2 minute read

Siendo las 21:30 horas, en la

Los uniformados respondieron rompiendo ventanas, disparando e ingresando a varias viviendas en búsqueda de los revoltosos. Enceguecidos los policías les gritaban: “que se mueran todos hps, ustedes no merecen vivir” y lanzaron gases lacrimogenos, los casquillos de las balas quedaron como recuerdo de aquel domingo de horror.

A la comunidad lo que más le duele es que la violencia oficial la hicieron frente a bebés de brazos, sin importar nada. Las balas rozaron a un criatura de solo 3 meses.

Advertisement

“Señor periodista aquí no sabemos a quien tenerle más miedo, a los delincuentes o a la policía”,

exclama una mujer que recibió una pedrada en su pierna derecha. Las huellas de la asonada oficial están frescas, los reporteros vimos las piedras dentro de las casas, los huecos de bala en las paredes. Las puertas hundidas por las patadas, los utensilios de cocina rotos en el piso, asientos destrozados.

Nadie entiende como no hubo muertos en esa trifulca aunque los heridos y lesionados fueron muchos. En esa cuadra vimos a más de 4 mujeres cojeando, a muchachos con las manos hinchadas, moretones en la cabeza, el rostro triste de los niños. Y después preguntan ¿por qué los jóvenes son tan violentos?

A los detenidos los llevaron a “la sala de masajes” de la Estación de Policía donde un gordo al parecer patrullero los recibió y no propiamiente a darles masajes. La comunidad pide se investigue la sistemática violación de los derechos humanos a la población vulnerable de este sector.

“Nosotros somos seres humanos,

no basura. Necesitamos que nos respeten nuestros derechos. En esta ocasión no había ningún motivo que justificara la violencia de los policiales en contra nuestra, salimos huyendo de los guerrilleros y

Se ven las huellas de la violencia policial dentro del interior de una vivienda en potrero Grande.

los paramilitares y ahora nos tocará huir de la policía”, triste conclusión de uno de sus habitantes. Consideran que la fuerza pública no puede emplear las armas de fuego contra los civiles, así por así.

El periódico La Razón se abstiene de revelar la identidad de las personas que nos relataron este operativo policial, pero en nuestro poder tenemos fotos de las balas, de los huecos en las paredes, vídeos de los policías rompiendo puertas. Es urgente que la personería instale una mesa de derechos humanos para que policías y comunidad afiancen su confianza y en este bello sector se pueda vivir en armonia y paz.

Mañana espera otro primicia desde Potrero Grande

la Razón periodismo Comunitario.

This article is from: