Piedras Vivas - Pentateuco - Levítico y Deuteronomio (muestra)

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PIEDRAS VIVAS

Una serie de estudios bíblicos por John MacArthur

. Pentateuco .

LEVÍTICO Y DEUTERONOMIO

Visiones de la tierra prometida

Piedras vivas: Pentateuco

Levítico y Deuteronomio: Visiones de la tierra prometida Publicado por B&H Español • © 2025 Lifeway Recursos®

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ISBN 9798384507031

Ítem 005849277

Título del tema: DEVOCIONALES / ESTUDIO BÍBLICO / ENSEÑANZA / DIOS

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas se han tomado de la Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. ReinaValera 1960® es una marca registrada de Sociedades Bíblicas Unidas, y se puede usar solamente bajo licencia. Las citas bíblicas marcadas «NTV» se han tomado de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Las citas bíblicas marcadas «NBLA» se han tomado de la Santa Biblia, Nueva Biblia de las Américas™ NBLA™ Copyright © 2005 por The Lockman Foundation. La Habra, California 90631. Sociedad no comercial. Derechos reservados.

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LIFEWAY RECURSOS EQUIPO EDITORIAL

Giancarlo Montemayor Vicepresidente, Lifeway Global

Carlos Astorga Director editorial

Jeslys Castro Coordinadora editorial

Denisse Manchego Asistente editorial

Xiomara Pedrahita Revisión de contenido

Andrea Nulchis Diseño gráfico

Grupo Scribere Traducción, edición y adaptación del diseño en español

Contenido

Introducción .............................................................................................. 7

1. Legislación para los laicos ......................................................... 13

Levítico 1:1–6:7

2. Legislación para el sacerdocio ................................................ 29

Levítico 6:8–10:20

3. Prescripciones respecto a lo que es inmundo ..................... 45

Levítico 11:1–16:34

4. Mandatos de santidad ............................................................... 63

Levítico 17:1–20:27

5. Fiestas solemnes y festivales.................................................... 77

Levítico 21:1–27:34

6. Moisés se dirige al pueblo de Dios .......................................... 95

Deuteronomio 1:1-25; 4:1-40

7. La relación de Israel con Dios ................................................... 111

Deuteronomio 6:1–7:11; 8:1–11:32

8. La vida en la nueva tierra ......................................................... 127

Deuteronomio 12:1-32; 16:1-17; 17:14–19:14; 26:1-19

9. Bendiciones y maldiciones ...................................................... 143

Deuteronomio 27:1–28:68

10. Cambio de liderazgo .................................................................. 157

Deuteronomio 29:1–31:29

11. Momentos finales de Moisés ................................................... 173

Deuteronomio 31:30–34:12

12. Revisión de principios fundamentales ................................ 189

Cómo utilizar este manual de estudio

Utilice esta guía visual para entender mejor el orden de este manual de estudio y descubrir la forma en la que está diseñado para facilitar su aprendizaje y ayudarlo a aplicar efectivamente cada principio bíblico.

Número de sesión

Cada sesión está claramente indicada.

Se sugiere estudiar una sesión por semana.

Legislación para los laicos

Levítico 1:1–6:7

Pasaje bíblico de estudio

Cada sesión se enfoca en el estudio de un pasaje determinado, el cual se indica en la página de inicio.

Mapas

Cada texto contiene uno o más mapas que aportan significativamente al estudio exhaustivo de la Escritura.

Contexto

Antes de sumergirse en el estudio es importante comprender su contexto.

Esta sección proporciona el trasfondo que le ayudará a ubicar mejor los tiempos así como los eventos bíblicos del pasaje de estudio.

Analice el texto

Las preguntas de esta sección están diseñadas para cimentar sus conocimientos a través del análisis profundo del pasaje estudiado.

Reflexione sobre el texto

Mediante estas preguntas se pretende llevarlo a una reflexión exhaustiva del texto bíblico aplicado a su propia vida y a la posterior puesta en práctica del aprendizaje en su vida cotidiana.

Puntos claves del texto

Se trata de las palabras o frases que se destacan dentro del pasaje bíblico que se está estudiando. En cada punto se especifica el versículo al que corresponden.

Espacio para tomar nota

Se ha designado esta área donde usted podrá registrar sus pensamientos, ideas, conocimientos nuevos y todo lo que proceda de su estudio de la Escritura.

de lo que sucedía durante estos rituales. Las familias se reunían en el tabernáculo (y luego en el templo) para ofrecer un sacrificio como expresión voluntaria de adoración o como medio para recibir el perdón de los pecados. Sin embargo, la experiencia real de ofrecer un sacrificio habría sido mucho más real y memorable. Levítico 1 nos da una visión general del proceso: «Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya. Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión» (vv. 3-5). Imagine que usted es un niño presencia un sacrificio así. Ve su padre llevar un cordero o un becerro a la entrada del tabernáculo. Está vivo, resopla tira de la cuerda que lo ata. Tras una conversación con los sacerdotes, su padre pone la mano sobre la cabeza del animal. Usted se da cuenta de que algo importante está ocurriendo. Con un rápido movimiento, su padre desenvaina un cuchillo degüella al animal. Usted no solo ve la sangre, sino que la huele. Escucha el ruido que hace al caer al suelo. Ve cómo los sacerdotes comienzan a arrastrar el cuerpo sin vida hasta el recinto del tabernáculo, donde lo descuartizan queman sus trozos. El mensaje sería muy claro. El pecado es algo grave, el pecado lleva la muerte, porque Dios es absolutamente recto y justo. Y el pecado solo puede cubrirse con sangre. El sacrificio mostraba la importancia de la expiación. Además de enfatizar la gravedad del pecado, el sistema de ofrendas establecido en Levítico también mostraba la necesidad de la expiación como la única forma de tratar con el pecado. Volvamos las instrucciones de Moisés en Levítico 1: «Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, será aceptado para expiación suya» (v. 4). La frase «para expiación» se repite muchas veces a lo largo de Levítico. La palabra hebrea que se traduce como «expiación» significa «cubrir». Específicamente, Dios reveló a través de Sus instrucciones a Moisés que el pecado solo se puede perdonar, la pena del pecado cumplirse, cuando es cubierto con sangre. Así escribió el autor de Hebreos: «Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (9:22). Es importante destacar que los sacrificios exigidos en la ley del Antiguo Testamento solo producían una expiación temporal. La sangre de becerros machos cabríos representaba el plan de Dios para establecer la pureza dentro de la comunidad israelita mediante sacrificios regulares continuos. Sin embargo, Su plan siempre incluyó el sacrificio más perfecto ofrecido por Jesucristo, que daría lugar una expiación permanente por el pecado. El autor de Hebreos lo expresa de esta manera: «y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno

Explore el significado

Esta sección ampliará su comprensión de la Escritura y le ayudará a consolidar una perspectiva bíblica de los temas estudiados.

Reflexione sobre el texto

5. ¿Cuándo se ha enfrentado a la gravedad del pecado?

Respuesta personal

9. ¿De qué manera práctica puede recordarse a sí mismo la gravedad del pecado esta semana?

6. ¿Cuál es su respuesta ante la realidad de que solo la sangre puede expiar el pecado?

7. ¿De qué manera los sacrificios descritos en Levítico 1–5 apuntan hacia el sacrificio perfecto de Jesús en la cruz?

8. ¿Cómo se provee a los pastores y otros ministros de la iglesia hoy en día?

10. ¿Hay algún pecado en su vida al que usted no le haya hecho frente? ¿Qué medidas puede tomar para remediarlo?

Respuesta personal

Un espacio para meditar en los cambios que el estudio bíblico producirá en su vida y las acciones a tomar para que la transformación sea eficaz y bendecida.

Legislación para los laicos 27

Introducción

La ley y la historia son el fundamento de un pueblo y una cultura. La ley establece los límites que debe respetar un pueblo en el presente. La historia les cuenta cómo han llegado a ese presente para que puedan seguir adelante. Las leyes permiten a las personas conocer las reglas de una sociedad y lo que se espera de ellas. La historia les ayuda a recordar lo que ocurre cuando no se siguen esas reglas para que no estén condenadas a repetir los errores del pasado.

La salida de los israelitas de Egipto marcó el fin de un período de opresión en su historia. Además, con ella comenzó a cumplirse la promesa del pacto de Dios a Abraham de que sus descendientes no solo habitarían la tierra prometida, sino que también se multiplicarían y llegarían a ser una gran nación (ver Génesis 12:1-3, 7). Por lo tanto, cuando llegó el momento adecuado, en el monte Sinaí y en las llanuras de Moab, Dios entregó al pueblo de Israel un cuerpo de leyes, la ley, para instruirlos sobre cómo vivir correctamente como el pueblo teocrático de Dios. Con esto, los israelitas debían distinguirse de todas las demás naciones de la tierra (ver Deuteronomio 4:7-8).

En este estudio, analizaremos las leyes que Dios entregó a Su pueblo, tal como aparecen registradas en los libros de Levítico y Deuteronomio. Al hacerlo, veremos el extraordinario énfasis que pone Dios en la importancia crítica de la santidad individual para Su pueblo al comienzo de su viaje. También veremos cómo Moisés, al final de su vida, exhortó con urgencia a ese mismo pueblo a rechazar los errores que habían cometido en el pasado y a elegir un futuro mejor, un futuro de vida en lugar de muerte, y de bendición en lugar de maldición.

El libro de Levítico

El título original en hebreo de este tercer libro de la Ley procede de su primera palabra, que se traduce «y Él llamó». Varios libros del Antiguo Testamento reciben sus nombres hebreos de la misma manera (por ej.: Génesis, «en el principio», y Éxodo, «estos son los nombres»). En español, el título Levítico procede de la traducción que hace la versión latina, Vulgata, de la Septuaginta (LXX) en griego; Levitikon significa asuntos de los levitas (ver Levítico 25:32-33). Aunque el libro trata cuestiones relativas a las responsabilidades de los levitas, lo más importante es que instruye a todos los sacerdotes sobre cómo deben asistir al pueblo en la adoración y cómo las personas deben llevar una vida santa ante Dios. Los escritores del Nuevo Testamento citan el libro de Levítico más de quince veces.

Autor y fecha

La cuestión de la autoría y la fecha se aclara en el versículo final del libro: «Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí» (27:34). La afirmación de que Dios entregó estas leyes a Moisés (ver, por ej., 1:1) aparece cincuenta y seis veces en el texto. Además de dar instrucciones detalladas, Levítico contiene varios relatos históricos relacionados con las leyes (ver 8:1–10:20; 24:10-23). En cuanto a la fecha del libro, la salida de Egipto ocurrió en 1445 a. C., y el tabernáculo se terminó un año después. Levítico retoma la historia en ese punto, y probablemente se reveló en el primer mes (Abib / Nisán) del segundo año luego del éxodo. El libro de Números comienza después, en el segundo mes (ver Números 1:1).

Trasfondo y contexto

Antes del año en que Israel acampó en el monte Sinaí, la presencia de la gloria de Dios nunca había residido formalmente entre los israelitas. Nunca antes había existido un lugar central de adoración, como el tabernáculo, ni se había establecido un conjunto estructurado y regulado de sacrificios y fiestas. Además, aún no se había designado el cargo de sumo sacerdote ni el sacerdocio formal ni el conjunto de trabajadores del tabernáculo. Al concluir el libro de Éxodo, ya el tabernáculo estaba terminado, lo cual requería que hubiera sacrificios sistemáticos, fiestas y funciones asignadas al sacerdocio y a los trabajadores del tabernáculo. Todo esto se establece en el libro de Levítico.

El Señor había llamado a Israel a ser «un reino de sacerdotes, y gente santa» (Éxodo 19:6). Hasta ese momento, para saber cómo adorar y vivir ante su Dios, Israel solo disponía de los relatos históricos de los patriarcas. Luego de haber sido esclavos durante siglos en Egipto, la tierra de un sinnúmero de dioses, su concepto de la adoración y de la vida piadosa estaba gravemente distorsionado. Su inclinación a aferrarse al politeísmo y a los ritos paganos se puso de manifiesto mientras vagaban por el desierto (ver Éxodo 32). Dios no les iba a permitir adorar a la manera de sus vecinos egipcios, ni toleraría las concepciones egipcias sobre la moralidad y el pecado. Las instrucciones de Levítico permitían a los sacerdotes guiar al pueblo de Israel en la correcta adoración al Señor.

Aunque el libro de Levítico contiene una gran cantidad de leyes, se presentan en forma de narración. Inmediatamente después de que Moisés supervisara la construcción del tabernáculo, la gloria de Dios vino para morar allí. Este fue el final del libro de Éxodo (ver 40:34-38). Levítico comienza cuando Dios llama a Moisés desde el tabernáculo y finaliza con los mandamientos de Dios a Moisés en forma de legislación vinculante. El Rey de Israel había ocupado Su palacio (el tabernáculo), había instituido Su ley y se había declarado parte del pacto con Sus súbditos. En este libro no se produce ningún desplazamiento geográfico. El pueblo permanece al pie del monte Sinaí, donde Dios descendió para dar Su ley. Todavía se encuentran allí un mes más tarde, cuando comienza el relato de Números.

Temática histórica y teológica

Las ideas centrales que se expresan en Levítico son la naturaleza santa de Dios y Su deseo de santidad para Israel. La santidad del Señor, la pecaminosidad de la humanidad, el sacrificio y la presencia de Dios en el santuario son los temas más comunes del libro. El texto da instrucciones sobre la santidad personal con palabras claras y fidedignas (ver, por ej., 11:44-45; 19:2; 20:7, 26). Las cuestiones relacionadas con la vida de fe de Israel tienden a centrarse en la pureza en el ámbito ritual, aunque no excluyen la preocupación por la pureza individual de Israel. En realidad, hay un énfasis constante en la santidad personal como respuesta a la santidad de Dios (que se enfatiza sobre todo en los capítulos 17–27). En más de 125 ocasiones, Levítico acusa a la humanidad de impureza o instruye sobre cómo purificarse. El motivo de tal santidad se enuncia en dos frases que se repiten: «yo soy Jehová» y «yo soy santo».

El tema del pacto mosaico condicional aparece a lo largo del libro, pero sobre todo en el capítulo 26. Este contrato para la nueva nación no solo detalla las consecuencias que traería obedecer o desobedecer las estipulaciones del pacto, sino que también lo hace de una manera concebida para determinar la historia de Israel. Es fácil reconocer implicaciones proféticas en los castigos por la desobediencia, pues se asemejan a los acontecimientos de la deportación y el cautiverio en Babilonia y el posterior regreso a la tierra (hacia el 538 a. C.), hechos ocurridos casi 900 años después de que Moisés escribiera Levítico. Las implicaciones

escatológicas de la desobediencia de Israel no concluirían hasta que el Mesías venga a introducir Su reino y ponga fin a las maldiciones de Levítico 26 y Deuteronomio 28 (ver Zacarías 14:11).

Los cinco sacrificios y ofrendas que se mencionan en el libro eran simbólicos y estaban destinados a permitir que el adorador verdaderamente penitente y agradecido expresara su fe en Dios y su amor por Él mediante la observancia de estos rituales. Cuando el corazón del adorador no era penitente ni agradecido, Dios no se complacía con el ritual. Las ofrendas se quemaban y simbolizaban el deseo del adorador de purificarse del pecado y elevar el humo fragante de la verdadera adoración a Dios. La gran cantidad de pequeños detalles en la ejecución de los rituales buscaba enseñar exactitud y precisión, lo cual se extendería a la forma en que el pueblo obedecía las leyes morales y espirituales de Dios y a la forma en que reverenciaban cada aspecto de Su Palabra.

Desafíos de interpretación

Levítico es a la vez un manual para la adoración a Dios en Israel y una teología del ritual del antiguo pacto. Hoy en día, la comprensión de las ceremonias, las leyes y los detalles rituales prescritos en el libro resulta difícil, pues Moisés se expresó en un contexto de cierta comprensión histórica. Una vez que se supera el reto de entender las detalladas prescripciones, se plantea el asunto de cómo deben responder a ellas los creyentes en la Iglesia, ya que el Nuevo Testamento abroga de forma clara la ley ceremonial del Antiguo Testamento (ver Hechos 10:1-16; Colosenses 2:16-17), el sacerdocio levítico (ver 1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6; 5:10; 20:6) y el santuario (ver Mateo 27:51), además de instituir el nuevo pacto (ver Mateo 26:28; 2 Corintios 3:6-18; Hebreos 7–10).

En lugar de intentar practicar las antiguas ceremonias o buscar en ellas algún significado espiritual más profundo, el lector debe centrarse en el carácter santo y divino que se encuentra detrás de ellas. En parte, esta puede ser la razón por la que ciertas explicaciones que Moisés da en las normas de limpieza permiten una mejor comprensión de la mente de Dios que las ceremonias mismas. Los principios espirituales en los que se basan los rituales son intemporales pues están arraigados en la naturaleza de Dios. El Nuevo Testamento deja claro que a partir de Pentecostés la Iglesia está bajo la autoridad del nuevo pacto, y no del antiguo pacto.

Los estudiosos a menudo buscan comparar las características de este libro con los escritores del Nuevo Testamento que presentan tipos y analogías, basados en el tabernáculo y los aspectos ceremoniales de la ley, para enseñar sobre Cristo y la realidad del nuevo pacto. Aunque la ley ceremonial servía como sombra de la realidad de Cristo y Su obra redentora (ver Hebreos 10:1), es necesario rechazar la tipología excesiva. Solo debe designarse así aquello que los escritores del Nuevo Testamento identifican como tipos de Cristo (ver, por ej., 1 Corintios 5:7).

Por lo tanto, el estudio más provechoso que puede hacerse de Levítico es el que ayuda en la comprensión del pecado, la culpa, la muerte sustitutoria y la expiación, al centrarse en rasgos que no se explican o no se ilustran en otras partes del Antiguo Testamento. Los autores posteriores del Antiguo Testamento y, sobre todo, los escritores del Nuevo Testamento, partieron de la comprensión básica de estas cuestiones que se expresan en Levítico. Las características de los sacrificios de Levítico apuntan hacia su cumplimiento definitivo, una sola vez y para siempre, en la muerte sustitutoria de Jesucristo (ver Hebreos 9:11-22).

El libro de Deuteronomio

El título en español Deuteronomio tiene su origen en la Septuaginta (LXX), que en 17:18 traduce erróneamente «segunda ley» cuando lo correcto es «copia de esta ley». Este error se tradujo luego como Deuteronomium en la versión latina (Vulgata). El título hebreo del libro se traduce como «Estas son las palabras», según las dos primeras palabras hebreas del texto. En realidad, esta es una mejor descripción del libro, pues no es una «segunda ley», sino más bien las palabras de Moisés para explicar la ley. Deuteronomio completa la unidad literaria de cinco partes conocida como el Pentateuco, que comienza con el libro de Génesis.

Autor y fecha

Tradicionalmente se ha reconocido a Moisés como el autor de Deuteronomio, pues el propio libro afirma su autoría (ver 1:1, 5; 31:9, 22, 24). Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento apoyan esta afirmación (ver 1 Reyes 2:3; 8:53; 2 Reyes 14:6; 18:12; Hechos 3:22-23; Romanos 10:19). Aunque Deuteronomio 32:48–34:12 se añadió después de la muerte de Moisés (probablemente lo añadió Josué), el resto del libro lo escribió Moisés justo antes de su muerte en 1405 a. C.

La mayor parte del libro se compone de las palabras de despedida que a los 120 años de edad Moisés habló a los israelitas a partir del primer día del mes undécimo del año cuarenta después de la salida de Egipto (ver Deuteronomio 1:3). Estos discursos pueden fecharse en enero-febrero de 1405 a. C. Durante las últimas semanas de su vida, Moisés puso por escrito estas palabras y las entregó a los sacerdotes y a los ancianos para las generaciones venideras de Israel (ver 31: 9, 24-26).

Trasfondo y contexto

Deuteronomio, al igual que Levítico, transcurre íntegramente en un solo lugar, durante un lapso de tiempo de aproximadamente un mes. Los israelitas habían acampado en el valle central al este del río Jordán (ver 1:1). En el libro de Números se hace referencia a este lugar como «los campos de Moab», una zona al norte del arroyo de Arnón, al otro lado del río Jordán frente a Jericó (ver 36:13). Habían pasado casi cuarenta años desde que los israelitas salieron de Egipto.

El libro de Deuteronomio se centra en los acontecimientos que tienen lugar en las últimas semanas de la vida de Moisés. El suceso principal es que Moisés comunica oralmente la revelación divina a los israelitas (ver 1:1–30:20; 31:30–32:47; 33:1-29). Otros acontecimientos incluyen la escritura de la ley en un libro y el nombramiento de Josué como nuevo líder (ver 31:1-29), la visión de la tierra de Canaán desde el monte Nebo (ver 32:48-52; 34:1-4) y la muerte de Moisés (ver 34:5-12).

Los destinatarios originales de Deuteronomio, tanto en su presentación oral como escrita, fueron la segunda generación de los hijos de Israel. La generación de cuarenta a sesenta años (excepto Josué y Caleb, que eran mayores) había nacido en Egipto y había participado como niños o adolescentes en el éxodo. Los menores de cuarenta años habían nacido y crecido en el desierto. Juntos formaban la generación que estaba a punto de conquistar la tierra de Canaán bajo el liderazgo de Josué, cuarenta años después de haber salido de Egipto (ver 1:34-39).

Temática histórica y teológica

Al igual que Levítico, el libro de Deuteronomio contiene muchos detalles legales, aunque hace hincapié en el pueblo y no en los sacerdotes. Cuando Moisés exhortó a la segunda generación de Israel a confiar en el Señor y a ser obedientes a Su pacto del Sinaí, ilustró sus argumentos con referencias a la historia pasada de Israel. Recordó a los israelitas su rebelión contra el Señor en Horeb (Sinaí) y Cades-barnea (ver 9:7–10:11; 1:26-46), que tuvo consecuencias devastadoras.

Además, algo que es más importante, Moisés llamó al pueblo a tomar la tierra que Dios había prometido mediante un juramento a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob (ver 1:8; 6:10; 9:5; 29:13; 30:20; 34:4). No solo miró hacia atrás, sino también hacia adelante, y vio que la desobediencia de Israel a Dios provocaría su dispersión entre las naciones antes de que se cumpliera totalmente Su juramento a los patriarcas (ver 4:25-31; 29:22-30:10; 31:26-29).

El libro de Deuteronomio, junto con Salmos e Isaías, revela mucho sobre los atributos de Dios. Por eso es que se cita directamente más de cuarenta veces en el Nuevo Testamento (solo lo superan Salmos e Isaías) y hay muchas más alusiones a su contenido. Deuteronomio revela que el Señor es el único Dios (ver 4:39; 6:4) y que es celoso, fiel, amoroso, misericordioso y, sin embargo, que se enfada con el pecado (ver 4:24; 7:9, 13; 4:31; 6:15 respectivamente). Moisés le repite al pueblo la frase «Jehová tu Dios» más de 250 veces. Llama a Israel a obedecer, temer, amar y servir a Dios al andar en todos Sus caminos y guardar Sus mandamientos (ver 28:2; 10:12-13). Como resultado de esa obediencia, el pueblo de Israel recibiría Sus bendiciones (ver 28:1-14). La obediencia y la búsqueda de la santidad personal se basan en el carácter de Dios. Por ser Él quien es, Su pueblo debe ser santo (ver 7:6-11; 8:6, 11, 18; 10:12, 16, 17; 11:13; 13:3-4; 14:1-2).

Desafíos de interpretación

El lector de Deuteronomio se enfrenta a tres desafíos de interpretación. En primer lugar, ¿es el libro un texto singular, o es solo una parte de un conjunto literario más amplio, el Pentateuco? El resto de la Biblia siempre considera el Pentateuco como una unidad, por lo que el significado fundamental de Deuteronomio no puede separarse de su contexto en el Pentateuco. El libro también asume que el lector ya está familiarizado con los cuatro libros anteriores. En realidad, Deuteronomio centra la atención en todo lo que se había revelado desde Génesis hasta Números, así como sus implicaciones para el pueblo al entrar en la tierra prometida. Sin embargo, todos los manuscritos hebreos disponibles dividen el Pentateuco de la misma forma que el texto actual. Esto indica que Deuteronomio es una unidad bien definida que relata las últimas palabras de Moisés a Israel y que también puede considerarse un texto singular.

En segundo lugar, ¿se basa la estructura de Deuteronomio en los tratados seculares de la época de Moisés? En las últimas décadas, muchos estudiosos evangélicos han apoyado la autoría mosaica de Deuteronomio al señalar las similitudes entre la estructura del libro y la forma de los tratados del Antiguo Cercano Oriente a mediados del segundo milenio a. C. (la época aproximada en que vivió Moisés). Estos tratados seculares de vasallaje (un gobernante que dicta su voluntad a sus vasallos) seguían un patrón establecido que no se utilizaba a mediados del primer milenio a. C. Estos tratados solían contener los siguientes elementos: 1) un preámbulo que identificaba a las partes del pacto; 2) un prólogo histórico que hacía un recuento de la relación del rey con sus vasallos; 3) estipulaciones generales y específicas; 4) testigos; 5) bendiciones y maldiciones, y 6) juramentos y ratificación del pacto.

Aunque hay consenso en que Deuteronomio 1:1-5 es un preámbulo, 1:5–4:43 un prólogo histórico, y que los capítulos 27–28 expresan bendiciones y maldiciones, no hay acuerdo sobre cómo encaja el resto del libro en la estructura de un tratado de vasallaje. Aunque es posible que se produjera una renovación del pacto en los campos de Moab, esto no está explícito ni implícito en Deuteronomio. Por lo tanto, es mejor entender el libro como lo que dice ser: la explicación de la ley que hace Moisés para la nueva generación. La estructura del libro sigue los discursos que Moisés pronunció.

En tercer lugar, ¿cuál fue el pacto en la tierra de Moab al que hace referencia Deuteronomio 29:1? La opinión mayoritaria es que este pacto es una renovación del pacto del Sinaí, hecho casi cuarenta años antes con la primera generación. Moisés simplemente actualiza y renueva ese mismo pacto con la segunda generación de Israel. Un segundo punto de vista considera este pacto como un pacto palestino, que garantiza el derecho de la nación de Israel a la tierra, tanto en ese momento como en el futuro. Una tercera postura es que en Deuteronomio 29–30 Moisés anticipó el nuevo pacto, pues sabía que Israel no cumpliría el pacto del Sinaí. El tercer punto de vista parece el mejor.

Legislación para los laicos

Levítico 1:1–6:7

Contexto

Todo había cambiado para los hijos de Israel. Durante 430 años, el amado pueblo de Dios había vivido en Egipto, lejos de la tierra que Él le había dado a Abraham, su antepasado. Durante muchos de esos años habían servido como esclavos. Sin embargo, ahora Dios había designado a un hombre llamado Moisés para guiarlos de vuelta a su patria. El pueblo había presenciado el poder de Dios cuando envió las diez plagas contra Egipto (ver Éxodo 7–12), los liberó al permitirles atravesar el Mar Rojo (ver Éxodo 14) y les proporcionó agua y maná en el desierto (ver Éxodo 15–17).

Dios condujo a Su pueblo al pie del monte Sinaí, donde reveló una vez más Su poder al darles Su ley y proporcionarles la base sobre la que debían edificar su vida (ver Éxodo 19). El libro de Levítico contiene las leyes que Dios dio a los israelitas. El Señor siempre ha tenido la intención de que Su pueblo sea santo (consagrado) como Él es santo, y desde el comienzo de Israel como nación, Él los llamó a seguir la misma norma.

El pueblo de Dios le había ofrecido ofrendas a Él desde los tiempos de Abel y Caín (ver Génesis 4:34). No obstante, en este momento, por primera vez, el Señor les dio un conjunto codificado de ofrendas por medio de las cuales debían adorarlo. En esta lección, estudiaremos los cinco primeros capítulos de Levítico, donde se establecen las reglas y regulaciones para cinco de estas ofrendas. Las tres primeras eran voluntarias; las dos últimas, eran obligatorias: 1) holocaustos (ver Levítico 1:1-17); 2) ofrendas de grano (ver 2:1-16); 3) ofrendas de paz (ver 3:1-17); 4) ofrendas por el pecado (ver 4:1–5:13) y 5) ofrendas expiatorias (ver 5:14–6:7).

Todas estas ofrendas eran los medios que Dios daba a Su pueblo para que lo adoraran en justicia, para darle una forma de expresión adecuada a los corazones arrepentidos y agradecidos. Los rituales en sí no hacían que el pueblo fuera justo (ver Hebreos 10:4). No obstante, para las personas que amaban a Dios y le pertenecían, representaban verdaderas expresiones de su fe y su adoración.

Acercamiento

¿Qué es lo primero que le viene a la mente cuando escucha la palabra sacrificio?

Puntos claves del texto

Lea Levítico 1:1–6:7 y observe las palabras y las frases claves que se indican a continuación.

Regulaciones para los holocaustos. Dios da instrucciones a Moisés sobre cómo el pueblo debe realizar los holocaustos dentro del tabernáculo.

1:1 Llamó Jehová a Moisés. Levítico comienza donde finalizó Éxodo. Tan pronto como la nube de la gloria de Dios descendió para posarse sobre el tabernáculo en los versículos finales de Éxodo, Dios instruye a Moisés con el contenido de Levítico. El asunto de cómo utilizar el tabernáculo en la adoración se explica aquí mediante una voz audible de la gloria divina sobre el arca en el lugar santísimo (ver Éxodo 40:34; Números 7:89; Salmo 80:1).

tabernáculo de reunión. Se llamaba así pues era el lugar donde Israel se reunía para encontrarse con el Señor (ver Éxodo 25:8, 22; 26:1-37). (Ver ilustración a continuación).

1:2 Habla a los hijos de Israel. Esta es una revelación esencial en relación con la vida espiritual del pueblo, para todos los descendientes de Jacob, que también se llamaba Israel (ver Génesis 32:28).

El tabernáculo debía proporcionar un lugar donde Dios pudiera morar en medio de Su pueblo. El término tabernáculo se refiere a veces a la tienda, e incluye el lugar santo y el lugar santísimo, el cual estaba cubierto con cortinas bordadas. En otras ocasiones, se refiere a todo el complejo, e incluye el atrio con cortinas en el que se levantaba la tienda. Esta ilustración muestra las posiciones de los muebles del tabernáculo que se utilizaban en la adoración israelita. Se ha ampliado el tabernáculo para mayor claridad.

Arca del testimonio Altar del incienso
Candelabro de oro
Fuente de bronce Altar del holocausto Mesa para el pan de la proposición

Cuando alguno de entre vosotros ofrece. Se trataba de ofrendas completamente voluntarias y libres, sin que se señalara la cantidad y la frecuencia específicas (ver Levítico 1:3).

Lo establecido excluía caballos, perros, cerdos, camellos y asnos, que se utilizaban en sacrificios paganos, así como conejos, ciervos, fieras / bestias y aves de rapiña. El sacrificio tenía que proceder de los rebaños de los oferentes, o tenían que comprarlo.

ofrenda. Los fariseos manipularon luego este sencillo concepto para que los hijos adultos pudieran retener egoístamente bienes materiales que podían ayudar a sus padres. Así utilizaban el pretexto de que eran «Corbán» y estaban dedicados al Señor (ver Marcos 7:8-13).

de ganado vacuno u ovejuno. Se refiere al ganado vacuno (ver Levítico1:3) y a las ovejas y las cabras (ver v. 10), respectivamente. Solo se podían sacrificar animales domésticos.

1:3-17 Si su ofrenda. Los holocaustos fueron los primeros sacrificios que se revelaron porque eran los que debían ofrecerse con más frecuencia, cada mañana y cada atardecer (ver Números 28:1-8), cada día de reposo (ver 28:9-10), el primer día de cada mes (ver 28:11-15) y en las fiestas solemnes (ver 28:16–29:40). Esta ofrenda significaba la dedicación y la consagración voluntarias y completas al Señor. Era una ofrenda de arrepentimiento por los pecados cometidos, con el deseo de purificarse de la culpa por los actos pecaminosos. Estaba destinada a mostrar la penitencia y la obediencia del pecador e indicaba que se dedicaba a sí mismo a la adoración de Dios. El animal más costoso se menciona en primer lugar, el menos costoso, al final. Más adelante, el canto de salmos se convirtió en parte de este ritual (ver Salmo 4; 5; 40; 50; 66). holocausto. Esta ofrenda se llamaba así porque el fuego debía consumir completamente el animal, excepto las plumas de un ave (ver 1:16) y la piel del becerro, que sería para el sacerdote (ver v. 6; 7:8).

macho sin defecto. Como no se permitía ningún animal con deformidad o defecto alguno, los sacerdotes inspeccionaban cada uno de ellos, tal vez con un método que los egipcios empleaban en sus sacrificios, y pedían que todos los animales que se inspeccionaban y se aprobaban tuvieran un certificado pegado a los cuernos y sellado con cera. Se exigía un macho sin defecto, pues esa era la mejor ofrenda del rebaño. a la puerta […] delante de Jehová. Esta entrada al atrio que rodeaba el tabernáculo, donde estaba el altar del holocausto (ver Éxodo 40:6), colocaba a la persona que ofrecía un sacrificio en el lado norte del altar (ver Levítico 1:11). La presencia de Dios en la nube estaba sobre el propiciatorio del arca en el lugar santísimo dentro del tabernáculo propiamente dicho. La ofrenda se ofrecía ante el Señor, no ante las personas.

1:4 pondrá su mano sobre la cabeza. Este gesto simbólico representaba la transferencia del pecado de la persona al animal del sacrificio y

probablemente se hacía con una oración de arrepentimiento y petición de perdón (ver Salmo 51:18-19).

expiación. La palabra significa «cubrir». El salmista la define al expresar: «Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado» (Salmo 32:1). Desde el punto de vista teológico, la «expiación» del Antiguo Testamento cubría el pecado solo temporalmente, pero no eliminaba el pecado ni el juicio posterior (ver Hebreos 10:4). El sacrificio de Jesucristo, una sola vez y para siempre, expió completamente el pecado, satisfizo la ira de Dios perpetuamente y aseguró la salvación eterna (ver 9:12; 1 Juan 2:2), incluso a aquellos que para su redención pusieron la fe salvadora en Dios antes de la muerte de Cristo en la cruz (ver Romanos 3:25-26; Hebreos 9:15).

suya. Se trataba de un sacrificio sustitutivo que prefiguraba al sustituto definitivo, Jesucristo (ver Isaías 53).

1:5 degollará. La persona que ofrecía el sacrificio mataba y descuartizaba al animal (ver Levítico 1:6), de esta forma hacía que las consecuencias del pecado fueran gráficas y dramáticas.

hijos de Aarón. Se refiere a los descendientes inmediatos de Aarón (Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar; ver Éxodo 28:1). Al principio, había cinco sacerdotes, incluyendo a Aarón, quien servía como sumo sacerdote.

ofrecerán la sangre, y la rociarán. El sacerdote tenía que recoger la sangre en una vasija y luego ofrecérsela a Dios como sacrificio para indicar que se había quitado una vida; es decir, que se había producido una muerte (ver Levítico 17:11, 14). El precio del pecado es siempre la muerte (ver Génesis 2:17; Romanos 6:23).

el altar. El altar del holocausto (ver Éxodo 27:1-8; 38:1-7), que se encuentra en el atrio fuera del tabernáculo propiamente dicho. (Ver ilustración en la pág. 15). La experiencia que sirvió de prototipo, antes de que se construyera el tabernáculo, se recuerda en Éxodo 24:1-8.

1:9 lavará con agua los intestinos. Esto le permitía a la persona que realizaba el sacrificio limpiar el animal de excrementos y, por lo tanto, hacerlo limpio.

olor grato. El olor agradable de la carne quemada significaba el sacrificio de obediencia que era grato al Señor. Aunque el costoso ritual reconocía la ira de Dios por el pecado cometido (ver Levítico 1:13, 17), el corazón penitente de quien realizaba el sacrificio lo hacía aceptable. Eso era mucho más significativo que el sacrificio en sí (ver Génesis 8:21; 1 Samuel 15:22). Esta es la primera de las tres ofrendas voluntarias para agradar al Señor. Las otras dos son la ofrenda de grano (ver Levítico 2:2) y la ofrenda de paz (ver 3:5).

1:10-13 del rebaño. Esta parte de Levítico describe el sacrificio de las ovejas y las cabras.

1:11 lado norte. Esto colocaba a la persona que sacrificaba el animal frente a la puerta del tabernáculo (ver 1:3).

1:14-17 de aves. Esta parte describe el sacrificio de aves. Dios no pide a los pobres que traigan el mismo holocausto que las personas de posición acomodada porque el coste relativo para el que ofrecía el sacrificio era un factor importante. Este fue el tipo de ofrenda que José y María trajeron el octavo día después del nacimiento de Cristo para la purificación de María (ver Lucas 2:22-24).

1:15 el sacerdote […] le quitará la cabeza. A diferencia del ganado, que lo degollaba el que ofrecía el sacrificio, el pájaro lo mataba el sacerdote.

1:16 buche […] plumas. Se refiere al cuello o esófago de un ave, donde se almacena la comida.

hacia el oriente […] lugar de las cenizas. Este era el lado más cercano a la entrada del recinto del tabernáculo y permitía sacar más fácilmente las cenizas al exterior (ver Levítico 6:10-11).

Regulaciones para las ofrendas de grano. Dios da instrucciones a Moisés sobre cómo el pueblo debe hacer las ofrendas de grano en lugar de animales.

2:1 oblación. Esta ofrenda significaba homenaje y acción de gracias a Dios como ofrenda voluntaria que se ofrecía junto con un holocausto y una libación en los sacrificios señalados (ver Números 28:1-15). Se prescribían tres variantes: 1) de harina cruda (ver Levítico 2:1-3); 2) de harina cocida (ver 2:4-13), y 3) de grano tostado de las primicias de la cosecha (ver 2:14-16). Esta es la única ofrenda no animal de las cinco y pone de manifiesto que había lugar para la ofrenda del fruto de la tierra (como en el caso de Caín en Génesis 4). Ver las instrucciones para los sacerdotes en Levítico 6:14-23.

2:2 flor de harina. La primera variante consistía en harina cruda cuya calidad superior era equivalente a la del animal «sin defecto» del holocausto. Una parte de esta ofrenda era para las necesidades de los sacerdotes (ver 2:3). Al igual que la libación, la ofrenda de grano se añadía al holocausto (ver Números 28:1-15). puño lleno. A diferencia del holocausto (ver Levítico 1:9), solo se entregaba al Señor una porción representativa, como memorial.

2:3 de Aarón y de sus hijos. A diferencia del holocausto (ver 1:9, 13, 17), esta ofrenda suministraba la provisión para los sacerdotes. santísima. Esta ofrenda era única entre las demás porque no estaba limitada solo a Dios, como el holocausto, ni el adorador consumía parte de ella, como en la ofrenda de paz. Solo el sacerdote podía comer la porción que no se quemaba (ver 7:9). La ofrenda por el pecado (ver 6:17, 25) y la ofrenda expiatoria (ver 6:17; 7:1) también se consideran como «santísima».

2:4-13 ofrenda cocida en horno. Esta variante de la ofrenda de grano consistía en harina cocida al horno. Los recipientes de los que se habla aquí son: 1) el horno (ver 2:4); 2) la sartén (ver vv. 5-6), y 3) la cazuela (ver vv. 7-10). La forma de preparación se explica en los versículos 11-13.

tortas de flor de harina sin levadura. La idea de la levadura como símbolo de la presencia del pecado sigue siendo válida más allá dContexto de la Pascua y continúa hasta el Nuevo Testamento (ver Mateo 16:6; 1 Corintios 5:6-7).

untadas con aceite. La unción suele reservarse para los nombramientos de personas por parte de Dios. Aquí, se aplicaba a la preparación de una ofrenda santa, destinada como memorial para el Señor.

2:11 Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová. Esto se aplica a las ofrendas de Levítico 2:4-10, todas las cuales debían quemarse en el altar. de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel. Tanto la levadura como la miel eran comestibles, pero nunca debían usarse con una ofrenda de grano, pues ambas podían inducir la fermentación, que simbolizaba el pecado.

2:12 Como ofrenda de primicias. Esto se aplica a las ofrendas de los versículos 14-16, que no debían quemarse en el altar, sino que el adorador las tostaba (ver v. 14) antes de ir al tabernáculo.

2:13 la sal del pacto. Se incluía en todas las ofrendas enumeradas en los versículos 4-10, 14-16, pues la sal simbolizaba la permanencia y la lealtad al pacto.

2:14 primicias. Se ofrecían en la fiesta de las primicias (ver 23:9-14) y en la fiesta de las semanas (ver 23:15-22).

2:15 incienso. Resina gomosa de olor penetrante y aromático que se utilizaba en las ofrendas del tabernáculo (ver Éxodo 30:34).

Regulaciones para las ofrendas de paz. Dios da instrucciones a Moisés sobre cómo el pueblo debe hacer las ofrendas de paz, que eran una de las expresiones voluntarias de la adoración de Israel.

3:1-17 sacrificio de paz. La ofrenda de paz simbolizaba la paz y la comunión entre el adorador verdadero y Dios (como ofrenda voluntaria). Era la tercera ofrenda voluntaria que resultaba en un olor grato para el Señor (ver Levítico 3:5), que servía como corolario apropiado del holocausto de expiación y de la ofrenda de grano de consagración y dedicación. Simbolizaba el fruto de la reconciliación redentora entre el pecador y Dios (ver 2 Corintios 5:18). Ver Levítico 7:11-36 para las instrucciones a los sacerdotes. de ganado vacuno. Se refiere al ganado utilizado en la ofrenda de paz. macho o hembra. Esto es similar al holocausto en su forma de presentación (ver 1:3-9), pero diferente en que se permitía sacrificar una hembra.

3:4 la grosura. Toda la grasa se dedicaba al Señor (ver 3:3-5, 9-11, 14-16).

3:6-11 de ovejas. Se refiere a las ovejas utilizadas en la ofrenda de paz.

3:11 vianda es. El sacrificio simbolizaba una comida entre Dios y el que lo ofrecía, donde la paz y la amistad se hacían realidad al compartir esa comida juntos.

3:12-16 cabra. Se refiere a las cabras utilizadas en la ofrenda de paz.

3:17 ninguna grosura ni ninguna sangre. Los detalles que se dan en el capítulo definen claramente qué grasa debía quemarse y no comerse, para que lo que estuviera adherido a otras partes o entreverado en ellas pudiera comerse. Como en muchos aspectos de la ley mosaica, aquí también había beneficios subyacentes para la salud.

Regulaciones para las ofrendas por el pecado. Dios da instrucciones a Moisés sobre cómo el pueblo debe hacer las ofrendas destinadas a expiar sus pecados desconocidos o involuntarios.

4:1 Habló Jehová a Moisés. Las ofrendas por el pecado (ver 4:1–5:13) y las ofrendas expiatorias (ver 5:14–6:7) difieren de las tres anteriores en que las primeras eran voluntarias y estas eran obligatorias. La ofrenda por el pecado se diferencia de la ofrenda expiatoria en que la primera implicaba una iniquidad donde la restitución no era posible, mientras que en la segunda sí lo era. La ofrenda por el pecado también expiaba los pecados que se cometían sin saberlo, pecados involuntarios de comisión (ver 4:1-35) y de omisión (ver 5:1-13). Levítico 4:1-35 trata de las personas que cometían el pecado: 1) el sumo sacerdote (vv. 3-12); 2) la congregación (vv. 13-21); 3) un jefe (vv. 22-26), y 4) un individuo (vv. 27-35). Levítico 5:1-13 habla primero del animal sacrificado: 1) una cordera o una cabra (vv. 1-6); 2) un ave (vv. 7-10), y luego 3) de la ofrenda de flor de harina (vv. 11-13). Ver 6:24-30 para las instrucciones a los sacerdotes.

4:2 pecare por yerro. El significado es caer en una situación pecaminosa de forma inadvertida, aunque no necesariamente que esa situación tome del todo por sorpresa a la persona. Números 15:30-31 ilustra la actitud desafiante del pecado intencional.

no se han de hacer, e hiciere alguna. Se refiere a los pecados de comisión.

4:3 si el sacerdote ungido pecare. Esta parte (hasta el v. 12) describe los sacrificios por el pecado del sacerdote ungido. Ver Éxodo 29:29 y Levítico 16:32, que definen a esta persona como el sumo sacerdote.

según el pecado del pueblo. Solo el sumo sacerdote, debido a su posición representativa, podía pecar y traer la culpa sobre toda la comunidad.

Dios

Por ejemplo, aunque Acán provocó la derrota de Israel al guardar para sí el botín prohibido, no se ejecutó a la nación entera, sino solo a él y a su familia (ver Josué 7:22-26).

4:5 al tabernáculo. En realidad debía entrar al lugar santo.

4:6 siete veces. El número de la totalidad o la perfección, que indica la naturaleza del perdón de Dios (ver Salmo 103:12). el velo del santuario. El velo marcaba la entrada a la presencia misma de Dios en el lugar santísimo.

4:7 altar del incienso aromático. Ver Éxodo 30:1-10. Este altar se encontraba en el tabernáculo propiamente dicho, delante del velo. Estaba tan cerca del arca que en Hebreos se habla de él como si estuviera realmente en el lugar santísimo (ver Hebreos 9:4). Este altar también se rociaba con sangre el Día de Expiación (ver Éxodo 30:10).

altar del holocausto. Es el altar que se encontraba en el atrio y sobre el que normalmente se rociaba la sangre.

4:11 intestinos. Este término identifica los principales órganos internos de un animal, incluido el contenido de desechos de los intestinos.

4:12 sacará fuera del campamento. Con este gesto simbólico se quitaba el pecado del pueblo (ver Hebreos 13:11-13 en referencia a Cristo).

4:13-21 toda la congregación. Los sacrificios por el pecado de la congregación debían seguir en esencia el mismo procedimiento que el del pecado de los sacerdotes (ver Levítico 4:3-12).

4:22-26 pecare un jefe. Estos son sacrificios por el pecado de un dirigente. La sangre del sacrificio no se rociaba en el lugar santo, como en el caso del sacerdote y la congregación (ver vv. 6, 17), sino solamente sobre el altar del holocausto.

4:27-35 del pueblo. Se trata de sacrificios por el pecado de un individuo. Se podía sacrificar una cabra (ver vv. 27-31) o una cordera (ver vv. 32-35) de manera muy parecida a la ofrenda por un jefe (ver vv. 22-26).

5:1 Si alguno pecare. El tratamiento de los pecados involuntarios continúa en esta parte con un énfasis en los pecados de omisión (ver 5:1-4). En el llamado a la confesión se nombran algunos ejemplos de transgresiones para las que la penitencia era la respuesta correcta: 1) ocultar pruebas (ver v. 1); 2) tocar algo inmundo (ver vv. 2-3), y 3) jurar a la ligera (ver v. 4). Las corderas y las cabras (ver v. 6), las aves (ver vv. 7-10) y la flor de harina (ver vv. 11-13) eran ofrendas aceptables.

llamado a testificar […] testigo. Un testigo que no se presentaba a testificar pecaba cuando había presenciado una transgresión o tenía conocimiento de ella de primera mano, por ejemplo, al haber escuchado al transgresor confesar el pecado.

5:4 jurare. Le expresión «a la ligera» sugiere un juramento imprudente para bien o para mal, es decir, un juramento que la persona no debía o no podía cumplir.

5:5 confesará. La confesión debía acompañar al sacrificio como expresión externa de un corazón arrepentido que reconocía abiertamente estar de acuerdo con Dios en cuanto al pecado. El sacrificio sin fe, arrepentimiento y obediencia verdaderos era hipocresía (ver Salmo 26:4; Isaías 9:17; Amós 5:21-26).

5:11 efa. Unos veintitrés litros (6 galones).

No pondrá sobre ella aceite […] incienso. A diferencia de la ofrenda de grano (ver Levítico 2:2).

Regulaciones para las ofrendas expiatorias. La ofrenda expiatoria simbolizaba una expiación por el pecado cometido inadvertidamente, donde la restitución era posible.

5:15 Cuando alguna persona cometiere falta. Al igual que la ofrenda por el pecado (ver Levítico 4:1–5:13), esta ofrenda era obligatoria. En los pecados contra la propiedad del Señor, se hacía la restitución al sacerdote (ver 5:14-19), y en otros casos, se hacía la restitución a la persona que sufría la pérdida (ver 6:1-7).

siclo del santuario. Equivalía a veinte geras (ver Éxodo 30:13; Levítico 27:25; Números 3:47) o un ciclo (ver Éxodo 38:26). Esto era el equivalente de unos once gramos (0,4 onza). Dios fijó el valor de un siclo.

5:16 la quinta parte. Se exigía que el trasgresor restituyera el 120 %, lo que era considerablemente inferior a lo prescrito en otras partes de la ley mosaica (ver, por ej., Éxodo 22:7, 9). Quizá esto se debía a que la confesión era voluntaria, a diferencia de una condena forzosa como resultado de un juicio.

6:1-7. Aunque todos los pecados son contra Dios (ver Salmo 51:4), algunos son directos (ver Levítico 5:14-19) mientras que otros son indirectos y afectan a otras personas, como se indica en esta parte. Estas transgresiones no abarcan todos los casos posibles, son muestras representativas que se utilizan para establecer e ilustrar el principio.

6:6 tu estimación. El sacerdote servía de tasador para dar el valor apropiado a los bienes en cuestión.

Analice el texto

1. ¿De qué manera eran las ofrendas un acto de adoración al Señor?

2. ¿Cuáles de las cinco ofrendas descritas en Levítico 1–5 eran voluntarias? ¿Qué nos indica esto sobre la naturaleza de cada ofrenda?

3. ¿Qué rituales o prácticas estaban presentes en varias de las ofrendas?

4. ¿Cuáles son algunas de las imágenes principales que se repiten a lo largo de estos capítulos? ¿Qué representan esas imágenes?

Explore el significado

El sacrificio mostraba la gravedad del pecado. Cuando los lectores actuales de la Biblia se encuentran con la idea del sacrificio en el Antiguo Testamento, es fácil procesar ese concepto en un sentido estrictamente académico, es decir, tenemos conocimiento de lo que sucedía durante estos rituales. Las familias se reunían en el tabernáculo (y luego en el templo) para ofrecer un sacrificio como expresión voluntaria de adoración o como medio para recibir el perdón de los pecados. Sin embargo, la experiencia real de ofrecer un sacrificio habría sido mucho más real y memorable.

Levítico 1 nos da una visión general del proceso: «Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya. Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión» (vv. 3-5).

Imagine que usted es un niño y presencia un sacrificio así. Ve a su padre llevar un cordero o un becerro a la entrada del tabernáculo. Está vivo, resopla y tira de la cuerda que lo ata. Tras una conversación con los sacerdotes, su padre pone la mano sobre la cabeza del animal. Usted se da cuenta de que algo importante está ocurriendo. Con un rápido movimiento, su padre desenvaina un cuchillo y degüella al animal. Usted no solo ve la sangre, sino que la huele. Escucha el ruido que hace al caer al suelo. Ve cómo los sacerdotes comienzan a arrastrar el cuerpo sin vida hasta el recinto del tabernáculo, donde lo descuartizan y queman sus trozos.

El mensaje sería muy claro. El pecado es algo grave, el pecado lleva a la muerte, porque Dios es absolutamente recto y justo. Y el pecado solo puede cubrirse con sangre.

El sacrificio mostraba la importancia de la expiación. Además de enfatizar la gravedad del pecado, el sistema de ofrendas establecido en Levítico también mostraba la necesidad de la expiación como la única forma de tratar con el pecado. Volvamos a las instrucciones de Moisés en Levítico 1: «Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya» (v. 4).

La frase «para expiación» se repite muchas veces a lo largo de Levítico. La palabra hebrea que se traduce como «expiación» significa «cubrir». Específicamente, Dios reveló a través de Sus instrucciones a Moisés que el pecado solo se puede perdonar, y la pena del pecado cumplirse, cuando es cubierto con sangre. Así escribió el autor de Hebreos: «Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (9:22).

Es importante destacar que los sacrificios exigidos en la ley del Antiguo Testamento solo producían una expiación temporal. La sangre de becerros y machos cabríos representaba el plan de Dios para establecer la pureza dentro de la comunidad israelita mediante sacrificios regulares y continuos. Sin embargo, Su plan siempre incluyó el sacrificio más perfecto ofrecido por Jesucristo, que daría lugar a una expiación permanente por el pecado.

El autor de Hebreos lo expresa de esta manera: «y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno

se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?» (9:12-14).

Las ofrendas eran un medio de provisión para los sacerdotes. Un elemento del sistema de ofrendas que a menudo se subestima es la forma en que Dios lo utilizaba para proveer a los sacerdotes y levitas de la comunidad. Cuando se hacía un sacrificio, solo una parte se quemaba en el altar. Si la ofrenda era un animal, gran parte de la carne se devolvía a la familia que la había proporcionado, y esa familia la comía como un momento de celebración y adoración ante Dios. No obstante, parte de la carne también se entregaba a los sacerdotes.

Encontramos un buen ejemplo de esta práctica en Levítico 2, en la descripción de la ofrenda de grano, que era una ofrenda voluntaria de grano u otros productos. «Y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová. Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová» (vv. 2-3).

Esta práctica era de vital importancia para la comunidad israelita, sobre todo después de haber tomado posesión de la tierra prometida. A todas las demás tribus de Israel se les dieron regiones específicas de esa tierra para que fueran suyas y las cultivaran, construyeran casas, establecieran negocios, etc. Sin embargo, los levitas no recibieron tierras, sino que se dedicaban a servir a Dios y llevar a cabo los elementos prácticos del sistema de ofrendas. En compensación, sus necesidades se satisfacían al recibir porciones de esas ofrendas.

Reflexione sobre el texto

5. ¿Cuándo se ha enfrentado a la gravedad del pecado?

6. ¿Cuál es su respuesta ante la realidad de que solo la sangre puede expiar el pecado?

7. ¿De qué manera los sacrificios descritos en Levítico 1–5 apuntan hacia el sacrificio perfecto de Jesús en la cruz?

8. ¿Cómo se provee a los pastores y otros ministros de la iglesia hoy en día?

Respuesta personal

9. ¿De qué manera práctica puede recordarse a sí mismo la gravedad del pecado esta semana?

10. ¿Hay algún pecado en su vida al que usted no le haya hecho frente? ¿Qué medidas puede tomar para remediarlo?

Notas:

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