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CORRESPONSALES / P 25 Y

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David Brooks

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ECONOMÍA

Tipo de cambio (pesos) Compra Venta Dólar 19.79 20.99 Euro 23.20 23.24 Tasas de interés Cetes 28 días Cetes 90 días TIIE 28 días 5.57% 6.07% 5.72% Inflación Diciembre de 2021 +0.36% De diciembre de 2020 a diciembre de 2021 7.36% Reservas internacionales 202 mil 99.7 mdd al 14 de enero de 2022 Petróleo (dólares) Precio Var WTI 85.14 -0.41 Brent 87.89 +0.49 Mezcla mexicana 80.52 -0.57 S&P/BMV IPC (Índice de precios y cotizaciones) BOLSA MEXICANA DE VALORES Cierre 51 mil 599.38 unidades Variación puntos -908.97 Variación por ciento -1.73

UNO DE CADA 4 TRABAJADORES DESTINARÁ 80% DE INGRESOS PARA ADQUIRIRLOS Tabasco reporta incremento hasta de 138.9% en productos básicos

DORA VILLANUEVA

En menos de un mes y medio la canasta básica monitoreada por el gobierno federal se ha encarecido hasta 138.9 por ciento, a más del doble, en estados del sur como Tabasco. Lo anterior, en los puntos que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) señala como los más económicos para la adquisición de artículos de primera necesidad.

El avance en cuestión llevó a que al cierre de 2021 –de acuerdo con los resultados más recientes de ocupación y empleo que recoge el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)– uno de cada cuatro trabajadores en el país ocupará más de 80 por ciento de sus ingresos para adquirir los alimentos y artículos mínimos que supervisa la Profeco.

Los datos que el organismo federal reporta cada lunes en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador exhiben que, si bien ha habido reducciones en los espacios donde es más costoso conseguir una canasta básica, en las centrales de abasto de las diferentes regiones del país, el precio de artículos básicos se ha disparado.

Con una inflación general que ya se perfilaba al cerrar el año como la más alta en dos décadas y en la cual los alimentos se habían encarecido al triple o más, el 20 de diciembre pasado el titular de la Profeco, Ricardo Sheffield, presentó el “Quién es quién en los precios de los productos de primera necesidad”, un monitoreo semanal a 21 bienes.

Si bien los autoservicios que han sido señalados por ser los más costosos en una de las cuatro regiones del país que se hace el monitoreo (centro, norte, centro-norte y sur) han ido cambiando e incluso se registran variaciones a la baja en el costo de la canasta básica, en los puntos que se presentan como los más económicos el aumento oscila entre 63.9 y 138.9 por ciento.

En la referencia de precios bajos que usa la Profeco para la región sur del país –que concentra los estados con menores ingresos por hogar, de acuerdo con datos de Inegi– es donde más se ha disparado la carestía de artículos de primera necesidad.

Un ejemplo, la Central de Abastos de Villahermosa, Tabasco, pasó de ofrecer la canasta de básicos en 347.71 durante la semana del 6 al 10 de diciembre, a 828.9 pesos entre el 3 y 7 de enero. Un incremento de 138.4 por ciento, según la información oficial.

Aunque a una proporción menor, la tendencia se repite en el resto de puntos. En la Central de Abastos de Guadalajara, referencia de la zona centro-norte, el conjunto de 21 productos básicos pasó de 381.51 a 897.68 pesos; un aumento de 135.3 por ciento al paso de cinco semanas.

En la Central de Abastos de Monterrey, que se ha presentado como el sitio más económico para adquirir bienes básicos en la zona norte del país, se registró un aumento de 86.3 por ciento, al pasar la canasta mínima de 383.17 a 713.78 pesos. Mientras en la Central de Abastos de la Ciudad de México, en el centro, la variación fue de 63.9 por ciento, al pasar de 442.08 a 724.75 pesos.

La carestía dobla los incrementos al salario mínimo que se han acordado en los últimos tres años y a ellos se suma el deterioro del empleo, provocado por la crisis de covid-19.

Con datos comparables al cierre de 2021, los trabajadores que perciben un salario mínimo –uno de cada cuatro en México– destinarán más de 80 por ciento de su ingreso para la adquisición de una canasta básica familiar al “precio más bajo”.

En el centro del país comprar la canasta indispensable de Profeco –sin contar servicios, vivienda– al cierre del año ocupó 81.5 por ciento del salario mínimo; en el centro

▲ Según la Profeco, en la Central de Abastos de la Ciudad de México, la variación en el costo de la canasta básica fue de 63.9 por ciento, al pasar de 442.08 a 724.75 pesos. Foto Cristina Rodríguez

sur, 93.9; en el sur, 86.7, y en la zona norte, donde el salario mínimo es más alto, 53.3 por ciento.

Universitarios, segmento con más desempleados en México: encuesta

CLARA ZEPEDA

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) advirtió que las personas desocupadas con educación media y media superior en México son el segmento que más padece desempleo, pero se recrudece más entre las mujeres.

Al cierre del 2021, la cifra de personas desocupadas –dentro de la cual se considera a quienes se encuentran sin trabajar, pero que están buscando un empleo–, ascendió a 2.1 millones de personas, de las cuales, 57.1 por ciento son las que más estudios tienen (1.2 millones de desempleados con educación media y media superior a nivel nacional).

La cifra de desocupados con más estudios está 43.2 por ciento arriba de los que se registraron al cierre de 2019, antes de la crisis sanitaria por el coronavirus, cuando sumaron 827 mil 173 personas, según cifras de la ENOE, que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Afecta más a las mujeres

En diciembre del 2021, la cifra de mexicanas con educación media superior y superior aumentó 59.2 por ciento a nivel nacional, con respecto al cierre de 2019, mientras los hombres con el mismo nivel de educación el incremento fue de 30.8 por ciento.

La ENOE detalla que el siguiente segmento que padece la desocupación con respecto a 2019 es el de personas que tienen primaria completa, al pasar de 179 mil 941 desempleados a 205 mil 945 al 2021, lo que representó un incremento de 14.7 por ciento; las mujeres sin empleo con primaria completa registraron un aumento de 41.6 por ciento, mientras para los hombres sólo aumentó 6.5 por ciento.

Por edad, el grupo que más sufre desempleo es el de entre 25 y 44 años en 2020, al contabilizar 944 mil 653 personas, lo que representó un aumento de 33.9 por ciento respecto de 2021. En este segmento, las mujeres entre 25 y 44 años registraron un repunte de 50.9 por ciento.

De acuerdo con OCC Mundial, centro de carrera profesional en línea, las personas que buscan un nuevo o un mejor empleo en México a través de su sitio suman 15 millones de usuarios. Del total, 54 por ciento son hombres y 46 por ciento mujeres. La mayoría tienen entre 20 y 29 años (43 por ciento); le siguen las personas de entre 30 y 39 (36 por ciento), los que son mayores de 40 (19 por ciento) y los que tienen hasta 19 años (1.0 por ciento).

Alrededor de 46 por ciento de las personas que buscan empleo tienen estudios universitarios; 19 por ciento, estudios de bachillerato; 10 por ciento, formación universitaria sin concluir; 9 por ciento, algún posgrado (maestría y diplomado) y 7 por ciento, estudios técnicos.

Las áreas de especialización de los candidatos a un puesto laboral son administración, ventas, ingeniería, logística-transportedistribución-almacén, atención al cliente-call center, manufacturaproducción-operación, contabilidad-finanzas, tecnologías de la información-sistemas, recursos humanos y sector salud.

Julián Fernández, jefe de Análisis de Bursamétrica, afirmó que los empleos se han recuperado en el país, pero se arrastra un déficit de los que pudieron crearse en 2020 y 2021.

“Hay muchos jóvenes que están saliendo de las universidades y es capital humano que estará o está buscando un empleo”, aseveró Fernández.

A pesar de que la publicación de vacantes no ha llegado al mismo nivel que tenía antes de la pandemia, la oferta de empleo en México registró un crecimiento de 25 por ciento de un año a otro, reveló OCC Mundial.

CANIRAC PREVÉ “UN TRIMESTRE DIFÍCIL”

Ola de contagios de covid y alzas de precios golpean a restaurantes

ALEJANDRO ALEGRÍA

El sector de preparación de alimentos y bebidas –afectado de gravedad por la pandemia de covid-19– comenzó mal 2022, pues ha disminuido a mínimo 50 por ciento la operación ante la nueva ola de contagios, mientras se encuentra en la encrucijada de trasladar la inflación a los precios, afirmó Germán González Bernal, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac).

En entrevista con La Jornada, el líder de esa industria comentó que el último trimestre del año se observó una recuperación, pues la gente se animó a salir, pero a principios de enero, por la presión de más contagios, la gente comenzó a guardarse y los restaurantes empezaron a tener baja demanda.

Comentó que la nueva ola no sólo ha provocado una baja en las ventas, sino también la falta de personal, pues se ha mandado a cuarentena a trabajadores contagiados, o a quienes tienen familiares con covid-19 para prevenir brotes.

Estimó que con el cambio en los semáforos entrarán restricciones como 80 por ciento del aforo, pero lo cierto es que, cuando mucho, los restaurantes están operando a 50 por ciento, además de tener áreas cerradas y poco personal.

González Bernal confió en que esta nueva ola de contagios se reduzca en cuatro semanas, como ha sucedido en otros países, pues en México hay un avance en la población vacunada, lo cual ha permitido una reducción en el número de hospitalizaciones por complicaciones de la enfermedad.

Destacó que la industria no está exigiendo a sus trabajadores el esquema de vacunación, pero se alienta a que cuenten con él, mientras aún no es factible pedir a los comensales mostrar el certificado de inmunización, pues hay lugares del país donde aún no tienen los niveles como los de la capital del país.

Destacó que “no es un buen enero” para el sector, e incluso se prevé “difícil en los tres primeros meses del año”, pues se suma el factor de la inflación.

Añadió que el alza de precios complica la situación de la industria, pues lo más fácil es trasladar los costos a los alimentos y bebidas, pero el cliente dejará de consumir si considera que ya no es razonable la cantidad que paga.

Apuntó que si los restaurantes absorben ese impacto, comenzarán a disminuir sus márgenes de ganancia, lo que repercute en el crecimiento y nuevas inversiones.

El sector de preparación de bebidas, que impacta en 83 por ciento de las ramas económicas según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía fue una de las más golpeadas por la contingencia sanitaria.

González Bernal señaló que por el coronavirus se perdieron 122 mil establecimientos, cantidad que se tradujo en una disminución de 18 por ciento respecto de los datos observados antes de la pandemia.

Actualmente sólo 10 por ciento de los restaurantes quedó cerrado en forma permanente, pues reabrieron varios, incluso algunos pasaron a otras manos, pues las familias que eran las dueñas ya no contaron con más recursos para sostener el negocio.

Agregó que se han rescatado

▲ El sector de preparación de alimentos y bebidas comenzó mal 2022, pues la cuarta ola de contagios no sólo ha provocado una baja en las ventas, sino también la falta de personal. En la imagen, restaurante en la colonia Roma. Foto Maria Luisa Severiano

alrededor de 75 por ciento de los empleos que se perdieron, pues hubo recontrataciones y nuevas aperturas. Consideró que la recuperación de 25 por ciento de puestos laborales perdidos y 10 por ciento de restaurantes aún llevará tiempo, incluso años.

Deuda, infl ación, crecimiento

LEÓN BENDESKY

La teoría económica concentró su atención en demostrar que una economía de intercambio puede funcionar de un modo coherente y estable, es decir, de manera lógica conforme a los principios que se plantean. Pero eso no demuestra que tal situación se sostenga en una economía con instituciones financieras capitalistas.

Esta formulación de Adair Turner, antiguo presidente de la Autoridad de Servicios Financieros de Gran Bretaña, expone en resumidas cuentas la esencia del problema del dinero y el crédito. La cuestión ubica a la naturaleza de las crisis financieras, tal como ha podido observarse, por ejemplo, en el periodo 2008 a 2015.

Dos elementos sobresalen en la conformación de esa crisis. Uno es la forma y velocidad con la que se expandió el crédito en el sector inmobiliario; otro atañe a las transacciones entre los propios intermediarios bancarios y no bancarios. Fue ahí donde se diseñaron los productos llamados generalmente “derivados” y en cuyos mercados se originaron enormes ganancias. En conjunto definieron las claves de esa crisis y el gran costo social que provocaron.

Tales condiciones tienden a reproducirse y hoy vuelve a registrarse el rápido crecimiento de los precios de los bienes raíces en Estados Unidos, asociado otra vez, con la expansión del crédito. De la misma manera, persisten las transacciones entre los intermediarios generando productos riesgosos, grandes utilidades para esas empresas y sin un beneficio social de magnitud correspondiente.

El asunto al que esto refiere es la naturaleza del crédito en la economía capitalista, lo que remite a la esencia de lo que es el dinero, su relación con el tiempo y las distintas repercusiones económicas y sociales que provoca, útiles muchas de ellas, perniciosas otras más. Para decirlo de manera más breve, no todo el crédito es útil no sólo en el sentido convencional del término, sino en la relevancia de su acepción en la propia teoría económica.

De la misma manera, no toda la información que supuestamente se transmite en los mercados financieros es capaz de proveer una correcta evaluación de los riesgos y generar utilidad para los participantes.

De eso tratan las hipótesis de la eficiencia de los mercados y de las expectativas racionales, que quedaron muy expuestas a raíz de la crisis. La utilidad respectiva que se deriva de esas transacciones no es equivalente.

Ahí está una de las condiciones que representa la cuestión del crédito y que se trata de su relación con el crecimiento económico. ¿Es necesario el aumento del crédito respecto del producto para conseguir un nivel alto de crecimiento productivo? Qué papel desempeña entonces el llamado apalancamiento, o sea, la relación que se da entre los recursos propios, sean de una persona, una empresa o un gobierno, y la deuda que se contrae para hacer una transacción financiera.

La Asociación de Bancos de México (ABM) señaló en una reciente conferencia de prensa (19/01/22) que se observa una recuperación del crédito al sector privado, de modo desigual tratándose de empresas, consumo y vivienda.

El entorno en el que esto sucede durante los meses recientes es en general de retroceso productivo y de aumento de la inflación. Esto ha llevado a una revisión de las expectativas económicas. El Banco Santander expuso el pasado 20 de enero que la economía ha entrado en una tendencia descendente desde junio de 2021, lo que podría considerarse como recesión técnica. Así, han revisado sus estimaciones de crecimiento del producto de 5.5 a 5 por ciento para 2021; de 2.8 a 2 por ciento en 2022 y de 2.5 a 2.2 por ciento en 2023.

Estas tendencias se advierten en la información económica que provee el Inegi y hay incluso revisiones más grandes de las cifras antes señaladas. En el caso de la inflación se estima que se mantendrá elevada y se prevé que el banco central eleve una vez más la tasa de interés de referencia, lo que incide en el costo del crédito. Éste, según las cifras de la ABM se está recuperando, si bien de modo lento en un entorno recesivo e inflacionario y con perspectivas de mantenerse así o, incluso profundizarse.

El crédito no va a ser el detonador de una fase de crecimiento, no existen las condiciones para ello ni en los bancos y otras entidades financieras ni entre los eventuales deudores del sector privado, sean empresas grandes o pequeñas y medianas ni entre los hogares; tampoco por parte del gobierno.

Un mayor nivel de endeudamiento, aunque apocado, como entrevén los datos que se comentan no apuntan a un cambio en la dinámica de la economía. No obstante, puede significar un mayor nivel de deuda en ciertos segmentos de la población. Deuda para pagar compromisos adquiridos anteriormente; deuda para sostener un cierto nivel de gasto erosionado por la pérdida de empleo del conjunto familiar; deuda, en fin, de nivel insuficiente para impulsar la demanda agregada, pero con un costo alto para quien la adquiere.

La posible recuperación del nivel de la actividad económica, más allá de los magros resultados registrados y las bajas expectativas que hoy predominan, necesita de otros planteamientos en la política económica para generar mayor inversión y empleo. No se advierte quién pueda hacerlos.

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