Los poemas y escrituras que dan aliento al incierto lugar de las Dislocaduras se asomaron por la red según el orden de su nacimiento. Ha querido su destino que madurasen en el seno de una nube, se barajasen y encontrasen agrupamientos en siete desórdenes distintos.
El primer desorden titulado Lo que no existe, se mete de cabeza en el humo que envuelve a la metafísica, por donde el ser, el alma, el yo o simplemente yo, se manifiestan en el momento de su desaparición.
El segundo desorden: Partitura de resistencia, hace frente a los enemigos de la irrealidad y de la verdad. Allí donde puede, desvela la falsificación en que el poder y el mercado convierten al mundo.
En el vacío de un violín, tercer desorden, habitan los espíritus y el espíritu, el todo y la nada, aquí y el más allá, en sus dimensiones inconmensurables, sagradas y místicas; y también la eternidad y la muerte que se va acercando por la espalda y por fin llega y te disuelve.