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Fátima El Bajaji

Empezó en el programa de Compensatoria. De ahí pasó a PMAR. Cuando todo indicaba que el siguiente paso lógico sería un 4º de ESO de Aplicadas, sorprendió a todos optando por la rama de Académicas. Este año cursa 1º de Bachillerato, la cima de una montaña que Fátima El Bajaji lleva años escalando.

Empezamos con un resumen de tu trayectoria yevoluciónañopor año, cuéntanos un poco desde que estabas en el colegio.

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FÁTIMA: En 3º ó 4º de Primaria me cambiaron a Compensatoria en la asignatura de Lengua, aunque a mí me gustaba y creo que lo llevaba bien. Luego me pasaron también las Matemáticas, que es la que más me costaba. Las demás clases las daba con mis compañeros del curso en la misma aula y todo. Aunque en Compensatoria en el colegio no se hacían muchas cosas, yo siempre trataba de tener interés porque quería poder salir de ahí y poder pasar a estudiar con los demás compañeros.

Cuando pasé a 1º de ESO, trataba también de subir mi nivel y me propusieron pasar a PMAR, que para mí era como subir un nivel más y acepté.

En PMAR seguí con mi objetivo en la cabeza y me esforcé mucho para que en 4º de ESO, cuando me ofrecieran poder pasar a Académicas, poder decir que sí.

¿Qué consejos te daban los profesores?

F: Los profesores me decían que no lo hiciera, que no era recomendable. Pero yo me lo propuse porque yo quería subir al nivel de mis compañeros, y con esfuerzo y dedicación, aquí estoy cursando 1º de Bachillerato. ¿Notaste el cambio de Compensatoria en el colegio a la del instituto?

F: Para mí era un poquito igual, casi los mismos compañeros y eso pero la profesora nos animaba a todos los alumnos de la clase a mejorar, y eso nos hizo tener ganas de superarnos.

¿Cómo era tu clase aquel año?

F: La mayoría eran gitanos, luego estaba un chico que era español y yo. También había unos chicos que iban al principio a mi clase pero luego decidieron pasarles al nivel normal porque ya podían.

¿Cómo fue dar clase allí?

F: Pues era bastante parecido al nivel normal, con libros diferentes y adaptados, obviamente pero a mí me resultaba fácil porque dábamos contenidos que yo ya sabía, por eso trataba siempre de tener la máxima nota posible porque me quería superar a mí misma, por eso luego acepté cambiarme a PMAR.

¿Qué diferencia hay entre Compensatoria y PMAR?

F: Pues se supone que era más difícil aunque la principal diferencia es que no había tantos gitanos y había más compañeros interesados y animados a subir su nivel y poder llegar a cursar con los demás. Entonces digamos que dábamos lo mismo pero más elaborado, dirigido a poder sacar buena nota porque, además, las clases eran muy pequeñas y el profesor podía explicarlo más detalladamente y resolver dudas, lo cual pienso que nos ayudaba bastante.

¿Y qué pasó en 4º de ESO?

F: Pues algunos profesores me dijeron que no hiciera académicas, pero yo no les hice caso, yo sabía que podía sacarme 4º de ESO, también influyó mucho un profesor que me ayudó y motivó mucho, que es Justo.

¿Cómo te sentías cuando los profesores te decían que no hicieses Académicas?

F: Me decían que mejor escogiera 4º de Aplicadas, que así podría irme a una FP, pero a mí no me gustaba ninguna, además de que a la carrera de Derecho, que es la que yo quiero hacer no se puede acceder con ninguna, y me decía a mí misma que si otras personas han podido, yo también puedo, y eso sumado a todo el apoyo de Justo me ayudó bastante.

¿Con qué ayudó los años que pasaste en PMAR?

F: PMAR significa Programa de Mejora del Aprendizaje y del Rendimiento, y sí que es cierto que mejoré con eso, sobre todo me ayudaron a aprender cómo estudiar, que fue muy importante.

(continúa en la página siguiente)

Fátima descansa sentada en la cumbre de las escaleras de Bachillerato tras una dura ascensión.

¿Qué asignaturas se dan en PMAR?

F: Se dan las mismas pero un poco fusionadas, porque había Ámbito Lingüístico, donde dabas Historia, Literatura y Lengua, también teníamos Ámbito Científico, que eran Matemáticas, Biología y Física y luego un nivel más fácil de Inglés.

¿Notaste la diferencia de 3º PMAR a 4º Académicas?

F: Como yo venía con los ánimos de que yo podía, me fue bien, sí es cierto que hubo un poco de diferencia pero nada del otro mundo, además ese verano me lo pasé estudiando: le pedí a Justo que si me podía dejar unos libros de 3º de ESO para tener el mismo nivel que mis compañeros.

¿Lo recuerdas como un curso complicado?

F: Un poco sí, pero como ya sabía que era lo que me fallaba a la hora de estudiar, sabía cómo hacerlo e iba aprobando todo, tampoco le dediqué mucho más tiempo que los cursos anteriores porque siempre me ha gustado hacer las tareas para subir nota.

¿Viste diferencia en el ambiente en clase?

F: Sí, teníamos todos los mismos objetivos, en cambio, en PMAR no todos queríamos hacer lo mismo.

¿Y te costó integrarte o hacer nuevos amigos al entrar a 4º desde PMAR?

F: Aunque yo en PMAR tenía a mis compañeros y amigos de clase, fuera del aula tenía un grupo de amigos diferente, entonces no me costó tanto adaptarme. Además en otras asignaturas no incluidas en el programa de PMAR iba con compañeros que no pertenecían a este sistema de educación y pude hacer más amigos que siguieron conmigo en 4º, también incluyendo que nos cambian de clase cada año, no fue difícil integrarme.

¿Tu familia te apoyó en la decisión de hacer 4º y más tarde Bachillerato? ¿Y tus amigos?

F: Mi familia siempre ha estado para mí cuando lo he necesitado, me han apoyado en mis decisiones, me han impulsado y animado para poder conseguirlas y me decían: Si otras personas han podido ¿por qué tú no? , a lo que yo pensé que era verdad. Mis amigos también me han apoyado y ayudado en todo momento. Y esos son algunos de los varios motivos por los que estoy aquí.

¿Qué nuevas asignaturas tienes ahora en 1º de Bachillerato de Humanidades?

F: Literatura Universal e Historia Contemporánea, ambas me gustan bastante y me parecen muy interesantes los contenidos que estamos dando.

¿Te imaginabas llegar hasta donde has llegado cuando entraste a la ESO?

F: La verdad es que no, cuando entré al centro yo no tenía pensado qué hacer en un futuro ni FP, ni Bachillerato, ni nada de eso, yo estaba centrada en la ESO y en poder alcanzar el nivel de los alumnos que no estaban en PMAR.

¿Qué te ha motivado a seguir estudiando? F: Pensar en el futuro, en la carrera que quiero hacer y en los trabajos que no quiero ejercer.

¿Qué te gustaría estudiar en un futuro?

F: Me gustaría estudiar Derecho, para más tarde en un futuro ser abogada. Esta es la principal razón por la que opté meterme a hacer 4º Académicas y ahora Bachillerato, debido a que es la única manera de poder acceder a esta carrera. Y pensé, vamos a empezar por 4º y si vemos que hemos sido capaces de lograrlo podríamos hacer Bachillerato. Como conseguí sacarme la ESO, opté por intentar perseguir mi sueño de ser abogada, porque si le pongo esfuerzo seguramente pueda lograrlo.

¿Por qué la carrera de Derecho y no otra?

F: Pues esto se debe a que es lo único que he visto que me llame la atención y me apasione ser en un futuro. Cuando estábamos en PMAR buscábamos FP y módulos para poder hacer en un futuro pero a mí ninguno me gustaba, no me atraían como lo hace el Derecho.

¿Qué les dirías a los alumnos que están ahora en PMAR y quieren lograr lo que has conseguido tú?

F: Pues a ellos les diría lo que me dijo mi madre: Eres igual que ellos, puede que necesites esforzarte más o necesites mejorar algunos aspectos, pero si uno se propone algo se puede lograr .

¡Gracias y muy buena suerte!

Travel a new world.Seethe U.S.A.

En noviembre, abrimos la puerta a un nuevo continente.

La niña mojada – Rebeca Corominas, 2º E

María y su familia se habían mudado de ciudad. Su padre había cambiado de trabajo e iban a vivir a un pequeño pueblo muy bonito donde todo parecía encantador.

Era la primera noche que dormían allí y coincidió con la fiesta de Hallowen. Su madre les había dejado a su hermana pequeña y a ella una luz tenue encendida para espantar sus miedos, que esa noche se habían incrementado.

En mitad de la noche, un fuerte ruido la despertó. Hacia frio y llovía con fuerza. La ventana se había abierto de par en par por el fuerte vendaval. La luz dejó de brillar y la habitación se volvió oscura. Se levantó con la intención de pulsar el interruptor de la pared para encender la luz del techo. Mientras caminaba a oscuras tropezó con algo; estaba frío y mojado. Dio un brinco por el sobresalto y el miedo se apoderó de ella. De pronto la habitación se iluminó por el resplandor de uno de los rayos y a pocos pasos de ella apareció la figura de una niña que le pareció familiar. Gritó pidiendo ayuda a sus padres al tiempo que iba hacia su hermana con la intención de protegerla. De repente la luz de la pequeña lámpara volvió a encenderse: sus padres llegaron a la habitación muy angustiados sin saber qué había ocurrido…. María los miró, buscó a su hermana con la mirada y, por último, se fijó en la ventana. No había ninguna señal de la lluvia. Estaba amaneciendo, parecía un bonito día. ¡Qué extraño! Tampoco había rastro de la niña... Todo parecía haber sido una pesadilla. Sus padres intentaron tranquilizarla con un fuerte abrazo.

Ya estaba casi dormida cuando salieron de la habitación. Al cerrar la puerta un pequeño charco de agua brillaba en el mismo lugar donde había visto a la niña mojada.

En el próximo El Disparador

Tu historia debe cumplir con estos requisitos:

-Piensa en la palabra «niebla» y en las sensaciones o situaciones que te inspire. En el texto que nos mandes, este término puede tener un significado literal o, por el contrario, más figurativo. Tú decides. Al igual que el género, puede ser prosa o verso. Para relato corto, la extensión será entre 350-500 palabras, y si en cambio la poesía es lo tuyo, nos encantará recibir poemas con una extensión de entre 15 y 30 versos. -Revisa el texto, haz las correcciones oportunas y elige un título sugerente. Envíaselo a los responsables de esta sección en formato .odt o .doc -Se publicarán los mejores textos recibidos.

Creados para matar – Marta Lorenzo, 2º E

El tres de enero la gente seguía celebrando el nuevo año 1986. Insistían en que sería un gran año. Por aquel entonces yo iba a cumplir catorce años, lo que significaba que podría acudir a mi primer campamento de verano.

Fueron pasando los meses y sin darme cuenta estábamos en la víspera del día de partida. Solo quedaba un día de clase para poder irme a dormir y esperar que fuera el día que llevaba meses deseando. Al día siguiente me desperté eufórica, hice todo lo más rápido posible y partimos hacia al campamento. Estaba convencida de que iba a ser como en las series y películas, pero al llegar me di cuenta de la realidad.

Todo estaba mal cuidado y los chavales no se mostraban emocionados. Desde ese momento supe lo que iba a tener que aguantar durante diez largos días. Al llegar a mi habitación vi a mis compañeras. Primero fui a la cama que decía Jenna y dejé mi equipaje. Mi primer día no fue como imaginaba pero tampoco había sido tan malo.

Esa noche fue la primera de muchas: no me podía dormir por los bichos, pero lo más terrorífico eran los gritos. Las primeras noches no les di mucha importancia, pero un día decidí observar qué estaba ocurriendo. Conforme iba avanzando por la habitación para asomarme por la ventana se oían las baldosas del suelo crujir y los latidos de mi corazón que iba más rápido que nunca. Cuando llegué a la ventana solo veía siluetas de ojos rojos y una sustancia roja derramada bastante sospechosa. No quería salir ya que podría no llegar a la habitación a salvo pero tenía que descubrir quiénes eran. De modo que esperé.

Estaba a punto de amanecer cuando los vi caminar. Decidida salí de la habitación y les seguí por el camino.Temía que me oyeran pero todo fue bien. Llegaron hasta una cueva enorme que parecía un laboratorio pero mucho más grande y espantoso. Los jóvenes le dieron unas cosas relucientes a un señor con ropa descuidada de científico, quien luego se las pasó a una criatura encerrada en una jaula de alta protección. Se me ocurrían millones de teorías que explicaban lo que estaba ocurriendo hasta que oí al señor contarles algo parecido a lo que yo imaginaba. Por un momento pensé que me podía leer la mente. Les explicaba que su trabajo consistía en matar a gente del campamento, cuyas almas eran necesarias para alimentar a una criatura que le tenía dominado. Necesitaba conseguir cincuenta almas en total. Desde que oí aquellas palabras sabía que me tenía que ir antes de convertirme en una de esas pobres almas.

Telefoné a mi familia ese mismo día. Pasé la noche despierta, vigilando. Al día siguiente, mi madre vino a recogerme. Nunca volví a ese campamento. Tuve suerte.

Superación – Miriam Yagüe, 3º D

Por fin superé mis miedos, aprendí a no temerle a la muerte, mejoré, me hice más fuerte y mi esfuerzo resonó como un eco.

Elegí ser yo misma, desprendiéndome de todo peso, me caí, pero no importa eso, pues mi triunfo estará en la caída. Hoy mis ojos ven en la oscuridad, mis manos pueden tocar lo invisible, saboreo cada palabra que emite mi alma siendo invencible.

¡Escuchad!:

Así fue como aprendí que el miedo solo nos ata, no nos permite brillar, solo nos corta las alas.

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