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puertas a la agroindustria
el país y sus proyectos de crecimiento suben como espuma paralelamente a su desarrollo.
internacionales y llegar muy lejos. Lo que ha sucedido no solo ha sido una satisfacción a nivel económico sino que ha generado puestos de trabajo. Tenemos varias presentaciones del vino hoy en día, el vino de corozo, el de mango biche, el de carambola y el de guayaba agria. La adquisición de todas estas frutas nos ha llevado a tener un acercamiento con el campesino, el corozo no se siembra, nace silvestre, son los campe- sinos los que lo recogen y lo comercian, nosotros lo compramos por toneladas y generamos empleo, llevando parte de esto a los campesinos que recogen la fruta en El Banco, Magdalena; en Magangué, en San Marcos, en Tierralta y otros sitios. Sabemos que hay personas que se están beneficiando de esto, el campesino, el vendedor de botellas, la importación de corchos, los distribuidores, un total de 100 a 150 familias que se benefician de este emprendimiento directa o indirectamente. En diciembre tenemos 24 trabajadores activos en la planta ya que se mueve más la industria en los meses de celebraciones”. Con todo, el corozo no se cultiva comercialmente como deberia ser, para satisfacer las demandas de la pequeña factoría. Pensando en eso, los directivos han programado siembras comerciales en diferentes sitios, no solo de Córdoba, sino de Bolí- var y Magdalena. Es otro proyecto de considerable aliento pero necesario para la larga vida de la fábrica establecida en la capital de Córdoba. Por lo demás, Sebastian Lora destacó el trabajo profesional que se cumple en el camino de llegar a un vino de aceptación total.
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“En esta empresa conver- gen varios profesionales, de los cuales resalta nuestro director técnico, un ingeniero químico especialista en bebidas fermentadas y filtración con 30 años de experiencia produciendo bebidas alcohólicas a nivel nacional e internacional, quien ha logrado pasar de la bebida típica procesada en el hogar a una bebida embotellada que pasa por procesos de clarificación, filtración, estabilización y conservación”, puntualizó nuestro entrevistado.
Así funciona el mercado energético en Colombia
El proceso para que la energía eléctrica salga de una hidroeléctrica y llegue hasta una casa, a cientos de kilómetros de distancia, tiene un complejo entramado de actores que participan y garantizan la prestación del servicio. Aquí le explicamos la trastienda de uno de los servicios públicos esenciales.

Actividades tan cotidianas como encender un televisor o cargar un teléfono celular son posibles gracias al funcionamiento de un complejo negocio en el que empresas de servicios públicos y actores autorizados por el Gobierno Nacional transan para establecer el volumen de compra y las tarifas de la energía. Para comenzar a explicar ese mercados hay que sentar las bases del esquema en el que se compra y vende la energía eléctrica en Colombia. Lo primero es que son, por lo menos, cinco tipos de agentes: generadores, transmisores, distribuidores, comercializadores y consumidores. Los generadores son los encargados de producir por medio de fuentes de energía como las centrales hidroeléctricas (como Guatapé o Hidroituango), termoeléctricas o eólicas; los transmisores son los encargados de transportar, en largas distancias, la energía desde las fuentes de generación hasta las subestaciones, a través de redes que operan a altas tensiones; los distribuidores llevan la energía hasta el consumidor final a través de las redes y los comercializadores se encargan de la venta a los usuarios. En el mercado de energía en Colombia hay otro actor clave: la CREG (Comisión de Regulación de Energía y Gas). En Colombia es la entidad que regula los mercados de transmisión y distribución, así como el precio en el que se vende la energía a los consumidores pequeños como los hogares. El resto de las interacciones se realizan en condiciones de mercado, es decir, regido por leyes de oferta y demanda.
Diego León González Ochoa, ingeniero civil con 27 años de experiencia en empresas del sector eléctrico como ISA, XM e Isagén, explica que tal y como se negocia hasta la fecha hay que diferenciar dos modelos de compra y venta de energía que son distintos: el de los pequeños consumidores (hogares y pequeños locales comerciales) y el mercado mayorista que está enfocado en las grandes industrias. También agregó que hay que tener en cuenta que un mercado como el colombiano depende en buena medida de las temporadas de lluvias:
“También hay que tener en cuenta cómo varía la oferta de generación que está influida, en gran medida, en función de la hidrología porque en el país cerca del 70 % de la energía se genera a través de las hidroeléctricas. Cuando hay altas lluvias hay alta probabilidad de generar energía a través del agua y puede haber una gran oferta. Por el contrario, la oferta disminuye cuando hay sequía y los embalses están más secos”, señala González. El experto explica, sin embargo, que no siempre los precios de la energía disminuyen para el usuario final porque las empresas tienen que planear la capacidad de generar energía en los meses siguientes cuando se avecinen tiempos de sequía o de menos lluvias.
El anuncio de Gobierno nacional
El jueves 26 de enero, el presidente Gustavo Petro informó, vía Twitter, que en beneficio de los consumidores retomaría las funciones de control y la administración de servicios públicos que el Gobierno Nacional había delegado en las comisiones reguladoras desde 1994. Aún no es claro el impacto que tendría este anuncio en el costo de las tarifas de energía eléctrica que pagan los colombianos y eso cómo afecta las funciones delegadas a la CREG.