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David Brooks
by La Jornada
LA JORNADA DE ENMEDIO Lunes 24 de enero de 2022
ESPECTÁCULOS

Japón conecta con seguidores y entusiastas de su cultura mediante festival de cine en línea
Realizará la tercera edición de su cita fílmica virtual del 14 al 27 de febrero, con acceso gratuito // El programa incluye 20 películas
A raíz del aislamiento social derivado de la pandemia, las manifestaciones culturales tuvieron que encontrar nuevos espacios para que la gente accediera a ellas. En el caso de Japón, surgió el festival de cine en línea, que tiene como finalidad promover la cultura nipona en el exterior, así como realizar actividades de intercambio cultural con otros países.
Debido al panorama, las autoridades japonesas decidieron “explorar y adoptar nuevos formatos para realizar nuestra misión, experimentando nuevas maneras de conectar con nuestros seguidores y entusiastas de la cultura japonesa, así como promover actividades que llamen la atención de nuevos públicos”, indicó Naoko Sugimoto, directora de la Fundación Japón en México.
Durante la primera edición del Festival de Cine Japonés en Línea, lanzada unos meses después del inicio del confinamiento mundial, las 12 películas en cartelera estuvieron disponibles sólo con subtítulos en inglés, a pesar de eso, en países como México hubo mucho interés, pues fue uno de los que más visualizaciones generó.
Un año después, el encuentro virtual volvió con un mayor alcance: llegó a 20 países y ofreció 30 cintas subtituladas en español. Para su tercera edición, es ya una de las más grandes muestras de cine en línea disponibles en América Latina. Este 2022, naciones como Perú, Argentina y Ecuador también podrán disfrutar del festival que se transmitirá del 14 al 27 de febrero.
La cita fílmica, que ha logrado reducir las barreras físicas, tiene como tema “viajar”. Por eso las cintas que integran la programación de este año están dedicadas a mostrar la variedad y profundidad con que la cinematografía japonesa es producida en la actualidad.
De las 20 películas que integran el programa, siete son de los pasados dos años; ocho son ficciones, entre las que hay comedia, drama y thriller, entre otros géneros; también están dos documentales: uno sobre el deporte del sumo y otro acerca de la cocina nipona; además, hay dos filmes de anime. Asimismo, el festival contará con el clásico de Akira Kurosawa, Rashomon.
Intercambio intelectual
“Es a través de la cultura, la lengua y el intercambio intelectual que la fundación busca estrechar lazos entre países”, destacó la funcionaria japonesa. Además de “facilitar el acceso al cine japonés”, el encuentro tendrá actividades en la Cineteca Nacional de la Ciudad México: un taller sobre el realizador Akira Kurosawa y un cineblub
Se efectuará un taller sobre Akira Kurosawa en la Cineteca Nacional
para debatir en torno a títulos ¡Es una película de verano!, de Soushi Matsumoto, y Bajo el cielo abierto, opera prima de Miwa Nishikawa, cineasta descubierta por Hirokazu Koreeda, ganador de la Palma de Oro.
La cinta de Nishikawa, también escritora, está basada en una novela de Ryūzō Saki. “En sí, el argumento es muy simple; sin embargo, lo que me llamó mucho la atención es la realidad de la gente que cuando se descarrila de la línea de lo que socialmente debe de ser tiene tantas dificultades, penurias”, explicó la directora en conferencia virtual.
Para llevar la obra a la pantalla grande, Nishikawa tuvo que modificar y adaptar diversos aspectos de la novela. Su compromiso con la historia, la llevó a entrevistar a ex convictos y ex yakuzas para nutrir la película. “Le fui agregando algunos mensajes que no existen en la obra original”, admitió la realizadora.
Para la japonesa, la posibilidad que le brinda el festival es grande. Nishikawa lamenta que en su país el presupuesto destinado a producir cine sea muy bajo, “por eso contenidos que por el presupuesto que se da en el cine japonés no se pueden cubrir, los escribo como novela”, explicó.
La cineasta, sin embargo, ha logrado complementar ambas formas de contar historias, “el cine y la novela están en una situación de apoyo mutuo, se están complementando. Cada área ofrece un elemento diferente y yo quiero sacar lo bueno de cada una”.
Nishikawa, quien admitió tener influencias de realizadores latinoamericanos, como el mexicano Alfonso Cuarón y el argentino Gastón Duprat, también lamenta que, a diferencia de Latinoamérica, en Japón las generaciones más jóvenes no tengan mucho interés ni un entorno adecuado para desarrollar el séptimo arte. “Trabajamos en un ambiente no muy favorable”, sostuvo.
A pesar de que Bajo el cielo abierto no aborda un tema muy llamativo para la sociedad nipona, la cinta fue bien recibida en Japón. “La reacción de la gente fue muy buena. Mejor de lo que esperaba, ya que en esta película se abordan temas como la soledad, estar desconectado con el mundo, la incertidumbre hacia el futuro; creo que en estos momentos que vivimos por la pandemia, la gente sintió empatía y conexión”, señaló Nishikawa.
El Festival de Cine Japonés en Línea se podrá ver de forma gratuita en la página jff.jpf.go.jp/watch/. Pa-

Arriba, escenas de las cintas Tiempo de despertar y Bajo el cielo abierto; abajo, del clásico de Akira Kurosawa Rashomon. Fotogramas cortesía del festival
ra acceder a las cintas será necesario registrarse. Los cineclubes y el taller sobre Akira Kurosawa también estarán disponibles de manera gratuita de forma presencial, previa inscripción en la página festivaldecinejapones.online/
Murió Don Wilson, “increíble guitarrista que tocó para gente de todo el mundo con su banda”, expresa su hijo
AP WASHINGTON
Don Wilson, cofundador y guitarrista del grupo instrumental The Ventures, falleció a los 88 años de edad.
Wilson murió el sábado en Tacoma de causas naturales, rodeado de sus cuatro hijos, reportó el diario The News Tribune.
La banda se anotó éxitos con Walk, Don’t Run y con la canción temática de la serie televisiva Hawaii 5-0. Fue incluida en el Salón de la Fama del Rocanrol en 2008.
“Nuestro padre fue un increíble guitarrista que tocó para gente de todo el mundo con su banda”, expresó su hijo Tim Wilson en un comunicado.
“Tendrá su lugar en la historia para siempre. Fue muy amado. Lo vamos a extrañar”, añadió.
En los años 60 y 70, 38 de los discos del grupo llegaron a las listas de popularidad en Estados Unidos.
The Ventures tuvo 14 sencillos en la lista Billboard Hot 100. Se trata de la banda instrumental con mayor cantidad de álbumes vendidos en la historia, con más de 100 millones. Walk, Don’t Run” fue número dos en 1960.
Los fundadores de la banda, Bob Bogle y Wilson, eran albañiles cuando compraron guitarras y libros de acordes en una tienda de baratijas en Tacoma, en 1958.
“Eran unas guitarras muy baratas y se desafinaban a cada rato, pero queríamos aprender”, recordó Wilson años después.
Al año siguiente formaron The Ventures, incorporando a Nokie Edwards en el bajo y a Howie Johnson en la batería.
Este último se fracturó el cuello en un accidente vial en 1961 y falleció en 1988. Skip Moore tocó la batería en Walk Don’t Run. Mel Taylor se incorporó luego y Edwards asumió la guitarra en 1962.
La banda daba conciertos, aunque sus miembros fueron variando. Wilson fue el único que se mantuvo constante. No hubo una gira en la que no participó hasta que se jubiló en 2015, según la familia.

Concluyó ayer en La Habana el Festival Internacional Jazz Plaza
PRENSA LATINA LA HABANA
Primer gran encuentro musical de Cuba en 2022, el Festival Internacional Jazz Plaza acabó ayer, tras cinco días de espectáculos de excelencia, encuentros teóricos y sesiones magistrales de instrumentistas.
Bajo el cumplimiento estricto de las medidas sanitarias aplicadas ante el covid-19, el festival constituyó una plataforma de intercambio entre creadores locales y foráneos, que ofrecieron un acercamiento a lo mejor de la escena jazzística contemporánea.
Desde la apertura, a cargo de Ignacio Nachito Herrera, el festival acogió a exponentes del género a nivel internacional, como Marieke Louix (Bélgica), Javier Malosetti y Dominic Miller –guitarrista de Sting durante gran parte de su carrera como solista– (Argentina), Haley Grey (Estados Unidos), Radovan Tariska (Eslovaquia), Mikedel Ferro (Holanda), Pekka Pylkkanen (Finlandia) y Sebastián Carmelo Armas (España), entre otros.
El Teatro Nacional de Cuba, el Centro Cultural Bertolt Bretcht y el Castillo de la Punta, entre otros escenarios, acogieron las presentaciones que cerraron ayer con el concierto de Germán Velasco junto con José Luis Cortés, César López, Cuban Sax Quintet, Orlando Valle, Javier Zalba, Jorge Reyes, Héctor Quintana, Adel González y la Big Band.
Uno de los momentos especiales de la cita fue el espectáculo Del Blues a la Timba-de la Timba al Jazz a cargo de Bobby Carcassés, fundador del festival, con su Big BandAfrojazz, que incorporó a César López, Jamil Shery, Édgar Martínez, Octavio Kotan, Tanmy López, Miguel Ángel García, Belinda Guerra y Laura Valdivia.
Estrenó el tema Guajira blues acompañado por voz y violín de Tammy López.
El certamen también dedicó un espacio a la teoría con el coloquio internacional Leonardo Acosta in memoriam, que consistió en con-
Dominic Miller (izquierda), durante su presentación. Foto tomada del Facebook del encuentro
ferencias, paneles, proyección de audiovisuales, clases magistrales, presentaciones de revistas y lanzamiento de discos.
En la cita se rindió tributo al trompetista José Miguel Crego Castro (El Greco), quien falleció en diciembre pasado.
En el programa destacó el recital del saxofonista estadunidense Donald Harrison junto a la Joven Jazz Band, que dirige Joaquín Betancourt, así como la actuación del multinstrumentista congoleño Ray Lema acompañado por el pianista francés Laurent de Wilde.
En el 37 Festival Internacional Jazz Plaza también se recordó a César Portillo de la Luz en el centenario de su nacimiento, en tanto conmemoraron el aniversario 95 de la pianista Numidia Vaillant, y el 85 del percusionista y cantante Oscar Valdés.

▲ Bob Spalding, izquierda, y Wilson, derecha, durante la ceremonia de inducción de The Ventures al Salón de la Fama del Rocanrol, en Nueva York, el 10 de marzo de 2008. Foto Ap

E. Wolff llama a deconstruir el plan tecnofascista de K. Schwab
CARLOS FAZIO
Corren tiempos turbulentos y peligrosos. En el marco de una permanente campaña de manipulación e intoxicación (des)informativa mediática sobre poblaciones infantilizadas e incapaces de discernir la ficción de la realidad, y con la coartada del covid-19, el complejo financiero-digital está llevando a cabo la destrucción del sistema económico capitalista y busca “resetearlo” en beneficio de la élite plutocrática.
Pese a la guerra sicológica y su narrativa apocalíptica y de saturación para generar terror, parálisis social y sicosis de masas con base en un virus enemigo, ubicuo, invisible y genocida, cada vez surgen más evidencias de que, como sostiene Ernst Wolff −igual que otros pensadores citados en columnas anteriores: Agamben, Chossudovsky, S. Zuboff, Paul Schreyer, Norbert Häring, C. J. Hopkins, Mattias Desmet, Robert F. Kennedy Jr.−, estaríamos asistiendo al nacimiento de un sistema totalitario cuidadosamente ensayado, donde el Foro Económico Mundial y su fundador, el eugenista sin complejos Klaus Schwab, juegan un papel estratégico como operadores.
Tras analizar al detalle durante 18 meses la crisis que transformó al mundo en “sicótico corona”, en agosto pasado el economista y periodista alemán Ernst Wolff se preguntó si todo fue “realmente planeado”. Si bien no encontró pruebas concluyentes (documentos verificados), llegó a la conclusión de que hay un número aplastante de señales e indicaciones que apuntan exactamente en esa dirección. Lo que embona con la frase del presidente Franklin D. Roosevelt: “Nada sucede accidentalmente en la política. Y cuando algo sucede, puedes apostar que fue exactamente planeado de esa manera”.
Describe la situación actual como sin precedente en la historia humana, con millones de personas sometidas a un régimen coercitivo que emite sucesivas medidas ininteligibles, absurdas y contradictorias para “prevenir” la enfermedad (ver “Descubriendo la narrativa alrededor del coronavirus: ¿Se planeó todo cuidadosamente?”), y afirma que éstas fracasaron y causaron un desastre tras otro: la logística global está en crisis y las cadenas de suministro rotas; se pierden cosechas y el abastecimiento de alimentos y semiconductores esenciales escasea, mientras se quitaron a las personas sus derechos de asociación y libertad de expresión y viajar. A raís de los bloqueos la producción mundial está en un caos, y en el campo de la salud los médicos pueden confirmar que la situación es hoy peor que antes de la “pandemia”. De allí que pregunte: ¿quién tiene interés en esa agenda global y se beneficia de ello?
Responde que el mayor beneficiario y “tirador de los hilos” más importante detrás de la escena es el complejo financierodigital, integrado por cinco corporaciones tecnológicas estadunidenses: Google −cuya empresa matriz es Alphabet−, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (conocidas como Gafam) y cuatro grandes administradores de activos: BlackRock, Vanguard, State Street y Fidelity. La capitalización de mercado de esas cinco empresas de tecnología de la información, expone Wolff, asciende a 9.1 billones de dólares, superior al PIB bruto de Alemania, Francia e Italia, que es de 8.6 billones de dólares, mientras los cuatro administradores de activos gestionan 33 billones de dólares, cifra que duplica el PIB de las 28 naciones de la Unión Europea, que asciende a 15.7 billones. Concluye que el complejo financiero-digital es el centro del poder global y está listo para poner de rodillas a todos los gabinetes gubernamentales del mundo y hacerlos obedientes.
Con esos beneficios, ¿por qué la plutocracia financiera-digital socava al sistema con una agenda escrita previamente formulada? Porque no tiene más remedio, responde Wolff, pues no se puede mantener vivo con el modelo de negocios anterior. Dice que sus alternativas son el colapso final o la hiperinflación, lo que significa la pérdida total del valor del dinero. De allí que, en un “gigantesco acto de desesperación”, haya optado por instalar un nuevo sistema, previo saqueo −lejos de la vista del público− del viejo sistema moribundo. Eso es lo que hace desde marzo de 2020, cuando la OMS decretó la “pandemia” del covid.
Según Wolff, la destrucción deliberada y premeditada de la economía mundial y su sustitución por un nuevo sistema, se impulsará a través de los bancos centrales con la colaboración de las Gafam, y su objetivo es la total eliminación del efectivo y la introducción del dinero digital. Todos tendremos una sola cuenta, y el dinero digital del banco central permitirá a los gobiernos vigilar toda transacción y asignar tasas impositivas, y con un solo clic del mouse, imponer multas individuales o cancelar nuestra capacidad de realizar pagos y operaciones financieras. Como prevén que ello generará malestar social y una gran resistencia, sumirán a la sociedad en el caos y presentarán el dinero digital como la solución a todos los problemas, en forma de renta básica universal.
Si se consulta el libro de Schwab The Great Reset (junio de 2020), dice Wolff, se verá que contiene las instrucciones exactas sobre cómo el Foro de Davos, cuyo estandarte es la Asociación Público Privada (APP), ha venido utilizando el covid-19 para destruir el mundo y construir un nuevo sistema, que sería la realización del sueño de Mussolini: el “corporativismo autoritario”, encarnado ahora en la asociación entre los grandes consorcios y el Estado.
Sin embargo, afirma que el plan de la plutocrática está condenado al fracaso por varias razones. La principal: la narrativa sobre un virus mortal como amenaza existencial para la humanidad no puede sostenerse a largo plazo. El paquete de mentiras mediáticas atestigua, no su fuerza, sino sus debilidades; como “la pandemia de los no vacunados”, que declara a las personas sanas como enemigo público número uno. Wolff dice que las élites no actúan conforme a las reglas de la razón sino por codicia y poder. Un poder que no se basa en el dinero, sus posesiones y armas, sino en la “ignorancia” de la mayoría de las personas. Por eso llama a impulsar una “campaña de esclarecimiento” para exponer todas las mentiras del complejo financiero-digital y mostrarle a la gente por qué y por quién están siendo engañadas.
Qué hacer
GUSTAVO ESTEVA
Ysí, es la vieja pregunta. Pero las respuestas son enteramente diferentes.
Como de costumbre, Raúl Zibechi pone el dedo en la llaga al describir las impotencias de los movimientos sociales o la llamada izquierda ante los predicamentos actuales. Redondea así las pistas que abrió dos semanas antes (La Jornada, 14/1/22 y 31/12/21).
La que se ha llamado izquierda ha ido perdiendo en el camino su razón y su sentido. En los años 50 empezó a poner el desarrollo, en vez de la justicia, como motivo y destino de su existencia. Para “hacer la revolución”, cuya forma cambió continuamente, se mantuvo apegada a la obsesión de “tomar el poder”, lo que en la práctica significó simplemente asumir las riendas del gobierno.
Persisten aún grupos organizados que aspiran al propósito original: establecer el socialismo, aunque la idea misma de una sociedad socialista se modificó hasta parecerse cada vez más al capitalismo e incluso al modelo que definía el desarrollo: Estados Unidos. Se marcó así la evolución de la Unión Soviética. Cuba ha manifestado por décadas la satisfacción del deber cumplido, al contar con un sistema educativo y de salud que supera en diversos sentidos al estadunidense.
En las últimas tres décadas lo que aún se llama izquierda ha estado en crisis permanente de orientación y carácter. En general, se ha acomodado al sistema dominante y al juego democrático. “Tomar el poder” significa para sus militantes ganar elecciones y ocupar puestos públicos. Se sienten especialmente satisfechos si la retórica de los intereses a cuyo servicio se encuentran tiene un tono progresista, aunque nunca se pronuncie contra el patriarcado o el capitalismo.
Esa izquierda ha cumplido un papel decisivo en el desmantelamiento y liquidación de movimientos sociales. Cuando no puede usarlos para sus fines, los excluye y limita cuanto puede y con frecuencia consigue dividirlos, conforme a un patrón que la caracteriza desde siempre.
Por esas y otras razones, como bien señala Zibechi, resulta en la práctica imposible que los movimientos sociales y quienes militan aún en algo que pretende ser “de izquierda” puedan unificarse e incluso concertar sus acciones, para enfrentar al sistema dominante y las olas de horror que ha desatado en la actualidad. Para acotarlas en un marco, Zibechi se refiere al Foro sobre el Estado del Mundo que tuvo lugar en San Francisco en 1995. Se definió ahí una orientación política de las élites en relación con una nueva clase social, la que los zapatistas llamaron “los desechables”: personas que ya no tienen utilidad para ellas. Las ven como “población sobrante”, de la que pueden prescindir pero necesitan someter y controlar. Ante desafíos como estos, relativamente novedosos, las respuestas leninistas al qué hacer, las que esperan que un grupo de intelectuales guíe a “las masas”, han perdido todo sentido y sustento.
La esperanza de un mundo nuevo ya no está surgiendo de la “izquierda” o de los movimientos sociales, sino de personas comunes bien organizadas que por mera supervivencia o antiguos ideales se han puesto en movimiento y se ocupan –de nuevo Zibechi– de construir autonomías territoriales y sistemas propios de gobierno.
Cuando los zapatistas terminen su evaluación interna, seguramente darán a conocer los resultados de su Travesía por Europa. Por lo que se supo durante su realización, se cumplió ampliamente el propósito de escuchar a multitud de grupos de toda clase y condición, que acudieron a recibirlos con entusiasmo y compromiso y crearon condiciones para intensos intercambios.
Una y otra vez apareció en las conversaciones la creciente distancia de la gente respecto a todas las formas de lo que todavía se llama “Estado” y la desilusión con todos los gobiernos, del más amplio espectro ideológico. En todas partes se informa de la emergencia peligrosa de grupos de inclinación fascista, que unen sus amenazas a las que representa el colapso climático y la crisis generalizada.
Una y otra vez se escuchó la voz de las mujeres, que ejercen nuevas formas de liderazgo, toman iniciativas radicales de enorme valor y cont ribuyen muy claramente a la construcción autonómica que se extiende. Empieza una discusión sobre el gobierno. ¿Debemos seguir usando esa palabra para formas de organización en que ya no existen gobernantes y gobernados, pues la propia gente conduce su vida?
Estamos ante la incertidumbre radical. Los colapsos en curso y la irresponsabilidad criminal de las élites, que intensifican en todas partes sus empeños de despojo y destrucción, ponen en riesgo hasta la supervivencia de la especie humana.
En un sentido muy real, tenemos que regresar del futuro. En vez de seguir imaginando utopías, que inevitablemente son proyecciones de las percepciones del mundo que muere, necesitamos transformar creativamente el presente. En vez de confiar en mesías o en cataclismos liberadores, debemos confiar en la capacidad que todas las personas tenemos cuando ponemos manos a la obra. En eso estamos. gustavoesteva@gmail.com