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AUMENTOS IRRACIONALES AL SALARIO MÍNIMO

Entre empresarios

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Sergio León

SOY CAPAZ DE TODO

“La inclusión es algo sencillo si sólo determinamos que no veremos diferencia alguna en nuestro trato con los demás”

En México hay aproximadamente 7.7 millones de personas con discapacidad, casi el 7 por ciento de la población total. En

Cancún, por inferencia, son 60 mil en esta dramática situación, que se acentúa si añadimos que una gran mayoría vive la pobreza en sus diferentes intensidades. Ahí están, pero parecería que no los vemos.

Reconozco que fue Erick Maffasantti, un empresario exitoso y gran ser humano, quien me hizo reflexionar sobre la realidad discriminatoria que viven miles de personas en su entorno familiar, en los espacios urbanos, en el transporte y en los edificios públicos y privados.

La principal discapacidad es la falta de movilidad; de ahí la importancia de que en las ciudades se diseñen infraestructuras incluyentes de movilidad y transporte, como cruces seguros y accesibles, señalamientos adecuados, plataformas de abordaje y sistemas de orientación intuitivos. En nuestro estado y en nuestros municipios, conforme a normativas internacionales, se cuenta desde años atrás con reglamentos inclusivos para las personas con discapacidades, pero la realidad es que se cumplen parcialmente; afortunadamente, tenemos ejemplos que bien podríamos seguir, como el de la hotelería de nuestra ciudad, que avanza en el arreglo de rampas, caminos de madera, baños y habitaciones para los turistas con discapacidades.

Me comentaba Erick que a la gran mayoría de las personas con discapacidad no los vemos en las calles porque, se refugian en sus casas o en albergues, pues nuestra ciudad desde su planificación original, no consideró a este segmento poblacional y no está preparada para facilitarles la vida.

No consiste sólo en que el gobierno cumpla y aplique normativas, sino que es más bien cultural, que impacta el entorno urbano, el socioeconómico y el familiar. Si nadie nació sabiendo ser padre, tampoco estamos educados para ser padre de una persona con discapacidad, mucho menos en un entorno hostil que lejos de facilitar la inclusión, genera estigma, discriminación y prejuicios.

Más allá de los reglamentos, necesitamos ser más empáticos con estas personas. Nuestro reto es quitarles las piedras que encuentran en el camino de su vida para que se desarrollan conforme a sus propias capacidades.

En diciembre tuve el honor de sumarme al movimiento Soy Capaz de Todo, liderado por personas con discapacidad, que busca resaltar la conveniencia de que las políticas públicas cumplan con acuerdos internacionales ya plasmados en reglamentos locales y de que la sociedad se solidarice con estas personas que viven realidades que la mayoría de nosotros apenas y podemos vislumbrar, porque si bien hay quienes pueden ser diferentes en sus capacidades, son iguales en la esencia que nos une como seres humanos.

Me sumo con convicción, amor y compromiso, porque siempre existirá la oportunidad de hacer más y mejor por la inclusión, me gustaría iniciar este año invitándote a sumarte. Porque soy capaz de todo, capacitado y sin límites.

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