CORZO MORISCO EL DUENDE DESCONOCIDO

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Julio González Marco Publicado en la revista Caza y Safaris

CORZO MORISCO EL DUENDE DESCONOCIDO El menor de los cérvidos también habita en las sierras gaditanas y malagueñas. La capacidad de adaptación de este pequeño ungulado a la orografía del terreno y a los diversos microclimas que se dan en estas tierras ha provocado algunas particularidades en esta especie que les distingue como “el corzo morisco”.

Moriscos son los musulmanes que habitaron en Espala una vez finalidad la reconquista a finales del S. XV y probablemente la terminología que se aplica a estos exclusivos capreolus, sea una reducida herencia de lo que antaño estos pequeños desarrollaron esta bella morfología. Las poblaciones del corzo de Cádiz y Málaga, forman la última frontera de su especie en su límite suroccidental de distribución mundial. Estas poblaciones jamás han podido


alcanzar un alto índice demográfico como es el caso del norte de España o el resto de Europa y siempre han estado a la merced de los factores climatológicos. Los estudios promovidos por la junta de Andalucía y supervisados por la Estación Biológica de Doñana (CSIC) entre los años 1987 y 2002 permitieron mostrar la existencia de un ecotipo de “corzo andaluz” propio de las sierras de Cádiz y Málaga, que presentan diferencias significativas a nivel morfológico. Los corzos moriscos en su mayoría habitan en la sierra de los Alcornocales (Cádiz) y nos podemos atrever a decir que es una población estable, ya que en los últimos 20 años se ha aumentado el número considerablemente. Lo cierto es que estas poblaciones jamás alcanzarán las altas densidades del norte de España o de Centro-Europa.

El Capreolus Capreolus es una especie curiosa en muchos sentidos. Dependiendo de la zona geográfica en la que viva desarrolla distintos tamaños de cuerpo, variaciones de pelaje o incluso desproporciones en cuanto al cuerpo y la cornamenta, es decir, es un animal que expresa con notoriedad su mimetismo y relación con el medio donde se cría. La alimentación a base de cereales y minerales que ofrece un determinado subsuelo y la fragmentación del terreno condicionará el trofeo al igual que el resto de ungulados.


En la sierra de Grazalema y los Alcornocales (Cádiz) donde habita este moruno, es muy habitual que se den diversos microclimas dentro de la misma área de caza. Este hecho de habitar en terrenos quebrados de helechales y alcornoques, hacen que desarrolle aspectos distintivos entre los de su especie. La alimentación por tanto de aquellas serranías cercanas al continente africano, las cuales ofrecen floralmente peculiaridades como el abeto andaluz o el árbol pinsapo, que puede llegar a medir hasta treinta metros único en el mundo, le da una especial personalidad que se manifiesta en el orden cinegético no sólo en el corzo, los venados también adquieren una cornamenta distinta, similar en proporción y en coloración al morisco.

DISTINCIONES Las diferencias de este duende se dan en diversas variaciones de peso, aumentando o disminuyendo su tamaño según el área donde se desarrolla. Concretamente el morisco se distingue a primera vista del resto no sólo por su tamaño inferior, la cabeza es más ancha y chata, recordando la línea de la cara de los caballos árabes. El pelo es grisáceo durante todo el año y presenta a su vez una ausencia del típico babero blanco en el cuello, a diferencia del resto de corzos españoles y europeos, que en verano adquieren un pelaje más rojizo. VALORACIÓN DEL TAMAÑO DE CORZOS EN DISTINTAS POBLACIONES EUROPEAS ALTURA DE LA CRUZ (cm) Cádiz

MACHOS

HEMBRAS

68

65

Cantabria

75

73

Francia Polonia

73 73

72 73

MACHOS 21 26

HEMBRAS 18 23

Suiza

24

22

Francia

26

24

Alemania

23

22

PESO (Kg) Cádiz Cantabria

REFERENCIA Actual estudio de la ACE Costa. Tesis Doc. Un iversidad de León 1992 ACE Fruzinsky y Col. Acta 28 1983 REFERENCIA ACE Costa. Tesis Doc. Un iversidad de León 1992 Blant. Tesis Doc. Universidad Neuchatel. 1987 Mailard. Bull Of De la Chasse 109.1987 Gest Bayer. J. Zoll. Lond 225. 1988


El corzo es un herbívoro ramoneador. Si nos detenemos en las mandíbulas del moruno se observa como son más cortas y anchas que los europeos del Norte de España, debido a una vegetación mucho más seca y dura. Los corzos no moriscos habitúan a vivir en el bosque o monte y a salir a comer a los prados de cultivo y pasto en los llanos, alimentándose del trigo y alfalfa que siembra el hombre y plantas arbustivas durante el verano, Por el contrario nuestro el morisco vive todo el año en el bosque y sólo come en su territorio, nace en primavera y se alimenta de matorral, hojas de encina, alcornoques, quejigos y jaras. A la cría se le empieza a generar una costumbre y comienza a desarrollar diversos fenotipos de actitud y comportamiento. Hablamos de un corzo mas arisco y huidizo, muy difícil de ver, muy ágil y astuto. El corzo de los Alcornocales suele morir de viejo, su caza es extremadamente difícil, su hábitat y carácter les produce una idiosincrasia distinta y algún que otro cazador también. La situación geográfica de estas tierras están muy próximas a la costa atlántica y mediterránea, con algunas sierras de altura media de 500 m y máxima de 1.100 m en el pico del Aljibe hasta 0 m del nivel del mar en la desembocadura del río Guadamel, aunque no son las alturas lo que busca el morisco sino los “canutos” o bosques de ribera y los grandes valles fluviales, accidente muy común en Los Alcornocales. La temperatura anual disminuye a medida que se avanza en altura y nos alejamos de la costa. La media es de 17ºC en el litoral y en las zonas llanas mientras que en las alturas, las medias oscilan entre 13º y 16º. A pesar de la cantidad de luz que hay en el provincia de Cádiz, estas sierras lideran cada año la lluvia acumulada en España con una media de 1.200 litros por metro cuadrado según la Agencia Estatal de Meteorología. Estás agresivas precipitaciones provocan en la vegetación un alto contenido de vida y masa en los verdes, una flora con hojas alargadas, arbustos frondosos, altos helechales y una gran espesura de monte.

TROFEO Como ya sabemos, el corzo común presenta una cuerna más próxima en la base tendiendo a separarse progresivamente las puntas, es decir largos y abiertos al final. En cambio el corzo en cuestión porta una cuerna negra, recta y muy perlada, unas bases más anchas y al menos una séptima punta, lo que por lo general el morisco presenta un trofeo mas portentoso en volumen no siendo así en peso, lo que supone un problema cuando entramos en comparaciones de calidades registradas con otras comunidades del norte de España o resto del mundo.


Este insuficiente peso viene dado lógicamente por la alimentación. El corzo en el norte como he mencionado antes sale a comer a los cultivos y pastos, nutriéndose de cereales mientras que el morisco se alimenta de monte y arbusto todo el año, sin la menor probabilidad de mineralizar sus cuernos ya que no ayudará a la movilización del calcio y explico el porqué de este último detalle. La calcificación viene provocada entre otras cosas por el foto-periodo, es decir, las horas de luz que reciben, estimulando el aumento de la testosterona, lo que supone un desarrollo de la cuerna con mayor rapidez y mejor calidad. También debemos añadir que al igual que el cuerpo es pequeño, el cráneo es proporcional, si lo comparas con otro trofeo colocado en su metopa, veremos con total claridad como el cráneo es más pequeño en su conjunto. El color oscuro es otra característica propia del morisco, la necrosis de los vasos sanguíneos y de los nervios que tenía la cuerna durante su crecimiento provoca malestar en los corzos y hace que se froten contra el ramaje obteniendo gracias a la resina de los arbustos y la sangre que se desprende del correal, una vez que de desprenden del molesto terciopelo, la cuerna comienza a oxidarse con la luz y el oxígeno obteniendo el característico color negrusco. Una vez descorreado el macho y ostentando su gran poderío en la cabeza, ya está listo para defender su territorio, enfrentándose con gran agresividad a los de inferior tamaño. El ambiente mediterráneo hace que presenten estas diferencias con respecto a otras poblaciones. Sin embargo su condición de especie delicada y exquisita ha dado pie a altibajos demográficos ante fenómenos como cambios bruscos del hábitat, climatología, predacción etc.. Es muy difícil dar con un censo conciso de estos pequeños, pero los estudios aproximados dan una media de 8, 52 individuos / 100 Ha, habiéndose detectado una recuperación desde principios de los años 90, gracias a las medidas de gestión adoptadas para su conservación. El interés en este corzo está aumentando progresivamente durante las últimas décadas, fenómeno que ha dado pie a un gran número de estudios científicos y por supuesto un altísimo interés venatorio.


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