LA PRESA DE LOS HERREROS, ¿SÓLO UN PROYECTO MÁS? Por Juan Lizárraga T. NOROESTE, 5 de diciembre de 1980. Pánuco, en el futuro puede ser —y todo indica que lo será— un "milagro económico". La minería es su más fuerte cimiento, ya construido, y sus habitantes están dispuestos, en la medida de su capacidad, a edificar el resto, pero mucho material debe otorgarlo el gobierno, tanto federal como estatal y municipal, para explotar los recursos turísticos naturales y la industria forestal. Como pequeños adornos quedarán la agricultura y la ganadería. Promesas hay y las ha habido siempre. Afortunadamente, y esto significa mucho, la confianza de que se harán efectivas, crece día a día. El más ambicioso programa es la construcción de un complejo turístico en la Presa de los Herreros, situada a siete kilómetros del poblado, en un paradisiaco lugar de la sierra. Lo inhóspito del sitio lo hace a uno suponer que más allá de Pánuco no hay quien se atreva a vivir, y sentirse un Cristóbal Colón navegando perdido entre las montañas y al llegar a la presa gritar "¡lago a la vista!". Pero, aunque es materialmente imposible llegar al lago en automóvil, varios de los campesinos que viven sierra dentro llegan a sus moradas en altas camionetas. En una de ellas, propiedad de Néstor Cabrales, llegamos hasta el lago donde está la presa y en los alrededores hay botes vacíos de cerveza y ladrillos acomodados donde los visitantes preparan las comidas. En una pileta del lugar había letreros de los llamados "cholos" ensalzando el "Barrio 10". Durante el trayecto, nuestro guía nos hizo una apología de lo rústico. "Todo lo antiguo es bueno, fuerte", nos declara mostrando las tortillas que engullíamos en su casa, pero las ponía como ejemplo para caracterizar a la presa.