El canto de la mujerosa + yapa

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El canto de la mujerosa y otros poemas

RenĂŠ Villar


Permitida su reproducción por cualquier medio siempre y cuando se respete el nombre del autor y se cite la fuente. Ilustraciones: Héctor Marcos - imagen espontánea.

Diagramación: Gustavo Olaiz - gsolaiz@gmail.com Prólogo: Gustavo Olaiz (Aldo Orso) Epílogo: Susana Rozas - rozas_45@hotmail.com Colección “Mi musa indefensa” Editorial Amandra Fundación de Poetas 4


PRÓLOGO BELICOSO de ALDO ORSO Transcribiré aquí, a modo de advertencia a los incautos que han adquirido este libro, la conferencia que el Profesor Aldo Orso dio en el Centro Cultural La Rada (Jujuy 1673 MDP) en marzo del 2004. El profesor tituló la charla como Crítica no autorizada sobre la voz poética de René Villar (o algo parecido). Y dijo lo siguiente:

Se podría decir que es un poeta cuya voz alerta sobre lo cotidiano de la singularidad de la existencia humana pero sería estar inventando mucho. “Poeta maldito” contemporáneo, aunque algunos dicen lo contrario, que es un “maldito poeta”. Es un poeta sub-realista. Desestructuralista. Desestabilizador. Descontracturante. Analgésico. Su poesía hiere, pero no afecta la capa de ozono. En otras épocas podría haber sido un chamán, un brujo o a lo sumo Sumo Sacerdote. El mexicano Héctor Hermosillo lo expresó muy bien en su libro “Diego Rivera y su Frida sufrida” Editorial Popocatépetl edición de bolsillotl: “El arte es 90% de transpiración y un 10% de elaborado plagio”. René Villar es un orfebre de la palabra hurtada, de la metáfora sustraída. Luego ante las risas del escaso público presente su disertación adquiere un tono didáctico:

Veo que la pronunciación de las palabras náhuatl1 provoca risas. Pero esa hilaridad es hija de la ignorancia. El idioma náhuatl tiene esa terminación, ese sufijo “TL” presente en muchas palabras (sustantivos): la serpiente emplumada quetzalcoátl, el pájaro quetzal y coátl la serpiente. Popoca: humo y tépetl: cerro, o sea es un volcán. O aquella recordada salamandra del cuento de Cortázar el axolotl, otros términos como el chocolatl, el tomatl, el coyotl, el merthiolatl, etc.

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Hay otras palabras también difíciles como el dios Huitzilopóchtli (significa Colibrí azul a la izquierda), el dios de la lluvia Tláloc (significa Caballeros al fondo a la derecha), Tlaxcála (Lugar de pan de maíz), Tenochtítlan (significa El tunal divino donde está Mexítli, y a su vez Mexítli significa El ombligo de la luna). Algunos estudiosos suponen que el motivo de las crueles y sanguinarias costumbres aztecas se debían a resentimientos, broncas y odios causados por el aprendizaje de tan complicado idioma en la niñez. Los aborígenes cortaban el interior de los cactus y usaban esa sustancia húmeda para impregnar su lengua que sufría terribles calambres al pronunciar estas palabrejas. Seguimos con Aldo Orso:

En cuanto a la acusación de plagio sobre René Villar aquí tenemos un poema de ejemplo; el poema que leeremos a continuación René Villar lo incluiría en un volumen dedicado a aquel monje hereje, quemado en la hoguera que proclamaba la pluralidad de los mundos. De publicarse el libro su título tentativo sería “No me peguen, soy Giordano Bruno”. Leo el poema: Dichoso el árbol que es apenas sensitivo de angelicales ceras y labores no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo como los enamorados labradores A las cinco de la tarde A las cinco en punto de la tarde en un vaso olvidado se desmaya una flor Dice el pensador y filósofo local Vicente Ciano2 “Lo vreve si vueno da vronca”. El ejemplo es demostrativo. Entonces aquí el profesor se vuelve confidente:

“Cierta vez estando en la Biblioteca Juventud Moderna escuché a René leer un poema muy hermoso. Cuando terminó le pregunté si era suyo. Quedó pensativo un momento y luego respondió: —Mmm. Todavía no.” 3

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Sigue Aldo Orso al dorso:

Como diría Samuel Johnson4 (de Johnson & Johnson) la poesía de René Villar es buena y es original. Lamentablemente las partes buenas no son originales y las partes originales no son buenas. La profesora Tamara (Tamara o Tamase) Tamara Amador de Amoroso en su libro “¿Qués la poesía? La poesía sos vos chabón” Editorial Alfaalfa Tapas rústicas… y feas, dice que todos llevamos la poesía adentro. Así mi visión es que René Villar exuda poesía, suda poesía. ¡Vomita poesía! Su poesía no discrimina: se encuentra igual en los cenáculos más prestigiosos o entre los toscos albañiles o los paseadores de perros, en todos esos ámbitos es desubicada. Su voz descubre lo intransferible, su obra roza lo inasible (por eso sólo lo roza), se sumerge en las vastedades del inconsciente, de lo lúdico, de lo lúcido y de lo lucido. Se internó en la poesía concreta. Creó un recordado poema que intenta desprenderse del tiempo y del espacio. Mejor dicho lo recordado es sólo el título del poema; “El agujero negro”. René en su máquina de escribir tecleó la 1º letra de su poema luego retrocedió al mismo lugar y tecleó la 2º letra de la 1º palabra del 1º verso de su poema en el mismo lugar de la anterior. Otra vez retroceso y la 3º letra de la 1º palabra del 1º verso del poema. Así, cada letra de cada palabra de cada verso del poema. El resultado, el poema ocupando el mismo punto del espacio. Era un borrón negro en la hoja en el mejor de los casos, en otros un agujero. Pero esto no era todo, hete aquí que René pretendía que debía ser leído en simultáneo, cada palabra, cada sílaba debían ser pronunciadas en el mismo instante, y el poema no transcurriría en el tiempo. Se necesitaría un coro para que cada boca pronunciara una sílaba. Por eso lo único recordado es el título del poema. René es retórica del absurdo, expresión subjetiva de lo innombrable, lo sentido y lo sinsentido, teología demencial de la escarcha.

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Sören Kierkegaard decía que la originalidad nace de la angustia. Podemos afirmar que René es un ser muy tranquilo. Contemporáneo del celular, de la globalización, de los fundamentalistas, de los trapitos, de los “todo x dos pesos”. Voz poética urticante como la sal que cae sobre la inmaculada babosa, punzante como chinche olvidada camino al retrete. En un futuro todos los poetas argentinos serán como René (así de flacos muertos de hambre). Pero no estaremos allí para comprobarlo...

por Gustavo Olaiz

Se han puesto acentos para mostrar la pronunciación probable náhuatl (palabras graves mayormente). 2 Periodista y conductor de Mar del Plata. Para hablar usa la “v” y no la “b”. 3 La anécdota del plagio es un plagio. Del libro “Musija” (Puntosur Editores - 1987) de Guillermo Almeida, se desconoce si es su autoría o es un chiste común entre músicos (sobre un compositor musical plagiario). 4 Poeta, ensayista y crítico inglés. Siglo XVIII 1

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EL CANTO DE LA MUJEROSA (dedicado a Susana Rozas)

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INTRODUCCIÓN

Quién de los dialectos del astro al ebúrneo olor respirarse de las primeras noches, antes del monarca jamás vencido en la niebla. Una ley más antigua para el viento inmóvil que precedió al tiempo sin fuego, el arco tensado por la mano prohibida sin ser vista desde el Monte Helicón. Y qué de la flecha augural a través de los lobos tan vana, de las hiedras del trueno en el útero muerto, de la huella sonora para quien ahondaba en el alba de solitarios océanos donde anida un dios, un dios ya sin culto, océanos vagantes para ampliar noche contra una jauría de ahogados que Poseidón imagina sobre una máquina de escribir rota.

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PRIMERA PARTE

De adentro o de Afuera vino más Oscura La medianoche. Cielo Embodegado escancia Los muñones de Zeus Ikesio (constructor de ciudades), cuando la musa duerme Otra vez otra vez desde Una máquina de escribir Rota. El cielo que trae a la niña De polvo porque sin Prisa la flor Se agiganta, la flor Que desborda hasta De una copa. Cielo Apiadado De las criaturas del mosto y de la eternidad Que gime mientras va en Sentido contrario de medianoche. (se enciende la lámpara)

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Medianoche a pesar de La eternidad. Sombra Que comienza a girar (de dónde y de quién) en Torno a la lámpara asmática Que también gira: satélites Baldíos que morirán si recuerdan Boca arriba tapándose los ojos. (en la mesa cascadas de niebla y restos de comida para el monarca) La sombra hace Siglos urdió El largo viaje. Sombra Que recorrió en Principio olivares y moscas Bajo la lluvia. ¿Por qué la medianoche Cuando se enciende la lámpara? ¿Existe la medianoche?

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SEGUNDA PARTE

En alguna tibia luz El viento anuda Los huesos. La flor Que continúa creciendo ahora es Enorme en Las profundidades del lecho, pero no Sabe que allí Los amantes cazan Siempre un mismo ciervo en Las afueras de Un diluvio. Pues allí La flecha Atraviesa una vez más El corazón De la enorme flor. Su vahído derrite La nieve en Los techos del campanario Que inunda Fuentes y tabernas aladas: con la caída De los ebrios de Las tabernas aladas El campanario pudo Tañir al fin Por la fundación De un meridiano.

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En alguna tibia luz El largo viaje en soledad a través de Ciudades bilingües (Troya aún se cae junto Con los ebrios Y la nieve de la piedra). Al oír la lámpara Inhablada Troya aún cae desde Lejos por la mano prohibida Ha llegado; Vaga La Mujerosa a orillas Del relámpago cuando Fulgura la tibia luz neutral legendaria como Nunca en Los huesos anudados.

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TERCERA PARTE

Recuerda que habitaba Algún sitio. Es Necesario recordar Que habitaba otros Todavía para mañana se oculta en Algún sitio, en La sombría estrella. Los otros Tal vez bulbo de Un océano el calendario de Un alcoba. Y los otros en Una llama

el corazón De un manuscrito. Recuerda que habitaba otros Relámpagos con un sexo peregrino en Donde el vino abre y cierra Los ojos al saber pájaro Del Peloponeso, con un sexo A la intemperie enigmada en la taberna (llaga ronca de Dionisos), con Un gran remordimiento y una Fuerte borrachera.

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(en las Termópilas también cantó sin reposo tapándose los ojos) Pero el canto de un diluvio Una vana araña, que acudiría A la grandeza de beber para Recordar que era niebla (el lecho de la Mujerosa tal vez Océano lámpara de los dioses) De la ceniza de Sus huesos nacieron Las mareas.

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CUARTA PARTE

Árboles de Agua que cabalgan por las noches, crestas De marfil, rostros inclinados en la sangre de Los relámpagos: El océano malabar de Antigüedades que se resiste a vivir en El sueño de las mareas. Formas. Parcas amarran Una estrella. Formas Mareas. Parcas Amarran. Formas Mareas que contienen Una taberna del relámpago para La Mujerosa mestiza Que hambrea viento esta Renga de olvido (parcas De a dos en dos oyen El canto). Son formas Mareas. Parcas de Láudano. Parcas de Ajenjo. Hallarlas derriba Mares al ave cetrera. Parcas Con senos obsoletos. Y son Formas cada vez Mareas. Parcas Dormidas en tendones. Valva

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Marea, según la misma sarna De estrella con muslos Que se orean en el molino (ígneos Fonemas germinan por el cuerpo De los panes. Y quizá este vocablo Se alza en honor Del silencio). Parcas en El molino. Sobre un bosque he visto a otro Origen. Parcas dicen Adiós antes de hundirse en La espalda. Parcas Que descendieron una estrella en La espalda de las estatuas prohibidas. No Obstante, todas Las mareas ya Han muerto.

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LAS NUEVAS NOCHES

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1.

regresa la luz hasta una fuente que exhibe los cuerpos debajo de รกrboles donde la lรกmpara se bebe la carne quien olvida el amor de un modo vertical a la seis de la tarde harรก hablar a tragos una naranja transparente. las palabras otra piel que baja en la nostalgia hacia la noche. la voz ofreciendo sus alas alrededor> de las piedras que ablanda la noche donde no hay arcilla hasta encontrar tu espalda.

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(el mar se sienta a esperar sin fin la orilla) y dónde de tus piernas germina saber de la estatua acuosa como el pan que viene de lejos para una lámpara la noche es luz de piedra que gobierna la casa recuerdo en los pájaros caídos mientras olvides cuántos en tu mirada: vino el fauno que aún niega un mundo bajo el labio donde habita inmensidad para el habla llegaba de tu mano que se repite girando la desnudez que entra por dónde transita la penumbra donde la lluvia emigra para recibir el agua.

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2. “Cómo juntar lo que el dolor destruye”. William Blake los objetos apenas habitan esos abismos en un encierro en el interior diminutas fieras del barro a pequeños sorbos una ausencia bebe desnudo su caldo es un ser antiguo como el silencio: tu sombra tan antigua abre una puerta recoge las ofrendas junto a este abril que se mueve bajo los pies y deja la carta (que es ciega) en el cajón donde nadie permanece en algún lugar nadie espera y también espera. sin pausa abrieras una puerta y estuvo una y otra vez contra el canto de la fiel luciérnaga otra vez luchando por un crepúsculo en mi costado donde se olvida a tiempo al cuerpo y cómo una piel sobre la piel no es sitio para los silenciosos poemas.

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3.

se extiende con los baños una gran pecera allí mismo morimos sin miedo los sexos sobre el polen al cual lúcidas raíces para saltar del espejo y la tiza la humedad dice el número exacto repite de párpados y hace jirones dos pupilas. los pasos para viajar hacia un dragón y ya ha cesado la llave desnuda en el frío con lo mucho que desafina la mano libre un vaho como luciérnaga a comprobar en la herida el inicio del corazón y el viento gótico que tenía atada la casa en el corazón para los pájaros durante la lluvia deshace que los silencios en la mano izquierda son peces de donde partió el alba.

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4.

la luna no ve la niebla en los senos y su dolor anterior arranca las puertas y su dolor llegaba a la turba esfinge de la noche para luego volver la luna con los sonidos al borde de nuestros alientos.

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los oficios del mar muerto

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MAR MUERTO

1 entonces amapolados los huesos dicen y el habla sobre un nidal que el mar camina al alba al silencio donde se larvan las parcas de tanto ardor uterino al alba en vinos 2 entonces en alazĂĄn vasto el mar aunque es letal la gran Circe y hace al ver al silencio (canto impuro) en botella algunos idiomas de lo dicho sobre el hueserĂ­o que reluce y luego sea heroico sobre fuegos verdes para juntar a la luna lisa antes que un galĂĄpago voraz se enjaule tras luna en mujer al alba

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3 (entonces) el hueso gotea como amparo antiguo de mar

4 y luego galápago ars poética por donde trueno ancla la piel de cielo que envuelve espuma escasa extraña ha sido donde se halla la muerte que hurga entrepiernas huecas

5 poética a darse cerca de torbellino traducción como gruta un espejo porque afuera la parca tiende huellas y así donde es tiempo al alba se cae un cielo

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6 es decir: alba dadá que cruje que se esfuma repta en el trueno o los pechos por donde horada a la mandrágora y después dormiremos

7 Casiopea la que enciende amantes crea monstruos tal vez estatuas de mar en dicha

esos

oh dicha acá fuimos de agua acá al sur no hay aquí

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8 y al abismo ausente

de ser mar ni alcanza la hondura es vez de huesos así no hay en arenas quizá ya nunca el negro túnel donde ya sudan sino cuerpos (paciencia) 9 un piano ya sin dios abarca al gran deseo entre pliegues de la luz virginal como eterna sigila la noche procrea el júbilo tan inquieto el cuerpo caído

mudez dadá pulveriza al gran enigma vestigio en zarzas al amparo otra vez se postra de goce azul y quema el cuerpo desnudo

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10 la espera? pellejo de un aroma hasta el labio inferior de una SOMBRA que se alza a duras para la resurrección de la noche con máscara acuosa de marsupial mujer adonde se va para oír expirar al mar 11 el señor Pitágoras no ha dormido por nadie ya que es joven en su casa sube la escalera con la nariz tapada mirando en dirección a los mares que destroza por su alergia eyacula, quién?...

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anoche el seĂąor platĂłn lo que tomaba era su acostumbrada ginebra bajo la lluvia se tomĂł un trago abundante mientras en medio de un ruido de hielos ebrio mordĂ­a los dedos del mar que alzaba la voz y gritaba como un guerrero fulminado

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LOS OFICIOS

1 y poco sabe el silencio el silencio que parece azul junto a la fuente tal vez el mismo ha sido en vano sin más atributo relámpago ese deslizar a ras del suelo que se va ardiendo bajo las puertas silencio azul al costado de van gogh

2 los dioses con sus largas mandíbulas para ver a los muslos que se volvieron invisibles sobre una llamarada blanca repentina antigüedad

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3 quiĂŠn es al pĂĄjaro y sus tempestades el delgado pecho que cubre vientos desde la lengua? la noche

con vestidos de otros tiempos

ha muerto

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LOS OFICIOS DE MAR MUERTO 1 LOS OFICIOS DEL MAR MUERTO melodía molida por los dioses en un sueño para abrir los tímidos ojos de la amapola gigantesca que se encuentra en el fondo de las estrellas subiendo las escaleras allí donde regresa la barca con el cadáver de la noche 2 algún dios que se extingue se confunde con la niebla y lo oculta el poeta que enloquece 3 despierta el mar de bambú multiplica un pájaro otra vez contra hímenes como gestos

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4 LOS OFICIOS DEL MAR MUERTO son unas pocas palabras la poesía que demora en vano el retorno de adán y eva con escorbuto

5 primero a la izquierda era gigantesca LA NOCHE LAS ESCAMAS DE LA NOCHE cayendo dentro de la casa sobre los riñones y luego a la derecha intenta detenerse sobre el mar de una mano

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6 hemos hablado baldío de viento y que pastó bucéfala esa esclavitud una mujer con los muertos desnudos caen de voz en voz a la arábiga copa hunde también su cadáver ya sin dientes la noche recuerda su vagina en el fondo del salón 7 detrás de pájaros está del otro lado a la deriva he hablado del mar muerto

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EPÍLOGO: FUNÁMBULO DE LA PALABRA por Susana Rozas El poeta destruye la continuidad del tiempo encadenado para construir un instante complejo, para unir sobre ese instante numerosas simultaneidades. No sólo el tiempo se detiene en un proceso interno que es el eje que mantiene viva la inmovilidad; lo más atractivamente abismal, lo que produce un impacto ulterior es la convivencia, espontánea, natural, de las distintas propuestas líricas. La ruptura del canon como modalidad dual que se integrará con lo genérico en el sentido polisémico del término. Lo femenino y lo masculino pierden lo singular y exclusivo. Compartiendo el pensamiento de Roupnel donde plantea que “el instante que acaba de escapársenos es la muerte misma, inmensa, a la que pertenecen los mundos abolidos y los firmamentos extinguidos. Y lo desconocido temido contiene, en las mismas tinieblas del futuro, tanto el instante que se nos aproxima como los Mundos y los Cielos que todavía ignoramos”. Una distancia absoluta separa lo que es de lo que no es. La adjetivación se transformará en un sustantivo que nombra y contiene en un ciclo, engañosamente permeable, la fatalidad de las grietas. René Villar, al pararse como un desconocido aborda la soledad, pero en la lectura de esa soledad es donde la otredad resulta un engaño, el poeta es inocentemente desconocido, asumiendo que el hombre está solo, abandonado de sí mismo, “aislado de su pasado por los bordes del instante en el cual lo encierra un tiempo desgarrado”. Villar, el poeta, expone vastos gestos surrealistas: como muecas dadá, así también un ultraísmo que va más allá del territorio de las palabras, enmarcados en la región de los mitos fundacionales: un hallazgo de construcción épica, mixtura compartida en un corpus común.

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En estos poemas se apodera de una retórica donde suprime conjunciones y echa mano a diversidad de tropos para legalizar variantes de asociaciones; y entonces, como en la sentencia, traslada el sentido total de la oración. La ausencia de tiempo no presupone una negatividad sino el recuerdo como libertad del pasado para decirnos que “esto fue una vez”. El escritor se entrega al trabajo. ¿Pero por qué no deja de escribir? ¿Por qué, si como Rimbaud, rompe con la obra, esa ruptura nos aparece, una imposibilidad misteriosa? ¿Sólo desea una labor perfecta? ¿Y si no deja de trabajar, es sólo porque la perfección nunca es bastante perfecta? ¿Incluso escribe pensando en una obra? ¿Se preocupa por ella como por lo que pondría fin a su tarea, como por el objetivo que merece tantos esfuerzos? De ningún modo. Y la obra nunca es el objetivo con vistas al cual se puede escribir “(…) que la tarea del escritor finalice con su vida es lo que disimula que, por esta tarea, su vida se desliza en la desgracia de lo infinito”, diría Blanchot. Como hubiese aparecido en arcaicos libros orientales, este dragón, que nunca se nombra, trae investidura de rayo-lluviafecundidad y por eso, el animal fabuloso une las aguas superiores con la tierra: la vida rítmica. A través de los versos, el autor, monta el escenario por el cual recorre los tres estadios esenciales: el espíritu, las manifestaciones de la vida y las fuerzas inferiores y telúricas: lo que queda es “algo terrible de vencer” para que pueda manifestarse el héroe. El poeta, volatinero en el arte de amaestrar sonidos.

rozas_45@hotmail.com

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Presentado el 14 de mayo de 2005 Bar “La Rada” Mar del Plata

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QUIEN AME DEMASIADO René Villar

quien ame demasiado a la poesía es capaz de tomar por asalto los infiernos más ocultos, arrancarle los ojos al demonio para comérselos luego como uvas maduras, vender a la luna como esclava y reducir el mundo a polvo. quien ame demasiado a la poesía no tendrá el rostro ártico el invierno en las manos el féretro en el alma.

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TABERNAS Preámbulo Así como la Luna, que nunca existió, la Tierra se halla en un carro tirado por elefantes, tortugas y poetas sobre una gran náusea azul, donde Dios juega a las bochas entre los cabellos de una mujer enterrada viva en las alas de una luciérnaga. Pero las luciérnagas dejaron de aullar.

I La anciana luz. La anciana luz de los zaguanes ya no crece y el tremendo alarido gris ronda de nuevo las tabernas. En las tabernas todos se mecen de dolor mientras hunden el dedo en su copa. Conozco la anciana luz de aquellos sitios semejantes a un antiguo meridiano fuera de circulación.

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El último refugio del amor habrá de ser un demonio encadenado al alba, que entrará a estas tabernas luego de romper todas las puertas. Las luciérnagas dejaron de aullar.

II Además supe que los lechos se arquean frente a la desolación. Nunca desde las tabernas veo pasar al amor. Siempre desde la calle veo la ventana envuelta en encajes antiguos que mejor te asoman. Pero la lámpara está encendida, y las luciérnagas dejaron de aullar.

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III Enigmado a medianoche en las tabernas contemplo al sol plumífero y a su cráneo hecho ruinas de inmortalidad obsoleta. Pero vean cómo ese sol se pudre, y cae para abono de esta noche en el centro de una copa que ya desborda de mujeres. Las luciérnagas dejaron de aullar.

IV Mientras aúllan de reuma en tu boca luciérnagas cautivas demás tus ojos a poco fanfarria enroscada del alba en la lámpara inminente. Hoy beber el fuego para encenizarlos cuando el viento sople.

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Las tabernas hacia el sur era una llaga muerta sumergida.

V Relámpago, añadidura en la carne inestable de la noche, herida ocasional del universo. Relámpago que dormita en los umbrales. La siniestra calvicie de un poeta acecha para llevar a cabo el conjuro de orín y de sangre sobre el raro vientre. El silencio brinca con cascabeles fulgentes en las tabernas sin saber que el silencio ya no existe. Además de todo esto, el océano agoniza en la palma de una mano, cuando las luciérnagas dejaron de aullar.

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VI Si alguna noche o algún día, en cualquier sitio pero siempre definitivamente olvidado, sentado en la puerta de una taberna, con mal aliento y sin mujer y sin dinero; y cuando amanezca y yo aún allí, sentado en la puerta de una taberna ya cerrada, sin cigarrillos con el sol de una gran mosca verde en la frente, con las manos aún en la noche, aún en tu vientre durmiendo entre tus pechos, feliz y definitivamente ebrio y yo aún allí, cuando las luciérnagas dejaron de aullar para que el mundo pierda su luz.

Tabernas René Villar leído en el ciclo La blinda rosada en Villa del Parque (probablemente 2005).

TEXTO VERSIÓN MANUSCRITA RENÉ VILLAR

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ÍNDICE PRÓLOGO BELICOSO de ALDO ORSO

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el canto de la mujerosa

INTRODUCCIÓN 11 PRIMERA PARTE 12 SEGUNDA PARTE 14 TERCERA PARTE 16 CUARTA PARTE 18

las nuevas noches

1. 22 2. 24 3. 25 4. 26

los oficios del mar muerto

MAR MUERTO LOS OFICIOS LOS OFICIOS DE MAR MUERTO

29 35 37

EPÍLOGO: FUNÁMBULO DE LA PALABRA

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yapa

QUIEN AME DEMASIADO 47 TABERNAS 49

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