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EL INICIO DE LA HEGEMONÍA GARRIDISTA Y SUS ENEMIGOS

Por Héctor Valencia Reyes

mientras los huertistas controlaron casi todas las cabezas municipales. Luego, Adolfo de la Huerta llegó a Frontera y la hizo capital de su gobierno. Después, los obregonistas y garridistas, lograron derrotar a los huertistas y recuperaron paulatinamente el poder.

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EnTabasco, la hegemonía política del garridismo se empezó a construir en las transiciones y cambios históricos que se dieron a nivel nacional y local, entre 1919 y 1924. Los hechos históricos de ese proceso los explica el historiador: Enrique Canudas Sandoval en el primer tomo de su libro: Trópico Rojo. Esa etapa de la historia de Tabasco es de las más obscuras, está llena de contradicciones y traiciones, de cambios repentinos y enfrentamientos políticos, en los que las armas y la violencia se hicieron presente.

También, el historiador Carlos Martínez Assad en su obra: El laboratorio de la Revolución, el Tabasco Garridista, nos señala cómo Garrido llegó al poder en 1923; ambos: Canudas Y Assad nos explican cómo esa etapa de Garrido al frente del gobierno de Tabasco, se vio afectada por la rebelión de Carlos Greene, las Conferencias de Bucareli, a partir de las cuales se reestableció la relación entre

México y USA; por la sucesión presidencial y por el levantamiento de Adolfo de la Huerta de diciembre de 1923.

En ese contexto, en el que también fue asesinado Francisco Villa, se reafirmó la hegemonía nacional de Obregón y Calles. En Tabasco, diputados y presidentes municipales fueron desaforados y continuaron los asesinatos políticos, mientras los sectores sociales experimentaban una tremenda crisis. En esa dinámica, apoyando a Adolfo de la Huerta se levantaron en armas, en diciembre de 1923, el general Pineda y los militares: Ulises González, Segovia, Vivanco, Lezcano, Carlos y Alejandro Greene, etc.

Entre diciembre de 1923 y junio de 1924 Tabasco vivió en plena guerra; primero, Villahermosa fue sitiada por los sublevados durante 37 días, luego fue tomada y saqueada; Garrido y sus seguidores huían derrotados, en el proceso muchos fueron asesinados. Garrido en la clandestinidad escapó,

El 8 de junio de 1924, Garrido fue reinstalado como gobernador y con el poder del estado posrevolucionario, inició la reconstrucción de Tabasco, bajo un modelo de desarrollo que no solo reivindicó la parte más social de la Revolución Mexicana, sino además, se puso como objetivo transformar a Tabasco, con programas sociales que modificaran la condición social de los sectores populares, para sacarlos de la pobreza, el fanatismo, los vicios, la ignorancia y la injusticia social.

En ese proceso, los garridistas se hicieron de enemigos poderosos, que en la derrota, difundieron rumores, chismes e injurias de toda clase, con el fin de impugnar al gobernador Garrido y su proyecto político; también, fra- guaron intrigas y complots para desacreditar los programas garridistas, sus logros y cambios; en esa inercia, no dudaron en recurrir una y otra vez, a actos violentos, para trastocar la hegemonía construida y consolidada por los racionalistas, cooperativistas y socialistas garridistas.

Los enemigos del garridismo se refugiaron en diversos estados de la república: Veracruz, Yucatán, Nuevo León, etc., y desde luego, se establecieron en las ciudades de México, Puebla y Toluca; algunos, se fueron al extranjero: Nuevo Orleans, Texas, California o Europa. Los apellidos y las familias de esos tabasqueños, fueron ampliamente investigados por Pepe Bulnes y, entre ellos están: los Barttlet, los Antonio Romero, los López Reyes, los Díaz, Camelo, Marín, Foucher, Martínez, Pérez Nieto, Aguilar Palma, Pintado, Casanova, Greene, etc.

Garrido los tenía bien identificados y en más de una ocasión los señaló como los “…enemigos del cambio de sabotear la reconstrucción revolucionaria, ellos son los de siempre, los intelectuales viejos, que con su rancio criterio exclusivista no pueden concebir y no consienten en un cambio social (...) el clero, que necesita del oscurantismo para aspirar en la noche de la ignorancia, toda la sangre de un pueblo; los terratenientes, que no pueden compartir con el labriego una pequeña parte de sus utilidades, porque aferrados están en que son y pertenecen a clases privilegiadas y los malos extranjeros, que con la presunción de conquistadores todavía se inmiscuyen en nuestros asuntos políticos.” (Canudas. 1989: 131). Los garridistas siempre los tuvieron identificados y, en diversas ocasiones los confrontaron, pusieron en evidencia sus ataques y desmintieron sus calumnias y difamaciones. Los garridistas también sabían que ese enfrentamiento era histórico, que contraponía dos proyectos políticos: el de los conservadores de siempre y de la Revolución Mexicana. Y dese luego, que la confrontación seguiría por varias generaciones.

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