Manual de Uso Cultural 40

Page 1


Tema del Mes 04-15


Cine 16-19

Televisión 20-23

Música 24-27

Literatura 28-31

Arte 32-35


EL MITO Y LA 'LOLITA' DE KUBRICK Texto de MARÍA JOSÉ MORENO 'Lolita' es, sin duda, una película y un libro para zambullirse sin tabúes y dejar aparcada la moral occidental durante ese tiempo. Acercarse con una mentalidad prejuiciosa solo conseguiría enredarnos en debates morales, en especial en estos tiempos donde lo políticamente correcto está discriminando todo aquello que escapa a su mojigata selección. No en vano la 'Lolita' de Nabokov, y más adelante la de Kubrick, ocasionaron reacciones de todo tipo; la una al ser editada; no sin cierta anécdota consiguió ser publicada por una editorial parisina especializada en pornografía; y la otra filmada por el ya polémico cineasta, de quien es conocida su debilidad por la extravagancia y el barroquismo en su filmografía anterior. Aunque actualmente goza de un 7.6 de puntuación media en la web Filmaffinity, coincido con otros colegas de afición en que esta película no se encuentra entre las más

logradas; si bien el entusiasmo de los votantes han conseguido elevarla al mismo nivel que '2001: Una odisea del espacio', y no tan lejos de 'Espartaco' o 'La naranja mecánica'. Sin ánimo de destripar el argumento, me resulta difícil concluir este pequeño escrito sin recalar en algún fragmento para ilustrar por qué esta película no consuela mis expectativas frustradas, no ante una pérdida del 'espíritu' del libro sino por desaprovechar la complejidad del discurso cuando disponía de los elementos para convertirse en un gran film que trascendiese más allá de ser la provocadora obra de un director reconocido o la adaptación de un clásico de la literatura contemporánea. Pienso que en este fragmento del libro se describe todo aquello que echo en falta a la 'Lolita' de Kubrick: «Oh mi pobre niña escaldada. Te quería. Era un monstruo pentápodo, pero te quería. Era despreciable y brutal y depravado cuanto podría imaginarse mais je t ‘aimais».


'SENDEROS DE GLORIA', REMOVIENDO CONCIENCIAS Texto de BEATRIZ CASADO SÁNCHEZ Cualquier guerra es como un tablero de ajedrez en el que los peones se llevan la peor parte. Al final todo se reduce a dos grupos: los dirigentes y los dirigidos; esa es la idea central sobre la que gira esta película antibelicista, que sin necesidad de mostrar combates cuerpo a cuerpo o mutilaciones, es capaz de mostrarnos un horror incluso mayor: que todos somos títeres en manos de poderosos que deciden el destino de nuestras vidas con total frivolidad, tras la comodidad de sus opulentos despachos. Esta es la cruda realidad que experimenta el idealista y justo Coronel Dax (Kirk Douglas) cuando intenta defender a tres de sus hombres, acusados injustamente de cobardía en la 'guerra de trincheras' entre Francia y Alemania (1916). Un ambicioso General Mireau (interpretado con maestría por George Mcready), es persuadido por el General Broulard (Adolphe Menjou) para tomar posesión de 'La Colina de las Hormigas', un punto estratégico vital para

la guerra. Cuando el plan fracasa, el general, incapaz de reconocer su error, abre un consejo de guerra para que algunos soldados cabezas de turco carguen con la culpa y sirvan a modo escarmiento al resto de pelotón. La crítica, no solo a la guerra, sino a la rigidez de la cadena de mando militar está servida, dejando en evidencia la falta de escrúpulos de los generales cuando mandan a sus soldados a una muerte segura. La película remueve conciencias, por eso quizás fue prohibida en Francia hasta 1975 y en España hasta la década de los 80. El guión, basado en un libro homónimo que dejó impresionado a Kubrick de joven, es excelente y conciso. A destacar también cabe el uso de la cámara en escenas como las del recorrido por las trincheras, a modo de documental, y los primeros planos de las caras de los soldados en la dramática y desesperanzadora escena final. Altamente recomendable.




08 Texto de FRAN RUIZ

'2001, UNA ODISEA EN EL ESPACIO': LA MODERNIDAD ERA ESTO Al recibir el encargo de hacer una reseña sobre '2001', pensé en hacer un pequeño experimento. Pregunté al nutrido grupo dentro de mis amigos que se consideran fans del género de ciencia ficción sobre sus películas preferidas. Comprobé que la película de Kubrick apareció sólo de manera minoritaria en sus preferencias. No deja de ser llamativo el hecho que una de las películas más reconocidas y con más prestigio dentro del género sci-fi recolecte pocas simpatías dentro de los lectores del género; conocedores en profundidad la obra de Asimov, Clarke o Dick. Y es que '2001' emplea los recursos de dicho género, pero probablemente con intenciones un tanto distintas a lo habitual; o mejor: quizá con miras más amplias. Hay que empezar hablando evidentemente de su artífice: Stanley Kubrick. «UN FILME IMPRESCINDIBLE, Nada hay sobre UNA FABULACIÓN SOBRE él que no se haya dicho ya, pero EL PROGRESO» recordemos algunos aspectos de su personalidad artística que explican la importancia de este filme. En primer lugar, el perfeccionismo que imprimía a toda su obra. Lo que le llevó a continuos experimentos formales y a rodar una obra maestra en cada uno de los géneros

que tocó. No es la película que nos ocupa una excepción. Por eso sorprende que en uno de los primeros compases de la película, cuando un grupo de homínidos entran en contacto con el monolito y lanza al aire la primera herramienta de la historia, el hueso se escape descuidadamente del plano, lastrando levemente la analogía que se establece con el satélite artificial de la siguiente imagen. La estructura formal se tambalea levemente, pero la metáfora llega al espectador con fuerza. En segundo lugar, el coste que Kubrick estaba dispuesto a asumir en pos de dicha excelencia. No pasaría a la historia como uno de los directores con los que más fácil era trabajar. En '2001', Kubrick decidió desechar el material sonoro compuesto por Alex North en favor de una brillantísima selección de temas clásicos. El compositor no descubriría el cambio de elección hasta la noche del estreno. Prácticas éticamente muy reprobables. Y sin embargo, artísticamente la selección de temas clásicos otorga al film el aire de atemporalidad que aún conserva. Decisiones artísticamente siempre acertadas. Pero Kubrick no era un esteta. Si '2001' sigue siendo un filme imprescindible, es a mi parecer por la brillantez con la que capta ese proyecto que hemos denominado modernidad. Es una fabulación sobre el progreso y un canto sobre la potencialidad del ser humano. El superhombre


nietzscheano, las consecuencias de la tecnología, la soledad del viaje hacia lo superior, todo encaja perfectamente con el espíritu más optimista sobre la nueva era que supuso el siglo XX. Incluso con el escollo que supone enfrentarse a la fallida creación humana: HAL. En la paleta del director, coexisten las composiciones de Strauss con brillantes transposiciones al lenguaje fílmico del expresionismo abstracto pictórico (la célebre secuencia de la Puerta Estelar). Curiosamente el mismo director filmaría poco después 'La naranja mecánica', donde grupos de malhechores recorren escenarios urbanos dignos de los planteamientos de Le Corbusier, plasmando en el cine el fracaso de la arquitectura racionalista que por esos años se cercioraba en la realidad. Como decimos, '2001' se mueve en otras coordenadas. El final del filme, ese 'homo superior' liberado incluso de la necesidad de la tecnología retornando al planeta Tierra como el mesías de la nueva época, no se entiende bien a día de hoy. No me refiero al carácter críptico de la cinta, sino al hecho de que nos hemos alejado tanto de esa esperanza, que si no fuese por la potencia visual de este director, el final resultaría quizá ridículo en pleno 2018, solar del desengaño. Más afín a nuestros tiempos parece 'Hijos de los hombres' de Alfonso Cuarón (2006), casi un falso documental sobre lo que sucede cuando el ser humano pierde la esperanza. Una mirada oscura sobre una humanidad que ha dejado de mirar a las mismas estrellas que en la cinta de 1968 prometían ni más ni menos que un futuro de trascendencia.









El Sur es ese lugar aparentemente geográfico que se mitifica desde un presunto norte. Por tantas partes y de tantas maneras: la huida que siempre añoramos (y que nunca llevaremos a cabo) es a los Mares del Sur; a él viajamos en invierno con Vázquez Montalbán y Eliot, después de leer hasta entrada la noche...





No hay duda: el negocio de las series se está yendo de madre. Uno va, una noche, con su mantita y su sofá, a echar el rato, y se queda turulato ante un circo victoriano de frikazos barbudos, elefantes y tarados, que es espeluznante, como una película gore. Es necesario, por tanto, buscar una alternativa más tranquila, más sencilla, pero salta el gato por la liebre.





'Full Moon Fever' fue el primer รกlbum como solista de Tom Petty, dejando a un lado a sus inseparables Heartbreakers. No fue una ruptura drรกstica, porque trabajaron algunos de ellos en la grabaciรณn de las nuevas canciones y, en el caso concreto de Mike Campbell, nos encontramos con que se halla presente en casi todas ellas. Una suerte de trampantojo que les quitaba de la ecuaciรณn sin desaparecer del todo.





¿Una novela sobre la destrucción de Dresde, donde el protagonista, aparte de viajar en el tiempo, es abducido por extraterrestres? Pues sí, y lo más sorprendente no es la mezcla, sino que Kurt Vonnegut consigue que funcione perfectamente, narrando dicha historia con un humor ácido que logra, por un lado, sacarnos una sonrisa en momentos trágicos y, por otro, remarcar la insensatez y locura de la guerra.





«Una acción experimental es aquella cuyo resultado no está previsto; y es única» (John Cage). Francisco Ferrer Lerín (Barcelona, 1942) empezó a escribir poemas en los 60; tras publicar decenas de ellos, que prefiguraron la obra de los poetas de la 'generación novísima', abandonó la escritura para dedicarse a la recuperación de las aves necrófagas en el Pirineo aragonés, trabajando para el CSIC.




JARDINES DEL YO Texto de ÁLVARO CAMPOS SUÁREZ Los jardines han sido apreciados a lo largo de los siglos como espacios imprescindibles en los que encontrar y encontrarse. También, como lugares de formación dispar y sedes de las escuelas de pensamiento de los principales intelectuales del momento. Cuenta Santiago Beruete en 'Jardinosof ía. Una historia filosófica de los jardines' (Turner), que éstos «expresan mejor que otras manifestaciones culturales las inquietudes filosóficas de cada época», y cita en su discurso los parques del Akademos platónico y el Liceo aristotélico o el célebre jardín de Epicuro, donde las mujeres eran tratadas en igualdad con los hombres. Concebido como una «biograf ía botánica», en 'El jardín perdido', de Jorn de Précy (un rescate afortunado de la siempre interesante editorial Elba), donde se efectúan recuentos de visitas a jardines queridos por el autor y al suyo propio, destaca su descripción de los mismos como sitios abandonados

paradójicamente por la intervención humana; esto es, por la pérdida de su esencia salvaje ante las exigencias de la urbanización y el bienestar burgués. Destinados al mero esparcimiento secular, para Précy resulta imposible compararlos con los imponentes jardines del pasado, que contaban con un genius loci o dios menor protector con el que antaño dialogaban. Pero el verdadero king of gardens, con el permiso de los Jardines Colgantes de Babilonia (en una reciente investigación, atribuídos a Senaquerib, 100 años anterior a Nabucodonosor, y ubicados más bien en la ciudad de Nínive o «Nueva Babilonia» tras la conquista asiria), resulta a mi gusto el borgiano. En 'El jardín de senderos que se bifurcan' (cuento integrado con posterioridad en el célebre libro 'Ficciones') caben todos los tiempos, cada posibilidad, cualquier mundo. Sin regar el verde, rega(la) mos nuestro ingenio.


VILAS AL DESNUDO Texto de JOSÉ LUIS PICÓN Esta novela quizás no haya liderado durante meses las listas de ventas. Es probable que tampoco se haya hablado de ella en las tertulias literarias dirigidas al gran público. Pero es uno de esos escasos libros con los que el lector siente que no es el mismo después de leerlo. Como debe ocurrir con los grandes libros. Se titula ‘Ordesa’. Su autor, Manuel Vilas, se desnuda en sus páginas para ofrecernos una crónica de su propia derrota y de su propio derrumbamiento. Pero también es nuestra propia derrota y nuestro propio derrumbamiento. Seguramente, muchos de sus lectores no habrán paseado en su infancia en el Seat 1430 de su padre. Otros sí. La mayoría no habrán estado atrapados en el alcoholismo, como Vilas. Tampoco habrán pasado por una crisis matrimonial que haya acabado en divorcio. Ni sufrirán el desapego de sus hijos adolescentes. Pero todos se verán irremisiblemente reflejados en lo que cuenta Vilas. Este álbum personal y familiar

no escatima detalles desgarradores que, paradójicamente, arrancan con frecuencia una sonrisa. Asevera Vilas que “quien ha bebido mucho sabe que el alcohol es una herramienta que rompe el candado del mundo” y añade que “acabas viéndolo todo mejor, si luego sabes salir de allí, claro”. Explica el efecto del alcohol cuando llega a la sangre: “Todo comienza a brillar de nuevo”. Este libro, que golpea como pocos, aúna la crudeza y la hermosura de forma poco común. Vilas se ha dejado la piel en sus páginas. Sus primeras cinco líneas ya son definitorias: “Ojalá pudiera medirse el dolor humano con números claros y no con palabras inciertas. Ojalá hubiera una forma de saber cuánto hemos sufrido, y que el dolor tuviera materia y medición. Todo hombre acaba un día u otro enfrentándose a la ingravidez de su paso por el mundo. Hay seres humanos que pueden soportarlo, yo nunca lo soportaré”. Léanlo. No se arrepentirán.


ESPÉRAME EN LA ORILLA Texto de ISABEL BONO Escribir bien no es un milagro, es una gracia. Hay quien tiene el don de devolver la buena vista (juramento hipocrático mediante) y quien sana con su buena letra. 'La buena letra' fue el primer libro que leí de Rafael Chirbes (Tabernes de la Valldigna, 1949-2015). Una novela a fragmentos de apenas dos páginas, donde una mujer contaba por contar, sin esperar nada a cambio (ni siquiera que su hijo la escuchara). ¿Y no es esa la auténtica tarea del escritor?, ¿ese escribir 'porquesí' como quien predica en el desierto? Yo creo que Chirbes (profesor de literatura española en Marruecos durante algunos años) estuvo en el desierto o era de desiertos o las dos cosas. La sobriedad y minuciosidad de Chirbes construyendo y avanzando página a página, lentamente, como hacen las dunas. Como no sólo de libros vive el hombre, también consagró su tiempo al pan (y otros

manjares) dirigiendo la revista 'Sobremesa', dedicada al vino y la gastronomía, cuando aún no nos habían invadido los niños chefs y otras majaderías. Nos ha dejado dieciséis libros (uno póstumo). Pocos me parecen y no sé con cuál quedarme. ¿Con la elegancia de 'Los disparos del cazador' o con ese incómodo cilicio que es 'La larga marcha'? 'Crematorio' fue premiada con el Nacional de la Crítica y una miniserie. No sé yo si que te hagan una miniserie de uno de tus libros es una gloria o una penitencia. Como poco, debe de ser muy raro ver a tus 'creaturas' en movimiento y hablando desde una pantalla. No sé medir el tiempo de mis santos extraños e irrenunciables, y me sorprende que hayan pasado ya tres años de su muerte. Hace unos días, en una cena, alguien lo nombró y los ojos se nos llenaron de arena. Hubo fumata blanca: era un escritor y un ser excepcional.




Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.