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■ MAR DEL PLATA ■ DOMINGO 31 DE OCTUBRE DE 2010

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o le resulta difícil explicar de dónde le viene su pasión por el teatro. Casi recostado en la silla, mientras repite el gesto de tocarse la frente, mira para atrás y trae de quién sabe dónde un recuerdo que pinta su abolengo artístico. “Mi tío abuelo fue Carlos Goicochea -dice-, un dramaturgo que escribió obras junto a Rogelio Cordone. Estaba casado con la actriz María Esther Podestá, la más joven del clan de los Podestá. Cuando Goicochea murió, mi papá me llevó a visitar el panteón donde estaba, en el cementerio de La Chacarita. Recuerdo que me paré delante del nicho y en ese momento se cayó la tapa. Salí corriendo. Me pegué un julepe bárbaro”. Marcelo Marán habla, entonces, de legado. Como un homenaje a esa familia en la que también hubo empresarios teatrales, pintores, ceramistas, escritores, actores -está emparentado, además, con la actriz Orfilia Rico- y amantes de grandes actores, Marán publicó “Un tal Pablo”, una obra de teatro sobre Pablo Podestá, uno de los primeros actores rioplatenses y considerado fundador del circo criollo. En realidad, la edición corrió por parte del Instituto Nacional del Teatro y de Argentores, entidades que eligieron esta obra para continuar con una serie que busca difundir las piezas de autores nacionales. La obra no es nueva, data de 1990 y llegó al escenario mediante una puesta en escena de Pucho Medrano, que la desarrolló en una pequeña sala de la Escuela de Arte Dramático de Buenos Aires. Lo que sí festeja este director y dramaturgo local de 54 años y padre de dos hijos es la flamante edición, algo poco común en el ambiente del teatro. “Es muy difícil que el texto teatral termine impreso, porque uno no compra un libro de teatro, salvo que se lo pidan en la escuela. Esta edición permite que quede registro y que haya una circulación del material entre los grupos de teatro y en las mismas escuelas de teatro”. -No queda mucha tradición de leer obras de teatro, incluso suele ser un proceso dificultoso. -Sí, cuesta porque está en el límite de lo técnico, un poco más y termina siendo un guión de cine, que ya no se puede leer nada. Igualmente yo me acuerdo que cuando era chico era más común la lectura de teatro entre la gente que leía, hoy ya no, es rarísimo que alguien se compre un libro de teatro. En mi casa estaban las obras de Sartre, por ejemplo, claro que la gente tal vez iba al teatro y después quería leer esa obra. Debería tener que ver con otros tiempos y con una menor cantidad de producciones teatrales. Hoy hay tal cantidad de producciones que ya la

IDA Y VUELTA: cultura@lacapitalmdq.com.ar

MARCELO MARÁN Y “UN TAL PABLO”, UN HOMENAJE A PABLO PODESTÁ

“Les he robado a los actores las palabras, las situaciones”

El dramaturgo y director de teatro asegura tener una “deuda impaga” con muchos actores, quienes -dice- lo ayudaron a cerrar sus historias. Habla de “Un tal Pablo”, obra que editó recientemente Argentores y el Instituto Nacional del Teatro, y cuenta cuál es la dinámica de un texto teatral. Sus personajes al borde, su envejecimiento y su estirpe teatral.

gente no identifica tanto al autor, el autor cedió pasó al actor y al director. EL TEXTO TERMINA EN LA PUESTA EN ESCENA Con más de veinte obras escritas -la primera fue “Braulio y los vientos”, cuyo texto se perdió-, Marán reconoce que habita en las piezas

ANTES ERA MÁS CRUEL CON MIS PERSONAJES, ÚLTIMAMENTE ESTOY ENCONTRANDO OTRA VUELTA

teatrales un intenso halo colectivo, herencia de la misma actividad teatral. “Muchos autores reconocen que sus textos definitivos son escritos después de la puesta en escena”, indica. Y habla de los actores, la otra punta de la trilogía que se completa con el autor y el director. “Tengo una deuda impaga, y sólo yo lo sé, con muchos actores, aunque ellos lo saben también. Yo les he robado a los actores las palabras, las situaciones, es que los actores son muy útiles al momento de la acción. Al escritor común le cuesta mucho pensar en términos de acción, elabora textos cargados de palabras. Pero el actor, en una improvisación, te resolvió todo un tema. He mejorado muchos textos a partir de los actores y he aprendido mucho de ellos. Por eso les tengo un agradecimiento enorme, so-

bre todo a los actores de la ciudad. Con ellos he compartido la creación de muchos textos míos”, confiesa. -Si el texto teatral se va reacomodando a medida que lo desarrolla el actor, quiere decir que está muy vivo. -Sí, el teatro va a morir con la civilización. Hasta el cine tiene riesgo de ser traspolado por otra cosa, transformado por otra tecnología, pero el teatro es imposible, mientras haya dos seres humanos, uno que represente y el otro que mire, que especte, nunca va a dejar de haber teatro. Además, el teatro tiene la gran posibilidad de dar cuenta de la historia, de lo inmediato.

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety (*)

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¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario y cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer? -Acabo de terminar de leer Cosmética del enemigo, de Amélie Nothomb, cuya contratapa dice que se vendió mucho en Francia. El final es tan admonitorio que me pareció una muestra clara de cómo se puede arruinar una idea interesante.

(*) Gabriela Urrutibehety nació en Dolores. Es

escritora, periodista y docente. Es corresponsal del diario LA CAPITAL en Dolores. Escribió y publicó la novela “Caras extrañas”.

(Continúa en página 4 )


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C U LT U R A POESÍA

Irene Marks: la viajera que encuentra POR SEBASTIÁN JORGI

…Ala Negra diosa blanca, a la Madre del diluvio, que penetra en el Mundo de los túneles, o que se detiene en las Cuevas de Ongamira y que le canta a la Luna, con la intuición de ver la estrella antes de que me condujeran a los últimos túneles y seguir en la Ruta de los rituales, en esas Ceremonias que forja la Naturaleza, tan secretas y al mismo tiempo desnudas, porque tiembla el milagro. Y sí, compartamos ese Sol, cuando desnude el fuego las cavernas del bosque, vayamos con Irene Marks de Noble a ese Origen, poemario único. Y si digo único no es por la mera obviedad de la creación personal, no: los que ya estaban en ese mundo anterior, originario, también parecen haber estado ínsito en el sentir, en la mirada de nuestra poeta, en un canto modus narratio que desgrana –permítaseme este lugar común— las palabras de la roca y se consustancia con las descripciones y el paisaje, por no decir, que Irene es también ese barquero y su sombra y penetrar en una personificación inherente y contemplar (nos) cuando estalla la luz. El tema de las imágenes, devenidas no por una obsesión compositiva, -arriesgo- sino por una catarsis de homenaje, imágenes que repiten las voces (leva manjá/ aku- som- bei)…¿será ese algo que soñamos despiertos o dormidos y nos lleva, nos marca los caminos? No hago más que reproducir la cita inicial de Origen, e intentar viajar con una poeta genuina, con sus Diosas, contemplar algún lucero al costado de las montañas desde el llano, tras el misterioso llamado que renace. La mitología está servida en esta trasmutación de poesía cantada. Bien lo dice Paulina Vinderman: “La poeta hace suyas, mediante la invención y la percepción, las voces de nuestros ancestros. Esos que ella idealiza en su prólogo: los sabios conocedo-

res del secreto del mundo”. “No a ellos, los bienaventurados que aparecieron, las imágenes de los dioses en la tierra antigua”, ha escrito Hölderlin, de alguna manera es el ensamble de lenguaje de nuestra poeta para abrazar el ser histórico, el Dasein del que nos hablaba Heidegger en sus reflexiones sobre el arte y la poesía. Y desde esas estrellas que contemplamos, nos llegan esos mensajes, para consustanciarse en paisaje de “MaestraMadre-Tierra” por qué no, como en una comunión que nutre este poemario celebrante, Origen. Tiene mucho para decir Irene Marks de Noble, con-tiene todos esos mundos para contarnos, en acumulaciones semánticas para testificarnos conjuros, esta viajera que anota las primeras señales del camino y le canta a la Ruta del lucero, como una exploradora que hace el inventario de la historia y de los mitos. Irene canta, cuenta y escribe, narra en poesía genuina, impelida por un estadio de inspiración, escribe cobijada bajo el firmamento de estrellas, acaso en letra tan pura e incólume, imperecedera como las piedras de los caminos ■

Premiaron al escritor Gustavo Soler El Senado de la Nación otorgó el Premio de Honor al escritor español Gustavo Soler, en reconocimiento a toda su obra literaria y, fundamentalmente, a su libro de poesía “Ischigualasto”, homenaje del autor al Valle de la Luna, ubicado en la provincia de San Juan y declarado de interés cultural por el mismo Senado. El acto tuvo lugar el pasado lunes 18 de octubre a las 18 horas, en el salón de las Provincias, ubicado dentro del palacio del congreso de la Nación ■

Domingo 31•10•2010

Sin Borges y sin Cortázar, ahora es “fácil” escribir, dice Piñeiro La escritora argentina Claudia Piñeiro consideró que el país está viviendo un momento “rico literariamente con muchas voces muy diferentes” y cree que ahora es “más fácil escribir sin el peso de Borges o Córtazar”. “Siempre pensás que nunca vas a superar a esos dos iconos, claro. Así es que era un poco como matar al padre”, comentó a Efe, con humor, Piñeiro, una de las escritoras con más éxito en Argentina y autora, entre otros títulos, de “Las viudas de los jueves”, que fue llevada al cine. Las declaraciones las realizó recientemente en Alemania, país que la galardonó con el premio Liberaturpreis 2010. Además, coincide con la publicación en España de “Tuya”, editada por Alfaguara, una narración de intriga en la que la autora mete el bisturí a la sociedad argentina a través de una familia burguesa, la hipocresía y las falsas apariencias que rondan el hogar. Una historia breve, de intriga negra, con asesinato, estructurada en diálogos, en la que Piñeiro se mete en la cabeza de la mujer protagonista, que no quiere ver, o no puede ver, la infidelidad del marido y el desprecio constante que tiene hacia ella. “Es una mirada critica sobre las apariencias -explica-, sobre cómo una familia parece una cosa por fuera y dentro es otra. Es un intento de correr las cortinas y ver por la ventana que esta mujer había inventado un mundo que no era el de verdad”. Y en este intento la escritora describe en un monólogo interior a una mujer, ama de casa, muy tradicional en el que todavía se reflejan algunas mujeres de la sociedad argentina, en opinión de la autora. “Buenos Aires es más avanzada, pero fuera de la capital, hay mucho conservadurismo todavía”, matiza. Humor negro para un suspense que te deja la sonrisa helada. Y es que Claudia Piñeiro ha optado por mostrar al lector que una bomba en algún momento va a explotar en esa familia, aunque la protagonista no lo vea. “Me interesa el humor reflexivo, no el chiste como decía (Luigi) Pirandello, el que después de oírlo, cuando vas a casa decís: ¡qué barbaridad! ¿Cómo me voy a reír de eso?”, precisa la autora. “Tuya” es un relato breve, una característica de la escritura argentina, apunta Piñeiro. “Nosotros tenemos una tradición cuentista larga y eso de no desparramar por los costados e ir al grano lo tenemos muy interiorizado, algo que nos diferencia de los españoles, que se detienen más en lo descriptivo. En Argentina es muy raro ver un libro de más de 300 páginas”, añade ■

Tinta China POR SEBASTIÁN CHILANO

sebastianchilano.blogspot.com

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i bien René Conforti le pidió a la telefonista que lo comunicara con Márquez se arrepintió. Pero no lo suficiente como para pedirle que suspendiera el llamado. La ineficiencia de La Tabla le dio un minuto más pero no supo o no quiso aprovecharlo. –Le comunico –dijo La Tabla y lo hizo, pero lo que no hizo y debió hacer, fue colgar. Se quedó en línea, ella también. –¿Hola? –atendió Márquez. René Conforti no contestó. –¡Hola!... ¿Hola?.. Sé que es usted, Conforti. Nadie me llama y el último ser humano que vi en persona fue a usted, así que por favor le ruego que no finja que se escucha mal... Esa estrategia es patética. Si quiere cortar hágalo, sino dígame qué quiere. –Murió el Doctor Ham. Necesitamos que escriba una nota en su memoria. El Instituto le va a enviar por mail parte de su curriculum vitae. Quizás haya visto en la televisión o en twitter que el profesor fue asesinado y que su hija se suicidó. El Instituto no quiere que nada de eso se cuente. –Conforti, ¿alguna vez le dijeron que habla como un robot?... ¿Y para qué quiero yo su curriculum? Si todo lo que hizo en vida fue saber cuándo, cómo, y lo más importante, cuánto, sacar en subsidios por el abastecimiento de ratas, tanto para el Estado como para los laboratorios. Además, ¿sabe lo que yo estaba haciendo? –preguntó Márquez. –Me imagino que estaba echado en un sillón, en calzoncillos y medias, con un pie en su alfombra sucia y en la mano un vaso de cerveza caliente. –Regaba mi huerta orgánica. –No le creo, Márquez. Acá estamos seguros de que come las migas que se le caen entre los almohadones de su sillón. –¿Quiénes están seguros?... espere Conforti, no me conteste. ¿El doctor Ham era uno de los que estaba seguro? René Conforti cortó. A la media hora La Tabla le dijo que Márquez estaba en línea y sin esperar respuesta le derivó el llamado. –Nuestra comunicación sería más fácil si me diera su mail –dijo Márquez, pero como no hubo respuesta siguió hablando–. Leí las notas que me enviaron. Pura formalidad. Por eso busqué en Internet y encontré algunos datos oscuros sobre el doctor Ham... después busqué en la pagina policial y... –Basta, Márquez, basta. Escriba la nota, una nota sobria y cuando la termine envíela al mail del Instituto –dijo y le cortó por segunda vez en el día. A la media hora, René Conforti recibió un mail de Márquez cuyo título decía: “En memoria del profesor Ham.” Lo abrió de inmediato: “Esta es la verdad sobre el profesor Ham, pero quedese tranquilo Conforti, usted solo la leerá. El Instituto recibirá un correcto y hermoso epitafio.” “El profesor Ham inventó el tatuaje mental. Su hija, la señorita Hem, lo revolucionó. La técnica original del profesor Ham dio habilidades y destrezas a un grupo controlado de ratas. Mediante una serie de dibujos con tinta dilutoria secreta y por una combinación de ósmosis y electroforesis, Ham pudo filtrar la información que quería darle a sus ratas directamente hasta los surcos cerebrales y de allí a la unión sináptica. Su hija, la señorita Hem, agregó a la conclusión inicial el axioma -A mayor número de surcos y circunvalaciones, mayor necesidad de tinta-. Ante los buenos resultados la experimentación en ratas se detuvo y, en un secreto a voces, se aplicó la técnica en humanos. Ancianos de más de 90 años con demencia progresiva fueron reclutados de cinco hogares estatales. Se los rapó y se los sometió a sesiones diarias de tatuajes. En 63 días recuperaron un 40 % de sus habilidades y en 144 días el 70%. Los efectos adversos presentados fueron del orden inferior al 3 %, todos ellos accidentes cerebrales. Por desgracia, el profesor Ham fue asesinado, por motivos aún no aclarados, y la señorita Hem se suicidó ingiriendo la tinta secreta que utilizaban para sus tatuajes” ■

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety

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¿Qué situación de su vida cotidiana encontró reflejada con sorpresiva exactitud en un libro, una película, una canción o cualquier otra obra de arte?

-¿No era al revés, que la vida copiaba al arte? Aveces siento que me rebota en la cabeza todo el tiempo eso de I can’t get no satisfaction de Rollings Stones.


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NUEVO LIBRO DE SERGIO PUJOL

Un análisis a fondo de las canciones argentinas Sergio Pujol, historiador y ensayista especializado en distintos géneros de música popular, acaba de editar, a través de Emecé, “Canciones argentinas 1910-2010”. En ese contexto, Pujol conjuga sus recuerdos de melómano con datos de archivo para pasar revista al canon de la música popular argentina: tango, folklore, rock, bolero, canción romántica. Canciones argentinas es una antología crítica única en su especie que invita a leer y escuchar una y otra vez. A modo de ejemplo, LA CAPITAL publica el apartado dedicado a “Sólo se trata de vivir”, de Litto Nebbia. POR SERGIO PUJOL

En 1981, recién llegado de México, Litto Nebbia presentó esta canción andariega que algunos ya conocían por la versión que León Gieco venía tocando en vivo. Litto la cantó por primera vez en un ciclo en La Trastienda, sólo con su guitarra. Y no se cansó de repetirla allí donde lo invitaran a cantar. El trío de Melopea ya no existía, Litto se había quedado sin banda estable. No sólo había regresado del exilio: había vuelto a ser un solista extremo, estado artístico que no le era para nada adverso. Después de todo, él había sido siempre un cantautor, aun en sus momentos grupales. Sus canciones, incluso las compuestas con un sentido de orquestación o instrumentación más dadivoso, se bancaban perfectamente la ejecución más económica. En la grabación de “Sólo se trata de vivir” se oyen unos acordes de cuerdas sintetizadas ejecutados muy tenuemente, detrás de la voz y la guitarra. En las versiones en vivo ese recurso no figura, pero la canción no pierde mucho por ello. Sucede que el despojamiento sonoro del tema termina realzando su riqueza armónica y la punzante síncopa de su ritmo. En fin, hermosa canción, llena de vida, como la vida que su letra pone en valor. Dicen que viajando se fortalece el corazón pues andar nuevos caminos te hace olvidar el anterior ojalá que esto pronto suceda, así podría descansar mi pena, hasta la próxima vez.

Eso es lo que dicen: que viajand o s e f o rt a l e c e e l c o r a z ó n . E l asunto de esta canción se recuesta en la sabiduría popular. Pensemos en “La añera” aquella zamba de Yupanqui que describe el viaje como un tire y afloje entre la razón y el sentimiento. Pero en Nebbia hay una visión un poco más optimista, quizá más propia de la cosmovisión del rock. Si en Yupanqui el corazón retiene a la “pena buena”, “pena que dura”, en Nebbia está la promesa de despenar el corazón. Sólo el olvido puede darnos fuerzas para seguir. Como suele decirse: no se puede vivir sin memoria, pero tampoco sin olvido. Esto es particularmente cierto en la cuestión del amor. Ya que cité la zamba de Yupanqui, debo decir que el ejemplo de la paloma herida está en las dos canciones. Doy por descontado que se trata de una coincidencia, no de una cita o reelaboración del tópico. De cualquier manera, creo interesante hacer la comparación. En “La añera”, Yupanqui escribe: ¿Dónde está la palomita que al amanecer lloraba? Se fue muy lejos dejando sobre mi pecho lágrimas. En cuanto a Nebbia, este imagina un ave confidente que al igual que la de Yupanqui, parece liberar su peso descargando lágrimas. En ambos casos la paloma remontará vuelo, pero en la canción de Nebbia lo hará con más determinación, en busca de un futuro venturoso. Como sea, la naturaleza es maestra de la música popular, pero las interpretaciones que sobre ella se formula pueden variar.

Apareció “La batalla de la comunicación”, del periodista Luis Lazzaro

Y así encuentras una paloma herida que te cuenta su poesía de haber amado y quebrantado otra ilusión. Seguro que al rato estará volando, inventando otra esperanza, para volver a vivir. Desde luego, las circunstancias que dieron origen a una y a otra canción difieren. Mientras Yupanqui escribió “La añera” poco antes de tener que abandonar Tucumán por razones sentimentales y políticas, Nebbia hizo la suya convencido de que el regreso a la Argentina estaba cercano. Escribió la canción en San Luis de Potosí, “toda de un tirón, en una noche de 1979”, según recuerda. Letra y música salieron hermanadas. Y enseguida llegaron al público mexicano, que se habituó a pedirlas como bis en cada recital del argentino. Para Nebbia, la clave de su enfática creación está en el puente o segunda parte, que resuelve cierta incertidumbre de las primeras estrofas y que en cuanto a música, le exige a la voz ese falseto distintivo, en medio de una rápida sucesión de acordes: Creo que nadie puede dar una respuesta ni decir qué puerta hay que tocar. Creo que a pesar de tanta melancolía, tanta pena y tanta herida, sólo se trata de vivir. La vida es pena y herida, pero también la invención de otra esperanza, un recomenzar constante. Así en la canción como en la vida del cantautor. En ese sentido, la imagen de Litto yendo al frente con “Sólo se trata de vivir” -en más de una oportunidad de cara a una multitud que tal vez hubiera preferido adrenalina eléctrica- tiene al-

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a batalla de la comunicación. De los tanques mediáticos a la ciudadanía de la información” (Ediciones Colihue) recopila artículos e investigaciones de Luis Lazzaro periodista y funcionario vinculado a políticas comunicacionalessobre el proceso de concentración de medios, concomitante a la globalización, que se dio en las últimas décadas del siglo XX y sobre las resistencias sociales que reclamaron democratizar al sector a tra-

go de épico, como aquel “Vamos negro” que supo cantar a principio de los ‘70. “Sólo se trata de vivir” es una de sus canciones más queridas -y sin duda la mejor versionada como lo demostró Mercedes Sosa- ya que no sólo resume un momento difícil y a la vez esperanzador en la vida del autor, sino también funciona como símbolo del personaje “Nebbia”. Un incansable luchador contra los etiquetamientos, la banalidad, la progresiva escasez poética del rock argentino, la pe-

vés de una ley como la que se promulgó en octubre de 2009 en Argentina. Lazzaro parte de describir las operaciones de compra y las fusiones de empresas en el campo de las telecomunicaciones y lo audiovisual, en Argentina y el mundo y señala los efectos de la desregulación del sector en los países centrales y la colonización del mercado audiovisual argentino, resultado del Tratado Comercial con EE.UU. firmado bajo el menemismo. Luego, da cuenta del pro-

reza armónica de tanto guitarrista suelto, la desidia aprovechadora de los sellos discográficos grandes, los problemas para llegar a los medios, los prejuicios de un mundo, el de la música argentina, muy sesgado e intemperante. Si alguna vez Nebbia pareció dar la imagen de un señor protestón incapaz de comprender la nueva fisonomía del rock nacional, el tiempo terminó dándole la razón. Sus canciones, y entre ellas “Sólo se trata de vivir”, documentan un gran momento del rock en la Argentina” ■

ceso de conformación monopólica del sector mediático argentino bajo la égida del grupo Clarín, a la salida de la crisis 2001/2003, y de la disputa de poder político por parte de los conglomerados surgidos. El autor analiza los efectos semiológicos de los discursos producidos por esas nuevas corporaciones y su impacto en el sentido social y en la percepción de la realidad. Pero Lazzaro también aborda las resistencias a estos procesos desde la política y la sociedad civil ■

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety

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¿De qué lugar, personaje común o circunstancia en general que ofrece Mar del Plata se apropiaría para incorporarlo como pasaje central de alguna de sus obras?

-No soy marplatense pero muchas veces usé a Mar del Plata en mi literatura. Una novela mía está a medias ambientada ahí. Uno de mis cuentos se llama “La reina de Juan B. Justo”, por la “avenida del pulóver”.


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“Les he robado a los actores ... (Continuación de página 1) Lo demás necesita una mediatización. Hoy el teatro intenta absorver formas de video, se mixtura con otras cosas, pero sigue estando ahí el actor, el actor y el público, en tanto esté eso, va a estar el teatro. Por eso me da la sensación de que el teatro termina con la civilización. LOCURA, HOSPICIOS, INSTITUCIONES Y CRITICAS Cargada de humor absurdo, “Un tal Pablo” transcurre en un manicomio, adonde llega un equipo de filmación para realizar una película sobre Pablo Podestá, rol que encarna uno de los internos. La pieza recorre el desparpajo burocrático, electroshok mediante, la ternura que despierta el personaje central y el debate sobre quiénes son los locos. En la realidad, este actor argentino, hijo del famoso clan de artistas que lideró Pepino Podestá, padeció sífilis, tuvo signos de locura y fue internado hasta que murió en 1923. Además de indagar en el tema de la locura, la pieza es también una directa crítica a las instituciones. “No creo en ninguna institución y menos en las que tienen que ver con el encierro”, señala Marán, para quien la obra está inspirada en el famoso “Marat Sade”, escrita por Peter Weiss en 1963. Allí, es el Marqués de Sade el que dirige una obra sobre el asesinato del revolucionario Jean-Paul Marat en el interior de un hospicio. Aunque esta obra también recopila las anecdótas

que le contó su papá sobre aquella familia de teatreros siempre dispuesta a recibir a los amigos de los amigos. -¿Por qué te interesan los locos, o mejor dicho, esos personajes que están en el borde de la locura? -Sí, como en “Los suicidas...” (otra obra de Marán), me interesan esos personajes que por alguna razón están en el borde, en esa periferia, eso es permanente. Me parece que son personajes más ricos, son obras con más potencial que una obra realista. Reconozco que antes era más cruel con esos personajes. Terminaban mal, los finales eran duros, en cambio últimamente estoy encontrando una vuelta: casi todas mis obras tienen personajes que están en los márgenes, pero ahora tienen otras salidas, una posibilidad de construir desde el margen, de escapar, aunque sea a tra-

vés de alguna pequeña grieta... que parezca una flor en una grieta. -¿Por qué este cambio? -Me volví más grande, más envejecido y tengo una mirada menos cruel. Cuando se es joven uno tiende a ser muy cruel con la realidad, con los personajes, ahora sigo con una mirada de humor negro, sigo con la ironía pero veo algún pedacito de esperanza, aunque sea en el mismo existir. Aparece algo de ternura, de amor, se puede amar en el medio del barro. -¿Es más sencillo encontrar situaciones de absurdo en esta clase de personajes? -Tampoco es un planteo muy consciente. Me interesan esos personajes y no sabría decir de dónde viene, ni siquiera sé si es más rico hallar absurdo. A veces leo textos de autores que escriben hiperrealismo y generan un asco sobre la vi-

ME PARÉ “ ADELANTE DEL NICHO DE MI TÍO DRAMATURGO Y EN ESE MOMENTO SE CAYÓ LA TAPA. SALÍ CORRIENDO. ME PEGUÉ UN JULEPE BÁRBARO

da cotidiana que, en un punto, se vuelve más absurdo todavía que estos personajes que están en el borde. -Hay algo de anárquico en esto de no creer en ninguna institución... -Soy un poco anarquista, lo que es casi contradictorio porque estuve al frente de casi todas las instituciones. Verdaderamente creo que son males, no sé si son males necesarios... creo que el hombre ha construido instituciones y finalmente no es el mejor de los mundos el que ellas generaron. -¿Vendrán en algún momento otras formas de organización? -No creo, el sistema está muy alerta y tiene una posibilidad de acomodamiento mucho más rápido, inmediatamente el sistema se acomoda y nos vemos envueltos en otra situación de instituciones. El sistema tiene una capacidad de auto regenerarse que es fantástica. Es cierto que internet es una forma de anarquía bastante piola, pero no todos tienen internet, y hasta cierto punto creo en que se empieza a institucionalizar. Y si bien hay una posibilidad de guerrilla informática muy fuerte, también es cierto que los sistemas de control pueden ser más grandes ■

EL TEATRO VA A MORIR CON LA CIVILIZACIÓN

PROMOCIONA SU ÚLTIMA NOVELA, “EL ERROR”

César Aira: “Ser previsible es lo peor que le puede pasar a un escritor” Se confiesa admirador de las nuevas corrientes de arte contemporáneo. Y mientras prepara un nuevo libro sobre los indios, asegura que “El error” está directamente relacionado con su técnica de escribir.

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ésar Aira ansía la libertad de los artistas contemporáneos que pueden cambiar de formato con facilidad y por ello se decanta por una escritura “imprevisible” que se ha convertido en el sello de identidad del autor argentino, como una vez más pone de relieve en su nueva novela, “El error”.

Y así convencido de que “ser previsible es lo peor que le puede pasar a un escritor”, Aira, uno de los escritores argentinos más prolíficos, avanza en su carrera literaria sin volver la mirada atrás y presenta en España su última obra, que llegará a América en los próximos meses. Al buscar la génesis de esta nove-

la, el escritor explica en una entrevista con Efe que “El error”, al que el narrador se asoma desde la puerta de un ataúd que adorna la portada del libro, tiene que ver con su “técnica de escribir”. “Si cometo un error, si una página me sale mal, nada de cambiarla, sigo adelante y no la corrijo. A veces siguiendo adelante los errores se capitalizan y dejan de ser errores”, indica Aira, que nació en Coronel Pringles, en 1949. Y esta técnica, justifica el autor de más de una treintena de novelas, además de un buen número de traducciones, ensayos y cuentos, es lo que le da ese aire “un poco inesperado y sinuoso a lo que escribo”. “El error” (Mondadori), basada en una experiencia real del autor, comienza con la visita de una pareja, con disputas cotidianas, a un jardín de un país exótico en el que se ubica un pabellón de esculturas. A partir de este escenario las historias se encadenan hasta darse la mano un bandolero -protagonista de una saga literaria que causa furor entre las mujeres de una prisión- con una mujer que huye tras creer haber asesinado a su marido y que a punto ha estado de librarse de la cadena perpetua. Sin olvidar, el rol protagonista de la azarosa vida de un escultor

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César Aira. que lo perdió todo. Y es que el arte es para César Aira una gran fuente de “sugerencias e inspiración”, sobre todo las nuevas corrientes de arte contemporáneo, pese a que se confiesa un devoto de Velázquez y de “Las Meninas” por lo “extraño y “enigmático” del cuadro. “Vistas desde una mirada hostil estas corrientes (contemporáneas)

pueden parecer extravagantes y provocativas, pero también tienen esa libertad de creación que a veces nos falta a los escritores”, asegura César Aira. Cita entre sus artistas favoritos a los suizos Peter Fischli y David Weiss, y a todos aquellos que, explica, “migran de medio a medio, de formato a formato, que un día hacen un video otro una instala-

ción, un dibujo o un libro”. “Yo me siento un poco así”, asegura el escritor, que invita al lector a descubrir a través de la literatura una obra “mejor, peor o bastante mediocre, como las mías, pero con intenciones artísticas” y no a rehuir del entretenimiento y placer a través de “lo previsible”. Se decanta por la novela corta, por ser el género que le ofrece más libertad y por su “laxitud”, porque, explica, a diferencia del poema o el cuento “no tiene una exigencia de calidad tan alta”. El propio autor se inscribe en la corriente surrealista que aún se mantenía viva en Argentina en los años sesenta y pese a que Cortázar fue “un gran amor de juventud” considera sus maestros a Borges, Machado de Assis o César Vallejo. César Aira, que ya prepara un nuevo trabajo sobre los indios de Argentina, aprovecha su visita a España para participar en el seminario que sobre arte contemporáneo y literatura se inaugurará mañana en la Casa Encendida de Madrid, donde intervendrá en su jornada de apertura. En cualquier caso, su pasión por el arte se queda sólo en “afición y en divertimiento”, al considerar que tanto en la literatura como en la plástica o la escultura hay que “jugarse todo”, de lo contrario “no cala”, concluye ■

(fotografía de autor)

Amapolas de un viejo jardín POR GRISELDA CURUCHET

Mucho se pierde, en el espacio que se transforma. En la loma de Stella Maris había una casa de estilo, diseñada por el arquitecto Baldasarini que, a pesar de los años y de la falta de mantenimiento, lucía hermosa. Estas casas de antaño siempre me han invitado a imaginar habitantes, costumbres y estilos de vida de otras épocas. La casa de Baldasarini seguramente también había tenido un

bello jardín. Un día con gran sorpresa (las demoliciones hoy se realizan con mucha rapidez), la casa desapareció. Con pesar observé su silueta en la pared, en su lugar habían proliferado elegantes amapolas anaranjadas, vestigios del viejo jardín. Hoy el terreno está tapiado, pronto las flores también serán un recuerdo, quizás por eso nació esta serie fotográfica que llamé “Amapolas” ■

LLEGARÁN DESTACADOS ESCRITORES INTERNACIONALES

Arranca este viernes la Feria del Libro L

os escritores Hernán Rivera Letelier y Rosa Montero serán los invitados internacionales de la Feria del Libro “Mar del Plata Puerto de Lectura”, que arrancará este viernes 5 y se extenderá hasta el 22 en la plaza Mitre.

El ya tradicional encuentro convivirá durante una semana con el otro gran acontecimiento de la cultura marplatense: el Festival Internacional de Cine. Como ocurre desde su creación, la feria tendrá entrada libre y gratuita. Como sucediera en los últimos dos años, los marplatenses podrán darse el lujo de tener como invitados especiales a escritores de nivel internacional. En 2008 Eduardo Galeano inauguró la cita y ofreció una inolvidable conferencia en el Teatro Auditorium. El año pasado los escritores que engalanaron la feria fueron Antonio Skarmeta y

Fernando Savater. En esta oportunidad, los autores invitados serán la española Rosa Montero y el chileno Hernán Rivera Letelier. La autora de “Historias de mujeres” y “Pasiones”, entre otros títulos, participará de la segunda jornada ferial, mientras que el autor de “El fantasista” asistirá sobre el cierre. Los organizadores habituales –Universidad Nacional de Mar del Plata, Municipalidad de General Pueyrredon, Cámara de Libreros del Sudeste de la provincia e Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos- confirmaron que como todos los años habrá horarios especiales para la visita guiada de colegios de la ciudad y la zona, tanto públicos como privados. A las figuras internacionales se les sumarán escritores del ámbito nacional, entre los que podrían llegar Gabriel Rolón, Fernando Bravo

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety ¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entre dos personajes de ficción?

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y Florencia Bonelli, entre otros. También se mantendrán las jornadas de narraciones tanto para adultos como para niños, y el también tradicional ciclo de la editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Eudem, que presentará varias de sus más recientes novedades. La carpa que albergará la feria, que comenzó a montarse en las últimas horas, se extenderá por la continuación de la calle Mitre, entre avenida Colón y el monumento que se alza en el centro de la plaza; desde ese lugar habrá una extensión hacia San Luis, donde se ubicará el auditorio para presentaciones. MONTERO Y RIVERA LETELIER La escritora española Rosa Montero se destaca como autora de perfiles biográficos, primero publica-

Periodista y escritora española, Rosa Montero estará durante los primeros días de la Feria. dos en diarios, y luego compilados en libros como “Pasiones” o “His-

torias de mujeres”. En el primero de los títulos citados, Montero describe de manera magistral las relaciones de parejas emblemáticas de distintas épocas: Cleopatra y Marco Antonio; Hernán Cortés y Malinche; la reina Victoria y el príncipe Alberto; Lewis Carroll y Alice Liddell; Eva y Juan Perón; y Rimbaud y Verlaine, entre otras. Además, Rosa Montero ha publicado “Amantes y enemigos”, “Historia del Rey Transparente” y “La loca de la casa”. Hernán Rivera Letelier, destacado en las últimas semanas por su pasado como trabajador de una mina salitrera, es uno de los escritores chilenos más traducidos y leídos del momento. Además de la ya mencionada “El fantasista”, ha publicado “La reina Isabel cantaba rancheras”, “Donde mueren los valientes” y “Los trenes se van al purgatorio” ■

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety -Recuerdo cuánto me impresionó cuando lo leí por primera vez el diálogo entre Jesús, Dios y el Diablo en El evangelio según Jesucristo de Saramago.

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Si le permitieran ingresar en una ficción y ayudar a un personaje, ¿cuál sería y qué haría?

-Alcanzarle un teléfono celular a Fray Lorenzo, para que le avise a Romeo que todo es una farsa.


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C U LT U R A Grandes libros, pequeños lectores “La vaca ventilador y otros poemas para volar”, de Graciela Repún y E. Melantoni, (2008), Bs. As., Ed. Atlántida. Ilustraciones a cargo de Hebe Gardes. Colección Mini Atlántida. POR RAQUEL PICCIO

Integrante de la ONG Jitanjáfora

PUBLICARON EN ESPAÑOL SU OBRA “33 DÍAS”

Léon Werth, la “persona grande” de “El Principito”, también escribía Antoine de Saint-Exupéry le dedicó su famoso libro. Werth fue un crítico de arte que contó el éxodo de París cuando los nazis asechaban la capital francesa. La anécdota de los chocolates y los chicles tras la Liberación.

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Una calle, un rey, muchos animales, ruidos, seres espeluznantes y ¡hasta una vaca ventilador! habitan este libro. También están presentes –no podían faltar en un libro de poemas- la luna, el sol, las reflexiones sobre la palabra, el amor… Este libro de Repún y Melantoni es heterogéneo desde varios aspectos: tópicos, organización de la palabra en el espacio de la hoja, recursos poéticos, colores, efectos de lectura… ¡De todo para todos los gustos! Así como podemos observar textos estructurados en verso, nos encontramos con otros que juegan con el espacio al mejor estilo de los caligramas. Por otro lado, leemos poemas que retoman tópicos tradicionales -como el de la luna o el amor- y otros que se crean a partir de seres disparatados. También se da la heterogeneidad desde el tono poético. En algunos casos, el texto resulta humorístico -por lo absurdo, por lo exagerado, por el disparate, por la combinación excéntrica de las palabras-; pero también nos encontramos con textos que apelan a un tono más serio. A su vez, desde la ilustración y la diagramación se refuerza la idea de contraste. En este caso, aparece el juego entre dos colores: el blanco de la página y el verde intenso de la tapa del libro, que se retoma en varias de las páginas interiores. La vaca ventilador y otros poemas es un libro muy interesante. Nos reímos, imaginamos disparates, recreamos –en nuestra mente- seres absurdos; pero también, nos emocionamos. En definitiva, jugamos con las palabras y participamos del mágico mundo que recrean ■

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éon Werth, cuyo relato “33 días” se publicó ahora en español, es el destinatario de una de las dedicatorias más célebres de la literatura universal: la escribió Antoine de Saint-Exupéry en “El principito”. Él también escribía y lo hacía con agudeza, lucidez y una radical libertad de expresión. “A Léon Werth. Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande”, escribía Saint-Exupéry en su dedicatoria a este escritor, periodista y crítico de arte, que en “33 días” cuenta su propio éxodo y el de miles de franceses por las carreteras de Francia huyendo del avance de los nazis hacia París en la Segunda Guerra Mundial. Es el primer libro de Werth (Remiremont, Francia, 1878-París, 1955) que se publica en español, según afirma a Efe María Moreno de Veintisieteletras, una editorial española que proyecta acercar al lector hispano “toda la obra” de este testigo “capital” de la primera mitad del siglo XX. Como en un impecable reportaje, Werth plasma el caos y los embotellamientos de los primeros días de la Ocupación en “33 días”, exactamente el tiempo que emplearon él y su mujer para llegar en su viejo Bugatti a su casa de vacaciones en el sureste de Francia desde París, un trayecto que habi-

tualmente recorrían en ocho horas. “Independiente, crítico e insobornable”, Werth, “autor muy molesto”, refleja en este relato “los gestos heroicos, pero también las miserias” de sus compatriotas durante esos difíciles días, según la editora María Moreno. Inédito en Francia hasta 1992, el manuscrito de “33 días” acarrea una curiosa historia. En 1949, Werth se lo confió a Saint-Exupéry para que escribiese un prólogo y lo editase en Estados Unidos. Los derechos los compró Brentano’s para publicarlo en 1943, pero no lo hizo, aunque a modo de anticipo, tras la Liberación, le envió un paquete militar con cigarrillos, chicles y chocolates. Fue gracias a la perseverancia de Viviane Hamy, dueña de una editorial francesa con su mismo nombre, que esta obra vio la luz por primera vez sesenta años más tarde.

Hamy descubrió a Werth gracias a los “recuerdos literarios” de un amigo que le habló de “La Maison Blanche”, un libro que buscó en la Biblioteca Nacional de Francia y que le sirvió -afirma- para tirar “de un hilo en el que se encontraban atadas maravillas” como “Clavel soldat”, “Déposition” o “Conchinchina”, ejemplos de esa “feroz independencia” que le caracterizó y que le valió “un olvido abisal”. En su vida, como muchos de sus coetáneos, Werth sufrió en primera persona tres contiendas bélicas que marcaron su forma de ver el mundo: la Primera y la Segunda guerras mundiales y la de Indochina. Según su biógrafo, Gilles Heuré (“L’Insoumis, Léon Werth 1878-1955”), hay tres rasgos que definen su vida y su obra: Antimilitarista, tras su experiencia como voluntario en la I Guerra Mundial; anticolonialista, después de su estancia en Indochina; y hombre de izquierdas desengañado del estalinismo. Y es que Werth, según su amigo SaintExupéry, “enseña a vivir” gracias a “la calidad de su mirada, de su preocupación y de su búsqueda”. A los dos escritores les unió un sólido afecto que duró hasta la muerte, en 1944, del autor de “El Pincipito”. “A Léon Werth. Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande”, escribía Saint-Exupéry en su famosa fábula sobre el amor, la amistad y el sentido de la vida, y a renglón seguido daba “una seria excusa”: “Es el mejor amigo que tengo en el mundo”. Y, por si esa razón no bastase, enumeraba dos más: “Puede comprender todo” y “Vive en Francia, donde tiene hambre y frío (...) y verdadera necesidad de consuelo”. Luego matizaba: “Quiero dedicar este libro al niño que esta persona fue en otro tiempo”. “Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan)”, reflexionaba Saint-Exupéry, quien, finalmente, corregía su dedicatoria: “A Léon Werth cuando era niño” ■

Colihue lanzó “La cuestión escolar” La dimensión de las crisis educativas supera fronteras y planes de enseñanza, así como los diversos intentos de reforma. Por ello los análisis de las mismas y las propuestas de solución cuentan con una larga tradición. El destacado especialista español Jesús Palacios ordena y sistematiza, en “La cuestión escolar” de Ediciones Colihue, las principales perspectivas desde las cuales nuestra época ha interpelado -y continúa haciéndolo- a la escuela y la educación. Esta sistematización de la crítica de la institución escolar en el pensamiento contemporáneo no tiene por fin esbozar una nueva respuesta sino en todo caso, organizar la diversidad de respuestas que ya se han dado. La cuestión escolar es siempre una cuestión social, que dada su compleji-

dad integra contribuciones provenientes de la pedagogía, la psicología y la sociología, entre otros campos. El recorrido teórico de este libro se articula a partir de cuatro ejes fundamentales: la tradición renovadora (representada por Rousseau, Ferriere, Piaget, Freinet y Wallon), la crítica antiautoritaria (a partir de la obra de Ferrer, Neill, Rogers, Lobrot, Oury y Vásquez, Freud y Mendel), la perspectiva sociopolítica del marxismo (en la obra de Marx y Engels, Lenin, Makarenko, Blonskij, F. Gramsci, Althusser, Bordieu y Passeron, Baudelot y Establet y Suchodolski) y las perspectivas latinoamericanas (encarnadas por Freire e Illich y Reimer). Palacios es doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Se desempeña como catedrático de Psicología

Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Sevilla. Ha sido profesor invitado en las Universidades de Minnesota y Connecticut (Estados Unidos) y de Cambridge (Reino Unido) ■

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety

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¿Recuerda haber robado un libro alguna vez? ¿Cuál o cuáles?

-Debería confesar sólo lo que ha prescripto. Y en verdad, no me acuerdo cuáles fueron.


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OTRA MANERA DE ANALIZAR EL BICENTENARIO

Nuestra ciencia, en los albores de la patria La ciencia de Mayo. La cultura científica en el Río de la Plata, 1800-1820, Miguel de Asúa, Fondo de Cultura Económica, 251 páginas, 2010

El autor es doctor en Medicina. En este libro analiza cómo era la actividad científica en esos años en que la región dejaba el sistema colonial y entraba en una etapa de autodeterminación. La ciencia era ejercida por hombres ilustrados, sacerdotes y extranjeros. POR ALEJANDRO MANRIQUE

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uando se gestó la Revolución de Mayo en 1810 en el territorio del Río de la Plata, hace unos 200 años, la botánica, la historia natural y las matemáticas tomaron parte, tal vez sin proponérselo, del proceso de formación de nuestro país. Analizar la cultura científica y en qué consistía “hacer ciencia” hacia 1810 en el Virreinato del Río de la Plata, es el objetivo de Miguel de Asúa en su libro “La ciencia de Mayo. La cultura científica en el Río de la Plata, 1800-1820”, publicado precisamente en el año del Bicentenario de la Revolución de Mayo por la editorial Fondo de Cultura Económica con el apoyo de la Fundación Carolina. El análisis no puede sustraerse de los aspectos económicos, históricos, institucionales y políticos que afectaban de una u otra forma el quehacer científico. Es decir, la interrelación de dichos factores en el final del período virreinal y los años que van hasta la independencia. Una parte importante de la investigación en diversas disciplinas durante el Virreinato fue llevada a cabo por los jesuitas, hasta que se expulsa la orden en 1767 y se pierde un gran patrimonio cultural. En su obra, de Asúa indaga cómo se reorganizan las instituciones e individuos dedicados a las ciencias en el vital período de transformación política que surgió en 1810 y que marca la transición del régimen colonial al independiente. La nueva etapa llevó a que la ciencia tuviera que adaptarse a una situación impetuosa, en la cual las prácticas científicas se pusieron al servicio de los ejércitos patrióticos. Hasta que la institucionalización de la ciencia no se consolidó, ya en el siglo XIX, las actividades científicas eran ejercidas tradicionalmente por hombres ilustrados o sacerdotes. Así, de Asúa nos cuenta que en la época de la Revolución quienes tenían en su poder títulos legitimantes para desempeñar la actividad científica provenían del extranjero. En cambio, los individuos pertenecientes a la población local que incursionaban en ciencia tomaban el mote de aficionados. No obstante, se podía hablar de una cultura científica en el territorio ya antes de la Revolución. Así, destacaron prominentes figuras como por ejemplo Manuel Belgrano

y Bernardino Rivadavia, quienes, bajo una inspiración iluminista, promovieron el conocimiento científico y fundaron muchas instituciones tales como las escuelas de matemática, de medicina y de náutica, en las que preponderaba el conocimiento práctico. En esos centros, relacionados principalmente con academias militares y navales, surgió lo que se daría en llamar la “militarización de la ciencia” y que influirá en la etapa revolucionaria. Las instituciones pasaron a prestar servicio a la causa de la independencia y el desarrollo del incipiente país. De Asúa va mucho más atrás del período histórico del subtítulo de la obra, cuando se remonta al siglo XVIII y también llega hasta la década de 1830 en ciertos temas. Entra en detalle en esa cultura científica rioplatense, para abarcar colecciones de historia natural, instrumentos utilizados en los gabinetes científicos o por los expedicionarios, al igual que la enseñanza de las ciencias en ese entonces.

■ Lecturas

El autor es doctor en Medicina por la UBA y en Historia por la Universidad de Notre Dame de los Estados Unidos, e investigador del Conicet y profesor de Historia de la Ciencia del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad de San Martín. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires y autor de varios libros, entre ellos: “El árbol de las ciencias” (1996), “Ciencia y literatura” (2004), “Imágenes de Einstein” (en colaboración con Diego Hurtado de Mendoza, 2006) y “Los juegos de Minerva” (2007). Quizás dos apartados de “La Ciencia de Mayo” que vale la pena destacar son los dedicados a la difusión pública de la ciencia y a los naturalistas. En el primero de Asúa rescata algunas de las noticias científicas que los periódicos comenzaban a publicar en el régimen virreinal, como por ejemplo el Telégrafo Mercantil, o los diversos semanarios que surgieron luego de la revolución. En el caso del capítulo de los naturalistas, algu-

nos rioplatenses y otros famosos viajeros que infatigablemente transitaron estas tierras estudiando fauna, flora y la geología, como Félix de Azara, Aimé Bonpland y Tadeo Haenke. No se debe olvidar que mientras en Europa las teorías sobre la evolución biológica comenzaban a discutirse, en esos mismos años en el Río de la Plata se hallaron fósiles de inmensos mamíferos que hicieron su aporte en la materia desde el punto de vista de la clasificación natural y la desaparición de las especies. El último capítulo ofrece un contexto internacional en los cambios en las organizaciones de ciencia producidos por las revoluciones en Estados Unidos y Francia, con las transformaciones que impactaron en la ciencia dentro de un escenario político imprevisto y a la vez impulsivo. Y una recapitulación en la que el autor relata lo sucedido durante las guerras de independencia en algunas regiones iberoamericanas, con las relaciones entre los entusiastas de las actividades científicas y el accionar en pos de la independencia. Dos interesantísimos apéndices documentales, una amplia bibliografía y un índice de nombres complementan esta excelente obra sobre un tópico escasamente abordado como es la cultura científica rioplatense ■

Fuente: Cámara de Libreros del Sudeste de la provincia de Buenos Aires

Los libros más vendidos de la semana FICCION 1. “COMER, REZAR, AMAR” 2. “LOS ANTICUARIOS” 3. “LAS NOVELAS DE AGATA”

Elizabeth Gilbert. Pablo De Santis. Antonio Dal Masetto.

Aguilar. $69. Planeta. $59. Sudamericana. $79.

FICCION 1. “MUJERES QUE CORREN CON LOBOS” Clarissa Pinkola Estés. 2 . “FIRMENICH” Felipe Celesia y Pablo Waisberg. 3 . “GRAIVER, EL BANQUERO DE LOS MONTONEROS” Juan Gasparini.

Ediciones B. $53. Aguilar. $69. Norma. $65.

Recomendados: 1 “EL ÚLTIMO CASO DE RODOLFO WALSH” 2. “TODA LA VERDAD” 3. “NUEVAS HISTORIAS NEGRAS DEL FÚTBOL ARGENTINO”

Elsa Drucaroff. Juan José Becerra. Alejandro Fabbri.

Norma. $58. Seix Barral. $69. Capital Intelectual. $48.

Recomendados: Fragmento de “Menos de cero”, de Bret Easton Ellis (Editorial Sudamericana) Hacía mucho que no llovía en la ciudad y Blair me llamó y me dijo que podríamos ir juntos al club de la playa. Estaba demasiado cansado o colocado o hecho polvo para levantarme y salir y sentarme al ardiente sol bajo las sombrillas del club de la playa con Blair. Así que decidimos ir a Pájaro Dunes, en Monterrey, donde hacía más fresco y el mar estaba de un verde resplandeciente y mis padres tenían una casa en la playa. Fuimos en mi coche y nos instalamos en el dormitorio principal, y luego fuimos al pueblo y compramos comida y cigarrillos y velas. En el pueblo no había demasiado que hacer; había una vieja sala de cine que necesitaba una mano de pintura y gaviotas y muelles en ruinas y pescadores mexicanos que le silbaron a Blair y una vieja iglesia de la que Blair sacó fotos pero en la que no entró. Encontramos una caja de botellas de champán en el garaje y nos las bebimos todas antes de que terminara la semana. Solíamos abrir una botella a última hora de la

mañana después de dar un paseo por la playa. A primera hora de la tarde hacíamos el amor, por lo general en el salón, y si no lo hacíamos en el suelo del dormitorio principal, y luego bajábamos las persianas y encendíamos las velas que habíamos comprado en el pueblo y observábamos cómo se movían nuestras sombras en las blancas paredes. La casa era vieja y desangelada y tenía un patio y una pista de tenis, pero no jugábamos al tenis. En lugar de eso, deambulábamos por la casa de noche y poníamos discos antiguos que entonces me gustaban y nos sentábamos en el patio y bebíamos lo que quedaba de champán. No me gustaba demasiado la casa y a veces de noche tenía que salir porque no podía soportar el blanco de las paredes y el negro de los azulejos de la cocina. Paseaba por la playa de noche y a veces me sentaba en la arena húmeda y fumaba un pitillo y miraba la casa con las luces encendidas y veía que en el salón Blair hablaba por teléfono con alguien que estaba en Palm

Spring. Cuando regresaba los dos ya estábamos borrachos y Blair en ocasiones sugería que fuéramos a bañarnos, pero hacía frío y estaba oscuro, así que nos metíamos en el pequeño jacuzzi que había en medio del patio y hacíamos el amor. Durante el día me sentaba en el salón y trataba de leer el San Francisco Chronicle y ella paseaba por la playa y cogía conchas. Nos acostábamos poco antes del amanecer y despertábamos a media tarde y entonces abríamos una botella. Pronto se nos terminó el champán y abría el armario de las bebidas. Blair se puso muy morena y yo también, y hacia el final de la semana lo único que hacíamos era ver la televisión, aunque la recepción no era demasiado buena, y beber bourbon, y Blair hacía dibujos circulares con las conchas en el suelo del salón. Cuando Blair, una noche en que estábamos en los extremos opuestos del salón, murmuró: “Deberíamos haber ido a Palm Spring”, comprendí que era hora de volver ■

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety

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Un extraño hongo se esparce por su biblioteca y consume de manera irrefrenable los libros. Solo dispone de unos segundos para actuar y salvar a tres de ellos. Lo que usted hace para ganar tiempo es arrojar a la voracidad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles serían los sacrificados

y cuáles los salvados? -Los que merecen ser sacrificados seguramente no merecen ser recordados. Los que salvaría sin dudas serían el Quijote y la Odisea: a partir de ellos se puede reconstruir toda la narrativa. Y quizá Cien años de soledad, para algunos retoques.


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El Ente POR ORNELLA GIGANTE

La luz. Oscuridad. Luz. A lo lejos, se oye el batir de unas alas. Y ella no sabía, no, lo ignoraba, pese a que una parte mínima de su ser anunciaba su llegada hacía tiempo, con temor, ira y agitación. Ella era una liebre herida que no podía escapar del zorro, de aquél predador astuto y ágil, que se acerca con sigilo en medio de la noche y cae, rápido, cual impacto de luz, sobre el corazón ingenuo. Ingenuidad… Bien preciado y diamantino, tesoro del alma, que puede ser manchado fácilmente por una manzana. Un regalo inaudito, que nos es arrebatado con crueldad y esmero por las manos invisibles de nuestra sucia Creación. Y duele. Dolía. Un gemido escapó de entre sus labios, pese a que sus manos intentaban con fuerza aplacar el sonido. Y otro. Y otro: ya había comenzado. Jadeaba con desesperación, mientras sus dedos se aferraban a las sábanas, presas del pánico, y de la impotencia: nada podía hacer. Aquella cita había sido programada hacía tiempo, y ella- ella- había pospuesto el momento por tantos años… El Sol, cual extraño y voluntario anfitrión, comenzó a bajar cauto y rápido, para dejar espacio a la Luna, farol tenue del telón oscuro. Y ella lo sabía, y su mente se oprimió al pensarlo. Miró a través de la ventana, con el poco aliento que quedaba aún en su garganta reseca: el Astro Plateado estaba acomodado, ya, en todo su esplendor. La observaba. Lo observó. Y tembló. De repente, otro sonido. Terrible, peor aún que cualquier aullido: un

graznido ronco. Ella tembló, y de repente, toda la valentía que había recogido para aquél momento se esfumó. De repente, deseó todas las manos que había rechazado. No quería hacer aquello sola. Soledad ¿Qué tanto dolería? ¿Quemaría tanto como lo hacía, en aquellos momentos, la ansiedad a su cansado corazón? Otro graznido. Esa vez, más cerca. Y ella volteó. Y no era un cuervo. Horrible, una pesadilla palpable que había cobrado vida del temor más antiguo del hombre. Tan antigua como la vida misma, como el polvo milenario adherido a nuestros poros insanos. Repulsiva, oscura y tenebrosa. E iba a hacerle daño, y ella no podía hacer nada: estaba paralizada sobre su catre. Un sudor frío atravesó su frente. Y aquél intruso alzó una mano viscosa hacia ella- ¿una mano?- y le apuntó, cual presagio hecho realidad. Una vez más, ella reunió valor- ¿o adrenalina narcótica a sus nervios?- levantó la mirada hacia el recién llegado y asintió: quería que todo saliera bien, hacerlo con un poco de dignidad. Y tras el gesto, se acercó- aquella criatura que sentimientos no tenía, pero sí una perfecta puntería para su trabajo carnicero- poco a poco hacia ella. Y, a cada paso que daba, la oscuridad era más certera y atragantada: pareciera que absorbiera la luz con su manto putrefacto y tenebroso. La vida moría a su paso, y la carne de aquella mujer lo sintió. Sentía su vitalidad irse ante aquel Ente. Y volvió a temer de su suerte echada, y no quiso morir. Y lloró. Y gritó. Y, una vez más, su

instinto de preservación le instó a luchar contra lo inevitable. Con las fuerzas que aún le quedaban, ella intentó moverse y salir de la cama. Pero no pudo. Ya estaba allí, y alzaba sus manos en su dirección, hambriento y furioso. Un ardor horrible y tortuoso quemó su piel en cuanto sintió el contacto de aquellas manos monstruosas. Y ella lloró, una vez más, y todo el orgullo que había sentido en los últimos años se esfumó: de repente, comprendió qué tontos habían sido sus enojos y razones, qué ilusos sus sentimientos y que arrogante su desdicha. Nunca tuvo verdaderas razones para terminar de aquél modo, sola y deprimida, pero ella no lo sabía. De repente, y con profunda tristeza, descubrió que la soledad era aún peor y movió los labios, pidiendo perdón. Aquél fue su último gesto. Y aquellas manos cerraron su garganta, y por fin, la oscuridad tragó la luz en sus pupilas. Un cuervo se posó sobre el marco de la ventana, y su graznido resonó en la habitación lúgubre, mientras observaba el trabajo recién hecho, con indiferencia. Nadie puede escapar de la Muerte ■

de un libro”. Daba la casualidad de que, haciendo las pesquisas, todos morían aferrados a él. “Seguro, un maleficio”, pronosticaban los vecinos. Empezaron las averiguaciones. Había que leer el libro de pe a pa. Los lectores contratados coincidieron en

el hallazgo de una pista importante. En la página 78, en un párrafo de ese capítulo, decía: “Cuando termine de leer este libro, morirá”. Como siempre, la curiosidad pudo más, o el maleficio, vaya a saber. Pero así sucedió, los que llegaron al final, murieron. El

La ilustración pertenece a Diego de la Rosa, alumno de la carrera de Ilustración de la Escuela de Artes Visuales “Martín Malharro”.

Página 78 POR RAQUEL GUIDI (*)

El libro contenía algo terrorífico: cada lector que llegaba al desenlace, moría. Lo descubrieron cuando Gaspar Salomón agonizaba. El libro a su lado, señalaba un título. “El trayecto

Contra las cuerdas

caso estaba cerrado. El autor fue sentenciado. Hoy, en la cárcel, recibe la décima edición del libro, con una variante: en la página 78, léase: “Si termina de leer este libro será inmortal”. El best seller funcionaba ■

POR SEBASTIÁN JORGI (*)

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Las líneas directrices se estrellan contra las razones accidentales. ¿Y el fundamento adecuado? Has perdido la solidez de tus puños y estás out del catálogo. Respondes a una inserción imaginaria y tu tristeza es parte de los trámites cotidianos. El último error da por tierra todo el lenguaje anterior y sólo importarán las consecuencias ulteriores.

¿Tenías todo calculado? Has partido de supuestos conocimientos y ahora el territorio tiene forma de cuadrilátero y la algarabía no te pertenece. La estructura profunda te ha socavado el espíritu de lucha y tu exposición no es nada original. La sintaxis técnica está del lado del adversario y no queda tiempo para interpretaciones. Apenas lejanos estímulos.

Extrañamiento de los momentos felices y un olvidado beso de despedida. No es que te falte espacio para correr y bailotear en la infinitud del ring. Es cuestión de apretar los dientes y odiar. Las razones a priori no te han servido de mucho y ha llegado la hora de rezar e ingeniártelas en el complejo infighting. La estrategia de la ambigüedad no te será útil esta vez ■

(*) Textos aparecidos en “Contra las cuerdas. Crónicas poemáticas”, editorial Playa Sola.

Las 8 preguntas para Gabriela Urrutibehety

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Se le concede la extraordinaria excepción de hacerle una única pregunta a uno de sus tantos escritores predilectos. ¿Qué le preguntaría?

-¿Cómo se hace, maestro?

(*) Publicado en el libro “Cortísimos”. El material fue cedido por la Biblioteca del Escritor Marplatense (9 de Julio entre Independencia y Salta), bibescritoresmdp@gmail.com


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