Manual de Uso Cultural 18

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MÁLAGA Café Negro, Café con Libros, Café del Viajero, Librería Luces, Centro Cultural Provincial, Galería Alfredo Viñas, Librería Áncora, CAC Málaga, Hotel del Pintor, Clandestino, Galerías Goya, Ateneo, Área de Cultura del Ayuntamiento, Centro Andaluz de las Letras. Universidad de Málaga: Comunicación, Filosofía y Letras, Rectorado. MADRID La Fugitiva Librería Café, La Central de Callao, Ocho y Medio, Sala Triángulo, Café Molar. SEVILLA Librería especializada en arte Un gato en Bicicleta. JAÉN Librería Metrópolis, Café Deán, Biblioteca municipal. RONDA Museo Joaquín Peinado.


NÚMERO DIECIOCHO - ENERO Y FEBRERO DE DOS MIL TRECE

Tema del mes Joseph L. Mankiewicz 04. Perfil Espacio Cienfuegos 14. Cine ‘Holy Moto rs’ 16. Serie Institut R. Llull Pere Po rtabella 20. Escenas ‘Fedra’ 22. Televisión ‘Homeland’ 26. Música Leonard Cohen 30. Literatura Juan Benet 34. Entrevista Juan José Téllez 38. Arte Anglada-Camarasa 40. El Cierre 44. Asociación Think Again / Edición Miguel Pradas, Jesús Peña, Sergio Sánchez / REDACCIÓN Sergio Sánchez (behance.net/diecinueve) / DISEÑO / COLABORADORES Isabel Bono, Rafael Malpartida, Nacho Gutiérrez, Laurent Wauquier, Cristina G. Varo, Roi Monedero, Irene Urbano, Antonio Gómez Hueso, Emilio Perianes, Nacho Sánchez, María Sánchez, Antonella Montinaro, Isabel Moreno Caro, Isabel Vargas, Sergio Contreras, Sara G. Cortijo, Fran Sánchez, Carmen Alcaraz, Estanislao M. Orozco, Francis Moriel, Miguel Blasco, David Dueñas, Manuel España Arjona, María José Moreno, Marisa Carmona MA 3069-2009 / DEPÓSITO LEGAL

2171-3979 / ISSN

manualdeusocultural@gmail.com / Miguel Pradas (650 963 622), Jesús Peña (645 623 693) / CONTACTO Manual de Uso Cultural es una publicación gratuita de la asociación Think Again. No se hace responsable de la opinión de sus colaboradores. Prohibida la reproducción total o parcial de sus contenidos.

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'EVA AL DESNUDO', MANUAL DE INTERPRETACIÓN POR MARISA CARMONA.

En plena Guerra Fría y bajo la sospecha de la 'inquisición hollywoodiense', Joseph L. Mankiewicz realiza un retrato de los actores de teatro, sus éxitos y sus fracasos; o cómo lograr la fama interpretando encima de las tablas, y a veces también fuera de ellas. Es el caso de Eva Harrington (Anne Baxter), una joven casi perfecta en todo, irresistiblemente atenta, que gracias a su ingenio y belleza consigue ser la mano derecha de la consagrada actriz de teatro Margo Channing, interpretada por Bette Davis. La obsesión de Eva, casi al borde de la psicopatía, le permite llegar a sustituir a Margo. Pero sus gestos delatan que no es tan ingenua ni tan perfecta, poco a poco se descubrirán los verdaderos anhelos de la joven y ésta quedará 'al desnudo'. El mundo del teatro, la interpretación, la ambición y la fama se muestran bajo la mirada del magnifico Mankiewicz; a través de afiladísimos diálogos desvelan

sus obsesiones e indagan en la intimidad de estos complejos personajes. Este film sirvió además para que Bette Davis volviera a lograr una exitosa crítica, y es que su papel de Margo es de los que marcan una carrera y le valió para resurgir de sus cenizas. Como en repetidas ocasiones sucede en la historia del cine, el papel principal estaba pensado para otra actriz, la gran Marlene Dietrich, pero cosas del destino… Bette Davis estaba allí y aprovechó la oportunidad. El papel parece hecho a su medida, no en vano, la estrella sobrepasaba los cuarenta años y acababa de pasar por un largo periodo de declive profesional. El film consiguió el reconocimiento del público y seis de las catorce estatuillas de la Academia. Es uno de esos clásicos inolvidables, como un manual de interpretación de la vieja escuela, para aquellos a los que el blanco y negro simboliza la esencia del cine.


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Una película (realmente) romántica

POR RAFAEL MALPARTIDA.

Solo un cineasta de la finura y sensibilidad de Mankiewicz –«un renacentista en Hollywood», según el feliz título del libro que le dedicó Christian Aguilera– podía convertir la novelita de R. A. Dick en la obra maestra que es ‘El fantasma y la señora Muir’ (1947), tal vez el caso de mayor 'asimetría' entre la calidad de un texto literario y su adaptación al cine. A ese factor habría que añadir su polivalencia, porque si fue capaz de gestar una de las mejores películas de espionaje (‘Operación Cicerón’) o uno de los más agudos análisis sobre la ambición (‘Eva al desnudo’) o la locura (‘De repente, el último verano’), o atreverse con el musical (‘Ellos y ellas’), cruzar deliciosamente western y comedia (‘El día de los tramposos’) y lidiar con Shakespeare (‘Julio César’) o con un aparatoso peplum (‘Cleopatra’), no sorprende que supiera sortear con creces el principal peligro de una

historia como la de la señora Muir: ahogarnos en almíbar. Lejos de esto, Mankiewicz se instaló en el más genuino romanticismo –bien entendido, no en su acepción edulcorada de langosta y violines con atardecer al fondo– y proclamó que el amor imposible, incluso literalmente inasible, puede encontrar cobijo, finalmente, en un vaporoso lugar que unos llamarán ‘Cielo’ y otros ‘Más Allá’, pero que para

este romance entre el espectro de un rudo lobo de mar y una viuda rebelde podríamos denominar sencillamente ‘punto de encuentro’. Y con la partitura excepcional de Bernard Herrmann todo resulta más creíble, porque a falta de efectos visuales, aquí sustituidos por una prodigiosa iluminación que da entrada y salida al fantasma, es la música la que permite fácil inmersión en un relato que podía haber resultado inverosímil. No sé si podré perdonarle a Javier Marías su estridente boutade sobre ‘The Wire’, obra cumbre de las series televisivas que denostó con argumentos no muy sólidos, pero creo que sí tenía razón cuando opinaba en su libro ‘Vida del fantasma’ que esta joya del Séptimo Arte –su película favorita y también una de mis predilectas– logró nada menos que proponer «la reconciliación con los muertos y el deseo sereno e íntimo de ser por fin uno de ellos».


Tema delmes

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puro teatro «Lo corpóreo no tiene, fuera del número tres, ninguna otra magnitud; todo se determina por medio de la trinidad, pues el principio, el medio y el fin son el número del todo, que es el número tres». Aristóteles: 'De Caelo I, 1'. Comprendo que la mayoría de idealistas biempensantes siga manteniendo el dogma de la igualdad de todos los seres humanos a la hora de desarrollar sus capacidades innatas, o al menos su derecho a manifestarlas. Olvidan la primera piedra insalvable en el camino, la genética. Darwin ya apuntaba en dirección contraria, ya que aquellos con los genes adecuados a las circunstancias tienen mayor probabilidad de triunfar en esa competición interminable llamada supervivencia. Nunca existió tal igualdad de oportunidades. (Herman Mankiewicz, hermano de Joseph, ya escribió el guión de 'Ciudadano Kane').

En la fase educativa del individuo aparece otro factor que agrava las diferencias, el entorno. Los recursos familiares, sin olvidar los estatales, son los que permiten la educación elitista en su sentido estricto, en los mejores centros; a la vez que añaden otro tercer elemento diferenciador, imprescindible y ajeno a la formación académica, la posibilidad de realizar el viaje iniciático, el posgrado fundamental, el master vital para aquel que dedica sus años de esplendor en la hierba a trabajar aprendiendo, a aprender trabajando en el lugar del planeta donde el fulgor de la hoguera provoque ceguera a los que se acerquen excesivamente. La República de Weimar fue el crisol de la inteligencia europea durante los años veinte del siglo pasado, donde coincidieron autores como Brecht o Max Reinhardt, y periodistas, guionistas o cineastas como Preminger, Wilder o

Mankiewicz, quienes, precedidos por Lubitsch y Fritz Lang, iniciaron una diáspora tan forzada como selectiva a Hollywood. Al final son siempre los mismos tres lados, los de cualquier triangulo esotérico, la cuna, la formación y el trabajo. Mankiewicz los tuvo todos. Y de su única carencia, la incapacidad para superar la prueba de acceso a los estudios de psiquiatría, hizo su mayor virtud, que fue la incorporación de sus extensos conocimientos sobre psicoanálisis como complemento personal e insustituible en la obra cinematográfica a su cargo. Hizo de guionista, productor, director o factótum, que de todo hubo. El toque característico, el individual de los buenos artesanos, lo aprendió de su maestro Lubitsch, quien tan sólo le indicó algo tan fundamental como que es lo que 'no' debía hacer. Igual que su método de trabajo, que continúa siendo el habitual en las actuales series televisi-


vas, en las buenas se entiende. Se trata de fragmentar el proceso en tres partes. La idea básica, la historia central, mejor dejarla a los clásicos: Shakespeare en 'Julio Cesar', Tennessee Williams en 'De repente el último verano', Anthony Shaffer en 'La huella', el 'Volpone' de Ben Jonson en 'Mujeres en Venecia', o excepcionalmente, la novelista Mary Orr en 'Eva al desnudo', la película que colocará a Mankiewicz en el olimpo cinematográfico. El desarrollo de la historia, su tempo y la puesta en escena queda en sus manos, como director o guionista principal. Sin olvidar el tercer y último toque, el inimitable de los genios gastronómicos a la hora de conseguir el clímax en el comensal, el barniz final en la trama del bordado, la perfección en la frase que cierra cada diálogo, la réplica que apaga el eco de la anterior. Para ello, inevitablemente, es necesario un amplio elenco de artesanos especialistas en el torneado, el pulido, la pintura, y a veces el craquelado, de ese texto imprescindible para el cine que es el guión. Hollywood lo ha sabido desde siempre y es en su época dorada, la de Mankiewicz, en la que este componente alcanzaría su mayor esplendor. Teatro a fin de cuentas, puro teatro proyectado para una única función ante las cámaras, en el que la perfección sólo puede conseguirse con el eterno triunvirato: actores, medios técnicos (dinero) y literatura, la madre de todas las películas. | Emilio Perianes | Pieza gráfica: Irene Urbano


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PASEO POR EL LADO OSCURO DE HOLLYWOOD «Un guión debe tener sentido, la vida no». Siempre me han interesado las películas con referencias metacinematográficas y las que nos hacen entender la historia del cine en su profundidad. En la historia del cine se conoce como studio system al modelo estructural de la industria cinematográfica de Hollywood basado en tres conceptos: estudios, géneros y estrellas. Los años 30 y 40 fueron la época gloriosa de los estudios de Hollywood, aunque ya durante la época del cine mudo se habían diseñado sus cimientos. El studio system se basaba en principios de eficiencia empresarial, economías de escala en todos los procesos productivos y con respecto a los actores existía un sistema de contratación en exclusividad y a largo plazo, denomidado star system, donde las estrellas de cine, mitificadas por el público, eran utilizadas para asegurar el éxito de las películas. A partir de 1950 debido a la fuerte competencia que presentaba el florecimiento de la televisión este modelo estructural sufrió una gran crisis. Dirigida por Joseph L. Mankiewicz, un director bastante inclasificable, 'La condesa descalza' (1954) es un melodrama de contenido denso y con numerosas referencias al mundo del cine. Como en 'Eva al desnudo', el relato se desarrolla en el presente y mediante sucesivos flashbacks con voces en off de los distintos personajes; pero si en 'Eva

al desnudo', Mankiewicz diseminaba con sarcasmo e ingenio el competitivo mundo del teatro, en 'La condesa descalza' presenta con su agria mirada el mundo del studio system y, en especial, la psicología de sus estrellas. La acción tiene lugar en Madrid, Hollywood, Roma, Montecarlo y Rapallo a lo largo de 3 años (1950/53) y el planteamiento inicial de Mankiewicz es la narración de la historia a partir del entierro de la bella María Vargas (Ava Gardner), cuya vida se va recomponiendo mediante los recuerdos de diferentes personajes que están presentes: todos hombres que fueron impactados por ella y causaron su metamorfosis y posterior destrucción. El director de cine Harry Dawes (Humphrey Bogart) empieza a recordar cómo la encontró en una sala de baile de los barrios bajos de Madrid, donde María bailaba flamenco, y cómo el millonario y productor independiente Kirk Edwards (Warren Stevens), impresionado por su belleza, le ofrece un contrato en su nueva película; también está presente Oscar Muldoon (Edmond O'Brien), el experto en relaciones públicas de la productora, que vio en María una mina de oro para explotar en Hollywood. Paralelamente al éxito de la carrera cinematográfica de Maria, apreciamos el fracaso en su vida sentimental: para defender su independencia decide abandonar a Edwards, irascible y


mujeriego, que trata de convertirla en una más de sus posesiones, para irse de crucero en la Riviera Ligure con el multimillonario sudamericano Alberto Bravano (Marius Goring). En Rapallo conoce al conde Vicenzo Torlato-Favrini (Rossano Brazzi) del que se enamora locamente y con el que se casa, aunque en la noche de bodas él le confiesa que es impotente como resultado de una herida de guerra. El director compara el deterioro del mundo de Hollywood con la decadencia de la aristocracia italiana y la desidia de la Costa Azul francesa: el resultado es una exquisita crítica a la frivolidad de la fama y su lado oscuro, en definitiva, el rechazo hacia el culto de las apariencias y esos ambientes saturados de hipocresía y falsedad. Aunque pueda ser una mujer de belleza extraordinaria y capaz de cautivar a las multitudes con su imagen proyectadas en las pantallas cinematográficas, María es ante todo una personificación más de la Cenicienta y sus pies descalzos son la señal más evidente de esta correspondencia entre ella y la proyección de este personaje ficticio que sigue esperando al Príncipe Azul. El guión, escrito por el director Mankiewicz, fue nominado por la Academia de Hollywood, que concedió un Oscar como actor secundario a Edmond O'Brien en 1955. La película tuvo un éxito apabullante y se convirtió en una de las más taquilleras de la época. | Antonella Montinaro | Pieza gráfica: Laurent Wauquier


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la patria del caos No ha habido caso igual: una película que trascendió lo puramente cinematográfico, convirtiéndose en un azaroso culebrón con repercusiones sociales, políticas y económicas, que salpicó al mundo durante los tres primeros años de la década de los sesenta. La historia es compleja, plagada de sucesos rocambolescos, tragedias incluso (el director de producción murió de infarto durante el rodaje), dimisiones, expulsiones, actos de sabotaje, huelgas, avatares de todo tipo, imposible de resumir aquí. Baste recordar que todo comenzó con la pretensión de la Fox de conseguir un gran éxito comercial que sacara a la compañía de una prolongada crisis. Se acababan de estrenar dos películas 'de romanos' con descomunal éxito: 'Ben-Hur' y 'Espartaco'. La Fox se fijó en la 'Cleopatra' de 1934 y se propuso hacer un remake que la curara de sus penurias. A partir de entonces se inició un rosario de turbulencias: el presupuesto de 2 millones se convirtió en 44; Elizabeth Taylor enfermó gravemente, obligando a interrumpir el rodaje en varias ocasiones; los escenarios iniciales, construidos en Inglaterra, tuvieron que trasladarse a los estudios Cinecittá de Roma, después de haberse filmado algunas escenas; el reparto original fue totalmente modificado; los gastos se dispararon, el rodaje se volvió caótico, incontrolado, la compañía estuvo al

borde de la ruina total; antes de final, se despidió al productor y alma del proyecto, el gran Walter Wanger. Todo ello aderezado, además, con el sonado romance Taylor – Burton, quienes acabaron separándose de sus respectivas parejas y casándose. Cuando, tras casi tres años, Joseph L. Mankiewicz tuvo lista su obra, en dos películas de tres horas cada una, llegó el sustituto de Wanger, Darryl F. Zanuck, se negó a que surgieran dos filmes y ordenó un nuevo montaje que cortaba en más de dos horas el original, naturalmente con la oposición de Mankiewicz, estrenándose una copia de algo más de tres horas. Posteriormente se ha logrado ampliar el metraje a 243 minutos para su edición en DVD. Ahora se afanan por rescatar esas dos horas perdidas, ya que el soporte audiovisual moderno sí permite otros formatos más largos y flexibles. Pero tal vez sea tarde y parte del material puede haberse perdido. Mankiewicz trabajó duramente en la considerada «la película más cara de la Historia», escribiendo la casi totalidad del guión, aparte de dirigir, y al final sufrió la terrible decepción de tener que contemplar una obra mutilada. Perdió parte de su salud y, hasta su muerte, manifestó la aversión que le producía el resultado final. Con todo, fue un grandioso éxito y aunque al principio no logró recuperar los 44 millones, a los pocos años sí lo consiguió.


¿Qué es 'Cleopatra' tras todo aquel maremágnum? Pues, naturalmente, una gran película en la que brillan excepcionales interpretaciones (sobre todo la de Rex Harrison, que compone un Julio César inolvidable), diálogos magistrales, intimistas e inteligentes, una sutil y aguda crítica del poder político (generador de miserias para los desfavorecidos), escenas espectaculares, una música inspiradísima de Alex North, los retratos profundos y carismáticos de tres personajes históricos que se dejan llevar por sus pasiones, un trabajo magistral de Mankiewicz, que nos lega momentos sublimes, como el desfile de la llegada de Cleopatra a Roma o el travelling final. Es, al mismo tiempo, una crónica histórica y una historia de amor a tres bandas. ¿Qué imposibilita que sea una obra maestra? Pues, en mi opinión, la salvaje mutilación y manipulación a la que fue sometida (que ha impedido que conozcamos la película tal y como Mankiewicz la creó), la visión maniqueísta, convencional e idealizadora que da del mundo antiguo y algunos errores históricos, no graves. No obstante, pese a todo, 'Cleopatra' es una fascinante obra, genialmente dirigida, con elegantes planos, magníficas secuencias, grandiosas escenas coloristas de exteriores e interesantes diálogos. Confiemos que algún día se restaure en su totalidad y podamos, al fin, disfrutar la película tal y como fue concebida. | Antonio Gómez Hueso | Pieza gráfica: Sergio Sánchez


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el sentido del estilo La última película de Mankiewicz bien pudiera ser la más placentera de su filmografía. Brumosa e intrincada, como ese laberíntico seto que sirve de prólogo al encuentro de Laurence Olivier y Michael Caine, 'La huella' (1972) se erige en una pieza de «realidad políciaca, no de ficción policíaca», en un desafío al que acuden únicamente las «mentes nobles». El guión es de Anthony J. Shaffer (basado en su propia obra teatral), también adaptador de ese maravilloso crepúsculo que se dibuja en 'Frenzy' (1972) de Hitchcock y responsable, junto a Robin Hardy, de la sobrecogedora historia de 'The Wicker Man' (1973). «Tengo entendido que quiere casarse con mi mujer», le dice Olivier a Caine, en frase agitadora apenas han cruzado miradas. Un aristócrata maduro e inmerso en el hastío frente a un joven peluquero de origen italiano con varios salones en propiedad y el pensamiento en las alturas. Olivier ha citado en su casa, una maravilla arquitectónica, a Caine, el delfín que se encuentra con su esposa a escondidas dos veces por semana. «Una vez que usted se haya casado con Marguerite, ella querrá una casa en la Riviera, un coche de lujo...». Una mujer que nunca desdeñaría un coñac francés a cambio de un vino cualquiera. Una mujer que, al escuchar las palabras «estamos gastando demasiado», no responde nada. Parece brotar

la figura del digno derrotado, aquél que siempre se retira a tiempo. La decadencia frente a la tierna pujanza. La chispa surge y a desenredar la madeja se refiere Olivier en un momento dado. Ambos necesitan dinero y hablan de ello a solas en esa mansión espectacular. «La servidumbre tiene 48 horas de permiso». El empeño es hacer que Caine finja ser un ladrón, acceda a la caja fuerte esa misma tarde y se lleve unas joyas aseguradas por robo. Caine podría venderlas y satisfacer las necesidades de Marguerite, mientras que Olivier podría hacer lo propio con una amante finlandesa cuando cobrara el seguro. «En las peluquerías Tindolini habría que arreglar muchas permanentes para conseguir esa cantidad»: 170.000 libras por cabeza. El contexto en el que se desenvuelven los dos personajes se percibe repleto de juegos, máscaras y figuras de artificio, como si fueran las entretelas de una impostura colosal. Olivier, escritor de novelas truculentas protagonizadas por su álter ego el detective Lord Merridew, salpica su diálogo de alusiones a los personajes que creó en interminables páginas y que no eran más que el eco de su obsesión por el crimen, la muerte y la pompa: el barbero necrófilo, el envenenador de pasteles, el monje desvalijador, el hombre que no podía ingerir grasas y fallece víctima de una inyección de colesterol.


Acaban poniéndose de acuerdo para dar vida a esa gran mentira del robo y el anfitrión lleva a Caine hasta el baúl de los disfraces. Unas viejas zapatillas y una media es lo que pide el peluquero para perpetrar el asalto, pero la respuesta de Olivier servirá de preámbulo al embrollo que pronto afloraría: «¿Dónde está tu sentido del estilo? Debemos dar a nuestro crimen el brillo verdadero de los años 30». Una elegante peluca, un lunar artificial, todo el rapé que se desee, un vestido de mujer, finalmente una vestimenta de payaso, la cara blanca, los zapatos enormes, caminar por el alambre. Alrededor, muñecos que danzan en círculos, grotescos. La música de Polichinela se confunde con la voz deliciosa de Cole Porter y Olivier, previendo el éxito de la empresa, acaba bailando a solas con su caviar y su 'Sunday Times'. Pero no todo es lo que parece, los rostros se confunden, los papeles se intercambian, las caretas se difuminan al trasluz. «Esté o no enamorado de ella, me pertenece. Ella es mi esposa», resonaría finalmente en ese palacete inabarcable. Imposible aceptar la competencia de un «parásito italiano de profesión, amante», que confunde la indiferencia con la incapacidad. Se respira el odio, la lucha de clases, no la pasión por una mujer. «El camino más corto para llegar al corazón de un hombre es a través de la humillación». Y practicar juegos es, para Olivier, la razón de su vida. | Miguel Pradas | Pieza gráfica: Fran Sánchez


Elperfil

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Cienfuegos: La libertad del creador

POR NACHO SÁNCHEZ.

Arte. Creación. Talento. Iniciativa. Formación. Espacio. Ilusión. Convivencia. Ideas. Trabajo. Valentía. Son muchas las palabras que hay que usar para tratar de definir un proyecto tan interesante y con tanto camino por delante como el espacio de creación Cienfuegos (www.espaciocienfuegos.com). Una preciosa iniciativa cultural puesta en marcha desde hace unas semanas por cinco jóvenes con mucha calidad y muchas ganas, a las que se sumó a última hora una sexta componente. Son Cristian Alcaraz, Ignacio Estudillo, Laura Franco, Adrián Olivares, Delia Márquez y Natalia Domínguez. Todos nacidos más allá de la mitad de la década de los 80 o comienzos de los 90 y tienen currículos más que completos, lo que deja bien clara la juventud, valentía y potencialidad de este proyecto. Paredes blancas, rincones llenos de luz, espacios repletos de vida y mucho, mucho por hacer, es lo que se respira al entrar en este lugar ubicado en el Pasaje Conde de Cienfuegos, un par de calles más arriba de la Plaza de la Merced.

Un nuevo territorio cultural que se ha convertido en el taller de creación de sus integrantes, pero donde también se realizan diferentes eventos abiertos al público. El happening poético Las Solas es un ejemplo de ello, como también el Catenaria Fest, un evento de poesía y acción. «La reacción de la gente está siendo buenísima, esto nos da energía para seguir trabajando», añade Estudillo. Y eso es sólo el principio. «Tenemos varias ideas y propuestas encima de la mesa pero no queremos revelar nada hasta que no sea seguro. Aún así, queremos hacer para principios de 2013 un día de open estudio para que la gente pueda venir a ver lo que hacemos normalmente en Cienfuegos. Creemos que esto puede mostrar la otra cara, la cara diaria, y que a la gente le puede interesar», subraya Estudillo. Y mucho es lo que hacen normalmente. Poesía, pintura, vídeo, fotografía, cine, literatura, teatro, instalaciones. La lista de los proyectos que se traen entre manos este comprometido equipo es también amplio y difícil de


15 definir. Aunque sí parten todos de un nexo común: «El arte, creemos, es en gran parte un ejercicio de libertad y comunicación. Y ese será nuestro ideal. Cienfuegos no es un proyecto cerrado. Es así porque no se conocen aún sus límites». De hecho, es el contacto entre sus diferentes artes el origen de este proyecto. En el curos académico 20112012, tres de los integrantes del espacio (Cristian Alcaraz, Ignacio Estudillo y Laura Franco) se conocen y participan de ese contacto en la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores (con sede en Córdoba), donde diferentes disciplinas artísticas conviven sin límites enriqueciéndose unas a otras. «Después de compartir esta experiencia en la Fundación, nos dimos cuenta del crecimiento y aprendizaje asimilado, sirviendo como germen para el surgimiento de esta nueva idea. En Cienfuegos reformulamos el concepto. Hacemos hincapié en los valores que, entendemos, contribuyeron a nuestra formación», cuenta Ignacio Estudillo. Y con esas ganas de crecer en equipo, de subrayar valores interdisciplinares, el lugar estará pronto abierto a proyectos externos al núcleo fundador. «Queremos buscar y atender a nuevos proyectos de cualquier origen. Creadores de cualquier parte y de cualquier tipo, podrán, dentro de las posibilidades del espacio, dar a conocer sus ideas y sus experiencias artísticas», concluye Estudillo. Así que, como público, como curiosos o como creadores, visiten Cienfuegos. Liberarán su alma creadora.


Cine

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holy motors LOS MOTORES SAGRADOS DE LEOS CARAX Había una vez un señor francés, director de cine, alumno predilecto de otro loco llamado Jean-Luc Godard, que allá por finales de los 80 / principios de los 90 filmó tres películas. Cuenta la leyenda que en la última arruinó a varias productoras europeas, que el ayuntamiento de Paris se rindió a sus pies y bloqueó el acceso al famoso Pont Neuf convirtiéndolo en un set de rodaje al uso. Dicen que como buen perfeccionista el cineasta no tuvo suficiente con que le cerraran el puente durante unas semanas y decidió reconstruir ese trozo de Paris en una marisma perdida y que este acto de soberbia cinematográfica, este creerse Dios, enfadó a las verdaderas divinidades del Cine que le enviaron un huracán que destruyó todo el decorado. Aun así, la película se rodó y al igual que las dos anteriores, se

convirtió en obra maestra. Este señor francés se llama Leos Carax. Al cabo de unos años, hizo otra película de cuyo nombre no quiero acordarme. Corría 1999 y las malas lenguas, las voces oscuras de la crítica y la cinefilia, cuchicheaban que Leos Carax, tras ese bodrio y sus tres obras maestras anteriores, ya lo había dicho todo, se había desinflado. Pero hete aquí que llega el año 2012 y el director se saca de la manga otra película –que si bien no está a la altura de las tres obras maestras de las que hablábamos– sí que viene a acallar los rumores de los maldicentes. Leos Carax sí que tiene cosas que decir y este homenaje al Cine en forma de fábula o cuento que es 'Holy Motors', así lo demuestra. Y es que, ¿cuáles son los motores sagrados que



18 mueven al cine? ¿El dinero? ¿El público? ¿Los guiones? ¿Los que los dirigen? ¿Los actores? Un poco de todo hay en 'Holy Motors', una respuesta entreverada. Ya la primera secuencia es una declaración de intenciones: en la oscuridad de un viejo cine un montón de espectadores –dormidos– contemplan –o contemplaban– una película muda. En un extraño habitáculo adyacente que se comunica con la sala un hombre dormido (el propio Leos Carax) despierta y a través de una llave mágica entra al cine desde donde ve un niñito que camina (¿el propio Cine?, ¿un bebé de 100 años que todavía tiene mucho que decir y está aún en pañales respecto a sus capacidades de expresión?). Y detrás suyo, un perrazo negro, terrible, que lo persigue de cerca por el pasillo (¿el negocio en torno al cine, la industria vil? ¿sus peligros?, ¿la crítica rancia que acabará con el Cine?). A partir de este arrollador comienzo cargado de símbolos (me dejo algunos para el espectador/a atento/a), la película muta a otra cosa y en cada secuencia muta a otra de una manera imprevisible y sorprendente. El hilo conductor «El hilo conductor en es el viaje del gran 'Holy Motors' es el viaje Denis Lavant, del gran Denis Lavant» actor fetiche de Carax. De hecho, 'Holy Motors' es un homenaje a él; imposible pensar en otro actor como protagonista. Le acompañan viejas glorias de la actuación (Michel Piccoli y Edith Scob) y conforme avanza la trama juguetona uno se da cuenta de que sí, seguro, uno de los motores

sagrados del Cine son los buenos actores (aunque ya no quede público). En este periplo de 24 horas de Lavant por Paris –por ese Paris que le permitió a Carax cerrar el Pont Neuf y que en esta película le devuelve el favor– asistimos a casi todos los géneros cinematográficos: la comedia, el slapstick, el drama, la acción, el musical, el cine de artes marciales… Pero no en un batiburrillo posmoderno a lo Tarantino, sino con una intención creativa o emotiva: rendir homenaje y acreditar su coexistencia pacífica, hablando así del Cine con mayúscula, ese Arte que abraza todos estos registros. Por supuesto, 'Holy Motors' está teñida de magia, esa magia del cine clásico que tal vez hayamos perdido por estar rodeados de podredumbre visual (y por creer que lo sabemos todo). Hay algo de nostalgia en todo este cóctel pero también de optimismo y de mirada hacia adelante: mientras el Cine siga existiendo será mejor o peor pero continuará expresando unos deseos intrínsecos del ser humano, algo que ya había cuando el hombre primitivo pintaba las cavernas. «Antes de hablar de la muerte del cine, deberíamos hablar de la muerte del mundo», dijo Theo Angelopoulos. Y antes de anunciar el deceso artístico de un director, deberíamos dejarle hacer. Creo que Carax tiene sus motores sagrados bien cargados. Tiene toda la maquinaria cinematográfica, ese vehículo, bien limpio y engrasado. Y que Fellini lo bendiga si quiere pasar unos años más escondido en su garaje hasta regalarnos otra película así. | Miguel Blasco


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‘DELICATESSEN’

‘24 Hour Party People’ Michael Winterbottom, 2002

POR MIGUEL PRADAS.

Como todo cocinero sabe, para conseguir esa suerte de magia que se forja entre fogones son necesarios tres factores básicos: la calidad de la materia prima (los productos prefabricados crean sabores en serie); una buena combinación de ingredientes, saber armonizar el agridulce de cada bocado; y finalmente, la dedicación en la realización, un microcosmos que nace al calor de la lumbre. Sólo así podemos crear un manjar con el que deleitar los paladares exigentes. Y si bajo esta premisa unimos un elenco de actores que exprimen cada página de un guión que concierta el humor, la negrura y la inteligencia de un director fascinante y lleno de matices como Jeunet, degustaremos 'Delicatessen'. Una Rue del Percebe delirante que delata con su sepia la cruel realidad. Perro come perro, cuídate de tu vecino. | Carmen Alcaraz

Decisivo es el filme de Winterbottom para entender la escena musical británica de los 70 y 80. Haciendo un repaso a través de la figura del productor musical y periodista Tony Wilson, recorremos la intrahistoria del llamado Madchester inglés: desde los cimientos de Joy Division hasta su obligada disolución a consecuencia de la muerte de su líder Ian Curtis para terminar en lo que más tarde constituiría New Order, así como la creación del local The Haçienda o la discográfica Factory Records. Asimismo, Happy Mondays tiene un papel protagonista en una cinta que, además de rendir culto a Wilson como eje central de la producción independiente de UK, indaga en sus relaciones con otros productores como Alan Erasmus o Martin Hannett. Sin duda, una pieza surrealista y atípica a tener muy en cuenta. | Sergio Sánchez

Cuarenta años se cumplen desde el estreno de 'La gran comilona' de Marco Ferreri, ese desesperado y excéntrico grito contra el hastío. Marcello Mastroianni, Philippe Noiret, Michel Piccoli y Ugo Tognazzi, cuarteto de actores magníficos, protagonizan una historia que refleja a unos amigos tan hedonistas que se reúnen para suicidarse a través de un banquete excesivo. Jauría de personajes inmersos en una lujuria que detonó en sus vidas acomodadas: un piloto de avión, un magistrado, un productor de cine y un restaurador. En el relato sobrevuela la herencia del aburrimiento y la tragedia del consumismo llevado al extremo: comer y disfrutar hasta morir. Con guión de Rafael Azcona, corresponsable de las mejores obras de Ferreri ('El pisito', 1959; 'El cochecito', 1960; 'La última mujer', 1976), 'La gran comilona' aún resulta escandalosa, por la frialdad de su crítica social y el impacto de una estampa tan descarnada. Ferreri y Azcona supieron trasladar una atmósfera opresiva, enfermiza, con comida y con mierda, con placer y con vómitos.

Jean-Pierre Jeunet, 1991

banquete de cuatro décadas


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PERE PORTABELLA O EL CINE DEL SILENCIO

SERIE INSTITUT RAMON LLULL.

LOS TRAZOS LIBRES DE LA CULTURA CATALANA (III)

‘Die stille vor Bach’ es lo opuesto a un biopic al uso, caso nada insólito si Pere Portabella aparece en los créditos de realización. Podríamos definirlo como un homenaje musical a la figura de Bach, y a la vez como un paseo por el oficio del músico profesional. En realidad la definición más cercana sería «obra de museo». Destila tal frialdad que contagia a las escasas apariciones de personajes, traspasa la pantalla y al propio espectador con un estremecimiento indescriptible. A medio camino entre la ficción y el documental, nos encontramos ante un discurso empeñado en desmitificar al genio y su aureola de misticismo. En contraposición, la música toma forma material a través de bellísimas imágenes de una genialidad y valentía encomiables. Por ejemplo, en escenas como la del homenaje a ‘El piano’ asistimos a la poética caída del instrumento al océano; o también, en la secuencia rodada

en un vagón del metro donde un grupo de jóvenes interpreta la ‘Suite nº. 1’ de Bach. Es en la confrontación de estas dos miradas –documental vs ficción– donde el espectador menos avezado se pierde en una sucesión de imágenes sin armazón ni engaste que las una. No es un visionado sencillo, requiere de un público implicado capaz de ordenar inteligentemente las piezas del puzle que se van presentando. Quizás esta es la causa por la que su carrera como realizador se ha visto truncada por una invisibilidad desde los medios de comunicación y las instituciones. No ser apto para los circuitos de exhibición convencionales deja poco margen cuando la industria cinematográfica está más preocupada por el éxito comercial que por el cine como arte. Autor clandestino forjado en las vanguardias, Portabella siempre ha defendido la autonomía del medio cinematográfico para crear, sin con-


21 cesiones entre el cine y las otras artes. Su territorio está delimitado por la renuncia al canon narrativo audiovisual, el montaje arbitrario de las escenas con un fin específico, improvisaciones tanto de guión como en la interpretación de los personajes, asincronías entre imagen y sonido, abruptos saltos temporales y espaciales. La utilización del silencio como elemento narrativo es notable en sus treinta años como realizador. Se puede comprobar en ‘Mudanza’, documental pivotado en el desalojo de la casa de Lorca donde consigue suspender el tiempo con la ausencia puntual de sonido en algunas escenas. Sin embargo, en ‘Umbracle’, es la tensión originada en la banda de sonido una de las piezas importantes del puzle para entender el tono del film, que se presenta reiterativo e inacabado en un déjà vu que no acaba de explicarse y que provoca una sensación de constante extrañamiento. Una especie de caos donde caben mezclas tan estrambóticas y distantes como secuencias de ‘El frente infinito’ de Pedro Lazaga e imágenes de Christopher Lee recorriendo los pasillos de un museo un tanto siniestro; todo ello para escenificar su visión personal de la censura del régimen franquista en el cine. Si hay un hueco en el mercado español para este tipo de cine lo tiene que defender su público en las salas. No cabe duda alguna de que fue un bien necesario en su momento, pero ya saben: en la variedad está el gusto. | María José Moreno


Escenas

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los cimientos del teatro Fedra, segunda esposa de Teseo y hermana de Ariadna, se enamora de su hijastro Hipólito. Pero Hipólito, entregado a la castidad, la caza y la adoración de Artemis, huirá de la inmoralidad. De telón de fondo está la Grecia clásica y los divertimentos de las divinidades. En concreto, en esta famosa tragedia de Eurípides son Artemisa y Afrodita las protagonistas, como si se tratara de dos personalidades con atributos, en el exceso, antagónicos. Las pasiones, la hybris y la debilidad humana han hecho a este texto clásico adaptable a todas las épocas. Este montaje del grupo Induoteatro se representó por primera vez en un escenario inigualable, el Teatro Romano de Málaga, a principios de mayo. Y participó posteriormente en el Festival

de Teatro de Mérida. Ahora vuelve a las tablas malagueñas, esta vez bajo techo, con dos representaciones en el Teatro Cánovas el 12 y 13 de enero. PENSAMIENTO AVANZADO Si bien a Eurípides se le suele situar históricamente cercano a Sófocles y Esquilo, los elementos que definieron tanto su pensamiento como su teatro lo distancia de los otros. Uno de estos rasgos es la preferencia de Eurípides por los argumentos basados en leyendas de la época anterior al siglo V a.C., como es el caso de Fedra, con la consiguiente adaptación a la situación social de su tiempo. Pero, además del realismo que imprimía a sus obras y personajes, este dramaturgo se aventuró a dar un paso más, reformando el teatro



24 trágico a nivel de su estructura formal. Por otro lado, da voz a personajes de la sociedad entonces secundados, como es el caso de las mujeres y los esclavos, y critica la sociedad y a las divinidades tradicionales. Los esclavos son ahora inteligentes y los personajes femeninos, como Fedra o Medea, están construidos con inteligencia y profundidad psicológica. «De todo lo que tiene la vida y pensamiento, nosotras las mujeres, somos el ser más desgraciado. Empezamos por tener que comprar un esposo con dispendio de riquezas y tomar un amo de nuestro cuerpo, y éste es el peor de los males (…) A las mujeres no les da buena fama la separación del marido y tampoco les es posible repudiarlo», pone el autor heleno en palabras de Medea. Por pensamientos tan avanzados como estos, Eurípides se ganó el desprecio de sus contemporáneos, como es el caso de Aristófanes, quien dedicó a Eurípides numerosas burlas en sus comedias. Aunque la obra original de Eurípides se llamara 'Hipólito', la «Por pensamientos tan compañía avanzados, Eurípides se Induoteatro ha ganó el desprecio» elegido renombrarla como la protagonista, Fedra; título por el que también optó el francés Jean Racine cuando escribió su versión del mito clásico. Al ser estas dos versiones las más conocidas, abundan ensayos sobre las diferencias y similitudes de los dos textos. Y

aunque ciertos aspectos estructurales cambian, como la eliminación del coro –adaptando Racine la tragedia a su tiempo, así como también hiciera Eurípides anteriormente–, el cambio mayor se produce en el aspecto al que cada dramaturgo opta por conceder mayor relevancia: mientras en el griego pesan más las acciones, el francés se centra en la construcción de los caracteres y en sus pasiones, relegando a un segundo plano a los dioses y su poder sobre el destino del hombre. Además de Racine, cabe destacar que el mito ha sido también narrado por autores como Unamuno o Séneca. Induoteatro nace en octubre de 2009 con la reunión de tres figuras: Andreu, director de escena; Pilar Jiménez, actriz y escenógrafa –ambos fundadores de los grupos Amaranta Teatro y D’Acción Merx–; y, por último, Chico García, actor. Hasta el momento ya han producido cuatro espectáculos: 'La Sombra del Tenorio' (2009), 'Medea' (2011), 'Yo, Edipo' (2011) y la actual 'Fedra'. Esta última representación, como los anteriores montajes, cumple con la declaración de intenciones de la compañía: «La interpretación actoral en el teatro de texto», donde la comunicación con el espectador es el elemento más importante; ya que consideran que la sociedad del audiovisual actual necesita de una vuelta los orígenes, de un teatro que se levante a partir de sus propios cimientos, la palabra. | María Sánchez


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‘camille claudel bio-sinfonía’

‘LOS VILLANOS DE SHAKESPEARE’

por cristina g. varo.

Camille Claudel, genial artista de principios del siglo XX, modernizó el arte de la escultura aunque quedó ensombrecida por la moral de su tiempo. Hermana del insigne poeta Paul Claudel y discípula y amante de August Rodin, permaneció encerrada, tras destruir su obra, durante treinta años en una casa de salud mental hasta que le llegó la muerte. Este espectáculo es la respuesta poética y biosinfónica a esa condena. Un grito de libertad y de creación artística. | Teatro Echegaray

Personajes agrios, crueles, perturbados. El catálogo de malvados de William Shakespeare constituye la mejor colección de malos de la historia del teatro y de ellos se alimenta Steven Berkoff, Manel Barceló y Ramón Simó, autor, actor y director de este espectáculo mezcla teatro gestual, cómico y dramático que ha sido reconocido por la crítica como una sensacional exhibición de talento. 'Los villanos de Shakespeare' es una auténtica clase magistral sobre el mal. | Teatro Cánovas

«Subiendo telón en cinco, cuatro»... Más que el espectáculo, recuerdo las luces cegadoras acompañadas por un público devoto que no cesa en aplausos. Eso sí, todos y cada uno de los elogios aparecen una vez terminada la función. Este mero recuerdo me hace pensar en cómo ha cambiado el público teatral. Sin ir más lejos (que por poder, «¿Se ha convertido podríamos retroceder a las dichosas tragedias el teatro actual en griegas), los espectadores de la época victoriana eran piezas fundamentales en las representaciones un circuito guiado? teatrales. Cuando el villano hacía una de las suyas, se podía contar con una pausa para los abucheos y gritos prestados por el rabioso público. Imaginad tal pausa en un espectáculo actual. ¿No? Claro que no, no es lo que nos han enseñado a hacer en el teatro. Esto me lleva a la pregunta: ¿Se ha convertido el teatro actual en un circuito guiado? Guiado o no, el público teatral actual se podría definir como ‘correcto’, que no quiere decir humano.

Teatro Echegaray (25 y 26/01)

Teatro Cánovas (15/02)

ovaciones prescritas


Televisión

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en casa todos temen «…y Ungoliant se acopló con ellas y las devoró; y aun después que ella se fue, internándose en el olvidado sur del mundo, los vástagos continuaron allí y tejieron unas telas horribles. Ningún libro cuenta qué fue de Ungoliant. Sin embargo han dicho algunos que el fin le llegó hace ya mucho tiempo, cuando acuciada por el hambre, terminó por devorarse a sí misma». 'El Silmarillion', J. R. R. Tolkien. Si tuviese que elegir una idea que definiese a los mandamás de EEUU, no sería la búsqueda de la libertad precisamente, sino la búsqueda de cómo inocular terror entre sus conciudadanos. Esta inyección casi perenne de miedo al «¡que viene el

coco!», que alcanzó su paroxismo tras los atentados a las Torres Gemelas, ha dado lugar a una ansiedad colectiva, a una irrisoria obsesión por los 'terroristas' y a lo que es peor: la táctica del aluvión militar impulsada por oscuros intereses corporativos e imperialistas. Decía Chomsky que si se aplicaran las leyes de Nuremberg, se habría ahorcado a todos los presidentes estadounidenses. Podría preguntársele: ¿Sólo a los estadounidenses?. Una posible respuesta sería que 'Homeland', el atractivo thriller de la cadena Showtime –'Dexter', 'Weeds', 'The Tudors', etc.–, es una ficción que refleja muy bien la política norteamericana actual, tanto interna como externa. Y que no es azaroso que esté inspirada



28 en una serie israelita, 'Hatufim'. Vamos, que será por algo. 'Homeland' es el espejo actual de la era Obama –y de la herencia bélica de Bush hijo– y lo que en principio motoriza la acción podríamos haberlo presenciado hasta la saciedad en cualquier noticiero: el rescate del marine Nicholas Brody (Damian Lewis) de un zulo del bélico Irak, su regreso a casa tras ocho años en los que se le había dado por muerto, la puesta en escena de su morbosa historia y de su feliz encuentro familiar, y su posterior encumbramiento como símbolo impoluto con el que seguir cegando a los estadounidenses en su obsesivo apoyo contra los 'terroristas'. Hasta aquí el guion sigue sus pautas y no se sale de lo que suelen vendernos. Pero qué ocurriría si nada de lo orquestado fuese real. Que no existiese tal familia modélica, ni reencuentro feliz o supuesto alivio en el regreso. O peor: ¿Y si aquel que vuelve es un lobo de AlQaeda con galones y traje de cordero?. Todo comienza a ser sospechoso cuando Carrie Mathison (Claire Danes), detective de la CIA, bipolar e impulsiva, se «Cualquiera puede obsesiona con ser un candidato para portar chaleco bomba» Brodie, y ve o cree ver en los detalles cotidianos más insignificantes a un terrorista en potencia. Lo inquietante es que uno no sabe a qué carta atenerse. Sólo podemos ser prudentes y esperar un nuevo capítulo. O bien suspender cualquier juicio valorativo, quizás por vergüenza, quizás por no caer en una

posición demasiado reductora. Porque, ¿le hacemos caso a la agente Carrie y a sus fantasmas? ¿Es delito acaso haberse convertido al Islam y rezar el Corán cada mañana?. En 'Homeland', el espectador comprueba que los términos ‘guerra’ y ‘terrorismo’ son intercambiables, deícticos impuestos a una sociedad a fuerza de repetirlos. «¿Y nos llaman a nosotros terroristas?», dice no sin razón Abu Nazir, el álter ego de Bin Laden, tras un ataque yanqui que hace añicos un colegio con los críos dentro. Es 'Homeland' un thriller laberíntico que maneja admirablemente la incertidumbre. Incertidumbre que gana en profundidad conforme avanza la serie y sus dos protagonistas, Carrie y Brodie, se enredan en una ácida relación de imposibles que converge en ese punto de tensión donde todo puede ser verdad o mentira. O a la vez ambas cosas. Un thriller dramático que expone como pocos la untuosa y perjudicial cantinela de la política del terror estadounidense. Lo más aberrante y ridículo es que el enemigo no reside sólo tras sus muros y aduanas. En 'Homeland', cualquiera puede ser un lógico –y necesario– candidato para portar un chaleco bomba, con lo que eso acarrea en cuanto a libertades y métodos maquiavélicos. Al final les ocurrirá, a EEUU me refiero, lo que le pasó a la terrible y vil araña Ungoliant de Tolkien, de la que se dice que en su hambre insaciable acabó devorándose a sí misma. Cosa de uróboros. | Manuel España Arjona


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‘LA HUMANIDAD’

‘louis’

Louis C.K., 2010 FX, 3 temporadas

POR FRANCIS MORIEL.

El Canal Historia nos tiene acostumbrados a grandiosos documentales de alto presupuesto, y en esta ocasión no iba a ser menos. ‘La Humanidad’ es la historia de todos nosotros, desde el origen de nuestra especie hasta los albores de la actualidad. Es, por tanto, un ambicioso proyecto que ofrece comentarios exhaustivos de expertos para reforzar el argumento, aunque en ocasiones parece pecar de nerviosismo o ligereza al narrar los hechos.

Fantástica esta producción televisiva de la siempre arriesgada FX. Louis C.K. se autoparodia –o quizá no– a lo largo de tres temporadas. Su desastrosa y vacía existencia le sirve de premisa para analizar en sus monólogos sus desvaríos masturbatorios y su relación con sus hijas, así como para profundizar en los cimientos de la sociedad occidental. Más que recomendada comedia, protagonizada por un tipo al que han comparado con Larry David.

Lo confieso: un porcentaje importante de las canciones que forman parte de mi discoteca provienen de numerosos capítulos de muchas series de televisión. Entre ellas, 'You Can’t Always Get What You Want' (The Rolling Stones), 'One of These Mornings' (Moby) o 'Fix You' (Coldplay), canciones que, por otra parte tendrían fácil ser parte de mi colección por sí solas, pero que dieron el ‘salto definitivo’ a la lista gracias a magníficos capítulos de House, 'Without «Canciones que dieron el 'salto definitivo' a Trace' ('Sin rastro') o 'The Newsroom' ('La redacción'), respectivamente. Hay otras, como gracias a unas series» 'Make Your Own Kind of Music' de Cass Elliot (1969), que no las volvería a escuchar si no fuera porque, cuando lo hago, en mi mente se recrea aquella maravillosa secuencia de 'Lost' ('Perdidos') en el que se nos introducía al personaje de Desmond Hume. Son estos algunos ejemplos de la belleza audiovisual que nos regalan las series de vez en cuando y que hace que tengan lugar privilegiado en nuestra memoria.

Ben Goold y Jen Root, 2012 Canal Historia, 1 temporada

Música en serie


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SOY TU HOMBRE Majestad. Altezas. Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades. Premiados. Señoras y señores. Es un gran honor estar aquí ante ustedes esta noche, quizás como el gran maestro Riccardo Muti, no estoy acostumbrado a estar ante un público sin orquesta tras de mí, pero haré lo que pueda en mi desarrollo de esto. De esta manera inició Leonard Norman Cohen su discurso al recibir el premio Príncipe de Asturias en Oviedo el pasado octubre de 2011. Un discurso evocando la figura de don Federico García Lorca, cumbre en su obra como compositor, escritor y músico. Lorca, el poeta de mayor influencia y popula-

ridad de la literatura española del siglo XX, había calado profundamente en Leonard Cohen desde muy iniciada su carrera y esa influencia pudo de algún modo ser clave en su disco 'I’m your man', del que se cumplen 25 años en estos momentos. Conviene recordar en aquel discurso su recuerdo a la guitarra Conde y cómo su relación e influencia de un músico de la calle –español– acabó por atraerlo definitivamente al mundo de la música. Lo curioso es que ese músico se suicidara a los pocos días de conocerse. Quién sabe. Igual eso explica muchas cosas de la tragedia y drama siempre presente en la lírica de Leonard Cohen.



32 Es nuestro hombre. El de la voz rota. 'I’m your man', editado entre enero y febrero de 1988, supuso el octavo álbum en la carrera musical de Mr. Cohen y, sobre todo, su intromisión desde el folk hacia nuevos movimientos sonoros con el uso claro y determinado como introducción en casi todas sus canciones del sonido sintetizado –y tan erráticamente elevado a los altares de los ochenta–. De todas, todas. Un discazo con sólo 8 canciones. Nacido en septiembre de 1934 en Westmount (Montreal) en zona de habla inglesa de la fría Canadá del Quebec. Su carrera musical, no muy prolífica aunque de niveles de calidad altísimos, da comienzo a finales de 1967 cuando ya llevaba diez años de carrera poética a sus espaldas alrededor de Toronto. Polémico, irreverente, inconformista, independiente, complejo. Un genio. Desde siempre un ferviente admirador de la figura de Lorca. Y sin duda, una influencia marcada y contrastada en su obra. En 'Take This Waltz' no duda en bailar a ritmo de vals versos «Polémico, irreverente, del poemario de inconformista, complejo, independiente. Un genio» aquel Federico 'Poeta en Nueva York'. Innegable su recurrencia al amor, sexo, religión, depresión y sobre todo a la ambiguedad. El inicio del álbum es atronador y desconcertante con la llamada a la conquista de la ciudad de Nueva York, 'First We Take Manhattan'. Grabado tiempo antes para Jennifer

Warnes y cargado de toda esa ironía y sátira para explicar los motivos de toda una revolución social y, cómo no, sexual. En este disco comienza además la colaboración con Sharon Robinson, que a la postre se ubicará en una figura fundamental en la carrera de Leonard destacando sobre todo su participación en su disco 'Ten New Songs'. Conviene recordar además esa inacabable canción, 'Everybody Knows', a medias con Sharon Robinson, llena de presunciones y del recurso alegórico a veces indescriptible e inaccesible. De algún modo se me hace irresistible pasar de largo este artículo sin mencionar la figura de Enrique Morente y el álbum 'Omega', grabado a medias con Lagartija Nick. Cantaor granadino y universal, fallecido hará ya dos años, figura del flamenco que rindió homenaje a ambos mitos: Lorca y Cohen. Es inevitable pensar del mismo modo en el quejío y la voz rota del de Canadá y del poeta de Fuentevaqueros sin recordar a don Enrique. Sirva como homenaje también. Y sirva de recordatorio asimismo para los difíciles momentos que atravesamos de miseria social y déscredito con el panorama político actual. Propongo una revolución. Primero conquistaremos Manhattan. Sí. Y luego vayamos a por el siguiente objetivo cambiando las cosas desde dentro aunque nos parezcan aburridas. Igual es lo que necesitamos en estos tiempos. No vendría nada mal que conquistásemos Berlín. | Sergio Contreras


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'I BET ON SKY'

'Rock Art and the X-Ray...' CAVE IS BACK!!! Joe Strummer and The Mescaleros, 1999

POR DAVID DUEÑAS.

Desde que dieron el primer guitarrazo en 1985 no ha cambiado nada en Dinosaur Jr. Casi 30 años de conciertos y siempre el mismo sonido y calidad en las canciones y la interpretación. Una chica con la que salía, acostumbrada a los 40 Principales, los definió como una pelea de gatos. Y algo de bronca sí que hay, ya que se sabe que J Mascis y Lou Barlow no son amigos precisamente. Murph, el batería, ha declarado alguna vez que se siente como un niño lidiando con unos padres separados. Bendito sonido que inauguró el grunge y apadrinó a Nirvana y que incluye los mejores solos de guitarras que habrás escuchado últimamente. Ajenos a modas y sin perder la credibilidad, Dinosaur suenan emocionantes, melancólicos, rabiosos y enérgicos. Nunca han dejado de serlos. Debería el mundo escucharlos más. | Nacho Gutiérrez

En diciembre siempre recuerdo a Joe Strummer. Ya han pasado diez años de la muerte de una de las figuras más respetadas de la historia del rock. Con 'Rock Art and the X-Ray Style', Strummer regresaba triunfal tras diez años de silencio buscándose a sí mismo. Y lo hacía como Joe Strummer, no como el líder de los Clash. Mirad, no es el mejor disco del mundo, pero sí uno de los más honestos que se han grabado jamás. Buenas canciones y unos textos escritos por alguien que creía que el mundo podía ser un lugar mejor y quería que todos participásemos en el cambio. Luego vendrían dos discos más en los que rejuveneció cuarenta años, pero 'X-Ray Style' es el sonido de la sabiduría y de la reconciliación. Se grabó en 1999. Yo tenía 15 años y todavía no pasa un mes en el que no me escuche el disco entero. | N. Gutiérrez

Cae el telón tras la finalización de 2012 pero entre bambalinas un rumor recorre los entresijos y el boca a boca, veloz como la pólvora encendida, expande la noticia de que el próximo 18 de febrero tendremos a 'Push the Sky Away' entre nosotros, la nueva criatura nacida de las entretelas del inigualable Nick Cave acompañado de su banda The Bad Seeds. Nueve composiciones novísimas, bajo la batuta de Nick Launay en la producción, que vienen para llenar un extenso vacío que ha durado «Es un lujo necesario, un lustro. El simple anuncio de un alquimista a golpe la llegada del nuevo disco me de verso y acorde» lleva a pergeñar estas líneas antes de tenerlo entre mis manos porque Cave es un lujo necesario, un alquimista que sigue en busca de la piedra filosofal a golpe de verso y acorde. Y porque volverá a arrojar algo de luz sobre el camino, como no podía ser de otra forma. Cuenta con todo el crédito y no nos va a dejar indiferentes. Frótense las manos que ya comienza la cuenta atrás. ¡¡Cave está de vuelta!!.

Dinosaur Jr., 2012


Literatura

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breves apuntes «Escribo, en definitiva, porque me distrae, me entretiene, y es una de esas cosas de las que no me harto nunca: cuesta mucho, pero no decepciona», afirmaba Juan Benet (Madrid, 1927 – 1993), singular y atrayente escritor que en la construcción de sus novelas desplazaba su visión desde la realidad histórica hacia la realidad fingida, creada a base de palabras primorosamente escogidas. Comprendiendo esto, es más sencillo imaginar por qué Benet inventó un espacio para desarrollar su obra narrativa, Región, es decir, un territorio de ficción donde disfrutar de la libertad de quien no quería pagar el tributo que siempre se cobraba la realidad tan condicionada por la dictadura franquista. Un lugar mítico que, a pe-

sar de estar muy bien descrito en sus libros, con precisión científica, se podía resumir así: «Una sierra al fondo, una carretera tortuosa y un monte bajo en primer plano». Es Gonzalo Sobejano quien menciona las conexiones de Región con los espacios de las obras de Faulkner y García Márquez. Sin embargo, el lector español es capaz de reconocerse en la experiencia de los personajes y de reconocer esa geografía. En otras palabras, la ficción como método de representación más fidedigna de la realidad: una de las paradojas literarias que Benet supo ver en una España dominada por el estrecho y unidimensional espejo del denominado ‘realismo social’.



36 Juan Benet siempre consideró a William Faulkner como a uno de sus maestros, y su primera gran influencia. Según contó en varias ocasiones, con ligeras variaciones, su encuentro con la literatura de Faulkner ocurrió en una librería de la calle San Bernardo: mientras buscaba en los anaqueles obras de Kafka (ya que la 'Metamorfosis' le había deslumbrado) un libro cayó al suelo, era 'Mientras agonizo', y se abrió por una página casi en blanco donde Benet leyó que Vardaman decía: «Mi madre es un pez». Quedó atraído y se llevó ese volumen a su casa. Poco tiempo después cayó en sus manos 'Santuario', que había publicado Espasa-Calpe a siete pesetas, y su admiración creció. Contaba Benet que llegó a comprar unos cien ejemplares de esa novela puesto que se la regalaba a todos sus amigos por el afán de compartir semejante descubrimiento. También reconoce deudas literarias con Melville, Conrad, Proust y Euclides da Cunha (la lectura de 'Los páramos' ejerció una notable influencia en su prosa). Y con la bebida. Con «Siempre consideró a el whisky, en William Faulkner como realidad. Pero a uno de sus maestros» no para obtener una inspiración artificiosa a fuerza de alcohol sino porque era uno de los elementos imprescindibles, junto al humo de los cigarrillos o los paseos por la habitación, para poner en funcionamiento la mecánica que requería para escribir. Juan Benet, además, era ingeniero

de caminos y dirigió la construcción de numerosas obras civiles, principalmente presas, canales y túneles. En un equilibro digno de mención, compatibilizó esa exigente profesión técnica con la también absorbente escritura. De sus obras literarias, destacamos, por supuesto, 'Volverás a Región' (1967), su primera novela, ya que con este libro, Benet abrió una puerta que proponía caminos literarios alejados del ‘realismo social’ imperante, llamando la atención de jóvenes escritores como Azúa, Molina Foix y Marías. También sugerimos 'Una meditación' (1970), novela concebida como un discurso ininterrumpido, sin puntos y aparte; para escribirla, inventó un exclusivo sistema de rodillo donde podía colocar un rollo de papel continuo. Y no nos olvidamos de su novela más ambiciosa, 'Saúl ante Samuel' (1980), fruto de siete años de trabajo, ni de su última novela 'En la penumbra' (1989). Asimismo, escribió excelentes relatos como los aparecidos en '5 narraciones y 2 fábulas' (1972) y 'Sub rosa' (1973). Y era un ensayista brillante, como se demuestra en, por ejemplo, 'La invención y el estilo' (1966), 'Puerta de tierra' (1971) y 'Otoño en Madrid hacia 1950' (1987). Para terminar de trazar estos breves apuntes, sería provechoso transcribir lo que en opinión de Juan Benet debía decir la Constitución (subrayando así uno de los temas fundamentales en su literatura): «Artículo único: el Estado español garantiza al español el derecho al fracaso». | Estanislao M. Orozco


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‘THE LORDS AND THE NEW CREATURES’

‘MEMORIAS DE UNA LECTORA DE SÁBANAS’

FUNDAMENTOS. 7,50€. 160 PÁGinas.

LUCES DE GÁLIBO. 15€. 186 PÁGINAS.

Abrirse las venas a verdades que golpean duro y seco. Exponerse al dolor y la intuición fluyendo en un caudal de revelaciones disfrazadas de sospecha. Leer a Jim Douglas Morrison, dejarse invadir honestamente por su palabra, empinada, subterránea, automática, es entregarse a un ejercicio de reconexión con el epicentro del ser. Morrison se vierte en una poesía sustancial, desaguada de conectores o adjetivos, acumulativa en imágenes, a veces narrativa. El poeta hospeda una voz emergida de algún tiempo primitivo y sagrado, que deja entrever una fuerte conciencia de soledad. Poesía recorrida por la muerte y la guerra, animalizada, penetrada por la oscuridad, el instinto, y por 'Los Señores', los que «están dentro de nosotros». Atreverse con la grandeza de Morrison es colmarse de clandestinidad y ruptura. | Isabel Moreno Caro

Nelly Kaplan, erudita cineasta francesa nacida en Buenas Aires en 1936 –suya es la firma de obras maestras como 'La fiancée du pirate' (1969)–, idea en 'Memorias de una lectora de sábanas' una frenética fantasía que pretende la liberación del espíritu y el cuerpo y su armonización sensorial con los placeres de la naturaleza. Fue censurada en Francia cuando apareció en 1974, demasiada libido para los miedos conservadores. Ahora, en 2012, Luces de Gálibo presenta en español los affaires de Belén (metáfora de la vida sin barreras y símbolo del poder femenino) durante su cruzada contra el puritanismo que amenaza la revolución erótica. Es, como grita la contraportada, «una hermosa fábula libertina y libertaria» que termina… Queda para el lector la tarea de completar la frase. | Jesús Peña

Jim Morrison, 1969

'el espejo en el espejo' POR CARMEN ALCARAZ.

Nelly Kaplan, 2012

Un hombre camina solo. Recorre las calles mil veces pisadas y ve sin mirar la verdad escondida. Es entonces cuando el peso de la realidad quiebra sus alas y ni siquiera el amor puede hacerle libre. ‘El espejo en el espejo’ bien podría considerarse un viaje iniciático en el cual Michael Ende guía al lector a través de una selección de cuentos por el laberinto que es la vida. Encrucijadas que revelan las miles de sombras, como pinceladas de un cuadro «Ende guía al lector a través del laberinto inacabado, que esconde cada que es la vida» rayo de luz. Treinta historias cortas, algunas de no más de una página, en las que se indaga en la búsqueda de la identidad, el tiempo que se esfuma llevándose el futuro y el sufrimiento ligado a la vida misma. Y como migas de pan señalando el camino, un hilo de Ariadna navega entre las palabras y confluye en un final que, entre referencias oníricas y teatrales, evidencia la inmensidad que se abre paso bajo los pies del caminante, somos un sueño que nadie sueña.


Entrevista

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«AHORA LA POSMODERNIDAD ES UNA CAMISETA ‘SOUVENIR’» Juan José Téllez (Algeciras, 1958) es, desde el pasado mes de octubre, director del Centro Andaluz de las Letras. Porte tranquilo y voz que invita a la escucha, recibe a ‘Manual’ en su despacho, donde confiesa su amor por lo propio y ajeno, la diversidad y el aprendizaje efímero, a la par que intenso, que es la vida. | Jesús Peña e Isabel Vargas Su labor al frente del Centro: ¿seguir con el legado heredado o buscar otro camino? Mi intención es mantener lo bueno que se ha hecho y aportar nuevas líneas de trabajo. No es fácil. Hemos realizado ciclos literarios, encuentros con jóvenes; pero todavía quedan frentes por cubrir, como el impacto de la interculturalidad en un mundo globalizado del que Andalucía forma parte desde hace 3.000 años, el debate del lenguaje de género –para hacer más visibles a las escritoras-, o la exploración de los nuevos escenarios que abren las ediciones digitales y apoyar a los editores que quieran aventurarse en ellos. Otra prioridad del Centro es contribuir a la supervivencia de las pequeñas y medianas librerías, y ayudarlas en su entrada al entorno digital. ¿Internet es una amenaza? Internet es una realidad. Existen amenazas (como la piratería), pero también oportunidades. Los editores tienen más oportunidades para hacerse visibles, y nuestro objetivo es ponerles en contacto con empresas que están en ese escenario y que les pueden ofrecer un buen servicio. El Estado democrático debe sumarse –como cómplice, nunca como elemento de control o tutela– a la sociedad civil que se mueve en torno al libro. ¿Cómo afectan al sector cultural decisiones como la subida del IVA o el nuevo régimen para la propiedad intelectual?

Lo del IVA es una barbaridad. Antes existía censura política y ahora es económica, que puede que sea también política. Provocará una fuga de cerebros y acabará con una industria tan viva como la industria cinematográfica española, la que más ha brillado en Europa durante la última década. En cuanto a lo segundo, a internet es difícil ponerle trabas, por lo que habrá que buscar fórmulas más inteligentes para que la red respete a los creadores, o nos quedaremos sin creadores. Nuevas formas de mecenazgo, patrocinios, fundaciones creadas al estilo anglosajón, con el compromiso de devolver a la sociedad parte de lo que ha obtenido de ella. Volviendo a la agenda del Centro: ¿2013? Menos recursos económicos, pero muchas ideas. Y las ideas son recursos, como también lo son los fondos de los que dispone el Centro Andaluz de las Letras después de 15 años y la gente que trabaja en él. No todo tiene que ser dinero. Como se suele decir, optimizaremos los activos. En lo personal, ¿periodista o escritor? Vividor. He tenido la suerte de contar lo vivido y de que alguien se interese por mis textos, aunque lo importante es la experiencia y la costumbre de vivir. El buen periodismo es literatura, lo que no sabría decir es qué es la mala literatura. Dicen de usted que en ‘Jaramago’ hacía contracultura, ¿cómo se hace contracultura en una sociedad de ‘trending topics’? Es complicado, porque el sistema lo invade todo. Aquel era un momento en el que la cultura oficial chocaba con lo callejero. Contracultura era vanguardia, De Ory, Kerouac… Nos sentíamos herederos de aquello. Ahora la posmodernidad es una camiseta souvenir.



Arte

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ANGLADACAMARASA LA DELICADEZA DE LA FRIVOLIDAD En una bandeja de plata, como en la tragedia de Oscar Wilde Salomé pide a su padrastro la cabeza de Jokaanan, el pintor Hermenegildo Anglada-Camarasa presenta la figura de la mujer en su obra. Aunque representada en múltiples facetas y en diversos ambientes, el artista consigue que la delicadeza sea un factor común en cada una de ellas, haciendo incluso que la sensibilidad se sobreponga en los ambientes más frívolos. Salomé o las escenas de mujeres en los locales nocturnos de París son algunos de los ejemplos en los que el exquisito tratamiento del pintor hacia la figura femenina se impone en los lugares más sórdidos, donde el humo, la luz eléctrica, las ganas de sexo y las

femme fatale se apoderan de la escena. Vestidas de satén en paisajes paradisíacos, con coloridos trajes folclóricos, desnudas, dotadas de un aura de magia, envueltas en alcohol, deslumbradas por los contrastes de la noche o exaltando sus curvas se exhiben al público las mujeres del pintor catalán en 'Anglada-Camarasa. Arabesco y seducción'. Esta exposición, que se puede ver hasta el 31 de marzo en el Museo Carmen Thyssen Málaga, es un recorrido que por las diferentes etapas estéticas más significativas del autor, que se inicia con su llegada al París de 1894, momento en el que comienza a desarrollar una pintura propia inspirado por la figura de la femme fatale de los cabarets franceses. La muestra



42 continúa con su paso por Valencia y su apuesta por la pintura decorativa y la representación del folclore, para terminar con su etapa mallorquina. El artista fue un gran amante del desnudo, alimentado probablemente por su uso como método de aprendizaje propio de los artistas para cultivar el dibujo. Prueba de ello es el protagonismo que adquieren en su obra los cuerpos, principalmente femeninos, desprovistos de ropa. Un icono que el artista supo llevar consigo a lo largo de toda su carrera profesional, retratando la esencia femenina de cualquier origen y en cualquier lugar. Anglada-Camarasa (1871-1958) es uno de los grandes protagonistas de la historia de la modernidad en nuestro país y uno de los pintores más internacionales de su tiempo. Influido en sus primeras obras por el paisajista Modest Urgell, de quien fue alumno en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja de Barcelona, el artista se marchó en 1894 a París, donde además de completar su formación artística, conoció a Picasso, con quien abrió una acade«Retrató la esencia femenina de cualquier mia de pintura a la que acudieron origen o lugar» alumnas como la artista María Blanchard. El afán del pintor al llegar a París por retratar la realidad nocturna lo llevó a trasladar su estudio a las calles, sustituyendo el lienzo por las tablas, un soporte que le permitía mayor movilidad en la noche.

La llegada del artista a Valencia en 1904 supuso un giro en la trayectoria de su trabajo, sustituyendo para siempre la temática nocturna por el folclore popular español, que le brindó nuevas posibilidades estéticas. La pasión y el desenfreno de la mujer gitana así como la sensualidad en el movimiento de la danza también se convirtieron en otras de las obsesiones del pintor, que representó en múltiples obras. El icono de las femme fatale de su época francesa pasó a ser sustituido por el de la mujer gitana. Al trasladarse a Mallorca en 1914, el artista empieza a pintar nuevos arquetipos femeninos utilizando de fondo los exóticos paisajes de la isla. Una época en la que la alta sociedad, los paisajes naturales, la fantasía y la seducción se convertirán en los principales motivos de su pintura. Las representaciones femeninas con una alta carga simbolista acompañaron al autor a lo largo de su trayectoria, concediéndole a sus rostros frivolidad, fantasmagoría, amenaza o elegancia. Sin embargo, las féminas no fueron la única particularidad del autor. Los diversos parches de papel que se pueden apreciar perfectamente encajados en sus cuadros terminados son otros de los aspectos característicos de su forma de trabajar, que le permitían corregir partes de la pintura con las que no estaba satisfecho y que también demuestran su delicada búsqueda imperfecta de la perfección. | Sara G. Cortijo


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JUAN GYENES

MUNTEAN/ROSENBLUM A ti, que dibujaste sin parar

Fundación Picasso (hasta 03/03) CAC MÁLAGA (hasta 20/01)

POR Jesús peña.

Al cumplirse el centenario del nacimiento del fotógrafo hispanohúngaro, la Fundación Casa Natal de Picasso expone las imágenes que Gyenes captara, entre 1954 y 1961, del pintor malagueño. Una selección de elementos personales de Gyenes sirve para homenajear a una de las principales personalidad desde la Fotografía española del siglo XX. Recoge el importante fondo de fotografías de Picasso realizadas por Juan Gyenes y que forman parte de la colección de la Fundación Picasso. | F. Picasso

CAC Málaga presenta 'Muntean/ Rosenblum. The Management of Insignificance' del tándem artístico formado por Markus Muntean y Adi Rosenblum. Está compuesta por una cinta corredora de 20 metros de longitud que atraviesa una sala en la que alrededor se han instalado bancos orientados hacia las quince pinturas colgadas en las paredes. La estética de la instalación recrea el juego de ordenador de 'Los Sims'. Los artistas han realizado esta instalación expresamente para este espacio. | CAC

Hilvano estas palabras, querido Antonio, porque mi mente carece de la lucidez necesaria para aprehender entre las sombras de la realidad, tampoco mi mano goza de la destreza en el trazo que daba vida a tus personajes; siempre redondos y bonachones. Te marchaste, Antonio, y tus páginas quedaron huérfanas. Ángel, Francisco, Andrés y José María también te añoran, lo sé. Toda una vida de dibujos, de líneas «Toda una vida de armonizadas puestas al servicio del arte y del dibujos al servicio periodismo; de la sociedad, en definitiva. Seis de la sociedad» décadas en las que nunca faltó una sonrisa; ni en ti, ni en nosotros. Aún hoy fantaseo con viñetas donde las 'apariciones marianas' no serían un chiste malo, aunque ya sé que te gustaban más las historias cotidianas que la política. Maestro, sin duda mereces el descanso eterno, tras una vida de constantes fatigas, pero, querido Mingote, ¡qué falta nos hace tu humor en este día a día convertido en lágrima permanente!.

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LA PASIÓN SEGÚN SAN CUMPIÁN

POR ISABEL BONO.

¿A qué llamamos pasión? Pienso en el fragor del rojo, en un aullido, en la confusión del amor, de la fiebre. Alguien grita, alguien arde. Sin embargo, Stendhal dijo que las pasiones no se ven como se ven los incendios. Parece que estuviera pensando en Paco Cumpián. Porque Cumpián no hace ruido, habla poco, pesa poco, se desliza serio por las aceras bajo un sombrero con sus silenciosas alpargatas. ¿Alguien, alguna vez, lo ha visto reír a carcajadas? ¿A qué llamamos pasión? Hogaza de mi pan, agua que corres, jinete cabalgando, cebra sola. Un poema sigiloso que envuelve y arrastra en todos y cada uno de sus 321 versos. El poema definitivo que todo poeta querría que se le apareciera al menos una vez en la vida, en forma de paloma o cebra o hija con un mapa, y nos hablara y nos acompañara un poco. Definitivo sí, conforme nunca «si uno está conforme mala cosa», dice Cumpián.

¿A qué llamamos pasión? Pienso en un santo, pienso en Simeón el estilita, pienso en Job. No sé por qué, pero cuando digo pacocumpián pienso en un santo. No es fácil seguir escribiendo y editando poesía, después de tantos años. No es fácil conservar el tesón y la paciencia (y la vista) para seguir colocando tipo tras tipo cabeza abajo, como San Pedro, para sacar una hoja impresa dolorosamente hermosa. La calidez de lo humano, la calidez de la imperfección, contra el frío de las virtuosas máquinas. San Kurt Vonnegut del Perpetuo Asombro dijo que lo que nos atrae de una obra maestra es ese déficit al que podríamos llamar personalidad o incluso dolor. Parece que estuviera pensando en los libros de 'Árbol de poe'. Los libros, esos objetos preciosos que nunca desaparecerán mientras no desaparezca el ser humano y haya un sólo ser sobrehumano, un santo como Francisco Cumpián, que siga amándolos apasionadamente.


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La hija de nadie: Courtney Love

POR ROI MONEDERO.

Pocas mujeres consiguen despertar sentimientos tan extremos entre quienes la conocen como es el caso de Courtney Michelle Harrison, más conocida por el gran público como Courtney Love, la viuda de Kurt Cobain o simplemente «la chica peor vestida de América». Siempre envuelta en polémica, no son pocas las voces que la acusan de ser la responsable de la muerte de su marido, el malogrado líder de Nirvana, Kurt Cobain. Pero éste no es el único hecho que ha salpicado el brillo de Love, continuas noticias relacionadas con sus adiciones, la custodia de su hija Frances, desencuentros con el resto de los integrantes de Nirvana, o incluso alteración del orden público, rellenan a menudo titulares en la prensa sensacionalista de todo el planeta. Y es que los escándalos persiguen a esta artista desde que se convirtió en la pareja de Kurt, mucho antes de que se proclamara como la «viuda del grunge». Ya sabemos que la

sociedad es muy cruel con las mujeres cercanas a los mártires del rock, si Yoko Ono fue la responsable de la separación de los Beatles y Nancy Spungen la causa de la desaparición de los Sex Pistols, el fin de Nirvana no podía ser menos, la culpa de todo la tenía que tener una mujer y la controvertida Courtney tenía todas las papeletas para llevar el San Benito de culpable el resto de sus días. Sin embargo, pocas personas conocen su dilatada trayectoria como actriz y líder musical de Hole; su prematura ambición por llegar a lo más alto incluso no habiendo nacido ni en el lugar ni en el momento adecuados; su lucha contra la multinacional Geffen en defensa de los músicos; y sobre todo, su anómalo instinto de supervivencia, a pesar de los seres queridos que ha perdido por culpa de las drogas o de las cientos de ocasiones en las que algunos medios de comunicación le han augurado contados días de vida.


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Y EL SILENCIO SE HIZO MAJESTAD

POR ISABEL MORENO CARO.

Padeció una larga enfermedad. El día de su defunción, tras pasar la noche insomne verborreando imprecisiones, tomó un libro de Píndaro al azar de entre una pila ruinosa, y lo abrió por una página cualquiera. Agujeros negros rebotaron en sus ojos inmensos, verbos y pronombres amordazados se ahogaban en sus líquidos cerebrales, escamoteándole su inteligibilidad. Notó borrones sobre los versos suavemente impresos en papel tostado que ensuciaron su casta regularidad, y al mirarse las yemas de los dedos observó que estaban negros y desteñían tinta. Al advertir el lapso del poeta, Frau Zimmer, que se entretenía entre fogones horneando pan de centeno, irrumpió contrariada en la estancia con un trapo de cocina entre las manos. Contemplaba la nada. Tenía la cabeza ladeada y los labios turbios y apretados. Friedrich Hölderlin se moría de soledad. Desde la escritura de sus primeros

poemas de juventud había concedido al silencio una privilegiada verticalidad, en forma de ausencias magnánimas entre palabras y versos que otorgaron una quietud preciosa a su poesía; pero con la muerte de su amada el silencio comenzó a gotearle vertiginosamente hasta desangrarlo, dejándole loco y afónico literario, pues a partir de entonces sólo tuvo soplos puntuales de lucidez poética. Imposibilitado para el diálogo coherente, por momentos el Hölderlin humano se convertía en un personaje bekettiano cuya <<sobreenunciación>> monológica encerraba una profunda revelación de vacío. El poeta temerario que se atrevió a trascender los confines de la palabra, pagó la osadía con la demencia: penetró en él la certeza de que no hay nada que decir y nada que pueda ser dicho. Tras sobrevivir a 36 años de locura, el 7 de junio de 1807 el gran lírico alemán recelaba de que la muerte no fuera un espacio silencioso en el que reposar.



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