Cómo salir del palimpsesto de Ángela Serna

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Cร MO SALIR DEL PALIMPSESTO... (retrato de un poeta)

ร ngela Serna

Colecciรณn biblioteca incร mpleta / 04


Publicado por: L.U.P.I. (La Única Puerta a la Izquierda) PRIMERA EDICIÓN septiembre 2019 Textos: Ángela Serna Ilustraciones: Koldo Gojenola Introducción: Elsa López Imagen de cubierta: Francisco Serrano Díaz Diseño: Juanje Sanz Colección biblioteca incÖmpleta / 04

ISBN: 978-84-949826-5-1 DEPOSITO LEGAL: BI-1372-2019 Impresión y encuadernación: Reprográficas Malpe, S.A. Apdo. Correos 64. 48910 Sestao, Bizkaia. España info@launicapuertaalaizquierda.es http://launicapuertaalaizquierda.blogspot.com.es


Mi agradecimiento a Koldo Gojenola por hacer este camino junto a mí y por la amistad surgida de la admiración y el respeto mutuos. También a Elsa López por iluminar con sus palabras este retrato de un poeta que, en el fondo, nos representa a todos. A Francisco Serrano Díaz por el laborioso diseño de la portada. A Hélène Laurent, Florence Vanoli, Pilar Corcuera y a Tasio Miranda por estar virtualmente conmigo y dar relieve a este trabajo. A Juanje Sanz Morera, el editor, por apostar por este libro y llenarme la cabeza de sueños con su propuesta de códigos QR. A todas las personas que me sostienen día a día con su cariño y, cómo no, a quienes habéis recorrido estas páginas, que también son vuestras. Ángela Serna

Francisco Serrano a Ángela


Somos un palimpsesto Unas horas vividas en Bilbao con motivo de la lectura que realizó en la Biblioteca de Bidebarrieta el escritor JeanMichel Maulpoix (a quien tuve el honor de acompañar) son el germen de este libro en el que, como dice Elsa López en el prólogo, queda expuesta mi firme creencia en el Palimpsesto que somos. Cómo salir del palimpsesto (retrato de un poeta) se quiere a un tiempo inédito (prosa) y antológico (verso). La coincidencia de ambos registros genera una nueva mirada y diversifica los itinerarios por los que el lector-lectora podrá caminar: el de la prosa, el del verso y el que resulta de la fusión de ambos; además, el itinerario que por sí solas ofrecen las ilustraciones y, finalmente, el itinerario de los códigos QR en diálogo permanente con el resto… Palimpsesto, una idea recogida también en la portada de Francisco Serrano. Todo aquí es “provisional”, aunque todo permanezca, pues todo es sedimento que nos habita. Todo es estático y móvil a la vez, de ahí que tanto el texto como las imágenes ocupen lugares distintos en estas páginas, receptáculo de preguntas adheridas al asfalto, ocultas en los huecos de abejas invisibles, trampantojo de emociones y palabras dadoras de vida a la espera de la muerte. 4


Un viaje por el tiempo desde los tiempos que nos hacen y deshacen, que nos habitan y des-habitan en este Lugar, el libro, el poema, en un último esfuerzo por resistir lógica (linealmente) y analógicamente (contigüidad). El conjunto quiere ser el retrato de un poeta que representaría a todos los poetas. A todos, poetas o no. Y todo ello construido con el material más sensible que tengo: la palabra, la ya pronunciada y la por venir, acompañada aquí por los apuntes gráficos del artista Koldo Gojenola, un pintor con más de un centenar de premios de pintura y diseño gráfico que actualmente trabaja el Retrato y la Ilustración sustituyendo la mancha por el trazo –la diagonal del silencio-. Ángela Serna

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El Laberinto Silencioso De Ángela Serna El libro Cómo salir del palimpsesto (retrato de un poeta) de Ángela Serna nos conduce, queramos o no, a un callejón de difícil salida no “sin salida”, indiscutiblemente, porque la autora con ese título considera la posibilidad de hacerlo. El título parece conducirnos hacia esa solución, aunque, al intentar interpretar el texto, una piense que no hay solución a pesar de que la autora vuelva una y otra vez a insistir en la oportunidad de lograrlo. La lectura de este libro nos lleva a tener la sensación de que nos movemos dentro de un laberinto en medio de la niebla, tanteando una salida que no acaba de aparecer jamás. La autora lo sabe y, aun así, insiste en reclamar nuestra atención para hacernos creer lo imposible: que vamos a salir de ese manuscrito en el que se han borrado “mediante raspado u otro procedimiento, el texto primitivo para volver a escribir un nuevo texto” según consta. Es decir, se ha producido un palimpsesto. El palimpsesto del griego antiguo, significa “grabado nuevamente” y está compuesto por palin: otra vez y psaein: grabar. Es un manuscrito que conserva huellas de otra escritura anterior en la misma superficie, pero borrada expresamente para dar lugar a la que ahora existe”. Ustedes se preguntarán por qué hablo tanto de ello; por qué lo intento aclarar apoyada en diccionarios y explicaciones ajenas. Pues muy sencillo: porque Ángela Serna ha dado con el título de este poemario un grito de atención sobre sí misma, sobre su obra y sobre lo que en ella se dice. Ángela escribe palabras, siempre palabras sobre otras palabras que ya fueron dichas y escritas, sin llegar a argumentar porqué lo hace, qué le impulsa a hacerlo, cuál es la razón por la que 6


escribe una y otra vez sobre lo ya escrito y lo hace de esa manera misteriosa en la que aparece y desaparece su voz y su escritura para quedar flotando de nuevo en la superficie las mismas palabras que ya pronunciara un día. Sus palabras vuelven una vez más a nosotros. Su voz es tan resistente al tiempo transcurrido que las palabras ya escritas pueden retornar vivas y poderosas hasta el presente porque ellas son, como su autora, pequeños rastros, pequeñas huellas no por pequeñas menos importantes; no por huellas o rastros menos dignas de aprecio. Hace años y basándome en esas señales que la autora va dejando en las orillas de nuestra alma, le escribí un poema haciendo hincapié en lo que ella había significado para mí al conocer su obra. Fueron sólo unos pocos versos, pero en ellos quise poner la fuerza necesaria para hacer un retrato de lo que ella representaba en la poesía; lo que sus palabras habían sido para mí y para sus lectores y que no eran otra cosa que una brecha por donde traspasar lo que somos hasta alcanzar un nuevo espacio en el que adentrarse y comprometerse. Se titulaba y aún se titula “El lugar de las palabras” y lo escribí en Vitoria un 8 de febrero del año 2007. Versos escalonados como si la autora fuera descendiendo, peldaño a peldaño, palabra a palabra, hasta dar con lo más profundo de su alma allí donde se concentran todas juntas y la búsqueda se hace eternidad y la eternidad herida y la herida ave de paso. Ángela y sus alas, Ángela y sus vuelos convertidos en placenta y la placenta en un horizonte de posibilidades que acabarán resguardadas en el silencio de una Ángela convertida en claustro donde encerrarnos a todas, donde resguardarnos y ser libres, aunque parezca contradictorio.

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Escribe sobre las palabras. Lo que son para ella: bálsamo, búsqueda, eternidad, herida, ave de paso, placenta, horizonte, claustro. Hoy, al leerla una vez más, vuelven a mí esos versos que intentaron ser un retrato de la escritora, la descripción de lo que creí ver dentro de ella a través de sus palabras; la búsqueda, la herida, el vuelo. La angustia de Ángela Serna es la del náufrago que busca poder asirse a algo que le permita sobrevivir. La búsqueda incansable de las palabras, de una palabra, sólo una que le de las respuestas que necesita la autora. Y así la vemos escarbar con las manos, los dedos y las uñas en el abismo del silencio hasta encontrar la que pueda salvarla del naufragio de la lengua (El retrato difuso de unas manos impacientes conserva la huella de este caminar hacia la nada de la lengua), una lengua que no le permite encontrar esa salida que tanto anhela. Y por eso escribe sobre el vacío y sobre el vacío de los otros. Y por eso intenta no hundirse hasta encontrar la salvación en unos versos (suyos o de otros) escritos en alguna parte de su cerebro, en algún otro momento de su vida. Y por eso elige lo ya escrito como los poemas de su libro De eternidad en eternidad para reescribirlo añadiéndole anotaciones inéditas. Soy un palimpsesto (“somos un palimpsesto de rostros amados.”) insiste 8


la autora citando a Jean-Michel Maulpoix al intentar explicar que en este libro la prosa y el verso se van intercalando igual que se van intercalando las ilustraciones como otra forma de expresarse, de no dejar abandonadas las palabras, de ofrecernos otra mirada, una mirada que nos obligue a ocupar espacios distintos en sus páginas porque en él las ilustraciones se movilizan y la prosa y los versos se alternan dando a las palabras la oscilación que necesitan, tanto en su forma horizontal como en su forma vertical. Durante diez años, la escritora ha perseguido esta idea del palimpsesto. Durante el tiempo que se iba forjando la idea y la idea iba tomando forma, los versos, los textos, y las ilustraciones iban conquistando el espacio que les correspondía y cada una de esas partes ocupaba un lugar, adquiría una presencia determinada. Ángela Serna apresaba, poco a poco, el lugar que le correspondía cerca de la lluvia. Volaba como Ícaro, descendía hasta los abismos de la voz, tropezaba con las palabras que soñaba inventar y hacía un homenaje a sus autores, a sus lecturas, a los versos de otros que como ella navegaban sin rumbo fijo. Ningún árbol. Ningún recuerdo. Sólo un simulacro de escrituras en los márgenes, multiplicadas a esta hora de la tarde. El poeta, funámbulo, engulle el riesgo de la palabra no pronunciada aún. La voz se sobrepone de una caída inesperada. La voz. La suya y la de otros, superpuestas en el asfalto. Dentro, también la lluvia. Una a una, el aire mece las letras primigenias, los sones de un lenguaje olvidado. Y alguien, sentado en el umbral de los días, recoge el canto entonado por sus ramas. De eternidad en eternidad, sólo las raíces de este viejo sauce recuerdan en silencio la última palabra. Sólo su frágil apariencia 9


afirmará, desde su languidez, el paso de tu nombre por mi ausencia. Y ella, Ángela Serna se explica a sí misma, a sí misma se inventa o se sueña Sentada a una mesa de mármol con vistas a la calle, una mano acude al papel. El mármol, de un blanco impoluto, se torna al pronto lápida. La mano vierte en ella su epitafio: aquí pasé la vida esperando a una palabra. Con ese tono trágico que caracteriza a los poetas que buscan desesperadamente una escapatoria para sus tribulaciones literarias, para sus versos de estrofas sin el final deseado, la autora ha querido expresar la dolencia que le impide acabar la batalla, que le impulsa, una y otra vez, a buscar la palabra que la consumirá definitivamente. Pero, a pesar de ello, presiente que volverá de nuevo a reescribir esta historia; que la eternidad de sus palabras sentidas y escritas, no tienen un final determinado; que la voz no acabará nunca de encontrar en el lenguaje la solución requerida. Que el lenguaje no está preparado para dar respuestas: Porque las palabras viajan más allá de la vida seguiré más acá de la muerte, persiguiendo palabras. …… ¿Cómo conjugar ficción y realidad para que mentira y verdad, sueño y deseo, -sueño y sueño-, coincidan? / ¿Cómo decir para que otra piel, otra boca, otra mente, otras manos encuentren en un verso el lugar anhelado? / ¿Cómo pasar del poema a la vibración del cuerpo? / ¿Al suspiro contenido? / ¿Al grito varado en el silencio? / ¿Cómo? / ¿Cómo hablar cuando toda tú entras y sales del verso sin saber si el poema te acoge o te expulsa? / ¿Cómo hablar? / ¿Cómo decir que escribes porque no puedes resolver tanta contradicción, tanto desencanto, tanto amor encadenado, tanto tiempo prisionero en un bolsillo? / ¿Cómo decir sí o no sin sentir un pellizco en el alma? / ¿Cómo conciliar los contrarios

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sin un poso de culpa? / ¿Desde dónde hablar? Y así, acabar en el más absoluto silencio, aquel que nace del abandono y de la fragilidad y que puede conducirnos, en un resto de esperanza que la autora nos brinda en un último momento: Si no fuera por la luz que trepana los poros de una frágil persiana diría que estoy muerta. La luz penetra por esos poros como si ellos fueran palabras. Palabras que Ángela Serna recoge y explora. Porque, ¿qué son las palabras? ¿Para qué sirven? ¿Cuál es la razón de su existencia? Imagino que para algunos es un medio más de comunicación, para otros una forma de expresarse que abre múltiples posibilidades en los distintos mercados inventados por el hombre. Para la autora son la capacidad de hacer visibles los sentimientos, la esencia de los objetos, su razón de ser. Hay palabras que nombran, sólo nombran, y hay palabras que revisten a los objetos y a las emociones de un sentido que si no se lo diéramos dejarían de existir. Ella nombra y al nombrar hace cobrar vida a aquello que forma parte de su mundo y del nuestro y que hubiera desaparecido si ella no hubiera tenido el coraje poético de hacerlo revivir mencionándolo. Y no, no estás muerta, Ángela Serna. Tú eres vida. Elsa López. La Palma. Junio 2019

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Cómo salir del palimpsesto (retrato de un poeta)

Ángela Serna

Ilustraciones: Koldo Gojenola Introducción: Elsa López Imagen de cubierta: Francisco Serrano Díaz



Écrire est une affaire de partance. Jean-Michel Maulpoix



Alguien camina bajo la lluvia. Al fondo de una sala, el piano espera la llegada del poeta. Una silueta avanza a paso lento. Las abejas de lo invisible, ocultas en las grietas de la ciudad, la acompaĂąan este invierno. El retrato difuso de unas manos impacientes conserva la huella de este caminar hacia la nada de la lengua.

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Intramuros


Ningún árbol. Ningún recuerdo. Sólo un simulacro de escrituras en los márgenes, multiplicadas a esta hora de la tarde. El poeta, funámbulo, engulle el riesgo de la palabra no pronunciada aún. La voz se sobrepone de una caída inesperada. La voz. La suya y la de otros, superpuestas en el asfalto. Dentro, también la lluvia.

Intramuros dice una voz mi propia voz, esa voz tal vez que me visita por la tarde, cuando me ausento sin saberlo de mí,

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Un hombre solo camina mordiendo el cielo ante el umbral de la Biblioteca. Es Vanoli. Anónimo, se convierte en un Orfeo que canta su “caminar” por las nieves de antaño. Es Villon. Las nieves de mañana. Es Char. Pasado disuelto ya. Mañana aún no nacida. Es Celan. ¿Quién se hará cargo de mí más allá del horizonte? ¿Qué porción de sombra le corresponderá a mi sombra tras la deserción del sol?

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Podría ser una Emma cualquiera asomada a la ventana. Es Flaubert. Vértigo. Hilo de locura. Paradoja. Educación sentimental, sostenida por la ausencia de luz, al otro lado del abismo. Deseo. Sólo el vértigo de aquello que desconocemos es capaz de mitigar el poso de dolor que habita en las adyacencias de la incertidumbre más allá de los abismos de las caídas de la búsqueda más acá del vuelo en la hora que precede al último ascenso

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El azul está ahora ausente. Si no fuera por la luz que trepana los poros de una frágil persiana diría que estoy muerta.

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Se cierra el telรณn. Escritura: unos instantes de libertad ante el precipicio del mundo.

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“Somos un palimpsesto de rostros amados.� Jean-Michel Maulpoix



ÍNDICE Somos un palimpsesto Ángela Serna................................

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El Laberinto Silencioso Elsa López.....................................

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Cómo salir del palimpsesto (retrato de un poeta)...................

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Este libro se termino de diseñar en la soleada y húmeda margen izquierda del nervión Julio 2019


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