La autenticidad. Este es un animal tan extraño, tan raro. Sus garras no arañan las fresas salvajes, los seres encontrados por el camino, maquinalmente dedicados a la supervivencia. Son ellas, las garras, las que aquí sangran, desgarradas por la bestial rutina de nuestra existencia de objetos dedicados a la autoventa. Veo cómo estos versos, aparentemente bruscos y poco delicados, acarician y amasan como los pájaros el lenguaje triturado por usos indebidos, abren senderos para subir las colinas erosionadas del consciente, extraer de lo informe los múltiples rostros de piedra caliza de la indeseada e indeseable verdad.
Zhivka Baltadzhieva