Cruz Lizárraga generalizó el gusto por la banda en México Antes no las querían en ningún evento social, ahora la buscan La banda no busca solo entretener, sino hacer bailar a las parejas Juan Lizárraga Tisnado NOROESTE-Mazatlán, 3 de febrero de 1984.“ Antes a las bandas no las querían en ningún evento social y ahora, las mejores fiestas en Durango, las mejores fiestas en Jalisco, las mejores fiestas en Monterrey, las mejores fiestas en Michoacán, las mejores fiestas en Nayarit, las mejores fiestas en todo México, se hacen con la banda”. Cruz Lizárraga es quien afirma lo anterior y no tiene empacho en decir que todo ello se debe a él, aun cuando no se le haya reconocido por las autoridades oficiales, pero sí por el pueblo. Sencillo, el hombre de El Recodo, quien de pasada inmortalizó e hizo famoso el nombre de su lugar de origen, nos platica en su hogar, en una sala donde se pueden observar un comedor de Concordia, sobre la pared una vitrina con multitud de trofeos y en una esquina de la casa una cantina: “Yo no tomo, pero quiero que mis amigos sean bien atendidos, por eso ves tanta botella ahí”. En su niñez y en su adolescencia, Cruz Lizárraga nunca pensó que alcanzaría el renombre que actualmente tiene. Le gustaba la música, sí, pero arriando vacas y cortando el pelo no podía llegar a ningún lado, menos con la oposición de su padre, quien no quería que fuera músico porque era un oficio poco decente. “Músico”, como que no suena igual a “ingeniero”, “arquitecto” o “licenciado”.