El Marinero
Había una vez en un lugar muy muy lejano, un barco que se encontraba flotando en la inmensidad del mar. A bordo iban 5 personas; el marinero, la esposa del marinero y los tres hijos del marinero. El motivo del viaje era desconocido para los integrantes del barco, sin embargo la emoción era latente en cada uno de los pasajeros a bordo. 5 días eran los que llevaban ondeando en el océano, en esos 5 días habían sufrido hambres y penurias, cubriéndose con mantas desgastadas que no eran suficientes para atajarles el feroz frio que chocaba con ímpetu contra sus cuerpos. Un día por la mañana cuando el sol se encontraba en su punto más alto de luminosidad, uno de los hijos del marinero logro divisar a lo lejos una pequeña isla, desde la lejanía lucia escueta y simple, pero conforme el barco se acercaba una vista hermosa se clarificaba ante sus orbes. El hijo del marinero grito con vigor: -¡Despierten familia mía! Toda la familia se levantó en el instante, desconcertados por el grito de su pariente. Cuando salieron al exterior sus ojos se abrieron como platos, sus expresiones dejaban en claro que no daban crédito a aquello que tenían en frente; una gran torre de diamantes se alzaba intentando alcanzar el cielo, era tan inmensa que fácilmente se derrumbaría con un sirimiri del viento. -Hemos llegado a nuestro destino.- proclamo con regocijo el marinero padre, dejando entrever una sonrisa de suficiencia.