Revista La Avispa 44

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Staff Idea y dirección: Marcela Predieri http://mpredieri.blogspot.com Vicedirección: Gustavo Olaiz Realización: “DELAPALABRA” Grupos de Estudio y Creación Literaria Secretaria de Producción: Alejandro Gómez Diagramación y armado: Gustavo Olaiz Página WEB: www.delapalabra.com.ar Colaboradores permanentes: Gabriel Cabrejas (sección Cine) Guillermo Blanda (ensayos) Tuqui Rodríguez (sección Música) Pablo Zama Diego Orcoyen Augusto Munaro Víctor Clementi Luis Escobar Gustavo J. Araujo HB Ruedas Corrección: Lidia Castro Diseño de Tapa: Gustavo Fogel Colaboraciones a: delapalabra@hotmail.com Pellegrini 3637 - 7600 Mar del Plata La dirección no se hace responsable de los conceptos vertidos por los autores. Permitida su reproducción por cualquier medio (es más se agradece) siempre y cuando se respete el nombre del autor y se cite la fuente. Este pliego no es una edición comercial. Ha sido ideado para compartir con amigos y otros escritores nuestra obra. ISSN en trámite.

Nº 44 ÍNDICE

Mayo 2009

Editorial .............................................. pág 2 Poesía ...................................................... pág 3 Katz / Monjeau / Espósito / Clementi / Valdéz / Iturriaga / Ardila González / Estrella Gutiérrez / Bianchi Pecaut / Revagliatti / Servidio / Torrejón Jurado / Ibánez / Tisocco / Relatos y cuentos ...................................... pág 14 Medina Castro / Diego Orcoyen / Arguindegui / López / Vedovaldi / Predieri / Garrido / Notas y ensayos Leónidas Lamborghini - Risa y tragedia en los poetas gauchescos por Augusto Munaro ....... pág 27 La comunicación entre el escritor y sus lectores en el siglo XVIII por Diego Orcoyen .............. pág 31 La Página del Taller ................................... pág 34 Cuento clásico: la estructura como herramienta literaria por Pablo de la Fuente Cine y TV ........................................................ pág 38 Dar la cara ....................................................... pág 42 Discriminación: la pelota adentro de la cancha por Pablo Zama Homenajes .................................................... pág 45 a Daniel Capanna por Víctor Clementi a Vilma Brugueras Música ............................................................ pág 48 El rincón de los bajitos .................................... pág 53 Concursos ................................................... pág 54 Reseñas ......................................................... pág 58

Premio Faro de oro VIP 2002 Rubro: Revista Literaria Marplatense

Declarada de interés cultural por la Sub-Secretaría de Cultura del Partido de Gral Pueyrredón

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Editorial Y sí, no sé cómo seguimos volando, pero la cuestión es que ya vamos por el noveno año. Dificultades, muchas, casi siempre económicas; satisfacciones, muchísimas más. Es así: crecer duele y nosotros, creo, hemos crecido bastante desde aquella primera hojita doblada al medio que fue nuestro número cero. Pero no olvidamos y jamás olvidaremos, nuestros principios y objetivos de aquel tiempo: ser un puente de comunicación y un espacio abierto para todas las culturas, todos los que aman el arte –especialmente la literatura–, todos los artistas ya sean reconocidos o no y también dar difusión de lo que sucede en nuestra ciudad. Por eso, aunque cueste, seguimos adelante. El verano fue más que fructífero; algunos descansaron pero la mayoría siguió trabajando para ofrecer al turista espectáculos de mejor

calidad. Se presentaron durante estos meses infinidad de obras de dramaturgos marplatenses, los actores y directores locales trabajaron a full, gran cantidad de plásticos hicieron conocer sus obras en distintas galerías, hubo mucho rock en las playas; y sol y conciertos y artistas callejeros y galas de ballet y más cine y nuevos libros… Pero Mar del Plata trabaja todo el año. Sigue, como nosotros, que seguimos trabajando. Por eso fuimos a la Feria del Libro en Buenos Aires, estamos a días del Festival de Cine Independiente, se viene el Internacional, el de teatro y seguramente muchas más exposiciones, conferencias, congresos, libros, revistas… Nosotros estamos y estaremos siempre junto a ellos. Junto a ustedes. Picando o haciéndolos volar. No sé si depende sólo de nosotros. La Avispa y los que trabajamos en ella quedamos a su disposición. Todo aquel material que quieran acercarnos para su publicación será bienvenido. Queremos seguir siendo lo que siempre fuimos: un bicho extravagante, a veces mirado con recelo porque es capaz de hacer mucho ruido.

Marcela Predieri

delapalabra@hotmail.com www.delapalabra.com.ar mpredieri.blogspot.com

“Caminando sobre las ciudades invisibles” - Gloria Mariño aguacateyfresas@yahoo.com.ar - www.aguacateyfresas.blogspot.com Revista La Avispa Nº44


Poesía INMIGRANTE

...ansia de otros cielos me envuelve y me escondo en las cosas perdidas. SALVATORE QUASIMODO (de Oboe sumergido)

Sus ojos son redes de la memoria en agua maternal de su pasado. Un idioma latiendo va callado en las manos o peces de su historia. La tarde languidece en su oratoria con pupilas de barco abandonado. El recuerdo que emerge despiadado rompiendo olas truncas con su noria. El acento acodado como un niño en perro que defiende del ultraje (tus orillas lamiendo soledades). El rostro con sus panes de cariño durmiéndose en el mar del equipaje (la lágrima en que pescan dos ciudades).

Damián E. B. Katz

damikatz@yahoo.com.ar Primer Premio del II Concurso de Poesía “Ricordi d’immigrazione” organizado por las Nuevas Generaciones Calabresas de Mar del Plata y como novedad este año en organización conjunta con A.P.R.I.A. (Asociación de Profesionales e Investigadores Italo-argentinos). A partir de obtener 1er premio, y como estaba estipulado en las bases, Damián Katz fue invitado a Calabria para estar presente en el marco de premios literarios internacionales TROPEA, uniendo culturalmente la llamada “Perla del Atlántico” con la “Perla del Tirreno”.

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IL MIO INCUVO TI SCONVOLGERA

Fragmento del nuevo libro de Gutt Monjeau

(...) Cuando te escucho / temblar /

bella piel salada Ansiando la lucha de tu mirar profundo, Concuerda exactamente como la aurora tic-tac de tu divagar salobre Mientras suena el respirar que se profundiza en silencio Cuando te escucho, al murmullo de tu despertar, escandaloso Eres demonio de mórbido susurros

Escucho el fulgor de sangre de caléndula amarga Beberé el Cáliz de tus lágrimas Esa es la lluvia de mi Paraíso ¿Qué bellos aromas de hierbas montañesas tendrán Tu Mundo / cuando seas mundo? hay ojos rasgados por debajo de tus nubes Que guardan escondidos tus preciosos deseos, En los joyeros de la eterna memoria Cuando te escucho oigo tu sombra sedienta de caricias deshojando los pétalos de la máscara de indiferencia cuando te escucho oigo tu Universo de sutileza Eres mi Diosa que has hecho un mundo mejor que el de Dios (...) Revista La Avispa Nº44

(Mar del Plata)

Que extraña manifestación en su luz oscura Los ansiados olvidos del pasado cruel Cuando te escucho libélula verde sin pasado Y de eterno presente oigo el maullido del tiempo inmemorial Como tu cuerpo expectante al más sabio amor.

Gustavo Monjeau

Donde las penumbras primeras de la luna negra traen a la aurora, Como los de un cuadro que olvidamos que se trata de una pintura,


HERMANA LUNA La luna se aleja de la tierra a 38 milímetros por año 3 metros cada siglo Y qué esperamos amor para dejar las matemáticas y el word y así salir a acariciarnos? Para untar nuestros dedos en la brillantina? Para abrir nuevos agujeros de gusano en su cárcel tormentosa hecha de tiempo? No hay arrugas que curar El miedo nos va tiñendo el pelo Nos va haciendo parecidos Esa vieja redonda guarda un luto de grullas por nosotros un milagro blando algunas noches y el sexo carcomido como un rayo secuestrado en dos espejos No nos va a esperar Vendrá a buscarnos la ladrona Y antes de retirarse a su molienda de huesos ya estaremos deshidratados y en letargo casi hermanos de su prueba de exilio.

HB-Ruedas

Eduardo Espósito

edu56esp@yahoo.com.ar

Premios Clarín Escribo un poema en un grano de arroz Es un haiku creo y sublime además Lo pongo a cocinar a fuego lento Las palabras se hinchan hasta pegotearse Desbordado apago las hornallas Sobredimensionado el grano sigue hirviendo Quién sabe cuántos comerán de esta novela.

Eduardo Espósito

edu56esp@yahoo.com.ar

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ACERCA DE LOS OJOS DEL TIEMPO habrá una edad sin escrúpulos donde los vientos abandonen latir y el pulso retroceda hasta la escama, mientras tanto las palabras serán criaturas insomnes en búsqueda de un Grial sospechoso habrá un momento donde los ojos no conspiren, el reloj no es el Tiempo uno quien ahoga aún lejos del mar habrá un exclusivo silencio donde todo lo oculto en la soledad del Mago amotine si cada enigma fuera crisálida de la ilusión el Hombre sería un algo más eterno una cláusula menos en la incertidumbre una ley inespecífica sostiene que todo creador asesina a su padre para no ser devorado, debe caducar un dios para recuperar misterio, será porque la existencia es necesariamente arbitraria.

Víctor Marcelo Clementi

victormarceloclementi@yahoo.com.ar

DE MIL MANERAS ahora él escribe poemas raros con raros ocasos que inciertamente solo desordena de mil maneras para un final una vez distinto una noche dure para siempre

Orlando Valdéz Revista La Avispa Nº44

www.orlando-valdez.blogspot.com


ACERCA DE LA AUSENCIA 1 A veces, ese agujero infinito, es como el agua lamiéndose la sombra. 2 Equidistante de la noche sobre una flor caída del viento, ya no cuento soledades. 3 Es la miseria con que el desamor empuja a la pobreza. 4 Cuando el frío es una herida en la cara, cuando alguien llora un dolor lejano, te recuerdo. 5 Si se apagase la cristalización de los espejos para no mirarte, no morirte, no anunciarte; y tras de mí se rompieran todas las sombras... 6 Despertar de la mañana incandescente, ser un istmo en la nada.

María Noelia Ibáñez

Mar del Plata Argentina noe_13777@yahoo.com.ar

OASIS

La suerte de perderte fue fortuita, entrena mi ser a no mendigar donde no hay agua; eres el oasis que refleja mi amor, tus ojos negros orientan el karma. Sufrido ato mis alas y no dejo de imaginar tu ángel. Decadentes verticales. Caes esta noche como el hacha del verdugo cruel y exacta pegas donde más duele, en mi alma. Mujer que del cielo me miras, clavando en mi espalda esa estaca. Yo vulnerable a ti, ciego y educado muero en una lágrima. Jorge Iturriaga

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AGUA PASÓ POR AQUÍ…

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hargo821@hotmail.com

Hernando Ardila González

Todo al parecer empezó con Moisés Nos reclutan para el cielo con agua bendita Bebemos agua impotable aguadepanela agua mineral... sin hay mil pesos Los pobres temen al aguacero pero los tranquilizan con aguardiente Hay un pueblo, se llama : La Aguada Adivinas? Agua paso por aquí cate que no la ví… aunque ya casi toca comer aguamasa Antes se veían sexys en naguas y se nos hacía la boca agua Dicen que los del referéndum son aguafiestas que no temen a los paraguas y que van a aguar una fiesta privada… con una Ley azul, potable y transparente Pero todavía me pregunto... ¿alguien ha visto el Agua Soberana?

Embajador Universal de la Paz - Colombia. Circulo Universal de Embajadores de la Paz - Ginebra - Suiza.

(Escuchen, canta libre todo el Paraná, luego avanzamos... a la tierra prometida)


RECUERDO DE INFANCIA un pedazo de infancia un tranvía descalzo el cuarto de mi abuela y las notas de un piano el escritorio solo sin pasos que lo habiten el ruido de mi infancia qué síntesis de pájaro ahuecada nostalgia y un abrazo de madre perdido en la memoria estaciones vacías de trenes que no parten un cuadrado de patio de baldosas tan anchas como barcos que zarpan porque la infancia es eso una suma de resta multiplicada lámpara de oscuros minotauros una almohada de miedos y los ojos tan frágiles la infancia ese lugar sin rostro

APLACADA OFENSIVA

Empeoro en su unidad táctica. Un poco de amor, absoluta demanda. Como el fuego que quema, pero su pluma lo acecha, de corona a pierna. Como el mar que da piruetas, mi corazón se acelera. No dejas gramos de paciencia, Tras susurros me encierras. Sus palabras me tiemblan. Y cometa tras cometa… Las estrellas que vuelan. Y uno tras otro, de amor me desvelan. Desde el cielo arrebatas aquellas crueles tormentas. Shh… ya no hables, tu amor me desvela. No creas que el sol lucirá su grandeza. Luego me entierras, llevas flores y me regresas. Y entre batalla y contienda, de espadas me enhebras.

Bianchi Pecaut, Luciana

lu_teens@live.com.ar 16 años

ese lugar de nadie

Alba Estrella Gutiérrez

(Buenos Aires) alba.estrella@gmail.com

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“LA CAMPANA DE CRISTAL” Antes de dimitir he sido discernible para unos pocos indispensables iniciados Iniciadores surcaron mi mordaza.

Rolando Revagliatti

revadans@yahoo.com.ar

“LA PIPA DE KIF” En este libro de lona crea un circo En este circo crea y administra su libro 18 poemas en la arena.

ANDARES

Esto de andar a contramano a contrapelo a contracara a contrapiel a contramuro de andar pateando injusticias infortunios indiferencias de eslabonar un tiempo que no existe. Tiempo donde se borran los abrazos se olvidan los te quiero se apagan los leños se congelan las miradas. Esto de ahogar el grito en el péndulo de la lágrima para no morir resucitando.

Victoria Servidio

(Cosquín - Pcia. de Córdoba)

Rolando Revagliatti

revadans@yahoo.com.ar

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EN UN PRINCIPIO

Para Herbert Kohlberg Campero Sin embargo – ¡asaz fuego! – del eco de esas esencias,

En un principio era el viento, la soledad y la arena. En un principio era el tiempo, sin un espacio: ¡vacío!

al tiempo, al hombre arribó el vacío del comulgar rutinario:

En un principio

era el rudo relámpago sin la lluvia.

Un aura de mil fulgores, ¡simple ocaso, no alborada!

La Potestad urgió entonces: ¡Fructifiquemos la vida!

La Potestad aunó entonces, un sarmiento, una vendimia, y al lagar del universo portó EL VINO ¡sempiterno!

De la semilla al arado, del manantial a la espiga. Y evidenciando su Nombre, forjó la estirpe del hombre.

Fue ese albor una epopeya pues el hombre se hizo POETA:

Y al hombre desoló su ausencia: la sensatez del sofisma, la frialdad de la ciencia.

Cantó al prójimo. A lo justo. A la mujer de su greda. A la paz en los senderos.

La Potestad apremió entonces: El manantial de las artes. 11

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Al acre de las ciudades. A la miel de lo campestre. Brindó al niño la nobleza de su trovar candoroso. Al bracero sirvió su arte ¡estandarte de sus lides! Y en el Grial de sus fueros bebió el numen de lo místico. Y en la ermita del silencio ungió al Hijo con su sangre: ¡Retornando al Cauce Eterno!

CONJURO critatura en plegaria rabia contra la niebla

Alejandra Pizarnik

Edmundo Torrejón Jurado

(BOLIVIA) edmundo_torrejon@hotmail.com

para que huyan de mí las ausencias estoy conjurando palabras tristes, resecas palabras moribundas, cautivas para que huyan de mí los silencios estoy devorando palabras sublimaciones peligrosas palabras, derrotadas, menguantes palabras

María Noelia Ibáñez

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Mar del Plata Argentina noe_13777@yahoo.com.ar


PAISAJE DE ADENTRO

Ahí donde juego a la rayuela y con mis hermanos nos escapamos al río a embriagarnos de fábulas. Donde a lo lejos diviso todavía al indómito tren de aquella estación. Ahí donde nazco y perezco según otoños que encarcelan octubres, donde la música del viento me recuerda aquellas calles, aquel pueblo. Ahí donde no hay almanaques y conservo aún los ojos tristes de mi perro. Donde el circo luce su carpa reluciente, donde salgo al recreo donde me invaden perfumadas mandarinas. En ese lugar donde tener memoria duele, los muertos parecen latir sin vejez, sin andamios. Donde habitan también tantos desamparos, niños de cartón, mujer desgarrada. En ese lugar donde hay un país vencido y mutilado, palomas bombardeadas, clausuradas plazas, iglesias infames. En ese lugar, ahí, en mi paisaje de adentro, mi casa aún es refugio mis manos palabras.

HB-Ruedas

Gustavo Tisocco

gtisocco@intramed.net.ar 13

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Relatos y cuentos SAQUEADOR DE TUMBAS

A Cyrielle Rothé

¡Qué pena tan insoslayable! Escuché cuchichear repetidamente como un eco lejano a la sarta de hipócritas reunidas con vulgar curiosidad alrededor del austero ataúd que aprisionaba a mi amada. ¡Nadie!, fuera de mi lacerante corazón sabe la carga de este sufrir –Me dije en silencio–. Al transcurrir la noche, al sonar las ruidosas esquilas anunciando la entrada de la madrugada, el último par de beatas a quienes no identifiqué –fastidiadas seguramente de recitar incontables rosarios– se despedían con una efusiva tristeza un tanto desusada. ¡Diantre de religiosas, qué bien saben aparentar! –Pensé con enojo–. Las acompañé a la salida de la casa y cerré prontamente la puerta con doble cerrojo, apagué las luces del portón con la idea de disuadir a algún inoportuno personaje dispuesto a venir a darme el pésame y me quedé en la oscuridad meditando por pocos segundos. ¡Por fin solo! –Exclamé en un susurro–. Mi estado anímico se debatía entre la fatiga y el desengaño, me opuse a ese malestar del espíritu como pude y decidido me dirigí con pasos cortos y lentos como si tuviera cuidado en no despertarla a la antesala donde se encontraba la razón de mi desdicha. En el breve recorrido, la cruel nostalgia invadió mi ser haciendo flaquear mis piernas. Me detuve por un instante apoyando mi cuerpo en el respaldo de un sillón del corredor, al voltear a mi rededor cada mueble y espacio me recordaba a ella. Mis cansados ojos se cristalizaron por un momento pero ninguna gota logré derramar, pues ya había llorado bastante. Continué mi andar temeroso y al cruzar el umbral de la habitación cuatro cirios consumidos con sus diminutas y tristes flamitas aleteando al viento me dificultaron mirar. Encendí la luz y me acerqué al féretro ciñendo con fuerza el borde de un color oscuro aterciopelado. De frente a ella, no pude evitar emitir un profundo suspiro al contemplar su tersa piel y finas facciones brillar con coloridos reflejos, un perfecto arco-iris producto de los candiles. Inicié un recorrido con una mirada alerta el cuerpo inerte de Cyrielle y sin causa aparente me detuve en su escotado pecho sintiendo una agradable excitación. Ignorando el tiempo observé deleitado, después, tomé con mi titubeante mano derecha el fondo de su vestido violeta de luengos pliegues y al subir lentamente el atavío rozando mis dedos contra sus torneadas y suaves piernas sentí un escalofrío singular. Súbitamente, ignorando mi conciencia tomé con mis brazos el fláccido cuerpo sacándolo de su celda mortuoria. Corrí de prisa hasta lo que fue una vez nuestro jardín secreto y junto al viejo olmo ornado de flores, bajo la observación de las candentes estrellas, arranqué sus prendas sin vacilar. En mutua desnudez, incapaz de contener mi lujuria, sin fe ni temor de Dios, tomé el cadáver hasta sodomizarlo. Al terminar, no presenté ningún remordimiento, de lo contrario, me sentí totalmente liberado. Algo fuera de este mundo. A los pocos días del entierro, fuertes deseos de posesión carnal hacían turbulentas mis noches. Fui a recorrer varios prostíbulos fuera del pueblo para evitar rumores y lograr tranquilizarme, pero la sensación no era nada semejante a lo antes experimentado. Así que, con cierta desconfianza, al depurarse la mañana del rocío me dirigí al camposanto municipal y con un buen soborno en Revista La Avispa Nº44

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monedas de oro logré llegar a un acuerdo con el muertero. El arreglo era simple, el velador me dejaría ver cada día en casa el obituario del panteón, en donde venía información detallada de las personas que serían enterradas. Toda esta novedad me producía una emoción estimulante. Mi vida transcurría apacible mientras lograra satisfacer mis excesos, seguí atendiendo el próspero negocio de medicamentos y cada domingo sin falta pasaba la tarde entera en los cafés de los portales del pueblo observando a las joviales señoritas coquetear en el kiosco de la plaza. Pero cuando escaseaban las difuntas, siendo lo más común en un lugar con unos cuantos miles de habitantes, la ansiedad me desquiciaba. Para poner fin a ello, me aproveché de mi buen nombre y mis dotes de galán para acercarme a las indefensas jóvenes, seducirlas con palabrería absurda e invitarlas a tomar un agua fresca, o en su caso, a las más desenvueltas ofrecerles un aromático café con su respectivo vaso de leche. Avanzada nuestra agradable tertulia aguardaba el momento ideal para atacarlas a su vanidad. Las tomaba de las manos y con una voz cálida les aconsejaba ir al tocador a sonar su nariz. En el momento de su ausencia, sin perder ni un instante aprovechaba para vaciar dentro la bebida un poderoso veneno a base de digitalina que gracias a mis profundos conocimientos de botánica y química había perfeccionado. Una vez ingerido el polvo de fácil disolución, a las cuarenta y ocho horas aproximadamente hacía efecto en la víctima ocasionando un instantáneo cese brusco de la función del corazón y de la respiración, con ello la muerte. La pena me embargaba por desperdiciar la vida de futuras promesas pero mi obsesión mórbida era mayor. Varias mujeres perecieron en un corto periodo de tiempo, lo que despertó la preocupación de los habitantes de la ciudad. De ahora en adelante la prudencia y el cuidado imperarán –Me decía cada mañana al verme en el espejo–. Mi fausta situación no duraría por mucho tiempo, pues a pesar del cuidado sistemático en el proceder, la dependencia de un tercero causaría la desgracia. Mi última víctima, Victoria Kurse, hija de un acaudalado comerciante inglés, de acuerdo a la información escrita en el libro de entierros, sería sepultada un día después de la fecha en que yo regularmente exhumaba los cadáveres. Las cosas sucedieron así de simple, el muertero, un bruto bebedor empedernido cometió la terrible falta de equivocar la fecha del sepelio de la joven en la bitácora en una de sus muchas borracheras. ¡Que fatalidad! Visité el cementerio esa madrugada lúgubre, escarbé la sólida tierra con total tranquilidad y logré rescatar de la penuria el cuerpo fresco y luminoso de Nana; la dulce Annabel. Vestida con un corpiño tan blanco como la pureza de la joven. Chorreando de sudor, jadeante, con los brazos ciñendo el esbelto cuerpo, la posé sobre el cálido césped. Mi respiración se oía entrecortada y anhelante. Con mis manos ardientes la desvestí, acaricié sus muslos y su torso, succioné sus 15

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tiernos y pálidos pechos con delicada sutileza y besé con frenesí su muy pequeña boca con su labio inferior saliente y bondadoso. En un paroxismo total, me entregué a la inconsciencia y con ello al profundo sueño. Un fuerte golpe en la cabeza me hizo despertar, al hacerlo, la alterada muchedumbre con trinches y palas en mano me cercaban el paso. Gracias a la presencia de la autoridad, me libré de ser linchado. Me encarcelaron, posteriormente, atando cabos entré en razón. La justicia junto a la ardida muchedumbre interrumpió en mi hogar en donde encontraron el pequeño diario donde narraba con detalle la selección de mis víctimas: el acercamiento, la exhumación y mí esperada consumación. El día de audiencia, así terminaba la sentencia del juez: “…por causar la muerte de más de una mujer y faltar a la memoria de los muertos, habiendo violado los sepulcros y profanar más de un cadáver abusando de ellos. Y por ofender el recato del alma y el pudor del cuerpo. Esta justa corte lo condena a la pena capital.” Después de reconocer ante Dios, la sofocante urbe se abría paso hacia la explanada. Mientras yo, inerte bajo los ásperos maderos, veía el mimbre verderón de los canastos. El murmullo ya se hacía una voz estruenda, la multitud había llegado al caos: maldiciones, befas, insultos y aullidos de la más pura barbarie. Guiados los presentes por la batuta de la muerte, al unísono se oía esta perenne petición: guillotina, guillotina, su suerte. De reojo vi un obeso hombre con un negro y puntiagudo capuchón jalonear de un mástil. Después…

Iván Medina Castro

imedinac@sct.gob.mx (MÉXICO)

SED Y PALABRAS

En la alta noche un hombre tiene sed, pero lo único que hay es silencio y una que otra palabra. El hombre abre una palabra y se mete desnudo y entero adentro de la palabra. Adentro está más oscuro que afuera. El hombre enciende un deseo amoroso y trata de ver en la oscuridad, pero el amor es ciego y lo lleva a cualquier parte. Cuando el amor se apaga, el hombre enciende una locura y ve muchas cosas o espectros dentro de la palabra. Las cosas le sacan la lengua y se le ríen en la cara o le hacen cosquillas en los pies y el hombre busca infructuosamente la salida. Un cartel le indica: ESPERA A QUE SE APAGUE LA LOCURA El hombre espera a que se apague la locura y enciende un olvido profundo. Baja por el hondo y oscuro camino del olvido, y sale de la palabra. Afuera la gente le pregunta: —¿Qué sed tuviste, qué palabra abriste? A lo que el hombre solamente puede balbucear. —No sé, no me acuerdo. Todos se alejan del olvidadizo, menos una niña. La niña extiende una mano hacia la sed del hombre y le regala otra palabra. Y otra vez, después de la profunda oscuridad, amanece.

Rubén Vedovaldi - rubenvedovaldi@netcoop.com.ar Revista La Avispa Nº44

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EXTRAÑA PERSECUCIÓN Lo seguí a lo largo del andén atestado de gente. A ver a dónde va, me dije. Cincuenta años, gordo, llevaba un traje gris, un maletín negro y el periódico del día estrujado en su mano izquierda. Común, absolutamente normal, de esas personas a las que se les puede adivinar el pasado, el presente y predecir el futuro casi sin errores. Tal vez por eso lo escogí, por eso y por su mirada; una mirada vacía, ausente, casi como muerta. Imposible, me repetía una y otra vez, imposible. Pensaba… vidas aquí y allá, y más allá, por cientos, por miles, por millones y miles de millones, vidas. Y en el mismo medio de transporte en el que regresaba a mi vida, cumpleaños, gustos, colores, hijos, dolores, casas, libros, estudios, departamentos, mujeres y maridos como granos de arena en playas interminables. Esta inquietud me había asaltado ya a principios de la semana y me había costado tres noches de insomnio y tv de la peor. Una idea me pinchaba el cerebro, una suposición tonta y angustiante me tenía loco… Imposible, pensaba mientras subía las escaleras hacia la calle. Quince pasos por delante de mí caminaba el hombre de traje gris con pasos rápidos y decididos, esquivando transeúntes a diestra y siniestra. Lo seguía, no sabía bien por qué ni hasta cuando, lo seguía. Imaginaba que de un momento a otro entraría en algún edificio o casa, o en algún bar o club… imaginaba. La tarde se iba escurriendo entre sombras y olores a garrapiñada y choripanes. Y la gente parecía querer evadirse en ella con pasos apurados y rostros expectantes, corriendo colectivos desbordados, buscando algún taxi libre en el que poder refugiarse para así huir hacia el tan preciado hogar, como si faltase el aire, como si se quisiera eludir algo, como escapando. Pero el no lo hacía, no; la espalda recta, la mirada hacia delante, caminando, siempre caminando, entre apurado y tranquilo, hacia un lugar y hacia ninguno. Después de todo un día de trabajo estaba molido, y ahora persiguiendo a un extraño… Me sentí raro, como un maniático tras su obsesión, sentí vergüenza de que se diese la vuelta y me increpara, o de que armara escándalo y acudiese la policía; “Oficial, sepa usted que este hombre me persigue desde hace ya un buen rato vaya a saber uno con qué intenciones, etc., etc.” Pero el no lo hacía, no; la espalda recta, la mirada hacia delante, caminando, siempre caminando… Una hora, dos, tres… El hombre proseguía su marcha con la misma decisión, regresando por momentos a los mismos sitios de antes sin muestras de agotamiento. Entonces pensé en volver, en abandonar aquella extraña persecución, mi cuerpo estaba exhausto. Pero… imposible, me repetía, imposible… El asunto había tomado un tinte terminantemente extraño y ya me sentía incómodo y alterado, esa sensación que me embargaba siempre cuando llevaba las cosas muy al extremo. Me dije “el tipo es raro, no lo sigas más” y aún así algo me decía que continuase con mi indagación. Curiosidad, curiosidad… era más que eso… Elena, los chicos, estarían ya preocupados, de seguro ya habían hablado con papá y mamá; tenía que llamarlos pero no quería perderlo de vista y además… qué les diría que estaba haciendo… Todo es oscuridad en luces amarillentas, afónico anochecer de silencios. Ahora la calle estaba desierta y lo seguía a una cuadra de distancia. No quería pensar en él, no quería hacerlo. Las ideas, mis sospechas me atemorizaban, una profunda angustia me oprimía el pecho. Ya habían transcurrido tres horas desde la medianoche. Estaba rendido y me detuve un instante a recobrar el aliento, aunque continuaba mirándolo sin perderlo de vista… Lo veía Grupo delapalabra 17


alejarse entre la oscuridad, cada vez más pequeño, con el mismo paso rápido, con la misma decisión y apremio… Fue entonces cuando el cansancio, la tensión y el temor me desbordaron y ya no pude contenerme… Le grité. Él se frenó en seco, giró su cabeza y clavó sus ojos vacíos en mí por un brevísimo instante. Luego, sin mediar palabra, reemprendió su marcha nuevamente como si nada. Quedé petrificado, repleto de horror y tristeza. Lo había comprendido, lo había comprendido todo… En sus ojos muertos corroboré mi temido barrunto, todo mi mundo pareció venírseme encima y pude ver derrumbarse ante mi persona mi idílico edificio de creencias. Y luego ya no era nada, era otra la tierra que hollaban mis fatigados pies, y otro el cielo, y otro el aire que ahora mismo respiraban mis pulmones. Seguí tras él, cansado, abatido, deshecho, con mi alma herida a cuestas. Las primeras luces de la mañana hicieron su aparición, la gente comenzaba a salir de sus casas, las paradas se iban llenando de a poco, los negocios levantaban ya sus persianas. Vidas, vidas aquí y allá… Un colectivo que frenó en la esquina me obstruyó el paso. Aguardé a que este arrancara otra vez y crucé la calle. Él ya no estaba, lo había perdido. Aunque eso no importaba ya, ya no. Yo lo había comprendido, lo había comprendido todo. Caminé una cuadra más y doblé hacia la derecha unos cincuenta metros. Bajé las escaleras y me encaminé hacia el hall central. Un mar de seres humanos lo desbordaba en corrientes desde Constitución, que eran olas embravecidas ante la inminencia de la partida que auguraba un timbre histérico y desesperado. Vidas, vidas imposibles castigaban mis ojos destrozados de dolor y locura, vidas y ojos ahora de cartón, siempre, de plásticos y papeles que eran espuma en la cresta del oleaje, espuma en mi cerebro pálido ficcional, mi cerebro de arena y gente… Entonces lo vi, sumergido en aquel océano de apariencias y telones; allí estaba, como si nada, demasiado común, absolutamente normal, con su traje gris, su maletín negro y el periódico del día estrujado en su mano izquierda, a punto de subirse en uno de los vagones del subte.

Diego Orcoyen

(Buenos Aires)

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YA NO PASA NADIE POR ESTA VEREDA Entre las cuatro avenidas hay una cuadra gris y en el medio de la cuadra una casa vieja, abandonada. De la llave de paso en su vereda se derrama una filtración, una lágrima, una clara vertiente en miniatura. El arroyito baja manso hacia el cordón regando surcos de mosaicos. Ya no pasa nadie por esta vereda… Apenas el sol de la mañana la roza temprano y las sombras la abrigan antes del mediodía. Bajan a esa hora los pájaros confiados de tanto silencio y frescor. El hornero moldea allí su barro, el pitogüé hace gárgaras como rezando y el gorrión se baña con desenfado. La puerta está clausurada con un grave candado, el polvillo del zaguán calla sus secretos y nada indica que allí no se esconda el Tiempo. ¿Oirán otros vecinos las voces, o sus ecos, que yo oigo? Unos peldaños de mármol ahuecado de pasos e intemperie son un declive al jardín huérfano y el fondo se ha vuelto baldío; reinan tréboles y musgos tímidos como una manta y en el silencio teje su telaraña de olvido una paloma blanca. Los árboles se fueron en vicio, se han vuelto silvestres y profanan las lagartijas los ladrillos a la vista sin temor ni colas perdidas… Hay botellas vacías en un galpón vuelto tapera, una mesa descabalada, unas latas en abrazo de enredadera, una pileta sin gota de canilla, una muñeca sin párpados absorta. La canaleta no chilla, es como si todos aquí supieran ser a la vez parcos y libres. Sin embargo ocurrió ayer cerca de las diez de la mañana; como un desbande de desfile se adueñó de la cuadra gris una bandada de estudiantes, (diez, veinte, tal vez cincuenta…) y entre sus colores y risas pintaron la calle de alegría. Y puedo asegurar que cuando pasaron por el frente de aquella casa abandonada, sonreían sus ventanas. Pero no digo que sonrieran los labios, digo que sentí que la casa sonreía, pareceres del tercer ojo… como si hubiera habitado aquí una niña enferma, la imaginé estudiante, asomada feliz al balconcito.

Javier Arguindegui

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javierarguindegui@hotmail.com (Posadas) Grupo delapalabra


EL SILENCIO DE LA GENTE BUENA Igual que en las catástrofes, lo que importa es el veredicto final, las estadísticas: tantos muertos, tantos heridos, tantas casas devastadas, tanta ayuda humanitaria, etc. Mientras está ocurriendo, el desastre es una película sin gran guión filmada con mediocridad, como la mayoría, pero ¿la novia al final se casa? Nos haría más felices saber de un embarazo sobre el desenlace, o quizá una semana menos de tornados. El análisis, que solo es recuerdo apenas manchado por la emoción, se hará tiempo después y mirá en qué condiciones quedó la ciudad, las cosas que les tocó padecer a esa gente… por algo ocurrió, viste como es: el tipo tenía plata pero no la quería. Es que andaba persuadido de que lo mejor que podía pasarle era sentarse en algún café o en una plaza, o acostado escuchando la música convencerse. Enciende un cigarrillo y siente satisfacción por encenderlo aunque lo malo sean los cataclismos de verdad. El actor sale a escena y tantos actores, tantas obras dirigidas, tantas luces utilizadas, tantos teatros llenos, etc. El director con los brazos delgadísimos, raquítico el director como esos chicos desnutridos de Tucumán pero están muy lejos, al igual que los bobos que nunca actuaron ni se les voló jamás la chapa del techo pero viven de metáforas… otra evidencia: estamos hechos pelota. Ni una serie de indignas obsecuencias, una atrás de la otra para con el tipo este podría rescatarnos. La deriva es solitaria y de cuando en cuando comunión de almas, griterío feroz y regreso al desenfado. A lo penoso del eco del silencio de la gente buena, bien lo sabés, todo para ayudar a la parábola holywoodense que obliga a un nudo con cortocircuito, así al final comen perdices mientras vos, atragantadísimo de tanto pochoclo te declarás en ayuno por enésima vez. Para terminar suma un poroto tu garganta en la cuenta de visiones que nublan la vista. Porque en esencia es intuición, cosa que intuías, pero al verlo escrito fue verdad revelada por el maestro, alumno nunca deje de estudiar, que así debe ser. No lea los periódicos, evite enterarse por ejemplo de que era un buen muchacho, iba con su carpeta camino a la escuela y al pasar por debajo de un balcón la maceta le cayó encima; knock out. Eso es una desgracia. O los negros de mierda del conurbano aunque no, andá frenando, tirame donde puedas. El espiral siempre resulta tentador pero no. Entre películas, mosquitos, volcanes de almacén y apoya-pavas socialistas… ¡acción!

Nicolás López

nlopez_87@yahoo.com.ar (Buenos Aires)

EL BORRADOR

Un hombre salta una tapia y cae muerto en medio de un jardín. Toda la vida del jardín se conmueve y viene a pedirme que deje mi cuartilla a medio hacer y mi lapicera y mi escritorio y salte la tapia para averiguar allá afuera quién lo mató. (Yo soy el autor y lo tengo que saber y lo tengo que contar). Pero yo tengo miedo de saltar esa tapia y caer muerto del otro lado. Entonces vuelvo a mi escritorio y a mi hoja a medio narrar y concluyo: —Queridas flores y queridos bichitos del jardín, mejor tiremos el muerto otra vez afuera y borremos estas líneas y escribamos otro cuento sin muerte y sin miedo, eh? ¿Qué les parece?

Rubén Vedovaldi

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rubenvedovaldi@netcoop.com.ar


LOS ANDENES SOLITARIOS “Yo nací en un tren; jamás me bajé de él. No conozco otro mundo que no sea el de sus vagones y su adormecedor bamboleo, el íntimo rozamiento de sus ruedas, rieles y cadenas, el campo desierto, la línea de postes resecos, o las nubes rojas del horizonte... Todo en él era placentero con excepción del grave paso marcial del Guarda nocturno por los pasillos, un hombre gris que escudriñaba los boletos de los pasajeros. “Cierta noche en plena infancia el tren se detuvo, desde la escalinata el Guarda alzó su linterna roja hacia el maquinista, descendió un pasajero. Enseguida el Guarda alzó su linterna verde y el tren arrancó. A través de la ventanilla pude ver el rostro del hombre abandonado con sus maletas, poco antes que lo engullera la sombra de aquel andén solitario. Era mi padre y ya no volví a verlo. “Jugaba por esos días en los vertiginosos pasillos, me columpiaba aferrado a las manijas colgantes, o dibujaba con el dedo sobre el cristal de la ventanilla cuando corrían las gotas de lluvia, y descubrí entonces a otros niños en otros vagones y hasta me enamoré de una pasajerita del furgón. Mi madre descendió también del tren al poco tiempo y no volví a verla. “Con los años, mis hijos y los de la que fuera la pasajerita del furgón, nacieron en el tren. Sin embargo hicieron trasbordo en una estación multitudinaria y tomaron rumbo diverso en otros trenes parecidos. Últimamente me percaté con cierto temor de la manera obsesiva en como me mira el hombre gris; por eso me hice polizón, cargando apenas sombra y recuerdos. Me escondo en el tren día y noche, sabiendo que él me busca. A veces en mis sueños el Guarda me descubre, en otros me veo en el andén solitario. El viaje ha sido muy largo y ahora, algo urgido, he decidido dejar escrita la historia en esta libreta…” Todo lo leía de corrido en pleno viaje al rítmico rodar sobre durmientes flojos. Había hallado, entre bamboleos, la libreta sucia, amarillenta y cuarteada, entre los fierros del asiento de aquel vagón destartalado y terminaba de leer aquel extraño relato sin firma justo cuando el Guarda del tren, un hirsuto hombre gris, extendió su mano exigiendo no el boleto, sino la libreta, clavando sus ojos en ella...

Javier Arguindegui

javierarguindegui@hotmail.com 21

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LOS TRES DESEOS DEL CRÉDULO PESCADOR

Un hombre pesca a orilla del río una lámpara que parece mágica. El hombre la frota hasta que sale la voz antigua de un genio: —A tus órdenes, amo. Pídeme tres deseos y te serán concedidos. El pescador piensa muy bien sus deseos y pide: —Primero quiero la salvación y gloria eterna para todas las almas pasadas, presentes y futuras de este mundo y de cualquier otro lugar en donde las hubiere. El genio pareció dudar un momento y preguntó: —¿Y cuál es tu segundo deseo? —Segundo: que tú seas libre y feliz para siempre de toda servidumbre y que quien te encerró en esta lámpara sea perdonado. —Ya veremos si perdono a ese malvado. —murmuró el genio— Ahora, dime tu tercer deseo. —Tercero: que esto esté sucediendo de verdad y no sea cuento. Y pasó el tiempo y los tiempos y el genio no pudo concederle el tercer deseo. Y el cumplimiento del segundo deseo y del primero, el pescador todavía los está esperando.

Rubén Vedovaldi

rubenvedovaldi@netcoop.com.ar

IDA Y VUELTA MULTIPLICADA

Una mujer estira su mano hacia la copa del Árbol de la lengua y del habla y desprende una palabra de jugoso aroma y dulce color. Abre con su lengua la palabra y se mete toda ella dentro de la palabra, hasta el carozo. Luego monta el carozo de esa palabra y viaja sensorialmente, visitando las costas de los siete mares del silencio. De las orillas de los mares del silencio viene un aire de verbos que acaricia el vientre y peina los cabellos de la mujer. La mujer lleva el carozo a la mejor playa y lo deja encallado en la arena y se adentra en la tierra firme de las voces. Las voces son en esa parte todas masculinas y reciben a la mujer en interminables orgías. La mujer vuelve preñada hasta el carozo y monta y regresa hasta el centro oceánico de la palabra que la contiene. Y sale de la palabra y se arrodilla a parir siete hijos junto al Árbol de la lengua y el habla. Y canta. Y va dejando cada hijo prendido como fruto de una rama del árbol y luego se tiende a descansar y viene el viento y algunos animales se asustan o huyen a esconderse, pero la mujer se confía al amparo del Árbol y duerme en paz el mejor de sus sueños y siete sueños, y la mitad de otro sueño, porque ella sabe que a las palabras que echaron raíces en la vida, no se las lleva ningún viento.

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Rubén Vedovaldi rubenvedovaldi@netcoop.com.ar 22


ORA PRONOBIS

Al volcar, el Ford se incendió de inmediato; llevaba kerosene, ahora lo sé. Las llamas llegaban hasta el cableado de luz así que corrimos a disfrutar del espectáculo. Al ratito no más la patente delantera voló por la explosión y casi me arranca la jeta. Quedó a mis pies, a unos veinte metros del cuerpo. Leí las tres letras, los tres números. Fue como un knock out. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que ese cuerpo podía ser el Pepe. Lo malo es que me habían mandado a avisarle que lo andaban buscando unos zorros pero ¿qué quiere que le diga, Padre? Jamás pensé que… Además yo no ando con cuentos. Le juro que recién al verlo ahí, tirado, reaccioné y tuve que entrar corriendo a la casa para no vomitar. Él le había pagado al Turco como siempre, yo lo sé bien porque hago la recaudación y se la llevo. La cuadra estaba llena de canas ¿Cómo pueden ser tan hijos de puta y quedarse, fumando a un costado del mercadito como si tal cosa? Y pongale que hubiera quedado debiendo… ¿Por cuatro cajones de vino tinto, Pepe se estaba yendo en sangre entre la mugre? No creo que haya sido por lo del kerosene, eso lo sabíamos sólo unos pocos. ¿Y quién lo iba a batir? No se puede pagar por todo. Qué muerte de mierda., Padre, y ellos, y nosotros ahí… mirando. Yo traté entonces de no acercarme demasiado para que los de la cana no me reconocieran y dijeran que yo también andaba con él y que sabía. No es que no quisiera involucrarme, no, es que la yuta, que al ratito ya estaba limpiando todo, tenía un ojo en cada cortina, y yo tengo familia, ¿sabe? La que lo vio de cerca es doña Elisa. Antes de que viniera la ambulancia, ella les había alcanzado una frazada para cubrirlo, total el hijo suyo se le había ido hace meses, dijo. Y con la esposa del verdulero, eso lo sabemos todos, pero se lo calló. Fue ella la que aseguró que cuando se lo llevaron no estaba muerto; que movía un poco la ceja que daba para este lado y que le temblaban los dedos. Eran como las once y media de la noche; Pepe había cenado con unos amigos; pobre, que en paz descanse, fue la última la del jueves. Apenas dejaron de oírse las sirenas, todo el vecindario salió a la calle. Los chicos fueron los primeros en correr hasta el auto y entraron a echar palos y diarios y neumáticos para avivar el fuego. No les dijimos nada porque con esto de los piquetes siempre se junta basura. Las viejas hablaban bajito y se llevaban los pañuelos a la boca, la mujer de la tienda lloraba tanto que, la verdad, dio que hablar… Porque una no es tonta, decían, ¿vio? Aunque la verdad es que entre ellas había un par que de jóvenes han sido más putas que las gallinas. Y ¿qué quiere que le cuente yo? Después no supimos más. El viernes temprano vino la cana y vio que lo hecho, hecho estaba y eso no era bueno. Se la pasó dando vueltas, preguntando cosas. Todos dijimos que no lo conocíamos bien o que lo veíamos muy poco, que no éramos de esa gente así que la cana descansó. Ellos no se hacen mucho problema y seguro que apenas pase esta semana los vamos a volver a ver pidiendo pizza en lo de Los Narigones. Ese día casi nadie almorzó en el barrio. Tomamos mate alrededor del auto. Que no había sido por la coima, decían algunos, que andaba levantando gente con ideas raras, que lo había entregado no sé quien y encima por monedas… Todas conjeturas, la cuestión es nadie se jugó, nadie reconoció que sabía lo del kerosene, mucho menos ir con el cuento de que no estaba pagando por eso; al final todos se lavaron las manos. En lo que sí coincidimos fue que lo de la mujer de la tienda era cantado. No sé para qué le cuento, usted seguro ya lo sabía, ella viene a misa todos los domingos, ¿no? O sea: que como al final se deschavó todo porque la mina lloraba como una 23

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Magdalena que le devolvieran al Pepe, que le devolvieran al Pepe, el marido la molió a palos y la rajó de la casa; a mí me dio lástima y me quedé con ella a pasar la noche. No hicimos ni comimos nada, Padre, por respeto. A la mañana nos organizamos unos cuantos para salir de dos en dos a preguntar a las salitas, los cuarteles, las comisarías, los hospitales... en definitiva para rastrear el cuerpo. Y fue como yo había dicho: estaba en la morgue. Esto nos llevó todo el sábado. Yo seguía en ayunas porque fui uno de los que tuvo que entrar para reconocerlo. Y dije que sí, que era Pepe González, de a la vuelta de mi casa, aunque bien me podrían haber mostrado otro fiambre; con tal de salir pronto yo hubiera firmado cualquier bosta. Hoy temprano fuimos a hacer los trámites para el entierro, pero no me va a creer, Padre… Como no saben si es la familia o la obra social la que tiene que pagar nos dijeron que no, que además es domingo, que es una muerte dudosa, que tenemos que esperar. ¿Esperar qué? ¿Qué muerte dudosa? Ya pasaron tres días, Padre, ¡tres días! ¡El Pepe está bien muerto y no va a resucitar! Le juro que si para mañana mismo no tienen todo arreglado, me agarro tres o cuatro chavones y los que van a ir a parar al cementerio son ellos: los de la funeraria, la obra social, la familia, la yuta y de paso el marido de la mujer de la tienda. Sí, Padre, no se preocupe, ya estoy más calmado pero se lo comento porque ya lo conté en el bar, así que vine a pedirle dos cositas. Una: si después de la misa de once no se viene con nosotros a rezar por las pobrecitas almas del purgatorio. Y la otra, qué sé yo, una bendición, por si las moscas mañana. En este barrio hay gente a la que se le ha soltado la lengua y no creo que sea obra del Espíritu Santo.

Marcela Predieri

HB-Ruedas

mpredieri.blogspot.com www.delapalabra.com.ar

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Los mates y Gutiérrez

Estaba sentada en la mesa de la cocina, en la silla de la mesa de la cocina esperando a que el agua se caliente, tratando de escribir para amenizar la espera. Dicen que son períodos de transición, de no poder realizar lo que sí, debido a circunstancias que ya no, pero el hambre despedaza los dientes y tengo miedo, si. Tengo miedo y no le creía a Gutiérrez, el señor del kiosco de diarios que pronosticó miedo cuando le comenté de mi dolor estomacal tan punzante como un taladro rompiendo la pared, para quebrar la armonía del tiempo con un recuerdo aislado ¿Sabes qué es eso? Miedo. Viejo metiche que no tiene problemas como para fijarse en lo de los demás, o mejor dicho, esquiva sus problemas y los traslada a los ajenos para hacerlos propios, pero por supuesto él no los debe resolver. Pero ya demasiada importancia le estoy dando al viejo ese, teniendo mi vida a la que debo darle importancia, de lo contrario va a dejarme olvidada en el baño de la estación mientras ella sigue en su carril hacia el país del siempre nunca jamás. Miedo. Estábamos en eso, en el miedo como un gato asomándose a un nido blanco refulgente, sin la madre en la cercanía para poder defender el nicho materno. Y siento la respiración del gato llevándome en su boca sin saber a dónde ir. Entonces se detiene en lo alto de una rama en el pino ancestral de la vereda de Gutiérrez. ¿Dije nicho? Puede ser, a altas horas de la noche ya no se si el nido materno no es un nicho al fin y al cabo. Nos dan de comer, abrigan con sus ramitas logro de un sacrificio y protegen de los buitres que se acercan, de cuántas aves rapaces, nos sacan las pulgas. Pero también nos dan agua y flores, y cuando queremos volar aferran nuestro nombre a sus plumas como una placa de vida allí, a su lado. Nido y nicho es casi lo mismo, se nace y muere en esta vida, y muchas veces se muere en el mismo lugar en el que se nace, se muere cada cosa desde la que nacemos y se vive cada cosa desde la que morimos. Somos un ocho, la vuelta, el recorrido que dobla el moño en la misma cinta, principio y final en un mismo cuerpo. Un ocho caminando y las altas horas de la noche. Estoy en el nido materno, la pava hierve y la apago para no despertar a mamá. Y la aguja del reloj caminando sobre el tiempo construido con la forma del ocho y van a ser y diez. No puedo escribir y falta el aire porque las palabras se esconden y te ocupan los pulmones hasta que se dignen a salir, pero no lo hacen y falta el aire y el agua esta hervida. Unos mates tal vez amarguen más esta vigilia o tal vez ahoguen las palabras hasta que salgan por mi boca muertas, de algún modo, asustadas con el miedo como si fuese capaz de animarlas a buscar una salida que resiste. Preparé el primer mate y lo tome con la costumbre del primero, amargo como los que Héctor me da en la primer hora despierta de la mañana. Los tomo de esa forma porque a él le gustan así. Héctor me hizo conocer el miedo, creo que él tenía la cara del miedo. Con solo mirarlo me paraliza y el viejo metiche tenía razón, tenia miedo porque me acordaba de Héctor y su mirada matinal y su vuelta. Son las tres y veinte y no hay noticias. Héctor llega a la Terminal a las dos y media de la mañana terminando su viaje de larga distancia y lo esperan unos días molestando en casa, peleándose con mamá por la ropa sucia, el baño sucio, su cara ensuciándole los ojos a ella. El teléfono comenzó a sonar y me levanto apurada para no despertar a mamá, que después se levanta relinchando por el galope del ruido de madrugada. Pero si vos sabes que Héctor llega hoy y no llega antes de la medianoche. Tal vez sea la suerte o la desgracia que caminan abanicándose el calor en la frente, pero esa Grupo delapalabra 25


llamada, esa voz y el miedo en la cara de Héctor, o en mi cara cuando marcaba su territorio en el cuerpo, cuando allanaba de improvisto mi certeza y el no querer, el decir basta y los golpes. Los golpes a la puerta y nada, no pasa nada mamá, el ocho girando en la cabeza y no se puede salir, si vos viviste lo mismo, no te quejes. Entonces esa llamada que llovía el pronóstico tan esperado, el saber que ya no habría mates matinales ni ropa sucia por la casa y ese olor a Héctor y el asco, el miedo acuñando fronteras en la piel. La voz quebrada, y el mate amargo esperando por apagar la dulzura en los oídos, escuchar eso que tanto esperaba escuchar, esa ruta vencida en los brazos de Héctor, fue instantáneo, no lo vió, las luces altas, solo hay heridos pero él, pero él ya no. Y la sonrisa en los ojos con el brillo de la ternura apagando el horror, el no saber escapar de la conciencia, la culpa al deseo cumplido. Las lágrimas por rebalsar de los ojos, no sufrió, amaba tanto la ruta y terminó así, tan suave en ella, era tan bueno, tuviste suerte de tenerlo, claro. Y yo pensaba, allá seria tan angelical, pero detrás de las puertas, sus manos labrando el miedo. Los años y el ocho caminando por las ojeras, desprenderse por fin del círculo. Ahora puedo ir al kiosco y decirle a Gutiérrez que ya no tengo dolor estomacal, que ya pasó y que tenia razón. Y llamar al gato que siempre trepa al árbol de su vereda, darle algo de comer y acariciarlo, alejarlo del nido. Gracias por llamar, voy enseguida. ¿Quién es a esta hora hija? Andá a dormir mamá, en la mañana te cuento, dormí que te despierto con los mates dulces, esos que te gustan tanto a vos, y a mí, y vamos a salir a dar una vuelta porque el cielo se ve despejado y va a ser un día hermoso, lleno de sol.

Mariana Garrido marian_vrumdp@hotmail.com

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Notas y ensayos RISA Y TRAGEDIA EN LOS POETAS GAUCHESCOS

LEÓNIDAS LAMBORGHINI

Por Augusto Munaro

(augusthxx@yahoo.com.ar)

A 53 años de su primera plaqueta El saboteador arrepentido (1955), Leónidas Lamborghini (1928), se ha convertido en el poeta nacional cuya obra ha demostrado ser de las más coherentes surgidas en el siglo pasado. Claro que esto no siempre fue así. En sus orígenes, se lo había acusado de “mancillar la poesía” tildándola de prosaica, inarmónica y hasta torpe. En 27

aquellos tiempos, predominaba la poética de concepción subjetiva; y de una estética profundamente idealista promulgada por los líricos de la generación del cuarenta. Lamborghini al recuperar elementos de la vida cotidiana, prestando oído a lo popular, quitando solemnidad en los versos para canjearlos por cierto humor y sarcasmo rabelesiano; acaso sin saberlo en sus inicios, estaba abriendo cauce a una poesía épico-burlesca. “La poesía como un ejercicio cómico de subversión”, como en una ocasión arguyó, Daniel Freidemberg. Una apuesta de fuerte elaboración formal, que siempre ha desarticulado las convenciones para construir rítmicamente un riguroso trabajo intertextual, autoreferencial; que poco tiene que ver con los idilios románticos, en que, por entonces, el mapa poético desbordaba a causa de sus demasiados epígonos. Fue el primer poeta argentino en desacralizar –de modo, a veces casi programático–, la poesía; bajándola del limbo donde estaba subida. Risa y tragedia en los poetas gauchescos (Emecé), es un ensayo que acude principalmente a una de las características identificables de su sistema poético, la reescritura. Ahora bien, no entendida como mera repetición de lo ya dicho, sino una atenta reindagación que permite, a su vez, amplificar, ahondar más los conceptos tratados, facilitando nuevas variantes. Ya lo había hecho con Partitas (1972), libro que incluye el poema “Eva Perón en la hoguera” –basado en La razón de mi vida, de Eva Grupo delapalabra


Perón–, Las reescrituras (1996) y en ciertos aspectos de Odisea Confinado (1992). En Risa y tragedia..., y a través de la sutil utilización del montaje, aborda los textos canónicos de la literatura gauchesca, como lo son Diálogos de Bartolomé Hidalgo, el Santos Vega de Ascasubi, el Fausto de Estanislao Del Campo y Martín Fierro, el gran poema nacional escrito por José Hernández; para así deconstruirlos y revalorarlos en vigor y significado. De la serie aquí reunida, descuella la dedicada a la episódica y digresiva obra de Hilario Ascasubi, donde no sólo recupera la actitud poética del poema sino que intercala fragmentos, sacando partido en especial de las inmensas posibilidades que aún ofrecen lo cómico y lo dramático. A este contraste lo denomina “grotesco”. De este modo rescata de la tradición, pasajes íntegros para resignificar su vigencia, fundando una poética de lo irrisorio.

El volumen, producto de un seminario dictado en la UBA, y dedicado al escritor y periodista Miguel Briante; es una clara estrategia del autor para incluirse en esta tradición de corte inconformista. A su vez, opera como un feliz racconto crítico, una lúcida síntesis de lo más significativo de este género criollo, que tuvo su etapa de oro y que vio su ocaso a fines del siglo XIX. Risa y tragedia en los poetas gauchescos, pródiga en observaciones ejemplares, rastrea muchos de los conceptos del género, como al afirmar que “la justicia, en la gauchesca, es absolutamente negativa”, o bien al resaltar que el Santos Vega de Ascasubi, prescinde de toda alusión política. Con una prosa clara, Leónidas Lamborghini aborda cuatro obras fundamentales, para informarnos que reírse de lo trágico es un modo legítimo de indagar con sorna los misterios del alma humana.

COLABORACIONES ACLARACIÓN • "LA AVISPA" recibe como colaboraciones: Poesía, Relatos, Crítica Literaria, Artículos sobre literatura, plástica, cine o teatro y Reseña de libros. • La colaboración debe ser enviada UNICAMENTE por internet como archivo adjunto de word a delapalabra@hotmail.com poniendo en Asunto: AVISPA COLABORACIÓN. Pueden enviarse fotos o ilustraciones en jpg preferentemente en blanco y negro. • NO ESTAMOS OBLIGADOS a publicar toda colaboración que nos envíen. Además de tener en cuenta, ciertos criterios de calidad y originalidad sólo se publicarán aquellos trabajos que lleguen sin errores de tipeado, ortografía, sintaxis o puntuación. • Aquellos que deseen una reseña o comentario de su libro o revista, deben enviar un ejemplar a nuestra dirección postal. • Los autores que sean publicados recibirán en su domicilio, sin cargo, un ejemplar de LA AVISPA en papel. • Todos aquellos que deseen recibirla bimestralmente en su domicilio pueden SUSCRIBIRSE pidiendo el talón de suscripción a esta casilla. • La revista es subida a nuestra página web, una vez agotada la tirada en papel. Marcela Predieri mpredieri.blogspot.com www.delapalabra.com.ar Revista La Avispa Nº44

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LOS LECTORES DE ROUSSEAU.

LA COMUNICACIÓN ENTRE EL ESCRITOR Y SUS LECTORES EN EL SIGLO XVIII

Por Diego Orcoyen

(dorcoyen@hotmail.com) A mediados del siglo XVIII, en la Francia pre revolucionaria, se dio un importante cambio en el campo de la literatura y una ruptura con los cánones literarios hasta entonces imperantes. Surgió un nuevo tipo de lector, una forma particular de abordar los textos y llevarlos hasta el extremo de hacerlos carne propia en la vida real, un nuevo impulso metaliterario en el que escritor y lector acometían de manera conjunta la comunicación literaria. Fue Jean Jacques Rousseau, sobre todo a partir de su novela epistolar Julia o la nueva Eloisa, quien revolucionó las antiguas estructuras e impulsó esta particular apertura hacia su público. Los lectores de Rousseau llevaban adelante sus lecturas en forma intensiva, es decir reflexiva. Concentraban su atención en un texto y sacaban de sus hojas el mayor provecho posible. Este tipo de lectura se contraponía con la lectura extensiva que llevaba a digerir numerosas publicaciones en forma rápida y superficial. Esta última modalidad se extendería hasta finales del siglo XVIII gracias a los altos índices de alfabetización, la conformación de grandes ciudades, la industrialización de la actividad editorial, la integración espacial y la entrada de las mayorías al mundo de lo impreso que, en forma de panfletos o periódicos, ya no revestiría el carácter serio y costoso propio del Antiguo Régimen. “Las mayorías entran pues al mundo de la aculturación por

lo escrito, de manera directa o indirecta, al mismo tiempo que se desarrolla rápidamente el modelo de la lectura extensiva: lo impreso, al acercarse a las clases populares y al investir el nuevo espacio público, tiende a perder su estatuto de objeto raro y a banalizarse.”1 En medio de este modelo incipiente que ya dejaba entrever sus características y que se remonta hasta la actualidad, Rousseau sorprendió a sus contemporáneos estableciendo un tipo de lectura que, como expone Robert Darton en Los lectores le responden a Rousseau, “destruiría las convenciones establecidas en el apogeo del período clásico (...) revolucionaría la relación entre el lector y el texto, y abriría el camino para el romanticismo.”2 Pero no es la modalidad intensiva de los lectores de Rousseau lo único que sorprende; la lectura intensiva ya era propia de la sociedad del Antiguo Régimen, sobre todo a través de textos religiosos y principalmente de la Biblia. Lo que llama la atención es el compromiso que los lectores de Rousseau tenían con aquello que leían, al punto de que llevaban a la práctica ciertos aspectos de la lectura y los aplicaban a la vida cotidiana; como así también la comunicación que establecían con el autor a través de cartas en busca de consejos u opiniones. Rousseau quería que sus lectores tomasen en serio aquello que leían, sin importar su origen y condición, fuesen nobles o campesinos, siempre y cuando se colocasen en el lugar de los personajes de la historia como si aquello realmente hubiera sucedido. Rousseau enseñaba a leer a sus lectores, buscaba influir en sus vidas y para conseguirlo se presentó ante ellos de manera clara, sin ocultarse tras los artificios que la narración 31

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tradicional proponía. “En vez de esconderse detrás de la narración y tirar de los hilos para manipular a sus personajes a la manera de Voltaire, Rousseau se entregaba en sus obras y esperaba que el lector hiciera lo mismo”3. Esto fue llevado por el autor al punto tal que llegó a firmar sus obras con su nombre real por el contrario de lo común en la época, colocar un seudónimo. Se hacía cargo de lo que decía, le hablaba a su lector en largos prólogos en los que ponía en duda si lo que sucedía en la historia realmente había acaecido, si sus personajes eran de carne y hueso o no. En Julia o la nueva Eloisa, por ejemplo, dice: “Esto no es una novela” y le deja un interrogante al lector “¿Hice yo todo el trabajo, y el total de la correspondencia es una ficción?”. Esta novela del género epistolar que recopila cartas enviadas entre dos amantes generó una gran conmoción en los lectores, quienes llegaban a preguntarse si los personajes realmente existían y si sus sufrimientos eran tales como lo contaban en sus cartas. Y no es para menos; cómo no preguntarse por la veracidad de las cartas si una aclaración en la portada del libro reza “Cartas de dos amantes que viven en un pequeño pueblo al pie de los Alpes. Recopiladas y publicadas por J. J. Rousseau”. Éste era el compromiso que Rousseau pedía a sus lectores, el modo de lectura que pretendía, y desde allí los incitaba a comprometerse y a interiorizar lo leído como si fuese real. “Pidió al lector que eliminara su incredulidad y que desechara la vieja manera de leer para entrar en las cartas como si realmente fueran el desahogo de unos corazones inocentes al pie de los Alpes”, dice Darton4. Sus lectores se emocionaban y le escribían preguntándole por sus personajes, manifestándole su sentir por ellos, confesándole (como Rousseau lo hacía) sus defectos y los deseos de cambio que la lectura había despertado en ellos. Algunos incluso llegaban a colocarles el nombre de los personajes de la novela a sus Revista La Avispa Nº44

hijos y a basarse en aspectos de la historia para su educación5. En este sentido la historiadora Mirta Varela6 sostiene que “el lector de Rousseau no era un gran lector cultivado sino un recién llegado al mundo de las letras, alguien que leía para la vida, que leía al viejo modo de los lectores de las obras religiosas, como quien hoy puede leer los libros de autoayuda”. Hasta entonces la comunicación entre lector y escritor no existía y la relación entre ambos era inimaginable. Así, con Julia o la nueva Eloisa, se estableció una nueva situación retórica a través de lo impreso en la que cada parte cumplía con lo deseado por el escritor, involucrándose con los personajes y llevándolos a su propia vida. Los lectores decían cosas tales como: “Siento que soy una persona mejor desde que leí su novela, que espero que no sea una novela” y “Su libro me produjo los efectos que usted había previsto en su prefacio”7 Rousseau quería que sus lectores leyesen como él lo hacía desde que era un adolescente. Dice en Las confesiones, “... convertíame en el personaje cuya vida estaba leyendo, y el relato de los rasgos de constancia y de intrepidez que me habían impresionado daba fuerza a mi voz y centelleo a mis miradas. Un día, que durante la comida hice el relato de Scevola, asusté a los circunstantes que me vieron poner la mano sobre un hornillo para representar su acción”.8 Como él, sus lectores penetraban en los textos con una pasión que hoy nos cuesta imaginar y llegaban a absorber la literatura en sus vidas. Aquello fue lo que revolucionó un estado dado de cosas, lo que produjo una ruptura con los modelos tradicionales. Como afirma Darton “el escritor y el lector realizaron una transformación en un modo de comunicación que superó la literatura y que dejaría su marca en varias generaciones de revolucionarios y románticos”.9

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BARBIER, Fréderic y BERTHO LAVENIR, Catherine, “Lo impreso, la revolución y la participación política” en Historia de los medios de Diderot a Internet, Buenos Aires, Colihue, 1999, pág. 75. 2 DARTON, Robert, “Los lectores le responden a Rousseau: la creación de la sensibilidad romántica” en La gran matanza de gatos y otros episodios de la revolución francesa”, Pág. 234 Fondo de Cultura Económica, México. 3 Ibid., Pág. 230 4 Ibid., Pág. 235 5 “Así la correspondencia la correspondencia de Rousseau se convirtió en una extensión lógica de su novela epistolar. Al enviarle cartas, sus lectores le daban la certeza de que su mensaje había sido escuchado, y que pasó de las páginas impresas de su alma a las de ellos”. DARTON, Robert, “Los lectores le responden a Rousseau: la creación de la sensibilidad romántica” en La gran matanza de gatos y otros episodios de la revolución francesa”, Pág. 246. 6 Mirta Varela es Titular de la cátedra Historia de los medios en la Universidad de Buenos Aires (UBA) 7 A. J. Loyseau de Mauléon a Rousseau, 18 de febrero de 1761, Correspóndanse compléte, en La gran matanza de gatos y otros episodios de la revolución francesa. 8 ROUSSEAU, J. J., Las confesiones, Pág. 4, Ediciones elaleph. com. 9 DARTON, Robert, “Los lectores le responden a Rousseau: la creación de la sensibilidad romántica” en “La gran matanza de gatos y otros episodios de la revolución francesa”, Pág. 234 Fondo de Cultura Económica, México. 1

APOSTILLAS de ALDO ORSO Nueva recopilación de frases que el dómine derramó sobre nosotros: “Era tan mal escritor que no tenía pánico a la hoja en blanco sino a la hoja por él escrita.” “Cuando se despertó, el perito mercantil todavía estaba allí”. “La carne es débil, los huesos, en cambio, son más fuertes.” “Dios no juega a los dados, al menos no por dinero porque es pecado.” Gustavo Olaiz gsolaiz@gmail.com

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La Página del Taller Cuento Clásico: la estructura como herramienta literaria. Por Pablo Nicolás de la Fuente

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Si podemos entender al cuento como una entidad literaria autónoma o como un suceso artístico de carácter simbólico, que se genera por obra del autor y por la interpretación que realiza el lector potencial, también es posible llevar a cabo un análisis de los elementos que lo constituyen. Lo que quiero demostrar es que un cuento es un fenómeno artístico susceptible de ser explicado y reproducido, al menos en su carácter sintáctico. Basándome en la tesis de Ricardo Piglia puedo formular una serie de condiciones teóricas y sintácticas que permitan allanar el camino que devele la estructura (significantes) que dicha entidad artística importa. Aunque bien nos menciona Julio Cortázar en su ensayo: “Del cuento breve y sus alrededores”: “Un cuentista eficaz puede escribir relatos literariamente válidos, pero si alguna vez ha pasado por la experiencia de librarse de un cuento como quien se quita de encima una alimaña, sabrá de la diferencia que hay entre posesión y cocina literaria, y a su vez un buen lector de cuentos distinguirá infaliblemente entre lo que viene de un territorio indefinible y ominoso, y el producto de un mero métier.” Sin embargo, sí considero que podemos analizar los resortes estructurales que transforman una serie de sucesos narrados en un cuento y no en un relato, ni en una novela, ni en un ensayo, por citar algunas estructuras bien conocidas y nomencladas.

analizar un cuento es su duración, la cual y en términos relativos, no debiera extenderse en más de media hora de lectura. Al menos existe consenso en ello, afirmándose que extendida dicha duración estaríamos en presencia de un “Cuento largo” o “Novela corta” o “Nouvelle” o “Long short Story”. También debe tenerse en cuenta que una masa narrativa puede ser catalogada como cuento “si y solo si” contiene un solo núcleo dramático. En el caso de que existiera más de un núcleo dramático o núcleos menores solidarios con el primero, también estaríamos en presencia de la estructura de “Nouvelle” antes mencionada o de novela. Podemos entender el núcleo dramático como el conflicto implícito que recorre la narración hasta su resolución. Son los opuestos que dinamizan la trama. Generalmente estos dinamizadores son los personajes, quienes con sus acciones, dirigen la exposición de los sucesos en forma organizada, verosímil y coherente hasta su resolución. En el cuento todos los datos expuestos tienen que ser exhibidos sólo si justifican o aportan a la resolución del conflicto. En términos generales los cuentos utilizan pocos personajes, preferentemente uno. Otro de los elementos analíticos que plantea Piglia consiste en concebir al cuento como el arte de contar dos historias. Aquí lo que se quiere significar es que en el cuento podemos vislumbrar una historia principal, o también denominada “historia uno” y otra historia que opera en un plano secundario, que se

Una de las características o elementos a tener en cuenta a la hora de producir o Revista La Avispa Nº44

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denomina “historia dos”. En el caso del cuento clásico la historia principal (o historia uno) se desplaza por el texto como la cara visible de lo relatado, lo explicitado, lo expuesto y, concomitantemente, la historia dos permanece latente, implícita, deliberadamente dosificada en su exposición a medida que la trama se materializa. Me atrevo a afirmar que la historia dos tiende a ser presentada de manera progresiva dentro la historia uno dado que irrumpe imperceptiblemente generando pequeños llamados de atención. Estos llamados o datos escondidos de alguna manera preparan al lector para el fin que persigue el cuento clásico: la sorpresa. En el final clásico sucede un fenómeno de convergencia narrativa entre ambas historias. Ambos ejes temáticos –de manera sincrónica– se juntan a modo de orgasmo y confluyen con el punto final del cuento. Vale decir: lo implícito se devela generando la sorpresa en el lector como consecuencia de que se ligan ambas historias. Podría ser explicado de la siguiente forma también: la segunda historia –latente y progresivamente introducida en el contexto narrativo donde se inscribe la primera historia– emerge con toda su fuerza completando y re significando la historia uno; esto permite un final cerrado y sorpresivo. Otro detalle a tener en cuenta consiste en la tensión más o menos creciente que el cuento requiere. Lo que Cortázar ha denominado: “la tensión interna de la trama narrativa”. Los cuentos tienden a iniciarse en una fase de tensión cero (si pudiéramos mensurarlo y si me permiten exponerlo de esta forma) y van creciendo linealmente a largo del texto, coincidiendo el máximo de tensión con el final del cuento. En el cuento clásico podría sostenerse que el choque de ambas historias, uno y dos, se produce en el momento más álgido de tensión interna acumulada.

Lo que sigue es la demostración de los elementos antes mencionados, para ello analizaremos dentro de este paradigma analítico, un cuento de Juan Carlos Onetti que se titula: “Mañana será otro día”. “La lluvia había dejado las Ramblas casi vacías y sólo quedaba gente agrupada en el café encristalado donde, desde meses atrás, no la dejaban entrar. La Sonia, de pie en el portal de la casa vacía, vio que la lluvia pasaba fatigada a mansa llovizna, la vio cesar mientras crecía el frío del viento, y pensó que aquello era un signo de buena suerte. Un poco más lejos, del otro lado del ancho paseo, las luces de la ciudad comenzaban a encenderse. Empezaba la noche y respirando el aroma tristón de su abrigo mojado, la Sonia pensó que también empezaba la esperanza. Sonrió, sin creer de verdad, como una niña a la que le recitaran un cuento ya oído e inverosímil. Volvió a tantear la rizada peluca rubia y con gran cuidado —tenía las uñas muy largas— fue estirando las medias caladas que sostenía el portaligas. Volvió a sentir hambre y recordó que tenía un sándwich de jamón en el bolso. Pero no podía estropear el dibujo de boca que se había hecho con el rouge y con tanto cuidado. También recordó que hasta fin de mes estaba en orden con la policía y se obligó a caminar, acercándose al borde de las aceras para sonreír a los coches, mover las caderas y detenerse fingiendo buscar algo en la enorme cartera. Pero nada, nadie, y sin dinero para probar suerte en los bares donde todavía le dejaban entrar. Era la noche y después fue la madrugada en el barrio sucio de la gran ciudad. Y Sonia, ya sin hambre, casi sin esperanza continuaba caminando sobre el dolor de los tacones de aguja. Se repitieron los diálogos breves con los hom35

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bres que pasaban. — Va m o s . ¿Vienes? —Qué te den por saco. —Eso quiero. También yo te puedo dar si quieres enterarte. Hombres y hombres y su asco por ellos. La luz limpia amenazaba llegar desde el puerto y las otras se iban apagando. Subió las escaleras pisando con las caras medias de seda. Abrió la puerta manchada y encendió la luz del techo. El muchacho, que se sentó en la cama preguntó con miedo: —¿Cómo te fue? —Como la mierda, nena. Estoy hambrienta. Creo que teníamos una lata de sardinas y quedó pan del desayuno. El chico, moreno y flaco se levantó de la cama y se puso a revolver en el armario; dijo con voz de mimo y queja: —Todavía no me besaste. —Ahora. Frente al espejo la Sonia se quitó la peluca y se acarició las mejillas. —Otra vez barbuda. Después se desnudó y estuvo mirando los pechos hinchados con parafina y el sexo que le colgaría tembloroso e inútil hasta después de las sardinas.”

prostituta para conseguir algún cliente. Lo explicitado se centra en los pequeños detalles que nos permiten imaginarla. Onetti se sirve de las imágenes del ideario popular para que el lector pueda recrear a la Sonia en su imaginación: la tendremos mirando el paisaje cuando la lluvia comienza a disminuir y la señal que ella allí advierte, la tristeza del ambiente, la peluca rubia, las uñas muy largas, las medias, el portaligas, la boca pintada con rouge, la venia de la policía hasta fin de mes, la sonrisa a los choches, el movimiento de cadera, los tacones de aguja, la invitación al hombre: Vamos ¿vienes? De esa manera nos ha presentado una serie de sucesos que lleva a cabo la Sonia y que van precipitando la masa narrativa hacia su resolución. Por otra parte existe una segunda historia que Onetti inteligentemente nos va sugiriendo, la Sonia no resulta ser una prostituta, sino un travestido. ¿Cómo hace este escritor para generar la sorpresa final? Va exponiendo gradualmente dentro de la “historia uno”, pequeños detalles de la historia que Piglia denomina historia dos. Nos dice: “Volvió a tantear la rizada peluca rubia”, o “el dibujo de boca que se había hecho con el rouge” y principalmente es en la ultima línea dialogal entre el hombre y la Sonia donde la “historia dos” irrumpe con mayor claridad en el ámbito narrativo de la historia principal: “También yo te puedo dar si quieres enterarte”. Estos son los elementos que nos van sugiriendo la posibilidad de que la Sonia no sea necesariamente una mujer. La “historia dos” donde la Sonia no es una mujer, sino un hombre, se explicita paulatinamente y es en el final donde se devela en forma cabal. Solo es necesario releer el final: “Frente al espejo la Sonia se quitó la peluca y se acarició las mejillas. —Otra vez barbuda. Después se desnudó y estuvo mirando los

Estamos en presencia de un cuento clásico que podría ser analizado de la siguiente forma: la historia uno constituye el periplo que realiza por la ciudad (una supuesta) Revista La Avispa Nº44

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pechos hinchados con parafina y el sexo que le colgaría tembloroso e inútil hasta después de las sardinas.”

fascinar al lector, hacerle perder contacto con la desvaída realidad que lo rodea, arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación.” Ha quedado demostrado que un cuento clásico contiene una estructura especifica, susceptible de ser aprehendida teóricamente. Dicha estructura puede ser reproducida tantas veces como sea necesaria, como mecanismo de construcción idóneo para generar un efecto sorpresivo. Y puedo también afirmar que existe un herramental sintáctico al servicio de la obra narrativa, que no supone necesariamente una garantía artística, sino solamente una herramienta más en un oficio como el de escribir.

La “segunda historia”, la sexualidad de la Sonia, es progresivamente introducida en el contexto narrativo donde se inscribe la “primera historia”, la de la supuesta prostituta, y ambos ejes temáticos, el explicitado y el implícito, se complementan re significando la historia uno a la luz de la segunda historia ahora develada. Este mecanismo estructural permite un final cerrado y sorpresivo. Cabe señalar que un cuento clásico, como hecho artístico y literario, no puede ser reducido a su forma, dado que sin su contenido es pura meditación abstracta. Por ello Julio Cortazar nos recuerda con tanta insistencia: “…el gran cuento breve condensa la obsesión de la alimaña, es una presencia alucinante que se instala desde las primeras frases para

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Cine y TV Noticias del cine USA La decadencia del imperio americano Parece que los ladrillos del MuroFinanciero también cayeron sobre los imaginistas de Hollywood: nunca antes hubo tantos bodrios en la antesala del Oscar. Una ceremonia que de austera pasó a olvidable, un ganador máximo de cuestionable mensaje (Slumdog millionaire), otro candidateado sólo por los costos y la edición digital (Benjamin Button), un Woody Allen que debiera jubilarse (Vicky Cristina Barcelona) son algunos productos reveladores de una notable ausencia de calidad. Muchos cañones para disparar balas de salva. ¿Se agota la Reserva Moral de Occidente?

Vino viejo, envases nuevos. ¿Quieres ser millonario? contiene, de movida, el menú que promueve la delectación de productores y pueblo: la épica del lumpen ascendido aún de chiripa, la cabalgadura social —no socialista, claro— y, quizás lo que más orgasmo genera en un arte industrial, presupuesto razonable y ganancia impar. Slumdog infirió nueve millones de libras y multiplicó la cifra varias veces. ¿Cómo no identificarse, habiendo oblado el precio de la entrada, con el genuino paria hindú capaz de volverse rico merced a experiencia callejera, siempre que pasemos por alto la suerte de su buena estrella excepcional? Situarla en el esperanzador tigre asiático, desde la siempre desdeñosa mirada del Occidente plutócrata, le deposita una credibilidad bien pensante, cara además a los preocupados electores de la Academia. Danny Boyle, muy hábil antes por su balance posmo-existencialista de la juventud escocesa (Trainspotting, 1996), y una pieza insólita de humor negro (Tumba al ras del suelo, 94) transporta su ironía británica a tierras de Bengala y a partir de allí teje una colcha con todas las balizas del cine denuncia, y un aromatizante sentimental que supere el materialismo de base; actores nacidos y criados en el pantano, prueba palpitante de que se puede, decoran la ensalada. Boyle sabe, no obstante, que su objeto de Revista La Avispa Nº44

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ficción viene fallado, y entonces lo cose de manera inteligente. A cada golpe bajo —una letrina en la cual el niño Jamal se zambulle literalmente en mierda, la mutilación infligida por la mafia a los chicos mendicantes— alterna las preguntas del quiz show, el programa de preguntas y respuestas de la televisión de Bombay que le deparará al protagonista veinte palos de rupias azarosas. Al joven Jamal (Dev Patel, modelo vivo de la autosuperación liberal) no lo inspira un afán crematístico tanto como la recuperación de un amor infantil (Freida Pinto), cosa que consumará, tal cual corresponde a la felicidad completa capitalista. No habría sido tan burdo el asunto si no se le hubiese ocurrido a Boyle sobreimprimir los créditos finales a un baile de todos los actores estilo Broadway en los andenes, símbolo último de la conversión de la contrastante India a la cultura importada. El acto sacrificial del viejo amigote de barriada, de matón a mártir, termina de afirmar el cardumen de clichés. Guiño al votante, una turista yanqui evita un apaleo de la policía al pícaro muchachito de piel cobriza: “Aquí, un poco de la verdadera América”, y le regala unos dólares. El extraño caso de Benjamin Button venía con los honores de un conductor prometedor como David Fincher, quien pulsara una obra maestra del policial (Pecados capitales, 95),


justicia californiana aprobaba la Proposición 8 sobre matrimonio civil de las parejas gay, variante de la que, cuarenta años atrás, vetaba la admisión de docentes homosexuales en las escuelas públicas. “¿Cómo se enseña la homosexualidad, como el francés?”, se burla Harvey MilkSean Penn en un debate televisivo: “Tuve padres y maestros hétero. Si la gente imitara a sus maestros habría más monjas”. El primer militante declarado del Movimiento dentro de la política americana cae bajo las balas de un concejal conservador (el muy de moda Josh Brolin) que se venga de perder el puesto matando primero al alcalde. Todo el desarrollo consiste en el raconto del propio Milk, que graba su periplo en cinta al imaginarse el destino repetido de los luchadores perseverantes en el País de la Libertad. No mucho extra puede esperarse de Gus Van Sant, quien emergiera a la consideración gracias a incursionar en la temática queer mechada en un hipotexto shakespiriano (Mi mundo privado, 91) y fuera capaz de una versión cuasi-documental de una masacre escolar (Elephant, 03), pero aquí está obligado a constreñirse alrededor de la figura reivindicativa de su héroe, con resultados impersonales. Si no fuese por el enorme Penn su producto se oxidaría rápidamente al aire; el Oscar merecidísimo al ya ganador de Río místico reduce a él sólo los méritos. También es biográfica La duquesa, que suscribe un tal Saul Dibb. Georgiana Spencer, the duchess, ancestro de Lady Di y a menudo comparada con ella, fue entregada —nunca mejor usado el adjetivo— en matrimonio al Duque de Devonshire en 1774, sin otro propósito que dotarlo de un hijo varón. El problema estriba en que el Lord no se ama más que a sí y a sus lebreles, cobija a una amante dentro

reincidiera en el género mediante un experimento menor (Zodiac, 2007), se aplicara al terror de héroe femenino (La habitación del pánico, 2002) y cierta inclasificable jugarreta psicológica urbana llamada El club de la pelea (1999). Pero ahora se afincó a una biografía fantástica demasiado previsible: el individuo del título crece hacia atrás, nace viejo y morirá bebé, y la cuestión será cómo estirar el cuento de Scott Fitzgerald para barajar las cartas de un poker perdido de antemano. El máximo logro, la proeza de maquillaje y edición digital a fin de rejuvenecer a Brad Pitt, pese a la nominación quizás su trabajo más pálido e inexpresivo, y dibujarle un cuerpo otro según los años del crecimiento al revés. La fortuna invertida en el proyecto y la extensión de chicle, y la ausencia de megafilms puestos a competirle han terminado siendo los únicos justificativos de las doce candidaturas. Episodios enteros salpimentan apenas el tedio, los desencuentros entre amantes una cinta sinfín que no salva ni Cate Blanchett, con aire de caer de otra película. Biopics descremados. La tradición de la bio filmada dictamina exiguas licencias: bastan la composición actoral y alguna ejemplaridad. Dice la crónica que Milk se estrenó mientras la

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cualquier costo. Ron Howard, camarógrafo estándar del sistema, oportunista y obediente —poco en común tienen El Código Da Vinci (06), Cinderella Man (05), Apolo 13 (95) y Un horizonte lejano (92)— se confía en su equipo, logra otra candidatura y se va silbando bajito, rumbo a su próximo envase anodino.

del palacio heráldico pero le niega a la esposa el derecho al propio, relegándola a la jaula dorada y a expresarse “sólo mediante vestidos y peinados”, según Georgiana le dice la noche de bodas, cuando él empuña una tijera, vaya metáfora, para desembarazarla de corsé y miriñaque. Ralph Fiennes, el Duque de marras, autocontenido, oscilante entre la crueldad connatural a su clase e instantes culposos, se lleva las palmas. Keira Knightley, en cambio, habituada y tal vez cansada del film de época donde se luciera con cierta cintura (Orgullo y prejuicio, Joe Wright: 05), se dedica a buscar primeros planos y servir de percha al lujoso vestuario de este coutume drama confeccionado para encaramarse en los rubros de diseño. No sabemos si se quiso aludir al fatum desdichado de las princesas inglesas, en cuyo caso llega una década tarde, pero Georgiana en la vida real gozó de consenso popular por su participación en mítines del progresismo y ese costado importante apenas asoma, preocupados director y guionistas en atender al intríngulis íntimo de su personaje. Frost/Nixon no se extiende en largos decursos sino en uno concreto: la entrevista que el primero del título, periodista británico, le realizara en 1977 al ex presidente del affaire Watergate. Concebida teatralmente porque su libretista escribió el texto dramático original —Peter Morgan, autor de La reina, co-actuada por el mismo Michael Sheen-Tony Blair, hoy David Frost— vale gracias al espléndido trabajo de Frank Langella, el legendario Drácula erótico de 1979, que decide un gesto audaz: no parecerse facialmente al depuesto mandatario sino crear su Nixon, con sólo impostar la voz y retocarse cejas y cabello, y logra así una fisonomía imaginaria más interesante que el individuo histórico. Hipócrita y seductor, cínico y réprobo, roza la mueca conmovedora junto a la mentira institucional, frente a un showman en decadencia que en pos de volver a jugar en primera hurga hasta obtener una confesión a Revista La Avispa Nº44

Crímenes y pecados. John Patrick Shanley inició su bitácora ganando un Oscar como escritor (Hechizo de luna, 87: Norman Jewison), debutó como cineasta temprano (Joe vs. The Volcano, 1990) y luego adoptó su último éxito teatral, La duda (Doubt), que en Mar del Plata representaran Fabian Vena y Gabriela Toscano. Se trata de otra pieza encaminada a brillar por sus protagonistas. Sucede en 1964; mataron a Kennedy y sopla el simún de un período convulsionado y contestatario, Malcolm X y Lutero King, el cuestionamiento de lo heredado, la Revolución, el hippismo. Nada afecta todavía a la parroquia St. Nicholas, que al fin tiene en su escuela un alumno negro y monaguillo, que el padre Flynn (Philip Seymour Hoffman, en su cuarta nominación) protege e integra. La lenta aparición de la Superiora de cofia negra, sin revelarse su rostro, castigando chicos distraídos en los reclinatorios, da la pauta de cómo será la capilla bajo su imperio. El rumor de que el niño negro tenía aliento a alcohol al salir de una comparecencia a solas con el padre Flynn y las licencias liberales en materia disciplinaria del cura, crispa la relación entre él y la inquisitorial abadesa Aloysius (Meryl Streep) e instala en términos humanos la dialéctica entre un mundo que no termina de pasar y otro que recién está naciendo. Streep, convincente de perversa a bondadosa, atávico revival de Kate Hepburn, un témpano que se derrite sin notarse en El diablo viste a la moda (David Frankel, 06) y ahora una rigorista que se desploma solamente al final, se pone al hombro un largometraje que sería inferior sin ella. El diálogo con la mamá 40


del nene en cuestión (breve y excelsa Viola Davis) y algunos subrayados emblemáticos, como la lamparita titilante en el despacho de la directora —la luz no la acompaña—, el ratón que la monja anciana exhibe en los dedos cuando la cabeza de Flynn empieza a rodar, y una tormenta de tragedia griega que ataca al monasterio, vuelven sobresaliente a La duda dentro de la línea de largada de las premiables. La fotografía de paleta oscura, su contraste con el blanco de la nieve afuera, son otras pruebas del buen tratamiento del material. En cuanto a Woody Allen, no sabemos qué espera para jubilarse, visto el plano inclinado donde siembra sus últimas autohumillaciones. Vicky Cristina Barcelona regurgita las viejas combinaciones con la única diferencia de mudarlas de ciudad y país, y el agravante de que ni siquiera resulta gracioso y se le extrañan sus chispazos de lucidez zumbona. He aquí que dos amigas opuestas en apariencia, pasajeras en territorio de Gaudí, son abordadas por el fiestero espontáneo Juan Antonio (Javier Bardem), artista plástico de aire melancólico pero cabrío que sin mediar opinión las invita a un menage à trois. Vicky (Rebeca Hall), a punto de desposar a un broker burgués, lo rechaza al principio pero queda obsesionada con él, y Cristina (Scarlett Johansson) se embarca como un resorte. El resto, relleno anticipable; para complicar la trama aflora la esposa de Juan, histérica y suicida, María Elena (Pe-

nélope Cruz), que enganchará otro trío: ella, el marido a ratos y Cristina. El tono ligero, de divertimento, onda remanso entre las sesudas sociologías (Match point, 2005; El sueño de Casandra, 2007) le quita grosor al intento de burlarse de las prototípicas yanquis en gira, la reprimida y la aventurera, y de paso disparar sobre los estereotipos hispánicos, el potro latino y su émula hembra. Después de todo, clásicos olvidados, como Stazione termini (Vittorio de Sica, 1954) y Summertime (David Lean, 55), habían tocado desde la ladera angustiada estos topetazos, aquellas veces en Italia. A los académicos les debe de encantar la Penélope haga lo que haga, precisamente por asimilarse a lo esperable étnico-cultural, o no se explica el Oscar a supporting actress dada una changa hecha de memoria. Allen se comporta igual que un turista, pero de gente. Así como visita el Parque Güell, la Sagrada Familia o las esculturas de Miró, se posa, insecto sin aguijón, sobre la piel de sus criaturas, con tal de seguir filmando aunque ya haya dicho lo suyo de mejor forma.

Gabriel Cabrejas

(Mar del Plata) gabcab2003@yahoo.com.ar

Adhesión:

SADE Atlántica sadeatlantica@yahoo.com.ar

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Dar la cara DISCRIMINACIÓN: LA PELOTA ADENTRO DE LA CANCHA

Por Pablo Zama (San Juan)

SELECCIONAR EXCLUYENDO” Xenofobia en el fútbol. Intolerancia social. Poderes que devoran a los de abajo. Funcionarios que tiran la bocha a la tribuna. Las banderas son agitadas al viento, impunes, en otro domingo futbolero. Los pibes, los adultos, todos: cantan con violencia. Los equipos salen a la cancha. El ataque xenofóbico empieza. La hinchada de Independiente, plagada de banderas de Bolivia y Paraguay, con el número 12 (que identifica a la hinchada de Boca) como inscripción, “cargan” a sus pares xeneizes. Resultado: después la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) terminó debiéndole una respuesta al INADI (Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) por este acto de discriminación hacia las comunidades de los países referidos.

se discrimina y se menoscaba la procedencia de alguien que es del mismo país, pero de otra provincia. Discriminación que a veces se ejerce como la liberación inconsciente de un complejo de inferioridad o, al revés, por un sentimiento de superioridad sobre el otro, sobre el diferente. Discrimina y se corrompe aquel funcionario público que no permite la diversidad de opiniones. Aquel funcionario que cierra el discurso y lo manipula, censurando y obligando a los medios de comunicación a que le muestren al pueblo sólo el pensamiento que él desea que se expanda por las radios, los canales de televisión y los diarios, para que lleguen –“manufacturados”– a las casas. Discriminaron el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) y otros grupos civiles armados que mataron a familias enteras sólo por pensar diferente o por liberarse de una opresión, con más opresión. Discriminaron, asesinaron y cometieron el más terrible genocidio de la historia Argentina los militares en el ’76, en el denominado Proceso de Reorganización Nacional. Lo hicieron con total impunidad, aprovechando el poder que les confería el Estado (que habían tomado por asalto). Las autoridades del Estado, por consiguiente –en vez de velar por la salud y el bien de la sociedad– mataron como a ratas a miles de personas que conformaban el pueblo que ellos mismos

El significado estándar de la palabra discriminar refiere: “seleccionar excluyendo”. Discriminar es diferenciar. Pero en la práctica, el uso de esa diferenciación puso sobre la palabra discriminar un espeso halo de resistencia. Muchos hacen de la diferenciación su arte diario de menoscabo hacia el “otro”. Ser distinto, diferenciarse. Discriminar, en su sentido peyorativo, es un acto de violencia social, por cuanto se margina de la calidad de persona con derechos iguales a los demás a aquel que es “diferente”. Se discrimina y se lesiona la moral de una persona cuando es maltratada en otro país por no ser nativo de ese lugar, lo mismo cuando Revista La Avispa Nº44

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conducían de manera antidemocrática. El poeta cubano José Martí hablaba de libertades liberticidas. Los militares y gran parte de los adeptos a esa masacre dijeron sobre sus capturados y asesinados: “algo habrán hecho”. De esa manera, se tomaron la libertad de matar la libertad de otros, abusando del poder. Diferencian, discriminan y gatillan sobre la dignidad de la humanidad los países que lideran la economía mundial, porque usan su poder para corromper a los países más chicos y usan –como retroalimentación a su sistema de prosperidad– el hambre de niños, el analfabetismo de otros pueblos, la desesperación ajena, como motor para sus negocios millonarios. No contemplan la igualdad, restringen la libertad y coaccionan a actuar de algún modo determinado a sus pares aquellos que, por estudios o por capacidad, consiguen oprimir psicológicamente a las personas. Un manoseo implícito a la moral de los demás, a través del poder persuasivo, denigrante, tras una capacidad mental que logra, en algunos casos, “vaciar las cabezas” de sus interlocutores, para después usarlos como autómatas sin rumbo, para fines personales. Discriminan y oprimen, los jefes que, tras su ambición de poder en la empresa, menoscaban a su empleado más capaz, para lograr disuadir toda chance de competencia hacia sus aspiraciones laborales. Ese jefe que además, y muchas veces sin darse cuenta, crea un modelo en sus subalternos que después, tras ese ejemplo, se devoran como serpientes. Son cómplices de la opresión y de la discriminación hacia algunos artistas “prohibidos”, aquellos agentes culturales que no denuncian tal opresión y que, peor aún, aprovechan esos espacios para abrirse camino en medio de una intolerancia que demarca quiénes pueden subirse a un escenario y quiénes, no. Rasgo permanente de las sociedades conducidas por

líderes totalitarios, que corrompen la diversidad cultural y esgrimen su poder imponiendo sus artistas. Lo hacen en pos de la “libertad”, pero los botes y los barcos están llenos de genios a los que no les queda otra que escapar de esa intolerancia que acosó sus libertades. Discrimina el obispo que no permite trabajar a los sacerdotes carismáticos, por no estar de acuerdo con sus métodos. Oprime ese obispo que, por la razón expuesta, permite que los sacerdotes vocacionistas se vayan de una provincia hartos de los métodos de conducción de la iglesia. Sesga la libertad de pensamiento y comete un acto de intolerancia, discrimina: aquel que por no estar de acuerdo con la idea de la libertad sexual se burla o persigue a los homosexuales. Igualmente oprime aquel que haciendo gala de su elección sexual se burla e intenta poner en ridículo al heterosexual que no comulga con sus pensamientos. Diferencia, en el sentido más espeso de la palabra, el empleador que no le da trabajo al discapacitado por su condición supuestamente “inferior”, aunque esa discapacidad no lo limite en la función a la que se postula para 43

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residuos, sin embargo, serán tratados del lado de la cordillera que pertenece a su tierra. Finalmente, son discriminados los aportantes de materia prima a las recuperadoras, empresas que, enmarcadas en una situación de crisis económica más compleja, deciden bajar el precio de compra del material a reciclar. Oprimidos, a los cartoneros –paradigmas y símbolos excluyentes de las sociedades empobrecidas, pero también de la lucha del ser humano por sobrevivir en esta jaula llena de leones indomesticables que exhibe el mundo– no les queda otra que quejarse entre dientes, bajar la cabeza, juntar más cartones que lo habitual, continuar con la rutina de la supervivencia y seguir, un poco más, aguantando los abusos de ese poder invisible que los acribilla todos los días. Estas palabras habían empezado con un ejemplo reciente de xenofobia en una cancha de fútbol. Soy futbolero, voy a la popular de San Martín de San Juan cada fin de semana y por eso me permito decir que en ese circo romano, en donde se dirimen poderes deportivos, ahí donde confluyen también los poderes políticos y económicos en los que (paradoja) un jugador de Primera División de AFA, de equipo chico, cobra 20.000 pesos mensuales por entrenar sólo algunas horas por día, mientras un médico, en muchos casos, no llega a los $ 4.000 y un empleado público, si está en blanco, cobra los 1.290 pesos fijados como salario mínimo vital y móvil; en ese campo de sublimación de las guerras, digo, parece muy acertada la afirmación de aquel viejo eximio jugador y ahora dirigente futbolístico, Jorge Valdano: “El fútbol es la letrina de la sociedad”. A la mañana siguiente de ser goleados por Tigre, la inscripción que le dejaron a los jugadores de Racing en el lugar de entrenamiento fue: “Va a haber balas para todos”. La violencia no es del fútbol, es un síntoma grave de la sociedad. O sea, queda mirar el espejo, pero para resolver el problema de discriminación en donde está realmente el problema: fuera del teatro.

ser empleado. Discrimina y se vuelve discapacitado ese empleador porque, por tal acción, corrompe su capacidad moral. Corrompen, discriminan, oprimen y se burlan del pueblo los empresarios mineros que, en complicidad con el gobierno de turno, intentan eliminar de su carpeta la “ayuda” que significa el Fondo Especial de Desarrollo Minero (destinado a colaborar con la educación, la salud, entre otros servicios básicos), beneficio que ellos mismos habían optado por entregar. No pueden –argumentan desde las cámaras mineras– seguir aportándole al Estado un 0,004 por ciento de sus ganancias mensuales porque la crisis mundial no se los permite. Aunque se llevan su producción casi completa, con la única retención de un 3 % (de la que algunos sectores ya descreen) que le queda a la provincia en la que vuelan hasta parte de las montañas, en la que hicieron un dique de cola (en zona sísmica) donde se lavan con cianuro las piezas extraídas, trabajan muy cerca de los nacimientos de las aguas que beben casi 700.000 habitantes y dicen que no hay riesgo de contaminación. Discrimina ese gobierno que permite la extracción de sus recursos en la cordillera, no le sube las retenciones a la multinacional extranjera, le da vía libre para que trabaje prácticamente exenta de impuestos y ocupando una cantidad exuberante de agua para su producción. Además, discrimina ese mismo gobernante que permite que, en otra exploración minera, cuando el 80 % de la explotación se realizará fuera de su provincia, los Revista La Avispa Nº44

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Homenajes En algún Noviembre

a Daniel Capanna Por Víctor Marcelo Clementi (Mar del Plata)

Todavía nos queda la playa. Aquel noviembre 2007 en Mar de Ajó. El motivo: la poesía. Un hotelucho en peatonal nos encontró por segunda y última vez. Daniel compartía con Ignacio una habitación; y allí los tres, entre tinto y faso presumíamos palabras, mientras la noche escabullía mujeres. Los encuentros de la Fundación nos hicieron cómplices. Recuerdo que leímos juntos. Una extraña vocación de inercia emparentaba. Todavía nos quedaba René, aunque le sospechamos destino. En noviembre 2008 Daniel ya no estuvo. Lo preguntamos con Ignacio: ¿Cómo andará el gordo? ¿Por qué no vino? ¿Vos sabías que el padre escribe sobre Dick? Phil Dick, el novelista de Ciencia Ficción más contagioso del siglo veinte...Y el gordo nos quedó flotando. Hoy es un recuerdo. Los amigos caen igual a mascotas de peluche. Entonces pienso hasta cuando mi reloj... Ahora una vieja balada de los Guns and Roses, November Rain, acude a mi nostalgia. Todavía nos sospecha el misterio. 24 de Marzo 2009 In Memorian

Daniel con Ignacio Vázquez

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Hay mujeres que nos marcan a Vilma Brugueras*

es necesario desenredar el ayer bucear la vida hasta el vórtice... la muerte se aprieta a los cuerpos al borde de la espera Marcela Predieri

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Nadie en mi umbral.

Nadie. Nadie para encontrar una voz e incendiar con ella la aridez de la espera. Sólo un tic tac palpita el porvenir deshabitado. Fuera de mí me desencanto en duelo, y me pierdo. Fantasma de mí voy del umbral hacia adentro, hacia la soledad perpetua.

55.Llueve de mis ojos a la acera, salpica en agua de danza y contradanza. La cortina de voile del ventanal hila grises teñidos de neblina. Me aletargo en la tarde que esmerila el presente y ralenta a intervalos el trino de las aves. Yo me quedo azogada reflejando el ocaso que tras el vidrio muere, y soy un trazo más de lluvia que lenta y tibia se derrama.

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68.Qué hago tragando ausencia frente al ventanal, viendo cómo el viento arrastra velos de lluvia. Qué hago arrastrando mi lluvia hasta la comisura del labio para beberla hiel. Es tiempo de olvidar la casa y salir para salvar el cuerpo empapándolo.


65.La luna abre su cofre de cal viva para que mi cuerpo, olvidado, despierte de dolor. Mi sombra se adhiere nuevamente a mi costado; pujo para salir de mi soledad y avanzo para emerger en la otra orilla.

*Vilma Brugueras, poeta y narradora de Miramar, participó activamente en encuentros de escritores y establecimientos educacionales tanto del país como en el extranjero fomentando el libro, la lectura y las artes plásticas. Publicó entre otros: Vincent, el inútil –novela, premio Faja de Honor de la SADE–; Decisiones Cardinales; Miramar, compendio histórico; Rescates y advenimientos, Lejanías y Recuerdo de tiempos detenidos. Los poemas que incluimos pertenecen al libro El borde de una Espera, editado a días de su fallecimiento en mayo 2009.

TALLER DE HISTORIETA coordinado por HB-Ruedas dibujo y guión clases grupales o individuales tel.: (0223) 470 4550 cel.: 155 35 59 32 e-mail: hbruedas@gmail.com 47

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Música MARGARITA SILVESTRE: AQUELLA “MOROCHA” ARGENTINA Como no podía ser de otra manera, Margarita Silvestre nació en el Barrio de Flores el 2 de Noviembre de 1923. Su verdadero nombre es Margarita Luisa Russo. Su vida está relacionada con el tango y el arte dramático, ya que su papá Nicolás Russo conocido como Nicolás Rossi, era cantor, actor y guitarrista, hermano del actor Enrique de Rosas. Su mamá Francisca Cosentino había actuado y cantado en algunos espectáculos como estilista* con el nombre de Fanny Rossi. En 1927, cuando sus padres hacen una gira en Venado Tuerto, debutó Margarita, con tan solo cuatro años en el Teatro. Cuando le pregunto que recuerda de esa experiencia me dice: “Recuerdo un gran escenario y el resplandor de muchas luces en ese Teatro de Santa Fe”. Ella lo vivía como un juego que realizaba con sus papás A los doce años formó parte de la Pandilla Corazón que dirigía Julio Jorge Nelson en Radio Callao. Enzo Ardigó le recomendó que se presentara ante Juan Manuel Puente, director de Radio Splendid. Su debut en radio se produce el 1º de Agosto de 1941 con el acompañamiento en guitarras de los Hermanos Cúcuro y Zapico como documenta en su libro Roberto Gutiérrez Miglio “El Tango y sus intérpretes” Tomo 4. El nombre de Margarita Silvestre, se lo pusieron sus padres. Ella me comenta que en Ituzaingó había muchas margaritas de color rojo que crecían solas, salvajes. En algún momento, trató de llevarlas a su casa para reproducirlas y nunca prendieron, sin embargo, crecían muy bien solas sin cuidados. “Como esas Margaritas soy yo”. Revista La Avispa Nº44

Héctor Gagliardi solía definirla: “Tan sencilla y simple como su nombre” Trabajó en distintas radios: Splendid, Belgrano, El Mundo y Radio Argentina. El radioteatro era algo que le gustaba mucho hacer y formó parte de varios elencos. Participó en un radioteatro que se llamaba “CUANDO LOS MOÑOS COLOR DE SANGRE” que se ubicaba históricamente en la época de Rosas y en la que representaba a una mulata. Tenía un papel muy chico, que con el tiempo fue creciendo conquistando al público con su forma de ser”.

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También intervino en 1946 en “POR LAS CALLES DEL RECUERDO”, realizado por Héctor Gagliardi en Radio Belgrano, saliendo de gira a distintos teatros de Buenos Aires y La Pampa. Un folleto publicitario del 26 de Junio de 1946 lo presenta como Extraordinario suceso, Héctor Gagliardi presenta su embajada de LR3 Radio Belgrano “POR LAS CALLES DEL RECUERDO” integrada por el poeta de los humildes, la cancionista criolla Margarita Silvestre, las guitarras de Ayala-Ledesma y Rossi y el animador Eduardo Arias, una hora y media de música, canciones y versos con un calificado conjunto de intérpretes de categoría. NO SE PIERDA ESTE MARAVILLOSO ESPECTÁCULO” “CLUBES DEL INTERIOR” que se transmitía por Radio Antártida y “QUERENCIA GAUCHA” con la participación de Los Arrieros. Margarita Silvestre actúa en Radio El Mundo y es considerada una de las mejores voces del micrófono. Se presentó en distintas confiterías de Buenos


Aires como Tibidado, Novelty, El cabaret Chantecler, Ruca, La Armonia y La Querencia. Sobre la Confitería Ruca, ubicada en la calle Corrientes 1328, un espacio donde no sólo se cantaba tango, había figuras del folklore y también tocaba Jazz, “Héctor y su Jazz”. Margarita recuerda: Era una confitería grande a la que concurría mucha gente. Los músicos y las cancionistas cantábamos en un palco chiquito, pero cálido y muy lindo donde se ubicaba también la orquesta. Un artículo publicado en una revista en 1948 documenta: “GUSTA EN RUCA: Margarita Silvestre, expresiva intérprete de la canción popular, se presentó en Ruca, donde ha concretado un éxito firme. Pronto esta celebrada y emotiva cancionista, irá a Montevideo para dar cumplimiento a un ventajoso contrato.” Cantó en el Cabaret Ta-Ba-Ris, considerado uno de los más importantes que tenía la ciudad de Buenos Aires, ubicado en Corrientes 829, un espacio en el que cantaban cantores y cancionistas de éxito. Era visitado por grandes personajes porteños y destacadas figuras internacionales. Margarita me dice que concurrían al lugar muchos turistas europeos. Era difícil conseguir trabajo allí. Existía la obligación de cantar por lo menos un tango, por contrato. Ella solía cantar tres o cuatro tangos, debido a la buena recepción de sus interpretaciones por parte de los clientes del lugar

por la profesora Cecilia Pérez Mondino relata lo siguiente “... Así lo demostró el público anoche, aplaudiendo con entusiasmo las intervenciones –a nuestro juicio excesivas– de los hábiles malambistas y de la excelente cancionista Margarita Silvestre. También nos pareció desmesuradamente largo el Pericón, y creemos que se podría sacrificar en ese caso la exactitud del baile, a la continuidad de la acción. El Martín Fierro de Sapelli nos pareció, dentro de una línea correcta y sobria, demasiado frío, más recitado que interpretado.” Margarita cantó en el Café Ateneo donde conoció al cantante Julio Sosa. Estela Dos Santos en su libro “Las cantantes” describe sobre ella: “Que en plena depuración del lunfardo en la radiotelefonía Argentina, daba satisfacción a los porteños entonando desde los discos por Radio Colonia en sus interminables tardes de tango y noticias sensacionales, Pato y Mama, yo quiero un novio... shesheando como si fuera una Rosita Quiroga recién nacida en el suburbio”. Trabajó en la película Corrientes Calle de Ensueño, realizando el doblaje de una actriz interpretando el lloro salteño “Sol y Luna”. Fue compositora de los tangos “POR MI FE” con letra de Héctor Gagliardi y “BARRIO DE JUGUETE” con letra de Ricardo Russo. Como cancionistas le gustaban Mercedes Simone y especialmente Virginia Vera, con la que yo encuentro un parentesco en la temática de su repertorio y en lo que produce en quién la escucha, transmiten emoción y sentimiento. Los temas cantados por Virginia Vera, Sentimiento Criollo o Lo que quiero tener, tienen su correlato emotivo en los que interpreta Margarita como Rancho o Volvé, volvé. Ambas producen el mismo efecto profundo: llegan al alma. Mucha gente con la que he hablado, relaciona

En Montevideo trabajó en el Teatro Solís en la obra MARTÍN FIERRO poema de José Hernández adaptado a teatro por José González Castillo. Fue estrenada el 10 de Septiembre de 1948. El actor y el director de la obra fue Domingo Sapelli. Era una obra en la que se incluyan bailes y música en vivo. En un artículo La Comedia Nacional y sus historias: Novedades de la Temporada 1948 49

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a Margarita con Nelly Omar por su repertorio y el tipo de voz. Hablando sobre Nelly, Margarita recuerda a dos cancionistas excelentes de las que se habla muy poco, Nilda y Gori Omar, que aportaron lo suyo al tango y al canto nacional y a quienes no debemos olvidar. Es muy amiga de Antonio Carrizo. En el programa EL GARDELAZO Antonio comunica a la gente que Margarita “Para Pichuco era una de las dos o tres mejores cantoras de la música popular argentina, para quien habla también, (Jorge Formento, el locutor, remarca), para quien escucha también” Si bien ella no recuerda la fecha exacta, Margarita se retiró de su carrera artística en 1956. Su último trabajo artístico lo realizó con la Orquesta de Roberto Caló en 1955. Margarita dejó el tango y se dedicó a una tarea totalmente distinta, aunque siempre en contacto con la gente, formando equipos de venta en distintas empresas relacionadas con el rubro vitivinícola (Don Raúl, Donatti, La Superiora). Podemos rescatar la discografía de Margarita del Libro de Gutiérrez Miglio: Grabaciones efectuadas con acompañamiento de guitarras, tomadas de audiciones radiales: El cardo azul, Colorao, Colorao, Ronda de sueños, Negra María, La Mañanita, Barrio Pobre, Mi corazón te llama, Aleteando, La nueva vecina, Serenata gaucha, India, Barrio de Juguete y Vieja Luna. Grabaciones efectuadas para el sello uruguayo Sondor (Octubre de 1948): La Morocha, Pato y Mama yo quiero un novio, con el recitado de los primeros versos por su padre y el acompañamiento de la Orquesta de Hugo Di Carlo. Aunque esta discografía no esta completa, porque Margarita cuando se retiró siguió realizando grabaciones privadas, lo que nos permite realizar el seguimiento de muchos temas, como fueron evolucionando y como Revista La Avispa Nº44

ella se fue afirmando en el canto. En 1970 : Pato, Cariñito, Soliloquio, Bandoneón arrabalero. En 1983 con su guitarra grabó : Lo que quisiera tener, Mano Cruel, Mis Flores Negras, Volvé Volvé, Pato, Rancho, El amor en la Selva, La Canción de Buenos Aires, Paciencia Buey En 1983 con la guitarra de Roberto Grela, Lainez y Goirria: Serenata Gaucha, Mama yo quiero un novio, La Canción de Buenos Aires, Barrio Viejo, Al ñudo. En 1997: Cuando tu no estas, Tarde, Muñeca Brava, Volvé Volvé, Soledad, en estudio acompañada por el maestro Roberto Lar (Teclado). Cuando uno dialoga con Margarita siente que la conoce de años, es una mujer simple y sin vueltas, cuando algo le causa gracia tiene una risa sincera. Le pregunto que temas le gustan y me dice: “No me importan tanto los temas como cantar letras que tengan argumento”. Es muy humilde y cuando le pregunto si tocaba bien la guitarra me contesta “Con la guitarra me defendía”. Nunca estudió canto ni música con un profesor, fue autodidacta. Siempre cantó como solista. Dice muy segura: “Siempre tuve suerte, uno transmite lo que es, pero el que siempre acepta o no es el público.” Con respecto a Gardel, de quién es admiradora, comenta dos hechos que son muy interesantes uno relacionado con ella y el otro con su papá. Cuenta que Gardel se dejó olvidado un smoking que usaba en una obra que interpretaba junto a Enrique de Rosas, tío de Margarita, quien se lo regaló a ella. Margarita lo acondicionó y con él cantó en sus presentaciones. Ese mismo smoking, al cabo de unos años, se 50


sobre Margarita Silvestre me dijo: “¡Qué cantante Dios!, Margarita era un fenómeno. En 1953 ensayaba en la sala de Radio Belgrano, era un piba macanuda, los empleados de la radio la admiraban y la adoraban, era una chica muy querida.” “Era ícono de la mujer que canta bien. Siempre fue muy exigente y su meta era ser una buena cantante, no le interesaba otra cosa.” El guitarrista Enrique Bruzzo solía decir: “Después de Nelly Omar, Margarita Silvestre”. En ese momento Nelly era considerada como la figura máxima del tango y el canto popular. Era la interprete preferida de Roberto Grela.” En 1948 el diario El PAÍS, de Montevideo titulaba su artículo MARGARITA SILVESTRE, una gran cancionista. Es interesante ver un testimonio fiel de la época y citar algunos de sus párrafos para que nos permitan conocer la imagen de esta cancionista. “Y creímos descubrir no a la única o a la mejor, sino algo distinto: lo nuevo dentro del cancionero popular. Posiblemente sea esta la mejor virtud...” “Margarita Silvestre canta con el alma. Siente profundamente la canción. La transforma tanto que es “otra” cuando canta, muy diferente de la “gaucha” y simple que agradece los aplausos y aquí EL PAÍS nos dice que vendrá todas las veces que se lo pidamos. “Sin dejar de lado la femineidad imprescindible en una cancionista, tiene algo nuevo que la eleva sobre las demás: el gesto, la voz ronca, la apostura pulsando el instrumento y moviéndose casi sin querer porque se ve claro que la conmueve hasta en sus fibras más intimas el ritmo de la canción. Siente lo que dice sin afectación...” “Margarita Silvestre, bello por el buen decir y por su misma fina silueta, pero sobre todo le sale por los grandes ojos encendida pasión que la anima en cada interpretación del más diverso matiz”.

lo regaló a Antonio Carrizo. Gardel era muy amigo del papá de Margarita, le grabó el tema “Aquella palomita” y cuenta ella que Gardel les dijo:”páseselo a los negros (los guitarristas) para que lo graben”, lo hicieron en Max Glussman, le dieron 500 estampillas de adelanto, no importándole si el tema iba a tener éxito o no, esto habla muy bien de Gardel. También podemos apreciar que en el repertorio inicial de Margarita incluía dos temas que eran cantados por “El morocho”: El Cardo Azul y Colorao Colorao. Tuve la suerte de ponerme en contacto con Oscar “El Vasco” Izurieta, un referente de tango en Mar del Plata. Cuando le pregunté 51

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“Mientras tanto el complemento esta justo. Las guitarras roncas de Pizzo, Fontela y Aguilar ponen un fondo de queja a sus canciones: animan con alegría la chacarera o lloran tristemente con el tango que cuenta un nuevo fracaso.” “Margarita Silvestre nos ha dejado entonces una sensación de dignidad artística. Y su visita ha sido para nosotros doblemente feliz: porque hemos conocido a una gran cancionista “que es otra cosa” y porque hemos visto en el fondo de su alma límpida la expresión simple y modesta de nuestras muchachas que suben tranquilamente hasta arriba sin darle importancia a los triunfos resonantes. Que esto es lo más importante y lo único que ayuda a la total consagración.” Margarita Silvestre es esa mujer sencilla y humilde, con la que da gusto hablar y si tuviera que elegir un tango para definirla, sería éste que ella misma interpretó y grabó, en Uruguay y en Buenos Aires. Es interesante rescatar, que en 1905, Lola Candales, una cupletista y bailarina uruguaya, cantó en el Bar Ronchetti de Reconquista y Lavalle en Buenos Aires el tango de Ángel Villoldo, “La Morocha” entre parroquianos y malevos. Es Margarita la que después de 43 años, lograr revivir este hecho en el Café Ateneo, de Montevideo, con el mismo éxito. Los uruguayos supieron rescatar de Margarita Silvestre, su humildad, su simpleza, su figura

esbelta y su voz que le permitieron convertirse por esos días en “La Morocha Argentina”. “Soy la morocha argentina, la que no tiene pesares y alegre pasa la vida con sus cantares. Soy la gentil compañera del noble gaucho porteño, la que conserva el cariño para su dueño.” LA MOROCHA (ANGEL VILLOLDO 1905)

Tuqui Rodríguez

el_tuquini@yahoo.com Agradecimientos: A Margarita Silvestre por su humildad y amistad, a Carlos Picchio que me facilitó comunicarme con ella y descubrirla a través de sus temas, al vasco Oscar Izurieta, a Alfredo Álvarez “Alvarito” y a Adriana Pisani por ser mi nexo con Margarita en Ituzaingó. GLOSARIO: • ESTILISTA: Denominación utilizada para quienes cantaban estilos (canción campera o canciones folklóricas).

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El rincón de los bajitos HABÍA UNA VEZ Había una vez… ¿Por qué las historias comenzaban siempre con había una vez? Esa era la pregunta que le inquietaba a Martín. Un día Martín decidió averiguarlo. Buscó en todos lados: en libros, enciclopedias… pero no podía encontrar la respuesta a su duda. Como Martín nunca se rendía, fue a preguntarle a su profesor y él le dijo: —Martín, esa es una pregunta que no tiene respuesta. Martín se sintió mal al escuchar esto y estuvo varios días triste pero una tarde volvió a reír. Nadie sabía por qué. El profesor le preguntó por qué estaba tan contento y Martín le dijo: —Estoy así porque no resolví mi duda pero por lo menos lo intenté. El profesor sonrió. —¿Sabes Martín? Vas a ver que algún día escribirás un cuento que se llame “Había una vez”.

Mariana Reynoso

(11 años)

LA CASA MALDITA Hace mucho tiempo desapareció una chica llamada Dorana: A ella le encantaba pintar pero su familia era pobre y no tenía lugar para colgar sus pinturas. Un día fue a lo más espeso del bosque y se encontró una mansión oscura y tenebrosa. Se quedó parada largo rato mirándola hasta que se le ocurrió una grandiosa idea. ¿Por qué no pintar? Acá es grande y se puede. Al entrar vio un cuadro enorme, pinturas y pinceles. Se acercó al cuadro que solo tenía un par de ojos. Creyó ver que se movían. Pensó y se dijo: “Debe ser mi imaginación”. Y se puso a pintar una especie de bicho alrededor de esos ojos; parecía tan real que le dio miedo. De pronto el bicho comenzó a salir del cuadro. Dorana quiso correr a pedir auxilio pero el bicho la atrapó y la metió en el cuadro. Desde entonces Dorana está atrapada ahí y seguirá estándolo por toda la eternidad. El bicho sigue cobrando víctimas cada vez que alguien encuentra la mansión, el cuadro y los pinceles. Génesis Chaves (11 años) Grupo delapalabra 53


Concursos IX JORNADAS LA LITERATURA Y LA ESCUELA 21 y 22 de agosto de 2009 - Mar del Plata - Argentina Los días 21 y 22 de agosto de 2009 se realizarán en la ciudad de Mar del Plata las IX Jornadas La literatura y la escuela. Las mismas están dirigidas a docentes y profesores de todos los niveles, bibliotecarios, animadores socioculturales, estudiantes de Magisterio, artistas plásticos y todos aquellos que se interesan en promover la lectura, la literatura y la escritura. Al igual que en las anteriores jornadas, se contará con la presencia de reconocidos especialistas y escritores. El objetivo es compartir un espacio de intercambio, de reflexión y de generación de nuevas ideas entre los distintos mediadores, animadores y promotores de lectura. En el marco de las jornadas se realizarán talleres, charlas, presentaciones de libros, encuentros con escritores, muestras de ilustración, feria del libro y, entre otras actividades, mesas de ponencias. Por tal motivo, la Asociación Civil Jitanjáfora convoca a la presentación de ponencias para ser leídas o comentadas durante las jornadas. Las ponencias podrán ser: -Comunicaciones de experiencias, donde se relaten proyectos significativos de animación a la lectura, que sean transferibles a otros contextos y/o que aporten ideas innovadoras en relación con la animación a la lectura y la configuración de redes institucionales que la promuevan. -Comunicaciones teóricas o avances de investigación. Se sugiere que las comunicaciones teóricas constituyan aportes actualizados y superadores sustentados en los nuevos paradigmas a partir de los cuales pueden pensarse hoy la lectura y la escritura. Los avances de Revista La Avispa Nº44

investigación deben contextualizarse de modo que resulten claros y que sugieran líneas concretas de acción o de investigación para los asistentes. Los ejes sobre los cuales deberán fundarse las ponencias son: 1. La lectura y/o la escritura como eje del proyecto institucional 2. La animación a la lectura más allá del ámbito escolar. Formas y ámbitos no convencionales de promoción de la lectura. 3. La biblioteca en las instituciones educativas. 4. Relatos de lectores y lecturas. 5. Reflexiones teóricas acerca de la lectura y de la escritura. Función social de la lectura. Diversidad de lectores y de formas de leer. Relaciones entre lectura, escritura y educación. Forma de presentación: Los interesados deberán enviar por correo electrónico el trabajo completo hasta el día 30 de junio de 2009 inclusive (sin excepciones) a la siguiente dirección: ponenciajitanjafora@ yahoo.com.ar En el asunto dirá: ponencia. La comunicación podrá tener una extensión máxima de 6 páginas en Fuente Arial, tamaño 11, interlineado 1,5. Incluirá título, autor/es, CV abreviado de los autores (aprox. 80 palabras), el nombre de la institución y nivel en el que se desempeña. Un e-mail de contacto.

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Los trabajos enviados serán recepcionados por un comité de selección que determinará cuáles


son las ponencias que serán leídas o comentadas por sus autores durante las jornadas.

error en el envío del trabajo) y su aceptación, rechazo o sugerencia de modificación se comunicarán por correo electrónico a la dirección que se indique.

La lectura de las ponencias no deberá exceder los 15 minutos. Se considerará un tiempo para el intercambio de ideas entre ponentes y asistentes.

Para mayor información acerca de las IX Jornadas, consultar la página web de la Asociación: www.jitanjafora.org.ar O enviar un correo electrónico a la dirección de la Asociación: grupojitanjafora@yahoo.com.ar

La recepción de las ponencias será confirmada con un mail por parte de la comisión de selección de ponencias (no recibir esta confirmación inmediatamente implica un fallo o

Punta Alta Marathónica de Poesía y Narrativa 2009 CONVOCATORIA La Fundación de Poetas “René Villar” Filial Punta Alta convoca a todos los poetas del mundo con motivo de desarrollarse “Punta Alta Marathónica de Poesía y Narrativa” del jueves 11 al domingo 14 de junio de 2009 inclusive. Auspician: Fundación de Poetas - Sede Central Dirección de Cultura de Punta Alta Taller Literario ”De la lectura a la escritura” ACTIVIDADES: –Mesas de Lectura –Presentaciones de libros –Evocaciones –Ponencias –Homenajes –Micrófono abierto –Espectáculos musicales –Charlas –Módulos de venta de publicaciones, libros –Presentaciones de revistas –Exposición de artes plásticas –Video –Café literario –Performances –Reproducciones sonoras –Exposiciones sobre el mapa poético y narrativo nacional –Entrega de nombramientos a nuevas Filiales de la Fundación Para mayor información dirigirse a: Hernán Beltramo Ríos e-mail: hbeltramo@yahoo.com.ar o hbeltramo@gmail.com o al T.E. (0291) 154493331

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RFI, INSTITUTO CERVANTES, CASA DE AMÉRICA LATINA, INSTITUTO DE MÉXICO EN PARÍS, COLEGIO DE ESPAÑA EN PARIS Y LE MONDE DIPLOMATIQUE ( ESPAÑA ) CONVOCAN LOS PREMIOS DE NOVELA CORTA Y CUENTO

JUAN RULFO 2009

REGLAMENTO DEL PREMIO Artículo I - Condiciones de participación: 1° En el «Premio Juan Rulfo», compuesto de dos géneros (novela corta y cuento), pueden participar los escritores mayores de edad, según las leyes de cada país al respecto, con una obra en lengua española, original e inédita, que no haya sido presentada a otro premio pendiente de resolución y cuyo autor no tenga cedidos o prometidos a terceros los derechos de edición y/o reproducción de la misma en cualquier forma. Tema libre. 2° El «Premio Juan Rulfo» constituye una forma de homenaje a la obra de Juan Rulfo. La participación en él implica una adhesión al mismo por parte de los concursantes. 3° La participación en el Premio implica la aceptación sin reservas del presente reglamento en toda su integridad, de las reglas de deontología en vigor en Internet, de las leyes y reglamentos (principalmente fiscales) y otros textos aplicables en Francia, país en el cual RFI tiene su sede. 4° La novela corta deberá tener un mínimo de 80 páginas y no exceder de 120 páginas, 22 líneas por página, mecanografiadas a doble espacio y de un solo lado. 5° El cuento no deberá exceder veinte páginas, veintidós líneas por página, mecanografiadas a doble espacio y de un solo lado. Artículo II – Entrega de manuscritos: 1° El envío de las obras por correo electrónico deberá dirigirse a: premios.rulfo@rfi.fr El envío de las obras impresas o bien en CD deberá hacerse a: RADIO FRANCIA INTERNACIONAL Servicio de lengua española Concurso “Juan Rulfo” 116 Avenue du President Kennedy Revista La Avispa Nº44

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75786 - PARIS CEDEX 16 FRANCIA Las obras deben contener toda la información solicitada y respetar estas bases. 2° Al final de la obra deben figurar nombre, apellidos, teléfono, dirección del autor y su dirección electrónica, si la tuviera, e igualmente una declaración indicando que el candidato conoce y acepta sin reserva los términos del presente reglamento. También puede participarse con seudónimo; en este caso, adjuntar una plica con sus datos personales. Los originales no serán devueltos, pues sólo conservamos los que quedan como finalistas. No se remitirá acuse de recibo, salvo para las obras remitidas por correo electrónico. Enviar una sola copia o bien un ejemplar. 3° El plazo de admisión de las obras se cerrará el 31 de julio de 2009. El matasellos de correos dará fe de la fecha de envío. Artículo III– Selección de las candidaturas y el jurado: 1° Se constituirá un comité de lectura, compuesto por colaboradores de RFI, que hará una preselección entre las obras recibidas. 2° Los manuscritos seleccionados serán entregados a los miembros del jurado, quienes se encargarán de elegir el ganador, en cada uno de los géneros. 3° Jurado de novela corta: Lidia Barugel, Claude Fell, René Vázquez Díaz, Rosa Regás, Michéle Gazier, Mercedes Deambrosis, Eduardo García Aguilar, Jorge Volpi, Patrick Rosas, Fernando Aínsa, Ernesto Pérez Zúñiga y Ramón Chao. Jurado de cuento: Aline Schulmann, Waldo Rojas, Claude Fell, Efraín Kristal, Oscar Collazos, Fernando Carvallo, Javier de Lucas, Ignacio Padilla y Elqui Burgos


4° Las deliberaciones y la proclamación del ganador tendrán lugar en París durante la primera quincena del mes de diciembre 2009, a iniciativa de RFI. De ser el caso, podrá haber dos ganadores ex-equo, que compartirán el premio previsto en el reglamento. Las decisiones del jurado serán inapelables, incluso se reserva el derecho de declararlo desierto. Artículo IV – Aceptación del premio: 1° El candidato designado no podrá dar a conocer su calidad de ganador hasta que confirme por escrito y sin ninguna reserva que: - acepta el premio que se le ofrece y la forma de entrega, - acepta ponerse a disposición de los organizadores para participar en acciones de comunicación y promoción de su obra. - autoriza a los organizadores a reproducir su imagen, el título y extractos de su obra en acciones de promoción relacionadas con su obra y con el Premio. - en caso de publicación ulterior, el editor del libro ganador deberá confirmar su compromiso de imprimir y de agregar una banda sobre la carátula del libro con la leyenda «Premio Rulfo 2009», incluyendo el logo de RFI y de todas las instituciones organizadoras. Artículo V – Anulación del concurso: 1° La atribución del premio podría, por decisión de los organizadores, ser anulado, en el caso que el ganador: - no corresponda a los criterios fijados, - no asuma los compromisos estipulados en el presente reglamento,

- no acepte las condiciones de atribución del premio. En este caso, la atribución del premio podría ser atribuido al segundo, tras lo cual el Premio será declarado desierto. Artículo VI - Premios atribuidos al ganador: 1° El ganador del “Premio Juan Rulfo 2009” en novela corta recibirá 9000€ (nueve mil euros). 2° El ganador del “Premio Juan Rulfo 2009” en cuento recibirá 5000€ (cinco mil euros). 3° El premio ofrecido no podrá dar lugar, por parte de los ganadores o finalistas, a ninguna contestación de ningún tipo. 4° La decisión del jurado podrá ser consultada en el sitio: http://www.rfi.fr/espanol/ http://www.rfimundo.com Correo electrónico del Premio Rulfo en Radio Francia Internacional: premios.rulfo@rfi.fr

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Reseñas Una barrena –ahora lo sé– es una pérdida asimétrica de la sustentación, esto produce un giro sobre su eje y el avión desploma; para salir de ella se necesita algo así como una patada sobre la parte trasera en sentido contrario al giro. Esa fuerza la proporciona el timón de cola. “La caída en barrena –decía el manual– es una maniobra peligrosa pero puede ser ejecutada deliberadamente por el piloto experimentado para generar un espectáculo.” Entonces comprendí. Tal era el caso de Esteban Moore. Por un lado el autor se vale de recuerdos e instantáneas y “nos los cuenta” como si estuviéramos compartiendo un café, lo que permite que el texto fluya ligero; esto sería el vuelo recto y nivelado. Pronto, el lector –pasajero no frecuente– comienza a pedir más. ¿Es esto poesía? se pregunta desorientado o ¡No tiene vuelo lírico!, como he escuchado exclamar a algún colega. Bien sabido es lo tentador que resulta seducir con metáforas elaboradas, imágenes caleidoscópicas y todo ese arsenal retórico con el que se suele construir ese mal llamado vuelo. Moore no se deja llevar por este facilismo sino que pone su avión al límite y parece que el poema perdiera sustentación. Ahora el piloto tiene que actuar. El remate, un par de líneas sobre la cola del poema, produce la fuerza necesaria para elevarlo hasta su altura. De esta manera, un recuerdo ajeno se transforma en vivencia de otro propio, el viaje es compartido, pasajero y piloto se transforman en cómplices; la comunicación autor-lector se reestablece y el avión/poema puede llevarnos a destino: aquellas preguntas que inevitablemente nos haremos si hemos sabido leer sin prejuicios este libro con poesía buenosaires de alto vuelo. Ahora sí, me dije, y cerré el libro. A usted le toca abordarlo si, por supuesto, no le tiene miedo a los aviones. Marcela Predieri

EL AVIÓN NEGRO y otros poemas ESTEBAN MOORE* PAPELTINTA EDICIONES Un nuevo poemario llega hasta nosotros. Llega en un avión negro con poesía buenosaires. Ciudad Autónoma de Buenos Aires… Me quedo pensando en el significado de una poesía autónoma. ¿Autónoma como sinónimo de libre, independiente y emancipada? ¿O de soberana, soberbia? Quizás separada del resto del país. Muchas veces surge en congresos literarios el tema de la llamada poesía buenosaires y sus hacedores. Los poetas porteños a veces se nos presentan (digo nos porque hace casi veinte años que dejé la capital) como portadores de otra voz y un estilo cada vez más despojado y práctico –como sus oficinas, dicen algunos del interior–, casi aséptico diría yo, pero también mucho más audaz y receptivo a todo tipo de neo-vanguardias. En el caso de “El avión Negro y otros poemas”, esto se siente en forma particular. La lectura de los primeros poemas tomados en forma aleatoria me deja la sensación de un poemario distante, el discurso llano me provoca extrañeza, una sensación de frío metálico como el avión que lo trae. Si es poesía autónoma, me digo, o sea no sometida a las reglas de la estética local, debe estar exenta de cualquier otro tipo de ataduras, debe serlo además en todos los sentidos o sea que debería incluir también: franca e íntegra. Una miradita al último poema –nunca supe el porqué de esa tentación irrefrenable– me pone en guardia. Dice en Carta a Marco Polo: “el universo se ve distinto desde una mesa de café porteño”. Aun así decido abrir el aluminio que envuelve a los poemas. Disculpen si de ahora en más hago uso y abuso de términos aeronáuticos pero hacen falta para poder sortear y comprender ciertas situaciones riesgosas durante el vuelo, mejor dicho, durante la lectura; por ejemplo, las caídas en barrena. Con la relectura total del libro y la ayuda de un manual para pilotos pude descubrir el viaje, el trazado de las rutas, los guiños, las aproximaciones y el aeropuerto de destino. Revista La Avispa Nº44

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*Esteban Moore, también ensayista, cronista urbano y traductor, ha incluido en este libro versiones al castellano de poemas de Wallace Stevens, Sam Hamill, Dylan Thomas, Raymond Carver; John Deane; ee. cummings y Wallace Stevens, entre otros.


VAGABUNDEANDO EN EL EJE DEL MAL JUAN VILLARINO

ENGRANAJES DANIELA RICCIONI EDITORIAL MARTIN Alucina. Y no tanto cuando se instala en las pestañas. En ese aire de sueños en que la noche ajusta sus bisagras. Daniela Riccioni recorre el lecho curvo del agua. Se diluye como lágrima en jueves. Engranajes es tal vez, dentadura con cansancio de vuelo. Cuerpo a cuerpo a veces con la indolencia de las sombras. Pero recompondrá esos latidos, las astillas, el desorden de las ruedas. De ese pozo de silencio desde donde también puede medir la distancia de un horizonte prendido a las uñas o calcular la medida de la soledad asomada en el balcón del ayer. Alucina pájaros. Esa palma de la mano. Cara o cruz. Será el vacío de la calle. Un día cualquiera tal vez, un pentagrama. Porque al fin y al cabo la historia se va cerrando en el silencio de una gota. Luis Escobar luislupreste@yahoo.com.ar

Un escritor marplatense recorre a dedo gran parte del mundo. De Belfast a Bangkok. Su interés se centra en los países calificados por el ex-presidente Bush como Eje del Mal (Irak e Irán). Pero es en Afganistán donde, según sus palabras, su ángel de la guarda “trabaja horas extras”. Cruza el país hasta Kabul por la peligrosa ruta central. Los mismos afganos le dicen que es suicida. Divide las opiniones, mientras un 50% opina que es loco, el otro 50% piensa que está loco. Una mirada argentina de Oriente, no falta la visión poética, ni el humor, ni los comentarios sociológicos muy acertados. Dio lecciones de autostop en el Parlamento de Kurdistán (un país naciente). Convivió con la oposición intelectual al régimen opresor iraní. Tomó el té en campos minados, mate con sirios, etanol con gaseosa cola con iraníes (las bebidas alcohólicas están prohibidas o mal vistas en países musulmanes). Mostró su carpa a los beduinos (hoy motorizados). El autor remarca la hospitalidad musulmana de la gente común. El libro se compra entrando en www.acrobatadelcamino.com Además podemos ver en ese sitio WEB fotos del largo viaje entrando al blog. Gustavo Olaiz gsolaiz@gmail.com

“Nunca pierdas de vista el ruido del tren que se avecina” - Gloria Mariño aguacateyfresas@yahoo.com.ar - www.aguacateyfresas.blogspot.com

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NOVEDADES SADE El 29 de marzo 2009 asumió la nueva comisión directiva de SADE filial Atlántica. La misma está integrada por: - Presidente: Naum Cherniak - Vicepresidente: José Luis Italiano. - Secretaria General: Graciela Ovejero. - Secretaria de Cultura: Jorge Dimitriadis. - Secretario Gremial: Jorge Franco. - Secretaria de Actas: Esmeralda Muller. - Tesorera: Daniela Riccioni. - Protesorero: Persio Ferrari Héctor Jorge. - Vocales titulares: Juan Manuel Tasada Ana María Martorella Edith Ruzh Colombo - Vocales Suplentes: J. Carlos Varel Ramírez Susana Jorge Dietsch Susana Alija Alicia Gerez

- Tribunal de Disciplina: - Titulares: Carlos Pili. Alicia Belloso Edwar Nuñez - Suplentes: Marta Vega Carmen Follador Revisores de Cuenta: - Titulares: Enrique Coulembier Roggé Ana María Ordoñez Juan Carlos Miori - Suplentes: Libertad Pensa Liliana S. Pecoff Representante Legal: Dra. Mónica Rizzo Ante el Congreso Argentino de Escritores: Representantes: José Luis Italiano, Graciela Ovejero. Asesores: Mima R. Cepeda, Luis María Sobrón, Pedro Leguizamón Apoderada de la lista presentada: Dra. Alicia Mesa Garbin.

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Versión digital de la revista en:

www.delapalabra.com.ar/revistaLA.htm Revista La Avispa Nº44

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