Juegos y Ritos. Adolfo Siliézar

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Sus siluetas carbonizadas, introducen distintas reflexiones en donde temáticas como el control y el poder se hacen presentes. A la vez, la conciencia de pertenencia hacia lo geográfico y la inconformidad y angustia por las estructuras impuestas, son componentes que se fusionan en estos vestigios del carbón. Dentro de esta idea podemos encontrar obras como “Reminiscencias del poder” (1996), que es precisamente, una de las obras que es parte de la colección permanente del MADC. En las obras de Siliézar, el drama humano, no solo el de los grandes conflictos, sino también de los episodios simples y cotidianos, se entremezcla con una evocación por la infancia. Algunas de sus obras, la mayoría de estas sin título1 y en pequeño formato, remiten a este punto. 6

El juego también, como una especie de rito, dialoga con figuras de poder e insignias conmemorativas. Personajes que como arquetipos se tornan recurrentes en este imaginario personal. En este sentido, podemos encontrar piezas como “Patriarca” (s/f), “Caudillo” (2012) o también “Visiones del adelantado” (s/f). Aquí, las experiencias vividas por generaciones de artistas, amigos y ciudadanos, en países latinoamericanos con una época social convulsa, como lo son las décadas de los años sesentas, setentas y ochentas, dejan vestigios dentro de su trabajo. El peso de la memoria, de la herencia y del paso del conocimiento son también algunas de las ideas que se filtran dentro esta telaraña de inquietudes. Es aquí donde obras como “Crónicas del laberinto” (2002 - 2013) -esa biblioteca gigante de libros pesados y hechos cenizas por el fuego- se 1 Pág. 8, Ensamble de madera quemada, 40 x 30 cm, Colección privada, 2007 y también en la pág. 11, Ensamble de madera quemada, 30 x 80 cm, Colección Teor/éTica, 2004.

posiciona junto una pieza de menor tamaño como “Crónica urbana” (2012), como evidencias de este interés. De igual manera, la reminiscencia de los retablos religiosos y en evocaciones de relicarios, se empatan con la presencia de lo ceremonial. En esta línea obras como “Heme aquí en el año del señor” (1996) y “Juegos en el sueño” (2004), repasan los conceptos planteados anteriormente. Al mismo tiempo, piezas como “Ensayos de resurrección” (1994) o algunas obras de formato más pequeño y sin título2 acentúan la reincidencia en el tema. Existe así una gran carga a nivel simbólico y autobiográfico, en donde los recuerdos de un adoctrinamiento en la niñez y juventud, y de los conflictos que de esto emergen, hacen que esta veta religiosa aparezca de manera constante dentro de la producción del artista. Esa evocación al pasado y la necesidad de repasar experiencias vividas, se amalgaman con la desintegración del recuerdo y la materialidad que el ardor del fuego permite. Esa lucha continua entre la presencia y la ausencia, refuerza el carácter cíclico y binario, que se encuentra entretejido en la obra de Siliézar. Lo que estos procesos de transformación van dejando a su paso, abre preguntas sobre lo que pudo haber sido y no fue, sobre la fragilidad de la vida y el patetismo de lo bello. María José Chavarría Curadora MADC San José, junio 2013 2 Pág. 14, Ensamble de madera quemada, 80 x 60 cm, Colección privada, s/f.

Vista parcial Sala 1


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