P70 Magazine. Número 1. Génesis

FOTOGRAfÍA © FEDE ARCOS

P70 MAGAZINE

NÚMERO 1. GÉNESIS Mayo 2022

www.p70foundation.org

STAFF

NÚMERO 01. MAYO 2022 FOTOGRAFÍA DE PORTADA Inuit pescando. Groenlandia 2016 © Fede Arcos EDITA Paralelo 70 Foundation. www.p70foundation.org REDACCIÓN Y ENTREVISTAS Fede Arcos Miguel A. Julián Jesús Ruiz Rocío Moret Víctor Pérez Pelayo Laia Gemma García Fundación P70 MAQUETACIÓN Y DISEÑO Kissthemountain FOTOGRAFÍA Fede Arcos Agustín Amaro Delgado Carlos Jiménez Víctor Pérez Pelayo Álvaro Herrero Santi Palacios Laia Gemma García Ibrahim Michael ILUSTRACIÓN Amor Rodríguez HAN COLABORADO EN ESTE NÚMERO Lourdes de la Cruz Natalia de la Cueva Jaime Walfisch Elena Magaglio Ágata Domínguez

Prohibida la reproducción, edición o transmisión total o parcial por cualquier medio y en cualquier soporte sin la autorización escrita de Paralelo 70 Foundation.

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SUMARIO

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FUNDACIÓN PARALELO 70

MEMORANDO DE ACTIVIDADES ANUALES DE LA FUNDACIÓN.

10 PERSONAJES

TONO CASSIN. LOS ORÍGENES DEL ALPINISMO.

18 OPINIÓN

CHUVANTSY. LOS PRIMEROS EXTRANJEROS....

40 PARALELO 70

GÉNESIS. LOS ORÍGENES DE LA FUNDACIÓN.

64

MIRADAS DESDE OTROS MUNDOS

MOUCTAR DRAME. HISTORIA DE UN VIAJE.

80 CONCIENCIACIÓN

ISLANDIA. TURISMO MASIVO.

98 MEDIOAMBIENTE

BOSQUES AZULES. PRADERAS DE POSIDONIA.

112 COOPERACIÓN

MASAIS. EL LARGO VIAJE DESDE EL NOMADISMO HASTA EL ESTILO DE VIDA SEDENTARIO.

132 FOTOGRAFÍA

SANTI PALACIOS. EL COMPROMISO DE UN FOTÓGRAFO.

148 PARALELO 70

RELATOS DE VIAJE. EXPEDICIÓN A PAKISTÁN. PARTE 1

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EDITORIAL es un fenómeno que definió en 1916 Douglas Haig McIntosh para el “Glosario meteorológico” como “una condición de luz difusa cuando no se proyectan sombras, debido a una capa continua de nubes blancas que parece fusionarse con la superficie de la nieve blanca. No se ven irregularidades en la superficie de la nieve, pero un objeto oscuro puede verse claramente. No hay horizonte visible”

EL WHITE OUT

Esa ausencia de horizonte podría asemejarse a la situación que viven la mayoría de las etnias nómadas que habitan nuestro mundo. Durante los últimos 20 años hemos recorrido gran parte del planeta para acabar comprendiendo que los problemas que están haciendo desaparecer las sociedades nómadas son los mismos a los que nos enfrentamos nosotros. La diferencia es que a estas etnias se les presenta un futuro más complicado porque están mucho más expuestas.

A través de los contenidos de esta revista analizaremos, desde diferentes perspectivas, cuestiones climáticas, la creciente pérdida de biodiversidad y del legado cultural así como de la carrera por la apropiación de recursos naturales porque aunque, a priori, puedan resultar divergentes, sabemos que están íntimamente relacionadas.

En este primer número Miguel A. Julián nos transmite las incertidumbres a las que se enfrentan los Chuvantsy, una desconocida etnia del Ártico Siberiano. Con Laia García haremos el viaje que ha llevado al sedentarismo a las tribus Maasai y yo mismo haré un recorrido por algunas historias que he vivido durante estos años con algunas familias nómadas, cuya consecuencia natural fue la constitución de la Fundación Paralelo 70.

Asimismo hemos incluido un apartado sobre migraciones; un modo de nomadismo presente en todos los periodos históricos. Mouctar Drame nos cuenta su experiencia como inmigrante ilegal desde que salió con 19 años de Guinea-Conakri. Y Santi Palacios, nos explica las realidades que ha vivido cubriendo las tres rutas de inmigración en el Mediterráneo desde la mirada del fotoperiodista.

Por otra parte, en la sección dedicada a la biodiversidad y naturaleza realizamos un recorrido visual por uno de los biomas más importantes de Europa, los bosques de posidonia, pues la pérdida de biodiversidad y del equilibrio natural son la causa de muchos de los desplazamientos que viven las sociedades. En esta línea escribe también Víctor Pérez sobre la degradación paisajística como consecuencia de la masificación turística en Islandia. Tono Cassin, a través de la vida y experiencias de su padre, nos habla sobre la exploración y la relación del hombre con la naturaleza dentro del alpinismo.

Estamos muy cerca de acabar con muchas de las cosas que han moldeado el mundo en el que vivimos, así que nos dirigimos especialmente a los más jóvenes para que, con este espacio de reflexión, puedan desarrollar una conciencia global que les permita no cometer los mismos errores y adoptar los cambios necesarios para poder volver a vivir en equilibrio.

Fede Arcos Zafra Presidente de la Fundación Paralelo 70

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2012 PARALELO 70

TIMELINE

EQUIPO

2005

2009

2011

2013

2015

MONGOLIA MONGOLS

RUSSIA. SAAMI

MONGOLIA MONGOLS

BORNEO IBAN

MUSTANG TIBETANS

Fede�Arcos Pte.�de�la�Fundación Director�de�proyectos Fotógrafo

Juan�Montes Economista�y�fogógrafo

Lourdes�de�la�Cruz Analista�social,�gestora documental�y�redactora

Jesús�Ruiz Compositor�y�productor�musical Editor�de�audio

Jaime�Walfisch Logística�audiovisual Editor�de�vídeo Videógrafo�- Fotógrafo

Carlos�Jiménez Responsable�de�producción Responsable�de�tecnología Fotógrafo�-�videógrafo

Víctor�Pérez Editor�de�vídeo Responsable�de�rodaje�en�altitud Videógrafo�- Fotógrafo

Eva�Ruiz Community�manager Responsable�de�marketing�digital

Montse�Gabaldón Relaciones�públicas Directora�de�comunicación

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FUNDACIÓN PARALELO 70 La Fundación Paralelo 70 nace de las inquietudes que hemos ido acumulando durante 22 años. La experiencia de viajar por el territorio “deshabitado” a lo largo de miles de kilómetros nos ha dado una especial perspectiva sobre el funcionamiento del mundo, de los recursos naturales y su distribución, así como de las sociedades que habitan algunos de esos lugares, en contacto directo con el entorno natural y su biodiversidad.

En la Fundación confluyen ciencia, economía, sociedad, medio ambiente y naturaleza.

Durante este recorrido nos hemos dado cuenta que todo está conectado y que al igual que la arena del Taklamakan contribuye a la formación de nubes en el oeste de Estados Unidos, la intervención humana sobre determinados agentes afecta al clima en unas zonas del mundo desencadenando efectos adversos a miles de kilómetros del origen de los mismos.

En NOMADS analizamos los problemas de nuestro tiempo a través del estudio de las sociedades a las que más les están afectando sus consecuencias, los nómadas.

La globalización social, económica, cultural y medioambiental y sus efectos subsidiarios como la deslocalización de la producción y de los residuos, son fenómenos que tienen implicaciones directas en el clima, en la desigualdad en el reparto de riqueza y en la pérdida de bienes culturales y naturales.

Cada año la población nómada del mundo disminuye de manera alarmante. Si en 1995 se estimó que la población nómada mundial era de 30 a 40 millones de personas, la cifra en 2020 es mucho más baja.

Cada año desaparecen decenas de etnias nómadas debido a consecuencias políticas, climáticas, sanitarias o educacionales. La intervención sobre los ecosistemas que les dan cobijo es clave para la supervivencia de su ganado y el mantenimiento de su modo de vida.

La población nómada no es un mero vestigio del pasado, su desaparición implica la extinción del legado cultural más antiguo del mundo. Y, aun así, sus consecuencias trascienden la cultura. Al igual

2015/16

2018

NOMADS photographic�project

P70 FOUNDATION audiovisual�project

2016

2017

GREENLAND INUIT

MONGOLIA MONGOLS

2019 VIETNAM H´MONG

PAKISTAN GUJJAR

2020 MONGOLIA MONGOLS

2021

GUINEA-BISSAU TANZANIA BIJAGO MAASAI

XHA PHO

HADZABE

TAY

IRAQW

DAO

DATOGA

que sucede en la España despoblada, el pastoreo evita la propagación de grandes incendios, claves en la lucha contra el cambio climático.

TRAYECTORIA Desde que iniciamos nuestro recorrido en 2005 en las estepas de Mongolia, hemos recorrido centenares de miles de kilómetros, principalmente en Asia y África, y hemos constatado el cambio de las condiciones climáticas en los desiertos, la taiga, las montañas y las selvas.Hemos visto las transformaciones sobre el territorio que ha realizado el hombre con la intención de aumentar el crecimiento económico anual, y advertido el incremento de la demanda de materia prima y la rápida disminución de los recursos naturales para la fabricación de objetos y dispositivos de uso efímero.

Hemos sido testigos de la repercusión directa en la biodiversidad, en los pueblos nómadas y comunidades indígenas, y hemos tomado la decisión de contarlo.

Desde entonces hemos realizado incorporaciones estratégicas para poder abordar la problemática desde distintas perspectivas tratando así de tener una visión más integral. Asimismo, hemos abierto una nueva vía de colaboración con otros organismos e instituciones a los que damos soporte en aquellos campos en los que nos hemos especializado y cuya actividad es afín a nuestros principios.

Dentro de este marco en 2020 viajamos a GuineaBissau en colaboración con la Fundación Anabella y Un Refugio Colectivo para realizar una pieza documental que ayudase a financiar un proyecto para la construcción de un refugio para mujeres maltratadas en la ciudad de Bafatá.De igual modo, en 2022 realizamos una colaboración con la ONG Avizor y otras organizaciones humanitarias con el objeto de proporcionar ayuda directa a los refugiados de la guerra de Ucrania. Y en 2023 hemos cerrado una colaboración con la ONG Agua de coco para la elaboración de una pieza audiovisual que ayude a entender las necesidades derivadas del maltrato infantil en Madagascar.

Iniciamos Nomads en 2016 en la costa este de Groenlandia. Desde entonces y con la incorporación de algunos miembros al equipo, iniciamos el proyecto audiovisual en 2018, año en el que constituimos la Fundación P70 para dar soporte al proyecto.

La Fundación Paralelo 70 no depende de subvenciones estatales o internacionales, sino de la voluntad e ilusión de sus socios y de los miembros del equipo (2).

En 2019 realizamos un diagnóstico sobre las necesidades del pueblo Gujjar en Pakistan e incorporamos la cooperación internacional que, en alianza con otras fundaciones y ONG´s, comenzamos a desarrollar en 2020.

Nomads es un proyecto socioeducativo en el que a través de una serie de películas documentales contamos, de acuerdo a nuestra propia experiencia, los problemas a los que nos enfrentamos y cuyas primeras consecuencias las vemos en las

NOMADS. EL PROYECTO

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sociedades nómadas. Viajamos a algunas de las zonas más remotas del mundo para poder estudiar los cambios que en ellas se producen y cómo afectan a nuestro modo de vida.

Analizamos el clima, las desigualdades de género, las amenazas a los ecosistemas y a la biodiversidad, la distribución de los recursos naturales y, especialmente la situación de las sociedades nómadas y su legado cultural. Y trataremos además de responder a una pregunta que nos resulta capital, ¿deben desaparecer estas sociedades?

Necesitamos realizar cambios estructurales y somos muy conscientes de que, aunque nuestro ritmo de vida y nuestro modelo socioeconómico cambien de la noche a la mañana, aún seguiremos perdiendo muchas cosas porque las consecuencias de nuestros actos no son inmediatas. Por esto nos dirigimos a toda la sociedad y, especialmente, a las generaciones más jóvenes a las que les dejamos un mundo en peores condiciones de lo que nuestros mayores nos lo dejaron a nosotros. Los jóvenes de hoy tendrán que tomar las decisiones de un mañana diferente.

EN CIFRAS Desde que iniciamos nuestra trayectoria hemos subido a más de 300 vuelos y un centenar de barcos, nos hemos desplazado andando y a caballo, en moto y carro, hemos recorrido por tierra y mar centenares de miles de kilómetros con una inversión superior a 300.000€. Desde entonces hemos visitado más de 50 países en 4 continentes y hemos conocido decenas de etnias nómadas y minorías étnicas con el único objetivo de aprender y comprender nuestro propio mundo.

VALOR DEL ESTUDIO Las sociedades nómadas tienen mucho que enseñarnos más allá del obvio legado cultural que atesoran.

Tal como expone Brian Spooner en el artículo Nomads in a WiderSociety para Cultural SurvivalQuarterly Magazine: “El nomadismo implica formas de pensar sobre el espacio y las personas que pueden ser importantes para el desarrollo económico exitoso en áreas marginales.

Además, la comprensión que los nómadas tienen del territorio en su totalidad pueden ser claves para la economía y para la concepción que la sociedad tiene de la naturaleza, así como de la relación de esta con su entorno.”

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TONO CASSIN

LOS ORÍGENES DEL ALPINISMO

Tono y su mujer nos reciben junto a la cancela de su casa en Ballabio, a pocos kilómetros de Lecco, bajo las montañas que circundan el Lago di Como.

Hacía poco tiempo que la revista de montaña Kissthemountain había dedicado un artículo a Riccardo Cassin, su padre, cuando lo leí sentí ganas de conocer a aquellos que lo había acompañado durante su vida y, aunque podía haber tratado de contactar con otro de los escaladores que en algún momento lo acompañaron, preferí entender cómo todo aquello se había vivido en casa, así que cerramos la visita con Steffano Cassin, nieto de Riccardo.

Tono es un hombre de 77 años, su mirada transmite una fuerza y una pasión por la vida y la montaña que te envuelve en un halo de energía. Su voz es firme y, sin embargo, lo que dice denota la humildad que se adquiere con la edad y la sabiduría.

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FOTOGRAFÍA © FEDE ARCOS

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PERSONAJES

Entrevista y fotografía de portada: Fede Arcos Pte. Fundación Paralelo 70 y fotógrafo P70 Team 500px.com/p/fedearcoszafra @fede.p70

Con la colaboración de: Steffano Cassin, Kissthemountain, Jaime Walfisch, Elena Magaglio y Ágata Domínguez

Llenos de emoción comenzamos la entrevista.

Paralelo70: Cuando su padre comenzó a practicar el alpinismo ¿se reconocía esta actividad como deporte? ¿Cómo fueron los inicios?

Tono Casin: Poco porque era mil…

1927-28 cuando comenzó a subir a la montaña y el alpinismo era poco conocido en aquella época.

Aprendió a escalar con el sistema de doble cuerda, cuando llegó a Piani Resinelli. Al principio, Riccardo, hacía una cuerda doble para descender al estilo marinero, es decir, sosteniendo la cuerda en la mano porque no sabía que era posible descender colocando la cuerda debajo de la pierna y fue el propio Comici* quien le enseñó.

P70: Cuando usted era pequeño su padre se iba durante meses a las montañas, ¿cómo se vivía aquello en su casa?

TC: Cuando estaba de expedición, bueno, no estábamos preocupados.

Realmente en nuestra casa estába-

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mos tan acostumbrados a estar en la montaña que nunca nos sentíamos muy preocupados, ¿entiendes lo que quiero decir?

Era tan habitual hablar de montaña, ver que mi papá iba a la montaña…, nuestra casa era muy frecuentada por montañeros y, por tanto, no teníamos muchas preocupaciones, tal vez solo un momento en que salía de expedición, pero luego se vivía con normalidad.

P70: En aquella época no había teléno para comunicarse…

TC: No, Se escribía, jajajaja, sí, sí, escribíamos cartas.

P70: ¿Llevaba más tiempo en aquella época realizar una expedición? ¿Por ejemplo, qué se tardaba en ascender al McKinley?

TC: ¿El McKinley? Ah, como dos meses o dos meses y medio, de todos modos no había posibilidad de saber nada porque estaban totalmente aislados. El avión aterrizaba bajo

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la pared y luego volvía a recogerlos en el mismo punto, así que no había posibilidad de recibir correo ni nada.

Supimos que hicieron cima cuando regresaron, eso era suficiente.

Mamá no estaba preocupada, era habitual en nuestra casa, él se iba y no sabías nada hasta que regresaba porque no había teléfono. Incluso cuando estaba en Lecco e iba a Grigna. Las primeras veces iba y venía en bicicleta, buscaba un lugar para pasar la noche y escalaba al día siguiente y luego volvía si terminaba o si no al día siguiente o al siguiente, pero no nos sentíamos preocupados porque siempre volvía.

P70: Hemos leído muchas cosas sobre los inicios de su padre en la montaña y lo que realizó luego, pero durante la II Guerra Mundial luchó con los partisanos, ¿no es así?.

TC: Sí, era partisano, sí. Durante la guerra solo iba a las montañas

FOTOGRAFÍA © FEDE ARCOS

para combatir, no por el placer de escalar. Dejó de subir a las montañas a las que iba y si escalaba lo hacía dentro del círculo de Lecco.

P70: ¿Pasó un tiempo, entonces, retirado de la montaña?

TC: Recuerdo que mi papá escapaba de casa, yo era muy pequeño, tenía como 4 años, sería el año 46 pero recuerdo que había ajetreo en casa. Pasaba 4 o 5 jornadas fuera pero no se quedaba meses porque también trabajaba.

P70: Estuvo desarrollando material para hacer alpinismo, ¿no?

TC: No, no, no, aquello vino después.

Durante la guerra trabajó como gerente de una fábrica hasta el 46, fue a partir de entonces cuando abrió una tienda de artículos deportivos y comenzó a producir material de montañismo.

P70: ¿Cree que la evolución en el material ha desnaturalizado la forma de subir a las montañas?

TC: No, la escalada artificial fue una consecuencia de la evolución.

Fue después de la guerra cuando comenzaron a escalar paredes casi imposibles para la escalada libre, aunque en mi opinión no tenía sentido porque era como un obrero que iba a la montaña, ¿entiendes lo que quiero decir?, no era escalada, era un obrero que hincaba un clavo y atacaba, hincaba un clavo y atacaba...

Hasta los años 70 se clavaba un clavo donde no había nada. El clavo se hincaba en parte por seguridad, pero principalmente para progresar.

El cambio realmente vino luego, en las décadas de los 80 y los 90.

P70: Ahora hay una carrera por ser el primero en hacer los catorce ochomiles en invierno, ¿cree que este tipo de alpinismo es muy diferente al que hacía su padre cuando comenzó a escalar?

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El error humano es relativo y siempre está presente, es muy difícil lastimarse en Europa, pero puedes ser víctima de las drogas o hacerte daño andando por la calle. Sin embargo ya no hay ningún riesgo en ir a montañas que en los años 60 eran peligrosas. En aquel entonces no se controlaban las condiciones meteorológicas, el equipo era muy pesado y no había posibilidades de rescate.

Ha cambiado mucho la seguridad en montaña, a día de hoy cuando encuentras un mínimo de dificultad puedes llamar al helicóptero, recibir indicaciones de primeros auxilios telefónicamente y existe muchas más preparación. La gente se prepara para hacer algo concreto, cuando antes ni siquiera se te pasaba por la cabeza. Antes de la guerra no existía el concepto de la preparación, que fue incorporándose gra-

TC: Son dos cosas diferentes, el cuestión de principios tiene que alpinismo en la época en la que ver con el respeto a la montaña? escalaba mi padre se hacía princiTC: Quien anda solo… sin duda debe palmente en los Alpes con grandes sentirlo. expediciones al Himalaya, ahora el ¿es un error? No sé si es un error, es alpinismo en los Alpes sirve como difícil de evaluar, pero cuando tienes preparación para las expediciones ganas de andar solo creo que es coal Himalaya. Se ha producido una rrecto intentarlo, aunque no es fácil. evolución, pero el Sinceramente no tiempo lo cambia puedo responder, es todo, no? una pregunta muy La competición es subjetiva, no es fácil Son dos cosas diferentes, el alpinisuna elección persodecir lo que es el resmo en la época en la que escalaba mi nal, no todos la buspeto por la montaña, can, pero está claro desde mi punto de padre se hacía principalmente en los que todos buscan vista respeto es recoAlpes con grandes expediciones al Hillegar a algo. ger la basura, ¿es De todos modos, respeto andar sólo? malaya, ahora el alpinismo en los Aluna cosa es hablar sí, seguramente. Tipes sirve como preparación para las sobre la evolución rar un trozo de papel del alpinismo en el o basura es la mayor expediciones al Himalaya Himalaya y otra hafalta de respeto hablar sobre la evolucia la montaña, esción de la escalada. tas son las cosas Escalar es otra cosa, no se puede dualmente. que están mal, claro, desde mi punto decir que cualquiera que trepa una P70: El año pasado seguimos la de vista. pared es un alpinista, no, es un at- expedición invernal de Denis al P70: ¿Has tenido la experiencia de leta, es diferente. Se podría decir K2. Cuando se terminaba el tiem- acompañar en algún momento a que subir a un acantilado es menos po decidió respetar el calendario tu padre? peligroso que dar una vuelta en bici nepalí y realizar el ascenso a la TC: En expediciones no. Mi padre depor las calles, porque la sensación cima en solitario. ¿Cree que aven- cía que sólo hicimos una verdadera de peligro depende de la persona. turarse a hacer cima solo por una salida a la montaña en Grigna y otra

“

”.

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FOTOGRAFÍAS © ARCHIVO TONO CASSIN

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FOTOGRAFÍAS © ARCHIVO TONO CASSIN

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en Dolomitas, de hecho no…, fueron dos veces, la primera fue la via delle Guide en el Crozzon di Brenta, que completamos cuando yo tenía 15 años y mi papá 52 o 53, pero éramos cinco personas. Un poco después repetimos para subir la pared Noreste, pero habíamos ido a hacer una película, no con la intención de escalar juntos. Recuerdo algo que me dijo: “si ocurre un accidente, una persona por familia es suficiente”, era mejor no ir juntos.

Me gustaría decir una cosa más, sobre la diferencia entre la escalada actual y el alpinismo, son cosas completamente diferentes, antes se iba a la montaña y se escalaba y luego empezamos a escalar en los rocódromos. Hoy ocurre lo contrario, vas al rocódromo y luego a la montaña. De hecho hay muchos escaladores que no han practicado en roca. ¿cómo puedo decirlo?... Es como un pasatiempo deportivo, vas a hacer fitness y cuando terminas vas a escalar, y esto es importante, supone un cambio radical. Alguien que se inicia en el rocódromo y tiene un físico muy preparado, porque escala constantemente y adquiere una fuerza, una potencia y una técnica mayor para escalar de manera más correcta.

P70: En ese sentido ¿qué le dirías a la gente joven que mira a la montaña con el objetivo de conseguir grandes retos?

Les diría que comenzasen a ir a los rocódromos, que realizasen cursos especializados para aprender las técnicas de escalada, hoy en día

el mayor problema son los nudos mal hechos. Por un despiste, un nudo mal hecho puede hacer que te caigas y te hagas daño, incluso siendo un escalador fuerte. Cuando escalan dos deben supervisarse lo nudos el uno al otro. Hoy en día es uno de los accidentes más habituales en la gente que sube a escalar, parece ridículo, pero es así, Cuando te tomas la escalada como una diversión y te habitúas no piensas que puedes hacerte daño. Las distracciones te hacen tomarte las cosas un poco a la ligera y esto es un problema.

Cuando terminamos la entrevista Tono y su mujer invitaron a quedarnos a cenar y pasar allí la noche para subir a escalar al día siguiente, fue una pena realmente no haber tenido un día más, porque cada minuto que pasabas a su lado sentías una intensa emoción. Salimos de allí cargados de energía y felices por haber tenido el privilegio de haber pasado un rato con ellos.

*Emilio Comici (1901-1940), el Ángel de los Dolomitas. Este escalador italiano del periodo de entreguerras resolvió la ansiada primera ascensión de la cara norte de la Cima Grande di Lavaredo. Fue pionero de las direttissimas y precursor de las técnicas que desembocarían en el big wall. www.desnivel.com/cultura/emilio-comici-1901-1940-el-angel-de-los-dolomitas

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CHUVANTSY

SON LOS PRIMEROS EXTRANJEROS...

Y, SEGURAMENTE, LOS ÚLTIMOS...

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FOTOGRAFÍA © AGUSTÍN AMARO DELGADO

OPINIÓN

Redacción: Miguel A. Julián Licenciado en Estudios Árticos Miembro de la Sociedad Geográfica Rusa Miembro de la Asociación Rusa de Exploradores Polares

Fotografía: Agustín Amaro Delgado Fotógrafo | @agustin3098

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isar un lugar al que ningún extranjero ha llegado en décadas... ¿Es eso todavía posible? ¿En qué lugar del mundo puede suceder tal cosa? Estamos hablando de las regiones más remotas y desconocidas del Ártico Siberiano.

Cuando Maria Tyneskina me escribió un mensaje al móvil, me contó su historia familiar, y me dijo “te invitamos a venir y conocer nuestra cultura”, no tenía duda alguna que iba a ser una aventura de la grandes, de las que marcan de por vida.

Masha (la abreviatura rusa del nombre Maria) pertenecía a la etnia de los Chuvantsy, una etnia indígena del Ártico Siberiano extremadamente desconocida, incluso para los mismos rusos.

En un tiempo no muy lejano, no era más que un clan - o un subgrupo - de la etnia indígena de los Yukagiry, que dominaba - junto a los Chukchi - la región noreste de Siberia. Pero con el tiempo, el clan fue formando su propia cultura y lengua independiente, y finalmente derivó en la aparición de una nueva etnia indígena distinta a la de los Yukagiry.

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El padre de Masha trabajaba en un campamento de pastores de renos nómadas en la tundra, en un territorio tan desconocido y remoto que cuando el controlador del aeropuerto de Anadyr - la capital de Chukotka - examinó nuestros pasajes de helicóptero rumbo al poblado de Markovo, nos miró con cara de sorpresa, y nos soltó un “¿en serio?” Aquel día fuimos los únicos pasajeros de aquel vuelo que nos llevaría a las entrañas de Chukotka.

En Markovo, nos esperaba Masha, que nos trató como a unos zares. “Toda la gente del poblado sabe que habéis venido... ¡Incluso la gente de los poblados vecinos lo sabe!”

El último extranjero que había visitado el poblado de Markovo fue Dimitri Kieffer, en su famosa expedición Goliath, unos 10 años atrás. La visita al internado, en donde viven y estudian durante todo el año los hijos de los pastores de renos nómadas, fue un acontecimiento muy especial. Todos los niños querían hacerse fotos con nosotros, preguntarnos por nuestra vida en Europa...

Todos estos niños conforman una nueva generación que, con toda probabilidad, perderá su conexión con la tundra y con el nomadismo de sus ancestros.

Tras Markovo, nuestro siguiente destino era Chuvanskoye, un pequeño poblado de 175 habitantes en donde vivía Dasha la hermana de Masha - y sus padres. Allí nos estaban esperando para llevarnos a

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Al contrario de lo que nos había sucedido en anteriores ocasiones, la gente de este poblado estaba muy orgullosa de vivir allí. Dasha nos mostraba su poblado con orgullo, siempre con palabras positivas... ¡daban ganas de quedarse a vivir allí! La gente que vive en estos poblados remotos, suele tener una actitud más “negativa”, y en algún momento siempre te hacen la típica pregunta “¿y para qué vienes tú a este lugar?” Pero la actitud de Dasha era distinta, se podía sentir el orgullo que sentía de vivir allí.

Nuestro siguiente objetivo era el campamento nómada de los Chuvantsy.

En el poblado todavía conservaban dos campamentos, mientras que en su poblado vecino - Lamutskoye - solamente quedaba en pie un único campamento.

Llegó el momento y nos subimos a nuestra “Burán”, la moto de nieve más famosa de los añorados tiempos soviéticos, y nos p

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los campamentos nómadas. El camino a Chuvanskoye lo realizamos en un “Trekol”, un vehículo especial ruso para viajar por la tundra ártica. Estábamos recorriendo territorios salvajes, alejados de absolutamente todo... Si algo ocurriese, ¿quién nos podría encontrar en mitad de la más absoluta “nada”? Al final del día, llegamos a lo alto de una colina, en donde pudimos vislumbrar el poblado de Chuvanskoye... allí abajo, como un oasis perdido...

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pusimos rumbo al campamento nómada junto al padre de Masha y Dasha. Pasamos por infinidad de ríos color turquesa, pequeños oasis de bosques que surgen en mitad de la tundra, valles rodeados de montes que no tienen nombre... pero si todo eso era asombroso, las vistas del campamento son de las que te quitan la respiración durante unos segundos. Tras reaccionar, me giré hacia a Agustín - mi compañero de viaje - y solamente se me ocurrió decirle “Agus, menudo lugar al que acabamos de llegar, ¡qué pasada!”

El campamento estaba compuesto por tres tiendas forradas con piel de reno, situadas en lo alto de un pequeño monte, y con un corral para los renos a unos 500 metros colina abajo. La vista del campamento era... indescriptible. Estábamos en algún lugar indeterminado - nunca llevo GPS en la frontera entre Chukotka y Kamchatka: los montes que teníamos tras nosotros ya pertenecían al territorio de Kamchatka.

El campamento estaba compuesto por personas de las etnias Chuvantsy, Chukchi y Lamuty - formalmente llamados Eveny.

Habíamos venido en la época de la “koralizatsiya”, que es cuando reúnen a todos los renos en el corral para clasificarlos y pasar una inspección médica. Un veterinario del poblado se había acercado hasta el campamento. Nosotros seríamos dos personas más estos días, colaborando

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y trabajando junto al resto de componentes del campamento.

“Me quedan pocos años para la jubilación, pero creo que a todo esto le queda menos tiempo todavía... no creo que vengamos a estos campamentos durante más de 5 o 10 años. Este mundo de las brigadas se termina, somos los últimos...”, me comentaba un brigadista en una conversación informal. Las perspectivas de futuro eran muy negativas. “Este estilo de vida ya no es rentable. Los renos ya no dan ni para poder sobrevivir dignamente. Es más rentable venderlos a todos y volver al poblado”, era la reflexión de otro brigadista.

Para tomar el té, fuimos a otra tienda, en donde estaba el jefe de la brigada, un

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Una gran nube blanca se elevó tras una pequeña colina y se acercaba poco a poco hacia nosotros que estábamos esperando en el corral. Había centenares de renos en el campamento y a cada paso levantaban la nieve bajo nuestros pies, formando una densa niebla que impedía ver el horizonte.

Tras varias horas de duro trabajo, ya los teníamos a todos en el corral. Era la hora de descansar... y volvimos al campamento para comer algo. Las mujeres lo tenían todo listo, se habían ausentado del corral un poco antes para que a nuestra llegada no tuviésemos que preocuparnos por nada.

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hombre de pelo canoso muy comedido. “¿Cuántos extranjeros han visitado este campamento? Vinieron unos americanos hace un tiempo, ¿verdad?” le preguntó uno de los más jóvenes brigadistas al jefe.

“Desde que yo estoy aquí, son los primeros extranjeros que pisan esta brigada... y, seguramente, los últimos...”, le contestó el jefe. Una sensación extraña invadió mi cuerpo, estábamos en un lugar de este planeta en donde éramos los primeros extranjeros que lo visitaban en décadas...

Esa noche salí de la tienda, el frío era helador, pero las vistas del cielo merecían la pena. Medité sobre lo que había comentado el jefe de la brigada... éramos unos afortunados.

Llegó el día de partir hacia Chuvanskoye de nuevo. Me quedaría mucho más tiempo aquí, pero teníamos que volver, los vuelos eran escasos en esta región y no podíamos perderlos. Nos despedimos del resto de brigadistas. La emoción se sentía en cada despedida. “¡Nos vemos!” le comenté a una de las mujeres encargadas de la cocina. “¿Nos vemos? ¿Cuándo? No vais a volver, aquí nadie viene...” me replicó. No supe qué contestarle. Quizá tenía razón...

“Volveremos. Lo prometo.” le repliqué finalmente. ¿Volveré a este lugar antes de que desaparezca para siempre?

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FOTOGRAFÍA © AGUSTÍN AMARO DELGADO

OPINIÓN

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ORIGEN DE LA FUNDACIÓN

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Redacción y fotografía: Fede Arcos Pte. Fundación Paralelo 70 y fotógrafo P70 Team 500px.com/p/fedearcoszafra @fede.p70

Huyendo de los hombres he encontrado la humanidad.

Kagbeni 2015

caba de nacer la hija de Ovlana, Erka nos muestra orgulloso a su sobrina, pues el nacimiento de un nuevo miembro en la familia lo hace feliz.

Cuando lo conocí era un orgulloso pastor nómada de 26 años que criaba caballos en la estepa mongola. Hoy es un hombre de familia que ama la tierra donde ha crecido y que mira con incertidumbre el futuro que se les avecina. Es el único miembro de su clan apegado a sus tradiciones nómadas. Su mujer Atsá y sus hijos Elpk de 16 años e Indril de 13, viven en Nalaikh, en una casa que ha comprado con el dinero que ha ido ahorrando toda su vida. Erka anhela que sus hijos estudien en la universidad y tengan la posibilidad de dedicarse a lo que quieran.

Con las luces del atardecer hacemos bromas y nos reímos sentados junto a la ger (nombre de las tiendas de los nómadas en Mongolia), ajenos, como hace tantos años, a la gran cantidad de recursos minerales que hay en aquellas tierras. El valle ha cambiado, ahora una mina de oro, una fábrica de hormigón,

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una cantera de árido, una nueva pista y decenas de molinos de viento rodean ese pequeño lugar de la estepa. Aunque no se cuestiona las transformaciones en el territorio, sabe que empieza a pertenecer a un extraño linaje de hombres que se está extinguiendo. Y, aún sabiendo los cambios que se avecinan, el Eterno Azul brilla siempre en sus ojos.

Havanna baja del trineo, avanza un poco y observa la banquisa, notamos cierta preocupación en su rostro y cuando vuelven a correr los perros hacemos un pequeño cambio de dirección. La placa de hielo empieza a ser inestable semanas antes que el año pasado. No habla demasiado pero observa mucho, hoy en día es uno de los pocos inuit de Groenlandia que todavía conocen el hielo. Un legado fundamental derivado de la tradición que ha ido pasando de generación en generación y alimentándose con miles de horas de contemplación en silencio.

Hace tan solo algunas décadas parte de la población inuit todavía era nómada. Hoy vi-

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ven asentados en pequeños núcleos urbanos, sus costumbres han sido olvidadas o transformadas en cuentos sobre tiempos pasados. La remuneración asignada por haber nacido inuit, el acceso a los productos del continente y las viviendas prefabricadas que les envía el gobierno danés han terminado anulando su necesidad de salir al hielo y mantener su ancestral modo de vida.

Cada vez son menos los que entienden el entorno. El ártico es un lugar muy hostil para vivir, el silencio absoluto en la inmensidad blanca es sobrecogedor. Y es aquí, en este recóndito territorio, donde más afecta el aumento de las temperaturas.

Fazal nos abre la puerta de su casa, cada primavera, desde hace generaciones viene con su familia a este valle, reconstruyen la casa que sus tatarabuelos edificaron y dan de pastar a sus animales. Pero esta migración no es gratuita, pagan una cantidad desorbitada por el uso de la casa y los pastos al gobernador local. Durante el recorrido mueren algunos de sus animales atropellados por los turistas nacionales que recorren en sus todoterrenos las pistas que los nómadas tallaron en las montañas con los pies y los cascos de sus animales.

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En el camino de vuelta a casa Havanná solo se encontró las aguas azules del océano Ártico; el hielo frágil que pisábamos se había derretido y tuvo que embarcar a sus perros, que ya no volverían a correr hasta la siguiente temporada.

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Tiene que ascender a lo alto de las montañas para dar de pastar al ganado, pues no les está permitido alimentarse de los pastos aledaños a las pistas.

Cada año son menos las familias que regresan, la única forma de afrontar los pagos es a través de la venta de animales, con lo que la tasa de crecimiento es negativa. Los pastores Gujjar del Karakorum viven ahora bajo el estigma de la pobreza extrema*

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En el interior, Fazal, coge en brazos a su hijo y me lo acerca para que lo vea. Tiene sus pequeñas piernecillas agarrotadas, los brazos y las manos también y es evidente que su cerebro no funciona bien. Pero no nació así, con 3 años una enfermedad lo dejó postrado y aunque en sus otros dos hijos también se aprecian patologías, la situación de Abrar es realmente dramática.

Fazal y Bibi no pudieron pagar siquiera la primera consulta médica. En Pakistan la sanidad y la educación públicas no son gratuitas.

En el exterior comienza a chispear, envuelto en la túnica tradicional sube a lo alto de un risco para mostrarnos el valle, parece una imagen de leyenda que tal vez no volvamos a ver... Cuando nos despedimos nos pide que contemos su realidad para que no caiga en el olvido.

Estas son solo tres historias de las muchas que he ido registrando en cámara y en

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decenas de cuadernos de viaje durante los últimos 20 años. Recuerdo que las primeras veces venía emocionado, era mucho más joven, viajaba solo, sin fecha de vuelta y pasaba meses recorriendo grandes paisajes prístinos en lugares remotos. Me sentía feliz y volvía con multitud de historias que contar sobre las cosas que me habían pasado.

En 2015 viajamos a Nepal. Habíamos preparado una ruta que nos llevaría a Tibet, al Everest y al monte Kailash, pero tres meses antes de salir dos terremotos asolaron el país. Entonces lo ví claro, teníamos que ir. La situación en Katmandú no era excesivamente mala, pero Bakthapur estaba devastada. China no nos concedió salvoconducto para viajar a Tibet, las carreteras y las comunicaciones estaban cortadas, así que fuimos al Mustang, el mítico valle de la diosa negra que se come los cráneos de

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Sin embargo, con el tiempo comencé a contar las historias de las personas con las que interactuaba porque cada vez me acercaba más a ellas y de algún modo me ayudaban a formar mi conciencia. Solía salir para ver las cordilleras más altas del planeta, los lagos más grandes, los bosques más extensos, las cuevas más profundas y mucha nieve, pero aunque no sentía la confianza para sacar la cámara, la sensación que experimentaba en el interior de las tiendas nómadas no tenía comparación con nada.

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sus enemigos, Kali Gandhaki. Recorrimos todo el valle hasta la frontera con el Tibet y aunque traje muchas fotos de montaña, aún traje más fotos de personas… Algo había cambiado.

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Una noche sentado a los pies del Nilgiri, bajo una bóveda celeste cargada de estrellas empezó a formarse una idea en mi cabeza. Hasta ahora tenía fotos bonitas de paisajes, montañas y ahora también personas, pero sentía la necesidad de realizar un proyecto personal que lo conectara todo; quería contar la situación de los pueblos nómadas que, durante tantos años había estado visitando ¡Los propios protagonistas me pedían que contara sus historias!

Estaba naciendo la Fundación Paralelo 70 que, un par de años después, se constituiría de manera legal.

El punto de partida fueron los nómadas, pero pronto supimos que sus circunstancias estaban relacionadas con los grandes problemas del siglo XXI, así que vimos que a través de los cambios que se producían en las sociedades más frágiles podíamos ir más lejos y abordar los desafíos de nuestro tiempo. No se trataba de documentar el folklorismo de la vida nómada, sino de estudiar cada etnia y los problemas globales a los que se enfrentan, fue entonces cuando nos dimos cuenta de que estábamos hablando de economía mundial, cambio climático, biodiversidad, derechos fundamentales… Comenzamos entonces a plantear la

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perspectiva global a la vez que nos adentrábamos en el campo de la ciencia y la sociología. Se hacía evidente que no podíamos abordar solos estas cuestiones así que empezamos a hablar con expertos, a formar un equipo y a buscar colaboraciones.

Mongolia tiene inexplotados unos recursos minerales estimados entre 1 y 3 trillones de dólares, sus reservas son objeto de una salvaje especulación en el mercado

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Nomads, el proyecto para el que se han aunado todos estos esfuerzos, ha evolucionado mucho desde entonces, especialmente a través del estudio de las condiciones de partida y del conocimiento de las personas que aportaban otros puntos de vista sobre temas específicos. 2019 fue el año en el que maduró; el trabajo que hicimos con los Gujjar fue metódico y analítico y tenía una base científica que hasta la fecha no habíamos atendido. Formamos un equipo de trabajo en Pakistan, realizamos muchas entrevistas y conseguimos llegar al corazón de las personas con las que hablamos. Empezamos a pensar que podíamos llevar ayuda humanitaria e incluimos la cooperación para el desarrollo como parte fundamental del proyecto asociado a Nomads.

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mundial del mineral. Groenlandia está sufriendo las consecuencias más dramáticas del cambio climático y los Gujjar en Pakistan son objeto de los problemas sociales derivados de una sociedad de castas que los excluye. La globalización hace que los cambios se produzcan con mayor rapidez que la capacidad de adaptación de quienes no cuentan con recursos suficientes para poder enfrentarse a estas situaciones.

Esta es la razón por la que la vida nómada y la biodiversidad, están desapareciendo.

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Desde la Fundación Paralelo 70 creemos que el sistema actual amenaza con consumirse a sí mismo y somos conscientes de que los cambios sociales se producen a lo largo de generaciones, por lo que en las próximas décadas se perderá mucho más.

Mostraremos un mundo en constante cambio, en el que los jóvenes tendrán que tomar el relevo y realizar los cambios necesarios para poder vivir en armonía con la naturaleza, con los recursos y con las sociedades más frágiles porque los necesitamos para poder continuar nuestra propia existencia.

Son muchos los jóvenes comprometidos y muchas las voces que se están levantando para reclamar cambios. La labor de todos es indispensable y desde la Fundación queremos aportar un análisis global sobre

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Cuando me levanto cada mañana vuelvo a Mongolia, a las estepas infinitas e inexploradas que descubrí en 2005, con la ilusión de que las cosas no cambien, que Erka siga cabalgando orgulloso bajo el Eterno Cielo Azul. Tenemos un compromiso con nuestra propia historia y con el legado que otras generaciones de sabios nos han dejado.

*Según el Banco Mundial se corresponde a quien vive con menos de 1,90$ diarios, según nuestras estimaciones las familias Gujjar que mantienen sus tradiciones nómadas no alcanzan 1,5$ al día.

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el que poder comenzar a trabajar; empoderar a quienes aún conservan la sabiduría de sus antepasados, contribuir a preservar la naturaleza y llevar ayuda directa hasta donde podamos.

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Live for the story_

MOUCTAR

DRAME HISTORIA DE UN VIAJE

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MIRADAS DESDE OTROS MUNDOS

Entrevista:

Jesús Ruiz http://selenite.es

Rocío Moret SOCIÓLOGA

Fundación Paralelo 70

Fotografía: Fede Arcos y Carlos Jiménez @fede.p70 y @_mokri

El 31 de octubre de 2008, Karamba Dramé de 31 años, murió tras ser abatido por un “boina roja”, un soldado miembro de la guardia presidencial, en Khoréra una localidad situada a 300 kilómetros al noroeste de Conakry, en Guinea. Ese año la crisis económica mundial junto con la inseguridad alimentaria que estaba sufriendo el continente africano, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), afectó profundamente al país. Se desató una ola de manifestaciones contra la situación social, económica y política que se vivía.

KARAMBA

Como denuncia Amnistía Internacional en su Informe de 2009, El estado de los DDHH en el mundo, las fuerzas de seguridad reprimieron violentamente las protestas, hirieron, encarcelaron y mataron a numerosas personas de forma, muchas veces, arbitraria. Karamba Dramé, reclamaba agua potable y electricidad para su región cuando fue asesinado.

Las autoridades lo mataron por considerarlo dirigente y organizador de revueltas.

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Era un activista muy querido en su comunidad “responsable de diversas asociaciones juveniles de la zona que luchan por un futuro digno y que acabó asesinado delante de su pueblo y de su propia madre”, como nos cuenta su sobrino Mouctar que aún era un niño cuando lo vivió. Los demás manifestantes fueron encarcelados y torturados en el campamento militar de Boké. Mouctar no quiere venganza, “porque no puedo” apunta, “no tengo esa fuerza y si la tuviera no sería capaz. Lo único que quiero es ayudar a mi pueblo para que mejoremos nuestra forma de vivir”.

Mouctar acaba de cumplir 25 años y es en esta etapa de su vida cuando ha empezado a celebrar su cumpleaños. Al conocerle te recibe una sonrisa cálida y una mirada profunda en la que se intuyen los desgarros, pero también las alegrías…

Y hoy, una de sus grandes motivaciones es transformar el sufrimiento de su historia en inspiración para los demás.

“Los jóvenes de África estamos saliendo de allí no sólo por la pobreza sino por la injusticia que se vive día a día”, afirma afligido. “Los africanos buscamos nuestra libertad sin la ayuda de nadie, para poder estudiar y avanzar si nuestros dirigentes quisieran realmente a sus países no permitirían que robasen sus recursos así ”, reflexiona sobre la situación actual. “Dicen que la esclavitud ya ha acabado ¡pero no!, hay neocolonialismo. Todavía nos están esclavizando sin que nosotros nos demos cuenta; si ellos saben que tú estás luchando por tu país, por tu tierra, te matan delante de tu familia”.

La historia de Mouctar Dramé no es la historia de un viaje, es la historia de una huida hacia la supervivencia que casi le cuesta la vida. La única forma que encontró de poder ayudar a su familia tras años de lucha y frustración en su país.

COMUNIDAD, FAMILIA, INFANCIA

Mouctar nos cuenta que su infancia transcurre en la casa familiar de Khoréra, “Somos 7 hermanos y nuestro único sustento es el cultivo de la tierra, dependemos de

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la lluvia para poder subsistir”. Y habla de su comunidad como de una gran familia: “La comida que se cocina cada día se saca a la calle y nos sentamos todos a compartirla”.

Desde los 3 años Mouctar sufría una enfermedad en los ojos, dice “Mi madre y mi padre siempre me han apoyado. Para poder obtener la medicina había que pagar algo y como no teníamos dinero mi madre vendía su ropa”.

Con el paso del tiempo esta afección se agrava y se vuelve incompatible con las labores del campo. “Entonces tuve que trabajar en un pequeño comercio, dos años después abrí mi propio negocio pero me fui a la ruina porque mis vecinos no tenían dinero y me pedían que les prestara. Yo no podía verlos sufrir; si yo estoy bien y ellos no, no me vale mucho. Lo que voy a comer lo comparto con mis vecinos y si no es suficiente para los dos, ya buscaremos una alternativa para poder sobrevivir”.

Ante esta situación Mouctar emprende el viaje, una decisión que ya había madurado durante 4 años. “Sabía que el camino sería duro pero no me imaginé que sería tan peligroso”. Además él había planeado otro rumbo, “Mi destino era Francia ya que en mi país se conoce mucho y hablamos el idioma pero no sabía que España era un país tan grande”. Consciente de la preocupación que podría provocar en la familia, decidió seguir adelante sin decírselo a nadie hasta que llegó a Conakry,

FOTOGRAFÍA © CARLOS JIMÉNEZ (MOKRI)

EL VIAJE

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la capital, desde donde llamó a su madre para confirmarle que se había ido.

Previamente Mouctar había trabajado en todos los sitios por donde pasó para poder continuar su camino, no obstante en África también sufrió racismo e indiferencia, como bien nos explica: “Cuando llegué a Argelia y a Marruecos, pensaba que podríamos trabajar como en nuestros países porque todos somos africanos, pero hay racismo ahí también”. “Por supuesto no todos son iguales, nos encontramos con gente que nos ayudó… Pero hubo situaciones en las que los marroquíes nos trataron como animales; me agredieron e intentaron apuñalarme en una ocasión y en Argelia mataron a muchos amigos míos”.

En Marruecos vivió durante 5 meses en el monte Gurugú en Nador, e intentó cruzar la frontera más de cuatro veces pero no lo consiguió. “Cuando llegué a la frontera con España vi que no era lo que me habían contado”. Allí conoció a grupos organizados

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Por el camino iba encontrando a otras personas que viajaban con el mismo propósito y cruzaron Mali, Argelia y Marruecos. Una de las motivaciones para salir era el recuerdo de las ONG’S y las ayudas que ofrecían a su comunidad; por esto creía que todos en Europa serían solidarios. Mouctar reflexiona y nos dice: “Pensaba que mi vida iba a cambiar, iba a curar mis ojos y a tener una vida mejor”. Pero el camino hacia España supuso aceptar la muerte como una posibilidad latente: “Antes de subir a la patera tenía mucho miedo, pero una vez subí ya sabía que estaba en dos manos; entrar a España o la muerte... y se me pasó el miedo”.

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que les guiaban para cruzar por vías no oficiales y añade que: “Hay personas que se dedican a ello, los caminos son ilegales y hay que pagarles. En Marruecos estuvimos en un monte y había mucha gente que quería cruzar la frontera”, aunque estos grupos les robaban y retenían. “Te hacen llamar a tu familia para que les manden más dinero... te maltratan y buscan dinero en cualquier parte de tu cuerpo, todo se lo quedan ellos”.

La primera vez que intentó cruzar, salió a las 2 de la madrugada y estuvo en el mar casi 24 horas sin lograrlo. “Nuestro motor se apagó y no teníamos ni idea de dónde estábamos, no veíamos nada ni a nadie, solo nosotros y agua... Parados en mitad del mar no sabíamos si tendríamos salida”. Allí fueron rescatados por la gendarmería marroquí que los dispersó por otras ciudades del país. Después de otro intento en Nador, decidió ir a Tánger. “Tres meses después conseguí llegar a Ceuta junto a otros compañeros por mar, remando a mano”.

En Ceuta estuvo 3 meses. “Al llegar en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes nos dieron algo de ropa y allí aprendimos un poco de español, pero en general había bastantes restricciones y teníamos un horario concreto para salir y entrar del centro”, estas horas, Mouctar las dedicaba a trabajar porteando la compra y así poder adquirir un atuendo limpio.

FOTOGRAFÍA © FEDE ARCOS

ESPAÑA

Desde Ceuta lo trasladaron a Granada donde permaneció unos 6 meses en el Centro

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de Acogida Temporal de Inmigrantes de Cruz Roja. “En el CATI de Granada nos daban clases de español y nos enseñaban la ciudad”. Allí aprovechaba su tiempo libre para buscar trabajo y ahorraba los 25 euros al mes que recibía en el centro. Siendo consciente de la importancia de comprender la cultura para relacionarse con los demás, comenta: “La gente no sabe lo que tú tienes dentro si no hablas”.

Pero él no entiende una vida sin compañeros, y nos dice “Una persona sin amigos no tiene sentido, hay que tener amigos, aunque no sean de los mismos países, da igual, al final somos todos personas”. Empezó entonces a participar en un proyecto para contar las historias de los inmigrantes africanos y se quedó formando la ONG Un Solo Corazón. Más adelante comenzó a recibir un tratamiento para la enfermedad de sus ojos, por la que le diagnosticaron un 75% de discapacidad.

Mouctar se siente agradecido por tener amigos como Jesús, el que fuera su profesor de español en Cruz Roja y al que le sigue uniendo un vínculo muy especial y apunta: “Para mí lo más importante es la

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Aunque su intención inicial era llegar a Francia, en Granada vio la oportunidad de desarrollarse, aunque a veces le resultaba difícil relacionarse con la gente ya que la mayoría eran reticentes a conocerlo: “Ser negro aquí y sin papeles es muy difícil, hay gente que no quiere tener amigos africanos, aunque se intenten acercar otras personas algunas se alejan. Eso es difícil para los inmigrantes y hace que algunos no tengan ánimo para buscar amistad en España”.

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humanidad y buscar personas buenas antes que buscar primero el dinero, porque si siempre buscas el dinero vas perdiendo, pero si buscas las personas buenas mañana te pueden servir de mucho”.

Actualmente, Mouctar trabaja durante toda la semana pero su sueldo sólo llega a la mitad del salario mínimo interprofesional, tiene permiso de trabajo exclusivamente en España y de momento no puede salir del país. Nos cuenta, que espera poder moverse libremente y visitar su pueblo y a su familia algún día.

En cuanto a las migraciones cree que lo más importante es sensibilizar a los jóvenes africanos para que no vengan de manera ilegal. “En África todos están sufriendo, todos quieren venir a Europa para mejorar su vida y ayudar a sus familias, es lo que necesitamos...

Debemos manifestarnos por la libertad de circulación; ¿por qué un blanco puede venir a mi país como quiere y yo no puedo ir al suyo?”, añade vehementemente. “Una persona es “ilegal” porque vivimos en un mundo injusto. Cada día están muriendo nuestros hermanos y nadie habla de eso”. Además, nunca imaginó que sufriría tanta discriminación y reflexiona al respecto; “Nadie nace racista, el racismo lo hemos aprendido… Nadie nace odiando. Si podemos aprender a odiar a otra persona ¿por qué no podemos aprender a amarla?”

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VISIÓN Y FUTURO

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ISLANDIA TURISMO MASIVO

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Fotografía y redacción: Víctor Pérez Pelayo Fotógrafo P70 Team www.victorperezpelayo.com

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a tierra de hielo y fuego, un islote en pleno océano Atlántico que roza el círculo polar ártico. Situada a caballo entre América y Europa y con algunos de los paisajes más extremos y variopintos que podremos encontrar. ¿Quién no ha oído hablar a estas alturas de Islandia o quién no la ha tenido en su lista de viajes pendientes?

Si eres fotógrafo puedes incluso llegar a estar cansado de esas fotos de impresionantes cascadas o glaciares, porque claro, no eres nadie si todavía no has estado allí con tu cámara.

De acuerdo con los datos del Icelandic Tourist Board, podemos observar que el número de visitantes de la isla entre 2003 y 2008 creció ligeramente de 300.000 a 500.000 personas, mientras que para el año 2015 se llegó a casi 1.300.000 visitantes y en 2018 se tocó techo con 2.343.800. En tan solo tres años aumentó en un millón el número de visitantes, algo que para una isla de apenas 360.000 habitantes supone un impacto enorme. Esto ha acarreado problemas como el aumento de los apartamentos turísticos, la subida de precios en la vivienda y en los propios productos islandeses.

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FOTOGRAFÍA © VÍCTOR PÉREZ PELAYO

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Este crecimiento exponencial se debe principalmente a varias razones. Por un lado, la crisis económica de 2008, en la que quebraron los tres bancos islandeses, produjo una devaluación de la moneda; por otro, la erupción del volcán Eyjafjallajökullen en 2010 que colapsó gran parte del tráfico aéreo de Europa y repentinamente colocó a Islandia en el mapa; y por último, la creación de una compañía aérea de bajo coste en 2011.

FOTOGRAFÍA © VÍCTOR PÉREZ PELAYO

Sin embargo, dicha compañía quebró el pasado marzo de 2019, provocando un gran declive en la afluencia de turistas y amenazando a Islandia con una nueva recesión, pues gran parte de las ganancias del país provienen ya del turismo, habiendo dejado en un segundo plano la exportación de aluminio y otros productos como el bacalao.

Cifras a parte, hace ya un año que pude visitar Islandia en lo que se planteaba como un emocionante viaje en familia, nada extremo; un par de semanas a través de la mítica Ring Road, una carretera que circunda toda la isla (y casi la única pavimentada), pasando por los fiordos del oeste y sin entrar en las Highlands, donde un clásico turismo de alquiler no puede acceder.

Cargado con todo mi equipo fotográfico, no podía desaprovechar esta oportunidad para ver qué era capaz de capturar yo por aquellas tierras.

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En uno de nuestros primeros días circulábamos por una pista alternativa de tierra, aparentemente poco transitada, cuando descubrimos unas pozas de agua caliente naturales, uno de los múltiples “hot spots” de Islandia. No había nadie, solo unas cuantas pozas y una pequeña y coqueta cabaña de madera que hacía las veces de vestuario. Al rato apareció una pareja inglesa con la que pude charlar un poco sobre el viaje que estábamos llevando cuando, poco después, un enorme autobús irrumpía levantando todo el polvo de la carretera y expulsando a medio centenar de turistas uniformados con chaquetones rojos. Armados hasta los dientes con sus cámaras, nuestro baño se convirtió directamente en objeto de exposición. Sin pudor ni permiso fuimos fotografiados por un grupo de ¿turistas? que cinco minutos y mil fotos después ya se estaban yendo.

Aquellos que hayan estado o visto alguna foto de Islandia tendrán en su recuerdo la imagen de una peculiar montaña con forma cónica ante la que aparece una modesta cascada (para lo que se ve por allí).

El Kirkjufell, o la ‘montaña de la iglesia’ (kirkja en islandés), ha sido escenario de múl-

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Nada más arrancar el transcurso del viaje, comenzaron a suceder hechos que me hicieron reflexionar sobre bastantes aspectos de la fotografía, el viaje y el comportamiento del ser humano.

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tiples producciones, series de renombre y fondos de pantalla, entre otros, lo que la convierte en una de las estampas más fotografiadas de Islandia.

Fue pura casualidad que nuestro paso por allí coincidió justo durante la puesta de sol. A eso de las once y media de la noche y tras haber recorrido un gran trecho de kilómetros por campos de lava y costas, prácticamente en solitario, llegamos a este icónico lugar. En el momento culmen de la hora dorada me topé con una treintena de fotógrafos con sus trípodes y filtros de densidad neutra amontonados en un mismo sitio sacando exáctamente la misma foto que ya inunda Internet. Recuerdo sacar el móvil para hacer un vídeo de la situación pues no podía creérmelo. Había cientos de paisajes espectaculares kilómetros atrás que parecían ser ignorados en pos de este punto al que acudían las furgonetas de todos los safaris fotográficos. ¿Qué sentido tiene hacer la misma foto que el resto?¿De eso va la fotografía? Desplazándose unos pocos metros se podía encuadrar la montaña de forma muy distinta, pero nadie parecía percatarse de ello.

El turismo masivo en Islandia está en aumento, ya no son unos pocos locos atraídos por el clima nórdico los que viajan a esta isla. Vi cascadas y parques naturales que, respecto a fotos de un año atrás, ahora se encontraban vallados y acordonados como si de un parque temático se tratasen.

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Durante este viaje me replanteé en numerosas ocasiones el sentido de viajar y la fotografía. ¿Qué buscamos exactamente? ¿Qué impacto podemos llegar a tener?

Desde el momento en el que abandonamos nuestra casa nos convertimos en un turista, incluso en nuestra propia ciudad.

Soy plenamente consciente de que yo era uno más en Islandia. Más allá de ofrecer mi propia visión como turista, no soy nadie para juzgar lo que está pasando allí y en medio mundo. La forma en la que cada uno decide actuar y el impacto que se quiere tener en el medio que visita es algo personal y subjetivo, muchas veces ligado al bagaje cultural previo que poseemos como individuos. Nadie nos enseña a viajar, pero viajar nos puede enseñar a ser mejores personas.

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FOTOGRAFÍAS © VÍCTOR PÉREZ PELAYO

Rebaños de turistas haciéndose selfies entre gritos y voces. Autobuses y más autobuses.

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BOSQUES

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Fotografía: Álvaro Herrero Fotógrafo www.alvaroherrerophotography.com @mekanphotography

Fotografía: Fede Arcos Pte. Fundación Paralelo 70 y fotógrafo P70 Team 500px.com/p/fedearcoszafra @fede.p70

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EL LARGO VIAJE DESDE EL NOMADISMO HASTA EL ESTILO DE VIDA SEDENTARIO

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Redacción y fotografía: Laia Gemma García PhD Candidate, UNIFE @unrefugiocolectivo

Edición de Fotografía: Jaime Walfisch Arroyo

Fotografía: Fede Arcos Pte. Fundación Paralelo 70 y fotógrafo P70 Team 500px.com/p/fedearcoszafra @fede.p70

Tras viajar en Daladala unos 30 kilómetros al sur de Arusha, ciudad popularmente conocida por su amplia oferta de safaris para visitar el parque nacional del Serengueti, nos encontramos con la aldea de Maji Moto.

Su nombre en Swahili, que significa agua caliente, nos lleva a imaginar un lugar con abundantes manantiales y vegetación, aunque tras atravesar caminos de tierra puntualmente salpicados por pequeñas poblaciones y grandes plantaciones de maíz, nos sorprende descubrir que Maji Moto es un lugar antagonista a su propia definición.

Con una panorámica privilegiada de los montes Meru y Kilimanjaro, esta aldea la formó hace alrededor de 40 años una comunidad nómada Maasai en busca de un lugar próspero donde volver a empezar, bajo la premisa de un estilo de vida sedentario.

Los primeros pobladores nos cuentan que, por entonces, llamaron Maji Moto a aquel lugar debido a la abundancia de ríos y zonas boscosas que lo caracterizaban. Es evidente que la actual sobreexplotación de los recursos naturales que ofrece un territorio ya considerado frágil, debido a los efectos acelerados del cambio climático, ha transformado el paisaje de sabana en el que se encuentra esta comunidad, poniendo en riesgo su subsistencia.

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El desequilibrio del uso de los recursos territoriales, debido al auge de las prácticas sedentarias, se lleva experimentando desde que la privatización de tierras y la presión de las colonias inglesas obligó a miles de comunidades nómadas en las áreas de Serengueti, Loliondo y Natron a buscar un lugar fijo en el que asentarse. Esto provocó, la pérdida del pastoreo, tal y como se conoce, y transformó sus hábitos hacia un mayor conocimiento y uso de la agricultura, como principal fuente de sustento.

Las consecuencias que han observado en los últimos años son largos periodos de sequía, así como fuertes inundaciones que ponen en peligro la vegetación natural y los campos de cultivo.

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Esta evolución ha producido profundos cambios en el ámbito social y económico, así́ como en la alimentación, además de una progresiva consolidación de técnicas de construcción más duraderas para las viviendas de las nuevas poblaciones sedentarias.

No obstante la naturaleza forzosa de los desplazamientos, los habitantes de la aldea no dudan en reconocer el valor de este nuevo estilo de vida sedentario, en un intento por asegurar un futuro mejor para sus propios hijos. El acceso a escuelas y a hospitales es indispensable para el adecuado desarrollo y adaptación a las emergentes condiciones de vida sedentarias de los grupos nómadas en Tanzania y otras zonas de África.

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Maji Moto se caracteriza por su gran extensión territorial y por tener una población que crece diariamente, actualmente estimada en unos 1500 habitantes. Desde su fundación, se propuso un tejido urbano de calles paralelas muy distanciadas que permitía ocupar y dividir el espacio intermedio en grandes áreas, pertenecientes a las diferentes familias que llegaron conjuntamente.

La comunidad realiza un enorme esfuerzo por hacer de Maji Moto un lugar adecuado para vivir y trabajar. En los últimos cuatro años, hemos podido ver cómo han llegado la electricidad y el 4G, y gracias a éstos, la televisión, los frigoríficos y los teléfonos inteligentes, con el consecuente cambio en los hábitos sociales y culturales que implica para la comunidad. Aparentementno falta nada y, sin embargo, el futuro de poblaciones como Maji Moto depende de la adecuada gestión de los recursos naturales.

A día de hoy, la madera sigue siendo la principal fuente de combustible para cocinar y hervir agua en las zonas rurales de Tanzania, y el reciente auge de materiales duraderos como el ladrillo cocido, impor-

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Estos terrenos se agrandan conforme las familias crecen, ya que a los hijos varones se les asigna un área de tierra colindante a los terrenos familiares para construir sus casas, formando un entramado de viviendas dispersas, corrales y campos agrícolas que denotan un mayor estatus social y riqueza a aquellas familias con más descendencia.

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tado por las colonias inglesas y alemanas en el país, aumenta incesantemente la presión sobre una masa vegetal que ya está en peligro.

Estimaciones realizadas sugieren que para construir una casa de unos 80 metros cuadrados se necesita la madera de 14 árboles para cocer los ladrillos. Esta práctica es muy común en zonas rurales, ya que solamente se necesita agua, arcilla, un encofrado con la forma del ladrillo deseado y leña. Así́ se construyen hornos artesanales mediante la técnica de apilar los ladrillos todavía sin cocer, uno encima de otro y dejando un hueco inferior para colocar la leña.

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Es inevitable pensar que, con el crecimiento de la población, cada día se construyen más viviendas y edificios de uso público, hasta llegar al punto que, en ciertos periodos del año, Maji Moto parece una aldea en construcción —y en realidad de alguna manera lo es.

Por ello, desde el año 2017 y con la colaboración de la ONG C-re-aid. investigamos cómo el sector de la construcción podría reducir la presión sobre el consumo de la masa vegetal. Esto implica reconocer una serie de dinámicas sociales y de creencias culturales que dificultan cualquier trabajo de introducción de nuevas técnicas, teniendo en cuenta la familiaridad del ladrillo cocido para las comunidades y la connotación cultural que ciertos materiales como el hormigón, el bloque o la chapa metálica representan para la sociedad y que definen el estatus social y el progreso de una familia.

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Es, por lo tanto, un ejercicio muy complejo de equilibrio entre el imaginario colectivo sobre qué es bello y qué es necesario. Además, el actual rechazo a cualquier tipo de construcción con tierra debido a la connotación implícita de pobreza, complica esta labor.

Tras muchas pruebas y en un intento por conciliar las técnicas tradicionales de construcción con tierra y las técnicas emergentes innovadoras, se ha construido un pequeño ambulatorio médico en el centro del poblado con una técnica popularizada por sus características de sostenibilidad y de fácil producción. Se trata del bloque de tierra comprimida (BTC), un ladrillo que se puede producir localmente con materiales km 0 y con altas capacidades de resistencia aptas para la construcción.

El diseño participativo y la construcción con trabajadores locales y voluntarios han sido indispensables para dar el primer paso hacia una mayor concienciación sobre el valor que tienen los recursos territoriales de bien común y sobre la importancia del vínculo con el medio natural, para mitigar los efectos del cambio climático.

Con la construcción del ambulatorio médico de Maji Moto se ha fomentado el uso de

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Para familiarizar a la comunidad local con esta técnica, se han realizado cursos de formación para jóvenes albañiles en la construcción con este bloque, a la vez que se han realizado diversos talleres sobre los beneficios del BTC y concienciación medioambiental.

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técnicas de construcción que protejan el entorno natural y los recursos disponibles.

Actualmente varios albañiles locales que se han formado en el uso de BTC están trabajando en la construcción de otros edificios para dar a conocer en otras comunidades, maneras más sostenibles de construir. Mientras tanto, en el poblado se espera con impaciencia que termine el proceso burocrático lo antes posible para que los habitantes, y en especial niños y mujeres, puedan tener acceso a la sanidad pública.

Hasta que llegue este momento, los albañiles siguen preparando las instalaciones y dotándolas del mobiliario que será necesario en un futuro próximo. Con el apoyo de la ONG C-re-aid se ha propuesto la compra de una máquina para producir BTC, que se pueda gestionar de manera comunitaria y cooperativa de modo que la gente de a pie tenga acceso al uso de esta herramienta.

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Así, aportando alternativas para dejar de construir con ladrillo cocido, se podrá poco a poco revertir el proceso de desertificación.

Con la experiencia en el pueblo de las “aguas calientes” y tras poner en evidencia la desvinculación del territorio que está ocurriendo en otros lugares del mundo, entendemos que este proyecto es solo un pequeño paso hacia una manera de construir más sostenible y garantiza una mayor concienciación sobre los recursos naturales y la importancia que éstos tienen para el normal desarrollo de la vida cotidiana.

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El objetivo a largo plazo es promover una sociedad más conectada con el territorio, entendiendo los beneficios de un uso apropiado de los recursos naturales de los que disponemos. A través de estas prácticas sostenibles se pretende generar un modelo de sociedad más justo e igualitario donde la economía circular y el uso de lo local nos mueva en la lucha por la autonomía del hábitat de sus pobladores.

Comunidades como los Maasais, no deberían tener que volver a emigrar hacia otros lugares si encuentran recursos y apoyos necesarios para hacer de Maji moto, de nuevo, un lugar lleno de agua y vegetación.

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EL COMPROMISO DE UN FOTÓGRAFO

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Fotografía: Santi Palacios @santipalacios

Entrevista: Fundación P70 www.p70foundation.org

Santi Palacios es considerado uno de los fotoperiodistas más relevantes de nuestro tiempo, tal vez porque su formación como sociólogo lo ha llevado a interpretar los movimientos humanos de un modo científico y al mismo tiempo, cuando hablas con él, te das cuenta de que es una persona increíblemente empática y cercana que pone su alma en cada trabajo que realiza.

Habiendo ganado el premio Word Press Photo y dos veces el Premio Nacional de Fotoperiodismo de España nos dedica una tarde entera para contarnos su experiencia en las fronteras, su trabajo durante la pandemia y muchas otras cosas.

P

70: Buenas tardes Santi, ante todo muchas gracias, es un lujo poder charlar contigo. Cuando veo tus fotos pienso que podría interpretarlas de mil maneras diferentes. ¿Crees que contar la historia que hay detrás de la imagen es siempre necesario?

SANTI: Defiendo que la imagen debe estar muy arropada y acompañada por el texto, no puede dejar margen de duda. Pierre Bourdieu, lo comentaba en uno de sus libros: “Con un mero pie de foto estás diciéndole al espectador lo que debe pensar, estás limitando la interpretación”.

Eso es lo que hace que tenga sentido en periodismo, pero en las redes he decidido no ser un medio de comunicación y darme la libertad de publicar las fotografías sin un texto y creo que funcionan mejor porque no estoy limitando el discurso de la fotografía al texto que la acompa-

ña. Hay ciertos contextos en los que creo que también se agradece que el espectador tenga más libertad a la hora de interpretarlas.

P70: Hablando de las redes sociales ¿qué potencial crees que tienen en la labor de concienciación humanitaria? ¿Hoy en día son más influyentes que los medios tradicionales?

SANTI: El papel que tienen me parece fundamental, ya no se quién supera a quién, cuando entras a un medio de comunicación X sabes un poco a lo que estás yendo, mientras que las redes tienen una capacidad de impacto bestial porque puedes abrirlas sin necesariamente estar buscando nada y de repente, sin esperarlo, te encuentras con una imagen impactante, una noticia de la que no tenías ni idea.

Alucino con el número de personas que pueden llegar a ver una fotografía solo con compartirla en

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Twitter. A veces incluso el trabajo llega a tener más repercusión. Hay trabajos que no ha habido manera de publicar, los he puesto en las redes y han volado, los han visto millones de personas.

P70: Vivimos en una dinámica de usar y tirar, de consumo rápido ¿cómo influye eso a tu labor de comunicar y crear conciencia respecto a lo que sucede en el mundo?

SANTI: Creo que influye mucho, pero creo que ahora mismo hay más conflictos por encontrar espacios donde generar una reflexión. Cada fotografía parece caducar cada media noche. Ahora miro fotografías que tuvieron mucha relevancia hace meses o años y parece que ya no existen. Los libros aguantan mejor el paso del tiempo.

Hay una diarrea visual gigante. Ya os contaré más adelante pero estamos trabajando en un proyecto muy interesante precisamente para

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que eso no pase. Una excusa para crear un espacio de reflexión y de memoria para que las cosas puedan mantenerse en el tiempo.

P70: ¿Cómo te planteas la temporada actual de trabajo con la pandemia?

SANTI: El día que empezó el estado de alarma se me cancelaron 8 viajes, ahora son más. Evidentemente no me iba a quedar parado, me puse a cubrirlo y hice como pude.

Me centré en las residencias de ancianos durante los meses de abril y mayo. Ahora estoy amoldándome a asumir que esos viajes no los puedo hacer, así que estoy intentando retomar otra serie de proyectos que no esperaba hacer ahora.

P70: ¿Cómo has vivido lo ocurrido en la pandemia y la situación en las residencias?

SANTI: Estamos quejándonos un poco todos de que no se nos permitió trabajar, no se nos permitían accesos, que se ha infantilizado a la sociedad española y se han edulcorado los resultados de la pandemia. Hubo un cerrajón total, no se podía acceder absolutamente al comienzo y eso era un problema importante. Cuando veías en las noticias a un periodista hablando de cifras de muertes que no se dan ni en zonas de combate, contándotelo en la puerta de un hospital donde parecía que no pasaba nada, y diciéndote “se han muerto 900 personas”. ¿Pero bueno, de qué estamos hablando? ¿Cómo ponemos cara a ese sufrimiento? ¿Cómo hacemos que la población empatice con ese sufrimiento y luego se asuste? Poco a poco empezamos a acceder a los lugares, empezamos a ver muertos y seguíamos viendo como la mitad de la población se lo tomaba a chiste, teníamos la sensación de que

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Lo que me parece es que, si en tu día a día, no lees ningún periódico y solo ves las noticias en TV no te ponen delante de tus narices la información “x” y no se habla de ella, pero si te sientas en el ordenador y te pones a buscar información hay muchísima. Creo que necesitamos ser sujetos un poco más activos porque no podemos depender de que las noticias de la televisión nos den la información de calidad que en realidad queremos tener.

P70: ¿Ha afectado la Covid-19 al trabajo de las ONG’s y de los periodistas que trabajáis en estos rescates del Meditarráneo?

SANTI: Ha habido barcos de forma intermitente en concreto en Libia pero, como siempre, las autoridades no dan permiso para desembarcar inmediatamente cuando se trata de una situación de emergencia. El último desembarco creo que

hacía falta asustar. La situación en a lo mejor lleva bloqueada en Libia las residencias era un desastre, un un año, tres meses de ese año en una auténtico desastre. cárcel, y de repente, después de juP70: Con la inmigración parecía garse la vida en el mar, tiene que esque nunca pasaba nada hasta tar diez días durmiendo en la cubierque, de repente, una noticia salta ta de un barco, sin apenas comida a los medios generalistas, está en y mareado, imagínate, cuando aquí pantalla durante un tiempo y luelloramos porque se nos ha retrasado go desaparece. ¿Crees que nos un vuelo dos horas y estamos tranllega una informaquilamente mirando ción sesgada, polial móvil tomándonos tizada? un café en el aeroSANTI: Creo que puerto.

“Cuando te planteas que una persona que le exigimos demaLa situación en ese a lo mejor lleva bloqueada en Libia un año, siado a los medios sentido es un poco tres meses de ese año en una cárcel, y de y poco a nosotros desastre pero hay mismos. Nosotros más puntos de cruce, repente, después de jugarse la vida en el (los fotoperiodissigue habiendo un mar, tiene que estar diez días durmiendo tas) sí consumimos número importante mucha información de inmigrantes en en la cubierta de un barco, sin apenas coy tengo una sensacampamentos con mida y mareado. ¡Imagínate!”. ción un poco extralas dificultades que ña cuando me dieso supone y con el cen que hay cosas miedo que tienen en de las que no se Médicos Sin Frontehabla porque yo creo que sí se ha- se produjo diez días después del ras de la situación que puede derivar blan. Hago más crítica al consumi- rescate. Diez días ¿no sé cómo sue- ahí si hubiera un brote de coronavirus. dor de la información como sujeto na esto?

P70: La labor y denuncia de alpasivo. La crisis de los refugiados P70: Suena fuerte gunas ONG´s pone en evidencia de 2015 en el Mediterráneo tal vez SANTI: Sí, pero creo que a veces sue- la ineficacia de la UE para hacer fue la crisis humanitaria más me- na menos fuerte de lo que es. Cuan- frente a la crisis migratoria que diática de la historia. do te planteas que una persona que vive el continente desde hace

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varios años. ¿Por qué consideras que sucede esto?

SANTI: Me gustaría poder dar una respuesta muy técnica, pero prefiero responder por lo que yo me he encontrado. Tengo la sensación de que se legisla para las bases electorales de cada partido que está en el poder, en cada país y en cada momento. La reacción de la UE es la de una política de externalización de fronteras para que el trabajo sucio lo hagan terceros países. No es una solución, el cierre de fronteras no supone más que la apertura de otra vía. ¿Por qué no escuchamos nada sobre políticas para integrar a los que sí que llegan?, aunque la UE saque rédito de ellos, podrían colocarlos en los puestos donde hace falta fuerza de trabajo.

P70: Según datos de la UE el 4,4% de la población a enero de 2018 son inmigrantes, repartidos principalmente en cinco países ¿crees que hay una sensación de alarmismo que no se corresponde con la realidad?

SANTI: Si me permites me llevo esa pregunta a mi terreno. En 2014 cubrí durante prácticamente todo el año los saltos a la valla de Melilla. Allí la Guardia Civil contabilizaba los intentos de salto, pasaban informe a la Delegación del Gobierno y esta o alguien en el camino, emitía una nota de prensa. ¿Y, en que se traducía?

En el monte Gurugú, donde vivían los migrantes, había digamos un máximo de unos 2.000 inmigrantes.

Entonces un día un grupo, 200 o 300 de esos 2.000, empezaban a acercarse a la valla para ver si se podían arriesgar a saltar. Las cámaras térmicas de la Guardia Civil los detectaban, los inmigrantes se daban cuenta y retrocedían, por tanto no lo

intentaban, pero la Guardia Civil ya había informado a Delegación del Gobierno “300 personas han intentado saltar la valla”. Y en todos los medios de comunicación decían “300 personas han instado saltar la valla”.

Al día siguiente, volvían a acercarse un poco, dejando varios kilómetros entre ellos y la valla, para ver cómo estaba la situación, eran los mismos que el día anterior. Imagínate que ese día eran 500, la Guardia Civil volvía a anotar “500 migrantes han intentado saltar la valla.

Al final de ese año se hablaba de unas cifras desorbitadas, no recuerdo si de 50 o 60 mil, inmigrantes que habían intentando saltar la valla. La percepción que se tenía era la de una invasión total. Pero la realidad es que ese año poco más de dos mil personas saltaron la valla, una cifra ridícula para un continente con 500 millones de habitantes. La diferencia entre lo que sucede y lo que se percibe es descomunal.

P70: ¿Cuánto tiempo tarda en hacerse un reportaje como el de la situación en la frontera?

SANTI: En el caso concreto de Melilla yo me iba para dos semanas y al final no se si fueron casi diez meses lo que estuve allí. Me obsesioné, era

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ba de una forma mucho más ligada a la actualidad porque estaba muy centrado en las fronteras, había una dinámica de pasar mucho tiempo en los sitios, de estar constantemente fuera, volver, descansar un par de semanas y volverme a ir para tardar otros tres o cuatro meses en volver.

Ahora estoy intentando trabajar de una forma más pausada, en proyectos que requieren más investigación y también la búsqueda de financiación. No es lo mismo irte a hacer una cobertura a Irán o a Kiev porque de repente hay una revuelta que plantearte una historia de contaminación en una zona de Indonesia. Depende mucho de cada historia que trabajes.

P70: Imagino que para los fotope-

una historia difícil de cubrir, 2014 lo briendo. Cuando tengo una relación pasé pegado a esa valla. más personal con la historia, siento P70: La situación en la valla de una cierta responsabilidad por estar Melilla, los rescates en el Medien un sitio, me veo más capaz de terráneo, son realidades cercaasumir riesgos. nas, pero ¿crees pertinente salir P70: Son muchas las experiena cubrir los sucesos cias, testimonios en el extranjero hay realidades adbiendo grandes foversas que has dotógrafos locales en cumentado ¿Qué Ahora estoy intentando trabajar de una esas zonas? es lo que más te forma más pausada, en proyectos que SANTI: Es un tema ha conmovido dumuy interesante y rante tu trayectoria requieren más investigación y financiacomplejo. En una coprofesional? ción. No es lo mismo irte a hacer una corresponsalía en BoliSANTI: La actitud, bertura a Irán o a Kiev porque de repente via, hace casi 10 años, esa resiliencia posicon una mente aún tiva a todos los pehay una revuelta que plantearte una hismuy moldeada por la sares me hace pentoria de contaminación en Indonesia sociología, tenía el sar que si estuviera conflicto de la contraviviendo la situación dicción de la figura que les ha tocado a del corresponsal y por ellos estaría llorando varias cosas que me pasaron allí me riodistas debe ser complicado tratodos los días por las esquinas. Es reconcilie con esa figura. Había infor- bajar en ciertos lugares en los que una sensación que tengo muy habimaciones que las leía y decía: “¿esto?, hay una exposición real a un pelitualmente y que me impresiona. esto es muy local, pero si sabías tra- gro ¿Sois conscientes? ¿Merece la ducir lo que sí pueda interesar en Es- pena exponerse tanto? paña había un trabajo que hacer.

SANTI: Conscientes creo que sí.

P70: Viajas mucho para realizar co- Cuánto merece la pena es mucho berturas ¿Cual es la dinámica ha- más difícil de responder. Es algo muy bitual de tu trabajo? personal, depende del vínculo entre SANTI: Hace unos años trabaja- cada uno y la historia que esté cu-

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EXPEDICIÓN A PAKISTAN PARTE 1

2019

RELATOS DE VIAJE

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Redacción y fotografía: Fede Arcos 500px.com/p/fedearcoszafra @fede.p70

Este texto es un coleccionable, tiene continuidad en el número 2 y siguientes, es el relato de mi expedición a Pakistan

lgunos sucesos en la vida cambian el rumbo de nuestra existencia; en la manera en la que afrontamos los estados emocionales, incidentes dramáticos, golpes de suerte o desgracias, evolucionamos. En mi caso fue el hecho de sentirme atrapado dentro de mí mismo lo que me llevó a tomar la decisión de viajar o huir a Pakistan. Quizá buscaba un golpe de efecto o un acontecimiento especial, a lo mejor fue sólo un cúmulo de situaciones personales o la búsqueda de la adrenalina que me mueve.

Sólo tenía un enlace al perfil de Facebook de Zahid, un hombre al que no conocía pero que me recomendó mi amiga Pipi Cardell y por una casualidad me surgió otro contacto en la embajada de la República Islámica de Pakistan en Madrid.

Dos meses antes no sabía qué hacer, estaba valorando la idea de viajar a Afganistan, lo único que tenía en mente era meterme en una migración. El desierto del Thar se me antojaba un secarral excesivamente caluroso, así que empecé a mirar hacia las montañas.

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Sabía que al norte del país, donde confluyen el Himalaya, el Karakorum y el Hindu-Kush, existían grupos nómadas que migraban. No sabía nada más y era todo lo que necesitaba saber.

Después de varios días de espera en Islamabad conseguimos reunirnos en Peshawar con Atif Khan, ministro de turismo de Pakistan y por la tarde teníamos los permisos de grabación.

PRIMEROS DÍAS

Zahid había hecho gran parte del trabajo, conocía las rutas aproximadas que seguían los nómadas, estaba al corriente de la situación de los distintos pasos de montaña y tenía organizado todo lo que era posible.

Lo curioso es que antes de empezar ni él ni Ibrahim sabían apenas nada de los Gujjar. Este hecho fue una constante durante todo el viaje, la mayor parte de los pakistaníes desconoce las distintas etnias nómadas que viven en el país, sus motivaciones o carencias.

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Desde Islamabad pusimos rumbo al norte, había comenzado la aventura.

A diferencia de otras ocasiones me tomé este viaje como un auténtico reto. No estaba de vacaciones, contaba con el apoyo de mis patrocinadores y sentía mucha presión. Tenía que hacer las mejores fotos de mi vida, adentrarme en lo más profundo de los entresijos de esta etnia y grabar un vídeo excepcional, a lo que se sumaba mi cortísima experiencia como operador de cámara.

Los días previos a la salida fueron un caos.

No me dio tiempo a entregar un proyecto importante que me hubiese mantenido estable económicamente hasta final de año.

Lo había apostado todo a una única carta. ¡Era ahora o nunca!

Ni siquiera con la ayuda de mis padres tenía dinero suficiente para pagar más allá del coste del jeep. No iba a tener guía, ni intérprete, ni nada parecido. Sin embargo Zahid dijo que se quedaría hasta conseguir las licencias de grabación para la provincia de Baltistan y otras regiones que atravesaríamos.

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Creo que cuando tomas esas decisiones, cuando sabes que, aunque lo hayas arriesgado todo, estás donde tienes que estar haciendo lo que tienes que hacer, la suerte toca a tu puerta y así fue.

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Nunca supe por qué vino Ibrahim. Él había trabajado codo a codo con Zahid durante más de 20 años en innumerables expediciones y allí estaba, supongo que fue el “destino”.

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Zahid me dijo que Ibrahim nos acompañaría a Qassim y a mí durante la expedición y que no cobraría. Ambos se hicieron cargo de mi situación económica y actuaron no sólo como verdaderos profesionales, sino con una humanidad e ilusión que no recordaba. Es gente sencilla educada y humana y aunque empezaba la época de las expediciones en las montañas, esa corta franja de tiempo en la que con su trabajo deben ganar el suficiente dinero para alimentar a sus familias todo el año, estaban allí conmigo, trabajando desinteresadamente.

Partimos al norte Ibrahim, Qassim y yo.

Unos días después llegó Zahid a Naran, tenía intención de acompañarnos algún tiempo hasta entrar en Baltistan. La decisión de quedarse la aplazó hasta la entrada a su provincia y fue posponiéndola a medida que se ilusionaba y se metía cada vez más en el proyecto, hasta que acabamos en Skardu, días después de haber terminado el trabajo.

A Zahid lo conocí muy pronto. Un tipo de 53 años, diligente, divertido, gran hablador y gran trabajador, con un profundo conoci-

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A Ibrahim tardé mucho más en conocerlo.

De fisonomía más dura que la de Zahid y mirada profunda, descubrí en él a una de las mejores personas que he conocido nunca y con un corazón tan grande como el Karakorum. A él no lo mueve el dinero.

En su caso, fue la muerte de su mujer la que le llevó a tomar las decisiones que nos hicieron conocernos. Pasó unos años muy duros, se le fue la cabeza, la amaba. La amaba de una forma en la que muy pocas personas saben amar. Cuando se recuperó, al final de su luto, constituyó la “Ibrahim Orphan”, una institución personal con la que escolariza a los niños pobres de su ciudad a través de las donaciones de alpinistas y senderistas. Un amor inmenso reconvertido en una obra tan solidaria como necesaria. Esta es su historia.

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miento del país y de sus montañas. Capaz de dar a cada uno la motivación u orden que necesita, nada escapa a su control, desde el detalle más pequeño a las distintas posibilidades que pueden devenir de una situación de emergencia. De rostro amable y aspecto desenfadado, su mirada muestra que los largos años que ha pasado guiando expediciones lo mantienen alerta. Atento a todo y ofreciendo siempre lo mejor que tiene. Esta actitud podría confundir a casi cualquiera con la de una persona servil, hasta que entiendes que es fruto de la inteligencia.

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Mientras nosotros guardamos, compramos y acumulamos cosas, gente de muy escasos recursos lo da todo por los demás.

Cierto es que el caso de Ibrahim es excepcional, pero esa actitud la vi con mucha frecuencia durante los meses que pasé en Pakistan. Se me hace tan extraña de donde vengo... Institucionalizamos el “Ibrahim selfie” porque allí donde parábamos ayudaba a la gente y se hacía una foto con ellos, creo que al final hizo más fotos que yo.

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Qassim es un tipo bajito, callado, apenas levanta la voz, es extremadamente educado y canta muy bien. Se mueve con armonía y elegancia y aunque no llegó a participar de nuestro proyecto, facilitó todo lo que estuvo en su mano. Le tomé bastante cariño y me reía mucho cada vez que ponía música en el jeep. Escuchamos mil veces la misma canción, yo bajaba el volumen, él lo subía, era divertido.

Este fue el verdadero éxito de la expedición, las personas que conocí y el equipo que formamos. El proyecto es tan mío como suyo y soy consciente de que sin Zahid e Ibrahim hoy no tendría nada que contar.

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