Sebastián Ruiz
LA MANZANA PRESUMIDA
Texto: Sebastián Ruiz
Ilustraciones: Irais Morales Primera edición, 2022.
Derechos reservados:
© 2022 Sebastián Ruiz
© 2022 Ediciones KIRAKIRA, S.A. Río Verde 401 Fracc. Los Ríos 68028 Oaxaca de Juárez, Oax.
ISBN 970-3120-06-2
Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de la presente obra en cualquier forma, sea electrónica o mecánica, sin el consentimiento previo y por escrito del editor.
Impreso en México Printed in Mexico
A quienes no me dijeron que mejor me regresara a matemáticas.
En una ciudad como la tuya o la mía había una casa que tenía todo lo típico de una casa: puertas, ventanas, paredes, sala, comedor, platos, vasos y un bello frutero de madera. Bueno, quizás este último no lo tengan todas las casas, pero hay de admitir que era bastante bonito y hacía lucir a la fruta más linda y sabrosa de lo que era.
Una mañana de viernes, una elegante mujer llegó con su bolsa llena de comida, por supuesto con fruta incluida. Después de acomodar la despensa se sentó y la colocó hábilmente: plátanos y kiwis, uvas y ciruelas, naranjas, peras, piña...
Y al final, como si se tratara de una bella sinfonía compuesta de olores, colores y texturas, coronó el frutero con una manzana, pero no cualquier manzana: esta era grande y roja, tan brillante que los focos de la casa se sentían avergonzados de no poder iluminar el comedor de esa manera, tan grande como el corazón de su compradora y con una etiqueta que decoraba su pecho como si fuera un corbatín, haciéndola ver como dueña de todo lo que se posaba a sus pies.
Al terminar de acomodar la fruta la mujer se retiró, entonces la manzana miró hacia abajo diciendo:
—Yo soy mejor que ustedes, ¿sabían? Por eso estoy encima de todas.
—Todas nosotras cumplimos una función, si no, sólo te hubieran elegido a ti —comentó uno de los esposos kiwi algo molesto, pero con cara de serenidad.
La manzana solamente bajó la mirada y con un tono de malicia dijo:
—Claro que no, la mujer necesitaba resaltar mi brillo y belleza, obviamente cada una de ustedes pone en alto mis virtudes. Por ejemplo, esa piña llena de pinchos solamente hace notar mi perfecta forma redonda.
La piña no pudo evitar sentir vergüenza de su piel y solamente trató de cubrirse con sus hojas.
—O que hay de pera, es una manzana que se quedó a medias. No tiene ni la textura, ni el color que me hace tan única.
—Los trillizos plátano tienen una hablar de las manchas que hay los hacen ver más raros de lo
una forma tan extraña, y ni hay por todo su cuerpo, sólo que son.
—O ustedes, par de esposos peludos, ¿cómo se supone que alguien los elija si están llenos de vello? Agradezco ser lampiña y suave.
—Ciruela es toda tan chica que de un solo mordisco se termina yendo.
—Naranja y su sabor amargo, sufrir a tu lengua con ese ácido tener un sútil sabor dulce en tu
¿para qué querrías hacer ácido que trae, cuando podrías tu boca?
Ninguna de las frutas había notado esas cosas negativas en ellas, y prefirieron quedarse en silencio ante las risas de manzana.
El día pasó. La manzana admiraba el basto paisaje desde la cima del frutero, cuando la mujer que antes la había acomodado llegó con un niño. Este se acercó al frutero y dijo:
—¡Guau, que manzana tan bonita! —la manzana sólo sonrió con sus aires de grandeza, mientras miraba al resto de las frutas. Entonces el niño terminó su oración: —¡Me la voy a comer de una vez!
La sonrisa de la manzana se desvaneció y sólo quedó sorprendida.
—¡Nooo! Soy la más bella de aquí, debes admirarme, es un pecado acabar con todo esto en tan poco tiempo —suplicaba la manzana.
Esta obra se terminó de maquetar el 7 de Diciembre de 2022 en los Talleres Patito S.A. Av. Coyotito 13 Col. Dolores C.P. 68028 Oaxaca de Juárez, Oaxaca.
Se utilizó la tipografía Jester, en un puntaje de 13, con interlineado de 17 pt.
Una bella manzana ha llegado al frutero, y aunque su actitud ha hecho sentir mal a las demás frutas, pronto aprenderán a apreciar sus diferencias.
