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El fantasma del pasado: El ascenso del partido AfD en Alemania

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NARRATIVAS

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EL FANTASMA DEL PASADO, ¿MÁS PRESENTE QUE NUNCA?

EL ASCENSO DEL PARTIDO AFD EN ALEMANIA

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Amediados de septiembre de 2012, varios economistas, preocupados por la estabilidad de la zona Euro tras los rescates económicos a los países en crisis, se unieron para crear un grupo político llamado Wahlalternativ 2013 (Alternativa Electoral 2013). Estos rescates provenían de recursos contribuidos por todos los países miembros de la Unión Europea; esto, para los fundadores de Wahlalternativ, básicamente significaba que los contribuyentes alemanes estaban pagando por el mal manejo económico de las otras economías europeas (CNBC, 2017). Para ellos, había que abolir el euro, pues la zona Euro era insostenible, y estaba destruyendo a los países. No valía la pena seguir invirtiendo altas sumas de dinero para mantener la moneda común europea.

En las elecciones federales de 2013, en las que Wahlalternativ no alcanzó el umbral de 5% para conseguir curules en el Bundestag, el Parlamento Alemán. Sin embargo, ¿quién se hubiera imaginado que de este grupo político iba a surgir el infame AfD (Alternativ für Deutschland – Alternativa para Alemania)? Pues sí. Unos meses después de las elecciones federales Konrad Adam, Alexander Gauland y Bernd Lucke, quienes crearon Wahlalternativ, decidieron ir un paso más adelante y crear un partido político que sí representara lo que ellos buscaban: acabar con la zona euro, promover el uso de las monedas locales y cambiar los requisitos de permanencia en la Unión Europea. Con esto, también buscaban detener el pago de más de 21.7 billones de euros para rescatar la moneda y ayudar a países como España, Portugal, Grecia, Chipre e Irlanda para evitar caer en bancarrota. En sus inicios, se enfocaban en estos aspectos económicos – en buscar únicamente una salida de la zona euro para Alemania.

€21.7 BILLONES PARA SALVAR AL EURO

Sin embargo, las cabezas de AfD entendieron que debían ampliar el alcance de sus propuestas si querían atraer a más votantes. Así, en 2014, para las elecciones del Parlamento Europeo, presentaron la campaña Mut zu Deutschland (Coraje por Alemania). Con este eslogan tomaron el camino del nacionalismo, que resonó entre aquellos que temían la influencia de la Unión Europea sobre la política interna alemana. Más adelante, su campaña se expandió, y trataban temas como una reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para incluir a Alemania entre los miembros permanentes, la protección de la familia tradicional, y la prohibición del aborto. Pero fue en 2015 cuando se convirtieron en el AfD que conocemos hoy.

Hacia 2015, la Guerra Civil Siria obligó a millones de personas a abandonar el país y buscar asilo. Desde ese entonces, alrededor de 1.5 millones han llegado a Alemania, y han sido aceptados por la canciller Angela Merkel, quien “simplemente abrió las fronteras y dejó entrar a todos, sin consultarle a la nación”, como diría Frauke Petry,

líder del partido en 2016 (Der Spiegel, 2016). Para AfD, esta situación llama a una reconsideración de las políticas de refugiados, pues consideran que no son sostenibles para largo plazo, dado que cada refugiado le cuesta al país cerca de 75,000 euros (Deutsche Welle, 2017). Con propuestas como mandar de regreso a los refugiados a los países que abandonaron, retirar de la constitución las garantías de protección y asilo en el país, crear campamentos en otros países para evitar que lleguen a Alemania, y fortalecer las fronteras con otros país de la Unión Europea, AfD buscó acercarse a los ciudadanos alemanes que se sentían que los valores tradicionales cristianos se estaban perdiendo bajo la “islamificación” del

país (Deutsche Welle, 2019), la cual iba cambiar completamente la verdadera cultura alemana. De hecho, no hay que negar que los discursos de AfD han estado marcados por una discreta retórica anti-islam, bajo la acusación de que esta religión no respeta la constitución y las leyes del país, lo que la hace incompatible con Alemania.

1.5 MILLONES DE REFUGIADOS EN ALEMANIA

Pero estas narrativas son las que finalmente permitieron que el partido consiguiera llegar no solo a los parlamentos estatales de Sajonia-Anhalt, Baden-Wurtemberg, Renania-Palatinado y MecklemburgoPomerania Occidental en 2016, sino también al Bundestag en 2017 – y recibió nada más y nada menos que el 12,6% de los votos, 91/709 curules, y se posicionó como el tercer partido en el Bundestag, detrás de el CDU-CSU (Christlich Demokratische Union – Unión Demócrata Cristiana y ChristlichSoziale Union – Unión Social Cristiana) de Merkel y el SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschlands – Partido Socialdemócrata de Alemania) (Arroyo, 2018, p. 70). Estos años marcaron la verdadera llegada de AfD a la política mainstream, a cargos reconocidos en los que podían participar activamente en la toma de decisiones a nivel estatal y nacional.

12,6% DE VOTOS PARA AFD

La consolidación del AfD en Alemania ha traído algunos cambios en el día a día en el país. Como varios partidos de derecha alrededor del mundo, AfD actúa con hostilidad frente a los medios de comunicación tradicionales, por lo que en raras ocasiones permiten que los periodistas accedan a los eventos del partido. Claramente, los cambios que han traído su presencia también se han hecho sentir en las universidades alemanas.

The Lobby habló con una estudiante de Teología Islámica y Enseñanza de Español como Segunda Lengua en la Universidad Eberhard Karls Tübingen. Ella nos comentó que AfD ha empezado

a presionar en su universidad, o por lo menos en el periódico de la universidad – los miembros de la Facultad de Teología han sido víctimas de acusaciones en su contra por parte de militantes del AfD en los periódicos de la universidad; han sido llamados islamistas radicales que buscan tomarse la universidad; les han dicho que no pertenecen ahí. Los comentarios han sido varios, han sido muy específicos, y los estudiantes tienen miedo. Pero se mantienen en la universidad, participando en la Facultad y en el departamento de Teología Islámica, a pesar de las constantes molestias.

€75,000 LE CUESTA UN INMIGRANTE AL ESTADO EN ALEMANIA

Sin embargo, un partido que aprovecha la coyuntura del momento para prosperar es un partido cuya mentalidad prosperará. Después del escándalo de las elecciones de Ministro Presidente del estado de Turingia, se reflejó una realidad que muchos querían ignorar. Thomas Kemmerich, miembro del FDP (Freie Demokratische Partei – Partido Democrático Alemán), ganó el cargo tras una alianza entre el CDU, el FDP, y AfD. Puede no verse como mucho, pero esa alianza trajo una situación que no ocurría desde antes de la Segunda Guerra Mundial: la elección de un candidato conservador con apoyo de un partido de extrema derecha al cargo más importante a nivel estatal.

Porque eso es lo que es el AfD; es un partido de extrema derecha que tomó para sí la crisis migratoria y construyó una plataforma nacionalista que, de alguna manera, ha vuelto a dividir a Alemania, y trae a la superficie, para muchos, recuerdos del pasado Nazi. Sin embargo, AfD está llegando a los ciudadanos de pequeños pueblos que no se ven representados por los partidos tradicionales, que sienten una desconexión con Berlín, y sienten que el gobierno se ha olvidado de ellos por los migrantes. Es un panorama que se encuentra a lo largo de los antiguos estados de Alemania Oriental, y donde se puede ver que, lentamente, AfD está avanzando, dándole voz no solo a aquellos alemanes orgullosos de su cultura – y a los que se ven envueltos en la desigualdad y ven en AfD la oportunidad de compartir su opinión.

Andrea Pineda Estudiante de Ciencia Política y Lengiuas y cultura

“El Islam no pertenece a Alemania”, “¡La libertad de la mujer no es negociable!” (Islamofobia)

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