La Femme Fanzine #2

La Femme Fanzine #2 El solsticio invernal de la sangre

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No existen escuelas. 

No existen escuelas, lecciones o materias para desbordar poesía Solo les queda arrancarse la piel moler su carne incinerar sus huesos Desnudarse el alma, el ser que grita todos los días y por tanto ropaje no escuchan Atravesar con el bolígrafo la virginidad de una hoja hasta que su semen caiga y por fin diga algo.

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Hablo del silencio como si el desenfreno decayera en las vértices del sonido.

Me aíslo como mariposa sobre bancas abandonadas No tengo alimento, abrigo ni un buen sexo que me ayude a pensar...

Alumbro las aceras con voces que podrían derribar ventanas Escucho hablar de María la del túnel, la que se muere La que bastardamente nos dicen que se muere Mencionan a la vida, a Bukowski como si fuese el único cabrón capaz de destriparles el cráneo Necesito un castigo Necesito verme rendida en sus manos.

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Le he arrancado el cuerpo a mil niñas acostándolos en los ojos de mi infancia Si preguntan por esta boca anda lamiendo la espesura del sueño Desgastándose sobre pieles nuevas.

Aracely Flores

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Calor.

Las amplias puertas oscuras del silencio inigualable, abiertas y afiladas como boca de dragรณn, pernoctan en el desafiรณ triste de los enamorados que escapan como dementes de la naturaleza solitaria durante los desiertos infinitos.

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Perdido.

To my girl.

La mujer que me acompaña durante la noche gélida, cuando los vagabundos gritan hambrientos la desordenada, la caótica, la indomable, la furiosa ansiedad de los suicidas que cubre el cielo de oriente.

Los silenciosos sentimentales que respiran en grupo la desesperanza de las llamadas temibles, y las hojas del olvido ardiendo en la distancia.

Andrew Ryan – Chile

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Kevin Castro (Perú) Kevin Castro (Lima, 1993). Escribió Los tiempos jurásicos (C.A.C.A. Editores, 2013). Es editor de la revista Mutantres y C.A.C.A. Editores.

Atemporal

Antes eras nada.

Eras la página cincuenta y dos del libro.

Eras la conjugación de un día nublado.

Eras revolver el guiso con el arroz.

Eras tabaco.

Olías a tabaco.

Sabías a tabaco.

Eras champagne de diez soles.

Eras piedra, papel y tijera.

Eras comezón en los ojos.

Eras el odioso bis antes del estribillo.

Eras azúcar.

Eras naranja con amarillo y blanco.

Eras manos heladas abrazando un café.

Eras febrero.

Eras blues con algo de pimienta.

Hoy pareces lo mismo.

Y eso me asusta.

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Manual para sobrevolar cosas sin importancia mientras se escucha rock alternativo con headphones de Skullcandy

I = Todos estamos felices Hacia diciembre de 2005 en Nebraska, EEUU, un hombre untó sus ojos y el resto de su cara con mantequilla El mismo día una maestra de educación especial de Yan’an, China, aspiró profundo el olor de su desinfectante de baño y cagó El mismo día un bombero de Ayacucho, Perú, se inyectó una dosis de Red Bull en la yugular mientras rescataba a una niña pequeña del incendio de una juguetería El mismo día dos niños en un río en Sonora, México, lamieron la espalda de un sapo de colores y se tendieron sobre la hierba para ser felices y mirar las nubes 7 años después todos se toman de las manos sobre la Torre de la Libertad y sonríen sintiendo el viento despeinar sus cabellos larguísimos II = Todos somos una mierda, ¿ok? somos pobres y sucios miramos el sol

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no tenemos dinero para comprar aparatos supermodernos que nos permitan mirar a las estrellas quĂŠ miserables somos oh dios acaba ya con nuestras miserables vidas.

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Sinestesia …doblar un papel en forma de avión doblar un avión en forma de papel hablarte al oído recitar mirarte mirarme doblar una forma en papel de avión doblarme un mirarte en avión de forma recitarte canciones viejas en el ombligo al final de los ombligos.

Hasta el final de las miradas.

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Eduardo Fernandez.

Poseedor del Blog: http://diluyendoeldistroy.blogspot.es/

Ferrero Tamayo Camino con ella como solo se hace cuando se ama.

Ferrero Tamayo, el yonky, la iglesia, las licorerías los arboles con la luz exquisita de los postes de luz.

El deler de toda la vida, la patrulla de pacos dando su respectiva vuelta, las viejas que van a misa todos los putos días.

Es la sensación de huir, de pesadez y asco.

Volverla a pasar noches enteras, con palos de agua y las trancas en horas pico, la delgada línea.

Volverla a pasar, borracho, sobrio, drogado, imaginando, pervertido, desenado Ancio y tedio.

Ferrero Tamayo autopista intergaláctica que camino bebiéndome una botella de anís cartujo luego de un juego del deportivo Táchira.

Maple y yo Nos une algo más, las amistad real y sana, recuerdo aun las tardes en la novena dimensión viendo el tráfico y luego todo fue una pequeña tela de cigarrillos, sangría y vino sano para aliviar el corazón marchito que en ese momento teníamos los dos, dos y dos son siete y nueve, tres y cuatro son nada mientras caminamos por ese hermoso camino de baldosas amarillas.

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Ante todo la calma

Clavarme como un puĂąal en la arena, y poder decir adiĂłs sin la ventana de la intolerancia, soy ignorante abierto a todo como una mariposa negra que sabe que alguien hoy va a morir, para luego irse al infierno, porque estoy seguro que ninguno de ustedes estarĂĄ en el cielo.

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The Broncos.

Los conocí cuando la tribu se hacía más tenue, cuando adelgazaban o abrían sus frágiles huesos a la incertidumbre de los terremotos.

Fumaban inagotablemente en las limaduras del asfalto, parecían los restos de un coloso que ha sido consumido precozmente por la atmosfera.

Creían en la huella nuclear de la poesía, en esa ardiente condensación de amores y calamidades.

Daba la impresión de que la muerte nos buscaría muy pronto, no duraríamos mucho. ¿Pero que importaba? Para nosotros la muerte no distaba de ser una puta, una que en su esquina oscura y mal iluminada, ha buscado masiva e inadecuadamente a sus victimas.

Seguíamos el rastro de una cosa exotérmica, de diálogos e ideas que parecían quemar de un éxtasis sobrecogedor y calcinante, como animales salvajes que desaparecen en la mirilla de los francotiradores.

Escribíamos para mover la sangre y el aliento, escribíamos para no morir ahogados, o consumidos por aquello que bañaba los sentidos, por aquello que era como el perdón, el calor, la estática, el absoluto y sobretodo la nada, esa quietud absoluta que invitaba al naufragio.

Diego Rangel – Asgard

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Danza de las moscas

en memoria de Daniel Tinoco

Medité mediante la obra de Dávila Andrade en un café Tinoco casi es un no fue, ni es, ni será está en la orilla de la realidad y la memoria casi fuera de sus tiempos y espacios y el inicio del salto que me dio pasar por su plaza, lo ha sustituido otro mensaje de texto, debido a mi pereza y desidia no lo transcribí hacia otra parte se ha perdido, tal vez para siempre.

Peor que la muerte es el olvido en todos nosotros y los polos helados una imagen de la nada son nuestra historia.

No hay nadie… y Tinoco vuelve sólo porque algún estudiante lo nombró en la universidad donde estudio no recuerdo cuándo murió es como si no existiera 14

es vernos en el silencio que hacemos tan inexpresivo y similar al papel ahumado con el que vemos a su familia, amigos, conocidos, solidarios pocos, muy pocos luego desaparecen irretenibles a la velocidad del carro o bus donde nos desplazamos aún más lenta que nuestra amnesia y los cuerpos de seguridad e inteligencia pasan como moscardones del poder, con hambre, más que nada con mierda que no nos hace tan diferentes a ellos: sálvese quien pueda o la condición humana en estos días también lo fragmentario y absurdo del actuar de todos y al lado de la buseta un carro fúnebre acompaña a los pasajeros con sus sentidos despiertos en los símbolos de Dávila Andrade.

Basho no se pregunta afirma: nuestra materia y espíritu no se dirige hacia el abismo ni a la carne del vacío somos ellos cada vez más 15

en cada respiro, palabra y pensamiento.

Nunca hubo tanta dulzura como la hay en nuestros días, danzas de miles de moscas no tan fugaces como creemos‌

Erasmo Sayago Herrera

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Resaca Existencial.

Son las 4:00pm y siento el vomito burbujear al final de mi garganta, por debajo de mi lengua, vaya suerte la mía que el inodoro este ahí al frente, aunque precisamente no he vomitado en el.

Precisión, la falta de la misma se ha ido metiendo en mi piel mientras que pasan los días, la ciudad no es mas que un coladero, la imprecisión ha dejado la lógica a un lado y a los procesos viciosos les esta pasando lo mismo, nada distrae mi mente, beber se ha vuelto impreciso, la inquietud de que si el sol se ocultara hoy me preocupa, por las hienas que constantemente cazan en el día creando una emboscada en el fondo de la botella.

Conciencia a conciencia.

Jairo Mendez

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La industria seco mi tierrita y me empezó a robar los sueños el día que salí con la mochilita a querer alcanzar la libertad Me fui muy lejos, toque fondo, me hice parte, tome lo que quise y lo que no, también Lo que fue, se quedo como un farol que ilumina madrugadas repetidas absurdas-frías. - En mi mente parece que voy a vomitar el corazón o las tripas y que caeré o temblare Me quedan los recuerdos de un amor que ya el tiempo olvido La cama vacía y un colchón desvestido por pieles que le arrancaron y me cuentan historias pa’ escribirlas en cartas de amores desdichados y olvidados Que tan posible puede ser que en la vida de un amante de la tierra no haya un amante para ella y que el egoísmo mismo le marchite su flor.

María Ramirez

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Entrevista a Hernán Migoya por Eduardo Fernández.

1-¿ Cómo te defines a ti mismo ?

Como al resto del mundo: alguien indefinible.

2-¿Actualmente vive en lima Peru, que diferencias encuentras entre la movida cultural de España con el resto de Latinoamericana?

Es muy parecida: hay un montón de gente común que vive su vida y después está la élite cultural, que sigue los mismos intereses aquí y allí: consume los mismos libros, ve las mismas series y películas, escucha la misma música. Estamos colonizados por los mismos imperios: USA, Gran Bretaña, Francia. Latinoamérica respeta más la cultura española que los propios españoles, porque España también los colonizó. La globalización y el esnobismo crean extrañas prioridades culturales: la cultura popular local siempre es ignorada por esta minoría que ansía el prestigio intelectual. Detrás del racismo y el clasismo hay un mal común imposible de erradicar: el desprecio a la cultura rural y el deseo individual de ser superior a los demás.

3-¿Cuales fueron tus referentes a la hora de escribir un libro tan provocador y Audaz como todas putas?

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No tuve ningún referente consciente. Simplemente escribí con la sinceridad con que escribían los escritores de novela negra que yo leía de niño: Dashiell Hammett, Jim Thompson, Chester Himes. No escribí para quedar bien, como parecen hacer muchos hoy día. Por eso es un libro mucho más apreciado por las mujeres que por los hombres. Escribí la verdad de unas vivencias y de unos pensamientos que todos tienen: maquillarlos es anular el poder de la literatura.

4- ¿Que buscas actualmente con tus nuevas producciones Gráficas y como te sientes al saber tu profunda influencia en las nuevas generaciones de realizadores de comics en habla hispana?

No sigo un orden ni un sentido preestablecidos: simplemente trabajo en los proyectos que me apetece publicar o son más viables. Con Grumete Grau, la serie de cómic que escribo para el Perú, me he estrenado en la historieta infantil y el resultado ha sido muy satisfactorio. Siempre es bonito saber que influyes o contribuyes a que nuevos talentos de países sin una industria historietística fuerte puedan reunir la confianza y entusiasmo de dedicarse a su arte y de publicarlo. Impulsar la propia creatividad es apoyar la propia cultura, además. Cuando vivía en España edité a autores del Perú, de Bolivia y de Argentina. Estoy muy contento de poder ayudar a difundir y estimular esa cultura y creatividad en lo posible.

5- ¿Crees en que el formato digital desplazara a el papel?

No tengo la menor idea y no me preocupa en absoluto. ¿Alguien echa de menos el piano en las salas de cine?

6-¿ Que consejos de la das a nuestro queridos lectores la Femme a la hora de crear un comic, relato, novela etc?

El único consejo útil que se puede dar es que esa persona se encierre con su creatividad y la deje fluir, sin escuchar a nadie más que a sí mismo.

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Y aquí empieza esta rutina, que sé, se repetirá incontables veces durante muchos años, es curioso caer en esa inexorable realidad de golpe, conseguirse de lleno en todo lugar que uno intenta evitar por años, que intenta declararles la guerra e incluso aplicar la ley del anarquismo extremo, heme allí, viendo como todos tenían una historia que contar con sus miradas, estaba este sujeto, alto, con los ojos de buitre y las conjeturas de un insecto palo, joder, que miedo daba, no se quedaba quieto, parecía que el mundo se le venía encima por un par de tediosas y terribles horas, llamaba, gritaba, insultaba, y cuando por fin se veía en cierta calma, publicaron ese maldito cartel, que no era más que una condena, seis horas se veían venir, siendo muy optimistas, claro está que las multitudes sacan lo peor de nosotros, que no hacemos más que vivir en la constante negación de la ineludible realidad que nos roza todos los días, incluso me he visto encerrado en prejuicios estereotípicos, al ver como entran estos hombres que viajan en moto, con sus chalecos con números, chalecos que siempre me han hecho entristecer, me hace pensar que cada vez falta menos para ser reconocidos por un lector de códigos de barra. Como apretamos el culo cuando los vemos bajarse, entrar, y pararse cerca, con sus miradas que más bien parecen radares, así solo sean humildes trabajadores, no se puede saber si alguno es todo lo contrario a lo que ya, por mero azar de pensamientos, lo hemos condenado a ser. Vivimos en un constante asedio de información negativa, ya es común que el día a día se oiga al menos la noticia de un robo, o un asesinato, y me siento terrible al caer en estos juegos que no son más que realidad exagerada cien veces, puede estar sumergida en la basura una sociedad, pero incluso en la basura se consiguen pepitas de oro, y me doy cuenta que no soy el único con estos ataques de paranoia, aunque, realmente me encantaría ver alguna vez a una de estas señoras, que se dedican al sano deporte de criticar todo a su alrededor con solo un suspiro, enfrentándose a uno de mis ataques de paranoia extremos, justo como el que vivo ahora, veo el reloj moverse pero no siento que se mueva el mundo, allí están de nuevo estos dolores de cabeza, esta 21

sensación de perderme, de que las neuronas y el sistema nervioso deciden darse un descanso y al salir lo apagan todo, los labios resecos, la mirada completamente perdida por unos segundos y atraviesan diez millones de pensamientos en un segundo por la cabeza de una aguja, me gusta darles una historia a estas miradas, como la de María (llamémosle así) esta mujer que con movimientos tímidos generaban una curiosidad en mí, que más bien me regalaban cierta suerte de intimidación, aunque no pasó de una ruleta rusa de miradas que al final no se cobró ninguna víctima, estábamos tentando dejarnos los labios hecho hielo y los corazones calentitos, aunque también se prestaba a la hipótesis de sentirnos cómodos al menos en ese pequeño espacio que suponía el campo visual que compartimos, invadido por el otro en todo momento, no lo sabía entonces cuando repentinamente todo se vio interrumpido, justo al irrumpir un estruendo en el ambiente (se veían nubes en el cielo) aunque solo fue un golpe de un sujeto que ya había perdido la paciencia, parecía venir de un lugar lejano y parecía con prisa por volverse a ir, podría ser que en una mala jugada de los días se encontrara en una encrucijada que llevara a ninguna parte, más bien me dieron ganas de incendiarle las manos, al interrumpir un momento como aquel, que quedo en puntos suspensivos apuntando a un punto y veremos el final.

Los audífonos me salvaron durante poco tiempo, muy poco, ya estaba perdiendo la cabeza mientras la ansiedad me comía los nervios, ¿saldría alguna vez de allí? Paredes blancas con rayas rojas y una multitud, por amor a la calma, quería quemarlos a todos, quería ser fuego, quería ser ceniza, quería ser aire, quería largarme de allí.

Para no explotar mantuve inundada esa habitación de instintos homicidas en mi cabeza, más bien desgasté todos mis fondos “pensatarios” en un breve pero eterno lapso de tiempo, me han dejado en la quiebra y me empiezo a quebrar, todo se torna en una excitación que, en cualquiera de los escenarios que planteaba mientras respiraba lentamente (“Sh, control, falta menos”) todo salía terriblemente mal, claro, el problema de ser un pesimista empedernido, con un ataque de ansiedad y allí está, las 22

paredes se hacen cada vez más pequeñas y cada vez me veo más cerca de todos estos sujetos en un interminable tic tac burlón del reloj, todos estaban sordos, ¡¿Cómo no lo oían?! Si retumbaba en todas las paredes el eco de un desesperante preámbulo a la esquizofrenia absoluta, no pude más, caí al piso queriendo ser tierra y pase a ser concreto, el azar de las manecillas tomaba cierta compostura cuando al fondo se escuchaba el aclamado “Gol”, la religión no es el único opio del pueblo, y yo estoy ahí queriendo ser otro, encontrarme en ese vacío llenito de nada en el que tan a gusto me siento cuando logro entrar, y las paredes seguían haciéndose más chicas, les brotaban lunares rojos y naranjas que más bien parecían una danza, un cuadro de Dalí, un espacio surrealista que quería absorbernos a todos, y caí en cuenta, nos absorbería a todos, solo me alcanzó la voz para exclamar ¡No lo ven! ¡Nos están robando la vida! Mientras sentía que un nudo se enlazaba en mi garganta y se quemaban las ultimas trabajadoras vivas en mi cerebro, entré en la cúspide de la desesperación al verme en el espejo con los ojos ensangrentados, las orejas absorbidas hasta el tímpano, la boca completamente cosida en un hilván perfecto, al ver mi mano me conseguí con mis palmas completamente secas, empezando a desmoronarse en bloques de polvo y cal, las venas hechas sogas que se amarraban a mi cuello y justo cuando me quise rendir y dejar de resistirme a la inevitable fuerza de estos lunares, que cada vez se hacían más oscuros, se escucha un clamor al fondo.

¡Numero 1096!

-Buenas tardes, cobre este cheque y deposítelo en esta cuenta, por favor.

Andrés Restrepo.

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Cizaña de los amores.

Jueves 2 de marzo del 2017.

Para: Silvia Carson, en la Clínica central. Habitación 301.

Querida Silvia, te escribo desde lo más frío y gélido que puede ofrecerte un corazón colapsado por las grietas. Te escribo con una mezcla de odio y compasión.

Ayer me llamó Guadalupe, hablamos durante mucho tiempo. Casi toda la conversación giró entorno de ti, tu estado actual y las condiciones del mismo. Me dio la dirección del hospital donde te encuentras, y tu número de habitación. Le di las gracias por haber tenido el gesto de llamarme y le colgué. Durante algunos segundos sentí el revoloteo de la estática erizándome los poros. Es increíble que aún sigas con vida luego de tantos intentos suicidas, solo puedo pensar como no estás muerta, como por Dios puedes seguir viva luego de tomarte aquella avalancha de somníferos. No te recrimino ni te juzgo por nada, es tu vida y siempre has sabido actuar por tu cuenta. Lo único que aún me llena de rabia (cólera, ira, furia, por usar otras palabras) fue aquella vez hace dos años cuando aún éramos novios, y salimos a una fiesta de disfraces que los de 4to año de medicina habían hecho en la casa de Manú.

Ibas vestida con botas militares, mini falda, y esa blusa verde oliva que resaltaba tus pechos, cuando sostenías una replica en madera de un Ak-47 (casi realista), siempre me pregunté de donde sacaste aquel disfraz de militante anarquista. Yo en cambio llamaba un poco la atención con mi mascara de Rorschach y mi gabardina marrón. Teníamos un año y medio de estar juntos. La fiesta era bastante agradable. Entramos luego de saludar a tus amigos y seguimos hasta el fondo donde un par de “científicos” repartían alegremente el Alcohol. Bebimos ron puro y te deje en la barra para saludar a mis amigos. Una nube con olor a tabaco se acumulaba en el techo. Me quedé allí con ellos, hablando un buen rato 24

sobre las anécdotas de la semana pasada, nuestras preferencias de cine, y nuestro tendón de Aquiles (la literatura). Pero en realidad no alcancé a notar que tanto tiempo transcurría. Me puse a tomar otros vasos de ron y luego saludé a Manú, que para mi sorpresa, golpeaba a un tipo disfrazado de Superman, que recientemente había orinado en las escaleras de su casa.

La escena era cruda, tanto así que me dio la impresión de que si alguien no lo detenía, le rompería el cráneo al pobre tipo. Sin querer me deje llevar por la adrenalina del momento y segundos después, Manú y yo, pateábamos a Superman mientras este tambaleaba de ebriedad hasta la reja y posteriormente hacia la calle. La verdadera identidad del borrachín siempre nos fue desconocida. Alcanzamos a ver una mancha de sangre acumularse en el asfalto. Finalmente entramos en silencio hasta la sala, Manú parecía estar lo suficientemente ocupado en vigilar que los alcohólicos, y los drogadictos, no destruyeran su casa, tal vez por lo mismo exhibía facciones de angustia silenciosa o de estrés.

Comencé a deambular entre los temblores de la música mientras te iba buscando, me daba la impresión de que el sol lanzaría sus luces en cualquier momento, como si la música se fuera tragando la noche y parte de la madrugada. Está es la historia que no sabes. Comencé a buscarte de un lado a otro en cualquier esquina de la fiesta, entre los grupos de chicas, entre tus compañeros de clase, alrededor del sofá, en el baño, en la cocina, pero solo hallaba el vació. Ni siquiera encontré un pedazo de ti. Recorrí las habitaciones del segundo piso, y me detuve en una que expulsaba gemidos y sollozos. Imagine que golpeaban a alguien desde adentro. Me asomé diagonalmente y giré la perilla. Lo que vi, fue como el impacto de una placa de vidrio fracturándose delante de mi rostro. Un tipo disfrazado del Che Guevara te tenía levantaba por la minifalda mientras te jalaba con su mano derecha hacia él, pero no termina ahí, simultáneamente le dabas sexo oral a un tipo disfrazado de Flash al mismo tiempo que un flacuchento disfrazado de Robín se masturbaba hiperactivamente, mirándolos desde el fondo de la habitación. Sentí un 25

dolor que me congelaba, retorcía, y cercenaba los nervios. Cuando cerré la puerta vi tu rostro, una sonrisa que se esbozaba en tu boca cada vez que Flash introducía su miembro en tus cachetes.

Una descarga eléctrica me entorpecía el espíritu. Al salir de allí fui cayendo paso a paso hasta a la calle y tomé un taxi. La madrugada bombardeaba todas sus luces amarillentas y todas sus desgracias sobre mí. Miles de preguntas me golpeaban el cráneo. Lo más normal era que el Che se acercara a ti para elogiar tu disfraz, con ganas de iniciar una conversación. Desde ahí todo bien. Incluso admitiría que el Che se te insinuara, y se dieran un par de besos tal vez, ¿Pero durante cuanto tiempo te deje sola? Pero como diablos… ¿De donde demonios salieron Flash y Robín? ¿Cómo terminaste en un trio? ¿Qué clase de trauma infantil ¡por Dios! te volvía tan puta? Agité mi gabardina y me quité la mascara de Rorschach cuando llegue a la casa. Lloraba como un pobre adolescente que ha visto el asesinato de sus padres, las lágrimas y mis temblores me evitaban abrir el cerrojo de la puerta. Me tiré a sollozar en la ventana. ¡Que hija de puta! ¡Maldita! Cómo, cómo, por todos los infiernos podías ser tan puta. Tal vez la respuesta sea aún más petrificante.

Pero si algo he querido olvidar Silvia, ha sido esa sonrisa. Esa expresión de placer puro y genuino, que tus labios le volcaban al mundo, aquel resplandor que parecía cegar con su mensaje inaudible.

Andrés Velazco.

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Pálido Fuego – Vladimir Nabokov

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