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Oppenheimer

Mario Gensollen

La historia la conocemos, al menos de manera parcial. A la par del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial empezó una carrera armamentística en tres flancos: Estados Unidos, Rusia y Alemania. Científicos alemanes, encabezados después por Werner Heisenberg, lograron dividir un átomo de uranio mediante el disparo de un protón, lo cual liberaba una gran cantidad de energía. El resultado fue replicado con rapidez alrededor del mundo y fue interpretado en el contexto mismo de la guerra: podría construirse una bomba mediante un proceso de fisión que generara una reacción en cadena con un poder destructivo nunca visto. Enormes recursos económicos y humanos fueron destinados en los tres flancos para ganar la carrera. En Estados Unidos el líder del Proyecto Manhattan fue Robert Oppenheimer, quien a la postre fue el vencedor en la contienda.

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La historia de Oppenheimer, no sólo la de su papel en la creación de la bomba atómica, es digna de ser contada. Kai Bird y Martin J. Sherwin ganaron el Pulitzer por narrarla en el libro Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer. Es una historia que puede leerse en distintas claves: como la disonante vida de un genio, como la relación de la comunidad científica con el ejército, como la relación de los científicos con el poder y, claro, como una recontextualización del mito de Prometeo. Ahora esta historia ha sido traducida al lenguaje cinematográfico.

Cuentan que durante la filmación de su película anterior, un miembro del reparto regaló a Christopher Nolan el libro de Kai Bird y Martin J. Sherwin. El impacto fue inmediato después de su lectura. Nolan había encontrado una nueva historia qué contar, y no una cualquiera. Nolan es conocido por su gigantesco ego y por sus no menores pretensiones. En lo que a mí respecta, cada nueva película de Nolan, antes incluso de verla, ya me parecía la crónica de un fracaso anunciado. Incluso me negué a ver su película anterior. Sus juegos temporales injustificados, sus premisas inconexas, sus recursos manidos, y su tendencia a recaer en la ingenuidad y la franca cursilería, me dejaban un regusto amargo. Su carrera cinematográfica no era la de un Prometeo, sino la de un Sísifo que ves empujar una piedra enorme montaña arriba que se despeña siempre al llegar a la cima. Pocas veces tenemos la oportunidad de contemplar la caída repetitiva de un megalómano con las más altas pretensiones. Ya había decidido no ver Oppenheimer. El libro lo había terminado pocos días atrás (con seguridad será una de mis mejores lecturas del año). La historia del padre de la bomba atómica pensé que sería arruinada por un

Termina sin veredicto primer día de deliberaciones en juicio contra Kevin Spacey

sus deliberaciones, que deberán reanudarse el martes por la mañana.

Nolan que tiró a la basura la gran historia de Dunkirk. No obstante, como a veces sucede, tuve que entrar al cine a ver la película en una negociación no exitosa con mis acompañantes. En algo no me equivoqué: Oppenheimer es quizá la película más pretenciosa que haya visto. Inventa incluso una nueva manera de narrar en lenguaje cinematográfico: el punto de fuga de la película es un juicio, pero la fuga no es temporal (como suele suceder en películas similares), sino argumentativa. El uso del blanco y negro y el color son marcadores de la naturaleza de la evidencia durante el juicio. Los juegos temporales injustificados de sus películas anteriores ahora están más que justificados: Nolan teje su narración al hilo de las premisas de un argumento cuya conclusión aparente siempre es la lealtad del científico a su patria, pero cuya conclusión es una muy distinta que sólo se revela hasta el final: una conclusión que ofrece una clave de reinterpretación final de la historia completa.

Nolan ha filmado su mejor película hasta ahora. Sus enormes pretensiones se cumplen, aunque quizá más por suerte que por maestría. Inventa una nueva forma de narrar que conecta con la invención de algo que ha determinado y seguirá determinando nuestro futuro. Nolan se proyecta en su personaje (siempre lo hace), pero en este caso no se ve tan pequeño a su lado. Quizá la historia de Oppenheimer era la historia que alguien como Nolan debía contarnos.

mgenso@gmail.com

Elon Musk presenta una X en blanco y negro como nuevo logo de Twitter

Los miembros del jurado en el juicio por agresión sexual de Kevin Spacey aplazaron la sesión el lunes después de deliberar durante dos horas y media sin llegar a un veredicto sobre las acusaciones contra el actor presentadas por cuatro hombres que datan de hace dos décadas.

Spacey, de 63 años, se declaró inocente de nueve cargos, incluidos múltiples cargos de agresión sexual y un cargo de hacer que una persona participe en una actividad sexual con penetración sin consentimiento.

El jurado, integrado por nueve hombres y tres mujeres, escuchó testimonios durante tres semanas en el Tribunal de la Corona en Southwark antes de comenzar

El abogado defensor de Spacey dijo durante los argumentos finales la semana pasada que tres de los hombres son mentirosos y sugirió que los integrantes del jurado no deberían condenar al actor galardonado con el Oscar por un "tropiezo" con un cuarto hombre.

La fiscal calificó a Spacey de ser un "hostigador sexual" que se aprovechó de su poder como celebridad y tomó lo que quería cuando quería.

Los supuestos incidentes ocurrieron entre 2001 y 2013, van desde tocamientos no deseados hasta tomar agresivamente la entrepierna de un hombre y, en un caso, practicarle sexo oral a un hombre inconsciente.

Elon Musk presentó el lunes 24 de julio un nuevo logotipo de una X en blanco y negro para sustituir al famoso pájaro azul de Twitter, dentro de su campaña de cambio de imagen de la plataforma que compró por 44.000 millones de dólares el año pasado.

Musk sustituyó su icono en Twitter por una X blanca sobre fondo negro y publicó una foto del diseño proyectado sobre la sede de la compañía en San Francisco.

Twitter cambiará su nombre a ‘X’ y se consolidará como una plataforma “centrada en audio, video, mensajería, pagos” impulsada por Inteligencia Artificial (IA). La X se veía el lunes 24 de julio en la parte superior de la versión de escritorio de la red social, aunque el pájaro aún dominaba la app para celulares.

Musk había pedido ideas a sus seguidores y escogió una, que describió como Art Deco minimalista y que “desde luego será refinada”. “Y pronto diremos adiós a la marca Twitter y, poco a poco, a todos los pájaros”, tuiteó Musk el domingo.

El multimillonario dirige la compañía de cohetes Space Exploration Technologies Corp., conocida popularmente como SpaceX. Y en 1999 fundó una compañía llamada X.com, una firma de servicios financieros en internet ahora conocida como PayPal. El dominio de X.com redirigía ahora a los usuarios a Twitter.com, dijo Musk. En respuesta a las preguntas sobre cómo se llamarían los tuits cuando se completara el cambio de marca, Musk dijo que se llamarían equis.

Elon Musk, propietario de Twitter, comentó en octubre del año pasado a través de su perfil que comprar la aplicación sería “un acelerador” para crear una súper aplicación que denominaría ‘X’.

Meses después, Slate adelantó que Musk había creado dos nuevas compañías, X Holdings Corp. y X Corp., que se añadían a las registradas en abril de 2022, X Holdings I, II y III, tres empresas independientes que facilitarían su compra en Twitter.

El domingo, Elon Musk anunció el cambio oficial de Twitter a ‘X’ y comentó que modificará el famoso ícono del pájaro actual “para encarnar las imperfecciones” de la red social y dio a conocer cuál sería el formato de su nuevo logo. La CEO de Twitter, Linda Yaccarino, respaldó esta información compartiendo también en su perfil la imagen del nuevo logo, que se ha proyectado en la fachada de las oficinas de la compañía, situadas en San Francisco (Estados Unidos).

La directiva sugirió que con este cambio de imagen Twitter ha tenido “una segunda oportunidad de causar otra gran impresión y que sea el futuro de la interactividad ilimitada, centrada en audio, video, mensajería, pagos/banca”.

Con ello, matizó que con la nueva versión de la plataforma está “creando un mercado global para ideas, bienes, servicios y oportunidades”, adelantando que estará impulsado por IA para “conectar a todos”.

Finalmente, hizo mención a los cambios que ha introducido en los últimos ocho meses y dijo que la empresa ya ha comenzado a ver que la aplicación “toma forma”, aunque por el momento apenas están “comenzando” con las nuevas funcionalidades introducidas.

“No hay ningún límite para esta transformación. X será la plataforma que puede ofrecer... bueno, todo”, añadió Yaccarino, que ya luce este nuevo icono junto a la insignia azul en el perfil de su cuenta.

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