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Mayo, 1983

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En construcción

En construcción

Ya en septiembre se les da a los jefes de cada departamento unas carpetas con las horas a repartir y, con el método de la rueda, se dividen las que va a impartir cada profe. Una vez que rellenan esa carpeta, se la devuelven al equipo directivo y ellos “pican” los datos; es decir, los pasan al programa para que aparezcan en el horario una vez finalizado, decorando nuestra vasija con distintos motivos geométricos. Se tarda dos o tres tardes en hacer esto, no es fácil decorar este jarrón...

Antes de seguir, toca repasar que todo esté bien: cada curso con sus horas semanales, cada profesor con el tiempo de clase correspondiente teniendo en cuenta si son jefes de departamento, o si tienen otra tarea dentro del IES… Así comprobamos que no haya quedado un recipiente desigual o de distinto grosor en una parte y en otra.

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Después hay que cuadrar las reuniones: los departamentos, el equipo directivo, los tutores de cada curso… Hay que ver quiénes son, que no tengan clase en el momento de la reunión, que no haya problemas con las aulas, o tener en cuenta los profes que piden no estar en una hora concreta porque tienen un motivo especial. Además, para 3º , hay que fijar dos horas seguidas de Educación Física para ir al polideportivo y cuadrar que los profesores que les acompañan tengan esa hora libre. Así nuestro jarrón tiene más color.

El 2 de septiembre los departamentos entregaron en las carpetas rellenas el boceto de la vasija y el sábado 4 el equipo directivo le dio al botón de inicio de creación de horarios, el torno que empieza a darle forma generando intentos hasta que encuentra un resultado que cumpla todas las condiciones y requisitos pedidos.

Una vez que revisan el resultado, los horarios se imprimen y se le da otra vuelta a nuestra vasija, comprobando de nuevo las horas de profesores, clases y alumnos, porque es importante que todo encaje. Al contrario que en este proceso, las guardias se ponen a mano, y también es complicado.

Este año fue el 7 de septiembre, en el segundo claustro del curso, cuando expusieron el jarrón en el escaparate y entregaron los horarios a los profes.

A veces hay errores, como un profe que tiene seis horas seguidas (lo legal son cinco como máximo), y en ese caso hay que rehacer horarios hasta que todo esté en su sitio. Una vez llegó a haber cinco horarios hasta llegar al definitivo, pero, por suerte, ya lleva dos años saliendo bien a la primera.

En la alfarería de los horarios hay que saber usar la mente, el corazón y las manos (y el ordenador, claro). Planificar, dedicarle tiempo y añadirle paciencia. Que si no, 3ºB se queda sin su buen horario de barro.

LAS CRÓNICASDELJOAQUÍN RODRIGO

Y vivir

Mayo, 1983

Mayo, 1983

El título de nuestro reportaje central corresponde con la fecha de la que datan los planos y el proyecto de construcción del I.B. Vicálvaro. Nos remontamos a aquella época para revivir los primeros días del instituto de la mano del hombre que colocó la primerísima piedra de su edficio.

En el último número de Las Crónicas del curso pasado hablamos de (y con) las generaciones familiares que han pasado por el instituto a lo largo de los años. Lo hicimos en el reportaje central del número 23: Rojo camina conmigo. Sin embargo, todavía queda historia por contar.

El pasado junio entrevistamos a una de las personas que trabajó en la construcción del instituto, padre de una antigua alumna y ahora también abuelo de las tres hijas (sus nietas) de esta madre. Él se llama Pedro Torres, natural de Sabiote, Jaén, y que en mayo de 1983 echó por primera vez un vistazo a los planos del que por entonces se llamaba tan solo Instituto de Bachillerato de Vicálvaro.

Pedro era oficial de primera de albañilería. Fue el responsable, junto con una cuadrilla de obreros, de la construcción de nuestro centro desde enero de 1984 hasta septiembre del mismo año. “Cuando llegué”, nos cuenta Pedro, “recuerdo que la mayoría de los pilares ya estaban construidos”.

Al comenzar la obra, lo primero que hicieron fue llevar máquinas para excavar, luego poner los pilares, después la bombona de hormigón y a partir de ahí los albañiles, entre los que él estaba, empezaron a levantar el edificio. el centro”. Esa misma vivienda que fue, hace ya tres cursos, renovada y rehabilitada como espacio de clases, y que curiosamente acoge ahora la Redacción, aunque también se utiliza como aula.

“Me acuerdo todavía de casi todo, por ejemplo de que hicimos una vivienda para el conserje, que por aquel entonces iba a vivir en “Los materiales de los que está hecho el instituto son ladrillo de obra y hormigón”. El tejado es de pizarra, pero debido a un fuerte vendaval que hubo hace unos años y que se llevó parte del mismo, la mitad que tuvieron que remplazar es blanca, mientras que la que nosotros pusimos es negra”, recuerda Pedro, y añade que el centro está muy bien hecho y está orgulloso del trabajo.

En la obra había trabajadores que daban el yeso, otros que hacían remates, alicatadores y oficiales de primera como él, contratados por la empresa San José, que fue la encargada de la construcción. “El terreno donde está ahora el instituto antes era parte de un campo de fútbol, que incluía también el parque de al lado. Al equipo de Vicálvaro que jugaba ahí le decían la Extremeña”.

Y una obra tan grande para un edificio de tanta envergadura como el nuestro, ¿cómo pudo realizarse sólo en nueve meses? Después de volver a preguntarle si acaso no empezarían la obra en el 83 (dado que es la fecha de la que datan los planos), Pedro se disculpa diciendo que ya de algunas cosas no se acuerda, pero que juraría que no fue hasta el año 84 cuando comenzaron con las obras. Y, en un fogonazo de memoria, lo que sí le viene a la cabeza en ese momento es lo último que hizo antes de terminar los trabajos: el mostrador de la recepción. Y agradeciéndole el tiempo ahora prestado y el trabajo entonces llevado a cabo, nos despedimos, dejando a medias una historia que no ha hecho más que comenzar.

La ventana indiscreta

Continuamos enmarcando todos los secretos de nuestras portadas en la sección La ventana indiscreta. Este mes os enseñamos el proyecto de construcción del centro, los planos originales, los mapas topográficos de la zona y algunas dependencias ya desaparecidas como el club de radio o de fotografía.

MAYO, 1983

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