La Juguera Magazine

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n o 6 MARZO - abril 2014

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Habla el cura de La Matriz Especial FAV 2014 Rosa Alcayaga, poeta rebelde Imborrables postales playeras

distribuci贸n gratuita


4/Rosa Alcayaga: poesía y rebelión

MARZO 2014

Por Montserrat Madariaga

14 /Especial FAV:

Teatro en vitrinas y concierto en La Matriz Por Hilda Pabst

22 a 25 /Especial FAV:

Críticas seleccionadas del II Laboratorio de Crítica Cultural

8/ El padre Gonzalo Bravo y la ciudad Puerto Entrevista Oscar Aspillaga

16 /Especial FAV:

12 / Especial FAV: Intervenir la ciudad Escribe Isabel Ibáñez

18 /Especial FAV:

Entrevista a Enrique Rivera Por Carolina Lara

Fin de semana de FAV Escribe Tadeo Villanueva

27 / Postales Playeras

31 / Los sonidos de OjoRojo

Por Amelia Carvallo

32/El misterio de las flores Por Luis Miranda Valderrama pág · 2

Escribe Gonzalo Dittus


editorial Esta editorial se escribe desde el lago Vichuquén, en la región del Maule. Un lugar rodeado de densos bosques de pino que junto a su extrema belleza, exhibe lo peor de lo nuestro: el individualismo. En una superficie de 40 kilómetros cuadrados, este lago con forma de culebra cuenta con solo 2 accesos públicos para lugareños y visitantes, pequeñas playas que por cierto, se liberaron gracias a una activa acción de la comunidad local. El resto de la ribera es inaccesible y no por su intrincada morfología, sino porque está flanqueada por propiedades privadas que impiden el paso. El uso común de los bienes de la naturaleza acá y en muchos lugares de Chile no parece ser un derecho. Como equipo editorial creemos en la libre circulación de los bienes culturales y esta revista impresa de periodismo cultural que tienen en sus manos es parte de esa filosofía. Leer para crecer. Para ir hacia un mejor mañana. Como si de magia se tratara. Es por ello que circulamos gratuitamente, para que muchos puedan acceder a leer lo que aquí contamos. Esta edición no podría haber sido posible de publicar de no ser por el apoyo del Festival de las Artes de Valparaíso y de colaboradores que creen en el proyecto. Inauguramos un nuevo año de existencia como medio de comunicación y aspiramos a continuar presentes. Pero para que ello sea más que nuestras bravas ganas, necesitamos convertirnos en la primera revista de Valparaíso hecha de manera colaborativa. Con ustedes, con sus aportes. No sólo para el goce de unos pocos, sino para el disfrute de todos. Pronto iniciaremos una campaña de crowdfunding y nos gustaría invitarlos a ser parte de este mecenazgo moderno. En tanto, recuerden que también estamos presentes en el mundo virtual, con más historias y más maneras de comunicarnos. Que disfruten la lectura.

Contacto 56-9-6290225 56-9-85051081 56-9-98290975 directora@lajugueramagazine.cl editora@lajugueramagazine.cl prensa@lajugueramagazine.cl publicidad@lajugueramagazine.cl @lajugueramag lajugueramag www.lajugueramagazine.cl

La Juguera Magazine N°6, año II, marzo-abril 2014. Directora: Alejandra Delgado (@aledelgado) / Editora: Montserrat Madariaga (@ monselina) / Periodistas: Óscar Aspillaga (@oscaraspillaga), Amelia Carvallo / Editora Web: Amelia Carvallo / Dirección de arte y diseño: Instruccionesdeuso: (@ideuso) / Diseño Web: Claudio Pérez. Colaboradores: Carolina Angulo, Nelson Campos, Luis Piñango, Carolina Lara, Tadeo Villanueva, Franco Cárcamo, Catalina Herrera, M. Fernanda Altamirano, Francisco Zambrano, Lisset Surhoff, Gabriel Ribet, Gonzalo Dittus, Luis Miranda, República Portatil, Karina Aliaga, Gentecomun. Imagen portada: Intervención de Teatro La Peste en una vitrina comercial porteña para el FAV. Fotografía de Nelson Campos. Impresión: El Mercurio de Valparaíso (sólo actúa como impresor). La Juguera Magazine es una publicación de MEDIUM COMUNICACIONES Aclaración: Las imágenes utilizadas en la página 20 de la edición N°5 de La Juguera Magazine de autoría de Alexis Díaz pertenecen a ®dereojo comunicaciones y fueron encargadas para la serie documental TEMPO.

colaboran Ilustre Municipalidad de Vaparaíso

puntos de distribución

VALPARAÍSO plan: Café Victoria - Elías s/n Ascensor Reina Victoria / Dirección de Turismo Ilustre Municipalidad de Valparaíso - Calle Condell 1490 / Teatro Condell - Condell 1585 / Biblioteca Regional de Valparaíso Santiago Severín - Plaza Simón Bolívar N° 1653 / CENTEX (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes) - Sotomayor 233 / Café del Poeta - Plaza Aníbal Pinto 1181. Cerro Alegre: La Cocó Sanguchería - Monte Alegre 546 / Balmaceda Arte Joven Valparaíso - Santa Isabel 739 / Casa E - Lautaro Rosas 344 / Restaurant El Peral -El Peral 182. Cerro Bellavista: Galería La Loba - Subida Ferrari 113. Playa Ancha: Sala de Arte Escénico - Gmo. González de Hontaneda 855. VIÑA DEL MAR: Disquería Orangedays - Av. Valparaiso 617, Galería Carrusel, local 29 / Bonita Indie Bar - Siete Norte 427 / El Baúl Café - Calle Cinco Norte 433/ Departamento de Cultura de Municipalidad de Viña del Mar - Avenida Libertad #250 / Sala Aldo Francia – Palacio Rioja, calle Quillota 214. QUILPUÉ: Café Deleite - Irarrázaval 446 / Librería Fuegia – Blanco 998. VILLA ALEMANA: Centro Cultural Gabriela Mistral - Santiago 674 QUILLOTA: Casa de la Cultura Merced 175. SANTIAGO: Centro Cultural estación Mapocho - Plaza de la Cultura s/n, ex Estación de Trenes. pág · 3


Rosa Alcayaga

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A las trece horas del pasado 21 de enero, en la Feria del Libro de Viña del Mar se podía escuchar a Rosa Alcayaga recitando poemas ante un escaso pero atento público: un joven admirador y unas señoras que nerviosas reían ante palabras como “semen”. La poeta presentaba su último libro, Maldito paraíso (La Trastienda, 2012), del cual el crítico Juan Manuel Vial del diario La Tercera escribió: “Los poemas de Alcayaga se concentran (…) en la mujer en cuanto víctima, pero distan de ser manifiestos de género inocuos o monsergas de corte feminista”. Lo cierto es que Rosa, más allá del machismo, apunta sus dardos a todo poder jerárquico y exclusivo. En esta entrevista habla de política: desde los femicidios y el video de Los Tres, hasta la Concertación, Bachelet, Bajos de Mena y la marihuana. Escribe MONTSERRAT MADARIAGA / Fotografia NELSON CAMPOS

poesía y rebelión Rosa Emilia del Pilar Alcayaga Toro va y vuelve en su hablar. No es distraída sino que tiene mucha información. Al igual que su nombre, su trayectoria es larga. Era de las Juventudes Comunistas para el 73, años después se fue al Ecuador donde estudió Periodismo, volvió, trabajó en varios medios y se comprometió a fondo con el diario La Época, hasta verlo morir. Siguió su rumbo, se rehizo. Actualmente es académica en la Universidad de Playa Ancha. Entre tanto, escribía relatos, poemas y otros híbridos. También leía a Stella Días, la poetisa punk. En 2001 publicó su primer libro de cuentos Mil veces mujer… El tema del género femenino está siempre presente en su escritura. No es que sea feminista, sino rebelde: “¡tú!/ ¿eres Dios? /he venido/ a devolverte/ la costilla”, dice en el primer poema de Maldito paraíso. Es lo político y social lo que la mueve, y por esta inquietud ella recogió testimonios de su entorno sobre mujeres subvaloradas, por decir lo menos. “Me dedico a rescatar otras voces”, dice Rosa como buena periodista que es. -¿Qué fue lo que te motivó a tomar la temática del femicidio y desarrollarla en Maldito paraíso? -El hecho de que me invitaron a un encuentro en Juárez el año 2003. El tema recién estaba emergiendo con fuerza, era un tema más o menos tapado y ellos hicieron este acto de solidaridad. A ese momento había mil mujeres asesinadas, jóvenes que fueron torturadas, violadas y grabadas. Es un producto bastante cotizado en el primer mundo para los millonarios excéntricos que se excitan con eso. A mí me dejó marcando

ocupado. Me puse más sensible al oído y escuché todas las noticias sobre Magaly Jara [asesinada por su ex pareja]. Se habló mucho del caso, me llamó la atención. Mucho de lo que dice el poema “Por un plato de legumbres” tiene referencia con lo que se habló y eso marcó este libro.

chilena, junto con el 2011. Es la lección política más importante que ha habido desde el triunfo de la Concertación.

-En una reseña sobre tu primer libro Mil veces mujer… (2001), Jorge Etcheverry interpreta que mezclas marxismo y feminismo.

-Nace el año 1987 y muere en julio, 1998. La Época tuvo muchas crisis y en la última la Radio Chilena, que era accionista del diario, nos entrega el 76,5% a nosotros, los trabajadores. El Comité de Defensa integrado por el director del diario, en ese momento Carlos Aldunate, el gerente, el presidente del sindicato y por mí, en representación de los periodistas, soñamos, creímos, que íbamos a poder salvar La Época, pero no era el momento, no había experiencia en el manejo de la propiedad, no pudimos. Estuvimos cuatro meses al frente del diario. Además nos bombardeó la Concertación porque a cada socio estratégico que conseguíamos lo boicoteaban. Ellos no diseñaron un diario de largo aliento, no diseñaron un proyecto periodístico, diseñaron un diario para alcanzar la democracia. Lo único que hacía La Época en la parte política era seguir el amén de la Concertación.

-Es que yo vengo de la Jota, fui militante en mis años mozos. Yo entré a militar el año 68 y estuve trabajando en la Jota hasta el 76 y, de ahí, me fui el 77 al Ecuador a estudiar. Por eso lo político y lo social nunca puede dejarse de lado en mi poesía. Yo soy muy crítica actualmente del Partido Comunista, no estoy militando, pero tengo metida esa perspectiva política en el buen sentido de la palabra: la política como arte de administrar, dirigir, participar. -Eso fue lo que se rompió con la dictadura… -Claro, pero yo soy bastante crítica de la Concertación, es decir, prometió tantas cosas que no realizó… Yo pienso que la Concertación hizo más daño que la dictadura en cuanto al aprendizaje de la política a las nuevas generaciones, porque dijo: “quédense callados, nosotros estamos haciendo la pega”. Entonces cuando llegan los pingüinos y le dicen a la Bachelet: “Oiga señora Bachelet, la concertación lleva 16 años, ¡cómo le va a echar la culpa a la dictadura!”, ese para mí fue el punto de inflexión más importante en la política pág · 5

-Tú trabajaste en el diario La Época, que fue un diario de Concertación…

-Entonces tú vienes de un mundo muy politizado y, además, tienes una rebeldía que te nace y en ese sentido se te abre la veta feminista, ¿tú te consideras feminista? -Yo no soy militante feminista pero creo que la teoría feminista es realmente excelente. Le tengo miedo a los dogmas. Por eso después yo no milité


en ningún partido, porque siempre te dicen lo que tienes que decir y yo no quiero eso. -De la teoría feminista ¿qué rescatas? -Toril Moi en su libro Teoría Literaria Feminista dice que es una de las teorías más consecuentes en contra del poder; su objetivo es apuntar al poder, desarmar el poder patriarcal. Yo pienso que es así. Lo otro que me interesa es la teoría de género, que significa estudiar la asimetría que se da en la sociedad, no sólo entre hombres y mujeres sino entre los otros y quieres están en el poder y que nos asignan roles “debajo de”; un patriarcado que levanta una forma de ver la sociedad que es una mirada binaria y altamente jerarquizada que deshecha. El gran problema de la modernidad es el “otro”; es su Waterloo, es su punto débil. Y el punto que a mí me parece el aporte de la teoría feminista es la “hipótesis de lectura”. El único que la reivindica dentro del ámbito canónico patriarcal es Jonathan Culler, teórico de la deconstrucción, que introduce el aporte que hace la mujer antes de la deconstrucción, cuando las teóricas feministas hablan de una hipótesis de lectura, donde tú como lectora no te tragas todo, sino que tienes que descubrir por donde va el camino; evidentemente no hay nada neutral, pero eso tú lo develas en la medida en que reconoces que no hay una escritura neutral porque no hay representaciones neutrales. Y ese es el aporte, tanto así que Jonathan Culler dice que es uno de los más importantes a la crítica contemporánea. Esos tres elementos a mí me parecen vitales para el desarrollo de la sociedad. -¿Cuál es tu interpretación de la sociedad chilena hoy? ¿Qué es lo que intentas remecer con las historias de violencia? -Para que tengas una idea, mi próximo libro toma el tema de la vivienda, porque me irritó mucho esta cosa de Bajos de Mena en Santiago ¡Es un guetto! Cien mil habitantes aislados de todo, sin infraestructura, sin camino, sin retén, sin acceso, ¡¿qué es eso?! Y lo hacen los “paladines de la democracia” ¿Y las casas Copeva? Qué falta de respeto hacer casas que después se llueven y las forran con nailon. Lo que te quiero decir es que para mí el tema social es muy importante. Vivimos en un momento de la sociedad muy complejo: se puede leer con desparpajo en las noticias que a las transnacionales petroleras no les interesa que se esté deshielando el Ártico, lo han declarado, porque debajo del hielo va a haber más petróleo. Estamos en un mundo enfermo, tenemos que buscar alternativas, salir de esto, ¡hacia dónde vamos! -¿Qué sería el rol femenino y el rol masculino hoy en día? ¿Algo cambiante? -Claro, no deberíamos encasillarlo. Desgraciadamente hay muchos homosexuales que adquieren los roles. Yo pienso que estamos en una gran búsqueda, es decir, ¿por qué tenemos que hablar de roles establecidos? En ese sentido la novela El lugar sin límites de José Donoso me parece impresionante. Nosotros podemos fluir, ¿por qué han estigmatizado y han fijado y además han dicho esto es malo? Tal como dice Nietzsche, yo me saqué esa cosa que dicen de que Nietzsche estaba en contra de la mujer, lo encuentro una estupidez, él dice que el dolor es una palanca de crecimiento, así como el placer. Es distinto hablar

del dolor a sentirse víctima del dolor, puedes mostrar ese dolor pero no para golpearte el pecho o victimizarte ¡Nosotros podemos hablar del dolor! Veamos esta sociedad actual: “pensemos positivo”; todos tenemos que reírnos. Claro es cierto, yo no dejo de reírme, me decían “sonrrisal” cuando era chica y me encanta, pero que eso no sea para encubrir lo que está ocurriendo. Eso de “tienes que encontrarle el lado positivo”… no sé, yo pienso que eso también es manipulación. A lo mejor estoy mal pero tengo derecho a expresarlo.

Bachelet, Los Tres e Isabel Allende -¿Qué pensaste cuando estaban las dos candidatas presidenciales y la prensa empezó a repetir un discurso de lo evolucionado que somos como sociedad al tener dos candidatas mujeres? -Yo creo que cuando recién salió elegida Michelle Bachelet, desde la perspectiva de la imagen, Nelly Richards lo dice, el mensaje fue “una mujer también puede llegar a la primera magistratura”. Pero yo pienso que ella es prisionera de un equipo que le está diciendo por dónde tiene que caminar y ella no propuso algo distinto, ni siquiera en el discurso. Y cuando habló de la paridad en su primer gobierno, nosotros en la UPLA hicimos un análisis y vimos que las mujeres ministras pertenecían a un grupo bien determinado, por ejemplo, el grupo Expansiva, entonces ¿me estás proponiendo algo nuevo, distinto? Yo sé que es difícil, pero lo único que exijo es que haya pedagogía política, pedagogía activa, no se puede por esto, por esto y por esto. No decir que estamos súper bien. -¿Se transformó en un cliché esto de la mujer presidenta? -Sí, era un cliché. Imagínate, el mercado, la industria cultural es muy creativa, fíjate que esa mujer que aparece hasta ahora en la publicidad del supermercado Líder comenzó a salir con la Bachelet. Las empresas se colgaron de eso y empezaron a colocar a mujeres en su publicidad: la empresaria, la emprendedora. Es una utilización; nos quieren vender la pomada con otro envoltorio. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional hace como dos meses dijo que no era posible en el sistema capitalista mundial que la mujer no estuviera incorporada al trabajo. ¿Por qué lo dice? Porque necesita más consumistas, gente que compre y compre. Tenemos una gran cantidad de mano de obra en el mundo que no tiene para comprar. Por lo tanto a mí ¿dos mujeres? Yo necesito ver sus proyectos, y si Bachelet ha cambiado es porque la gente se lo pidió, particularmente los jóvenes. Se instalaron temas en la conciencia de la sociedad chilena que antes no estaban. Todo el mundo pagaba cualquier cantidad de plata en educación, si hasta el mismo Lagos implantó el CAE: 6% de interés y todos calladitos. Ahora se dan cuenta. -En el ámbito del mundo cultural ¿qué opinión tienes de la polémica que surgió con el video de la canción “Ay, ay, ay” de Los Tres donde ocurren tres femicidios? -Yo pienso que es muy peligroso esto de la censura. Eso es lo que a mí me da miedo. Cada uno se hace responsable de lo que dice, pero no pág · 6

somos niños chicos para que nos estén diciendo lo que tenemos que pensar. Por ejemplo, me carga el The Clinic, me carga, yo no lo leo. Los Tres no los iré a ver, no sé. Ellos hacen un trabajo artístico desde su perspectiva y yo no lo voy a censurar, no va a haber más muertes de mujeres por ese video. Yo le tengo miedo a la censura. -En México hay estados que han prohibido la música narcocorrido pensando que fomenta el narcotráfico. -Nada que ver, porque ahí, ¿quiénes están detrás? Los grandes empresarios, el gobierno. Es como cuando toman preso a los consumidores o micro productores de marihuana y hablan de traficantes de drogas y drogadictos porque se fuman tres o cuatro pitillos de marihuana. Lo encuentro ridículo. ¡Viva la marihuana y que se legalice! Lo mismo digo de la “pastilla del día después”. El Tribunal Constitucional: unos viejos que ya no saben ni caminar vienen a hablar de nosotras, es nuestro cuerpo y tenemos derecho al placer, no podemos estar encadenados a la procreación y, bueno, si de repente nos equivocamos, tuvimos una noche de pasión y se nos olvidó… tomaremos la “pastilla del día después”. No es lo aconsejable, ya, pero esos viejos decrépitos ¡qué saben! Lo hacen con criterio patriarcal porque a ellos lo que les interesa es la mano de obra barata. ¿Por qué Piñera regala cien lucas para tener más hijos? Mano de obra barata. ¿Crees que el hecho de que a la Isabel Allende se la critique tanto tiene que ver con que es mujer y exitosa? Para mí toda mujer que escribe es valiosa, porque escribir, crear, es difícil. Yo saludo a la mujer que escribe y no hago distinción porque estamos avanzando en nuestro derecho a expresarnos; es un derecho humano. En ese sentido le tengo miedo a las feministas. En el diplomado de género cuando les regalé mi primer libro, ¡mi obra para que la vieran!, las profesoras me lo hicieron bolsa. Lo único que reconocieron fue el trabajo que hago con el lenguaje. Invento palabras, hago mucho juego. Pero me criticaron mucho porque todavía era femenino; si bien es cierto que yo tenía esa inquietud, esa rebelión feminista, no lo supe exponer. ¿Por qué es malo ser femenina para las feministas? Se habla de estética femenina y estética feminista; la femenina es aquella en que la escritora sigue usando los mismos símbolos patriarcales, no hay una crítica, puede estar escrito magistralmente pero sigue dentro del sistema patriarcal. En cambio, la estética feminista intenta romper con esos cánones y empieza a mirar de otra forma. En el diplomado, las feministas, hicieron una lista de cuáles eran las autoras que ellas consideraban feministas y no estaba la Isabel Allende. Nosotras, las estudiantes, lo hicimos notar. Yo pienso que tenemos que sacarnos el sombrero por la Isabel Allende, o sea no podemos pretender que todo el mundo escriba como nosotras, es una propuesta y yo me sumo a esa propuesta, a lo mejor no de la mejor forma, pero no quiero caer en rechazar al resto. Además ella ha hecho un gran aporte a la lectura ¡Si nadie lee en este mundo!


Mermelada de mora sin clavos (poema carta) Querida hija mientras tú me escribes de ponceos y etiquetas besándote de mentira con el primer gandul cibernauta atravesado en tu pantalla azul de niña efervescente aquí tu padre manda botar a la basura toda la mermelada de mora crucificada de clavos de olor porque a él que es un macho de pelo en pecho no le gusta me cuentas de tus clases de Género sí las entiendo pero el día a día hija yo tu madre me acuesto sin resolver aquello elemental como decir no quiero y grito desde una puerta enrejada entre sábanas mortuorias dispuesta a evadir ese hedor insoportable del semen diario y tu padre descerraja su bazuca contra mi cara rellenando mi boca al estilo redtube espero que nada te pase yo acá revolviendo una y otra vez mermelada de mora sin clavos buscando una fórmula por favor trata de mandarme los apuntes de la profe cuando te enseñe a emanciparte besos tu madre Pd: no te olvides hija, a las legumbres no debes echarle sal mientras se cuecen.

Poema extraído del libro Maldito Paraíso de Rosa Alcayaga (La Trastienda, 2012).

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El padre Bravo dice lo que piensa. Desde el barrio fundacional de Valparaíso opina sobre la relación ciudad-puerto, el Mall Barón, los proyectos privados y públicos en el barrio y la educación patrimonial, entre otros temas. Todo, sin medias tintas. Escribe OSCAR ASPILLAGA / Ilustra CAROLINA ANGULO -¿Cachai a la Eli de Cajillas?- Me pregunta un hombre. Son las 10:30 de la mañana de un día domingo. Estoy a las puertas de la Iglesia La Matriz, barrio Puerto de Valparaíso. “No”, respondo. Mi interlocutor se llama Álvaro y dice que viene recién saliendo de la cárcel de Valparaíso, donde estuvo preso diez años por matar a alguien de una puñalada en una esquina que apunta con el dedo. Su aliento huele a alcohol. Entro a la iglesia. Álvaro me sigue, se sienta en el último asiento. Habla en voz baja y se toca la cabeza y la cara. Como me explicó antes, se está sacando las malas vibras de la cárcel. Salgo y me encuentro con el párroco de la iglesia La Matriz, Gonzalo Bravo. Le cuento que conocí a Álvaro.“Son puras mentiras. Un verdadero choro del puerto no anda contando sus historias”, me dice mientras se ríe. El padre conoce el sector –llegó hace cinco años, todos lo saludan, los indigentes lo respetan. Él trata de hacer algo por el lugar que lo acogió en el año 2009; creó junto con otras personas la Corporación La Matriz, para revitalizar el barrio y su gente: “la humanidad del Patrimonio”, como le gusta decir.

Ciudad Puerto -Valparaíso es una ciudad turística, no portuaria-, dice el padre sin mediar pregunta - Tiene un tremendo bordemar, tremendos atractivos, los cerros, su gente, su cultura, lugares que son hermosísimos. Pero el porteño no puede llegar al mar. El filete de la ciudad lo tienes con un puerto que no permite acercarte. Entonces cuando dicen “mall no y puerto sí”, yo digo “mall sí y puerto no”. No es que quiera que la ciudad se llene de malls, ahí debería haber sido el Estado el que interviniese con un edificio cultural, recreativo, un

parque bonito. El puerto debería hacerse hacia el sur de Valparaíso. Es una cosa de costo, pero fundamentalmente es una cosa de qué quiere la gente de Valparaíso que sea, no qué quieren las autoridades ni el mundo empresarial. El impacto que tiene el puerto en la ciudad es muy poco. La tributación no la pagan en Valparaíso, la decisiones no impactan en la ciudad, la gente del puerto vive con turnos bastante débiles, quienes son de planta son muy pocos. - Entonces estás a favor del mall porque dará acceso al borde costero... -Más que a favor del mall, estoy a favor de que se le entregue a la ciudadanía un espacio que administra el puerto y que no es de libre acceso para la gente. Lamentablemente es la empresa privada la que está haciendo el proyecto; yo prefiero que en un mall haya bibliotecas y espacios culturales, por ejemplo, espacios para practicar vela, pesca, buceo, talleres ecológicos, y que las universidades se pusiesen con lugares didácticos, casi como un museo abierto. Para mí eso es lo óptimo. Pero entre que esté cerrado por el puerto y esté abierto por un mall… venga. Sino va a estar cerrado igual. Imagínate que Valparaíso llegara al mar. En Tesalónica, Grecia, corrieron el puerto. Dijeron “con el puerto estamos quitando el filete”, y lo corrieron; decisión de Estado. Que haya un Terminal 2, que esté malo o que esté bueno, que haya un mall, la presión de la ciudad... ¡de qué estamos hablando! Háblame de 100 años más.

Barrio Puerto - Desde que llegaste acá a La Matriz, ¿ha cambiado en algo el barrio? -Sí, hay conciencia patrimonial. Algo concreto: ayer le pidieron a una persona que escondiera su perro porque venía el rally Dakar. Voluntariamente

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amarró al perro, lo que antes no hubiera ocurrido. Nos ganamos un concurso en CORFO donde estamos tratando de dar elementos económicos a la gente emprendedora y hay mucha gente que ha sido vendedor ambulante sin ninguna expectativa y hoy percibe que tiene que mejorar porque somos patrimonio. El cuento del patrimonio se ha convertido más en una ilusión que realidad. -Pero eso sería en cuanto a la gente, ¿pero en lo arquitectónico o la limpieza, por ejemplo? -En limpieza creo que no hemos avanzado mucho. Falta educación medioambiental, hay que invertir en un cambio de la cultura. Los niños son mucho más ambientalistas que los jóvenes y adultos, pero al final es un círculo vicioso, porque si en la escuela le están diciendo que recicle y la mamá tira un papel al suelo, pesa más lo de la mamá. Ayer, por el Dakar, estaban pasando las últimas tecnologías de autos y la basura estaba a la pasada. Patético. -¿Qué opinas de iniciativas de empresas como Ultramar que se instalará en el edificio Astoreca o el SERVIU en el Palacio Subercaseaux? -Son importantes para el barrio pero se produce gentrificación, en el sentido que son empresas que se instalan como un elemento externo. Para nosotros es importante que se generen redes de funcionamiento. Por ejemplo, que el personal de mantención sea de acá. No tenemos ingenieros atómicos para ofrecer, pero sí gente que puede agarrar un auto, barrer una oficina, servir un café dignamente. Ultramar va a tomar ese edificio precioso y lo va a dejar impecable, pero imagino que habrá alguna función social, no creo que sea eso y nada más. El hecho que esté ya ayuda al sector, igual que el SERVIU o el Centro de Neurociencia. Pero, por ejemplo, también tienes un problema con los famosos lofts. Acá atrás van a hacer 38 lofts. Eso no produce nada, es perder espacio. Gente que no se mete con nadie y sentimos que nos desplaza. Hay gente instalada acá que jamás


Gonzalo Bravo, párroco de La Matriz:

“LA CULTURA QUE BEBE DE VALPARAÍSO, NO SIEMBRA EN VALPARAÍSO” pág · 9


“El filete de la ciudad [el mar] lo tienes con un puerto que no permite acercarte. Entonces cuando dicen “mall no y puerto sí”, yo digo “mall sí y puerto no.”

ha dado una lenteja para nuestro comedor. En cambio la gente sencilla… Un extremo: un gallo que se pegó un buen lanzazo, llegó y pasó algunas cosas. La gente de nuestro sector es solidaria. ¿Tú crees que del mundo cultural han venido a ofrecer algo? -El Festival de las Artes hará actividades en el barrio, el Puerto de Ideas también ha hecho cosas acá... -¿Pero qué te deja? ¿Qué conexión hubo? Puerto de Ideas: excelente. ¿Sabes lo que hacen ellos antes? Hacen una comida para la gente del comedor. Entonces, que venga Puerto de Ideas, que vengan todas las ideas así, pero ¿de qué sirve que haya una universidad privada que no pone ni un sandwich para los pobres de al frente? En cambio, la Escuela de Tripulantes presta su sede sin problemas. Ahí está la diferencia entre un modelo de gestión colaborativo, solidario, y uno que es lucrativo, solitario. La cultura que bebe de Valparaíso, no siembra en Valparaíso. -¿Falta liderazgo en la ciudad? -Más que eso falta una carta Gantt, por eso es importante el Plan Regulador, pero que se implemente. Yo no tengo nada contra ningún alcalde de Valparaíso, pero con esa deuda histórica que tenemos el Estado debería intervenir: borrón y cuenta nueva. Valparaíso no puede ser salvado por Valparaíso.

-¿Cuánto de responsabilidad tienen los que viven en la ciudad? -Mucho. Pero ¿quiénes son los porteños? ¿Los que vivimos en Valparaíso? Si es así, somos víctimas y verdugos. Verdugos porque hacemos, pero víctimas porque no se nos ha enseñado a hacer otra cosa. Yo creo que a nuestros niños nunca se les ha enseñado a no tirar basura. Hay una directa relación entre egoísmo y lugares inseguros. Mientras la familia se ve más amenazada, más egoísta y aislada se pone. De mi casa para afuera un chiquero, pero adentro limpio. Porque el Estado tampoco ayuda. -Entonces el porteño o los que vivimos en Valparaíso no respetamos la ciudad porque los autoridades, o quienes sean, tampoco han mostrado respeto... -Sí, yo creo que va por ahí. Hay que hacer una opción por la gente de Valparaíso y por su educación. Todos somos pecadores y mezquinos, pero creo que a veces el mundo político se asegura tanto su alianza que si el otro tiene una buena idea: “no estoy tan seguro que siendo de la coalición adversaria me vaya a sumar a esa idea”. Valparaíso tiene todo para ser una ciudad preciosa desde el punto de vista turístico. Nos fregaron con el mar, condenados a mirar las rejas y los containers. No importa, también hay cosas lindas en los cerros, ocupémoslas; que se vean limpias, bonitas.

Mucha fe -¿Cómo está la iglesia La Matriz actualmente? ¿Cuáles son sus necesidades? -No somos santos, somos pecadores, pero tenemos mucha fe y eso nos ayuda muchísimo. Que la iglesia esté acá genera esperanza en la gente de alrededor. Nuestras necesidades son varias, primero que se nos aprueben proyectos; presentamos proyectos constantemente a distintas instancias y no siempre se nos aprueban. Me da lata decirlo pero a veces se aprueban proyectos que no tienen ningún impacto. Yo sé cómo funciona, lamentablemente, y espero que cambie lo de los CORES, que se distribuían las asignaciones. No hay un criterio con rúbricas objetivas. También necesitaríamos que las empresas entiendan que hay una inversión social a largo plazo que hacer. Otra cosa es que el Estado decidiese hacer del barrio Puerto un barrio cívico; ayudaría muchísimo. -¿La Corporación La Matriz nace de alguna manera para acelerar todos estos procesos? -Exactamente, para animar las inversiones, para suscitar. Valparaíso puede cambiar todo lo que quiera porque es libre, pero también es débil como una paloma. Y en esa debilidad, decisiones políticas puntuales, contingentes, parciales y egoístas, pueden ahogar y eclipsar cualquier luz del futuro. Ese es el problema. Hay que tratarlo, animarlo, es como una guaguita que va naciendo.

Más entrevistas en

www.lajugueramagazine.cl/entrevista express pág · 10


ESPECIAL

Fotografia: LUIS PINANGO p谩g 路 11


La reciente edición del Festival de las Artes de Valparaíso - FAV 2014 incluyó 21 intervenciones en el espacio público: 18 instalaciones objetuales y 3 intervenciones en el mobiliario urbano, paraderos de micro y quioscos (estas últimas sumaron 25 puntos de la ciudad). Es decir, casi un 50% de las actividades totales realizadas por el FAV se repartieron en distintos emplazamientos, generando la salida y propagación del trabajo de los artistas en distintos lugares de Valparaíso.

ESPECIAL

Pero ¿qué entendemos por “intervención”? Lo primero que hay que aclarar es que no todas son iguales. Uno podría considerar que un concierto es, hasta cierto punto, una intervención en la medida que pone a disposición de la gente una actividad artística, y se entromete en el espacio público. Sin embargo, uno de los puntos más importantes de una “intervención” es ofrecer una serie de obras que se generan para un lugar específico buscando la participación de la gente que habita o visita la ciudad. Ese es el eje principal del Festival: tomar el trabajo del artista como un puente para levantar relaciones entre el espacio y los usuarios de la ciudad. Por eso, lo más importante es que cualquier instalación, performance o escultura, responda claramente a las exigencias específicas del lugar. El FAV está pensado desde y para Valparaíso. No creemos en un Festival pasivo o contemplativo. En esta, la cuarta edición del FAV, varias intervenciones se desplegaron por la ciudad a partir de distintas disciplinas artísticas. Tuvimos a mimo Tuga en bici; a TárabusT Ensamble tocando en el atrio de la iglesia La Matriz; la banda espontánea y multitudinaria de guitarras que realizaron Cantar allí sencillamente en plaza Aníbal Pinto, así como tres intervenciones de danza realizadas por Escenalborde con su distinguido estilo de expresión y ocupación. También hay que mencionar las vitrinas intervenidas por teatro La Peste y a la Brigada Roja que realiza acciones que aparecen por un rato para luego desaparecer. La idea es encantar, provocar e interactuar en las distintas dimensiones del espacio público, desde lo monumental hasta los detalles que dan cuenta de lo que nos falta (la intervención del Parque Italia realizada por el artista Renato Órdenes intentó reponer las estatuas desaparecidas o las sillas de playa de Guisela Munita dispuestas para

una espera indefinida en un sitio eriazo frente al Palacio Subercaseaux). O a veces se busca despertar energías potenciales como en el trabajo Juncos del colectivo Lanzallamas o Phototropes del artista sonoro Fernando Godoy. Otro ejemplo de intervención fue Mil Versos Chilenos que consistió en “irradiar” con versos a los habitantes de la ciudad. Aquí fueron los propios porteños los que leyeron los versos ante un micrófono que registró sus voces durante un período de casi dos meses de trabajo. La idea que hay detrás es que la ciudad se convierta en una plataforma de amplificación de la voz de los propios ciudadanas/os. Después nos contaron que los parlantes que transmitieron los versos en distintos lugares, causaron sorpresa y hasta risa. Incluso, algunos transeúntes continuaron su camino repitiendo algún verso captado al paso. En el caso de los Refugios de Contenidos Públicos -un dispositivo de mapas y juegos repartidos a lo largo de la avenida Pedro Montt- se ofrece la posibilidad de levantar contenidos en los lugares donde se ubican. Al habitante de la ciudad le corresponde expresar sus ideas u opiniones. Eso es, al mismo tiempo, un diagnóstico individual de lo que pasa en la ciudad, de las cosas que nos preocupan, nos alegran, nos intranquilizan. Porque la ciudad es siempre una forma de interacción y relaciones interpersonales el Festival quiere ser un espacio donde todas éstas salgan a la luz y se conviertan en una propuesta efectiva. Lo mismo ocurre en el caso de los Refugios de Expresión, donde cada uno podía responder a una pregunta en los pizarrones repartidos también por Pedro Montt. Fue muy satisfactorio ver que la gente reponía la tiza cuando alguien la hacía desaparecer. Este encuentro y despertar de opiniones es la base de una recepción no pasiva de las propuestas artísticas. El Festival toma cada intervención como un dispositivo, una propuesta que los propios ciudadanos deben poner en funcionamiento. Nos gustaría pensar que más de alguno guardará un recuerdo, activará un pensamiento, verá su entorno de otro modo. Las cifras nos hablan de la participación de cerca de 60.000 personas en la edición de este año. Partimos mostrando imágenes en la inauguración donde la ciudad aparece retratada en el cine.

Quizás nadie lo dijo mejor que Chris Marker, el guionista del documental A Valparaíso: 42 cerros y un puerto. Es decir, una ciudad de alta fragmentación. Si el FAV busca algo, es reducir por unos días esa distancia. Si vemos lo que sucedió con el colectivo penquista República Portátil en la plaza Sotomayor tenemos un indicio claro de lo que significa ese enorme espacio en el centro de nuestra ciudad. Al levantar ese pabellón habitable se pone en evidencia las falencias que tiene la plaza como lugar de encuentro. Y a continuación podemos preguntarnos ¿Qué pasa ahí? ¿No es un sitio inhóspito en el corazón de la ciudad, un potrero de cemento que se ocupa de estacionamiento? ¿Podemos hacer algo mejor, más amable, más cívico ahí? Ese es el tipo de preguntas que nos gustaría sembrar en la medida que permiten descubrir otra forma de habitar la ciudad. Y si hablamos de sembrar también fue muy destacada la intervención Adopta un Árbol. En total, 18.000 árboles fueron repartidos y toda una comunidad involucrada en la voluntad de hacer crecer un futuro más verde. Este tipo de actividad nos permite, al mismo tiempo, darle una continuidad al Festival. Porque el FAV no sólo es diversión durante cuatro días: también es una caja de resonancia que envía señales hacia el futuro y recoge contenidos del pasado. Finalmente, la idea es interrumpir lo cotidiano, crear extrañeza ante lo habitual para ver qué pasa, para despertar preguntas nuevas. Eso es, por supuesto, un anhelo que siempre está presente en el trabajo con el arte. No existe la ciudad perfecta. Pero la práctica artística puede contribuir a levantar un proceso de diagnóstico y proposición que logre detectar, activar y, por qué no, potenciar una voz colectiva. Es nuestra apuesta. Queremos agradecer profundamente a todos los que participaron, a los voluntarios, artistas, productores y técnicos. El próximo año pretendemos trabajar bajo un tema que parece urgente: el agua. Si lo pensamos, se trata de un recurso fundacional para nuestra ciudad, aunque hoy no está a nuestro alcance. El agua que nos permite vivir, apagar los incendios, el agua que baja por las quebradas y que pese a ser el espejo de la ciudad, sigue siendo inaccesible.

INTERVENIR LA CIUDAD

Escribe: ISABEL IBANEZ, Encargada del Festival de las Artes Valparaiso, FAV Fotografia de obra Juncos de COLECTIVO LANZALLAMAS

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La reciente edición del Festival de las Artes de Valparaíso - FAV 2014 incluyó 21 intervenciones en el espacio público: 18 instalaciones objetuales y 3 intervenciones en el mobiliario urbano, paraderos de micro y quioscos (estas últimas sumaron 25 puntos de la ciudad). Es decir, casi un 50% de las actividades totales realizadas por el FAV se repartieron en distintos emplazamientos, generando la salida y propagación del trabajo de los artistas en distintos lugares de Valparaíso.

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ENRIQUE RIVERA

y la transformación del espectáculo El Festival de las Artes de Valparaíso es dirigido por Isabel Ibáñez, y –con apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) y de la municipalidad– convoca a una serie de espacios e instituciones, con variedad de actividades que en pleno verano y durante tres días, ocupan cerros y calles en busca de la participación de la comunidad.

ESPECIAL

En su cuarta versión, las actividades abrieron la noche del 29 de enero con un espectáculo lúdico y monumental. El FAV incluyó en 2014 acciones de cultura verde y la inauguración –ideada por el artista, gestor y curador Enrique Rivera– se desarrolló bajo el concepto de “la transformación de la materia”. La Plaza Sotomayor fue intervenida por una enorme estructura que era en parte una propuesta arquitectónica, en parte escenario y también pantalla monumental, obra del colectivo de Concepción, República Portátil. En una enorme pared de módulos cubiculares se sucedían vertiginosas imágenes. Más de mil asistentes y se abría de pronto un piso donde aparecieron Carlos Cabezas y músicos interpretando la producción Bolero de la Transformación. La voz arrastrada del vocalista de Electrodomésticos y sobre el edificio aparecían fragmentos de películas dedicadas al puerto desde principios del siglo XX hasta ahora, un homenaje fílmico basado en A Valparaíso de Jori Ivens, adaptación donde participó el cineasta Rodrigo Sepúlveda. Luego, una representación performática: decenas de pelícanos-actores graznaban mezclándose entre el público, vestidos con llamativos diseños de ropa reciclada, para terminar con animaciones sobre la pantalla, producción audiovisual-lumínica que incluyó música, proyecciones en el entorno de la plaza, y enormes burbujas cayendo sobre los más de mil asistentes. Esta segunda parte del show fue realizada en conjunto entre varias productoras, plataformas creativas y artistas, incluyendo Escenalborde, Invasión Callejera, Andesground, 12-na, Enciclopedia Color + Null Object y MABE. “Tenía un relato que construimos desde la co-creación. Por un lado, nos inspiramos en el desastre de Fukushima y en el tifón que azotó Japón en 2013, y por otro en la posibilidad de transformar la basura en materia prima para la creación tanto de arte como de objetos que puedan servir para el trueque o para venderlos. La tercera influencia la entregaba el colectivo poético de los imaginistas, mencionados por Raúl Ruiz en su última película, La noche de enfrente. Basada en el libro de Hernán del Solar, los rescata para conectarse con una generación de poetas renovadores de la escena criollista local de principios del siglo XX, que se valían de extraños escenarios para componer con creatividad realidades análogas aumentadas. Entonces decidimos crear (o imaginar), una especie de tribu urbana imposible, una mezcla de humanos y pelícanos que salen de las alcantarillas

de la ciudad, desde la basura que todos hemos creado, para darnos al oído un poco de poesía absurda, una pequeña suspensión voluntaria de la lógica, en una sociedad gris y acumuladora de riquezas”, describe Rivera. ¿Primera vez que estás a cargo de un evento de estas características, tan multitudinario y con visos de espectáculo? ¡No! Crecí en un contexto donde música y arte se expresaban en espacios alternativos a los institucionales. Mi familia tenía la concesión de una playa en Tongoy, donde existían una discoteque, un restaurant y al lado un escenario donde tocaron muchas bandas, entre ellas Los Prisioneros y Electrodomésticos. Entonces no es que ahora me esté pasando al lado oscuro de la sociedad del espectáculo, sino que he tenido la suerte de conocer un aspecto no tan comercial de este mundo, donde existe una versatilidad más libre e intensa, más real que la construida maqueteadamente en la televisión. Es importante reconocer matices entre el arte puro, de meditación silenciosa, y los encuentros masivos basados en la experiencia espontánea. Por ejemplo, antes de estudiar cine y organizar exposiciones en galerías y museos, desde mediados de los ’90 organicé y trabajé en fiestas y conciertos, todas con amigos y personas vinculadas al arte y la música. A principios del 2000, abrimos (con el mismo equipo que luego dirige la BAV) la Galería Persona y, paralelo a las exposiciones de arte, organizábamos almuerzos y fiestas para pagar las cuentas. Es parte de la experiencia de creación fuera de contextos académicos, donde te puedes concentrar exclusivamente en el objeto de investigación para nutrir el imperativo categórico. Son muchos años de trabajo vinculado a este contexto donde he podido acumular experiencia para enfrentar un proyecto tan importante como la inauguración del FAV. ¿Qué nuevos desafíos te planteó? Valparaíso representa un lugar donde ocurren sincronicidades, cosas inexplicables que sólo pueden ser interpretadas desde la poesía, la danza o el cine, y el análisis categórico se queda más bien corto. Desafío fue la responsabilidad de un encuentro de estas características, no sólo porque implica contar con recursos del CNCA, que son de todos los chilenos mediante impuestos, sino también integrar artistas y realizadores de diversos ámbitos, principalmente de Valparaíso. Esto sin caer en una especie de centralismo regionalista, ya que sería trasladar las malas prácticas de Santiago a otra ciudad. El FAV llega a miles de personas, se desarrolla casi íntegramente en la calle, entregando por un lado una experiencia que te saca de tu cotidianidad y te entrega contenidos que ojalá puedas integrar o potenciar en tu vida diaria, y por otro un espacio para la integración mediante la cultura. pág · 14

El FAV te propuso trabajar a partir de los conceptos de “patrimonio intangible” y “concientización del entorno”, lo que aterrizaste en la idea de “la transformación de la materia”, ¿cómo se relaciona esto con la ciudad y el porteño, con su historia y las tensiones que han emergido tras la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO? Recientemente hubo un paro de los basureros en Valparaíso, y la ciudad estaba atiborrada de basura. Todos hablaban de la basura en la calle, sin excepción. Los medios actuaron desde su espacio para instalar el “problema” de la basura, para luego olvidarlo y dar paso a otro gran problema que capturara el morbo de las audiencias. Nosotros ya veníamos trabajando desde la idea de cómo convertir la basura en un elemento no negativo, que tuviera la capacidad de convertirse en otras cosas. En cómo transformar esta materialidad presente en diversos planos, perceptuales, materiales, culturales. La transformación de la materia es un gesto que apela al habitus de la ciudad. ¿Es la basura un patrimonio? Acá es donde es interesante recordar una frase del microdocumental El origen del siglo 21 de Jean Luc Godard: “La Mente extrae de la Materia las Percepciones que la Alimentan”. Cultura y basura están íntimamente ligadas, entonces buscamos un icono simbólico y encontramos al noble y milenario pelícano, con su capacidad alquímica de transformar el agua salada a dulce en su garganta. Queríamos transmitir que todos somos responsables no sólo de contaminar nuestro entorno, sino también de darnos cuenta y de hacer algo, aunque sea mínimo, como por ejemplo transformar una camisa vieja en una máscara para jugar con tus hijos. Es un mensaje que no puede ser transmitido sólo en el contexto de un festival. Plantearlo no es una moda, sino una forma de sobrevivencia futura. Detrás del porteño y su ciudad, lógicamente existen estos problemas; no es sólo lo pintoresco de la postal lo que debe ser expresado, sino el cómo trascender y solucionar un tema que parece sin solución. ¿Cómo sentiste la participación del público? Acá es donde realmente nos propusimos un cambio estructural con respecto a otros encuentros similares. Trabajar con 12-na fue un acierto muy potente, ya que trajimos toda su experiencia de trabajo con la gente, y le dimos una continuidad a la propuesta que atravesó no sólo la inauguración, sino que continuó mediante talleres que ellos realizaron a partir del reciclaje de ropa y la construcción de máscaras. En la inauguración dispusimos de contenedores con líquido para hacer burbujas gigantes, y este simple gesto activó la participación de las personas desde una postura simple y lúdica. Estábamos transformando líquido denso en burbujas que flotaban por el aire lenta y pausadamente, un acto de inocencia puro. Reemplazamos los fuegos artificiales por burbujas, y ahí ocurrió un acto de transformación perceptual dislocadora que recuerdo con mucho cariño.


Reconocido dentro del equipo que dirige la Bienal de Artes Mediales (BAV), Enrique Rivera es un artista, gestor, curador e integrante activo en asociaciones gremiales del rubro, vinculado más bien a circuitos “alternativos”, donde claves son conceptos como experimentación, tecnología, autonomía y asociatividad. Por esto resultó un tanto extraño en un principio que figurara como director creativo de la inauguración del Festival de las Artes de Valparaíso (FAV), un evento eminentemente masivo, que roza el espectáculo. Escribe CAROLINA LARA / Fotografíia WWW.REPUBLICAPORTATIL.CL pág · 15


ESPECIAL

VITRINAS, EPISODIOS DE CUERPOS EN EL CAOS Y CONCIERTO IN SITU (MÁS CONCIERTOS, MENOS DESCONCIERTO) Escribe HILDA PABST / Fotografia NELSON CAMPOS, LUIS PINANGO

Valparaíso tiene un historial interesante y muy nutrido de aquello que se ha llamado intervención urbana, intervención en el espacio público, street art, intervenciones teatrales, musicales, de danza, y otras formas de mencionarlo. Desde el asalto callejero del Teatro del Silencio a fines de los 80 hasta iniciativas establecidas en los últimos 10 años como Danzalborde, Invasión Callejera, Tsonami u otras como el graffiti y el muralismo, la verdad es que el sector artístico ha sido mucho más ágil y eficiente que el gobierno local y que toda clase de tecnócratas del urbanismo y las ciencias sociales en identificar y actuar frente a la crisis del espacio público (los consabidos teóricos franceses ya han hablado bastante de la muerte del espacio público, de los “no lugares”, del nuevo espacio público). Entre tanto, los que habitan la ciudad, literalmente han ido perdiendo la conciencia de su entorno, embobados con una inusitada capacidad de consumo a 89 cuotas y con interminables redes de “relaciones” virtuales que se concretan exclusivamente en una pantalla plana de ultra definición. Entonces, el espacio público es sólo un lugar de circulación, de compra-venta, o incluso de riesgo gracias a la permanente sensación de “inseguridad ciudadana” que a diario nos inyectan en 24 cuadros por segundo. Y en Valparaíso, además, saturado de desechos, excrementos y perros vagos.

Pese a todo, nuestro espacio urbano es un organismo vivo, respira, se ahoga, lucha por sobrevivir, pide a gritos que lo cuiden. Majestuoso y decadente, Valparaíso volvió a recibir en sus infinitos escenarios, la versión 2014 del Festival de las Artes de Valparaíso – FAV, un festival boutique que invita a recorrer la ciudad y a re-leerla desde códigos estéticos, aunque sin entregar una nomenclatura adecuada para que los públicos y visitantes puedan entender y ser parte de dichos códigos. Afortunadamente, algunas intervenciones generan un universo rápidamente comprensible y se instalan desde la infalible y anciana estrategia de “llamar la atención”, proponiendo intercambios osados y poniendo a prueba la capacidad espectadora de los concurrentes. Así, al menos aconteció con la intervención en vitrinas realizada por el colectivo teatral La Peste. Este formato particular resulta muy sugestivo, pues se trata de un espacio intermedio, en el borde de lo público-privado, una especie de contenedor para desatar un cúmulo de sensaciones. Se trata de las antiguas vitrinas que han quedado como congeladas en una fotografía de hace más de veinte años, desprovistas de glamour y de la seducción consumista del comercio hipercargado de estrategias publicitarias. Sin embargo, resisten con heroica honestidad y nos hablan de un Valparaíso más calmo y amable, donde los negocios cerraban entre las 13:30 y las 16:00, pág · 16

totalmente despreocupados del delirio 24-7 del comercio actual por vender, sin tregua para el que vende ni para el que compra. Pero eso es parte de otra película de miedo. Las intervenciones en las vitrinas de la casa Magaña Deportes, suelería El Cóndor y electrónica Colque son un ejercicio estético que le viene bien al patrimonio y a sus habitantes. Ver los rostros de los vendedores del retail cercano iluminados por la rotunda sorpresa hasta el punto de la incredulidad, al presenciar la intervención “Violentos” dirigida por Danilo Llanos en Magaña Deportes, en pleno centro, al lado de su lugar habitual de trabajo, es un momento que merece la pena multiplicarse. Los golpes y luego el largo beso de dos boxeadores en la vitrina que simula un ring de box, seguramente se convirtió en tema de conversación para muchos de los que circularon por allí, más de algún homosexual se habrá identificado con trémula mirada, otros se habrán simplemente reído o quizás fastidiado. Los dueños del negocio sacaban fotos embelesados. Uno que otro notó el estado alicaído de la vitrina. Y el lugar cobro un nuevo sentido, una nueva vida. Las miradas lo iluminaron con expectación. Todo esto ya es suficiente, ya es un más frente al menos de un espacio público con síntomas graves de abandono y maltrato (¿Cuál es tu + -? era la pregunta estratégicamente instalada por el FAV en esta versión). Independiente de la calidad artística de la propuesta de La Peste, el sólo ejercicio ya tiene la virtud de oxigenar el despiadado flujo urbano.


Efecto TárabusT

Al otro extremo del patrimonio, allá en la explanada de La Matriz, primera iglesia de Valparaíso, ocurre algo distinto con la poética invitación de TárabusT Ensamble, un proyecto de música experimental e improvisada que reunió a un puñado de notables instrumentistas (vientos, cuerdas, percusiones y objetos inusitados en una orquesta de cámara). Aquí se propuso una escucha activa del universo sonoro que esta singular orquesta construyó en base a una “improvisación estructurada”, a partir del texto La ciudad, del connotado poeta chileno Gonzalo Millán. Se insinúa, a petición del director de TárabusT, que los oyentes pueden deambular o permanecer en el espacio de la orquesta “experimentando” el concierto. No hay más información que esa. No hay mediación entre la obra y los asistentes. El programa del FAV es aún más escueto.

Sólo unos pocos ingresan al espacio sonoro, la mayoría de ellos niños. Se suceden oleadas musicales, contrapuntos de intensidad variable, potentes llamados, quiebres y jugarretas de sonido que alivianan la percepción y generan instantes extraordinarios (un montón de bolitas se dejan caer al suelo y ruedan por la explanada como una explosión cósmica). A ratos la experiencia se torna densa, a ratos casi ínfima… se oyen fragmentos de poema en un tono de letanía que no coincide con la atrevida sonoridad del colectivo, se oye el murmullo de la treintena de músicos leyendo algún verso irreconocible. El juego se mezcla con la experimentación desafiando la capacidad del público no iniciado de permanecer atento. Varios desertan, los de siempre se quedan. El concierto concluye y surgen conversaciones sobre la necesidad de nutrir a las audiencias para que puedan penetrar en lenguajes

menos habituales y que no queden a la deriva intentando captar algún código, para finalmente huir un tanto frustrados. Igualmente provechoso es este resultado, pues en definitiva devela la necesidad de una política cultural fundamental: educar a los públicos para el disfrute y goce de las artes. Y el espacio urbano es quizá el primer escenario para muchos posibles espectadores.

No está demás agregar que el arte humaniza los espacios públicos, les da nuevos sentidos o fortalece los que ya existen y motiva la participación ciudadana, revitalizando el encuentro y enriqueciendo las prácticas sociales. Es un impacto que no se mide en cifras mudas, pues incide en las maneras de reunirnos y de mirarnos en un presente fugaz, pero tan intenso como para quedar resonando en nuestros sentidos y en la memoria colectiva de nuestra ciudad. Valparaíso, merece más intervención y menos invasión.

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ESPECIAL

ENTRE ARENA, MÚSICA, COLORES Y PLANTAS

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Escribe TADEO VILLANUEVA

Esta cuarta edición del Festival de las Artes de Valparaíso incluyó en su programación actividades diversas para niños/as. Nuestro reportero estrella Tadeo Villanueva (11 años) asistió al concierto de la banda Tikitiklip y degustó algunas de las experiencias artísticas desplegadas en el CENTEX. Siempre acompañado de su fiel asistente Santiago Villanueva (9 años). Sobre esas vivencias escribió. ¿Qué tal ir a la playa y escuchar música? Bakán. Así fue mi 1º de febrero en el concierto de Tikitiklip, una de las actividades del FAV 2014. Ese sábado la San Mateo, playa porteña, se llenó de niños y jóvenes y señoras y perros. Todos juntos se sentaron en la arena a disfrutar de la música y videoclips del proyecto creado por Ojitos Producciones de Alejandra Egaña y Paz Puga. Yo también me senté en la arena, el calor sofocó mi mente. A los adultos les causaba placer escuchar la música, sentir su niño interior, para los niños bastaba simplemente ser. Fue un gran concierto. Empezaron tocando “El soldado Trifaldón”. Los músicos daban vida a los personajes con cada nota. A mí me hacían recordar anécdotas de mi pasado… cantando y saltando en la cama mientras escuchaba Queen y Tikitiklip. Yo conocí la música de Tikitikilp en México y la última vez que lo escuché me supo a chocolate, pues estaba con amigos tomando leche chocolatada y reíamos contando y recordando cosas de nuestro pasado. Al ritmo de “El Tonto Perico”, “El Jugador de la pelota”, “Quita y pon”, entre otras, la gente disfrutó

del concierto en un ánimo muy playero y relajado. Mucho sol eso sí. Harto sol. Pero la música y brisa marina relajaban la mente y los pensamientos.

de ellos ni siquiera los conocía de nombre. El Cerro Lecheros, el Cerro Delicias, un montón de colores por descubrir.

“COMO UN ESPEJO DEL PASADO EN EL PRESENTE”

Sobre el mapa, alfileres. En el mapa de la derecha había dibujos con historias de los barrios y en el mapa izquierdo, dibujos de casas. Y en la pared de enfrente, forrada por papel, dibujos, miles de dibujos.

El domingo seguí de Festival. Me fui al CENTEX en la Plaza Sotomayor. Vi algo genial. Una exposición sobre el surrealismo. Uno podía exponer su obra surrealista que creaba a partir de superficies, como una espátula, una caracola, monedas, vasos o lo que fuera. Al frotar esas texturas con crayolas y creabas una nueva pieza.

Después me fui a hacer mi máscara. Podías hacerla con todo tipo de materiales reciclados. Elegí como material dos camisas hawaianas y las pegué sobre tetra-pack, corté el molde de mi máscara (de gato), le agregué detalles, listones, un bigote y listo. En mi subconsciente se creó una consciencia de reciclar.

Había una pantalla en la que podías dibujar con un pincel digital, era un poco difícil. Si intentabas pintar un ojo, no conseguías más que líneas de pintura desparramadas por toda la pantalla.

Más tarde entrevisté personas para la Radio Educa, una radio hecha sólo por niños. Ahí podías ser locutor de radio y fue genial. Me encantó. Me sentí madurado y feliz conmigo mismo.

Había también un diario mural donde podías pegar una nota de cómo te gustaría que fuera la ciudad. Yo escribí: “Me gustaría que mi ciudad fuera construida en base a la memoria humana, que nos recordara que fuimos niños, como un espejo del pasado en el presente”(...)

Por último, fui al taller de Geociclos donde pregunté si podía participar, me dijeron que se había acabado. ¡Estuve toda la tarde ahí y me lo había perdido! La diversión acabó con mi noción del tiempo. Igual me dieron una lechuga que yo creo que va a saber bien.

En el nivel inferior había muchos talleres. Primero entré a Tu Ciudad a tu Pinta. Un mapa enorme mostraba los nombres de todos los cerros de Valparaíso. Muchas historias, muchos cerros. Varios

Cuando me fui de ahí, me di cuenta que el FAV había hecho realidad mi ciudad por tres días. Me recordó quién era, un niño en una ciudad llena de colores, arena, música, plantas y gente. “Como un espejo del pasado en el presente”.

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Anillo de ocio

Reptilia y Pla

ESPECIAL

La conciencia medioambiental fue pilar central de este Festival. Una invitación abierta a pensar la ciudad como lugar de disfrute y ocio, pero también como zona saturada de inutilidad y nailon. Una ciudad para enhebrarla en lana o para tomar asiento desde su ground zero en una contemplativa silla de playa. El llamado a involucrarse con el lugar donde se vive estuvo presente en múltiples actividades durante los cuatro días del FAV: tanto en el futuro bosque de árboles esperando la adopción en el tejido duro de la Plaza Sotomayor, a la bicicleta que recorrió los cerros haciendo jugo de frutillas con su energía limpia o el sombreadero de envases tetra.

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Capacidad: 80 sillas de playa para contempla


aza de arena

ar la espera

Adopta un árbol

Tejiendo comunidad pág · 21


ESPECIAL II LABORATORIO DE CRÍTICA CULTURAL. SELECCIÓN CRÍTICA LITERARIA

Una nueva versión del Laboratorio de Crítica Cultural se realizó entre el 6 y el 10 de enero pasado en Balmaceda Arte Joven Valparaíso. En el contexto del FAV 2014, más de 100 participantes provenientes de toda la región, tuvieron la posibilidad de conocer y acercarse al mundo de la crítica cultural, aprendiendo a escribir textos en torno a la apreciación artística. Los módulos estuvieron a cargo de cuatro destacados periodistas especializados: María José Viera-Gallo (crítica literaria), Carolina Lara (crítica artes visuales), Marisol García (crítica musical) y Javier Ibacache (crítica artes escénicas). Aquí las mejores columnas críticas de los alumnos.

Como si de pronto, el stock se hubiera agotado. Este primer libro de cuentos del autor de Bonsai y Formas de volver a casa, nos introduce en la cotidianeidad de hombres desplazados por el éxito, la felicidad y sus convencionalismos, cuyas historias se revelan mientras beben de vasos medios vacíos, junto a sonrisas frías y caprichosas. Hombres que no fueron apaleados ni por la pobreza, ni engatusados por el lujo, que viven en departamentos y no valoran sus trabajos, hombres que no deben rescatar a nadie más que a sí mismos o viajar a un lugar más recóndito que un supermercado. Porque son todos hombres

amantes esporádicos y fumadores en retirada. Todos tienen el mismo color en la voz; entre abandono al azar, contención emocional, y el arrastre casi forzoso de una melancolía familiar en cada consonante. Todos se oponen radicalmente a la idea del héroe, aquella figura eminentemente masculina destinada a una vida de grandes proezas, guiando los giros de la historia con la fuerza de su voluntad. En Mis documentos, en cambio, la mitología solo considera nimiedades, construyendo sus epopeyas desde anécdotas cotidianas y patéticas, que luego de desenvolverse, vuelven a enrollarse, sin resolverse, sin romperse, sin estirarse del todo, pero que aún dejan una marca como un elástico que en su trayectoria nos golpea en la muñeca. (“Pienso que la historia no puede terminar así”, nos

del mundo, viaja a Bélgica para ver a la mujer con la que mantiene un romance, sólo para ser rechazado. Podría ser él quien en Larga Distancia recomienda libros a un acaudalado hombre que parece sólo desear compañía, y estamos casi, pero casi seguros que es él quien cuenta los días sin tabaco en Yo fumaba tan bien, el relato más melancólico del conjunto. Es ahí donde, afortunadamente, el libro emerge por sobre la gran cantidad de personajes abatidos, tediosos y ensimismados que el cine y la literatura chilena, en su versión más actual, han estado explotando hasta el desaliento y el hastío. Mis documentos, irrevocablemente, pertenece a este nuevo canon, pero se ve enriquecido por

Boys don’t cry “El libro contiene once relatos, cuyo sistema nervioso es, en definitiva, este desfile de hombres cojos: escritores, profesores y periodistas, hombres solteros, padres temerosos, amantes esporádicos y fumadores en retirada.” Escribe FRANCO CÁARCAMO* y están todos perdidos, apáticos, aburridos y convalecientes, como si estuvieran cortados, irregularmente, por la misma tijera y el deseo se les hubiera congelado en su ceño fruncido. Un autor inseguro que reflexiona sobre su niñez y el acercamiento a la escritura desde la fascinación de vivir entre una máquina de escribir y un computador (Mis documentos), la llegada de un ahijado perdido que se convierte en el preciado hermano mayor de un protagonista adolescente (Camilo), un joven loser que decide cuidar la casa de su primo para terminar inventado una vida que no tarda en destruir (Vida de familia), las desventuras de un séptimo básico que pide la bendición de un generoso estudiante repitente para pasar de curso (Instituto Nacional). El libro contiene once relatos, cuyo sistema nervioso es, en definitiva, este desfile de hombres cojos: escritores, profesores y periodistas, hombres solteros, padres temerosos,

advierte en Camilo, en un juego de metaficción ya característica de Zambra). Cada relato corre a distintas velocidades y es manejado por distintos narradores, convirtiendo este conjunto en un híbrido que nos sugiere, como su nombre indica, esa carpeta de Windows XP llena de documentos demasiado relevantes como para eliminarlos y demasiado irrelevantes para tener su carpeta propia. Sin embargo, hay un factor común que es determinante. El acercamiento que tienen estos personajes a la literatura, las insistentes pero inseguras voces en primera persona y por sobre todo, las divagaciones -a veces cotidianas, a veces trascendentales- nos sumergen en algo que pareciera ser la extensión del autor, un yo que fluye en una marea que hace que la realidad y la ficción, floten al mismo tiempo. Podría ser Zambra quien, en El hombre más chileno pág · 22

su lenguaje simple y exquisito, que a momentos, pareciera que simplemente está dejándonos escuchar una conversación consigo mismo. Es probable que por la misma razón, estos relatos conciban a las mujeres no como sujetos o universos en sí mismos, sino más bien como oportunidades de libertad o condena, metáforas de amores incompletos y finalmente, como el último espacio en donde estos hombres tienen la oportunidad de desplegar su masculinidad más primitiva, pero igualmente frágil. De aquél choque con el mundo, el propio Zambra emerge herido pero más fortalecido que nunca, al menos creativamente. Y Mis documentos parece ser la prueba de su victoria, su new year resolution puesta en papel, o lo que le pasa a estos hombres cuando no saben, no pueden o no quieren llorar. *Licenciado en Arte PUCV.

Imagen extraída de http://www.anagrama-ed.es

ESPECIAL

Mis documentos de Alejandro Zambra cristaliza con honestidad ese momento en que los escritores se dan cuenta que la vida no está hecha de grandes historias ni menos aún de grandes personajes.


ESPECIAL II LABORATORIO DE CRÍTICA CULTURAL. SELECCIÓN CRÍTICA MUSICAL

El desafío de la Nueva Cumbia Rock porteña Bandas jóvenes tienen la oportunidad de crear un fenómeno regional en este estilo musical, que tiene como base la cumbia pero que la trasciende de muchas maneras, y que puede convertirse en un fortalecimiento de la llamada Nueva Cumbia Rock Chilena, sin copiar fórmulas. Este es el año para dar el salto definitivo y que los esfuerzos y talentos no queden tildados como una mera moda efímera e insustancial de la cual apenas queden recuerdos vaporosos. Parece difícil hablar de Nueva Cumbia Rock chilena a estas alturas sin que suene a discurso ya dicho. Han pasado por lo menos tres años desde la popularización de este movimiento (de la mano de bandas como Chico Trujillo, Juana Fe, Banda Conmoción, Combo Ginebra o Villa Cariño), y resulta fácil convenir que la nueva cumbia desmitificó el purismo folclórico y asociación popular de este género de origen colombiano, mezclando distintas influencias musicales y estéticas. Esto es lo que las diferencia de cumbieros románticos como Américo, La Noche o Noche de Brujas. En Valparaíso asistimos a una proliferación de bandas que se suman a la idea de tomar la cumbia y acercarla al funk, al rock, al hip hop, la electrónica o al reggae. Sin embargo, cae de cajón preguntarse: ¿Pueden estas bandas emergentes generar una propuesta potente y afirmar la escena sin autoplagiarse ni repetir las fórmulas ya estudiadas de los grandes representantes de la Nueva Cumbia Rock?

“Tal parece que estos nuevos grupos musicales, principalmente los que tienen menos trayectoria, no han sabido hacer las apuestas para otorgar valor a su propuesta musical.” Escribe CATALINA HERRERA A. Fotografia M. FERNANDA ALTAMIRANO

Sonora Barón, La Sonora Patocarlo y Poder Guadaña son algunas de las bandas que en los últimos años han recorrido bares y fiestas de la región con su oferta cumbiera. Le siguen una generación más joven compuesta por grupos como Cabro Guasho, La Chimbomband, La Doña Jarana, Ombligo Izquierdo y Perrines Band. Y con el surgimiento de estas bandas y banditas (entre muchas más que podrían mencionarse) parecieran darse las condiciones para generar una escena consistente que aglutine novedad, creatividad, pachanga, valor artístico y, por qué no, éxito. Sin embargo, parece ser que este puñado de talentos se tropieza en detalles que les impiden fortalecerse y alcanzar reconocimiento, individual y colectivo. Tal parece que estos nuevos grupos musicales, principalmente los que tienen menos trayectoria, no han sabido hacer las apuestas para otorgar valor a su propuesta musical. Todos cumplen el primer requisito de las bandas cumbieras: motivar a sus públicos y promover un desprejuicio enérgico. Muchas fallan, sin embargo, en no saber diferenciarse y trabajar un concepto que logre destacarlas entre la multitud de opciones. Este concepto parte por lo musical y el trabajo creativo, sin duda, pero también lo supera, a través de la puesta en escena, los vestuarios,

*Periodista Universidad Adolfo Ibáñez. pág · 23

la elaboración de material audiovisual y de una identidad reconocible. Si bien hay talento e ideas creativas, no se ha visto en estos músicos un trabajo que sea constitutivo de identidad y que promueva el posicionamiento de su oferta musical. Poder Guadaña, con todo, ha conseguido hacerlo quizás de mejor manera, al asociar conceptos a su sello (lo satánico, lo pagano, el ocultismo), que complementan y complejizan su música. La conexión entre la música y la estética está reflejada en las letras, logo y actitud. Canciones como “Cumbia Satán” lo ilustran bien: “Cumbia Satán/ Se apodera de la fiesta popular/ Manchó de sangre a toda la vecindad/ Es el designio del dolor”. En consecuencia, son las propuestas creativas las que debiesen estar en el centro de las preocupaciones de estas bandas emergentes, las energías abocadas al desarrollo de un concepto artístico original. Hacer lo contrario demuestra poca voluntad por tomarse en serio a sí mismos y contribuir de verdad a la configuración de una escena. Esto, si nos referimos a la esfera de cada banda en el plano de lo individual. Si nos vamos a la esfera colectiva, es evidente que la falta de conexión entre los distintos actores—e, incluso, muchas veces la abierta competitividad entre ellos—, impide que puedan cohesionarse para crear una escena local. En el contexto de la música emergente, la combinación y la suma de fuerzas puede marcar la diferencia, especialmente si eso permite la organización de actividades de las que todos puedan beneficiarse y usar para la promoción de sus bandas. Una plataforma de difusión podría ser una manera de compartir buenas prácticas, generar vínculos y asociaciones con artistas y productores, y dar peso a la escena en Valparaíso. Valdría la pena mirar casos exitosos santiaguinos, como por ejemplo el caso de La Makinita, colectivo musical impulsado por la banda Juana Fe, que funciona como plataforma de difusión y producción musical. Si bien lograr un proyecto de esas características requiere de bandas con un mayor nivel de maduración y recursos financieros, sí es válido pensarlo en pequeña escala para armar un piso sobre el cual construir la escena cumbiera porteña. Una escena que tome también lo propio del puerto, su bohemia, la poesía y sus colores. Algunas de las bandas mencionadas incursionan en esa dirección; está el caso del acento poético en las letras, composiciones y conciertos de Sonora Patocarlo, quienes incluso recitan un poema de Jorge Teillier en su último disco llamado Baila que te vas a morir mañana; y está también el caso de los músicos-actores de Perrines Band, que se constituyen con una puesta en escena lúdica y teatral, aludiendo al puerto desde sus letras y actitudes. Lo que puede dar fuerza a estas bandas es pensarse como un espectáculo artístico más que como un grupo de música. De este modo, podrán desarrollar estéticas, conceptos y propuestas con un fuerte sentido identitario.


ESPECIAL II LABORATORIO DE CRÍTICA CULTURAL. SELECCIÓN CRÍTICA ARTES VISUALES

“En estas obras lo que prima es la relación y problematización con los espacios, ya sean geográficos, culturales o signicos.”

Porvenir ESPECIAL

Escribe FRANCISCO ZAMBRANO G. Fotografia LISSET SURHOFF La muestra se titula Porvenir y se articula en cuatro instancias con diferentes expositores en cada uno de los espacios. Así, en Casa E encontramos Porvenir Desecho de Nicholas Jackson y Álvaro Rojas Sastre; en Balmaceda Arte Joven Porvenir Titular de Pablo Suazo; y en Sala El Farol Porvenir Cliente, con las obras de Alejandra Arias, Pamela Canales y Francisco Vergara, Gabriel Holzapfel, Rodrigo Molina, Nemesio Orellana, Felipe Rojas y Gabriela Urrutia. Porvenir Digito de Pamela Canales y Francisco Vergara, en tanto, es una intervención realizada en calle Lautaro Rosas.

del recorrer y el estar expectantes ante los signos que se nos presentan y con los cuales alteramos el espacio natural. Así, la utilización de las vistas de Google Earth en la instalación de Nemesio Orellana y en las serigrafías de Gabriela Urrutia, permite, mediante un elemento virtual, crear una obra que reflexiona sobre la intervención y modificación de una geografía habitable. Aquí es la tecnología de Internet, el primer acercamiento para construir una obra que, en todo caso, es una cartografía que pone en relieve la naturaleza simbólica de la ocupación e interpretación humana.

El título Porvenir podríamos interpretarlo en la siguiente clave que nos permitiría comprender los estados que las obras están señalando: como un acto previo al transitar y arribar. Esperar desde una localidad, un territorio, para sopesar las cuestiones que implican relacionarse con él o vulnerarlo. Ante todo, estamos frente a la producción de signos coherentes para comprender el espacio urbano, cultural y natural en el cual existimos.

En Tautología, de Gabriel Holzapfel, se puede encontrar una acción que representa el modelo económico imperante, mediante la máquina de golosinas en la que por una moneda se obtiene una de exacto valor recubierta en arcilla. El video presente nos remite a ello con el sinfin de monedas que caen en el agua.

Nos encontramos así, en este recorrido, con obras que ponen en cuestión la habitabilidad territorial en múltiples formas. La ocupación del espacio geográfico junto con la observación e interpretación cultural de los mismos, mediante el uso de nuevos medios como es el caso de Google Earth. La producción simbólica de elementos que nos permiten relacionarnos en los espacios y la habitabilidad en cuestión de modelos socioeconómicos imperantes. En todos estos casos, encontramos como clave la cuestión

En Casa E la obra Arte elegante, presenta una serie de fotografías de bolsas de basuras dispuestas en diferentes lugares de la ciudad, haciendo del desecho el gran protagonista del hábitat cultural. En tanto, la obra que estuvo alojada en la sala de exposición de Balmaceda Arte Joven Porvenir Titular, del artista Pablo Suazo, presenta una investigación y performance editorial donde se reflexiona sobre la relevancia de las lecturas sobre la historia del arte en Chile. Con “La verdadera historia del verdadero arte chileno”, Suazo nos introduce en un trabajo enmarcado en la pág · 24

generación de un dispositivo simbólico, haciendo uso del lenguaje gráfico como objeto de múltiples significados, y la relación que esto tiene con los medios de comunicación. Mediante la construcción de carteles que hacen alusión a momentos de la visualidad abordados por la prensa y que vendrían a ser los verdaderos referentes de la sociedad chilena a la hora de hablar de arte. Un libro de artista construido in situ que, como objeto, se presta para múltiples lecturas, es un objeto de arte y por esto es singular en su reproductibilidad. Funciona desde la gráfica, o sea, el signo-lenguaje. Al estar el mismo artista en la producción simbólica, nos adentramos en la duda de cuál es el valor de este lenguaje que llamamos arte. Nos plantea la pregunta de los signos que validamos. Pablo Suazo se pregunta esto y nos hace partícipes activos al ver cómo se manufactura y se produce su dispositivo del cuestionamiento. Entramos en el mundo propio del lenguaje. Todo viaje se puede leer desde los signos que aparecen y en la obra de este artista ello se encuentra de forma activa, ya que permite entrar en la pregunta por los mismos signos. En estas obras lo que prima es la relación y problematización con los espacios, ya sean geográficos, culturales o signicos. El porvenir de esta obra es un mirar y reflexionar sobre nuestra permanencia en la medida que nos validamos desde la cartografía cultural que construimos. *Estudiante de artes PUCV y UPLA, escultor en cerámica.


ESPECIAL II LABORATORIO DE CRÍTICA CULTURAL. SELECCIÓN CRÍTICA TEATRO

Escribe GABRIEL RIBET / Fotografia LUCIA DIAZ

Bello Futuro, otra vuelta a la dictadura “¡Es que no necesito que me maten a nadie para saber lo que estoy viviendo!” grita una de las costureras del taller de CEMA Chile donde transcurre Bello Futuro, obra teatral escrita por Gerardo Oettinger, dirigida por Paula González. A cargo de la compañía Síntoma, la puesta logra enfrentar al espectador a la discusión sobre la verdad de esas mujeres, sus principios y el cómo pararse ante la sensibilidad de época. En Valparaíso pudimos observar y vivir esta experiencia en el marco del Encuentro de Teatro Porteño Independiente en la función realizada el día 17 de enero en la sala Negra de la Escuela de Teatro de la UV. La obra muestra a cuatro colegas que -como vecinas y amigas íntimas- son forzadas a participar de una recepción a Lucía Hiriart de Pinochet en tanto han sido elegidas como el taller modelo por su eficiencia y la juventud de su contingente: Ester, Mirna, Luisa y Fresia. Todas ofician de costureras y son explotadas por Margarita, la conejo, representación del orden militar en disfraz de monitora y símbolo de la represión tras la costura de banderas. Montada sobre una habitación de tres paredes iluminadas por ampolletas amarillas de 60 watts más un tubo fluorescente, con predominio de colores pastel en el vestuario (suéter, chalecos, vestidos, faldas), y moldes de pantalones, blusas, camisas y chaquetas adornando el lugar, Bello Futuro nos presenta en código realista la dificultad de la mujer humilde a enfrentarse al poder fáctico. Es decir, de resistir con principios a la necesidad: el sino aciago de la revolución versus la comida de cada día. Esta es una creación que se ordena en torno a variadas tensiones. Se contraponen modos de

enfrentar los problemas, tanto la subordinación económica como sentimental. Esto se hace manifiesto en los diálogos de contrapuntos en reiteradas discusiones, en la dirección de las actrices (en el sacarse y ponerse los uniformes), la disposición ante las herramientas y en su uso, las miradas furtivas y cómplices al evadir la vigilancia y, sobre todo, en el tiempo que funciona en correspondencia con el cronómetro externo. El final parece ineludible forzando las reacciones a desembocar en lo esperado y sabido por el público. Durante una hora estas mujeres sacan a relucir sus circunstancias y heridas. A través de diálogos rápidos, un lenguaje cotidiano y familiar, se van exponiendo problemas representativos de un Chile que –pese a estar amparado en unos fríos 80- persiste en muchas madres. No importaría tanto tener a Lucía Hiriart en el taller, sino fuera por la risa de los vecinos y el juicio que esto conlleva. En al menos tres momentos se percibe la necesidad de la legitimación social, de que la apariencia sea lo que se siente por dentro. El texto parece insinuar que la revolución no implica revolucionarios, sino gente templada y con convicciones. Por esto CEMA Chile se muestra en la obra como una entidad que se ocupa de llenar los espacios en las poblaciones, de subyugar de manera uniforme a cada mujer que tenga espíritu de emprendimiento e inquietud de organización, trocando la posibilidad de libertad por la del sustento. Esta idea es la que se confunde en la resolución del conflicto, ya que se enfrenta una rápida decisión definitoria que no sorprende en la forma, sino en la correspondencia de los personajes. Pero si nos detenemos en sus vacilaciones y pág · 25

cavilaciones, sabremos interpretar la acción. La tendencia general para dar cuenta de la dictadura -y la represión que esta llevó a caboes enfrentar al espectador al asesinato, a las chispas, a la quema y otros símbolos. Pero en esta ocasión, se observa la necesidad de plasmar otro frente: la manipulación económica, la imagen personal y la fuerza del sujeto nacional que sabe trabajar a moño gacho y contestar sí, Margarita cuando sea necesario. Esta joven compañía está compuesta por estudiantes egresadas recientemente de la Universidad Mayor de Santiago. Si bien se puede señalar que el verosímil realista se ve afectado por la apariencia de las actrices, esto lo podemos obviar –por ejemplo- gracias a la sobriedad del talante de Ester (Lucía Díaz), o la rauda y natural reacción de Fresia (Daniela Pino) ante las faltas de tino o insultos propinados por sus colegas. Esta pieza nace del testimonio, ficcionaliza la vivencia y nos inserta en la intimidad de sus sujetos. Gerardo Oettinger escribe a partir de la investigación y genera el aire documental e histórico, mientras la dirección de Paula González logra dirigir experiencias que ambientan y recrean un Bello Futuro. Entonces vale le pena porque a pesar de las burlas de los vecinos Mirna, Luisa, Ester y Fresia -y la propia compañía- no deshonran a María, la colega ausente. Después de todo hay una línea imaginaria entre la fuente histórica y la ficción informada. Gabriel S. Ribet A. nacido en Temuco. Llega a Valparaíso en 2008 a estudiar Literatura y Pedagogía en Lenguaje, carrera de la que egresó recientemente. Además, estudia ciencia ficción. Ha participado en la sección de laboratorio de crítica cultural de la revista online LJM.


FotografĂ­a La Maceta Producciones


Postales Playeras Loritos ruidosos y niños apurando el paso camino al mar, felices con sus palas y baldes, las narices blancas de crema protectora. Once del día y queda suficiente espacio a lo largo de los 222 pasos que tiene de ancho Las Torpederas. De uno de los ocho buses interprovinciales baja un par de pálidos adolescentes de negro que toman fotos a un grupo de tercera edad en ropa sport. Un perro color arena nada mejor que Tarzán, sabe que es grosso, tiene todo el flow y está feliz. Una pequeña zona del mar forma una nata espesa de basura orgánica, algo así como polen y algas que flota en la taza de leche que hoy es el mar. Entre todas las familias destaca un hombre solo que tendido de costado lee; tiene unos 60 años y cero guata. Cerca del mediodía entra al mar y cuando sale está rosado. Me como una empanada de loco y queso y un jugo de durazno. Un hombre me mira tomar apuntes y me dice: “qué buena, yo también hacía eso… es inspirador”.

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Escribe AMELIA CARVALLO / Fotografia ALEJANDRA DELGADO

Las Torpederas (de mi ensueño) Viernes 17 de enero, 11:00 horas.


PA I S A J E N A R R AT I V O

Playa La Boca (caminando hasta Ritoque) Domingo 19 de enero, 15:00 horas.

Acá hay más viento y olas, además la arena es oscura y fina. Una mujer de unos 40 años juega a la pelota con sus dos hijos a pie pelado y es increíblemente buena; es seca, da unos tiros controlados y potentes con el empeine, es ambidiestra y domina con maestría. Tablas de surf y peloteros variados se reparten en la extensa playa. Pasa un hombre con una especie de carrito vitrina vendiendo pastelitos de La Ligua. Los padres, como siempre, conduciendo a sus guaguas a la maravilla del océano y los más grandes se aplican en los eternos juegos de arena y agua. Un hombre grande y viejo se remoja los pies, los pelos de sus orejas bailan al viento. Esta playa es para caminarla, cada cierto trecho tiene piedras, no rocas, pero llevando unas chalas plásticas se sortean sin esfuerzo. Hay pardas, amarillas, negras, verdes y blancas que un grupo de niñas recoge diciéndose entre ellas: “miren, ésta es la más linda…, no, ésta es la más linda… ésta sí que es la más linda, ¡ohhhh… miren ésta!”.

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Caleta Abarca (capea la ola) Jueves 16 de enero, 11:00 horas.

Tolulos y granizados por acá donde las olas braman y siempre hay una primera línea de valerosas y valerosos que sortean la gran ola, a veces un zangoloteo de pies y manos pero luego dignos emergen entre la espuma; nada que ver con la segunda línea de embiste formada por cabros chicos y adultos timoratos, pero no menos felices, que miran -entre pánico y goce- cómo la ola se enrosca y revienta en un zarpazo que los deja como panqueques humanos de arena. Buscando el lugar del crimen enfilo hacia el Puente Capuchinos desde donde me corretea una brigada de cinco carabineros, cuatro hombres y una mujer, diciéndome que me vaya de ahí porque es peligroso. Miro un hilo de agua que sale de una alcantarilla y sólo levemente ingenua les pregunto: ¿lo dicen por el agua? El más viejo me mira incrédulo y me dice apuntando a un grupo de hombres jóvenes que acababan de llegar: “No, es porque acá hay gente peligrosa”. Chiquillos y carabineros miden fuerzas sin cruzar palabras, yo me alejo pensando en los psicópatas.

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PA I S A J E N A R R AT I V O / M Ú S I C A

Reñaca (sin sol) Martes 14 de enero, 17:00 horas

Día nublado y esto no se parece a la imagen televisiva de cuerpos bronceados y amontonados que muestran los noticieros. La niña de un quiosco lo confirma: “hoy no vino la gente porque hace frío”. Quizás es lo gris del día pero el mar huele muy potente a yodo. Por aquí y por allá acento argentino, termos y mates. Los trasandinos no están para perderse el día de vacación. Son pocos los que se atreven con el mar pero no faltan. El naipe inglés o español, la lectura del diario o un libro, la pose playera de foto para el recuerdo. En un sector de Reñaca una marca de bebida gasificada ha dispuesto unos cuadriláteros con cortinajes y colchones de espuma blancos y rojos. Estos pseudos lechos de harem, del tipo película b sobre Las mil y una noches le dan cierta irrealidad al paisaje. Unas grandes palmeras completan el cuadro de refugio para el descanso. En este mismo lugar hay algo fantástico: duchas mediante el canje de una lata de bebida.

Revisa más fotografías en www.lajugueramagazine.cl/galeria-de-fotos pág · 30


El músico japonés Kawabata Makoto, guitarrista de la banda Acid Mothers Temple (Japón, 1995), comentó lo siguiente sobre su experiencia inicial, que se remonta a 1978: “Mi música nunca ha cambiado desde entonces, el hoy es el mañana para mí”. Makoto partió haciendo psicodelia en medio de la explosión punk y nunca ha cambiado su estilo. El trío OjoRojo (El Belloto) y su presentación en Sala Rubén Darío del Centro de Extensión UV, realizada en diciembre de 2013, fue un claro ejemplo de esa “actitud Makoto”. La banda, formada por Miguel Florido, Rodrigo González y Cesar Brito (guitarra/voz; teclados/voz/bajos; y batería, respectivamente), no sigue la corriente de la escena porteña, no hay folk ni menos intenta buscar un sonido perfecto. Es Rock and Roll.

Duendes del siglo 21 Nadie ha visto un duende pero existen. Descubrir a OjoRojo para mí fue como ver a un duende en medio de “más de lo mismo”. Un par de semanas antes de su presentación le di unas vueltas a Montezuma (Acople Records, 2013), disco que la banda lanzó una tarde de diciembre del año pasado. Fue grabado “en directo”: la banda tocando, más un productor que sin duda supo hacer bien el trabajo. Fue eso lo primero que llamó mi atención. La invisibilidad del productor es algo común en gran parte de los discos con denominación de origen “Valparaíso”. Son pocas las bandas que rescatan la figura de quién aliña en justa proporción el sonido final. El caso de OjoRojo es completamente distinto: la mano de Bernardo Naranjo, quien estuvo a cargo de apretar REC, se nota. Naranjo lleva sus buenos años consumiendo Rock and Roll. Probablemente sabe que la errónea idea de la limpieza sonora y la ejecución perfecta son el cáncer del Rock and Roll. La suciedad nos ha entregado verdaderas joyas y Montezuma

Escribe GONZALO DITTUS S. Fotografia gentileza de KARINA ALIAGA para Acople Records Imagen caráatula gentileza de Gentecomun es una buena opción para reencontrarse con ese sonido en directo y poco pretencioso. Una muestra de que la honestidad puede dar buenos resultados.

Montezuma Cuando llegó el disco a mis manos recuerdo que relacioné inmediatamente el contenido musical del disco con el arte de su carátula, distanciada de manera absoluta del clásico envoltorio lleno de ego que muchas bandas utilizan a la hora de imprimir su sello en el único espacio disponible que transforma a la música en imagen. La carátula de Montezuma, sin caer en lo cursi, ni menos en lo absurdo, nace desde una sombra visible, grabada en tonos rojos y blancos con elegancia alienígena, mexicana y lisérgica, para ser más exactos. Las influencias musicales, la marca sonora que hace de Montezuma un buen disco, nos catapultan inmediatamente a los sesentas. Pero, injusto sería clasificarlos como tal. El rescate también nos lleva a Brasil. Parte de la banda ha gozado en las soleadas costas del Atlántico. Teclados y percusiones aportan lo suyo a esa intención de salir del molde.

golpeado Rock and Roll de inicios de década. En los teclados encontré también a los bajos. La mano izquierda de Rodrigo nos hacía recordar que a veces se puede salir del paso con astucia y talento. La Sala se fue llenando rápidamente hasta ocupar todas sus butacas, cosa que no había logrado hace muy poco una conocida banda santiaguina.

El otoño llega en abril Visité hace unos días a Miguel. Escuchamos algo de música mientras conversábamos sobre sus influencias y los orígenes de la banda. Olvidé preguntar sobre las letras del disco; había en ese momento distractores que llevaron nuestra concentración hacia el increíble debut del músico Morgan Delt. Ahora pienso en que abril es época de cosechas. Muchos de los buenos discos han nacido en otoño. Ojalá este otoño 2014 traiga consigo un nuevo acierto de OjoRojo.

Get Back o un viaje a la semilla La Sala Rubén Darío es quizás el mejor escenario dentro de Valparaíso para ver y escuchar a una banda de Rock. Tuve la suerte de escuchar desde camarines a OjoRojo, en plena faena de prueba de sonido. Fue ahí que luego de un par de canciones descubrí que ese tono relacionado a la primera ola del punk o proto punk (1965/1966), tenía estrecha relación con la guitarra de Miguel: una hermosa Fender Jaguar, modelo creado en 1962 y que nació gracias al resultado de una necesidad básica: dar un poco más de torque al alicaído y pág · 31

facebook: Gentecomun

OjoRojo SONIDOS SICODÉLICOS DESDE EL ALMA


CRÓNICA

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“Existía, al parecer, un testigo de la muerte. Y había una persona que, semana a semana, llegaba a poner un ramillete de flores para que el recuerdo de esa mujer, que había cometido suicidio, permaneciera vivo en los demás.”

EL MISTERIO DE LAS FLORES Escribe y fotografia LUIS MIRANDA VALDERRAMA

Un ramo de rosas rojas amarrados en la baranda de un puente. Octubre de 2004. Remodelación de la Panamericana Sur a la altura de calle Ñuble, comuna de Santiago. Una mujer adulta que vende bebidas y confitería en la vereda, a un costado de la estación de Metro Rondizzoni y frente al barandal, explica la presencia del ramo de flores: –Murió una mujer hace un par de años. Dicen que era del barrio. Parece que una persona viene a poner flores cuando las anteriores se secan. No sé más. Se queda en silencio y luego pone latas de bebidas en un cooler lleno con hielo. Un taxista, que habitualmente se estaciona frente a la salida de la estación del Metro para tomar pasajeros, aporta una nueva información: –Era una joven –dice–. Una niña que se tiró a la carretera hace dos años. Cerca de año nuevo. Un colega la vio caer. En resumen: una mujer joven, que vivía cerca del lugar y que se subió sobre las barras metálicas del paso sobrenivel de Rondizzoni, se tiró hacia la carretera, a unos 4 metros de la baranda, donde pasaban los autos a una velocidad promedio de 100 kilómetros por hora. Había ocurrido a finales de 2002. Existía, al parecer, un testigo de la muerte. Y había una persona que, semana a semana, llegaba a poner un ramillete de flores para que el recuerdo de esa mujer, que había cometido suicidio, permaneciera vivo en los demás. *** Una semana después, en la baranda del puente sobre Rondizzoni hay claveles rojos y rosas blancas. Las rosas están colgadas a uno de los tubos de la baranda por un alambre y los claveles se conservan en un jarro de mermeladas con agua. En el suelo hay vestigios de velas que ardieron

hasta que la esperma y la mecha se consumieron. A diferencia de los días anteriores, hay un nombre escrito en el tubo, con lápiz de plumón. Dice: Jocelyn Cáceres, 7 – XII – 2002. *** RONDIZZONI: MUERTE POR CAÍDA Y ATROPELLAMIENTO. En el Instituto Médico Legal permanece una mujer que falleció al caer desde el paso sobrenivel Rondizzoni, en las cercanías del parque Bernardo O’Higgins. La persona, que está siendo identificada mediante impresión digitopulgar, cayó sorpresivamente desde una altura de 4 metros, lo que hace suponer a la policía que cometió suicidio. Su cuerpo quedó inerte sobre el pavimento de la carretera Cinco Sur. Antes que fuese auxiliada fue atropellada por un automóvil que se desplazaba a velocidad inmoderada y cuyo conductor aceleró para escapar del sitio del suceso. El Mercurio, 9 de diciembre de 2002. *** Jueves 6 de Febrero de 2014. En el día del cumpleaños 31 de Jocelyn, Carlos Cáceres, su padre, hace una confesión al resto de su familia: “Antes de que pasara lo de la Jocelyn, yo iba con un amigo por esa pasarela que está frente al Centro de Justicia. ¿Se acuerdan que antes del arreglo de la autopista no estaba con una jaula y tenía tres fierros para agarrarse? Iba una niña delante de nosotros, y de repente le dije a mi amigo: ‘Oye, mira la mina que va adelante, se va a tirar’. Ella se subió a los tubos. Y mi amigo dijo: ‘Se va a tirar, huevón’. Y así lo hizo. La niña se encaramó y se lanzó hacia la carretera. No alcanzamos a hacer nada y escuchamos autos frenando. Pensamos que había muerto, pero los autos alcanzaron a parar y no le pasó nada. Después ocurrió lo de mi hija”. *** pág · 33

Jocelyn, la hija de Carlos, fue criada por su abuela y sus tías. A las tres, en algún momento de su vida, les dijo “mamá” y las tres se sintieron madre de la niña. Todos vivían en un caserón de calle Arturo Prat 1670, a un par de cuadras del cruce entre Ñuble con la entonces ruta 5 Sur en Santiago. La madre biológica de Jocelyn se había separado de Carlos y falleció joven, sin que hubiese existido un vínculo afectivo entre ellas. Jocelyn vivió sus 19 años alrededor de esa casa. Tenía a sus amistades en el barrio. El colegio donde estudió se ubica a unas cuadras. Y los hombres con lo cuales compartió amor e intimidad habían sido vecinos. Jocelyn tenía el pelo largo y castaño claro. Los ojos café, el cuerpo delgado, aunque curvo, duro y atrayente. Después del colegio decidió trabajar de inmediato, como promotora, repartiendo volantes en Bilbao o Colón. A los 18 años, sin embargo, todo cambió. “La Jocelyn perdió a su mamá, su abuela, nuestra madre”, dice Carmen Cáceres, su tía y a la que le decía “mamá”. “Desde allí a ella le cambió el ánimo. Ella perdió el deseo de vivir. Ella decía que en un año más las dos volverían a estar juntas”. *** Inmediatamente después del accidente, la baranda se llenó de flores. Parientes, amigos y desconocidos colgaban o dejaban en el suelo ramilletes a diario. Veinticuatro días más tarde, el 31 de diciembre de 2002, la familia decidió ir al paso de sobrenivel de Rondizzoni y celebrar el año nuevo en ese lugar. “Fuimos todos muy tristes, no habíamos ido todos juntos”, dice Carmen. “En ese lugar se ven bien los fuegos artificiales de la torre Entel, así es que era todo muy raro porque había mucha gente feliz y nosotros llorábamos. La gente no entendía por qué nosotros estábamos así y para nosotros era tan extraño sufrir por Jocelyn mientras había alegría”. ***


“La diferencia de edad, 11 años, la belleza de Jocelyn y el atractivo de Roberto, y la dependencia de las drogas que empezó a tener Jocelyn respecto de su novio los convirtió en una célula.”

–¿Le ha tocado algún momento malo o triste? –Uno que me provocó mucha pena: pasé por el puente Rondizzoni minutos después de que una jovencita se suicidó. Hasta el día de hoy lamento no haber pasado antes para evitarlo. –Fuerte… –Sí. Conocí a la mamá días después y ahora siempre paso a saludar su animita. “Mauricio Dick Tracy Alfaro arrejunta familiares y sapea a palomos infieles”. Diario La Cuarta, 2 de mayo de 2008. Entrevista a taxista del sector Los Héroes.

CRÓNICA

*** Durante un tiempo las flores adornaron la baranda del puente sobre la ruta 5 Sur en Santiago. Pero una persona iba semana a semana a limpiar el piso y a sacar las flores secas que quedaban allí y las reponía por ramilletes frescos. Era una mujer; se trataba de Luisa Cáceres, una de las tías–madre de Jocelyn. A ella se debía que cada 7 días el misterio de las flores se mantuviera vivo. “Es mi hija. Es decir, ella era mi hija. Soy su tía, me decía tía, pero yo era su madre también. Cuando murió supimos al día siguiente, el sábado 8 de diciembre, a las 10 de la noche. Nos dijeron que se había tirado por el puente. Y ella había salido de la casa con un amigo que me prometió que andaría con él. Ella no debía juntarse con ese hombre. Pero le creí a su amigo. Lo primero que hizo al salir fue juntarse con ese hombre. Él la tenía junto a él por lo que él le daba. Y después pelearon, y después pasó esto”, dice. *** La comunidad Andalucía es un complejo habitacional similar, en superficie y materiales, a las viviendas sociales entregadas en los últimos treinta años en el país. La diferencia es que en este caso, Andalucía fue diseñada por connotados arquitectos y entregada a su futuros moradores durante la visita de los reyes de España, en 1992, en los primeros años de democracia en Chile. Allí llegó a vivir Roberto. En calle Lord Cochrane con Sargento Aldea. Roberto y Jocelyn se conocieron en la calle. Después de morir su abuela, la relación entre ellos se hizo más fuerte y dependiente. La diferencia de edad, 11 años, la belleza de Jocelyn y el atractivo de Roberto, y la dependencia de las drogas que empezó a tener Jocelyn respecto de su novio los convirtió en una célula. Él llegaba a la cocaína con facilidad, tenía antecedentes penales y en algunos pasajes de Andalucía, acusan familiares de Jocelyn, se traficaba. El hecho es que ella aspiraba el polvo que él le regalaba.

Si se suma a que Jocelyn, tras la muerte de su abuela-madre, había caído en una depresión que le significó terapia con un siquiatra y fármacos, la suma de la ecuación hacían de Roberto un factor paradójico: por un lado era el amor y la satisfacción del cuerpo, y por otro era la autodestrucción con la que Jocelyn coqueteaba. *** Salió de la casa, dejó al amigo que la sacó de la casa de sus madres, y a las cuadras se habría encontrado con Roberto. Caminaron. Y, tras hablar, empezaron a discutir. Siguieron caminando y llegaron a la esquina de Ñuble con la caletera de la ruta 5 Sur, Avenida Viel. La pelea fue más dura; al parecer, inclemente. Según la investigación policial, un hombre vio cómo ella se alejó de esa esquina, cruzó la intersección y se encaramó a los tres tubos de la baranda del puente que da a la Panamericana. Según el testigo, subió primero una pierna y luego la otra. Y se tiró. *** Un año, o quizás dos, después del suicidio de Jocelyn, Luisa decidió construir una casita para poner las flores y cobijar las velas que los desconocidos dejaban encendidas en el suelo. Pero en 2003 llegó la noticia de que el antiguo asfalto de la ruta 5 Sur y todo el diseño vial que la rodeaba, sería reemplazado por una autopista que daría inicio a fines de 2004. Durante meses las máquinas trabajaron sobre la carretera y sus alrededores. Una de las medidas fue sacar todas las animitas. El barandal de Rondizzoni sería modificado y la pequeña casa de Jocelyn fue removida; Luisa se la llevó a su casa, pero las flores siguieron apareciendo. O era Luisa o era alguna persona que no olvidaba a Jocelyn y su destino. “Se hizo una investigación, pensamos que Roberto había tenido participación, porque tras la muerte de la Jocelyn él se fue a esconder a Buin. Una vez hablé con él y le dije, siempre llamabas para insultarme, ¿por qué no llamaste para decirme que estaba en el puente? Así la hubiera salvado”, dice. *** La pericia determinó que Jocelyn había actuado sola. Aún así, su familia seguía culpando a Roberto de su muerte. Durante 2003 sucedió un hecho que, para Luisa, resultó ser el acto de justicia que estaba esperando. Lo escribió así en un agenda dedicada a Jocelyn: “Hoy me enteré que apuñalaron a Roberto y sin querer, mi niña, me alegré de saber que algo malo le sucede. Si supieras lo que siento de que él vive y tú no, mi niña”. ***

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El día del cumpleaños 31 de Jocelyn, el 6 de febrero de 2014, Luisa, Carlos y Carmen van a Rondizzoni y celebran en silencio la efeméride. Hace un par de meses la familia construyó una animita que contiene una foto de Jocelyn y su nombre. También hay pegada metálica una placa, de una persona que agradece anónimamente un favor concedido. Luisa Cáceres pone un ramo de margaritas y un gladiolo amarillo, más otro botón sin abrir. En la mañana fue al cementerio a visitar la verdadera tumba de Jocelyn Cáceres. Ella dice que una mujer que siempre le ayuda a limpiar el nicho de su hija, le contó que había soñado con Jocelyn. -La señora me dijo que la Jocelyn le había dicho que estaba en paz, pero que yo tenía que dejar de llorar. Y lo intento. Desde ese día lo intento. *** No ha parado el flujo de flores en el lugar donde Jocelyn Cáceres se lanzó. Aparecen constantemente avisos de agradecimiento y papeles con solicitudes; hombres y mujeres detenidos frente a una imagen de sor Teresa de Los Andes, que alguien plastificó y dejo en el suelo, a modo de pequeña beatificación. Dos semanas antes del cumpleaños de Jocelyn, un hombre se le acercó a una sobrina que ponía un ramo, y le dijo que el hombre que estuvo antes de la muerte de Jocelyn sobrevivió a la agresión, pero años después entró a la cárcel por tráfico de drogas en Los Andes y acaba de cumplir sentencia. Carlos Cáceres fue a trabajar a Reno, Estados Unidos y, una vez allá, supo que su tercer hijo, y hermano de Jocelyn, había sido muerto por una agresión que involucraba el conflicto entre barristas de la U y Colo Colo. -Cada 7 de diciembre es especial –dice Luisa. Carmen visita a su hermana a menudo y recuerdan a Jocelyn, mientras que Luisa, la mujer del misterio de las flores, compra ramos, organiza la logística de las visitas al lugar. Y peregrina al menos una vez por semana a la esquina de la baranda, que ha sido cambiada por tubos de aluminio y donde se ha puesto una reja protectora de seguridad. Cada 7 de diciembre en la noche Luisa llega a la equina de Ñuble con la actual autopista Central, y recuerda el día en que su hija se lanzó por la baranda. Observa el flujo de autos que pasan por debajo, con las luces encendidas, pone un ramo de flores nuevo en el lugar, y saca de una bolsa un puñado de pétalos de rosas blancas. Cuando los autos pasan por allí, Luisa lanza hacia el cielo los pétalos, los que caen hacia el asfalto de la carretera. Es su manera de decir que Jocelyn siempre estará allí.


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