Abandonado, Vasco vagaba por soledades estĂŠriles siguiendo a su propia sombra. De repente, la sombra le indicĂł que doblase la esquina.
ยกJUSTO A TIEMPO!
Vasco siguió deambulando, silbando y canturreando. Su sombra lo llevó al otro lado de la calle. ¡JUSTO A TIEMPO!