Una nueva agenda para la vivienda colectiva Una de las novedades de esta nueva agenda ha sido la introducción de la participación de los futuros usuarios dentro del proyecto de la vivienda, algo que se ha desarrollado desde finales de los años sesenta hasta hoy, en proyectos desde el PREVI en Lima hasta el Elemental Chile. Ello tiene que ver con el surgimiento de una cultura sobre la post-ocupación de la vivienda, que en Europa tuvo un texto pionero del arquitecto y sociólogo Philippe Boudon sobre la transformación por los usuarios de las viviendas en Pessac de Le Corbusier. Y otra de las novedades, que ya se empezó a experimentar en los años setenta, tras la primera crisis ecológica de recursos, especialmente la del petróleo, ha sido la necesidad de establecer, a partir de 1987 con el Informe Bruntland y de 1992 con la cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, unos criterios de sostenibilidad, que se han ido definiendo a partir de la década de los noventa. En esta dirección están ejemplos modélicos, como las viviendas para jóvenes en Mataró (1999-2002), de los arquitectos Jerónimo Durán y Lluís Grau. En esta nueva agenda para la vivienda colectiva ha sido también muy importante introducir nuevas interpretaciones, siendo muy relevantes aquellas visiones que están visibilizando la aportación de las mujeres técnicas a la vivienda colectiva desde finales del siglo XIX, como las que hicieron Lillian Gilbreth y Christine Frederick a principios del siglo XX; aportaciones que fueron troncales en el desarrollo de la vivienda racional. En este sentido van dirigidas las comunicaciones presentadas por Renata Coradin y Marta Fonseca en relación a la introducción de la igualdad de género en el proyecto de la vivienda contemporánea. Aportaciones a la diversidad tipológica En el Congreso destaca la preeminencia de casos de estudio, algunos tomados monográficamente, como la serie de Frauen Werk-Stadt en Viena (1987), la primera proyectada por Franziska Ullmann, Elsa Prochazca, Gisela Podreka y Liselotte Peretti; o como la Ökohaus en Berlín (1982-1989), de Frei Otto y Herman Kendel; y otros ejemplos de referencia que salen citados de pasada, como el Nemausus de Jean Nouvel o Gifu Kitagata de Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (SANAA). Desde la óptica de la renovación tipológica se analizan obras recientes de equipos como el de Atxu Amann, Andrés Cánovas y Nicolás Maruri. Ello ha llevado a poner énfasis no sólo en la sostenibilidad, flexibilidad y desjerarquización sino también en elementos arquitectónicos en los límites, como el interfaz de corredores de acceso y terrazas o en el parámetro de la profundidad idónea para las viviendas. En este sentido es muy sugerente el trabajo que presenta Fernando Altozano, estudiando las diversas profundidades de los ejemplos de vivienda colectiva más conocidos, y estableciendo diversas consideraciones: sobre los bloques poco profundos (de menos de 8 metros de profundidad), sobre la profundidad ideal de 10,20 para los ejemplos con corredor y viviendas dúplex; tratando sobre las profundidades medias de 12 a 13,5, que evitan recurrir a patios y patinejos y sacan el máximo partido de la ventilación cruzada; y analizando los ejemplos de gran profundidad, de más de 20 metros, desde la Unité d’Habitation hasta la propuesta para el Hansaviertel de Alvar Aalto y Elsa Kaisa Mäkiniemi. Y tiene un interés especial la comunicación de Núria Salvadó estudiando las transformaciones que introduce la vida de las personas en espacios intermedios entre la casa y la ciudad, en tres ejemplos: la Casa del plátano en el bario del Pópulo, Cádiz de MGM Arquitectos; los apartamentos para ancianos en Chur de Peter Zumthor; y las casas patio en Solthurn, Suiza, de Herzog y de Meuron. Es destacable también la aportación entrono a la llamada “casa del ser”, con 14 experimentos hechos por estudiantes de la Universidad de Zulia, en Venezuela, dirigidos por la profesora María Machado. Nuevos contextos de referencia También los contextos de referencia se han ampliado, más allá de los convencionales en Europa, Estados Unidos y Japón, hacia los casos de estudio de vivienda social en ciudades latinoamericanas (Buenos Aires, Bogotá, Medellín, Cali, La Habana, Caeté en Minas Gerais…). En esta dirección de ampliación de contextos de referencia, Elizabeth Castrodad aplica los criterios de la fenomenología para replantear desde un punto de vista de la percepción y la sostenibilidad los elementos estandarizados de la vivienda multifuncional en Costa Rica. En el ejemplo de Minas Gerais, el proyecto de vivienda se utiliza como propuesta de rehabilitación urbanística y paisajística. En esta ampliación de horizontes es clave la revisión del concepto de Unidad Vecinal según Josep Lluís Sert, quién lo teorizó en Can our cities survive? (1942) y la intentó desarrollar con su socio Paul Lester Wiener en proyectos fallidos en ciudades latinoamericanas. Doris Tarchópulos ha estudiado con rigor y profundidad las investigaciones y proyectos de Sert sobre Unidades Vecinales durante el periodo que va de 1943 hasta 1953. Las aportaciones a este congreso permiten conocer obras poco estudiadas, como la comuna urbana Dom Helder Cámara cerca de São Paulo proyectada por el colectivo USINA, que se dedica al ambiente habitado y que muestra influencias constructivas y tipológicas en Joan Villà; o como la obra de vivienda social en Ciudad de México de Mario Larrondo Shels, realizada con participación de los usuarios y con resonancias que van desde las obras de Alejandro Zohn en Guadalajara hasta a la arquitectura evolutiva de bóvedas de ladrillo de Carlos González Lobo.
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