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13-M

Antonio Ortiz Gama

No se trata de un error, el título está bien puesto, esa es mi intención. En estas páginas también cabrían unas reflexiones sobre lo acontecido en nuestro país el fatídico día 11-M, por qué no, pero yo quiero trasladarlo a dos días más tarde. Un pueblo tan amante de las tradiciones y sus costumbres, que año tras año se repiten de la misma manera porque así nos gusta y de esta forma la queremos, no podía quedar pasivo ante los acontecimientos ocurridos; el pueblo entero había dado muestras el día anterior de su repulsa ante el criminal atentado y de su solidaridad con las víctimas en la mayor manifestación que se haya convocado en Puente Genil. Pero paralelamente el mundo de la “Mananta” hacía su movilización particular y reunía con urgencia al mayor número de representantes posible para de algún modo expresar sus sentimientos y las medidas a tomar, en definitiva declarar un simbólico “luto”. El acuerdo tomado fue prescindir este día 13 de Marzo de la subida a la Ermita de Jesús Nazareno, quedando en manos de cada Corporación el modo de representar la condena que nuestra gente de la Semana Santa mostraba a la barbarie cometida. Una vez transcurrida esta jornada, no puedo más que enorgullecerme de mi gente; el Viernes vi todo mi pueblo en la calle mostrando su tristeza, y el Sábado me consta que no salió, como cualquier Sábado de Cuaresma a desplegar su desbordante alegría y cumplir con un Rito anclado en los tiempos. Los Cuarteles, lugar expreso para vivencias fraternales, donde se manifiesta en estas fechas todos los sentimientos más fundamentales del ser humano: de solidaridad, de esperanza, de amor, etc., no podía quedar al margen y obviar los tristes acontecimientos que golpearon a nuestros compatriotas, a nuestros vecinos, a nuestros hermanos. Pero, evidentemente, yo no puedo dar fe de otra Corporación que no sea esta, La Historia de Tobías, de la que me siento especialmente orgulloso por la posición que adoptó cerrando sus puertas, y por ese pequeño detalle, incluso insignificante ante tantísimos homenajes realizados en todo el territorio, pero muy importante para nosotros, como fue conceder la pata de la Vieja Cuaresmera a la memoria de las victimas.

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El Pez, con su presidente a la cabeza, no puede consolar a los afectados, pero su corazón está con ellos, el dolor de ellos está con nosotros. Lo que tanto pregonamos en este recinto durante estas fechas, no es otra cosa que la doctrina de Jesús, doctrina que en nuestro deseo está, llegue de una vez por todas a todos los rincones de la Tierra y en lo posible lime el odio que el ser humano se tiene a sí mismo.

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