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Miércoles Santo pontano
Antonio García García
¡Miércoles Santo pontano! Tarde violeta cayendo, al otro lado del río, a la orilla plateada del Genil.
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Las turbas, han olvidado el fulgor de palmas y ramos. Judas traidor, te ha vendido en aquel huerto de olivos. Pedro, tres veces negado, en noche infausta y oscura. Anás y Caifás a un tiempo, junto a Herodes y Pilatos, tu condena han decidido. Barrabás indulto tiene; la chusma, de Ti se mofa. Se cumplen las profecías.
Con tus heridas abiertas, afligido y apenado, una corona de espinas tortura tu frente Humilde.
Cuesta Baena empinada, nueva Vía Dolorosa. A solas tras mi capillo, te miro y te veo doliente, veo en tu dulce mirada, una infinita paciencia para llevar a buen fin, la Redención anunciada.
Te veo sumiso y contrito, frente a mi soberbia fatua; te veo seguro y con calma, ante mi necia desgana. A mis ofensas y burlas, a mi insensatez humana, a mi arrogancia altanera, Tú, resignación proclamas.
Frente a tanto fanatismo, tu modestia, tu recato, y tu dócil mansedumbre conmueven mi triste alma. ¡Señor perdona mis faltas!
La Amargura te Acompaña con dolor y desconsuelo; junto a la Purificación, iglesia de bella traza, una mirada oportuna, a esa cara tan sublime, conforta mi oculta pena, musitando una oración para que Tú intercedas, ante el Humilde indulgente, por la Paz y la concordia, por la armonía entre hermanos.
¡Miércoles Santo pontano, vivido o quizá soñado aquí, junto a este cuartel de la Historia de Tobías, también llamado de “EL PEZ” siendo ya de madrugada, a la orilla plateada del Genil!
16 de abril de 2003
¿Somos verdaderamente Cirineos? Manuel Jiménez García
En los sucesivos años que llevo acompañando a Nuestro Padre Jesús de Nazareno por las calles de nuestro pueblo y entre rezos y miradas a nuestra bendita imagen con su cruz a cuestas, camino del Calvario, me hago la siguiente pregunta: ¿ qué cruz es la nuestra ahora?.
La vida ha cambiado y el mundo progresa. La mayoría de la gente del llamado “mundo industrializado” tiene pan y techo, las necesidades educativas y sanitarias las tenemos cubiertas, incluso los datos del denominado “Estado de Bienestar” nos indican que la mayoría de las familias pueden permitirse pasar unos días al año de vacaciones, ya no hay epidemias como antes...... La verdad es que, hoy en día, nuestra Cruz es ligera.
Mientras pienso todo esto, miro a nuestro Patrón, le veo aplastado por el peso agobiante de su enorme madero y a mi mente llega el recuerdo de la figura del Cirineo: aquel hombre desconocido que pasaba por allí cuando Jesús caía y fue obligado por el centurión a compartir su Cruz...... ¡Qué gran honor!, a él se le otorgó el maravilloso regalo de estar en el sitio justo, en el momento preciso, para compartir con Jesús su Cruz...... ¡Cuánto hubiéramos dado cualquiera de nosotros por haber sido aquel hombre!
Quizá esto es lo que me está diciendo el Nazareno bajo el terrible peso de su madero: Si nuestra Cruz es ligera, hay otras muchas que no lo son y nuestro destino debe ser el de Cirineo.
Cirineos con esos ancianos que viven solos, cirineos con los niños y niñas que no quiere nadie, cirineos con los discapacitados sin atención o sin cariño, cirineos con los que sufren hambre y sed de justicia y de caridad, cirineos con nuestros hermanos que por avatares de la vida se encuentran desconsolados, en definitiva, cirineos con los necesitados.
Como el cirineo, muchas veces, estamos en el sitio justo, en el momento preciso y debemos darnos cuenta que ese viejo, niño, desamparado, necesitado es Jesús y sin excusas, sin echar la vista a otro lado, debemos mirarle a la cara y ayudarle en su Cruz.
No pensemos que nuestra Cruz es ligera, que hemos tenido mucha suerte. Dios quiere que nuestra Cruz sea la suma de las otras cruces.