LEOPARDO CON PERRO

Page 1

ÁFRICA Es una de las modalidades de caza más emocionantes y la que mayor porcentaje de éxito proporciona al cazador. Un sistema de caza que precisa un equipo de perros entrenados con la mayor disciplina, evitando el contacto directo con el leopardo y arrinconando la presa hasta bloquear cualquier posibilidad de huida, lo que supone que el cazador debe mostrar su habilidad antes de que el gran felino manifieste su enfado.

POR JULIO GONZÁLEZ MARCO

E

ste mamífero carnívoro es una de las especies más adaptables del mundo. Excepto en desiertos, habita en todo tipo de terrenos, ya sea bosque,

selva, sabana o lugares rocosos. Teóricamente su actividad es nocturna pero realmente el leopardo puede estar acti-vo en condiciones normales durante las 24 horas del día un 50% de su tiempo y un 75% cuando hay escasez de alimento. Esto supone que está dejando rastro en 2

todo su abanico territorial de 8 y 15 km . Tarde o temprano dejará una marca en el tronco de un árbol, esparcirá su orina o frotará su cuerpo en el matorral con tal de marcar su área. Entre tanto este cazador recorrerá su coto a diario; para ello utilizará los caminos que deja el hombre con las ruedas de sus vehículos y localizará mejor sus presas gracias a los quemados

48 / HUNTERS

que evitan que la hierba crezca anárqui-camente. La caza del leopardo con perros se basa por tanto en estos principios, la constante actividad del felino, su territorialidad y su necesidad de comer a diario.

Los perros El equipo de perros se compone por lo general de 6 a 12 blue hounds o el gran sabueso azul de Gasconia. Un perro que goza de un instinto cazador desde antes que se inventaran las armas de fuego. Ha sido entrenado para adquirir una gran capacidad olfativa desde el siglo XIV en Europa para la caza del lobo, del oso y del jabalí, y que con el paso del tiempo ha ido desarrollando otras virtudes en el resto de modalidades venatorias, ya sea en caza mayor o menor.

Esta emblemática raza originaria de la frontera entre España y Francia, en el


LEOPARDO CON PERROS

HUNTERS / 49


‘COMO EN TODAS LAS MODALIDADES VENATORIAS, LA ESTRATEGIA VARÍA EN FUNCIÓN DEL TERRENO. EN SÍ EL CONCEPTO ES EL MISMO, LOCALIZAR RASTRO FRESCO, SOLTAR LOS PERROS, ACORRALAR A LA PRESA Y ABATIRLO CON LA MAYOR RAPIDEZ POSIBLE…’

golfo de Vizcaya (para los españoles) o en el gofo de Gascuña (para los franceses), manifiesta una idiosincrasia de calma y nobleza. Son perros con su rol perfectamente asumido y su concentración y disciplina durante el trabajo está muy por encima de otros perros de rastro. No con esto quiero decir que tengan un olfato ni mejor ni peor, pero sin lugar a dudas muestran más facilidades a la hora de controlar una situación adversa, aunque bien es cierto que necesitan trabajar siempre en grupo. Utilizan distintos latidos en función del olfato percibido. Una de las noches en las que rastreábamos la zona, el grupo comenzó a ladrar indiscriminadamente y vi como sus dueños no se alteraron en absoluto al reconocer que ese latido concreto había detectado una hiena. Lo mismo ocurrió con las civetas y los gatos salvajes, eran latidos largos y profundos, todo lo contrario que con el leopardo, 50 / HUNTERS

siendo cortos e intermitentes. Esto sin duda la podemos extrapolar a los distintos latidos que podemos detectar en nuestras monterías cuando se trata de un jabalí o una res, pero añadiendo la diferencia que los latidos en el caso del leopardo son desde el coche, sin carreras, ni agrupaciones eventuales propias de los perros.

El adiestramiento El adiestramiento de este maravillo cánido comienza a los tres meses de edad cuando su olfato está tan desarrollado y es tan importante para ellos que los olores suelen ser grandes distracciones cuan-do se los quiere entrenar. Sin embargo, se puede aprovechar esto para que los hedores sirvan de refuerzo y ayuden en su aprendizaje. Según algunos autores, las largas y colgantes orejas ayudan a capturar el aire que se levanta del suelo, favoreciendo la capacidad de estos perros a

capturar los olores. Sin embargo, no exis-te ninguna referencia científica de esto, y bien puede ser un mito más de los tantos que rodean a los perros. El aprendizaje de un perro de rastro tiene dos lecciones, el adiestramiento y el olfato. El adiestramiento es lo primero que se le instruye, los expertos llaman a esta primera lección clases de salón. Según para las funciones que vaya a desarrollar el cachorro, con cuatro o cinco meses de edad comienza su educa-ción. En el caso de los blue hounds, pretendemos que sigan el rastro una vez que el hombre haya dado con la huella, que acorralen al gato y que se retiren al primer silbido. En segundo lugar, cuando el perro llega al primer año (siete meses en el caso de las hembras), empezaremos con la segun-da lección; el olfato. Como cualquier otro perro de rastro, utilizaremos pieles reales, (nunca esencias), las cuales utilizaremos


Una correcta preparación de los puestos es fundamental para obtener buenos resultados. No es fácil engañar a los leopardos, cualquier error puede dar al traste con la cacería.

para dejar olor en el terreno donde realicemos los entrenamientos de rastro. A partir de este momento un sabueso debe estar listo a los dos años, aunque todo depende de la intensidad del adiestramiento y de las habilidades del perro. Hay algunos que no rompen hasta los tres años de edad y sorprendentemente se convierten en unos verdaderos fuera de serie.

El sabueso no obstante trabaja en grupo y los pequeños van aprendiendo de los mayores con bastante inteligencia y rapidez, con lo cual a la hora de reciclar el equipo, el trabajo difícil ya está hecho.

La huella La huella será siempre nuestro localizador, sobre este rastro veremos la antigüedad de su paso, el tamaño, el sexo y su dirección. Después de comprobar estos registros podremos hacer una toma de decisiones. La antigüedad es determinada por la limpieza del dibujo, si el perímetro de la huella está perfectamente delimitado podremos saber si es de horas o días, aunque hay factores externos que perjudiquen esta lectura tales como el vien-to o la humedad del suelo. El tamaño y la profundidad de la pisada nos indican el peso y la edad del gato, aunque muy pocas personas pueden saber lo grande o pequeño que es en realidad gracias a esta medición. Para saber si nos enfrentamos a un macho o una hembra, debemos valorar la longitud de la huella, al menos debe tener 10 cm desde el talón al dedo más largo. Si tiene 9,5 o 9 cm es un ejemplar tirable, no grande, pero tirable, en este caso es una decisión que debe tomar el cliente antes de soltar los perros, pero en ningún caso aprobaremos una huella de menos de 8 cm, ya que puede ser un macho joven o bien una hembra.

Si el dibujo completo de la huella no está bien delimitado y el macho es gran-de, al menos el dedo debe mostrar bien su dibujo y es necesario por lo tanto obte-ner una medición siempre de más de tres cm, si el cálculo es menor, será un macho de unos 45 kg, es decir, relativamente pequeño. HUNTERS / 51


‘EL SONIDO DE LOS PERROS LADRANDO EN LA OSCURIDAD ERA INDESCRIPTIBLE, EL RUIDO DEL BUSH, LA EXALTACIÓN DE LOS PERROS, LA EXCITACIÓN DEL GRAN FELINO Y LA EMOCIÓN DEL EQUIPO HUMANO, CONCENTRARON EL SIGNIFICADO Y DIERON RESPUESTA AL ESFUERZO REALIZADO…’

Una sola huella nos puede dar mucha información, dependiendo del suelo podremos ver el rastro completo y si logramos ver todas las pisadas de su dirección, el rastreo habrá sido todo un éxito. Es ahora cuando podremos deter-minar de qué ejemplar se trata con más exactitud. El leopardo prefiere los caminos del hombre para desplazarse con más rapi-dez y silencio cuando está cazando, en este caso podremos estudiar las distan-cias entre paso y paso, lo que nos apor-tará todo lo que necesitamos saber para tomar una decisión con más solvencia. Bien, ahora vamos a El trabajo de los perros es la base del sistema. La labor de selección y adiestramiento de los abuesos requiere tiempo, conocimientos y paciencia.

tratar de obtener el peso de cada ejemplar según la distancia entre la mano y la pierna, lo haremos de forma escalonada. Si la medición desde el centro de la huella de uno de los dos lados con la trasera del mismo lado, da 43 pulgadas (109 cm), estaremos hablan-do de un gran macho entre 83 y 86 kg. Un paso grande de 40 pulgadas (101 cm) dará un macho grande que pesa entre 70 y 80 kg y un paso de 38 pulgadas (96,5 cm) dará un peso entre 55 y 65 kg. Este último a mi juicio, es el mínimo al que deberíamos soltar a los perros, aunque lógicamente comprendo el desesperado conformismo en muchos casos de cazado-res y profesionales. A través de la zancada podemos analizar casi todo lo necesario incluso cuando hemos descubierto que es un ejemplar pequeño, podemos indagar

52 / HUNTERS


en el sexo valorando el ancho del cuerpo. El macho al ser más fuerte y corpulento, tiene los pectorales más grandes y una mayor separación entre los omoplatos, de esta forma ofrecerá una mayor distan-cia entre la pisada de las manos, lo que se traduce en un espacio entre 18 y 20 cm para el macho y menos de 17 cm para la hembra. En cualquier caso, independientemen-te de todas las mediciones que haga-mos hay factores externos intangibles e incontrolables, no somos dueños de los caprichos de estos felinos, un leopardo pierde o gana peso con rapidez y mucha facilidad, al menos en un 15% a la alza o a la baja. En los días de luna llena cuando sus presas adquieren más visibilidad, pierde bastante peso ya que encuentran más dificultades en su estrategia de caza y si hay escasez de comida y está entrando en los cebos de manera estable en tres días ha recuperado su consistencia, es decir, estos datos nos aproximan bastante al tipo de ejemplar, pero como en cualquier trofeo lo que nos pode-mos encontrar es otra cosa, decepción o sorpresa.

PDF to Word

Sistemas de caza Como en todas las modalidades venatorias, la estrategia varía en función del terreno. En sí el concepto es el mismo, localizar rastro fresco, soltar los perros, acorralar a la presa y abatirlo con la mayor rapidez posible, pero según la superficie en la que estamos, tanto los gatos como los perros o si me lo piden hasta el cazador tiene un comportamiento distinto. Vamos a detallar a continuación cuales son los factores a los que hay que atender para adaptar la metodología al terreno. Lo primero que hay que valorar son las necesidades del felino, si tiene mucha comida difícilmente acudirá al cebo, lo que significa que habrá que colocar más cebos. Si en condiciones normales, basta con 4/6 cebaderos, cuando el terreno ofrece una gran densidad de animales pequeños y medianos, tales como babuinos, su carne favorita, duikers, facos, reedbucks o bushbucks y el gato no tienen ninguna necesidad de robar es necesario poner incluso 14 puntos de carne. A veces se ha llegado hasta 45. La caza se complica y el esfuerzo es mayor, ya que revisar los 14 cebos marcados con GPS en un perímetro

de 40-46 km, reciclar y cambiar de posición dichos puntos día tras día, noche tras noche, se convierte en un trabajo agotador. Además, lógicamente no podemos colocar los cebaderos donde nos apetezca, tienen que estar ubicados en lugares altos o bien en las proximidades de un río poco profundo, donde además de ver la huella con facilidad, es el lugar favori-to del leopardo. Claro está que durante ese tiempo el cliente puede dedicarse a otros asuntos, como el de completar su paquete contratado o bien cazar a placer, mientras que el meat patrol (patrulla de carne, como lo hemos denominado en clave de humor) se dedica a encontrar el dichoso rastro.

Pero no olvidemos que el principal protagonista de este sistema es el perro, al cual le influyen factores difíciles de prever y muy determinantes. La presión atmosférica del terreno es una de ellas, una alta presión favorece al olfato, ya que el peso del aire mantiene más tiempo el rastro fresco, por el contrario, una baja presión atmosférica disuelve mejor el aire y afectará negativamente al olfato, ya que el rastro se diluye con más HUNTERS / 53


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.