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La mentira del eterno tesoro
Muchas veces, la relación entre políticos y electores en nuestro país se fundamenta en mentiras convenientes para ambas partes. Pocas falacias son más seductoras, al momento de conquistar votos, que aquella de que el país ya es rico, pero que su riqueza está secuestrada por algún villano. En una especie de transacción comercial, el candidato promete recuperar esos recursos para el ‘pueblo’ y, a cambio, la muchedumbre marca su nombre en la papeleta.
Esa idea nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra historia republicana; solo cambia el villano de turno. Un tiempo era la Iglesia, los terratenientes, las mineras y petroleras extranjeras, o las corporaciones creadas por la dictadura; se creía que bastaba con expoliarlos y repartir el botín para que todos los ecuatorianos salieran de la pobreza. Así se hizo, pero poco cambió. Luego, en tiempos más recientes, se hablaba de la ‘plata ociosa’ de los fondos petroleros y del IESS; se echó mano de ellos y lo único que quedó fue más deudas. Se empezó después a hablar de inmensas riquezas que supuestamente yacen en paraísos fiscales, de miles de millones en impuestos pendientes o de que bastaría acabar con la corrupción para distribuir la riqueza. El más reciente mito, en esa misma línea e igualmente erróneo, es el de la reserva internacional. Esa es una idea nociva. Hace que nos mentalicemos en ser criaturas rapaces, siempre atentos a qué arrebatar o ‘recuperar’, en lugar de generar. Las necesidades insatisfechas de los ecuatorianos solo se arreglarán con mayor productividad —educación, organización, instituciones, gestión—, no arranchando. Decir esa incómoda verdad —desgraciadamente— cuesta votos.
Las series argentinas
La serie ‘El amor después del amor’ es un gran ‘flashback’ para evocar las apariciones en las décadas de los ochenta y noventa cuando esos músicos aparecían esporádicamente en las pantallas de la televisión nacional. También es un descubrimiento para las generaciones que nunca los vieron y encuentran que el rock latinoamericano es riquísimo, está lleno de obras cumbres y de clásicos que nunca perderán vigencia.
La serie de Fito, como historia narrada, es obviamente una biografía al antojo de su protagonista, para que se lo vea como una víctima, como un hombre muy inocente frente a todo lo que le pasa. Nada más lejano de lo que realmente es una estrella de rock en esos años.
Pero también están las series juveniles, esas que están en otra plataforma de streaming y también en el canal de cable, en las que los éxitos de décadas anteriores se incluyen como elementos narrativos que sitúan a los personajes y que transmiten tradición no solo cultural, sino afectiva y de intención.
Sirvan las series argentinas para que la cultura del rock latinoamericano se afiance y muestre sus raíces y vínculos más allá de mostrar excentricidades o mitológicos héroes que, si bien son necesarios para nuestros ritos y religiones urbanas, es más importante conocer su obra y su relación con la coyuntura histórica.
Las mediatizaciones son importantes para nuestra cultura, pues el rock y la música se viven en lo audiovisual. Es importante que se hagan libros sobre autores y su trayectoria, pero sus temas, al permear en el audiovisual, indican que su biografía no es lo importante, sino cómo la procesaron en ese momento y cómo la relacionaron con los sucesos que ahora son hitos históricos.
Sirvan estas series y películas para contar un momento histórico que no llega a nuestras clases de historia ni de ciencias sociales, porque contar desde el arte y la cultura popular no está en el radar de los historiadores.
Fiscalía General deben dictar la sentencia de suspenderle de por vida, que es lo menos que merece éste Juez , así el COIP sea indulgente, luego de que haya cumplido la condena de privación de libertad por cinco años. El Prevaricato que éste individuo cometió ha desatado en la conciencia del elector nacional un rechazo inmerecido para las candidaturas que estaban a las puertas del Tribunal Electoral listas para inscribirlas, sobre todo porque el sentenciado Glass ofendió también a los futuros votantes, porque sin ninguna vergüenza – que hace rato la perdió- ha rechazado la candidatura que el Juez de Machala dispuso se le acepte en el Tribunal Electoral. Y los ecuatorianos debemos aguantar los desplantes del prófugo que vive en Bélgica y los de él Juez de Machala y del sentenciado que hace caso omiso a su pérdida de todo derecho para elegir y ser elegido, por las condenas que ha purgado en prisión. Desgraciadamente las estaciones de televisión informan al televidente sorprendido, que en la Provincia de Manabí, los correistas provistos de los miles de dólares que el prófugo les habrá envia- do, organizaron una sabatina para empezar con la mentira de que Glass era el candidato elegido para la campaña, los gritos y aullidos enmarcan la mascarada, más aún cuando el elegido Glass asoma con la sonrisa sardónica que suele cubrir sus facciones, para agradecer su designación e informar a continuación que declinaba su candidatura en favor del Aráuz de siempre. Circulan los sánduches, los manabitas siguen estupidizados por el olvido y no recuerdan que millones de dólares se fueron a otros lados, seguramente al extremo oriente, y no sirvieron para afrontar el terremoto sufrido en el correato. Todavía deben estar en las arcas del prófugo dólares suficientes, algunos sirvieron hoy y compraron la INCONCIENCIA del Juez de Machala, otros serán para la campaña que se presenta como una buena inversión, otros servirán para pagar a los delincuentes sicarios que amenazan a nuestro símbolo la señora Fiscal General Diana Salazar Méndez, pero saben de sobra que primero estarán nuestros pechos ecuatorianos, la señora Fiscal estará dentro de ellos.