Midsommar - Aracely Flores

Aracely Flores

Midsommar

Editorial Desidia 1

PrĂłlogo La narraciĂłn que tiene sus piezas fundamentales en los engranajes del drama, la tragedia, la fragmentaciĂłn y el suplicio, se complementan con la continuidad de una estructura poĂŠtica que provoca sueĂąos y evocaciones que se mantienen como la estabilidad de los sĂ­mbolos que aparecen para reincidir en el contenido de los velos nocturnos que coinciden con la ausencia del contacto, el aislamiento y las miradas depredadoras que avanzan hacia los claros territorios del constructo poĂŠtico, es en este punto donde Aracely Flores deja evidenciar sus mejores aspectos como narradora y poeta, resaltando y demostrando signos olvidados y recuperados como una alianza con el texto y su tema, aquĂ­ hay una serie de elementos que coinciden en su obra: Texto

PoesĂ­a

NarraciĂłn

Sintagma

TambiĂŠn podemos decir que en el terreno matemĂĄtico la continuidad del logaritmo es evidente es asĂ­ como llegamos a la fĂłrmula đ?‘?đ?‘Žđ?‘&#x;đ?‘Žđ?‘?đ?‘œđ?‘™ √123 que es recurrente en la interconectividad de su expresiĂłn lingßística.

Aracely Flores tambiĂŠn en su momento miembro del grupo literario llamado los Broncos demuestra en este poemario su innata destreza narrativa.

2

- MarĂ­a El tiempo lanza su primer chillido y desaparezco en el sonido de un pĂĄjaro asustado.

Aprieto el recuerdo de un perro lamiĂŠndome la sombra.

3

Llevar la mano a rastras sin que se de cuenta el grillo se cae un niño y se caen todas las posibilidades de arrastrar.

En mi cerebro se enterraron las garras de un pájaro que vino volando desde mi infancia.

Se bajó al oído: ¿Aracely, te fuiste ya?

4

SĂ­rvanse de los rostros que tuerce el olvido

sobre los mismos pasos que damos

hacia una palabra silenciosa.

5

Habrรก que estirar bien el cuello lanzarlo hacia atrรกs.

Amarrar un pรกjaro a los labios.

Ir creando la forma del rostro amado.

Encontrarlo siempre que se abra una puerta.

Me adivinan desde el espejo llamando a la puerta de mi casa.

6

Provoca deslizar los labios en la nuca del poema.

Antes de que ĂŠste lo haga en la de uno.

7

- Mamasita, cómprame un inadaptado para jugar con él.

- No alcanza.

Acuchillaron los pies del poema.

Los quejidos adornaban el fuego.

La sed era sucia, cabían tedios.

Un lugar podrista un llanto todoista

No tenía escondite para los recuerdos que venían a visitarme.

Me fui a darle patadas al espejo para acomodar las cosas y llegarle con eso a la vida.

No hubo rostros ni mucho menos fronteras fuera de mi cuerpo.

8

La peste era grande No habĂ­an inadaptados para jugar en mis manos.

Aguardo el regreso de sus manos

descubiertas sobre el cuerpo de mi nombre.

9

Desde una asfixia mi boca se recoge a sĂ­ misma y no lo sabe vuelve al beso.

10

Le he arrancado el cuerpo a mil niñas acostándolas en los ojos de mi infancia

Si preguntan por esta boca anda lamiendo la espesura del sueño.

Desgastándose sobre pieles nuevas.

11

Aun vivimos en la misma casa.

Pero esta quedo sola cuando se fue el ultimo que quedaba por irse.

12

Mis dedos envejecen el hambre

lo arrancan como si lo apuntan como si.

Es necesario detenerse y manifestarse sobre uno mismo.

Provocarse hemorragias en horas ultimas.

Oscurecerse en el iris del sueĂąo.

Como si supieran algo.

13

Supe vomitar de modo alfabĂŠtico las horas acostumbradas sobre bocas que no me pertenecen.

14

Han sabido abandonarme bien.

Sin ojos y frente al espejo.

15

En mis manos cabe el vomito.

En mis manos cabe un poema.

16

La nada siempre nos esta mirando.

Y nosotros con todas las palabras del mundo

le diremos que venga.

17

Soy del silencio que engendran los hombres.

Y también vengo del vientre con edad casi invalida.

Recuérdenme como estas palabras.

Pero no son las únicas palabras.

Por la mañana se escucha el silbido del pájaro amasando arepa.

18

Mi piel en manos de cualquiera

cayĂŠndose callĂĄndose.

19

VolverĂŠ sin rostro a donde haya guerra

para que no tengan nada que quitarme.

Los pasos se me escapan se crucifican entre ellos.

Uno sobre el otro.

20

Salí a la tarde a envejecerme un rato.

Atesoré voces y bancas escondidas.

Detrás de mí la risa y el viento sonaban igual.

El silencio salió de mi boca escribiendo sobre el suelo el cansancio.

Regreso a casa encontrando aún una niña sentada en mis manos.

21

CaerĂŠ de rodillas ante el espejo donde se atrapan fugazmente las cosas.

Se reunirĂĄn ellas y serĂŠ su nombre.

22

SEĂ‘ORITA Cuando la respuesta es en silencio no hay palabra que la derrumbe.

23

Despierto, pero ahora sin conocer a nadie.

Disculpen.

24

Somos palabra descompuesta en el llanto del silencio.

25

Ayer me bebĂ­ la palabra andaba seca persiguiendo el poema tropezĂł la introduje en mis manos la lleve a mi boca y allĂ­ se deshizo.

26

Qué haces, niña corriendo cerca del abismo con gestos de mañana.

Saltando piedras.

Moviendo piedras.

A nueve años de escribir el primer poema

de ponerte roja de recordarte niña

Qué haces frente al espejo, niña cerca del abismo.

Corriendo.

27

El nombre que cargo salió de una boca como siete cerdos saliendo de la misma ventanilla.

Lo apuntaron con un montón de apellidos de los que el tejemaneje -estrellatal- crea donde se resumen todas nuestras vergüenzas.

La nada me erguía por donde se asoman las cosas.

Una mirada zarrapastrosa se me acerco

y empecé a escuchar después de mi coronación sobre el patíbulo

la última palabra.

28

Tu boca encontrarĂĄ mi cabeza animalada mojĂĄndose

en el silencio

de un niĂąo

chillando el hambre

de haber nacido.

29

Las palabras se manosean en tu lengua.

No volverá el nombre que te dieron.

Saldrán ecos de mis ojos pronunciándose en tu boca Una última raspadura durmió en nuestras rodillas.

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NADITACION Una sombra retorcida abandona en mis ojos la migaja de tu cuerpo.

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MĂŠteme en el tiempo de un beso.

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Aracely Flores

Escritora, poeta, presentamos está su opera prima Midsommar un libro que presenta contenidos narrativos claros, marcados, evidentes, casi melancólicos, textos con un tema poético que por su fuerza y vivacidad permite traducir los símbolos que se ocultan en la otredad, el misterio y la niebla que opaca la luz de la poesía, su constructo lingüístico es una promesa que aún hoy nos asombra.

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