Practica de escritura recopilación

Escuela N° 5 Soldado Carlos Mosto

Práá cticá de escriturá con frágmentos de obrás literáriás

Recopilación de trabajos de alumnos de 5to Año

Informática Educativa 2017

Versos Sencillos José Martí Si ves un monte de espumas, es un verso lo que ves.

Mi verso en un monte, y es un abanico de plumas.

Mi verso es como un puñal que por el puño echa flor.

Mi verso es un surtidor que da un agua de coral.

Mi verso es de un verde claro y de un carmín encendido: Mi verso es un ciervo herido que busca en el monte amparo.

Mi verso al valiente agrada: mi verso breve y sincero, es del vigor del acero con que se funda la espada.

Integrantes     

Acuña Florencia Roa Fedra García Agustina Vargas Maillen Carboni Jonathan

El laberinto de la soledad Octavio Paz En todos lados el hombre está solo. Pero la soledad del mexicano, bajo la gran noche de piedra de la Altiplanicie, poblada todavía de dioses insaciables, la diversa a la del norteamericano, extraviados en un mundo abstracto de máquinas, conciudadanos y precepto morales. En el valle de México el hombre se siente suspendido entre el cielo y la tierra y oscila entre poderes y fuerzas contrarias, ojos petrificados, bocas que devoran. La realidad, esto es, el mundo que nos rodea, existe por sí misma, tiene vida propia y no ha sido inventada, como en los Estados Unidos, por el hombre.

El mexicano se siente arrancado del seno de esa realidad, a un tiempo creadora y destructora, madre y tumba. Ha olvidado el nombre, la palabra que lo diga a todas esas fuerzas en que se manifiesta la vida. Por eso grita o calla, apuñala o reza, se echa a dormir cien años.

Integrantes  Brian Tesuri  Julián Quintana  Félix Benitez

El crimen casi perfecto Roberto Arlt La coartada de los tres hermanos de la suicida fue verificada. Ellos no habían mentido. El mayor, Juan, permaneció desde las 5pm hasta las 12am (la señora Stevens

se suicidó

entre siete y 10pm) detenido en una

comisaria por su participación imprudente en un accidente de tránsito. El segundo hermano, Esteban, se encontraba en el pueblo de Lister desde las 6 Pm de aquel día hasta las 9 pm del siguiente, y en cuanto al tercero, el doctor Pablo, no se había apartado ni un momento del laboratorio de análisis de leche de la Erpa cía, donde estaba adjunto a la selección de dosificación de mantecas en las cremas.

Lo más curioso del caso es que aquel día los tres hermanos almorzaron con la suicida para festejar su cumpleaños, y ella, a su vez, en ningún momento dejo traslucir su intención funesta. Comieron todos alegremente; luego, a las 2pm, los hombres se retiraron.

Sus declaraciones coincidían en un todo con las de las antiguas domesticas que se servía hacía muchos años a la señora Stevens. Esta mujer, se dormía afuera del departamento, a las 7pm se retiró a su casa. La última orden que recibió de la señora Stevens fue que le enviara por el portero un diario de la tarde. La criada se marchó; a las 7:10 el portero le entrego a la señora Stevens el diario pedido, y el proceso de acción que esta siguió antes de matarse se presume lógicamente así: la propietaria reviso las adicciones en las libretas donde llevaba anotada las entradas y salidas de su contabilidad doméstica, porque las libretas se encontraban sobre la mesa del comedor con algunos gastos del día subrayados; luego se sirvió un vaso de agua con whisky, quien esta mezcla arrojó aproximadamente medio gramo de cianuro de potasio. A continuación se puso a leer el diario, bebió el veneno, y al sentirse morir trato de ponerse de pie y cayó sobre la

sombra. El periódico fue hallado entre sus dedos tremendamente contraídos.

Tal era la primera hipótesis que se desprendía del conjunto de cosas ordenadas pacíficamente en el interior del departamento pero, como se puede apreciar, este proceso de suicido está cargado de absurdos psicológicos. Ninguno de los funcionarios que intervinimos en la investigación podíamos aceptar congruentemente que la señora Stevens se hubiese suicidado.

Integrantes:    

Néstor Sotto Julián Quintana Félix Benítez Juan José Sellanes.

El vendedor de pararrayos Herman Melville Qué trueno majestuoso y extraordinario, pensé, de pie junto al hogar de mi casa de montaña, mientras centellas desperdigadas crujían en el cielo y se estrellaban contra los valles, seguidas por oscilantes fulgores y por suaves chaparrones que repiqueteaban en el tejado con lanzazos. Supongo, sin embargo, que en estos montes el trueno se quiebra y reverbera, de mono que aquí es mucho más monumental que en la llanura. ¡Vaya! Alguien llama a la puerta. ¿Quién elige tiempo tan tormentoso para hacerse una visita? ¿Y por qué no usa el llamador, como cualquiera, en vez de asestar ese lúgubre golpe de sepulturero contra el hueco panel? Pero hagámoslo entrar. Ah, helo aquí.

-Buenos días, señor. –Un desconocido-. Siéntese, por favor.

-¿Qué será ese extraño bastón que lleva en la mano?-. Bonita tormenta.

-¿Bonita? ¡Espantosa!

-Está usted empapado. Acérquese al hogar y caliéntese ante el fuego.

-¡Por nada del mundo!

El desconocido no se movía del centro de la sala. Su singularidad me indujo a examinarlo con mayor atención. Una figura enjuta y sombría. Cabello lacio y oscuro,

Integrantes  Bárbara Gable.  Antonella Pérez.  Ailen Botto.

Don Quijote de la Mancha - Capítulo II Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso Don Quijote.

Miguel de Cervantes Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezan sinrazones que enmendar, y abuso que mejorar, y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención y sin que nadie lo viese, una mañana, antes del día (que era uno de los calurosos del mes de julio), se armó de todas sus armas, subió sobre rocinante, puesta su mal compuesta celada, embarazó su adarga, tomó su lanza y por la puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vio en el campo, cuando le asalto un pensamiento terrible, y tal fue que le vino a la memoria que no era armado caballero (…) Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían.

Integrantes Botto Ailén Castel Candela Gable Bárbara Perez Antonella

La batalla de los espejos Carlos Gardini El mago Badur decidió hechizar al pájaro del amanecer para demostrar el poder de su magia. Cuando el pájaro cruzaba el cielo para anunciar la madrugada, Badur lo encerró en una jaula ilusoria con barrotes ilusorios.

Sin pájaro del amanecer no había amanecer, porque el día no empezaba de verás si el pájaro no cantaba. Vendavalia quedo suspendida entre el día y la noche.

Badur invito a todos los magos de Vendavalia a romper el hechizo para liberar al pájaro. Muchos lo intentaron. Uno tras otro ensayaron sus recursos mágicos –abracadabra, rayos crujientes y nieblas de color-pero nada resultaba. el pájaro seguía triste y prisionero en su jaula ilusoria mientras Badur se hinchaba de orgullo.

Llamaron al mago Hamur, y Hamur eligió un camino menos aparatoso.

Enseño al pájaro a picotear los barrotes ilusorios. El pájaro, prisionero de la ilucion, sintió un gran dolor al picotear esa dureza inexistente. Picoteaba y picoteaba y al final solo tuvo fuerzas para el dolor y se quedó sin fuerzas para la ilusión. La jaula ilusoria se esfumo, y también el dolor. El pájaro quedo libre, grazno de alegría y hecho a volar. Los días y las noches continuaron su curso en Vendavalia. Badur soplo de rabia hasta deshincharse, pero juro venganza y se retiró a la montaña negra para perfeccionar su poder.

Hamur se retiró a la isla de Dabradaria , donde se proponía escribir un libro sobre la magia del mundo y el esplendor del mundo.

Mientras tanto hablaba mentalmente con los pájaros y los árboles y viajaba mentalmente a lugares lejanos. Cada madrugada escuchaba al agradecido

pájaro del amanecer y observaba fascinado los tonos rojos y azules que se mezclaban en el cielo como pintura. Y mezclando su propia pintura en la paleta, dibujaba con su pincel las letras y las frases de su libro. Y un amanecer anoto: ”El color es una aventura de los ojos.”

Integrantes Catherine Mendoza Antonella Rios Agustina Falcòn