Las palabras de Cómo atravesar el fuego pueden y podrán culminar en la lectura de personas diferentes en sitios distintos, rodeadas de vidas coloridas o tristes, entre animales, rocas u oficinas, pero siempre, inevitablemente, harán su efecto sanador y poético; y transformarán a su paso, por obra y gracia de este norteño, todo lo que se les cruce. Eso sólo pasa con la poesía honesta, la de verdad, la que no busca beneplácitos, ni premios, ni seguir a la manada, la que va por libre y canta sola. De eso va escribir. Un modo de supervivencia, la única manera de alcanzar la realidad de ser. Sin más.