aquello que la pandemia de Covid-19 ha significado en la construcción de un futuro más esperanzador. Es por ello que el 22 de mayo algunos alumnos de Filosofía y Teología del Seminario Mayor de Misiones, junto con cinco sacerdotes Misioneros de Guadalupe, se dieron a la tarea de realizar actividades de mantenimiento y recuperación de las áreas verdes que se encuentran en las instalaciones del seminario, las cuales son compartidas con la Universidad Intercontinental (uic). Con estas acciones, los seminaristas quisieron dar respuesta a las iniciativas de nuestra Iglesia y participar en la promoción de una conciencia ecológica en favor del cuidado de nuestro planeta.

Para ello, efectuaron una limpieza general en las áreas más inaccesibles del campus universitario, incluida la poda y deshierbe, además de la limpieza de escombro y de agentes contaminantes en torno de los árboles, para favorecer el crecimiento de los mismos. De igual modo, recolectaron cerca de media tonelada de residuos orgánicos y basura. Por medio de esta iniciativa y a partir de este testimonio, los seminaristas han querido exhortar a la comunidad universitaria para que se sume en la difusión del espíritu ecológico y dar pie a una campaña permanente dedicada a cuidar y reactivar los espacios naturales que rodean al seminario, en la cual, además, participen miembros de la comunidad uic y vecinos de la zona. Se espera que todo ello contribuya en la promoción de un espíritu ecológico enfocado en evitar el uso de artículos contaminantes, promover el reciclaje y la disposición adecuada de los residuos, evitar que los lugares menos accesibles y terrenos baldíos sean convertidos en basureros y prevenir la formación de focos de infección y contaminación. Este proyecto de concientización ambiental es muy amplio y retador, pero al iniciar con estas pequeñas acciones comenzamos a generar hábitos que, con la asistencia del Espíritu Santo, coadyuvarán para hacer realidad la reestructuración ambiental del planeta, a lo cual nos exhorta Dios a través del Santo Padre.

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