La Jornada, 26/06/2022

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LA JORNADA Domingo 26 de junio de 2022

POLÍTICA

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Barranco: la estrategia no está resultando ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ

Los arteros y absurdos asesinatos de los misioneros jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales –masacrados el lunes junto con el guía turístico Pedro Palma por sicarios en el templo de Cerocahui, Chihuahua– han causado una profunda indignación en la Iglesia católica y de otros cultos, que reclaman que se revalúe la política de seguridad porque no está surtiendo efecto, de acuerdo con Bernardo Barranco Villafán, experto en temas de religión y colaborador de este diario. En entrevista telefónica, asegura, los religiosos “están viviendo en carne propia esta situación de inestabilidad que se vive a nivel de los vasos capilares de la sociedad, sobre todo en las zonas apartadas”, como la región Tarahumara, donde la labor de la Compañía de Jesús se remonta al siglo XVII. Expone que las muertes de los dos sacerdotes han llevado a la Iglesia a pedir que se repiense la política de seguridad. “No basta pregonar que se están atacando las causas de la violencia que se encuentran en la pobreza, la marginación y la exclusión, que probablemente son políticas que tendrán efecto a largo plazo, lo que demanda la sociedad es protección en el corto plazo. El reclamo que están haciendo las iglesias es que se revalúe la política de seguridad, porque no está dando resultado”. Se trata de “una postura que asumen diferentes estamentos religiosos que en cierto sentido son outsiders y se salen del juego perverso que tiene la oposición de achacarle cualquier defecto al gobierno federal y a Andrés Manuel López Obrador. La Iglesia en este caso representa a un tercero que no está en este juego y dice: ‘Presidente, esto no está funcionando’”.

Indefensión Los asesinatos de Mora Salazar y Campos Morales “muestran la realidad del país. Si los delincuentes son capaces de asesinar de esa manera tan fría y brutal a dos sacerdotes, que no solamente son portadores de sacralidad en la región, sino que son figuras de alto peso moral, qué no son capaces de hacer con la demás población que no tiene estos distintivos”, considera Barranco. Consultado sobre las voces que señalan a la Iglesia de permitir operar e incluso colaborar con grupos delincuenciales en distintas zonas del país, advierte que se trata de “afirmaciones muy delicadas que quien la hace las tendría que probar. “No es la primera vez que se plantea esto. En Guerrero, el obispo (de Chilpancingo, Salvador) Rangel negoció en plena campaña electoral con el crimen organizado la posibilidad de que dejaran votar a la población. Esto creó mucho desconcierto en la sociedad política. Ante la ausencia del Estado, la Iglesia, que está presente en estos lugares apartados y abandonados, tiene un papel de mediación”, explica.

“NUESTRO TONO ES PACÍFICO, PERO ALTO Y CLARO”

Demanda la Iglesia al Presidente revisar el proyecto de seguridad Invita a frenar la impunidad; “miles de dolientes sin voz claman justicia”, expresó el clérigo de Creel JESÚS ESTRADA CORRESPONSAL CHIHUAHUA, CHIH.

La misa de cuerpo presente para los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín César Mora, asesinados el 20 de junio en Cerocahui, se realizó al mediodía de ayer en el templo del Sagrado Corazón de Jesús de la capital de Chihuahua, donde hubo un reclamo político contra la estrategia de seguridad pública del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Respetuosamente pido, señor Presidente de la República, que revise su proyecto de seguridad pública, nuestro tono es pacífico, pero alto y claro, invitando a que las acciones de gobierno acaben con la impunidad; son miles los dolientes sin voz que claman justicia en nuestra nación. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, expresó desde el púlpito el clérigo de Creel, Javier Ávila Aguirre. La crítica arrancó aplausos de los feligreses, adentro del templo y afuera, donde alrededor 200 católicos escucharon la homilía, pues policías y edecanes restringieron el acceso con el argumento de cumplir protocolos de protección civil. Al acto religioso asistieron el arzobispo de Chihuahua, Cons-

tancio Miranda, y el provincial de la Compañía de Jesús en México, Luis Gerardo Moro Madrid. Al finalizar la ceremonia, los féretros y el altar mayor fueron bendecidos con cantos y bailes de indígenas rarámuris; también acudieron familiares del guía de turistas Pedro Eliodoro Palma, cuyo sepelio fue la tarde del viernes en el panteón Colina de esta capital. Los cuerpos de los jesuitas fueron trasladados ayer por carretera hacia la sierra Tarahumara y la zona del Parque Nacional Barrancas del Cobre, donde este domingo serán velados en la parroquia de San Francisco Javier Cerocahui, municipio de Urique. El lunes serán inhumados.

Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos

Luis Gerardo Moro leyó un posicionamiento de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe. “San Ignacio de Loyola nos dijo que el amor se debe de poner más en las obras que en las palabras, por eso sepan que no nos vamos a ir de la sierra Tarahumara; todas las personas, gobiernos, sociedad, empresarios e Iglesia tenemos una responsabilidad moral de tantos asesinatos y personas desaparecidas, y necesitamos ya hacer algo”, demandó. Al tiempo que afirmó que “la sangre de Pedro, Javier y Joaquín se une al río de sangre que corre por nuestro país. Exigimos que las autoridades cumplan con su vocación y deber. “Si en 72 horas se lograron recuperar los cuerpos y avanzar en las averiguaciones, por qué no hacer esto con tantos casos impunes. Imploro a Dios que nos dé la gracia de la memoria histórica, que en México llegamos, entre 1964 y 2022, a 100 mil personas desaparecidas, y llevamos 122 mil asesinatos”, indicó. “Responderemos sabiamente a las múltiples muestras de solidaridad e indignación, pido ya no fomentar la polarización del país, y trabajar todas y todos. Urge buscar la reconciliación.”

▲ Misa de cuerpo presente para los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en el templo del Sagrado Corazón de Jesús de la capital de Chihuahua. Foto Jesús Estrada

Unidades especiales de Sedena Más de mil efectivos pertenecientes a las Unidades de Fuerzas Especiales del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos fueron enviados al municipio de Urique, Chihuahua, y se desplegarán en toda la zona serrana en la que opera la célula delictiva de José Noriel Portillo, El Chueco, un grupo al servicio del cártel de Sinaloa y que es señalado de haber cometido en días pasados el asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas. La Sedena puntualizó que “la misión principal de estas unidades es integrarse a la Fuerza de Tarea Regional para realizar la planeación y trabajos de inteligencia que fortalezcan el estado de derecho en la entidad”. Gustavo Castillo


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