Amaneceres
Muy tempranito se despierta el tordo para pintar el cielo con su vuelo.
Con gotas de acuarela, amanecer lluvioso.
Con huracanes de carbonilla, amanecer ventoso.
Con nidos de óleo, amaneceres calmos y silenciosos.
Con brotes de témpera, amanecer del año nuevo que recién comienza.
Viene y va en zigzag:
patas de tinta
alas de collage.
Castillos
En la orilla armo un castillo de abrigo. Bajo la muralla de arena se refugian una constelación de caracoles y una familia de estrellas. No se conocen pero comparten la tarde y la merienda. Luego, arman guirnaldas de espuma y azucenas.
¿Para qué?, algunos preguntan. Solo porque son bellas. Arriba, en la torre más alta del alto muro de arena, el vuelo de una luciérnaga ilumina la noche, teje un camino de luz desde el faro de sus alas.
Afuera, al otro lado del alto muro de arena, un cangrejo recorta con sus pinzas todas las sombras que encuentra. Guarda dentro de su caparazón sombras de caracoles, luciérnagas y estrellas. ¿Para qué?, algunos preguntan. Solo porque son bellas.