Ketzalcalli 2008-1

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1. U thanil kak 2. [nache] <nach che >lae 3. Pedzbal kak 4. layli [ha] <haa >xane 5. Hun can Ahau 6. tunx bacin 7. Bal [tux] <tuux >bacin 8. oci tu uayasba

El texto para el fuego De los leños largos. Para la captura del fuego, Sirve también. ¡Hun Can Ahau, “El único-cuatro-ahau”! ¿Dónde están? ¿Qué cosa y dónde Entraron las señales?

Al igual que las exclamativas, las frases interrogativas introducen un cambio brusco en el carácter impersonal propio de las frases de exordio. Las interrogaciones, en un discurso ritual, establecen un cuestionamiento directo, pero sin dejar espacio u oportunidad a respuesta alguna por parte del interlocutor cuestionado. La frase interrogativa, que construye acciones en segunda persona del singular, tú, diluye la reverencia que se suele guardar a toda deidad, ya que con estas frases la jerarquía entre el especialista y la deidad se equipara o se equilibra. Sin embargo, la intención imprecatoria que particularmente caracteriza a los conjuros, coloca al especialista en un nivel superior al de los seres sobrenaturales invocados. Dicho nivel se alcanza al humillar, y por lo tanto, al vituperar a las fuerzas sobrenaturales negativas, para dominarlas en favor de la recuperación del equilibrio vital. Característico de los conjuros es la retahíla de demandas y mandatos. El tono autoritario, así como la alusión a deidades como Itzamná (o a Itzamcab), especialmente reverenciada por la jerarquía sacerdotal, nos permite comprobar que este tipo de discursos fue obra y expresión de conocedores de los símbolos y significados ocultos del lenguaje zuyua, una prerrogativa de la alta jerarquía social maya. Las frases interrogativas también siguen propósitos aleatorios: reforzar lo dicho por las frases de exordio; marcar el segundo momento del rito en el cual tiene lugar la acción curativa; instaurar una pausa para poner en funcionamiento la memoria (mnemotécnica) de otros especialistas, consagrados o potenciales, para recordar un significado o una fórmula; jugar con reiteraciones fónicas dentro de una secuencia de versos; establecer pausas entre la elocución de fórmulas orales y las correspondientes acciones corporales, así como ejercer la habilidad para efectuar los movimientos oportunos de objetos rituales, entre otras posibles funciones más. Son interesantes estos versos de una plegaria maya contemporánea, en la que el exordio está constituido por una frase interrogativa que permite introducir un diálogo entre los personajes, otorgando al especialista el papel de narrador: 1. baaš balmi 2. Ku t’ an hahal dyos 3. Senyor, yum ah iça? 4. Senyor, yum ah kan balam

-¿Cuál es el jaguar? Pregunta el Dios verdadero, -Señor mío, es el Señor Ah Itzá, Señor mío, es el jaguar parlante Ah Can Balam. [los guiones cortos son míos]

Hay otras funciones más de las frases de exordio. En algunos textos, éstas adoptan un carácter narrativo. La palabra del chilam lo ubica en el tiempo mágico del mito, como en esta secuencia cosmogónica del capítulo III del Chilam Balam de Chumayel (Roys 1932: 15, Cap. II; Rivera Dorado, 2003: 57), que ordené de acuerdo con una estructura poética que permite incluir el patrón silábico de los versos:

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