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A nuestro cocinero Antonio
A nuestro Cocinero Antonio Juan Fernando García Arroyo
Ecónomo de la Corporación
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Nuestra Corporación vive y se nutre a base de la exposición y manifestaciones de sentimientos que al calor de la hermandad se comparten en el cuartel y se muestran sin pudor ni tapujos, siendo el agradable plato común del que todos, sin excepciones, tomamos los manjares servidos en bellas y emotivas palabras, y aderezados con efusivos vivas, abrazos y lagrimas de los que todos bebemos y nos saciamos con agrado. Pero también, es digno reconocer que a la par, reconfortamos nuestras necesidades alimenticias a base de buenas viandas, preparadas con esmero, dedicación y trabajo. Preparaciones culinarias, que han sido elaboradas al calor de los fogones, en el silencio y a la sombra de un sin fin de sartenes, ollas y cazuelos, en las que la labor callada del buen cocinero no se hace notar hasta que el paladar sorprendido nos hace exclamar con agrado, las excelencias de los ricos sabores que día tras día, en almuerzos y cenas, tenemos la oportunidad de degustar en nuestro querido cuartel. Labor que quisiera agradecer desde estas humildes letras a nuestro entrañable y querido hermano cocinero, Antonio Cano , hermano que realizo tal misión durante la friolera de nueve años consecutivos y que en este año de 2004 hemos tenido la gran suerte de poder contar de nuevo con su presencia. De todos es sabido las largas horas que una cocina de cuartel necesita para que todo este preparado y dispuesto en cada uno de los instantes y momentos que se necesite. Pero no es solo su labor profesional la que hoy se valora y agradece, sino su entrega y prestancia, que en el transcurrir del tiempo se ha puesto de manifiesto, siendo hoy además de nuestro restaurador un gran amigo.
En el silencio de la cocina, al amparo de los fogones, Antonio Cano culmina manjares que son favores para el paladar en que terminan.
Y entre el arte de saber y el gusto de la voluntad, el cocinero hace crecer, con especias y buen hacer, el cariño y la amistad.
Gracias Antonio