¿Por qué estás leyendo este libro? SI ESTE LIBRO ha llegado a tus manos es porque seguramente
estás comenzando a transitar o ya estás transitando hacia la pubertad. Esta etapa es una de las más activas de la vida, pues implica cambios profundos, deseos nuevos y sensaciones desconocidas. Muchos cambios: en tu cuerpo y en tu relación con él, en tu forma de pensar y de pensarte, en el modo de vincularte con otras personas y con el mundo. Muchas cosas nuevas: sentimientos, interrogantes, temores, intereses… Y muchos deseos nuevos: de explorar, de vivir otras experiencias, de adquirir autonomía y de tener mayor intimidad. Hemos hecho este libro con la idea de ayudarte a entender un poco más lo que te está pasando. A lo largo de sus páginas, encontrarás información que darán respuesta a muchas de tus preguntas, despejará algunas de tus dudas y te permitirá saber a qué se deben tantas cosas nuevas. Ojalá te brinde recursos para que puedas expresar lo que sientes y vivir tu pubertad plenamente.
Ahora sí:
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¡a leer!
¿Mujeres y varones: iguales o diferentes? CUANDO NACISTE , te inscribieron en el registro civil
y le dieron a tu familia documentos que certifican tu identidad. En estos documentos figuran tu nombre y apellidos, la fecha y la hora de tu nacimiento, el domicilio de tu familia en aquel momento, tu sexo y ciertos datos más. Excepto por el nombre, que seguramente fue elegido por otros miembros de la familia, todos los demás datos surgieron de distintas observaciones. La hora, por ejemplo, se tomó de lo que marcaba el reloj. ¿Y cómo determinaron tu sexo? Mediante la observación de tus genitales externos: si tienes vulva, habrán registrado «femenino», y si tienes pene, «masculino». Sin embargo, ¿crees que alcanza con ver los genitales para saber si alguien es mujer o varón? ¿Y hay solo dos sexos?
Hay personas cuyos genitales externos no son ni una vulva ni un pene. A estas personas se las denomina intersex y son casi el 2 % de la población del mundo. ¿Te parece poco? ¡Es más o menos la misma cantidad que la de personas pelirrojas!
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¡A experimentar! Busca fotos de cuando eras bebé. ¿En qué te pareces? ¿En qué te diferencias? ¿Te reconoces en la foto que hay en tu DNI?
Se basa principalmente en la observación de los genitales, pero también está definido por otras características. Suelen reconocerse solo dos: femenino y masculino, aunque hay personas que tienen características de ambos.
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¿Qué tienen que ver los genitales? TAL VEZ te parezca que la discusión sobre los sexos es algo
de ahora, pero ya en 1949 la escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir trató el tema en un libro al que tituló El segundo sexo en el que aparece una frase que causó mucho revuelo: «No se nace mujer, se llega a serlo».
¿Qué quiso decir con eso? Para Simone, las diferencias entre mujeres y varones no se relacionan con las diferencias que hay entre sus cuerpos, sino con las diferencias que hay en la forma en la que criaron a unas y a otros. Según ella, ser mujer o ser varón no es cuestión de genitales, sino de lo que los demás esperan de cada persona.
Además, lo biológico –cómo es y cómo se forma tu cuerpo– no se puede separar completamente de lo social –por ejemplo, dónde vives y qué te enseñan en la escuela–. Por eso, afirmaciones como en la que se asegura que «los varones son mejores para el fútbol» dan mucho que pensar: ¿son mejores porque son más hábiles con la pelota o porque apenas empiezan a caminar les dan una pelota y los incitan a jugar con ella?
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¡A tener en cuenta! En el momento de nacer, las personas poseen solo el 10 % de las conexiones cerebrales que tendrán en la edad adulta. Eso quiere decir que la forma de pensar y de tomar decisiones, que está ligada a esas conexiones, se desarrolla a lo largo de la vida y a través de las experiencias. Muchos estudios afirman que las diferencias entre mujeres y varones se deben a diferencias en sus cerebros, pero hay que tener en cuenta que, en general, esas investigaciones se hacen con personas adultas que ya fueron educadas de determinada manera.
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Es el conjunto de las características y los comportamientos que se esperan de una persona según sea clasificada como «mujer» o «varón».
Ser tú misma, ser tú mismo ¿ALGUNA VEZ has hecho algo que no querías solo porque alguien te lo pedía o porque sentías que debías hacerlo frente a su mirada? ¿Alguna vez le has insistido a alguien para que hiciera algo que no deseaba? Comer algo asqueroso, decirle a alguien algo desagradable o participar de una broma pesada son solo algunas de las cosas que se hacen bajo presión o por no defraudar al grupo de pertenencia.
Muchas veces, detrás de estas presiones, hay ideas equivocadas sobre el género que consisten en creer que las pruebas, los desafíos, los castigos o las apuestas sirven para demostrar cuán mujer o cuán varón se es y encajar en algún estereotipo. Antes de embarcarte en alguno de estos retos, podrías preguntarte por qué lo harías y qué es lo que tendrías que demostrar. En definitiva, las cosas que decidas hacer o no hacer deberían depender de ti y no de lo que se espera de ti.
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#MASCUmito Los varones no son sensibles Todas las personas sienten, pero muchos varones están presionados para ocultar sus emociones o se avergüenzan de demostrar sus sentimientos.
#FEMImito Las mujeres son tranquilas La tranquilidad no tiene ninguna relación con el género. Es una característica que tienen muchas personas. Un mito es una fábula, una invención, una ficción…
Sabías que… En algunas universidades aún es frecuente tener que realizar ciertas pruebas de «valentía» para poder ingresar en un grupo, como golpear a otras personas, robar o desnudarse en público.
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