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PEMEX y su sustentabilidad fi nanciera

Luis Alberto Güémez Ortiz Crónica Jalisco

Hoy hablaremos de una de las apuestas más arriesgadas del presidente López Obrador; el rescate de la industria petrolera estatal, el rescate de PEMEX la empresa del estado que siempre ha sido paraíso de negocios turbios, de negocios sindicales descarados y sorprendentes, pero también de ineficiencia empresarial y de descuido e indolencia en el buen cuidado de los recursos de la petrolera.

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Lo que es de todos no es de nadie y por lo tanto nadie lo procura ni lo cuida. Llegan políticos y aventureros a trabajar en PEMEX y como saben que su paso es efímero procuran asegurar su futura existencia económica en base a prebendas desproporcionadas y corrupción descarada.

En PEMEX no se sabe qué duela más: si la corrupción descarada y abierta o la ineficiencia e ignorancia de sus administradores.

Ejecutivos de todas las profesiones trabajan en la paraestatal y los menos son geólogos y petroleros; abundan los agrónomos, ganaderos y veterinarios que suponiendo su honradez (no comprobada) demuestran día a día su desconocimiento de los temas energéticos y su falta de sagacidad, inteligencia y res- ponsabilidad en los negocios.

Todo este breviario acerca del gigante petrolífero mexicano es porque tan solo en 2022 que fue un año de precios del petróleo históricamente altos Pemex consumió 809.8 mil millones de pesos por concepto de aportaciones patrimoniales, estímulos fiscales y otras transferencias por parte del estado mexicano y esa cantidad es el equivalente a 3.7 veces el presupuesto ejercidos por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes durante ese mismo periodo y que fueron 219.3 mil millones de pesos.

Imagínense las cifras comparadas con el presupuesto de salud o de educación pública. A cambio de pauperizar los servicios públicos el gobierno mexicano está echando todo el dinero a un pozo sin fondo llamado PEMEX que inclusive operativamente es un fracaso empresarial.

No obstante, los altos precios y las monstruosas cantidades de subsidios gubernamentales en 2022 la producción diaria de petróleo de PEMEX alcanzó la cifra más baja de los últimos años reportando 1.6 millones de barriles cuando en 2004 la producción nacional fue de 3.4 millones.

La producción nacional de crudo según el reporte al cierre de año de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) disminuyó un 2.54% en relación con la cifra del año anterior reflejando de esta manera su mayor desplome de los últimos tres años y la menor cantidad desde 1979, cuando se ubicó en 1.5 millones de barriles diarios.

Simplemente con lo que va a costar la refinería de Dos Bocas se hubieran podido adquirir varias refinerías como Deer Park en Texas donde PEMEX pagó casi 600 millones de dólares por el 50% que era propiedad de la petrolera SHELL. Los augurios más optimistas del costo final de Dos Bocas rondan los 12,000 millones de dólares y su capacidad de producción será casi la misma.

Dos Bocas podrá procesar 340,000 barriles de crudo y Deer Park procesa esa cantidad hoy en día. Es decir, se hubieran podido adquirir 12 refinerías como la texana con el dinero que se está “invirtiendo” en la refinería tabasqueña. Como se darán cuenta con esas decisiones ni las cuentas ni la sustentabilidad de PEMEX pueden tener ni futuro ni presente.

Para preocuparnos aún más basta decir que PEMEX tiene un saldo de deuda de 100,500 millones de dólares al cierre

2022 y tiene amortizaciones para este año por casi 10,000 millones y el Presidente López Obrador ha advertido que la Secretaría de Hacienda se encargará del pago o reestructuración de esa deuda con cargo al erario. Es decir, la deuda pública del gobierno federal se duplicará si se hace realidad el rescate financiero de la paraestatal por parte de la federación.

Mal presagio para los mexicanos que tendremos en el futuro inmediato todavía más deficientes y mediocres servicios de salud, educación, infraestructura y seguridad pública y todo esto para salvar al monopolio energético estatal.

La conclusión es que los recursos con los que cuenta el estado mexicano para prestar los servicios básicos para los ciudadanos se están dedicando a tratar de salvar al dinosaurio petrolero estatal, manejado de la forma más ineficiente y grotesca, para que el estado juegue a ser empresario energético y a cambio estemos recibiendo educación, comunicaciones y salud con niveles tan deficientes como aquellos países subdesarrollados.

Esa NO es la función del estado; debe proveer seguridad, tribunales, gobernabilidad, infraestructura y servicios básicos. Administrar el negocio del petróleo y la electricidad NO es la razón de ser del estado. Recordemos que en 1982 casi perdemos a México (caímos en “default”) por apostar los recursos del estado en la industria petrolera.

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