Primavera de odio

Diego Rangel

Primavera de odio

Editorial Desidia 1

El malestar empieza aquĂ­: soy el blanco de las brujas.

Sylvia Plath

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Aventura

La llamada de la desolación se plasma sobre el panorama ardiente en la ciudad de la tragedia, que sobrevuela la cúspide de los colapsos del terror.

He visto la llegada, el arribo de los guerreros y emisarios de la devastación, el cumplimiento del dolor que castigo a los caminantes y vagabundos que poblaban la ciudad, la soledad y el delirio eran inminentes, imposible conciliar las criaturas que devoraban los sueños.

La esperanza de ver colapsar la destrucción de nuestras tribus, las colonias donde aguardaba la hierba y el fuego nocturno.

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Columbia

La llegada del final plasmo las condiciones del desenfreno y el colapso, la caída de las estatuas y el olimpo de las formas celestes, la corrupción ha sido inminente y la precariedad abunda la condición de los cuerpos presentes.

El temor inunda el desequilibrio natural de los seres piadosos, el impacto de las llamas es igual de ardiente para todos, la desesperación hace parte de nuestra sangre, la rebelión poco a poco se mueve por las calles mientras los cadáveres flotan sobre el mar, el dolor es más intenso en otros seres.

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Vista

La plenitud de los espacios atemporales es similar a la tensión de la cacería que plaga los deseos volátiles, en la ensoñación bajo el ritmo desesperado de la atmosfera nocturna.

Los esqueletos se expanden como la población de una colmena, las calles se alimentan del trastorno de los transeúntes nocturnos, los movimientos del territorio espectral, devoran las fuerzas del colapso natural del relámpago vertiginoso.

Las voces recorren la forma de los camaleones que devoran la sombra de destrucción múltiple que se adueña de las conciencias desprevenidas.

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El arco

La ventana de la realidad comunica los mensajes de una ciudad brillante y luminosa, los seres deambulan allí con preguntas inquietantes, cuestionamientos de primer orden sobre la vida y la muerte, la velocidad los transporta a otro aspecto, contienda, panorama, submundo, contemplación, decodificación y estructura, proyectos del futuro que chocan y decaen, mientras el caos acampa y la muchedumbre se baña entre la sangre.

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El duelo

Las luces plagan el escenario de la venganza que golpea como una pelea en el desierto, la armadura de las imposiciones gigantes cuya naturaleza destruye con su corrupción, las estructuras que protegen los espacios abiertos, la plenitud es una fuerza que acalla la reunión de los objetos veloces, los símbolos aún pueblan el territorio hostil donde los desprevenidos deambulan las costuras volátiles de la herida que desangra la conciencia de los hombres.

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El pacto

La promesa indescifrable del cuerpo de una joven muchacha que descarna los pasadizos del futuro, por la orden de las fuerzas celestes que rigen el caos y la gracia, de las palabras que recorren como brillantes laberintos, los territorios enigmáticos del fulgor de los elementos de la retribución diurna, que disminuye el balance mesurable de los órdenes comprometidos con la desgracia y la fortuna, que bañan el paisaje desolado de las aspiraciones y los sueños que nacen como costillas de fuego, para alimentar la ambición tan temible de los espíritus trascendentales, ocultos por el velo del exilio, en el espectral dominio de lo silencioso.

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Ovejas

El campo artificial recorre el horizonte como si fuera a devorar el infinito, un auto volador flota la tierra seca de una granja, una batalla marcada por el milagro del sacrificio, presenta la sangre que cubre el rostro del sobreviviente, la sombra de los seres amados nublan la conciencia con su pesadez inconfundible, aquellos que observan el cadáver son lanzados a un juego de preguntas con respuestas turbadoras, la lluvia inunda el panorama mientras los hologramas iluminan la noche, los tiroteos ocurren como el bombardeo insensato de la venganza programada en el código genético de un ángel devastador, el romance se presenta como la encarnación de un deseo persistente, el desierto se hace terrible e intimidante, mientras se traga con su destello naranja el panorama de la búsqueda letal.

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2049

Los dioses caídos en el desierto opacan la sombra del corredor que deambula el horizonte casi letal de una ciudad abandonada, las trampas cubren el palacio olvidado, donde reposa un hombre y un perro, las balas empiezan a recorrer los muros y las explosiones se expanden y fracturan los huesos mientras la sangre baña la piel del perseguidor. Los muros colapsan, el secuestro es ejecutado con velocidad, la amante muere suplicando por piedad, pero el vacío es profundo y duele como la amputación del futuro apacible y conmovedor, la rabia, la ira, la devastación y la furia nacen implacables. Las réplicas aclaran los motivos de su rebelión con voces cartográficas. Los autos voladores caen heridos y verticales sobre el río, el ángel y el perseguidor pelean, el ángel acuchilla con ambición de muerte antes de ser ahogado en la liberación blanca luminosa. La nieve inunda la atmosfera con su frío de tristeza, padre e hija se reencuentran en la capsula donde los sueños se materializan.

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El mal

La trayectoria del sacrificio conduce a la desgracia que ilumina con su abstracción la curvatura de las fantasías del horror, las decapitaciones, las desmembraciones, el desarrollo deforme de las desvalidas criaturas que pueblan el imaginario territorio de vacíos indescifrables, las sierras se apetecen hambrientas al contacto de la carne, la cacería es natural y común, allí donde las castillos góticos levitan sobre el aire. La sedienta persecución que las calaveras fomentan para devorar la sangre de los ingenuos corredores de los pasadizos sobre la desgracia brillante, como el calor de la condena, el castigo inminente que amputa el pasillo y los músculos de la esperanza. Las armas de la obscena violencia que destroza los cráneos rotos y latentes de los monstruos increíbles y grotescos cuyo deseo más íntimo es aniquilar a sus presas con lentitud y gozo.

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El rompecabezas

La sombra inevitable me persigue como una fuerza oscura que acecha hambrienta los pasos y el trayecto de la aspiración cuando el escape de las fauces letales descifra los dolores del laberinto onírico repleto de imágenes del abandono al sufrimiento, aquel palpable e insoportable astro cuya luminosidad destruye la esperanza que puebla la ensoñación nocturna, ante la llegada del intenso delirio, en el crepúsculo de un desierto anaranjado, por las toxinas de las emociones distantes que acarician la tierra en busca de un espejo inmaterial cuya reflexión deforma la presencia de los fantasmas y espectros, que pronuncian los acordes de la muerte, derrotados por la curvatura de la desesperación, similar a una corriente de relámpagos que retuercen y consumen lo trascendental.

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Los Voynich

Los movimientos de las espadas sobrevuelan el aire buscando la herida mortal, bajo el dominio cauteloso de la sangre, que no contacta con la velocidad demencial de los sables que chocan en una explosión de truenos y relámpagos, mientras los músculos danzan para evadir la llegada inevitable del vacío. La agitación de los cuerpos ilumina la soledad del desierto de ondulaciones y altas temperaturas plagado de horizontes ardientes. La fuerza del combate sobrepasa la paciencia de los peleadores, la tiranía de la rabia traspasa la contemplación de los dominios ocultos, la fórmula del acercamiento invade la conciencia de Pan que en un parpadeo fugaz atraviesa el cuerpo de Rowina, enviando a William a lo lejos, el rescate del sable ahora de un rojo carmesí, tiñe la batalla con la densa marca del dolor, el sino de la tragedia de miradas pasmosas bajo la sorpresa de la momentánea ventaja, absorbe el resplandor de las columnas ingrávidas al borde del colapso. El último golpe hiere con visceralidad letal a su adversario, Pan sobrevive a una contienda que parecía coincidir con el final de la noche.

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La batalla

Los perros devoran mi cráneo con un frenesí resplandeciente mientras la persecución inicia su trayecto ensordecedor hasta el fondo de una conciencia marcada por los contornos y las fuerzas de la devastación, letales como abismos indescifrables, como códigos y rompecabezas tenebrosos que añoran la condensación del paisaje, del dolor que se bifurca sobre sí mismo lleno de delirios y miradas incandescentes que promueven la ruptura del orden establecido. Voces de mujeres que incitan al contacto con la guerra, la promesa del fuego y la consumación inminente del desastre astral que gira los planos del colapso terrestre.

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Musgo

El desahuciado deambula en búsqueda de las facetas de la redención embriagadora, que asciende sobre las concepciones eléctricas que nublan y pueblan el espacio de la desaparición. El cadáver del coloso nutre la vegetación de los bosques nublados, cubiertos por el verdor de la naturaleza cegadora, cuyo corazón palpita indomable, mientras las fuerzas antagónicas dominan y consumen el mundo del asfalto, donde los humanos decaen por el dominio de las maquinas, cuando la corrupción es evidente durante el llamado de la destrucción, y la esperanza es un signo olvidado del llanto ardiente, preludio de la perdición.

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Revelaciรณn

La hueste de los laberintos que bifurcan los rincones de mi mente, se abre como el reto de un rompecabezas de fauces humeantes, cuando el abandono es mรกs claro y la devastaciรณn del peso uniforme es brillante y oblicua, entonces la condena perceptible de eventos traumรกticos navega con su dolor alto y elevado por los nervios invisibles del fin de todos los lugares, la culminaciรณn de todos los espacios.

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Incomprensión

El inminente colapso de las imágenes volátiles retumba las paredes de este mundo lleno de arpías, serpientes, bestias indómitas de fauces insaciables que nunca conocerán el dominio absoluto de los sublime, el perdón inminente de la poesía redentora, la conflagración de los territorios adversos, en fin el dolor austral que emana del vacío.

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Navegación

1 La revelación inminente de la descomposición de las condiciones estáticas que navegan el horizonte despoblado de la lluvia de cenizas ardientes que se propaga por el aire como la señal de un colapso, programado por la estela celeste que inunda los bosques nublados por la radiación de la ausencia. En el orbe final del desierto fragmentado por la fuerza del aullido oscuro que nace en la muerte de la rabia súbita.

2 La ingravidez de la noche cuando las señales del olvido de acercan a conformar un cuerpo a encarnarse sobre las piedras sagradas en la ruta invisible, bajo la venganza ágil de los animales hambrientos, cuando la luz de la luna se hace terrible e intensa en medio del festín de la desdicha.

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Sol negro

La hora de la oscuridad me consume como el martirio inaccesible de un dolor distante aunque cercano, las voces de los heridos en la batalla inundan la atmosfera con su horror palpable, tenso, de peligrosas miradas antagónicas, la magnitud de la ilusión inunda y reproduce el diafragma solar, los pájaros veloces devoran el cuerpo de los caídos acumulados como la representación del grito de una bestia, el contacto es letal y la furia de los huesos calcinados plaga el aire con su desolación fantasma.

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La bestia

El advenimiento de las huestes oscuras, viene precedido por el golpe de la rabia nocturna, acompañado por la música destructiva del colapso inminente que se esparce como un virus letal sobre la conciencia de las criaturas incautas, que además son presa del ansia devoradora de la interpretación trepidante del olvido, cuya génesis es terrible, como el baile violento de los astros furiosos, que sobrepasa el dominio silencioso que cubre lo salvaje. Así mismo la incandescencia de los movimientos ausentes es ágil como la promesa perdida de lo invisible, que naufraga y deambula por el espacio adverso de la conflagración mortuoria.

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Último piso

El golpe terminal que inspira la curvatura de sus labios, pronostica el desenlace de la apertura fatal, del incendio instantáneo que provoca la autopista de su cuerpo, que decae por el vertiginoso ritmo de los latidos que traspasan la capsula de su piel, oh la belleza que explota y desciende por el trajinar de sus pechos, a que designio nefasto le debo el abuso de la pequeña muerte, a qué nivel de destrucción llega la intoxicación de esporas narcóticas, y el aroma de su sudor salvaje que naufraga por los delirios del torrente brutal de la desesperación que invade el venenoso filtro del contacto definitivo, tal vez la ausencia es el último estado de la cercanía.

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El acantilado

Las voces inminentes de la furia palpable de la travesía nocturna, navegan por el espacio del odio devastador que la rabia natural profesa, la conmutación fausta que desata la ruptura natural con la población indómita que naufraga la condensación que promueve la terrible proclamación del terror causal, que se funde en las venas ardientes cuya tormenta desata la corrupción forzosa de la muerte inevitable, que persigue el corazón de las criaturas nefastas cuyo destino es la cumbre de la desesperación.

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Entendimiento

Cuando las campanas de la tormenta causal provocan la ruptura inevitable de la belleza que retribuye el ocaso final de la rabia póstuma, que provoca la unificación definitiva que promete el desenlace y fabrica la promesa redentora de la desolación desértica cuando rueda por el ente malvado de la naturaleza depravada, que puebla la mente de la población lastimada que recorre las venas de la inmolación en el pronóstico con desniveles cuya gravedad se propaga por la rabia insoportable provocando las cualidades del absurdo que la distancia infinita conmueve por la abyección inevitable de lo increíble.

Lo terrible y compacto de la fuerza repta por el territorio del naufragio que desciende por lo frío y gélido cuya obscenidad predice los experimentos de la muerte.

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Representación

El final estático es provocado por la recuperación de las llaves inexorables que protegen los candados de la inevitable ruleta cuyo destino es la persecución que atraviesa la puerta del delirio, la búsqueda de la recomposición fanática que atraviesa el componente marítimo de las vicisitudes intimas que se rebelan contra el distanciamiento de las situaciones que se recomponen cuando la caída fatal se acerca al vórtice de los olvidos, la plenitud de los infartos que se acercan al último abismo en la fuente laberíntica que causa la detonación imparable de las revelaciones oscuras de la invención.

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Sueño

He visto el dominio que plasma la presentación que sube los problemas abyectos al recorrer los súbitos instantes de la captación que reproduce los estados del tártaro, que consumen la mente. Una reconstrucción por la determinación de la temible fuerza del sacrificio, que lleva a la convicción cuyo recorrido es de inevitable volatilidad, ataúdes que absorben a los que se atreven a hundirse en el prolongado martirio que pronostica la corrupción.

La muchedumbre concede la iluminación catastrófica del desvanecimiento absoluto, al espacio de la naturaleza que promueve la población imposible durante la caída nocturna.

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Liberación

La ausencia determina la calidad del vacío el rostro de una joven poeta me persigue para un recordatorio de compactas invitaciones al más allá la calidad del aire es irrespirable, las tentaciones del momento salvaje se presentan como un instante despiadado.

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Saudade

Los territorios hostiles que devoran la inocencia gentil de los adolescentes incautos que deambulan la batalla infeliz del reconocimiento infame de la sed que consume la promesa fatal de la hora abstracta que derrite los espĂ­ritus desprevenidos.

La presentaciĂłn decae por la lluvia nefasta que recupera la despedida del olvido que levanta el deseo inevitable.

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Desorden

La presiรณn de los sentimientos obedientes que seducen y oprimen el sistema irracional que compromete la representaciรณn que de alguna manera retoma la visiรณn inimaginable que retuerce la realidad.

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Distanciamiento

La sucesión deplorable que navega la transparencia que sucede al pronóstico rustico que entristece la retorcida visión de la desordenada previsibilidad de los objetos violentos que derraman la melancolía que cala en los huesos como un veneno letal que impacta la naturaleza oscura por causa del infierno terrestre, desatado para comprometer la inocencia predecible que sacude el origen de la paciencia explosiva que provoca la soledad.

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Antítesis

Los dominios de la retribución gótica que atraviesa la consideración de las visiones imprevisibles que recuerdan la distancia liquida del olvido natural, que se filtra por los muros de la ausencia que inunda la tranquilidad fantasma.

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Alejamiento

Según ciertos conceptos que abundan en la ausencia, se dice de no habitar en los rincones de la furia, donde acampan los relámpagos allí silenciosos.

Más tarde entendí que los horrores que plagan la atmosfera inundan la piel y la sangre de aquellos que encuentran momentos cercanos a la tristeza, por los espacios que tal vez hacen parte del vacío.

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Volumen

No recuerdo si las voces del infarto me persiguen desde el eclipse maldito, aún recorro los ideales del olvido como un castigo que naufraga entre la pesadez del valle demente.

Parece que las situaciones se amoldan a la era de la infamia, la retribución de los aspectos malvados es más común en este espacio del colapso, quién predice la llegada del proceso nefasto, que canibaliza la atmosfera, la esperanza del castigo sigue nublando la reaparición de la tragedia.

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Estimulo

La presencia del brillo intenso inunda el panorama embriagador de la resplandeciente forma de los enamorados al atardecer bajo la sombra de los árboles, cuando ella y él se tocan con fuerza para reconocer la longitud de la carne que representa la saciedad de las consecuencias que doblegan la calma que había antes del momento abstracto.

La imagen súbita de los instantes sublimes acompaña la evolución del contacto que demuestra la caída de la inundación que recorre como un espiral de aves de presa, sobrevolando la frágil emanación de los sentimientos ajenos.

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Un vuelo

La respiraciรณn de lo alternativo es peligroso, como la llegada de la niebla no recuerdo si las voces buscan el espacio o la desintegraciรณn de los cuerpos, es mรกs lejano el yacimiento de lo silencioso.

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Camino

La carretera es abandonada por la donación de la poesía fantasmal. el retorno de la obsesión grave que se apodera del testimonio que desea provocar una odisea irrecuperable, aun así la pesadilla no desaparece del pensamiento cristalizado por la tristeza posesiva.

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Helheim

La velocidad inaudible del descontrol diagnostica el proceso de composiciĂłn de las cosas, que se alejan de nosotros, a quĂŠ hora llega la nevada helada que el invierno provoca en el demonio hostil.

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En lĂ­nea

El regalo de las huestes celestes se avecina sobre mi como las fuerza de las fracturas imparables que destroza la imagen digital del concepto renegado durante la presentaciĂłn de la conexiĂłn necesaria.

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Basura

En presencia del acto de la invisibilidad que retorna a la luz de los insectos nauseabundos que proyectan su oscuridad sobre el cielo.

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Posibilidad

Si ya no viene la guillotina de la rebelión, es igual de inútil la búsqueda de la venganza, morir no es acaso siempre un castigo, vivir recuerda más al odio de lo incomprensible, al instante increíble, irreal, controversial, polémico, del crecimiento ciego de la costa fría que consume los espacios de la ensoñación.

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Latitud

Anterior a la mirada de aves, de nidos colgantes y cuernos relucientes, que atraviesan la latitud del mineral báltico que se hunde en el mar como el rastro de una bomba, que aún no explota por la condensación del humo y la neblina que transpira en las habitaciones envueltas por ladrillo y cemento que producen espacios, para el trajinar del viento que se proyecta sobre el aspecto trascendental de las rocas y los acantilados que recubren el vacío del abismo intermitente, similar a las reproducciones del fracaso.

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Desamparo

Cuando el abandono es el dominio ideal del desarrollo de la urbe, las ramas y el verdor se toman la ciudad, los escombros son devorados por el avance del musgo y de las enredaderas, los hongos y sus esporas invaden la alta visceralidad del panorama, la fotografĂ­a del final y el desarrollo se imprimen en la carrera no ambiciosa de la vida, cuando unos pocos vagabundos tratan de hacerse paso con las categorĂ­as del vacĂ­o, los hogares ausentes por la presencia de sus miembros, respiran en soledad cansados durante el colapso de la civilizaciĂłn, y algunos grupos deambulan con la resistencia del deseo apreciativo de la oblaciĂłn.

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Desconfianza

Sé que el regreso de las aves no pronostica la súbita desaparición que producen las tormentas, los cuerpos de las mujeres inundan poco a poco el trazo de la costa, la deshabitada locación de las miradas ausentes carecen del contacto con la presa, la herida de la invitación borrosa se multiplica como la gestación de un virus en la mesa de una familia que está al borde de la ruptura total, cuando los cuchillos desaparecen y las insinuaciones de las criaturas devoradoras se acercan a las puertas de las casas recubiertas de ansiedad, por las fracturas del incendio inevitable.

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Oleaje

El agua consume con dedicación los espacios vacíos de los pulmones incautos que son repletos de un líquido espeso, que moviliza el descenso de la fuerza grávida y pesada del mar, creado para consumir derruir y carcomer a todos los que decaen en su interior. Su tortura lenta sueña con arrinconar la tierra, azotar ciudades, e inundar los terrenos desérticos con su pesado movimiento azul, inocente en los niveles de la desintegración, cuya provocación magnética atrae los colmillos de los tiburones insaciables, pleno frenesí de la mutilación cuando el descontrol es el plano ideal dela realización marina. Deambulaciones de un narval.

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Alternativo

La publicidad altera el espíritu con su intensidad alucinante, presente en el producto delirante del ensueño de una criatura mecánica, articulaciones del sistema inalámbrico, que se introducen en las venas de una civilización marcada por el espionaje del espectáculo, desnivel de la altura máxima del descenso inevitable, que se retuerce como un síndrome en la posmodernidad, indicios desastrosos de decaen del futuro.

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Padecimiento

La revancha, la caída nocturna invade el aire con su gas nervioso, prolifera en el interior del cuerpo multiplicándose a un ritmo acelerado, amueblándose como una bacteria que se expande a los rincones agitados por la presión de la sangre cuya mecánica carmesí mueve a una raza envuelta por la amenaza invisible.

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Trayecto

La plenitud se consume así misma, el estado ingrávido donde los huesos y los cráneos son ídolos que iluminan las calles con su presencia espectral, la fundación de la vida mecánica es mérito del alzamiento de terremotos y tormentas, no hay combinaciones de rompecabezas durante la emergencia que arremete la encriptación de mensajes diurnos que navegan en el viento con su aroma fantasma reduciendo el código de una era a un bit. La avenida se hace caótica, levantándose de la nada para arrasar ciudades con su peso improbable, alterando la comunidad de los dolientes e insensibles creando un vértice de entes que decaen a un vacío absoluto, un espacio de aparente ausencia.

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Ocaso

Que la desventura me busque cuando el fuego arda y las nubes de ceniza estén cerca, cuando la desmembración de las cosas que se corrompen estén de acuerdo, y la muerte piense que el final es distante, la masacre entonces será espontánea y los cuerpos cubiertos de sangre, asesinados y sublimes, se acumularan como una montaña de carne sobre mi conciencia, y creeré que cada perdida ha sido necesaria alimentando un decálogo del descontrol, una biblioteca sobre la desgracia, me perderé en el desenfreno de la ira y la curvatura luminosa de la demencia romperá la forma de los objetos concebibles, y la crueldad brotara de las bocas como la náusea, causando el silencio de la aspiración, y el sol se comerá la realidad con su calor desorbitante, la carne ardera y el dolor se bifurcara como un mensaje traído desde la nada para implantarse como la bomba de los inútiles.

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Lumbre atroz

La audaz llegada de la desventura que consume las cosas a mi alrededor, no conozco las estadísticas del infortunio, las gráficas de la desgracia, parece que las brujas están de acuerdo con el canibalismo de mi cuerpo ¿Por qué disfrutar tanto de la condena? Quién invento la magia negra, resultado de procesos siniestros. Al final el declive de lo ultravioleta, la revelación del aroma embriagador que nace del bosque, alusión al crecimiento de los arcos inexplicables, enredaderas y hongos cazadores de cadáveres, parásitos que nacen del cuerpo como tentáculos de pulpos insaciables, el verdadero horror sucede a la luz del día.

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El sábado infame

La tribulación de los seres flotantes que se elevan con cuerpos que muerden tenaz y hambrientamente, la carne de las víctimas que recorren las manos de las bestias celestes que han nacido para el sacrificio oscuro, en el Sabbat donde la energía levita para llegar a los círculos mortuorios.

La trayectoria del mal que prospero en la suavidad de su médula, surgiendo por la fascinación del lago, del océano que la sangre originó a su lado. Pasmosas desmembraciones y sacrificios que estremecían los huesos. Cuerpos chocando para invocar el maleficio, rostros desorbitados, cráneos rotos, órganos palpitantes en la unidad de lo grotesco.

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Tráfico

Consuelo con la nada, comunión imprecisa con la invención del abismo, esperanza que las abejas escapen de las cuchillas afiladas que sobrevuelan los planos áridos donde la vegetación no germina, búsqueda de una entrecortada relación con el etanol, proyecto de entrega a la presión los líquidos marinos. Perdida de la convicción en derrumbar la pose de la suplantación que inunda la reconstrucción del absurdo.

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Encarnación

Los cadáveres me persiguen impuros por la espereza del asfalto, los gusanos desagradables emergen de sus cuerpos, buscan acabar con el regreso de las esporas letales. No coincido con los impacientes movimientos que exhiben los zombis en la calle, los rebeldes no vuelven a sus épocas gloriosas, la decepción envuelve la visión decadente que prolifera en el interior de los ecosistemas. La primavera derrite y comprime los huesos de los recolectores de sobras y enlatados, vivir en la pasión de la sangre nos sofoca con su angustia progresiva.

51

Camino de cólera

La arena como lava hirviente, que derrite la continuidad en pedazos de líquido intuitivo que no escapa a la mirada de las vírgenes, siempre huyendo a campo traviesa buscando un oasis en la decadencia del desierto, la sulfuración de los restos de los mares en las lagunas de sal que ahora en reposo silencioso, inundan y sobre pueblan las piezas de un valle de conciertos deprimentes, cantos y gritos a favor de la resolución erótica y sensual de la violencia, desconexión sobre todo lo que conlleva a la tristeza, un velo oculta los procesos lentos de la melancolía, perdida en aquella fe ciega que tanto nos había empujado hacia la furia ¿Algún día conoceremos el desconsuelo que hay después de la masacre?¿Qué significa para nosotros el rastro seco de la sangre? Qué significa morir.

Poseo un pedazo de lo inexplicable.

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No temo

Duermo en la selva con los chacales, la hienas me persiguen con su risa implacable, la pesadumbre del asfalto está cada vez más cerca de tumbar mis pasos, las esporas se juntan para platicar la hora de mi desenlace, el agua es seca, arenosa, letal, con un aroma ácido y vidrioso, la vida no es la misma cuando las mujeres intrépidas se lanzan al vacío, lamento el llanto por los conciertos de la desgracia, las voces de la plaga ascienden con su hambre insaciable ¿hasta cuándo sentiremos el abandono de la rabia especial? Quisiera entender el contenido masivo de la soledad, percibo el coro creciendo como un germen increíble, que parece estar a punto de alcanzar la corrupción total.

53

Estado

Los mensajes imprevistos que esperan y aguardan, para empujar a la demencia, un estado de constantes momentos indescifrables que se juntan como una masa pegajosa nadando para explotar al contacto, los símbolos cambian día y noche, el idioma se convierte en un ritmo corrosivo y desastroso que anida en su huésped a punto de fracturar sus huesos.

A qué se debe la constitución del mal que aguarda en el exterior de las moradas desdichadas afanado en destruir las alas y las piernas que persiguen la nostalgia, de las criaturas esperanzadas en encontrar el llamado de lo extinto.

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Ausentes

Tiembla la lejanía, el eco del desastre distante azota la constitución de ese posible lugar donde antes fuimos felices amantes, cercanos a la entrada del infierno, ardiente siempre a la densidad del gas masivo que nos besaba la piel con una calma estremecedora, aguardando por nuestro dolor, por dividir esa carne que no ha sabido comportarse ante la presión de la agonía, mecanismos de guillotinas hirvientes por el gesto de la temperatura, una multitud sintiéndonos con placer, con odio, encontrando nuevas falsificaciones de entretenimiento a costa de voces muertas, de pactos tenebrosos, miradas violentas que no toleran el afecto y el amor de una mujer.

55

Tierra santa

Veo tu cuerpo femenino creciendo como un entramado de venas salvajes por el exterior de los muros, parece que nuestra sangre entra en contacto para hablar de temas cercanos, relacionados con la presencia de la desaparición, que regresa a buscarnos como un asesino que no olvida la escena del crimen.

Raíces creciendo como un virus cuyos focos nos jalan al fondo de la tierra, el calor pronuncia nuestros rostros como olas de ceniza que nos abandonan, el furor consistente de la soledad, para unirse al baile de los mutilados, cráneos que consumen la carne de nuestros momentos eróticos como un alimento sublime, muero cada vez que te conozco, tal vez no agoto los recursos del fracaso, a que se debe la inútil unión de los enamorados.

56

Mensaje

El llamado de las sustancias me persigue como un soneto de cosas temibles e innombrables alaridos.

No vuelven los momentos feroces que se desvanecen, por las voces que siguen el trayecto pesado del mal.

57

Error

La tibia piel de los fantasmas de las brujas, recorre el tenso campo que envuelve a los árboles en la media noche, su ritmo turbulento lleva los individuos a los estados más alucinantes de la demencia epiléptica, que arrasa y consume el abecedario de la muerte ¿es el mal una parábola del fracaso?

58

Capitolio

La tribu grita en la cacería que se desvanece, hay culpa por saber que estamos rotos, el latido de los músculos que agitan la ciudad capital demuestra la perdición que antecede su espíritu, las sanguijuelas nadan por el fluido del agua, la temperatura de la hoguera arde como un festival de depredadores inexactos, que solo prolongan el horror de sus víctimas, la forma de las cicatrices que recorren el mapa olvidado de la piel, amparada por la sombra nocturna, no habla de la incesante ambición por consumir la sede de los huesos bañados por la fama, en la deformación que trastorna el abecedario de la realidad. En un gesto de bocas abiertas por la sed de la depravación, parece que ansían el encuentro con la violenta cita, la perturbadora prueba de fe contra la resistencia de las brutales mutaciones, no hay confines para el alcance del padecimiento.

59

Reproducción

El corrosivo margen de la aurora parece consumir el resto de la descendencia que renace cuando el agua prolifera en las fuentes, y en el fluido de las cosas gélidas por el paso embriagador de la estela de la primavera, el calor entra como un diente afilado a la carne tensando los músculos con su soledad destructiva de un azul casi blanco, mordaz al grito de la consumación, del ritmo adyacente a la iluminación vaga, de los faroles cuando los vagabundos, deambulan el desacuerdo de su recorrido mortal sobre el suelo nocturno ¿Habrá un hilo que relacione esa ventaja indecente del abandono?

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1

Algo se disuelve, desaparece de la carne la esencia invisible de los vientres sudorosos de las adolescentes que en la tarde festival, en el doblaje de la materia que arropaba los cuerpos pero la incapacidad, es equivalente al silencio que distancia los amantes, como ataúdes y sepulcros que plagan con un rastro de aves de carroña la consumación de las despedidas, las llamadas ausentes que anteceden la llegada de los espectros, la resolución del oleaje violento que relaciona los procedimientos ante la separación presente de la multiplicación de los aullidos.

61

2

Somos un fracaso, y es bonito.

El contorno de la tarde, cuando es real demuestra la tragedia universal de la inutilidad, y la reconstrucciĂłn de los huesos rotos es labor de los ineficaces, pero la brisa es fresca, la tierra es hĂşmeda, la condensaciĂłn de la temperatura es igual, solo cambia el tono del desamparo, la desdicha que apena el agrietamiento de la carne, las esporas se adentran como bombas electrĂłnicas en el borroso mapa de lo emotivo, como una trampa absurda e infame.

62

3

Huyo de la piedad no quiero sentir el embriagador recorrido del perdĂłn. acaso merezco algo antes de partir al borde, al filo, al insoportable filo de lo absurdo, el chiste nunca termina, la broma permanece sin decirse, la comedia se sobrepasa, me sigue despiadada y hambrienta, no quiero alimentar al palacio y a su pĂşblico, bastarĂ­a tal vez con inmolarme frente a la destructiva presencia de la nada, la grotesca distancia con el siniestro y abrumador dominio de la locura, invade mi ser me lleva a salvaguardar aquella satisfacciĂłn con lo terrible.

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4

Se acaba la función, las luces se desvanecen para abrir un arco de estrellas moribundas, la ciudad parece el esqueleto de un insecto cuyas alas están rotas, el pulular del ajetreo sobre el mercado, restablece un balance sobre la calma, y la cotidianidad luego de los entierros, luego del estallido de la bomba, la inactividad le abre paso a la supervivencia, de súbito somos salvajes, parece que nuestra naturaleza es habitar en el horror, la propagación del mal y la suciedad es desigual en la ciudad, no todos sufren, y no todos enferman, pero el lamento es genuino y largo, no alcanza a profundizarse por el sistema respiratorio de la población convulsa y delirante, parece comer del padecimiento cercano.

Hay alguien alimentándose del dolor.

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5

La piedad abandona mi casa, la ley se hace más inútil de lo que solía ser, pensar en el ritmo intermitente de la pena es revivir el agravio volátil de un colapso lamentable, es apuñalar una herida que no sana, es padecer una carga, un peso de características sobrenaturales, es sentir los huesos ardiendo mientras la piel es ceniza, el infortunio es turbulento, agitado, golpea con violencia, disfruta y goza del daño que se expande rompiendo venas y tendones, debilita los cimientos de la mente, renace un sol negro que oscurece los latidos como si el corazón fuese un astro roto, parcialmente olvidado en el vacío.

Las canciones son incapaces de promover algo durante la primavera.

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6

1 La adrenalina recorre el cielo como una nube diabólica, se plasma como el nido de una tormenta sobre un clima impreciso e inestable. Y la veo nacer, creada por los dioses, traída a la tierra por seres celestes y salvajes, ella habla por la lentitud, parece concebida por un hado de palabras y sentimientos que van por el valle, hacia el bosque nublado de estados pesados como un lamento de dones consumidos por la gravedad en una caída al abismo de dagas y espadas. El amor es un símbolo abusado por la continuidad y la persigue, la muerde y la contacta con ternura, parece que promueve el desenlace de eso que significa estar consumida por la enfermedad. Metástasis de la agonía, reproducción de momentos, duplicación de encuentros, sentir que el cuerpo no tiene significado cuando es arrastrado al absurdo de lo incompleto, y aun así las canciones son predicciones de lo que ocurre a su lado, de cómo su carne era un vicio insaciable, una relación de seres al borde de la extinción, a punto de un rapto divino.

La juventud vagaba en ambos, y la atmosfera agradecía la retribución de sus sentimientos, la unión volátil de sus bocas como un musculo narcótico, levantamiento de entes transportados por la libido a la gracia de la copulación. Superficies que se aprietan para consentir la comunicación del orgasmo casi fatal.

Desayunos, olor a comida caliente, platos que se golpean sin romperse, besos de despedidas y miradas despreocupadas. Almuerzos marcados por el desarrollo de un pacto silencioso, de nuevo miradas tiernas. Votos acerca de soñar y olvidar. A veces encuentros decepcionantes con el reflejo de lo eléctrico.

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El bebé llorando en la madrugada, la incapacidad de esconder sus lamentos, su risa ingenua al amanecer, su voz débil en los brazos de ella, casi estables. Sonreír con vulgaridad y no con gozo.

Era un burócrata, un hacedor de leyes, un diseñador de suicidios. Tenía un trabajo de oficina. La imperfección fue común, un regalo compensatorio con el mundo, un dialogo sobre el asombro.

Y llegó a su casa para ver la primera sangre del desamparo, la relación material con la inactividad, el profundo desgarro con lo que debía ser, pero el cadáver de ella estaba inerte y doblado hacia abajo. Nada más que llorar. Desastres que no acaban.

2 Luciérnagas sobre una herramienta divina, bañada por rayos, energía que se produce para quemar, explosiones sublimes de cosas que no acaban, destrucción de palacios, cacería de bestias, desmembración de matones, producción interminable de una rabia demencial mientras la debilidad se retuerce.

Cráneos rotos, reinas desfiguradas por la tensión de la estática en la piel de la pieza letal, compactación de tumultos aplastados como bacterias, creación de prófugos y de armas contundentes después de la revelación, el deslumbramiento de fuerzas ensangrentadas y obscenas.

Osadía en la pluralidad de los cuerpos vencidos.

Autos que avanzan para retroceder asustados,

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persecuciones inefables.

Plantas que florecen con dolor.

Límite del abuso, madres muertas, retos directos al infierno.

Esterilidad, rechazo a la mirada pública.

Desconexión con el paisaje.

Lesión total, influencia tonta sobre la revancha.

Descubrimiento, odio, cristales afilados.

Satisfacción.

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7

Una distancia abierta como un colapso, una separación ocasionada por el advenimiento de llamadas celosas, el arribo de una hoz que nadie esperaba, se daba por seguro su desconsuelo, su encuentro con lo inesperado, ella vagaba por los laberintos de la inmensidad, aunque la llegada de la justicia no era real ni oportuna, el recelo con el que había protegido su caparazón fue prolongando la evolución como el humo, que se expande durante incendios.

La promesa se rompió, el extraño movimiento del retorno de los objetos perdió su sentido.

La invitación a restaurar el valor emotivo que hibernaba para enfrentar la abrumadora esencia de lo que siempre hizo falta, no basto para conceder la pelea contra la espera.

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8

Fin del juego, la retribución llegó a un lugar oculto, el relámpago acabo el instante nauseabundo que se revolcaba en un plano de estados anónimos, el rencor y la impaciencia que bajaron de un lugar de búsquedas y casas habitadas por el odio enfurecedor, la vagancia de la volubilidad, de una cólera retorcida y poco elegante, dando rodeos con espectros por laberintos de acertijos mortales, pero luego del festejo cegado por los explosivos, hubo una tortura sutil, un manto de cuerpos que imploraban la consecuencia que era retransmitida como un llanto de adolescentes ingenuos que no habían visto el rastro o el margen del pecado. Por qué reconocer lo que aún sigue vivo.

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9

El daño que no cesa y que se propaga como un pesado líquido que se hunde en el pozo de la realidad absurda que se filtra por la piel, pero los ejes de la desgracia no se unen, encajan algunos pedazos de las partes y así la totalidad es un mito.

Cuernos de creaciones que se pierden en el bosque de asfalto, problemas que se enlazan para romper la quietud de un mundo amparado por la adrenalina, cuestión que pronostica el carácter inminente de una perdida ¿y es que acaso alguien escapa del sino? Procedimientos opacos que atraen el ritmo grácil que vaga por autopistas olvidando muchedumbres, o escapando de ellas, bajo luces difuminadas como senderos electrónicos.

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Un enjambre de espadas azules se duplica y contraen cuando las aves rondan el cielo y la voluntad de las agrupaciones que se unifican para colisionar en audaces combates donde las arenas del desierto colapsan, mientras la derruida acumulación de edificios urbanos es consumida por las ramificaciones de enredaderas y arbustos que anidan y prosperan entre las comisuras del asfalto.

No hay designio para desarrollar la confabulación de entes motrices que se implosionan como temblores unidos por rupturas abruptas causadas por la banalidad del azar, que se arraiga en el interior de los talamos como toxinas que aspiran por finiquitar de golpe las bases de la tribu. Ya no pedimos por perdón, como si no soñáramos con la aniquilación, la propia y la ajena.

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Eventos inesperados enlazados por encuentros de muchedumbres vigilantes, una oferta traída como una promesa falsa que augura un mañana prometedor, habitaciones vacías, problemas para entender los códigos indescriptibles, grupos que conversan sobre un eje estático, y aparece como una masa de seres perturbadores, el hambre que se alza como una construcción abandonada y carente de cuidado, preguntas amparadas por el desinterés de los demás.

Noches de ceros cayendo, como una cortina vacía extensión de un avance desagradable, árboles que nacen para degradar el frío ¿por qué no aceptar que todo se había roto? La esperanza era inútil, y aun así el castigo fue un retorno, una voluntad adyacente ligada al paisaje de la miseria.

Nada más una fundición con el avance del olvido.

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Aunque el resplandor permanezca como una sonrisa justa, los rasgos gráciles de la aventura llegan para compartir un código acerca del frío que se desvanece, una experiencia que se presenta casi infinita, una alusión a flores que se abren sobre el hielo, mención a un lugar algo distante de expectativas unilaterales. Y ella hablo del delineamiento de una percepción aliada con la ondulación, y aún se alza un puente que entre breves trayectorias, arrasa la conformación de la llamada para acercarse a la unión volátil que plasma en fotos iluminadas, por la presencia sobrecogedora del azar, la imagen de un cuerpo que no me abandona.

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La preocupación no altera el destino de la repercusión que hiere, lastima, fracciona y finiquita la condensación del dolor que se presenta como una mancha que no se borra, tatuada como un pacto claro que acabaría con las relaciones que implantaron bajo la deformación del viejo mundo donde los muros se contraen, y la propagación de la tristeza amolda la oportunidad de acabar con los elegidos, para un rompecabezas no apto para ingenuos topando con la aseveración del pronóstico de relatos negros que se esconden entre ellos, inminente presentación de cadáveres envueltos por elogios, rígidos en lo desconocido.

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14

Macabras combinaciones que se retuercen en el cielo cuando la seguridad se hace poco valida y el miedo azota como una promesa que se afianza en el clima decayendo en ritmos, la ventaja avanza inminente en busca de una satisfacción que se torna ambiciosa y realista, vagamente relacionadas con los ajustes del infortunio, soberbia compuesta por la persecución del goce íntimo, ambición ansiada de reconocer el punto de la fractura, la calada de la muerte que se compacta en el fondo del deseo, fronteras autodestructivas, anhelos de confundirse con la suciedad ajena, aspiraciones con lo decadente.

La sulfuración de la llegada fatal no demoro en cerrar la órbita de la agresión.

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Descentralización de los abecedarios que se propagan por el desenlace que causa la falta de apreciación, cuando la esperanza decae como un grito ahogado, la tristeza se revuelve como un engaño que fue esparcido por el trópico para consumir como un nido de gorriones la mortaja de entes que se dieron al intercambio de sensaciones, provocando la videncia de las experiencias vertiginosas. Abusos reincidentes que se impregnaron con un aroma desconocido, revelación de una desgracia que provoco el ascenso de los instintos salvajes, memorias de fallecidos distantes, que parecen olvidados en los bosques, una vaga desesperación por cazar pieles que no se secan.

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Regeneración, provocación que se esparce como una necesidad afianzada en el rompimiento de un velo que se disuelve para recolectar los desniveles del llanto, rendición de la persistente evocación que se produce por el avance de los aspectos relativos al fracaso, las tragedias que se interponen como la condensación del sadismo, replanteamiento acerca de la prosperidad del dolor, crecimiento irracional del hambriento proyecto de la imposición del abuso, recreación inmadura con los miembros de la corrupción.

La tiranía de la diversión deja un hilo temeroso que acaba como las anécdotas de la oscuridad, lugares sucios que se consumen hasta saciarse con la sangre de las promesas fallidas, acusaciones mutuas sobre la responsabilidad.

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El reencuentro era una fase relacionada con el trayecto ágil que siempre ataba aquellos seres que recordaban vagamente el proceso de lo que aún no se proyectaba con claridad, un desarrollo de actos olvidados por la tenacidad de su dificultad amparada por la fluctuación de las altas frecuencias.

La noción de una experiencia amasada en el seno de la familia, avanzando con su yugo personal hasta los límites propios de la realidad, voces que corren alegres por los pasillos de la casa, versión de una templanza a punto de desvanecerse, criaturas distantes al tanto de una vida que siempre soñaron con fragmentar, desconocimiento del honor, capas corrosivas que aún no se diluyen en su obsesión.

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La invasión de naves deja un zumbido estridente que no se acalla, adquisición de momentos famélicos que fabrican un pésimo avance, aunque el pánico sea la última fase que procrea las acciones absorbidas por el ilegitimo ritmo de la dependencia, aliada pronunciación de la retribución que capacita los órganos de la programación maligna, desenlaces inesperados cuando la catástrofe de la incapacidad se sienta a su lado divagando el dilema de la hora no presente, presentación de las armas, cómo comprobar el desarrollo de un calibre, antecedentes con el dueño de las tinieblas, preconcepción con la tensión, animales hambrientos que se proponen la realización de la desesperada cacería de presas veloces cuyo destino aún es desconocido.

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Búsqueda, aventura visible del ruedo ardiente de la relación ante maquinas que emiten luces y hologramas, la formación de un mundo donde alguna vez coexistió la naturaleza. Evocación de un lugar que se carcome así mismo, brazos metálicos que fomentan el desempleo masivo. Cuestionamiento ante la mirada evasiva de los clones, presentimiento de una huida a la separación, recelo infame de las estructuras abstractas que solo se hunden en la consistencia mental, plástico que se difunde.

Invasión de sujetos desconocidos, miradas que se reproducen sin pudor, armas que ostentan el preludio de una guerra, mujeres alimentándose del crimen.

Sentimientos dispersos.

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20

Rumor, recordatorio que la sublevación se termina en la cascada de hielo y granizo, la temperatura solo desciende y el cielo no pronuncia nuestros nombres, batallas inútiles que han nacido para consumir el metal como una ruleta de explosivos que aún no tiritan en la oscuridad.

Planos de espadas inquietas que movilizan el roce de las maquinas mortales que se han rebanado como parte del rapto innecesario.

Abandonos que no duelen.

Reinvención de las veces que se han multiplicado las partes voraces y crudas de una inteligencia artificial, cuestionamientos depresivos, balas que solo colisionan en los muros, preguntas sobre lo que alguna vez fuimos.

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El viaje que sobrevuela el bosque perezoso y lento que bombea vida a la vaporosa industrialización que domina la ciudad, abusada por la explotación minera que inyecto sus fluidos como líquidos espesos que se deslizaron a la llegada de los terremotos, la huida que avanzo en las fronteras veloces de la llamada audaz de dientes motrices que consumieron la energía vital de la elevación interna de los mantos salvajes.

Instantes dolosos, composición de apetitos, relación de contactos con la belleza, imposición de un colapso abrupto, sensación de abandono, evolución de nuestro desamparo.

Raíces que se ramifican sobre los metales que se propagan en un estado de erosión y desarraigo, luchas que no ganan.

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22

La colección del vértice desgarrador se expande luego de la llamada triste de aquellos que pierden una apuesta con las fauces del inframundo por el embriagador infortunio de la deslumbrante faceta de la clase desleal de guerreros feroces, que se han bañado en la sangre de enemigos y victimas colosales sobre la representación de la misericordia.

El desafiante chillido de las frágiles bases que se afianzan en los gritos que colisionan contra la orquesta de espectadores cuyo enigma personal es la presentación de todos los misterios, el conocimiento de todos los crímenes, la asfixiante descomposición de fracturas, una tormenta de criaturas condenadas, geometría de ludópatas.

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Renacimiento

Desbordamientos de la desconexión, precipicios abruptos que se propagan por el exterior de las voces invisibles, señales rotas por el balance de la inactividad, concilio de la desforestación, invocación de calaveras prohibidas, luces acumuladas por seres amparados en tinieblas, espadas bajo un impulso desgarrador, a donde llegaba la reproducción de las fantasías sonoras, la deslealtad de las ocasiones agradables y la recreación de animales fantasmas, huellas de un crecimiento desafortunado nacido entre la niebla, batallas que se dan a la sombra de edificios infestados por la grama, crecimiento de entes asociados por la imagen de árboles cuyo nido es la urbe. Reconocimiento de una pérdida.

Resplandecencia de espacios consumidos por la totalidad, absolución de lo continuo.

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Ataúd

El diafragma del vientre de una loba que se mueve gestando el calor romboide de una provocación antigua como el designio de un panorama desarticulado por la llegada de una hueste pesada, movida por deseos perturbadores, senderos que se consumen, vértigo que no nos abandona, dislocación de pantallas que se reforman por efecto del vapor, computo inexacto de búsquedas ancestrales, unificación del entramado de la tribu, persecución de estados producidos en un bosque, acantilados que se devoran así mismos en un temblor afilado por una frontera fantasma, comienzo del fuego ambicioso que recorre el inicio de la ovación tormentosa. Secuelas de osarios interminables.

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1ra fase

El plano se abre como la disolución de capas que han tocado su vértice absoluto, la recomposición del poema que se abre como un horizonte de espejos absortos por el bienestar de la recreación durante el ascenso de los movimientos fantasmas, la caída de un velo o de un manto lunar que se desgarro por la mordida de la belleza.

La apertura desaforada de la columna luminiscente que aparto la sed de la carne, como un hueso hurtado por una señal intuitiva, un pozo de electricidad que unificaba los campos señalados por la singularidad del sueño, la abstracción desarrollándose por el avance de la cacería, los pedazos que quedaron luego de la mutilación de lo nefasto, las bocas que imploraban mi nombre en el infierno, las armas que no fabricaron para la guerra desatada por la lluvia de dagas agiles, en el contacto con el abandono.

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Prophecy

And i will see the face of the destruction, it talk to me about the knives that came from the darkness under the shell of mankind, because the rage rampage in the womb of the last ever vision of lightning and blood, summoned the mouth of the storm and the corpses will move in front the giants of madness watching the slaughter of the apocalypse before the shadow of the seas.

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Valentía

La grandeza concebida por la ruptura de la concepción horizontal en los brazos de la bóveda, desterrada por un ardor incipiente de mantos insaciables que se conectaban con la retorcida forma de sus presas de cristal en la presentación ansiosa del rayo descendiendo a la morada de los laberintos.

Fabricación abundante en la separación de los bailes desolados unificados en la repetición de cantos energéticos, desasosiego que aún reconoce el origen de la dicha, transporte olvidado en el marco renegado de la quietud y el letargo, provocación de máscaras que se duplican en la torsión de un público impaciente, recolección de miradas.

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Poema espacial

El mito, la torcedura de la cobra que abarca el bosque cuya reproducción facilita el veneno, procedente de una etapa del vórtice de entes retorcidos por el ímpetu que sobrevuela el valle derretido, el cuello de la población enfocado en los ataque de la nave espacial, paralelismos en la desesperación que profundiza como un artefacto cubierto de calor y sed el ombligo de la luna.

Rayos que dosifican la temperatura de las colonias, opacadas por el velo de la corrosión en el hábito del avance fragmentado de una guerra ocasionada por el salto a la posesión astral de las fronteras solares.

Plegarias que levitan al borde y en la planicie de la agonía de metales, cúpulas, caparazones y estructuras formadas por la ambición. Anhelo de poderes absolutos.

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La tenacidad

Traición, acto desleal que promueve la causa maligna, la desorientación que se afianza en la cuna de la fundición colmada por plazos que fomentan el balance del castigo, la separación de la colmena que se une a la integración de los lugares vacíos, paneles que reflejan el tono de las imágenes durante la distribución de las capas duplicadas por la confrontación.

Dominio fatal que promete el colapso de las bases que sostienen los satélites cuya proliferación debilita la consistencia afianzada por el enlace del absoluto, balance que desborda la instancia malvada.

Reconocer fragmentos en las piezas, gritos que contribuyen a la llegada del ritual. Espasmo que germina en la unidad de la muchedumbre, un animal que descansa sobre la tierra.

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La compuerta

Separación, unión de aspectos que recrean los hilos de la sensación invisible, familiaridad que se formó en la rocosa costa de avistamientos fantasmas, cercados por la concentración de voces asociadas con la persecución de suicidios, de un doble sueño inflamado por el contenido de la rabia, pensamiento de soledad polar que acaricia el resto, los fragmentos del presentimiento. Imaginación que conoce la suplantación de la calma que rompió el anhelo, el deseo sobrenatural de una órbita nocturna, desaparición de las capsulas brillantes que adoraban el cielo.

Armazón de frases que sostienen la escala, la ambición que encarna y configura el plano creciente de la radiación, el territorio donde alguna vez creció la música de batallas brutales.

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Crédito

Impacto, aparición temible de una visión cuya escala supera el armamento, distancias acortadas por el peso abismal de una mirada que ha jugado con el aspecto de las constelaciones.

Calles revueltas por una masiva conglomeración de manifestantes que gritan, distribución de la red que se alzó contra la indivisible liberación de los monstruos, división de segmentos que igualaban las fases del ciclo lunar, encarnación de un sacrificio que seducía a las muchachas hacia altares de piedra, esperanza desmesurada de conocer la llamada de las dagas, presentimiento sobre la acumulación de las piezas que se disipan, funeral que involucra la comunión entre los planos del silencio.

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Campo de fuerza

Conozco el trance aumentando sobre la contundente precisión de las señales. El acto de posesión que navega el sendero hacia el portal luminoso de cadáveres descuartizados.

La visión de las armas que protege el castillo donde se refugia la totalidad de las emanaciones, las adolescentes que recrean el himno de la marcha diurna, hasta la retorcida condición del vaivén de la tristeza, proeza que libera la calidad de la palidez ligada al trazo leal que desarmaba las partes de la escala, la potencia que se alzó ante la frente impávida e inmóvil durante la condición del poema, los restos del asteroide que paralizaba el engranaje sucio de la mecánica, las ocasiones conquistadas por el aburrimiento, formas que aún no lideran el trayecto de los rostros.

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Distance

Sadness, the quiet movement of the hunting, bite in the sorrow, looking a kind silence in a girl legs when all is slow, and i felt desire as a sign of hunger.

Because their faces would be looking at my pray, or lost in the parallel union at the city, condemned and damn for pull that hate in their coffins, after the flames of the woods.

Who dare to ask an edge of delusion dream, of a lost love eaten by a crowd, happily morbid of rage.

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The fall

Is not my plan believe in the nothingness, is better walk through that lost place inside the shadows, after a progression of explosions on the center, by a race that never end, can we use a rising in the desperation, an overflow in the constitution of those revolt minds.

Illuminated by this evocation that contain a sharp bravery, the fights between gods began, and my loneliness can be a place in every party, a house in every war, because the communication is not related, and the forces talk about the falling of the thunder, a mirror of silence and death.

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Calor

Agitación, recolección de calaveras y aspectos de la gula, recompensa dilatada por la construcción diagonal de la sequía, aullidos que navegan la tenacidad de los colmillos, imaginar que ya no existen las rutas que determinan los faros en la costa, una pantalla oscura oculta las voces.

Incomunicación, hilos rotos, canales desbordados por la virtualización del contenido, en pocas palabras violencia absoluta.

Aparición, unión de fragmentos conversados por los pájaros silvestres, presencia del flujo que desgarra la pronunciación del frío, miedo a ver consolidadas las etapas de la temperatura.

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Primavera de odio

Campo de crecimiento tejido por palabras, alimento que seduce las crestas de la desdicha, un destino que se reduce a la llegada de la ambición, una pena recorriendo la juventud de la disputa, colisión entre las armas que se adaptan a la visceralidad del combate, un filo de inutilidad que reduce la totalidad de las partes, un delirio sobre la manifestación de las promesas.

Una balada cuyo contenido aumenta la sed de la primavera, la liberación de un odio que traspasa la frontera visible del deseo, la cacería presentando la actitud de la naturaleza, la regeneración compadeciéndose de sí misma.

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La espada

El acto de la divisiĂłn que fabrica el camino hacia la longitud del reto, la ofensa que entiende la fuerza de su enemigo, el levantamiento cercado por el conmovedor lĂ­mite de la costa, el vapor siempre persistente del agotamiento, una capa de protecciĂłn que distancia a las criaturas, el cautivador aislamiento de la penumbra similar a un artefacto, el germen de la primavera rompiendo y fracturando la igualdad de la tierra.

Una masa de esporas habitando el interior de los ciervos, un depredador levantando la humedad del paisaje, una niebla afilada que matiza la sensibilidad de las heridas.

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Sociedad

El aislamiento de la estática que suena como un canto de pájaros luego de la radiación de la estela de fuego, placas de calor expandiéndose en la agenda del silencio, espectro de dilemas que dispersan el brillo nocturno, un fuerte temblor que altera el ritmo de la tribu, la presión creando remolinos en el corazón de la estampida, una espada que solo tajo el recorrido sideral del robot cubierto de luminiscencia, de ruido electrónico y de signos borrosos en la ciudad contundente, regresando al peso inicial del horizonte virtual.

Ceniza derretida sobre la hierba en la base de los juegos sangrientos desde el comienzo del bosque, una elevada cumbre en lo salvaje.

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El retorno

Despierto luego del estallido del diamante en la arena, cuando el fuego asciende y transmite la separación divergente de los conceptos abstractos, el poema conoce la aceleración de las chispas al morir, la valiente conglomeración del código antes del ataque, la flecha que arrastra el cuerpo que contempla la sabiduría, el toro rabioso que duda del nexo con el dragón, la tela que no separa el haz de las espadas, la sangre y el testimonio de la batalla en la gestación de los lamentos, como regalo la agitación del cansancio en esta decepción.

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Luck

I am a cloud of smoke rising above the speed of hatred, watching for beasts in living buildings, between a vision of grow for every presence of pain, a farm of desire on the connection with the sharp, a glass of separation on a crashing nature by the sounds of revenge, can i see the wound in the loveless, a pact of shone night.

Is that beam of anxiety a travel of loneliness, a curtain of ice washing the layers of the honor, then electric waves dancing on the sacrifice, a landscape of cells that doesn’t disappear, is the octopus counting words.

102

The cat

The rain doesn’t fulfill the body of a girl, bones out of the blossom for a bower of illumination, feathers falling in the water of imagination, cover by blood, a born of ignorance and disorder, an hologram festival of machines in the hands of the myths, painting levels with fire, with fog, a portal of wisdom on the ashes of this memories, and the fear is an execution of running blue in front a soft voice, an eternal frame of dust, and above all the disillusion of the search, is my atmosphere of death and living brothers.

The night where the pink head woman touch the impact of the thirst, a recognition, a wave of sensitivity flying close to the looks, a broke signal of darkness.

103

Computador

El cálculo que predice la disposición de la costa, el avance de la maquinaria emitiendo humo contra el límite del horizonte, la ruptura de las ondas electrificadas por el avance portátil del símbolo, la expansión de las celdas decodificando el valor de los metales, la altura del destello que emite la propagación del desamparo, las voces que aumentan el ruido y el naufragio de la naturaleza, la red de cantos electrónicos que antecede la rebelión de los robots, los deseos que compactan el intenso brillo del sueño contra la fantasía, la realidad gritando la velocidad de su alcance, la variedad de las armas cuando llega el abrazo del terror, el regalo desinteresado de la gravedad.

104

Adiós

Después el castigo por la caída de los satélites, el ruido de los engranajes que giran alrededor de la promesa espacial, los personajes que se disputan los lazos del poder, el fuego azul que se divide en la totalidad de las partes, la fuerza de la percepción luchando contra el nacimiento del caos, el desorden como pieza inicial del rompecabezas, el presentimiento de un resplandor que protege las bases de la rebelión, el gesto que se retuerce en la fuente del cielo intimidante, la feroz actitud en la masiva repetición del pánico, la llamada del hechizo cercano a la levitación del naufragio valioso, la unión paralela de cuerdas y de bloques luminosos, la despedida y el juego demostrando las facetas de la separación.

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Herramienta

Despedida volátil que representa el ascenso de la rabia al nivel de la promesa nublada en el bosque del temor durante la contienda contra las criaturas traídas por el amparo de la madrugada, gritos de mujeres al borde del colapso, consumidas por una desesperación igual al olvido, una trémula capa de chispas sobre la ciudad, signos congelados por un remolino que trae la incomunicación de la estática, conciliación de los rugidos durante el golpe de los destellos, una maquina dudando sobre el peso de la existencia, hay una batalla gestándose por el dominio de la luz, de nuevo un marco de oscuridad, la espada que se comporta como la expresión del destierro, un manto de conciencia al inicio del laberinto.

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Arena

El rectángulo que protege la destreza se oculta en la fragmentación laser del vórtice ligero replegado como un designio elocuente que se atreve a traducir la constitución del horror, el signo trascendental en el acto desmesurado durante la aparición de los colmillos, la visión sobre el enfrentamiento entre demonios y mortales por la forma de la lanza del juicio, el inicio del juego por la revelación del miedo y el escape del vacío hasta la estrategia natural de los colosos, la vida que existe más allá de los templos, la esperanza girando sobre el último futuro del fuego, la agitación del cerco nocturno en el límite de la rebelión, la soledad como pieza fundamental de una voz.

107

Rugido

La oscuridad de los astros inmóviles después de la muerte, el lazo que se quema a partir del aumento de los huesos, los gritos reclamando la posición del laberinto, el ruido como una prueba de vida, el alcance del temblor más allá de las capas azules, un colapso de miradas que pronostican la llegada de tecnología invisible, un campo de hexágonos plateados que recuerdan el frío porvenir de los espectros en la sombra distante del rompecabezas, como chispas sobre una pantalla de electricidad en la plenitud de la elocuencia rabiosa, un espejo doblando la imagen continua del resplandor en la tribu, el estallido de las membranas que protegen los robots ambiciosos de combate, una canción amparada por el bosque.

108

Mirror

Breaking through the glass a signal of lost, at the end of the road a city screaming with sorrow, a steam monster flying over the extreme of the nothingness, birds eating a kind of despair on this missing path of salvation, all the windows looking at the midnight wrath, the blade cover by blood on the dancing rebellion of the moon, the space as the last point of development of heat, falling on a twisted avenue of addiction sacrifice, where everything is about violence, and the silence is a shining picture of the future.

109

Cometa

Una placa de calor asfixiando la plenitud de los deseos al principio de la carrera filosa que traduce la constitución del dolor, la liberación diagonal de la masa enfrentando la catástrofe de la ruptura del eclipse escarlata, al ver los pasos del ritual intensamente oscuro, envuelto en mantos sagrados y desolación, piezas de un engranaje fantástico cuya finalidad es la adrenalina rebelde de colmillos de hielo que aseguran el impacto de la agonía, como la enumeración de las victimas luego de atravesar una masacre, el fantasmal espesor de la tensión cuando las palabras sagradas invocan la masiva fuerza radioactiva que unifica las alas del terror como la columna en la fase de iniciación durante los gritos del fuego, que coronan la ciudad con la llegada del dragón, demostrando la fragmentación de la energía azul que levita en la cumbre del cielo nocturno, como el campo magnético que alimenta el sueño de la venganza.

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Éxodo

Un castigo leal persiguiendo las alas de la corrupción, una línea divisoria que marca la cercanía de la ferocidad, una unión de confines que representan la sed del absoluto, un viaje que involucra la espada como el inicio ingrávido de los cadáveres, un ataque liderado por un centauro espacial poseído por la continuidad del lamento, aun así bloques de energía ejecutando una lucha contra lo inexorable, un tono épico que no abandona el desarrollo de las maquinas, un temperamento manejando las cualidades del frío, el auge de la música contemplando la intensidad del aislamiento. Alguien concibe la tristeza como el artefacto de mi ambición, las caras de la cacería presentes en el turbulento horizonte del odio, un abrazo que no abarca la perdición de la aventura.

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Androide paranoico

Figuras que viajan al momento del abandono para enfrentar la certeza del vacío que asume el conocimiento de la desconexión, un vidrio blindado que habla de lo desconocido y su hallazgo con las fases y el acto de la brutalidad, el insomne movimiento de la coraza que protege el indicio obsceno del arrepentimiento, la última percepción de la agilidad en la proliferación salvaje de la belleza, unida al esplendor del sadismo primitivo educado por la hambruna, una tela que protege la extensión del territorio, entes mecánicos que se levantan invocados por la fuerza y la ambición de un ángel desconocido, una mujer desnuda meditando en su habitación sobre lo cruel del contenido social, bases de datos pirateadas a distancia por los códigos de un hacker prodigio, similitudes en la confrontación del vuelo trascendental y las piezas que escogen el nacimiento de los androides.

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Ice

This is the outcome of a nuclear explosion bodies moving on fire in the streets of a silent city, a huge amount of hate inside the despair of the hive, a question unsolved about the beginning and the end, a woman face looking the radiation that get through all agitation in the wilderness, the preoccupation of a primitive hunger that divide itself as a spark of death.

The unexpected fall of fear outside the home, a blurred agitation of cold in the path of nothingness, that song of lost across the forest in midnight remember the hands of ghosts close to break windows, the energy rising above the sky, a vault of rain cover the fate of this solitude.

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Pensamiento

Presentimiento del escudo eléctrico que sobrepasa la bóveda luminosa de baldosas grises que protegen el cielo de la radiación solar en el extremo de la cercanía y nebulosa creación de astros violentos, próximos a la perdición de la mirada, durante el descenso brusco de la temperatura cercados por una placa de cristal opaco, y colmillos de criaturas hambrientas que susurran la finalidad de sus sueños al inicio de la cacería, un trance guiado por el resentimiento de la naturaleza y las cualidades de su cólera, una ruptura radical con la inteligencia artificial que promete controlar el silencio del espacio, imágenes de androides que cuestionan la programación espiritual de la realidad, códigos emulando la tenacidad del abandono.

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Torneo

La visión y la batalla que precede la presentación de una fuerza que lucha obstinadamente contra el mal, una empresa amparada por el ruido de máquinas furiosas y viscerales que cantan en coro la perdición de un espíritu durante el instante del vuelo frente a la guerra, el oráculo que imagina el futuro donde la realidad quebranta el paralelo del engaño, un conjunto de robots durmiendo antes de la llegada del dragón, veloces curvas de fuego como nubes sobre la arena hirviente que reconoce el combate, la traición de un hijo que jamás pensó en la familia, una lanza que determino el sufrimiento, el dolor, la frustración de una sociedad, la caída espejo de una derrota, el corazón de mil venganzas, solo una voz de auxilio resistió la herida, una fe en el desierto determino su salvación, al final solo la brutalidad demostró ambición y confianza.

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Skill

The division of shapes in the afternoon at the end of the day, when the fog cover a majority of the city, where a couple breakup for a woman sealed in darkness and cold, the voice of the girl only emanate a portal of lightning where other people is talking about emptiness on modern warfare, a mirror of desperation and dread in a vision of a future take it by new symbols of hate.

Glittering oaks cover the woods where the sacrifice took place, the scream of a young girl spread over the nocturnal sky, voices share a falling representation of light when a distant star show the hunger of the crowd, that wish a piece of shattering and gloom, but at the end the battle will start soon.

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Pareja

Un nublado pacto de resplandor conoce la juventud del temor intimo que fabrica la estabilidad de la relación dividida por espejos que multiplican la imagen del artefacto y las cualidades de su ambición, en aquel turbulento mundo donde la locura es pieza fundamental del evento colectivo que desarrolla la cuna del desamor.

Una mujer reposa meditando en su habitación la fragmentación del holocausto, la contemplación de la calma y del odio que reconoció la elocuencia morbosa que fabricaba el brillo de los castillos, el vuelo espacial que atraviesa el territorio hostil donde la guerra exige el sacrificio del enemigo en pleno auge de la perdición, las piezas dan a entender que el sufrimiento solo es la lanza inclemente de la familia, el desvanecimiento de nuestros padres.

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Nidavellir

La comodidad de los espacios azules contacta con el pasadizo oscuro que da a la terminología de los lugares totalmente sangrientos, si hubiera diferencia entre esa imperceptible luz que es capaz de trascender, transformar de alguna manera o compactar todas aquellas nociones que aún antes hacían parte del abandono, esa tenacidad que hace parte de los cuerpos iniciales que están levitando en el espacio, el viaje que es capaz de deslizarse como una sombra a los rincones más inhóspitos de la realidad, el poema que una vez más sobresalta como una estrella que navega ligera el temor, el miedo que ahora abraza con un apretón sublime el cuerpo de las cosas ligadas a su existencia, su reflejo innumerable capaz de provocar el desgarro de las dimensiones, una pandilla de cuchillos que se juntan para compactar, para reconocer la amplitud del sufrimiento, cuerpos que navegan sin pensamientos en un vacío oscuro que habla de las cosas relacionadas con la soledad, un gigantesco dominio donde la tristeza es capaz de expandirse hasta el último nivel de su capacidad inaudita, aquel lugar donde las sombras y la niebla recorren un pasadizo de temores inciertos, íntimos, que dan a conocer esos grandes monstruos que han habitado nuestras mentes, aquellas criaturas que sobrepasan el nivel de la egolatría, la cumbre del sufrimiento, la pena, la desdicha, el llanto, un bosque de pinos creciendo sin fin una y otra vez, capaz de doblegarse y desprender un aroma constante a desapego, ciertas cualidades inherentes a la tranquilidad que comunica la proliferación de la hierba, como no saber que todo se multiplica hasta la muerte, como no saber que el mundo solo trata de crear una doble identidad para coexistir con su reflejo en el espejo, como no saber que el suspenso esta siempre ahí para demostrar su arrogancia.

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Hogar

Planos de castillos fragmentados por el extenso porvenir de la luz oscura en la aceptación de la primavera y el odio cuando la tenacidad desaparece en la fuente del perdón antes de fabricar la conformación de palabras que unifican el cuerpo de una mujer en el valle donde descansa la calamidad, un manto carmesí que envuelve el cielo sobre el reflejo de una apuesta de lanzas y promesas de fuego alrededor del diamante, pesado y nefasto, los enemigos que respiran la desesperación al inicio del amanecer cuando el silencio duplica el avance feroz de la autodestrucción, barreras que limitan el movimiento de la rebelión. Un dialogo que habla sobre el contacto y el efecto de la clarividencia en el óptimo uso del romance.

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Café

El encuentro que conecta dos cuerpos, una chica atraviesa la claridad del viento y la reproducción de miradas abraza el ligero ascenso del deseo, un acercamiento que simula el desarrollo de una conversación acerca del inicio accidental de un vínculo evidente, una mesa en un café matiza el carácter de la postura usada para ratificar el desenlace de las palabras, un envolvente marco iluminado por la apertura de un hexágono hacia la calidad virtual de una imaginación opuesta aludida por edificios y construcciones que plagan y habitan la extensión de una conciencia empujada por el peso y la forma de los muros.

La fuerza del líquido espeso que traspasa las bases, el suelo que destella con su reflejo azul la tensión abstracta, de una mente fabricando la comunión del consuelo.

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Sed

La perdición se luce como la acumulación de espadas que caen clavándose en la carne, una presentación de heridas capaces de mostrar la agilidad de su recuperación, las incontables fases que dan a entender los nacimientos de la rabia, los ataques que desmoronan enemigos con un solo tajo de sus movimientos, la desenvoltura en la rapidez de la fragmentación, la habilidad de desgarrar músculos ajenos, quién habría de hablar acerca de la sangre que corre como la llegada de un monstruo glorioso, el deslumbramiento de un terror absoluto, he de pensar todas esas facetas que dan a entender el origen del horror, la sed destructiva que impulsa los movimientos, los acordes, la composición de una guerra, frágiles manos que escapan de la vida, respiración agitada durante el momento de la confrontación con una placa oscura, un cielo carmesí, poderes desconocidos que lastiman en un momento inesperado, un dragón que vuela de noche quemando la mayoría de los guerreros que habitan el fondo de la batalla, una intención devoradora destruye armamentos y legiones enteras, un calor emana de un instante a otro a partir del surgimiento de una constante proliferación del fuego demoledor, de alguna manera el mensaje del sacrificio, las ocasiones en las que se han salvado, la aparición súbita del perdón.

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Deslizamiento

Rostros que se limitan a reconocer la actitud de la reencarnación, la ardiente pacificación de las calaveras, el encuentro con los cuadros de la asfixia, la certeza del rojo en la expansión del silencio, imposible conocer el peso de los cadáveres, la ceniza poblando la frontera del desierto, como impedir el ascenso del insulto cuando la piedad ha sido sacrificada en el altar de piedra brillante durante una noche dorada cubierta por trajes oscuros, el ritual que abre la boca de la mortandad y la desesperación durante el vuelo de los cuervos, el pacto sagrado que se fragmentó por la daga envuelta de energía silvestre, he conocido el precio de la desmembración, el costo en la separación de las piezas, la longitud de la deformación, el androide que duda de su alma.

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Efecto

He visto el levantamiento durante la rebelión de los androides, el uso de la red mecánica que ampara la extensión del narcótico suceso que precede el conflicto bélico, la presentación del espacio que virtualiza el desarrollo de un plano fantástico donde los cuadros se movilizan para iniciar la reconstrucción de una ciudad flotante, el canto de las aves que prometen la llegada de presas agiles en el gesto del reconocimiento con las cualidades de la espada, las armas que contagian las probabilidades de la guerra, el grito que da inicio al campo de explosiones que destellan como circuitos de humo en la implementación del desamparo, la unión en la desdicha, las señales del vacío.

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Diego Rangel Escritor, autor del poemario El invierno dinámico, el libro de cuentos La fantasía de un estudiante de intercambio, autor del Blog http://relatosanarquicos.blogspot.com.co/ Presenta su poemario Primavera de odio, segundo libro de un ciclo sobre las estaciones que ejerce un fresco enfoque a la poesía en base a las preocupaciones estéticas relacionadas con la fuerza energética de la prosa poética y el verso libre que giran alrededor de temas como: la inteligencia artificial, el instinto de supervivencia, la conciencia humana, la coexistencia entre la naturaleza y el hombre, el lenguaje, las emociones y algunos poemas escritos en ingles que ejercen un peso de interés sobre la obra.

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