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Estando el abuelo Manolo sentado en la plaza de su pueblo, junto a su bastón y su nieto de escasos 6 años de edad, el niño con su gorra y una pelota en sus manos, le pregunta: - Abuelo, qué es la guerra? - El abuelo se pone pensativo y le pregunta: niño ¿dónde has escuchado esa palabra? - Mi papá se lo dice a mi mamá y ella se pone a llorar mucho, parece que la guerra es una cosa muy mala, ¿verdad abuelo? - Éste le contesta mirando a los ojos de su nieto: te voy a contar una historia.
Hay un país muy grande que está cubierto de nieve casi todo el año; en él viven abuelos, papás, mamás y niños como tú, es decir, familias como las hay en nuestro pueblo y en todo nuestro país. Juanito tu habrás escuchado que hay personas buenas y malas, ¿verdad? El niño responde en voz alta. - Si abuelo que no soy tonto, yo ya entiendo las cosas.
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El abuelo Manuel, lo mira y sonríe. - Pues bien escucha: en ese país también hay personas Juanito se divertía mucho con su buenas y malas, hay un presidente, como el rey en España, porque abuelo en el parque Juanito, tú sabes lo que es un rey ¿verdad?, Juanito le responde: - Claro que sé abuelo.
El hombre que es el presidente de aquel país, tiene mucho poder y maldad, trata a su pueblo con abusos e injusticias, las personas que viven y que están de acuerdo con él creen que el presidente hace las cosas muy bien.
Los ciudadanos a los que no les gusta lo que hace su presidente, son los que sufren con más fuerza los abusos e injusticias.
El presidente es muy ambicioso y quiere que su país sea más grande y para lograrlo se quiere adueñar de otros países más pequeños. El niño interrumpe otra vez. - Pero abuelo, ¿qué significa ambicioso? - Mira Juanito, una persona ambiciosa es aquella que quiere ser más poderosa y más rica, que quiere tener más casas, más coches… Pero Juanito, tu no debes tener miedo porque en nuestro pueblo y en España eso no ocurrirá. Tu seguirás jugando con tus amigos en el colegio y en el pueblo, se celebrará la Semana Santa, el carnaval, La Navidad, Los Reyes Magos, y muchas fiestas más. Tus papá seguirán trabajando y cuidándote a ti y a tus hermanos. ¿Verdad que tú te acuerdas de todas esas fiestas? - Sí abuelo y me lo paso muy bien con mis amigos. El abuelo sonriente le dice:

- ¿Seguimos jugando con la pelota? yo en la portería; el niño con voz alta le contesta - Yo chutaré, pero ataja abuelo.
Para Juanito esa tarde fue muy divertida y alegre, junto a su abuelo. De regreso a casa daba saltos y en ocasiones cantaba, rebosante de alegría. El abuelo estaba contento porque había logrado que su nieto, siguiera con sus actividades normales de un niño de su edad.
Ya en casa y sentados para la cena, el abuelo le cuenta a los padres de Juanito, Juan y Elena, la conversación que había tenido con su nieto en el parque. Les comenta que deben de tener cuidado con las conversaciones sobre cosas de la guerra cuando están presente los niños.
Los padres se miran mutuamente y Juan le dice a su mujer: - Mi padre tiene razón, no debemos permitir que en nuestros hijos se siembre el temor y miedo, todo lo contrario, debemos predicar para ellos el valor, la tranquilidad y seguridad.
Al día siguiente el padre, a la hora del desayuno, estando todos reunidos, les dice: - Os quiero hacer una propuesta, ¿os gustaría que en las cortas vacaciones de Semana Santa fuéramos a conocer un pueblo que está cerca de los pirineos y pasar unos días con su gente? Hay vecinos que tienen caballos, ovejas, gallinas, cerdos, etc. Será divertido para todos; vosotros niños, podréis jugar en el campo, y conocer y descubrir todo tipos de animales; nosotros los adultos podremos degustar el vino, la comida, los dulces y pasteles de la región, como también podremos mantener todo tipo de charlas y experiencias con los vecinos de ese pueblo. ¿Qué os parece? El abuelo y su mujer en voz alta y clara contestaron con un sí rotundo, y los niños saltaban de alegría gritando, “sí, sí, nosotros queremos ir”. Después de que los niños se marcharan a la escuela, el abuelo le pregunta a su hijo: - ¿Oye Juan por qué has tomado esta decisión? - Padre, por sus palabras de ayer, ¿no lo recuerda? - Sí pero, ¿qué tiene que ver eso con unas vacaciones? Muy sencillo, sus palabras me hicieron meditar sobre lo que estaba ocurriendo y de qué forma permitimos que nos afecte, y por consiguiente a nuestros hijos. Y llegué a la conclusión de que yo no debo permitir que acontecimientos que están ocurriendo en otros países y que son de absoluta responsabilidad de políticos y gobernantes, algunos que actúan con total falta de responsabilidad, afecte emocionalmente mi vida, la de mi mujer y la de mis hijos, como tampoco les debería ocurrir a un sinnúmero de familias, de pueblos y ciudades de este país.
El abuelo abraza a su hijo diciéndole: “eres un gran hombre hijo mío”.

“Se da uno cuenta de lo poco que sabe en cuanto un niño empieza a hacer preguntas” (Richard L. Evans)
El niño necesita experiencias de primera mano que habrá que seleccionar en función de su edad.
